Pablo Orlando Vergara Toledo
Antecedentes del Caso
Pablo Orlando Vergara Toledo
Nació en Santiago de Chile el 7 de septiembre del año 1963, en un hogar que lo recibe con amor y alegría. Tiene una infancia llena de estímulos y crece rodeado de sus hermanos Eduardo, Rafael y Anita y en un sector donde tiene
muchos amigos.
Es un niño tranquilo, alegre, responsable, estudioso, le gusta investigar, ir al fondo de las cosas. Sus primeros estudios los hace en la Esc. de Educación básica N° 50 de Santiago. Los estudios secundarios los realiza en el Liceo Don Bosco. Y para los estudios superiores queda aceptado en la Universidad de Santiago, donde estudia Ingeniería.
Siempre está pendiente de los demás, ayudando a sus compañeros en los estudios, apoyando a sus amigos en la población. Tiene una gran sensibilidad frente a las injusticias que se viven a diario con la dictadura y frente a ellas
actúa, participando activamente en las organizaciones juveniles del sector de la Villa Francia. Es respetado y querido por jóvenes y adultos como un líder natural.
Cuando entra a la universidad conoce el Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, al que ingresa comprometiéndose seriamente en la lucha antidictatorial y entrando de lleno en la mira de los organismos represivos.
En julio de 1984 es allanado su hogar desde donde es sacado violentemente por la policía y llevado a la 218 Comisaría, donde es interrogado y torturado por la CNI. Después de esto debe abandonar su hogar.
En marzo de 1985 asesinan a sus hermanos Eduardo y Rafael y él debe partir al exilio junto a su hermana Anita. España los acoge. Allí realiza una campaña de denuncia de los asesinatos de sus hermanos.
Vuelve a Chile en forma clandestina en marzo de 1988. El 5 de noviembre de 1988 aparece muerto junto a Araceli Romo en el Cerro Mariposas de la ciudad de Temuco por la explosión de una bomba. Tiene 25 años.
Fotos y relato reproducido de material distribuido durante el aniversario de su asesinato en 1992.
Pablo Vergara Toledo
Fecha de Nacimiento: 1963
En agosto de 1984 el hogar es nuevamente allanado. Esta vez se llevaron a Pablo, quien fue interrogado y brutalmente torturado por carabineros y personal de la CNI que llegó a la 21a. Comisaría. En la tarde fue dejado libre sin cargos.
Después del asesinato de Rafael y Eduardo, nuestros dos hijos que nos quedaron con vida. Pablo de 22 años y Ana Luisa de 16 años, fueron a tal punto amenazados que debieron salir del país, después de los hechos del 29 de Marzo.
CODEPU
Una copia electrónica de este libro se encuentra en:
http://www.derechos.org/nizkor/chile/libros/sobarzo/vergara/intro.html
Fuente :“Hermanos Vergara Toledo” Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo
Araceli Romo luchó contra la dictadura, con toda la fuerza, la entrega, y la generosidad de la mujer chilena, destacándose desde muy joven como dirigenta poblacional en el sector sur de Santiago. Esta madre joven, terminó sus días tras una explosión en el cerro de Temuco La Mariposa. Así, ella que en paradoja era casi una mariposa, muere en un día de lluvia junto al joven combatiente Pablo Vergara, a quien rendimos también un homenaje. Cabe señalar, que la bomba que los dejó desangrados en los charcos, bien pudo ser activada por un esbirro de la dictadura, fue lo que hicieron cuando quemaron a Rodrigo Rojas De Negri, dijeron que "se había autoinmolado", sólo que a la otra que quisieron asesinar también junto a él, la compañera Carmen Gloria Quintana, se salvó y pudo denunciarlos. Con Pablo Vergara y Araceli, no hubo testigos, y si fueron asesinados por un puñ de perros, como en tantos otros casos, quedarán en la impunidad.
Extracto del Libro: Muerte y Desaparición Forzada en la Araucanía: Una Aproximación Étnica
...En la noche del 5 de Noviembre de 1988, tras una fuerte explosión cercana a una torre de energía eléctrica en el cerro Ñielol de Temuco, se encuentran los cadáveres mutilados de Araceli Romo y Pablo Vergara, militantes del MIR. La prensa difunde que murieron al colocar una bomba. Los grupos de Derechos Humanos evidenciaron numerosas incoherencias en la versión oficial: Las piernas de Araceli no mostraban lesiones de bomba pero desde la cintura para arriba no quedaba nada del cuerpo, lo cual es imposible suponiendo que el artefacto explotara mientras ella estaba agachada manipulándolo; Araceli vestía zapatos de tacón, impropios para una misión así; las cédulas de identidad estaban intactas pese a que los cuerpos estaban destrozados; los estopines eléctricos y detonadores encontrados no servían para ese tipo de acción; y se usó TNT del que sólo disponía el ejército.
Prensa
Este 29 de marzo se conmemora Día del Joven Combatiente, fecha que recuerda el asesinato de los hermanos Vergara Toledo, militantes del MIR, a manos de la dictadura militar, que intentó ocultar el crimen.
El diario La Nación, férreamente controlado por la dictadura militar, informó el 30 de marzo de 1985: Dos antisociales mueren al enfrentar a Carabineros.
A continuación el texto de la noticia señaló:
-Un funcionario de Carabineros resultó herido y dos civiles, con antecedentes delictuales, perecieron anoche durante un enfrentamiento registrado en La Villa Ferroviarios, en el sector de Las Rejas con Cinco de Abril de esta capital. De acuerdo a lo informado por fuentes policiales, el carabinero herido es el cabo, Marcelo Muñoz Cifuentes. Los antisociales abatidos fueron identificados como Rafael Vergara Toledo de 18 años y Eduardo Arturo Vergara Toledo, de 18. Las primeras informaciones indican que alrededor de las 19.15 horas los dos delincuentes asaltaron un negocio en la Villa Kennedy, huyendo. Al ser interceptados por la policía, que los persiguió hasta Ia Villa Ferroviarios, se produjo el enfrentamiento a balazos.
Como en muchos otros casos similares, lo informado no era cierta. Los servicios de inteligencia del gobierno del general Augusto Pinochet, y también las policías, manipulaban los asesinatos políticos tratando de ocultarlos como hechos delictuales. Los organismos defensores de los derechos humanos y toda la oposición los denominó “Falsos enfrentamientos”.
Esa misma noche del 29 de marzo de 1985, en la comuna de Lo Barnechea, fue asesinada por agentes de la CNI la militante del MIR Paulina Alejandra Aguirre Tobar.La Brigada Azul de la CNI seguía de cerca a los miristas de la Fuerza Central y a los hombres y mujeres que habían integrado las redes de apoyo a los guerrilleros de Neltume. Una de aquellas mujeres, Paulina Aguirre Tobar (“Luisa”), 21 años, arrendó a comienzos de 1985 una cabaña de madera en el interior de una parcela, en calle Pastor Fernández 16.100, en Lo Barnechea. La misma vivienda había sido alquilada antes por una mujer de unos 30 años, que dijo ser fotógrafa y a quien visitaba un hombre de la misma edad. En las noches, los vecinos sentían que martillaban, como si estuvieran realizando un trabajo de carpintería. La mujer abandonó la cabaña sorpresivamente al día siguiente de un robo en una casa vecina que motivó la presencia de personal de Investigaciones.
El terremoto del 3 de marzo agrietó la única pared de cemento de la vivienda habitada por Paulina. La dueña, quien residía en la misma parcela, le pidió a la joven que se acomodara en una pieza de su casa mientras reparaban la cabaña. Pero ella optó por trasladarse a la casa de su abuela, en la Villa Cumbres Andinas, en Macul.
El 27 de marzo, los maestros que efectuaban las reparaciones debieron derribar la pared dañada y en el interior de un tabique de madera descubrieron paquetes de municiones. Alertaron a la propietaria y ésta dio aviso al Ministerio de Defensa. Al lugar llegó un equipo de la CNI, que dejó una guardia permanente esperando el regreso de Paulina.Según la versión entregada por la CNI, Paulina regresó el 29 de marzo, a las 23.15 horas. Cuando la joven abrió la puerta del antejardín, le habrían ordenado que se detuviera e identificara. Entonces, ella habría sacado un arma de su bolso con la que disparó a los agentes. Al repeler el ataque, éstos la habrían herido mortalmente. El informe de autopsia registró ocho entradas de bala, dos de las cuales le atravesaron la cabeza. La muchacha pereció al instante. La investigación realizada durante el proceso reveló que Paulina estaba siendo seguida con anterioridad, que iba desarmada y que la asesinaron a sangre fría. La primera luz para dar con los autores la proporcionó una agente de la CNI, Ema Verónica Ceballos Núñez, perteneciente a la Armada, quien declaró que el operativo en El Arrayán fue comentado en la Brigada Azul por un sujeto denominado “El Paco Aravena”, quien estudiaba Leyes y se jactaba de haber dado muerte a la joven mirista. Otro agente reveló que Paulina Aguirre era seguida desde hacía un mes. Ema Ceballos reconoció luego al “Paco Aravena” en una serie de fotografías que le mostró el juez Juan Guzmán Tapia, identificándolo como Miguel Ángel Soto Duarte. Resultó ser el agente que disparó las balas que provocaron la muerte inmediata de la muchacha. Cuando ya había caído, los agentes Alejandro Astudillo Adonis y Jorge Andrade Gómez le siguieron disparando. Álvaro Corbalán y el entonces capitán Krantz Bauer, quienes dieron las órdenes, siguieron paso a paso el “operativo” y se encargaron del montaje posterior para simular un enfrentamiento.
La joven pidió ingresar al MIR a los 15 años. Había visto a su padre, Luis Aguirre Smith, torturado en Calama y después preso en la Penitenciaría de Santiago. Su tío Pedro, trabajador de Chuquicamata, estuvo recluido en la cárcel de Copiapó y su tío Carlos Acuña Álvarez fue fusilado en Antofagasta.
El 20 de julio de 2005 el ministro en visita Jorge Zepeda dictó condenas contra cinco ex agentes de la CNI, como responsables del homicidio calificado de Paulina Aguirre Tobar. Los culpables eran el mayor (r) de Carabineros Miguel Soto Duarte (“El paco Aravena”), condenado a cinco años y un día; el suboficial (r) de la FACh, Alejandro Astudillo Adonis, a tres años y un día; el mayor (r) del Ejército Álvaro Corbalán Castilla, cinco años y un día; el teniente coronel (r) de Ejército Krantz Bauer Donoso, a cinco años y un día); y, el teniente coronel (r) Jorge Andrade Gómez, subcomandante del cuartel Borgoño.
Se aclaran los hechos
Tras la muerte de los hermanos Vergara Toledo, en los días siguientes, poco a poco, se fue conociendo la verdad de lo ocurrido en el caso de los hermanos Vergara.
El padre de los jóvenes, Manuel Vergara, relató:
-Parece que Rafael no murió inmediatamente. Parece que lo arrastraron, los juntaron y Rafael, el más chico, estaba vivo todavía y estiró la mano para tomar a su hermano y ahí murió... Para mí eso me da una gran satisfacción... como los hijos, los hermanos... es posible que se quieran tanto de dar la vida por el otro; de tratar de acercarse... eso para uno como padre realmente lo hace sentirse bien.
“No entendemos por qué ese día ellos estaban juntos. Creemos que se juntaron por algo efectivo. Estuvieron todo el día en el sector, mucha gente los vio, visitaron amigos y familias. Sabemos dónde tomaron desayuno, sabemos que Rafael jugó con algunos niños. Después supimos que la Tenencia Alessandri recibió una llamada telefónica a las siete y cuarto de la tarde sobre la presencia de sospechosos en el sector.
“Carabineros ordenó que se detuvieran y según algunas personas, no se detuvieron... arrancaron, el furgón los siguió pidiendo refuerzos; los acorralaron y un carabinero disparó obligándolos a huir hacia donde los estaban esperando y ahí los acribillaron. Eduardo murió instantáneamente, Rafael quedó herido, fue subido al furgón y rematado ahí. Posteriormente su cuerpo fue arrojado junto al de su hermano”.
Roberto Bolton, un prestigiado cura obrero, sacerdote diocesano, escribió más tarde un testimonio donde expresó:
-Al atardecer del día 29 de marzo de 1985, en los sectores populares de la ciudad de Santiago, donde se esparció como un reguero de pólvora la noticia: “mataron a Eduardo y Rafael Vergara!", se produjo una especie de espasmo de tragedia, de dolor, de indignación y de impotencia. Carabineros había asesinado a dos de los mejores y más queridos elementos de la juventud de la zona oeste de la capital”.“La eucaristía que celebré al día siguiente en la Villa Francia, en el pequeño altar que situamos entre los dos cuerpos, es la más estremecedora que he celebrado en casi cuarenta años de sacerdote”.
El funeral del día 31; el traslado de los restos en hombros de sus compañeros, desde Villa Francia hasta la Iglesia de Jesús Obrero; la eucaristía que allí se concelebró por decenas de sacerdotes en medio de una muchedumbre que el vasto templo no pudo contener; la marcha, después, al cementerio entre banderas, aclamaciones, consignas y cantos, fueron actos que revistieron una mezcla de fe pública religiosa y de combatividad vibrante pocas veces vistas.
Después, todos los meses, el día 29 de marzo, hubo en la Villa Francia, hoy comuna de Estación Central, una romería, un acto o una celebración en el lugar donde vivieron y donde murieron los Vergara, siempre significativa y activamente presididas por Manuel y Luisa, sus padres. Cada vez, y poco a poco, estos actos se fueron transformando en un proceso, que -no está muy claro cómo- concluyó en el Día del Joven Combatiente ya bien transcurridos los años 90’, tras el retorno de la democracia.
La familia Vergara Toledo era muy católica y de gran actividad en las comunidades cristianas de base de la zona poniente de Santiago. Los hijos, sin embargo, optaron por el camino revolucionario para luchar contra la dictadura militar e ingresaron al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, donde formaron parte de las milicias de aquel grupo político.
Tres años más tarde, el 5 de noviembre de 1988, otro hermano Vergara Toledo, Pablo Orlando, de 25 años de edad, fue abatido en una acción de propaganda armada del MIR en los alrededores de la ciudad de Temuco. Junto a Pablo, murió también la joven Araceli Romo Álvarez, de 26 años.
Fuente :interferencia.cl 17/6/2021
En un Santiago completamente en cuarentena y con un polémico toque queda decretado por el Gobierno en el marco de las estrategias políticas y sanitarias para detener el alza en los contagios por COVID-19, conversamos con Manuel Vergara (84), padre de Eduardo y Rafael Vergara Toledo, los jóvenes militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria asesinados por Carabineros el 29 de marzo de 1985, acerca de una nueva conmemoración del Día del Joven Combatiente, fecha en la que se recuerda a los hermanos.
En la capital, las grandes avenidas están vacías y el clima otoñal se apodera poco a poco de Santiago. Al mismo tiempo, los militares ya cumplen un año –al igual que el toque de queda– controlando accesos y calles en el país. Es la antesala en la que se alista la conmemoración de un nuevo aniversario del Día del Joven Combatiente.
Manuel me espera puntual a la hora indicada. A pocos metros de su casa hay un furgón de carabineros estacionado. Anita, hija Manuel, comenta entre vistazos a la unidad policial que han sido acosados y grabados por los funcionarios policiales durante los últimos días, en la víspera de un nuevo 29 de marzo.
Nos sentamos en el patio de la casa de la familia Vergara Toledo. Un amplio jardín y un enorme cuadro en homenaje a los jóvenes luchadores asesinados ambienta el lugar. Manuel, frente de mí, se saca la mascarilla y se acomoda para responder las preguntas en torno a una nueva conmemoración del Día del Joven Combatiente, el proceso constituyente, la tan bullada entrevista televisiva a Mauricio Hernández Norambuena (alías comandante Ramiro), y la represión policial.
Ya son 36 años desde el asesinato de Eduardo y Rafael. Esta vez vivimos un momento distinto, estamos en medio de una pandemia y con fuertes restricciones.
– Mira, en las redes sociales han convocado a diferentes protestas y actividades en los territorios a partir de las ocho y media de la noche. Como la movilidad está reducida y las calles militarizadas, no podrán llegar a la Villa Francia, pero se han organizado las mismas personas para conmemorar a Eduardo, Rafael y tantos otros jóvenes que han sido asesinados por los agentes del Estado. Lo bonito de esto es que la misma gente es la que se organiza para conmemorar a los chiquillos, los mismos jóvenes los tienen muy presentes a ellos y eso es muy lindo para nosotros. Que los jóvenes recuerden a nuestros hijos, que las cartas de Pablo aparezcan en todos lados nos emocionan. Nuestros hijos viven en los jóvenes que salen a manifestarte y a luchar. Y que son buenas personas, porque nuestros hijos eran buenas personas.
Pablo Vergara Toledo fue el primero de los tres hermanos en ingresar al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Luego del asesinato de Eduardo y Rafael, partió al exilio junto a su hermana. Regresó a Chile de forma clandestina en marzo de 1988. El 5 de noviembre del mismo año aparece muerto junto a Araceli Romo en el Cerro Mariposas de la ciudad de Temuco. La versión oficial entregada por la dictadura señala que Pablo y Araceli murieron al emplear artefactos explosivos en una torre de alta tensión. Sin embargo, en el lugar se encontraron las identidades intactas en cuerpos que resultaron dinamitados. Ambas muertes permanecen en impunidad.
Hace un par de semanas, el comedor popular Luisa Toledo –nombre en honor a la esposa de Manuel–, lugar donde un centenar de vecinas y vecinos de Villa Francia y sus alrededores han obtenido ayuda y alimentos en medio de la grave crisis social y sanitaria fue violentamente allanado por Fuerzas Especiales de Carabineros.
– ¿Para ustedes cuál es el significado de dicha acción policial?
– En ese lugar, “la escuelita” como nosotros la llamamos, constantemente van niños a jugar ahí también. Para mí, el motivo fue violentar a la gente y producir temor. Son acciones de represión, no encontraron nada. Había puras pelotas, se robaron pelotas, una bicicleta, guantes, hicieron tira donde se amasa el pan. Eso es maldad. Hicieron lo mismo en varios comedores populares más.
Manuel comenta que toda la Villa Francia se enteró del allanamiento que dejó varios daños materiales en un lugar que ayuda a la comunidad y 28 personas detenidas, entre ellas varios menores de edad. Ese día, señala Manuel, “abuelos, padres, jóvenes y niños salieron a manifestarse en repudio de la acción policial. Fue una respuesta espontánea a la represión”.– Constantemente hemos podido verlos, a Luisa y a ti, acompañando a quienes han sufrido la violencia policial o acercándose a actos conmemorativos de quienes han sido asesinados por los agentes del Estado a partir del estallido social. ¿Se sienten identificados con ellos?
Sí, porque son otros hijos nuestros. Uno se compara con los papás de ahora, es terrible que te maten hijos, a nosotros nos mataron tres. ¡Eso es terrible! Por eso vamos a acompañarlos, porque el dolor es muy grande cuando te matan a una persona, cuando te hieren de gravedad. A nuestra casa vino Gustavo Gatica, su mamá nos mandó una arpillera. Nosotros nos vinculamos con la gente que más sufre y sufrimos con ellos. Esa es la verdad. Nos sentimos papás de muchos. Tenemos muchos hijos y los queremos a todos.
Manuel se emociona al momento de hablar de todos los hijos que tienen. Han señalado en varias oportunidades con Luisa que Eduardo, Rafael y Pablo viven en nuevas generaciones de luchadores populares.– Durante las últimas semanas, Fiscalía ha cerrado casi la mitad de causas por violaciones a derechos humanos durante el estallido social y solo una ha tenido condena. La impunidad post dictadura se perpetuó y naturalizó. ¿Cree que esta vez la impunidad también se perpetuará?Yo creo que sí, por eso debemos cambiar el sistema. El otro día me invitaron a un foro donde querían poner en la nueva Constitución cosas más específicas de los derechos humanos. Creo que en este momento hay leyes, hay normas, hay decretos que permiten que se respeten los derechos humanos, pero es una cuestión política, nada más. Podemos tener un montón de leyes que favorezcan las expresiones populares, pero este Gobierno se las echa al bolsillo, se enjuaga la boca con los derechos humanos. No los respetan y hay mucha impunidad. Esto realmente va a cambiar cuando tengamos un gobierno popular, un gobierno de los pobres, un gobierno de los sin poder. Tenemos que creer que es posible, que es posible hacerlo y no queda otra. Por eso yo creo en los jóvenes.Manuel me sorprende, no alcanzo a realizar la pregunta, pero él la responde sin saberla. Hace unos días, fue muy bullada una entrevista a Mauricio Hernández Norambuena. La UDI creó un remezón político a partir de la misma. Para el conglomerado político de derecha, resultó inaceptable que el comandante Ramiro tuviera libertad de expresión. Por otro lado, los candidatos presidenciales Daniel Jadue y Gabriel Boric señalaron que no era un preso político. Manuel se aleja de las posiciones mencionadas.( extracto)
Fuente :lavozdelosquesobran.cl 28/3/2021
Mientras la oligarquía chilena parece tener una conciencia de clase «por defecto», induce a sus mal comidos, mal dormidos y patologizados a creer un cuento donde su presente y futuro depende exclusivamente de ellos. Un relato donde la responsabilidad de sí está desprovista de sentido político, obturando reconocer que no sólo las personas viven como piensan, sino que también piensan como viven.
Una sarta de vociferantes disputan la guaripola del desfile de reels y shorts, insultando la inteligencia de cualquiera. La diarrea de testimonios y tips versión criptobro, mindfulness, autoayuda o lo que venga, soslaya informar que que en el país donde fortunas alcanzan montos exorbitantes, la mitad de sus trabajadores/as gana menos de $583 mil y los dos tercios percibe menos de $780.000 líquidos. Esquiva reconocer que la tasa de informalidad laboral alcanza casi el tercio de la población activa del país (26,1%, según el INE), es decir, carece de las mínimas garantías laborales propias de un contrato. Ignoran que a partir de la última Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT), investigadoras de Fundación SOL establecieron que «la pobreza de tiempo general aumentó de 43,5% a 45,9% en los últimos 8 años», es decir, se incrementó la cantidad de personas que destina más de 67,5 horas a la semana a trabajos remunerados y sin mediar pago, cuestión que afecta de sobremanera a mujeres.
Esta realidad obliga a reconocer que los problemas sufridos en la propia carne, son también producto de un orden injusto, imprescindible para el empresariado que nunca dejó de organizarse en entidades gremiales, y desde ellas mismas cabildeó para establecer una normativa que convirtió a los sindicatos en casi un ornamento y a sus huelgas en actos irrelevantes. Al tiempo que el empresariado se organiza por rama productiva, la clase trabajadora es empujada a la desunión y la desconfianza entre sí. Mientras son consultados periódicamente por la clase política, las y los trabajadores sólo tienen la protesta como medio para disputar incidencia, con costos cada vez más gravosos en represión y criminalización de sus acciones.
La figura de los hermanos Eduardo y Rafael Vergara Toledo persiste como una seña de dignidad y decencia en medio de un momento adverso. El relato de su corta vida transcurre a través de imágenes granuladas de un Chile muy distinto, pero que interpela a los y las jóvenes que buscan respuestas ante una incertidumbre compleja y a quienes tienen el decoro de reconocer en los escasos derechos, la lucha y el esfuerzo colectivo pretérito.
A continuación transcribimos un extracto de Juntos como hermanos, escrito Luisa Toledo Sepúlveda y Manuel Vergara Meza, madre y padre de los jóvenes que el 29 de marzo de 1985 a las 190:30 en la comuna de Estación Central, fueron interceptados por una patrulla de carabineros y ejecutados en el lugar. El mismo día en que asesinaron a Rafael y Eduardo, en Lo Barnechea, agentes de la CNI acribillaron a la militante del MIR, de 20 años, Paulina Alejandra Aguirre Tobar, «en una emboscada disfrazada de enfrentamiento», como lo determinó el Informe Rettig. De este modo, la fecha quedó designada como un momento conmemorativo, como un día de protesta, como el Día del Joven Combatiente.
Tres años más tarde, el mayor de los hermanos Vergara Toledo, Pablo Orlando, de 25 años de edad, murió en una acción de Resistencia el 5 de noviembre de 1988 en los alrededores de Temuco. Junto a Pablo, murió también la luchadora Araceli Romo Álvarez de 26 años.
Los asesinos de Eduardo y Rafael fueron condenados en agosto del 2010 en fallo de la Corte Suprema que rebajó las penas que le había aplicado en primera instancia el ministro que investigó la causa. Los criminales Alex Ambler Hinojosa y Francisco Toledo Puente recibieron 7 años de prisión, ya cumplidos, y Jorge Marín Jiménez recibió la condena de 10 años y 1 día de presidio, pero en febrero de 2017 la misma Corte Suprema le concedió el beneficio de la libertad, es decir, ni siquiera cumplió la pena efectiva. Luisa y Manuel se convirtieron en símbolos de la lucha contra la impunidad y la injusticia.
Juntos como hermanos
"Tenemos que aprender a ser generosos, dejar las trabas atrás; ser sencillamente consecuentes con nuestros principios, con nuestro ser; seguir adelante sin mirar atrás, sin mirar lo perdido; Porque más adelante, en un futuro no muy lejano, tendremos la felicidad de estar juntos, de ser uno sólo y seremos felices; seremos tan dignos de la felicidad". (Rafael Vergara, Carta a su familia, 1984).
Historia de persecución y muerte
Nuestros hijos nacen en esa población donde siempre hemos vivido: Pablo en 1963, en 1965 Eduardo; en 1967 Rafael y Anita, nuestra hija menor, en 1968. Nuestros hijos crecieron en Villa Francia. Pertenecíamos, en esa época, al Movimiento Obrero de Acción Católica (MAC) que asesoraba el sacerdote Alfonso Baeza. Trabajábamos con matrimonios jóvenes y desarrollábamos una acción muy comprometida con la gente. El padre conoció a nuestros hijos, estuvo muy cerca de nosotros… A mí me mostró un mundo distinto y un Cristo vivo.
En esa población nos tocó vivir, junto con los niños, tiempos de importantes reformas con el gobierno de la Democracia Cristiana (DC) y fuimos parte del proyecto revolucionario de la Unidad Popular. Desde chicos nuestros hijos participaron en todo junto con nosotros. Tuvimos mucha suerte, siempre nos vimos rodeados de gente muy valiosa, muy buena y los niños se criaron en medio de todo esto. Durante los tres años de gobierno del Presidente Allende, cuando los niños eran chicos, vivimos en el sector una experiencia extraordinaria con gente valiosa, sin sectarismos.
Eduardo y Pablo fueron a una Escuela Experimental de Educación Artística. Allí Eduardo recibe la influencia positiva y estimulante de una educación personalizada y descubre sus condiciones para la música. Con entusiasmo se expresa a través de la flauta y del violín, instrumentos que tiene la escuela. Gracias a su perseverancia y dedicación alcanza una madurez intelectual que sus maestros captan, promoviéndolo de 4º a 6° año básico, lo que le permite llegar a estudios secundarios a los 13 años. Por haberse suprimido el sistema de becas en la Escuela Experimental debe abandonar sus instrumentos de música y continúa sus estudios secundarios en el Liceo de Aplicación «F. Hanssen» de Santiago.
Rafael es libre por naturaleza. Desde el desgarbo de su vestimenta con los tirantes caídos, el calzado al revés, hasta el lenguaje que usa a su antojo, hablaba de «casas ancianas», de «gatos con pelos peludos», de hacerle la «florcita» a los cordones de los zapatos. Inquieto e intruso, a menudo se mete en problemas, se sube a los árboles, a las paredes, al techo de la casa. Su abuela lo llama »el sin destino», apodo que hace mucha gracia al sacerdote Alfonso, amigo de la familia, quien siempre lo llamará así hasta cuando ya es un joven. Es por sobre todo muy sensible al sufrimiento de los demás. En distintas oportunidades fueron acogidos en nuestro hogar algunos niños cuyas familias estaban en aflictiva situación. Rafael los quiso mucho, tratándolos como hermanos. Víctor, Carmen, Rene, José Luis, el pequeño Nene, encontraron en Rafael un amigo que los trataba con delicadeza y respeto.
Como todos los chilenos, fuimos testigos del derrocamiento del Gobierno Popular. Inmediatamente después del Golpe nos integramos a la Comunidad Cristiana «Cristo Liberador», donde encontramos un espacio de libertad donde se hablaba la verdad a pesar del miedo, donde se denunciaban las violaciones a los Derechos Humanos. Nuestros hijos estaban siempre al lado nuestro.
La experiencia con la Comunidad Cristiana «Cristo Liberador» acercó a Eduardo mucho más a su pueblo, re-conociéndolo, re-descubriéndolo a través de su expresión más auténtica: los explotados. A diferencia de sus hermanos mayores, Rafael participa de la Comunidad Cristiana con mucho interés. Es miembro del grupo de los Adolescentes. Lo impresiona mucho Mariano Puga, a quien llama «mi colega». Junto a Anita, su hermana mayor, y otros niños del sector recibe su Primera Comunión en el año 1978.
La formación de nuestros hijos partió de un compromiso cristiano que nosotros habíamos adquirido. Nosotros quisimos conscientemente transmitirles valores y conductas de una preocupación permanente por los oprimidos. Posteriormente nosotros respetamos sus propias decisiones, comprendimos que la democracia entre padres e hijos era fundamental.
Siempre conversábamos todo, con los niños igual, su actitud no fue gratuita, fue consecuencia de nuestra formación familiar… Nosotros representamos a la familia que se compromete, en un compromiso que tiene una motivación de fe y una motivación política. El problema es que los hijos salen con ideas absolutamente libertarias y uno empieza a temer y sufrir por ellos…
Eduardo inició sus estudios en la Escuela Básica No 50 y los secundarios en el Liceo de Aplicación de Santiago, egresando con calificaciones que le merecieron quedar en el cuadro de Honor de dicho liceo. A los 17 años ingresa a estudiar Historia y Geografía a la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago (ex-Pedagógico). Rafael, estudió igualmente en el Liceo de Aplicación de donde fue expulsado cuando cursaba 3er. año Medio.
En el año 1982 nuestra familia comienza a vivir en forma directa la represión. La represión se centra fundamentalmente en Eduardo y Rafael, quienes en esa época tenían 18 y 16 años respectivamente.
La situación nacional era difícil, la reactivación del movimiento popular iba en ascenso, y recién comenzaban a tener un incipiente carácter masivo las movilizaciones reivindicativas, y la represión se empeñaba en contenerlos. Eduardo había sido elegido delegado de curso, convirtiéndose luego en dirigente de la Unión Nacional de Estudiantes Democráticos (UNED), donde se destacó en la lucha por reactivar el movimiento estudiantil.
En diciembre de 1982 Eduardo es detenido por carabineros y conducido a la Comisaría, permaneciendo allí algunos días. La detención se produce en momentos en que se realizaba un acto pacífico en la Plaza de Artesanos. En ese mismo mes, el 15 de Diciembre, Rafael también es detenido por carabineros durante una Marcha del Hambre en el centro de Santiago, cuando sólo tenía 16 años de edad.
Estas primeras detenciones -en las que nunca se formulaban cargos en su contra-, generan un acoso
permanente ya no sólo contra Eduardo y Rafael sino contra todo el grupo familiar. Es así como en agosto de 1982 se sigue un sumario a Eduardo en la Academia Superior de Ciencias Pedagógicas, cuya sanción es la expulsión de esa casa de estudios. Cursaba 2º año de Historia y Geografía. Recibió este castigo junto a dos compañeros más. Frente a este hecho represivo ellos dieron una pelea para recuperar su derecho a estudiar que para muchos de nosotros significó un ejemplo. Sus esfuerzos fueron infructuosos.
La verdad es que nuestros hijos como muchos otros fueron cada vez teniendo menos posibilidades de estudiar. Eduardo ya no podía seguir en ninguna universidad, ni siquiera en un Instituto particular.El 13 de Septiembre de 1983 Rafael es herido por una bomba lacrimógena cuando acompañaba los funerales de un poblador de La Victoria, Miguel Zabala, asesinado durante una jornada de movilización popular. A fines de septiembre, Rafael es expulsado del Liceo de Aplicación debido a su participación como dirigente estudiantil.
Un hecho relevante que marcará la persecución de las fuerzas policiales sobre nuestra familia es el allanamiento a nuestro hogar ocurrido el 18 de Marzo de 1984, por fuerzas especiales de carabineros. Según se consigna en el Recurso de Amparo Preventivo interpuesto en favor nuestro ante la Corte de Apelaciones de Santiago el 19 de marzo de 1984, los hechos ocurrieron de la siguiente manera:
«Ayer 18 de marzo de 1984, a las 21.30 hrs. al llegar a nuestro domicilio comprobamos que éste se encontraba siendo allanado por un numeroso grupo de carabineros. Había dos micros y un furgón frente a la casa y carabineros parapetados tras los postes y otros lugares armados de metralletas. Vimos como sacaban nuestros libros y cuadernos. Frente a esta situación, decidimos alejarnos del lugar, ya que además fuimos alertados por vecinos que se pretendía detenernos, sin existir orden alguna ni motivo para ello.
Nuestro hogar permanecía ocupado por extraños, los que seguramente esperan nuestra vuelta para detenernos».
La Jefatura de Zona Metropolitana de Carabineros en oficio firmado por el General de Carabineros Osear L. Torres Rodríguez, a la Corte de Apelaciones, con fecha 23 de Marzo de 1984, declara:
«Efectivamente personal de carabineros de la 21a. Comisaría ‘Estación Central’, de esta dependencia, el día 18 del presente a las 22.00 hrs. allanó el inmueble ubicado en la calle 7 de Octubre Nº 899, domicilio de los amparados, en cumplimiento de una orden de Investigación, facultando allanamiento y descerrajamiento, emanada del 7º Juzgado del Crimen de Santiago, con el objeto de ubicar y detener a los responsables del atentado sufrido por la camioneta municipal patente GAC-424 de Maipú, el día 12 del mes en curso, oportunidad en que se encontró abundante documentación subversiva, sin detener a dichas personas por no encontrarse en el inmueble señalado».
Destacamos que el allanamiento a nuestro hogar se produce, según carabineros, con el objeto de «ubicar y detener a los responsables» del atentado contra una camioneta municipal, ocurrido 5 días antes del allanamiento. Sin embargo, no hubo acusación puntual hacia ninguno de nosotros.
El 12 de abril de 1984 Rafael es nuevamente detenido junto a otros estudiantes cerca del Liceo A-71 de Maipú donde cursaba 4 Medio, ubicado a 3 cuadras de su hogar; la detención fue practicada por carabineros de la Tenencia Alessandri quienes dieron como motivo que estos jóvenes «estaban sentados en la cuneta».
Al concurrir Luisa ese mismo día a dicha Tenencia se intentó impedir su ingreso y ante la actitud decidida fue tratada de «terrorista», «mujerzuela», «ignorante» y que por ese motivo al hijo no lo iban a dejar en libertad.
Durante su detención en la Tenencia Alessandri, Rafael fue duramente interrogado, golpeado conobjetos contundentes a tal punto que debió el mismo 12 de Abril ser trasladado a la Posta Nº 33 en donde se constataron lesiones de mediana gravedad y se le indicó reposo por 4-5 días, lo cual por su calidad de detenido, no se cumplió. A la salida de la Posta uno de los carabineros que lo condujo al Centro Hospitalario lo agarró del pelo y lo amenazó con matarlo por haber «hociconeado», dándole de patadas al subirlo al furgón. De la Tenencia Alessandri, Rafael fue llevado a la comisaría 34ª. de Menores, siendo puesto a disposición de la Fiscalía Militar, acusándolo de maltrato a Carabineros.
Al día siguiente es trasladado a la Cárcel Pública de Santiago, pero ese mismo día lo llevan a la Cárcel de Puente Alto, sección menores donde permanece hasta el 17 de abril, fecha en que es puesto a disposición del Juzgado de Menores que decretó su libertad por falta de discernimiento. Rafael tenía en esa época 17 años. Y luego fue expulsado del liceo: la Directora dio como causa el allanamiento y detención de Rafael.
En agosto de 1984 el hogar es nuevamente allanado. Esta vez se llevaron a Pablo, quien fue interrogado y brutalmente torturado por carabineros y personal de la CNI que llegó a la 21a. Comisaría. En la tarde fue dejado libre sin cargos.
Nuestros hijos son producto de la influencia nuestra, pero también del contexto político general y del medio en que se movían; cuando adquieren su compromiso político era un momento muy oscuro en la vida nacional. La única salida para ellos era un cambio radical con todas las formas de lucha.
Eduardo ya en la Universidad se perfila como dirigente, como joven comprometido con una causa. Se incorpora a la Unión Nacional de Estudiantes Democráticos y empieza otra etapa de su vida, quizás la más hermosa, la que le permite desarrollarse integralmente. En ese período comienza a militar en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Su compromiso político como dirigente estudiantil le exige una coherencia de vida que va limando las asperezas de su carácter, creciendo como persona en forma notoria: Eduardo sabe lo que quiere y por qué lucha.
Un día nos llama Rafael y nos dice que se va de la casa… que quiere unirse a las milicias «…Yo creo que no hay otra solución». Mi hijo era un hombre profundamente cristiano y profundamente revolucionario. La última vez que nos vimos fue para el año nuevo de 1985. Nos juntamos en casa de una hermana. Fue extraordinario. Eduardo llegó con una botella de vino… se querían mucho y estaban felices de verse, se abrazaban y se reían. Rafael nos habló largamente. Expresó que el sentía un gran llamado de Dios a dar su vida por la causa y por el pueblo.
La Muerte
No entendemos por qué ‘ese día’ ellos estaban juntos. Creemos que se juntaron por algo efectivo. Estuvieron todo el día en el sector, mucha gente los vio, visitaron amigos y familias. Sabemos donde tomaron desayuno, sabemos que Rafael jugó con algunos niños. Después supimos que la Tenencia Alessandri recibió una llamada telefónica a las 7 1/4 de la tarde sobre la presencia de sospechosos en el sector.
Carabineros ordenó que se detuvieran y según algunas personas, no se detuvieron… arrancaron, el furgón los siguió pidiendo refuerzos; los acorralaron y un carabinero disparó obligándolos a huir hacia donde los estaban esperando y ahí los acribillaron. Eduardo murió instantáneamente, Rafael quedó herido, fue subido al furgón y rematado ahí. Posteriormente su cuerpo fue arrojado junto al de suhermano.
Parece que Rafael no murió inmediatamente. Parece que lo arrastraron, los juntaron y Rafael, el más chico, estaba vivo todavía y estiró la mano para tomar a su hermano y ahí murió… Para mí eso me da una gran satisfacción… como los hijos, los hermanos… es posible que se quieran tanto de dar la vida por el otro; de tratar de acercarse… eso para uno como padre realmente lo hace sentirse bien.
Nuestros hijos, Eduardo y Rafael Vergara Toledo son perseguidos por un fuerte contingente policial de la Comisaría Alessandri, entre ellos ALEX VICENT AMBLER HINOJOSA, Subteniente a cargo del furgón, quien trabajaba con la Central Nacional de Informaciones (CNI), FRANCISCO NELSON TOLEDO PUENTE, Cabo Segundo, JORGE SEGUNDO MARIN JIMENEZ, Cabo Segundo, MARCELO SEGUNDO MU'OZ CIFUENTES, Carabinero LUIS CRESPO ZAMORANO, Teniente de la Tenencia Alessandri, comandó la persecución sistemática hacia nuestra familia, amenazándonos verbalmente que: «ustedes me las van a pagar», «sé exactamente donde viven», «a todos ustedes los tengo encuadrados».
Durante estos 23 años hemos tenido la dolorosa certeza que nuestros hijos fueron ejecutados por carabineros de la Comisaría Alessandri. La orden de asesinarlos responde a una política de aniquilamiento ejercida por los aparatos represivos del Estado, por lo tanto hacemos responsables directos de estos crímenes al General Rodolfo Stange Oelkers, Director General de Carabineros de aquella época y al General Inspector de Carabineros, Oscar L. Torres Rodríguez, «Director de Orden y Seguridad», quienes nos respondieron en diversas ocasiones que: «la Institución mantiene la convicción más absoluta que su personal no es responsable de los delitos que se le imputan, y por eso, sólo resta esperar que sea la justicia la que resuelva…» (Carta de la Dirección de Orden y Seguridad, Carabineros de Chile, dirigida a Manuel Vergara, con fecha 7 de octubre de 1985, según proceso criminal Causa Rol N° 251-85, Segundo Juzgado Militar de Santiago).
Fuente :resumen.cl, 29 de Marzo 2025
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