Pablo Renán Vera Torres
Antecedentes del Caso
Pablo Vera Torres de 22 años, soltero. Había sido detenido el 19 de septiembre, en su casa, después de un allanamiento, junto con su padre. Don Guillermo Vera, quien estuvo preso hasta diciembre de 1976, cuando se le conmutó su pena de prisión por extrañamiento a la República Democrática Alemana, en donde murió posteriormente.
El 4 de octubre de 1973 fueron ejecutadas cuatro personas:
- Manuel PLAZA ARRELLANO, 25 años, Técnico agrícola. Fue detenido en la madrugada del 20 de septiembre en su domicilio por una patrulla militar y enviado al Cuartel de Investigaciones de CAUQUENES.
- Claudio LAVIN LOYOLA, 29 años, Técnico agrícola. Fue detenido el 2 de octubre de 1973 cuando se presentó al Cuartel de Investigaciones donde se le había ordenado ir a firmar diariamente.
- Miguel MUÑOZ FLORES, 21 años, empleado de la Corporación de Reforma Agraria (CORA). Fue detenido en su domicilio, inmediatamente después de ocurridos los sucesos del día 11 de septiembre, por efectivos de Investigaciones y trasladado al Cuartel de esa Institución.
- Pablo VERA TORRES, 22 años, estudiante y empleado, dirigente de la Juventud Socialista de la zona, quien había sido detenido y dejado en libertad; detenido nuevamente el mismo mes, fue conducido al Cuartel de Investigaciones.
El día 4 de octubre de 1973 estos jóvenes socialistas fueron sacados desde el Cuartel de Investigaciones de Cauquenes, fuertemente custodiados por efectivos militares. Según la versión oficial, ello se hizo con el propósito de hacer una reconstitución de escena en el Fundo El Oriente, en las afueras de la ciudad. Los detenidos, según esa misma versión, habrían aprovechado esta circunstancia para atacar a uno de los centinelas, motivo por el cual se les disparó, causándoles la muerte a todos ellos, "en cumplimiento al Bando 24 de la Junta Militar de Gobierno". Dicho bando autorizaba a la ejecución inmediata en caso de oposición o resistencia armada a las nuevas autoridades militares.
Horas antes de la ejecución, había arribado a la ciudad de Cauquenes, un helicóptero que transportaba a un Oficial Delegado del Comandante en Jefe del Ejército y de la Junta de Gobierno y a su comitiva. Esta permaneció en la ciudad hasta inmediatamente después de verificarse los fusilamientos. Fueron vistos en la ciudad por numerosos testigos. Este viaje, en su contexto global, ya ha sido analizado.
Las familias se enteraron de sus muertes mediante el bando oficial que fue dado a conocer a través de altoparlantes instalados en la plaza de la ciudad.
Los cuerpos sin vida de los cuatro jóvenes, fueron llevados al Instituto Médico Legal, donde se les practicó la autopsia de rigor y luego llevados por efectivos militares al Cementerio Local, donde procedieron a enterrarlos en una fosa común. Sólo la familia de uno de los ejecutados, a través de gestiones personales, consiguió exhumar el cuerpo de su víctima y darle sepultura.
A esta Comisión le resulta inverosímil la versión oficial en consideración de las siguientes circunstancias:
- El resultado del informe de autopsia de al menos uno de ellos, afirma que se le disparó en la sien a corta distancia, pericia que desmiente la versión oficial;
- La fuerte custodia militar bajo la cual fueron sacados los detenidos, hace improbable que, estando desarmados, hubieran atacado a un centinela;
- Aún cuando lo anterior hubiese ocurrido, el personal militar que los custodiaba podría haber procedido a reducirlos y recapturarlos sin necesidad de darles muerte.
Por lo tanto la Comisión ha llegado a la convicción que estas cuatro personas fueron ejecutadas por agentes del Estado al margen de toda justificación. Son víctimas de una grave violación de su derecho a la vida y sus familias del legítimo derecho a darles sepultura.
Fuente :(Informe Rettig)
Prensa
Los cuerpos de Pablo Vera Torres, Manuel Plaza Arellano y Miguel Muñoz Flores, ejecutados durante el paso por Cauquenes de la fatídica Caravana de la Muerte serán entregados mañana a sus familiares.
La fecha coincide con la llegada a esa ciudad de la comitiva a cargo del general (r) Sergio Arellano Stark, según consta en el proceso que instruye el ministro de fuero Juan Guzmán Tapia.
La recepción de los restos se realizará a las 15.30 horas en la iglesia de la comuna, y a las 19.00 horas está organizada una velatón frente al recinto.
Esta actividad en Cauquenes fue programada en el marco de la llamada "Caravana por la Vida y la Justicia".
En la entrega de los cuerpos estarán presentes los abogados querellantes en este proceso, y gestores de esta "Caravana por la Vida", Hugo Gutiérrez y Boris Paredes.
Los funerales de Vera, Plaza y Muñoz, se realizarán el sábado 6 de octubre en el cementerio de la ciudad, con la presencia del obispo de Linares, monseñor Carlos Camus.
Fuente :Primera Linea, 5 de Octubre 2001
Pablo Vera, Claudio Lavín, Miguel Muñoz y Manuel Plaza fueron asesinados en 1973 por la comitiva que lideró Sergio Arellano Stark.
Acto recordó la muerte de cuatro jóvenes cauqueninos fueron asesinados por la comitiva de la Caravana de la Muerte.
Con un acto conmemorativo realizado en el Cementerio General de Cauquenes, autoridades y familiares rindieron homenaje a cuatro jóvenes que fueron fusilados el 4 de octubre de 1973 por la Caravana de la Muerte.
Pablo Renán Vera Torres, Claudio Manuel Lavín Loyola, Miguel Enrique Muñoz Flores y Manuel Benito Plaza Arellano fueron asesinados por la comitiva liderada por el general Sergio Arellano Stark.
Desde 1974, en cada aniversario de este episodio, familiares, amigos y militantes recuerdan a estos cuatro jóvenes fusilados por la Caravana de la Muerte, que en su paso por ciudades como Rancagua, Curicó, Talca, Linares, Concepción, Temuco, Valdivia, Puerto Montt y Cauquenes, en los días posteriores al golpe de 73, dejó a 26 personas ejecutadas.
"Conmemoramos un año más de esta fatídica fecha del fusilamiento de estos cuatro jóvenes, y en donde, como Gobierno, nos hicimos parte representando el esfuerzo que está haciendo el Presidente Gabriel Boric en el Plan Nacional de Búsqueda", dijo el delegado presidencial regional del Maule, Humberto Aqueveque.
"Aún hay 1.159 víctimas de detención y desaparición forzada, y es importante avanzar en todos estos temas, porque no basta sólo con condenar los hechos", añadió la autoridad de Gobierno.
Fuente :cooperativa.cl, 3 de Octubre 2022
Entre las víctimas está un familiar del exalcalde y exministro UDI Joaquín Lavín. El máximo tribunal decidió aumentar las penas de dos de los involucrados y confirmó la condena de 20 años contra el exbrigadier Pedro Espinoza Bravo.
La segunda sala penal de la Corte Suprema revisa el fallo contra el exvicecomandante en jefe del ejercito Santiago Sinclair por la causa Caravana Valdivia. Javier Salvo/ Aton Chile
La Segunda Sala Penal de la Corte Suprema dictó sentencia de casación y de reemplazo en el episodio Caravana de la Muerte-Cauquenes y condenó a cuatro ex agentes de la dictadura por los homicidios calificados de Miguel Enrique Muñoz Flores, Manuel Benito Plaza Arellano, Pablo Renán Vera Torres y Claudio Arturo Lavín Loyola, todos jóvenes dirigentes del Partido Socialista, los cuales fueron perpetrados en la ciudad de Cauquenes, el 4 de octubre de 1973, en el marco de la Caravana de Muerte.
Los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm y Leopoldo Llanos, y el abogado integrante Diego Munita, confirmaron, con declaración, la sentencia definitiva de primera instancia que condenó a Pedro Octavio Espinoza Bravo, ex brigadier del Ejército y ex miembro de la DINA, quien quedó sancionado a la pena única de 20 años de presidio mayor en su grado máximo, en calidad de autor de los homicidios calificados de las cuatro víctimas.
Por otro lado, la Corte Suprema revocó la sentencia definitiva de primera instancia, en aquella parte que absolvió a Juan Viterbo Chiminelli Fullerton de los cargos formulados como autor de los delitos de homicidio calificado y, en su lugar, decidió que éste quedó condenado a sufrir una pena de 10 años y 1 día de presidio mayor en su grado medio, por su participación como coautor de los crímenes.
Del mismo modo, el Máximo Tribunal revocó la sentencia de primer grado, en aquella sección que absolvió a Emilio Robert de la Mahotiere González de los cargos formulados como autor de los delitos reiterados de homicidio calificado y, en su lugar, decidió que éste quedó condenado a la pena de 5 años de presidio menor en su grado máximo, en calidad de encubridor de los 4 homicidios calificados antes referidos.
Por su parte, la Corte Suprema decidió confirmar la absolución de Enrique Anaxímen Rebolledo Jara, quien había sido acusado como cómplice de estos crímenes.
De esta manera, los magistrados rechazaron los recursos de casación interpuestos por las defensas de los victimarios; y, a la vez, acogió parcialmente las casaciones en el fondo interpuestas por las partes querellantes, presentadas en contra de la sentencia definitiva de segunda instancia dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, en abril de 2020.
Para Francisco Ugás, coordinador jurídico del Estudio Caucoto Abogados y querellante en el caso, en representación de la familia de la víctima Claudio Lavín Loyola, “lo decidido por nuestro Máximo Tribunal en el presente caso debe ser destacado, primero, porque pone término a un proceso judicial que se extendió por largo tiempo, en el cual se conocieron y juzgaron hechos ocurridos hace casi cinco décadas, condenando a los perpetradores que se encuentran actualmente en vida y ordenando la reparación de los familiares afectados por estos crímenes de lesa humanidad cometidos en la persona de las víctimas”.
Asimismo, y en segundo lugar, destaca el abogado “porque corrigió aquellos vicios jurídicos que adolecía la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago y que, en el ámbito penal, habían determinado la imposición de sanciones privativas de libertad más baja contra los criminales, descartándose la aplicación de la media prescripción o prescripción gradual, inaplicable en casos de crímenes de lesa humanidad, respecto de los cuales en el Derecho Internacional se consagra y predica su imprescriptibilidad”.
Por otro lado precisó que la determinación “reitera una tesis jurídica, un criterio jurídico muy relevante en el ámbito civil relacionado con la reparación, toda vez que descarta la aplicación de la cosa juzgada en materia civil, cuando este instituto se aplica teniendo como base una decisión contraria al Derecho Internacional, que es aquella que rechazó en el pasado la demanda civil, en un juicio diverso, por aplicarse la prescripción extintiva de la acción civil”.
Para Ugás, “respecto de esto último, es muy importante el reconocimiento que hace la Corte Suprema, del deber que tiene el Estado de Chile de reparar íntegramente el daño causado a quienes se vieron afectados por crímenes de lesa humanidad, en el pasado reciente”.
La investigación en torno a este caso, logró establecer que: “El día 4 de octubre de 1973, aterrizó en Cauquenes, en el Regimiento Andalién de dicha ciudad, un helicóptero Puma, con un grupo de militares, bajo el mando del entonces General de Ejército, Sergio Víctor Arellano Stark, delegado por quien era a la fecha el Comandante en Jefe del Ejército, Augusto Pinochet Ugarte, con el objeto de cumplir labores de coordinación de criterios institucionales de gobierno interior y de procedimientos judiciales, y de revisar o acelerar los procesos en curso.
Ese mismo día, algunos de los miembros de la comitiva sustrajeron sin facultades ni derecho al efecto, desde el cuartel de Investigaciones de la ciudad, ya que carecía de orden o documento que los habilitara para ello, a Miguel Enrique Muñoz Flores, Manuel Benito Plaza Arellano, Pablo Renán Vera Torres y Claudio Arturo Lavín Loyola, a quienes trasladaron hasta el predio “El Oriente”, de dicha localidad, donde les dieron muerte con armas de fuego.”. (Sic).
Fuente :radio.uchile.cl, 31 de Marzo 2023
En fallo unánime, la Segunda Sala del máximo tribunal condenó a Pedro Espinoza Bravo y Juan Viterbo Chiminelli Fullerton a 20 años y 10 años y un día de presidio efectivo, respectivamente, en calidad de autores de los delitos; en tanto, Emilio Robert de la Mahotiere González deberá cumplir 5 años de reclusión, como encubridor.
La Corte Suprema condenó a cuatro oficiales del Ejército en retiro por su responsabilidad en el delito de homicidio calificado de Miguel Enrique Muñoz Flores, Manuel Benito Plaza Arellano, Pablo Renán Vera Torres y Claudio Arturo Lavín Loyola. Ilícitos perpetrados el 4 de octubre de 1974, en la comuna de Cauquenes en el marco de la denominada “Caravana de la muerte”.
En fallo unánime (causa rol 72.024-2020), la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y el abogado (i) Diego Munita– condenó a Pedro Octavio Espinoza Bravo y Juan Viterbo Chiminelli Fullerton a 20 años y 10 años y un día de presidio efectivo, respectivamente, en calidad de autores de los delitos; en tanto, Emilio Robert de la Mahotiere González deberá cumplir 5 años de reclusión, como encubridor.
En la resolución, la Sala Penal, al haber acogido los sentenciadores de la instancia, la minorante de la media prescripción o prescripción gradual de la pena respecto de los acusados, incurrió en un error de derecho, el cual “(…) ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en cuanto su aplicación les permitió hacer una rebaja de la pena a imponer, en un caso no permitido por la ley”.
“Que, en el mismo sentido, debe tenerse presente que por Decreto Ley N° 3, de 11 de septiembre de 1973, se estableció el estado de sitio por ‘conmoción interna’, concepto que, posteriormente, es fijado por el Decreto Ley N° 5, de 12 de septiembre de 1973, y en este se señala que el estado de sitio por conmoción interna debe entenderse como ‘Estado o Tiempo de Guerra’ para la aplicación de la penalidad y todos los demás efectos; que, estos amplios efectos abarcan también las circunstancias eximentes, atenuantes, agravantes, y las de extinción de responsabilidad; que, este estado se mantuvo hasta el 11 de septiembre de 1974, en que se dictó el Decreto Ley N° 641, que estimó innecesario mantener la declaración de guerra interna, señalando que todo el territorio de la República se encontraba en Estado de Sitio, en grado de defensa interna, por el plazo de seis meses, plazo que se renovó por otros seis meses, por el Decreto Ley N° 1.181, de 10 de septiembre de 1975, que declaró que el país se encontraba en ‘estado de sitio, en grado de seguridad interior’; que, en consecuencia, el Estado o Tiempo de Guerra, rigió al menos hasta el 10 de septiembre de 1975, fecha que hace aplicable los Convenios de Ginebra de 1949, ratificados por Chile y publicados en el Diario Oficial el 17 de abril de 1951; que, así, encontrándose vigentes y con plena validez los Convenios de Ginebra de 1949, se hace aplicable su artículo 3°, relativo a la protección de personas civiles en tiempo de guerra, que obliga a los Estados contratantes, en caso de conflicto armado sin carácter de internacional, ocurrido en su territorio (que es justamente la situación de Chile durante el período comprendido entre el 12 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1975), al trato humanitario, incluso de contendientes que hayan abandonado sus armas, sin distinción alguna de carácter desfavorable, prohibiéndose, para cualquier tiempo y lugar, entre otros: a) los atentados a la vida y a la integridad corporal, y b) los atentados a la dignidad personal”, consigna el fallo.
La resolución agrega que: “Asimismo, ese instrumento internacional consigna, en su artículo 146, el compromiso de sus suscriptores para tomar todas las medidas legislativas necesarias en orden a fijar las adecuadas sanciones penales que hayan de aplicarse a las personas que cometen, o den orden de cometer, cualquiera de las infracciones graves definidas en el Convenio, como también a buscar a tales personas, debiendo hacerlas comparecer ante sus propios tribunales y tomar las medidas necesarias para que cesen los actos contrarios a las disposiciones del Acuerdo, que en su artículo 147 describe lo que se entiende por infracciones graves, a saber, entre ellas, el homicidio intencional, torturas o tratos inhumanos, atentar gravemente a la integridad física o la salud, las deportaciones y traslados ilegales, y la detención ilegítima”.
Para la Sala Penal: “En consecuencia, el Estado de Chile se impuso, al suscribir y ratificar los citados Convenios, la obligación de garantizar la seguridad de las personas que pudieren tener participación en conflictos armados dentro de su territorio, especialmente, si fueren detenidas, quedando vedadas las medidas tendientes a amparar los agravios cometidos contra personas determinadas o lograr impunidad de sus autores, teniendo especialmente presente que los acuerdos internacionales deben cumplirse de buena fe y, en cuanto el Pacto persigue garantizar los derechos esenciales que nacen de la naturaleza humana, tiene aplicación preeminente, puesto que esta Corte, en reiteradas sentencias, ha reconocido que la soberanía interna del Estado de Chile reconoce su límite en los derechos que emanan de la naturaleza humana, valores que son superiores a toda norma que puedan disponer las autoridades del Estado, incluido el propio Poder Constituyente, lo que impide que sean desconocidos y, menos aún, vulnerados”.
“Que, en consecuencia, la aplicación de la figura de la media prescripción o prescripción gradual de la pena, contemplada por el artículo 103 del Código Penal, no es admisible tratándose de ilícitos de lesa humanidad, toda vez que la calificación antes aludida obliga a considerar la normativa del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que excluye la utilización tanto de la prescripción total como de la llamada media prescripción, por entender tales institutos estrechamente vinculados en sus fundamentos y, consecuencialmente, contrarios a las regulaciones de ius cogens provenientes de esa órbita del Derecho Penal Internacional, que rechazan la impunidad y la imposición de penas no proporcionadas a la gravedad intrínseca de los delitos, fundadas en el transcurso del tiempo”, afirma.
“Que, así las cosas, al haber acogido por los sentenciadores de la instancia, la minorante de la media prescripción o prescripción gradual de la pena respecto de los acusados, se ha incurrido en un error de derecho que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en cuanto su aplicación les permitió hacer una rebaja de la pena a imponer, en un caso no permitido por la ley, motivo por el cual los recursos de casación el fondo en estudio serán acogidos en lo que dice relación con la presente causal”, concluye.
En la causa, también se condenado Jorge Godofredo Acuña Hahn a la pena de 3 años y un día de presidio, con el beneficio de la libertad vigilada, en calidad de cómplice de los ilícitos, y cuya defensa no recurrió de casación ante la Corte Suprema.
En la arista civil, la Segunda Sala revocó la sentencia impugnada, que acogió la excepción de cosa juzgada deducida por la parte demandada, y en su lugar condenó al fisco a pagar una indemnización de $60.000.000 (sesenta millones de pesos) por concepto de daño moral, a José Manuel Lavín Benavente, hijo de la víctima Lavín Loyola.
Helicóptero Puma
En el fallo de primera instancia, la ministra en visita extraordinaria Patricia González Quiroz dio por establecidos los siguientes hechos:
“Que el día 4 de octubre de 1973, aterrizó en Cauquenes, en el Regimiento Andalién de dicha ciudad, un helicóptero Puma, con un grupo de militares, bajo el mando del entonces general de Ejército, Sergio Víctor Arellano Stark, delegado por quien era a la fecha el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet Ugarte, con el objeto de cumplir labores de coordinación de criterios institucionales de gobierno interior y de procedimientos judiciales, y de revisar o acelerar los procesos en curso. Ese mismo día, algunos de los miembros de la comitiva sustrajeron sin facultades ni derecho al efecto, desde el cuartel de Investigaciones de la ciudad, ya que carecía de orden o documento que los habilitara para ello, a Miguel Enrique Muñoz Flores, Manuel Benito Plaza Arellano, Pablo Renán Vera Torres y Claudio Arturo Lavín Loyola, a quienes trasladaron hasta el predio ‘El Oriente’, de dicha localidad, donde les dieron muerte con armas de fuego”.
Fuente :Poder Judicial, 30 de Marzo 2023
Pablo nació el 9 de febrero de 1951, en una familia de clara identidad socialista, que le traspasó valores y principios como la solidaridad, la justicia y la igualdad. Sus padres fueron Guillermo Vera, quien destacó como Secretario Regional del PS en El Maule, y Luisa Torres, que falleció cuando Pablo tenía cinco años de edad. Pablo fue el primogénito, y en tal condición, siempre cuidó de sus hermanas menores, Patricia, Gloria y Luisa.
Sus estudios de enseñanza básica los realizó en la Escuela Superior de Hombres N° 1 “Antonio Varas” de Cauquenes.
Cuando tenía quince años, su padre -que fallecería en el exilio en 1988- contrajo matrimonio en segundas nupcias con Sira Troncoso, de este enlace nacen sus hermanas Claudia y Mabel.
Los estudios superiores los realizó en la Escuela Industrial Superior de Chillán, y en 1969 ingresó a la Universidad Técnica del Estado a la carrera de Ingeniería Ejecución Mecánica.
Pablo se caracterizaba por ser un hermano muy cariñoso, preocupado y protector de sus hermanas, era un joven alegre y entusiasta. Se destacaba por sus habilidades manuales y también por su gran sensibilidad social: según sus hermanas, nunca se mostró indiferente al dolor ajeno, al contrario, siempre se sintió llamado a trabajar colectivamente para generar los cambios sociales que terminaran con las desigualdades sociales.
Desde muy pequeño, siempre vio y escuchó hablar de política socialista, sobre todo cuando personas muy humildes se acercaban al hogar a conversar, de cómo hacer una patria más humana, justa y acogedora, y donde la opinión de los más pobres fuera escuchada, respetada y considerada.
Así, Pablo tempranamente incorporó la reflexión crítica hacia las profundas desigualdades que imperaban en el país y no dudó en sumarse a la lucha contra la pobreza que entonces campeaba con fuerza y dramatismo en todo el país. Su vocación por los cambios la canalizó a través de la misma línea política de su padre, un activo militante del PS en la Provincia del Maule, que llegó a ser el Secretario Regional del Partido en esa zona, y al que Pablo frecuentemente acompañaba en todas las actividades inherentes al cargo que ocupaba.
Hasta hoy es recordado como un joven que encarnó los valores elementales de un joven idealista: visión de futuro y muchos deseos de vivir, de colaborar profesionalmente para ver cómo su pueblo comenzaba también a soñar.
Incorporado a la Juventud Socialista, y mientras aún residía en Cauquenes, Pablo se preocupaba de todos los detalle del quehacer partidario, especialmente de los temas organizativos: que la sede del Partido y la Juventud funcionara de la mejor forma posible con los escasos recursos que se contaban, pero también asumiendo tareas en los diversos frentes de la vida partidista.
La política le apasionaba y se hizo parte en forma activa y comprometida en el proceso social y político que se dio a partir de la campaña de Salvador Allende y posteriormente en el Gobierno de la Unidad Popular.
Durante esos años, Pablo decidió congelar su carrera y optó por incorporarse a la vida laboral y política en Santiago, como funcionario de la Empresa del Agua Potable. Después de un tiempo, optó por regresar a Cauquenes, para incorporarse y apoyar al proceso de Reforma Agraria, cumpliendo paralelamente con la actividad política al interior de la Juventud Socialista.
Siempre creyó y colaboró cuando su Partido se lo pedía, ya que estaba convencido de que el rol de los jóvenes era fundamental en la transformación de la sociedad. Era muy amigo de sus amigos y compañeros
Su padre siempre lo instó a terminar sus estudios de especialidad, pero los proyectos de Pablo se vieron truncados a raíz del Golpe Militar.
A sus 22 años, en 1973, gozaba de buena salud, y soñaba que las condiciones del país estaban dadas para avanzar hacia una sociedad más humana, justa y solidaria, creía que los cambios que se podían realizar irían en beneficio de los más desamparados, los pobres y los abandonados.
El 11 de Septiembre de 1973 Pablo fue detenido y fuertemente golpeado por Carabineros de Chile. Un día después fue puesto en libertad previo pago de una fianza.
El día 19 de septiembre fue nuevamente arrestado junto a su padre, esta vez por militares. Ambos fueron trasladados desde su hogar a las dos de la madrugada, al cuartel de Investigaciones de Cauquenes. Allí fue sometido a largos interrogatorios y cruelmente torturado.
El 4 de octubre del 1973 fue sacado del cuartel de Investigaciones junto a otros tres militantes de la Juventud Socialista -Manuel Plaza, Claudio Lavín y Miguel Muñoz- por efectivos militares fuertemente armados. Según la versión oficial, ello se hizo con el propósito de hacer una reconstrucción de escena en el Fundo El Oriente, en las afueras de la ciudad.
Los detenidos, según esa misma versión, habrían aprovechado esta circunstancia para atacar a uno de los centinelas, motivo por el cual se les disparó, causándoles la muerte a todos ellos, «en cumplimiento al Bando 24 de la Junta Militar de Gobierno», que autorizaba a la ejecución inmediata en caso de oposición o resistencia armada a las nuevas autoridades militares.
Horas antes de la ejecución, había arribado a la ciudad de Cauquenes un helicóptero que transportaba a un Oficial Delegado del Comandante en Jefe del Ejército y de la Junta de Gobierno y a su comitiva. Esta permaneció en la ciudad hasta inmediatamente después de verificarse los fusilamientos.
Las familias de Pablo y de sus tres compañeros se enteraron de sus muertes mediante el bando oficial que fue dado a conocer a través de altoparlantes instalados en la plaza de la ciudad.
Los cuerpos sin vida de los cuatro jóvenes fueron llevados al Instituto Médico Legal, donde se les practicó la autopsia de rigor y luego llevados por efectivos militares al Cementerio Local, donde procedieron a enterrarlos en una fosa común.
Ya en democracia el informe final de la Comisión de Verdad y Reconciliación estableció la falsedad de la versión oficial: el resultado de la autopsia de uno de los cuatro jóvenes socialistas afirma que se le disparó en la sien a corta distancia, pericia que desmiente la versión oficial. En segundo lugar, la fuerte custodia militar bajo la cual fueron sacados los detenidos hace improbable que, estando desarmados, hubieran atacado a un centinela. Por todo ello, la Comisión llegó a la convicción de que Pablo y sus compañeros fueron ejecutados por agentes del Estado al margen de toda justificación.
A la fecha de su asesinato, Pablo tenía 22 años y cursaba el segundo año de Ingeniería de Ejecución Mecánica en la Universidad Técnica del Estado sede Talca.
Fuente :pschile.cl
Los cuerpos de Pablo Vera Torres, Manuel Plaza Arellano y Miguel Muñoz Flores, ejecutados durante el paso por Cauquenes de la fatídica Caravana de la Muerte serán entregados mañana a sus familiares.
La fecha coincide con la llegada a esa ciudad de la comitiva a cargo del general (r) Sergio Arellano Stark, según consta en el proceso que instruye el ministro de fuero Juan Guzmán Tapia.
La recepción de los restos se realizará a las 15.30 horas en la iglesia de la comuna, y a las 19.00 horas está organizada una velatón frente al recinto.
Esta actividad en Cauquenes fue programada en el marco de la llamada «Caravana por la Vida y la Justicia».
En la entrega de los cuerpos estarán presentes los abogados querellantes en este proceso, y gestores de esta «Caravana por la Vida», Hugo Gutiérrez y Boris Paredes.
Los funerales de Vera, Plaza y Muñoz, se realizarán el sábado 6 de octubre en el cementerio de la ciudad, con la presencia del obispo de Linares, monseñor Carlos Camus.
Fuente :primera linea 5/10/2001
Fuente:
Por orden del tribunal, en el marco del proceso rol 2182-98- “Caravana de la Muerte”, con fecha 4 de agosto de 1999, se procede a exhumar desde una fosa común existente en el Cementerio de Cauquenes tres osamentas. Además se procede a exhumar en la sepultura N° 29 de los nichos familiares de la Circunvalación Nor Oriente. En estas diligencias participa personal del Servicio Médico Legal. Luego de las pericias, las osamentas exhumadas son identificadas.
Se trata de los restos de cuatro jóvenes socialistas que el día 4 de octubre de 1973 habían sido sacados desde el cuartel de Investigaciones de Cauquenes, donde permanecían detenidos, según las autoridades de la época para hacer una “reconstitución de escena” en el Fundo El Oriente, en las afueras de la ciudad. También se señala en su momento que fueron ejecutados por haber atacado a uno de los centinelas en cumplimiento del “Bando N°24 de la Junta Militar de Gobierno”. Sin embargo la Comisión Rettig desestima estas versiones, pues en realidad estas muertes sucedieron en el marco de la “Caravana de la Muerte”.
Tras las ejecuciones, los familiares se enteran de la noticia mediante Bando Oficial, comunicado por altoparlantes instalados en la plaza de la ciudad. A los cuerpos de los jóvenes se les realizan autopsias en el Servicio Médico Legal. Luego son llevados por militares al Cementerio de Cauquenes, donde los entierran en una fosa común. Sólo la familia de uno de los ejecutados, a través de gestiones personales, consigue exhumar el cuerpo de su víctima y darle sepultura. Entre el 4 de agosto y el 26 de octubre de 1999.
- Claudio Arturo Manuel Lavín Loyola, de 29 años, técnico agrícola, militante socialista. Detenido el 2 de octubre de 1973.
- Manuel Benito Plaza Arellano, de 25 años, técnico agrícola, se desconoce su militancia. Detenido el 20 de septiembre de 1973.
- Pablo Renán Vera Torres, de 22 años, estudiante y empleado, dirigente de la Juventud Socialista. Detenido el 19 de septiembre de 1973.
- Miguel Enrique Muñoz Flores, de 21 años, empleado, sin militancia política. Detenido inmediatamente después del 11 de septiembre de 1973.
Fuente :interactivos.museodelamemoria.cl
La Corte Suprema condenó a cuatro oficiales del Ejército en retiro por su responsabilidad en el delito de homicidio calificado de Miguel Enrique Muñoz Flores, Manuel Benito Plaza Arellano, Pablo Renán Vera Torres y Claudio Arturo Lavín Loyola. Ilícitos perpetrados el 4 de octubre de 1974, en la comuna de Cauquenes en el marco de la denominada “Caravana de la muerte”.
En fallo unánime, la Segunda Sala del máximo tribunal integrada por los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y el abogado (i) Diego Munita, condenó a Pedro Octavio Espinoza Bravo y Juan Viterbo Chiminelli Fullerton a 20 años y 10 años y un día de presidio efectivo, respectivamente, en calidad de autores de los delitos; en tanto, Emilio Robert de la Mahotiere González deberá cumplir 5 años de reclusión, como encubridor.
En la causa, también se condenado Jorge Godofredo Acuña Hahn a la pena de 3 años y un día de presidio, con el beneficio de la libertad vigilada, en calidad de cómplice de los ilícitos, y cuya defensa no recurrió de casación ante la Corte Suprema.
En la arista civil, la Segunda Sala revocó la sentencia impugnada, que acogió la excepción de cosa juzgada deducida por la parte demandada, y en su lugar condenó al fisco a pagar una indemnización de $60.000.000 (sesenta millones de pesos) por concepto de daño moral, a José Manuel Lavín Benavente, hijo de la víctima Lavín Loyola.
En el fallo de primera instancia, la ministra en visita extraordinaria Patricia González Quiroz dio por establecidos los siguientes hechos: “Que el día 4 de octubre de 1973, aterrizó en Cauquenes, en el Regimiento Andalién de dicha ciudad, un helicóptero Puma, con un grupo de militares, bajo el mando del entonces general de Ejército, Sergio Víctor Arellano Stark, delegado por quien era a la fecha el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet Ugarte, con el objeto de cumplir labores de coordinación de criterios institucionales de gobierno interior y de procedimientos judiciales, y de revisar o acelerar los procesos en curso. Ese mismo día, algunos de los miembros de la comitiva sustrajeron sin facultades ni derecho al efecto, desde el cuartel de Investigaciones de la ciudad, ya que carecía de orden o documento que los habilitara para ello, a Miguel Enrique Muñoz Flores, Manuel Benito Plaza Arellano, Pablo Renán Vera Torres y Claudio Arturo Lavín Loyola, a quienes trasladaron hasta el predio ‘El Oriente’, de dicha localidad, donde les dieron muerte con armas de fuego”.
Fuente :diarioelheraldo.cl 1/4/2023
Testimonio
A diez días de realizarse los actos conmemorativos de los 40 años del asesinato de cuatro jóvenes cauqueninos por el paso de la Caravana de la Muerte en la ciudad, hemos querido rescatar el discurso de Luisa Vera Torres, «Carta a mi querido hermano», dirigida a Pablo Vera, misiva en la que le cuenta una serie de hechos acontecidos en el país, desde su ejecución:
“Mi querido Hermano Pablo:
Ya han pasado 40 años desde tu ejecución. Me duele contarte, que el principal militar que promovió tu asesinato y el de 3 jóvenes más, aún no ha estado en recinto penitenciario alguno. Me refiero al cobarde militar Arellano Stark. Al menos tengo la tranquilidad, que por estas y otras razones, si se encuentran detenidos otros de los siniestros militares… Moren Brito, Krassnof, entre otros.
Me entristece contarte, que en las cárceles o en los recintos penitenciarios donde un grupo de militares asesinos de lesa humanidad, están sólo recluidos, ya que más que cárceles, parecen hoteles 5 estrellas. No es lógico lo que se pretende hacer, reconsiderando que ya existen suficientes sucesos, de mostrar el alcance de esta tragedia y el hecho de que los crímenes hasta el día de hoy se mantienen por decir lo menos “sin justicia”. Recordar a los ejecutados políticos y a los detenidos desparecidos es una tarea necesaria e imprescindible si se quiere construir un futuro mejor donde estos crímenes nunca más vuelvan a ocurrir y jamás queden impunes.
Es asombroso y horroroso ver hoy día por televisión cuando se toma la decisión de cerrar el centro penitenciario Cordillera, y ver a la hija y esposas de éstos monstruosos asesinos, cobarde y psicópatas tal como Contreras, Moren Brito, etc., y exigir por la salud de su padre y esposos. Ellas sienten como esposas o hijas, pero da lástima que demuestren un nivel tan alto de ignorancia, que sus monstruosos padre y/o esposos no respetaron a ningún ser humano, de los que estuvieron a su cargo, los denigraron y los vejaron a lo más ínfimo del ser humano y solamente por pensar distinto.
Esos asesinos, con esa mentalidad corta, siniestra y desgarrada que les creó el entorno egoísta y ambicioso que los rodeaba, ahora son débiles, porque no tienen un pelotón que los defiendan, excepto sus familiares y algún otro loco militar. Ya no están con su instrumental en las manos, con ellos se sentían muy valientes. Pero de valientes no tenían nada. Ahora que se encuentran algunos recluidos en el Centro penitenciario de Punta Peuco, donde se reencontrarán con los ejecutores y ellos que les daban las órdenes. De ese enfrentamiento podremos sacar conclusiones reales.
Chile necesita conservar su memoria y difundir lo que sucedió en este período. No hay blancos y negros, hay muchos colores en la historia. Las historias personales tienen importancia en las historias colectivas.
No podemos olvidar que a tus 22 años, en 1973, gozabas de buena salud, y soñabas que las condiciones del país estaban dadas para avanzar hacia una sociedad más humana, justa y solidaria. Creías que los cambios que se podían realizar irían en beneficio de los más desamparados, los pobres y los abandonados.
Hermano querido, debo decirte que en la ciudad de Cauquenes, como hijo nacido en ella, es necesario dejar de manifiesto, para que jamás vuelvan a repetirse estos horrores vividos por nuestras familias, siendo imprescindible dejar en la memoria de sus habitantes un recordatorio permanente, para que nunca mas éstos crímenes vuelvan a ocurrir.
Ciento dos fueron las víctimas del escuadrón que comandó por el sur y el norte con un oficio del dictador Augusto Pinochet en el bolsillo, un sicópata, cobarde y miserable, que siempre transportaba ese documento que era el pasaporte para matar, bajo falsa promesa de «acelerar juicios» y «velar por los procesos justos» en contra de los prisioneros.
Por la magnitud de los delitos y la brutalidad en su cometido, el «Lobo», como lo apodan sus compañeros de armas por su terquedad, es el segundo criminal de mayor peso de la dictadura en contra del cual se dicta una sentencia de pena efectiva, después del ex jefe de la DINA, Manuel Contreras.
Es una gran pena saber que no cumplirá condena efectiva, donde sólo estos asesinos de alguna forma tuvieron sí que responder por tanto acto criminal que cometieron, mientras se sintieron dueños absolutos de nuestro país.
Los últimos antecedentes que he recabado, son que el asesino militar Arellano Stark, se encuentra en un asilo con diagnóstico de demencia senil progresiva, crónica e irreversible por lo cual jamás podrá cumplir la mísera condena de solo 6 años que le dictaminaron por el Caso San Javier, procesado como cualquier criminal que fue.
No podemos permitir que a nuestros compatriotas se les agudice la amnesia. Siempre debemos recordar, que los Derechos Humanos y específicamente el Derecho a la Vida por el respeto a la integridad física de las personas es una premisa indiscutible dentro de cualquier sociedad, para poder desarrollar a un pueblo sano, tranquilo y consiente.
Si mis palabras se sienten con dolor, hostilidad o rencor, es por decir lo menos, no es fácil olvidar, dar vuelta la página, mirar al futuro sin haber obtenido la mas mínima justicia ni el reconocimiento sincero del adversario y no solo por presión. Cuando miles de nosotros denunciábamos estos atropellos a los DDHH nos decían simplemente que estábamos locos. No es lo mismo haber vivido la tiranía del golpe de estado con una víctima, martirizado y sacrificado por malhechores, enfermos de poder, decidiendo por la vida de miles de compatriotas inocentes que sólo soñaban con tener y vivir en una sociedad más justa, humana y solidaria.
No quisiera despedirme sin dejar de decirte que hoy nuestro pueblo y sociedad, ha dejado en claro que no se aceptarán más estos espantosos atropellos, ésta es una premisa indiscutible de una sociedad moderna, justa y respetuosa. No perdamos la fe ni la esperanza que estos hechos serán consignados en las páginas de nuestra historia y se reflejarán como los más siniestros personajes que se hayan recordado en toda nuestra vida republicana.
PODRÁN MORIR LAS PERSONAS, PERO JAMÁS SUS IDEAS. SI NO HAY JUSTICIA, NO PUEDE HABER NI PERDÓN NI OLVIDO.
NO HAY CANSANCIO NI COBARDÍA QUE IMPIDAN LA LUCHA CONTRA LA INJUSTICA SOCIAL.
Hasta siempre, querido Pablo.
Hasta la victoria, Claudio, Miguel y Manuel.
Tu Hermana,
Luisa Vera Torres”
Cauquenes 04 de Octubre de 2013
Fuente :cauquenesnet.cl, 14 de Octubre 2013
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