Juan Antonio Trujillo Lucero
Antecedentes del Caso
El 23 de abril de 1981 murió Juan TRUJILLO LUCERO, de 24 años, militante del MIR, en un enfrentamiento con Carabineros. Según la prensa se habría suicidado al verse atrapado por éstos. Otras versiones indican que murió durante un enfrentamiento con los Carabineros.
La Comisión ha llegado a la convicción de que Juan TRUJILLO es una víctima de la violencia política.
Fuente :Informe Rettig
Prensa
El día que conocí a Juan (abril de 1980), fue asistiendo a un punto de contacto al que me llevó Arcadia Flores Pérez. Era mi integración a un Grupo de Combate cuyo jefe era precisamente él. Yo recién llegado como parte de la Operación Retorno no conocía de manera concreta como era la vida militante en clandestinidad y la estaba aprendiendo en la práctica. Al punto llegó Juan Trujillo Lucero, quien me fue presentado como Watussi. No venía solo, estaba acompañado por su pareja Cecilia Radrigán quien llevaba en sus brazos a Víctor, el hijo pequeño de ambos. El encuentro fue en una calle de Quinta Normal y caminando con toda naturalidad, comiendo una sopaipilla me daba el saludo y recepción. De inmediato me informó que Mariano, el chófer del grupo, estaba en un chequeo y no asistiría a la reunión. Nos dio cuenta del estado de la Fuerza Central y que teníamos la misión específica de obtener un vehículo que se usaría en una acción para la cual seríamos reforzados. Terminada la información nos separamos de Cecilia y me fui conversando con él por las diversas calles del sector.
Arcadia ya me había enseñado varias cosas respecto a moverse en clandestinidad. Juan fue reforzando algunos aspectos: no debes ir al centro, ni a ningún acto o actividad pública, no a estadios ni feria, nunca usar el metro y solo en caso extremo usar teléfonos, pero nunca indicar lugares, ni nombres, además de hablar con palabras convenidas de antemano. Luego me invitó a almorzar y entramos en un boliche, compramos pan, jamonada y dos bebidas chicas. La charla duró unas dos horas, esta vez preguntando sobre mi opinión política, las dudas, la situación internacional y finalmente, me pidió que me hiciera cargo de la formación política del grupo.
Nos volvimos a ver en el acuartelamiento de la acción “Noche Blanca”, acción dividida en dos partes: primero recuperamos una camioneta y de manera posterior, en la madrugada del día siguiente, expropiamos un camión repartidor de leche y lo llevamos a la población La Victoria, acción que tuvo muy buenos resultados. Watussi hablaba a los pobladores mientras nosotros repartíamos leche, yogurt y postres y colocábamos banderas de la R y del MIR. Nos replegamos sin ningún problema. En los días posteriores tuvimos dos o tres reuniones en una casa que conseguía Arcadia. Nuestro Jefe era muy sencillo, cordial en el trato, preocupado de las difíciles condiciones de vida que teníamos, en especial por la escasez de dinero.
Semanas después fuimos convocados a un nuevo acuartelamiento. Se trataba de la repetición de una expropiación a tres bancos del sector Santa Elena. Para dicha acción nos dividimos como Grupo de Combate: Cecilia y Juan se acuartelaron separados de Arcadia, Mariano y yo, dado que teníamos objetivos diferentes. En esa acción Juan es herido, recibe un balazo en la cadera y después de ello ya no puede seguir operando. Fue la última vez que lo vi. Después de esa acción fuimos transferidos a las Milicias, disolviéndose el Grupo de Combate que habíamos conformado.
Posteriormente, fui informado, que tanto Cecilia como Juan saldrían del país buscando tratamiento médico para su herida, que sus pasaportes falsificados estaban listos, así como sus pasajes al exterior. Por noticias de radio me informé de su caída en combate y semanas después, al recontactar Arcadia a Cecilia Radrigán, nos enteramos de lo que había ocurrido. Ello se encuentra refrendado en los relatos que realizan Sergio Hernández Díaz y Eduardo Medina Hernández en su libro “La experiencia de la Fuerza Central del MIR 1979-1983”.
El día y la hora en que se les iba a entregar su documentación y pasajes, el compañero que debía entregar dichos documentos llegó al punto de contacto acompañado por dos personas más. Metros antes de llegar a donde estaban Cecilia y Juan, este grupo es interceptado por un auto de la represión que los sorprende. A metros de la escena, Juan desenfunda su arma para atraer sobre sí a la represión. Murió en combate para que los otros compañeros lograran escapar.
Este último gesto, de ofrendar su vida para que otros pudieran seguir luchando, retrata por entero a nuestro querido compañero. No hay palabras para describirlo que no sea mostrar su estatura en esto: poblador de la zona norponiente de Santiago, trabajador, resistente desde los primeros días de la Dictadura, no se asiló, por el contrario, se quedó para construir organización y aportar a la Resistencia. Hermoso compañero y gesto, tus compañeros del MIR, de la población, tus compañeros en el combate real no te olvidamos y seguiremos aportando a la lucha para lograr materializar eso por lo cual tu caíste: una sociedad justa, solidaria, construida por y para todos, la sociedad del poder popular.
Honor y Gloria para ti, hermano, compañero, camarada.
Maullín, septiembre de 2022
por Guillermo Rodríguez M. (Diego Ramírez)
Fuente :memoria-mir-santiago-norponiente.org
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