Rolando Juan Rodríguez Cordero

Rut : 5.209.046-6
Fecha Asesinato : 20-10-1976
Comuna Asesinato : Santiago
Fecha Nacimiento : 21-04-1945
Edad : 31
Partido Político : Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
Estado Civil e Hijos : Viudo, 1 hijo
Oficio o Profesión : Empleado
Nacionalidad : Chilena

Antecedentes del Caso

Rolando Juan  RODRIGUEZ CORDERO

El 20 de octubre de 1976 se informó oficialmente que se produjo un enfrentamiento entre Carabineros de un radiopatrullas y dos individuos sospechosos, quienes al ser interrogados extrajeron armas de fuego, produciéndose un tiroteo a consecuencia del cual fue herido uno de ellos, alcanzando el otro a refugiarse en una industria del sector, donde falleció producto de una herida de bala recibida en el primer enfrentamiento.  Se indicó que también resultaron heridos dos peatones.

Las víctimas de estos hechos fueron Juan Rolando RODRIGUEZ CORDERO, empleado, viudo de Catalina Gallardo, cuyo caso ya ha sido relatado, quien por las persecusiones que estaba siendo objeto luego de la ejecución de su cónyuge planeaba irse fuera del país y Mauricio Jean CARRASCO VALDIVIA, estudiante, militante del MIR, quien también se encontró ligado a los hechos del año anterior, puesto que tanto la madre de los hermanos Gallardo, como la de los hermanos Ganga, cuando estuvieron detenidas fueron interrogadas por agentes de la DINA sobre su paradero.  Sus captores decían que él sería el jefe del grupo que integraban sus hijos.

Poco tiempo antes de la muerte de Mauricio Carrasco, su casa había sido allanada por agentes de Investigaciones quienes se llevaron detenido a uno de sus hermanos, a quien le repitieron que Mauricio Jean era el jefe del Grupo Político que integraba la familia Gallardo.  Después de producido el supuesto enfrentamiento, los mismos agentes le comentaron a su hermano que ellos lo habían matado.

Esta Comisión ha tenido acceso a un testimonio presencial que indica que los hechos sucedieron en forma distinta a la indicada en la versión oficial.  El día de los hechos llegaron al lugar numerosos vehículos que se detuvieron bruscamente. En la vereda de enfrente se encontraban Juan Rodríguez y Mauricio Carrasco sentados en un banco. Del primero de los vehículos se bajó un individuo y sin mediar palabra los ametralló, muriendo uno de ellos inmediatamente y quedando el otro herido, quien falleció posteriormente. Los agentes siguieron disparando al aire y sin dirección, hiriendo a un individuo que salía de una fábrica.

Del testimonio anterior y de los antecedentes de represión a perientes y personas vinculadas a las víctimas, la Comisión extrae elementos suficientes para formarse la convicción de que ambos fueron ejecutados por agentes estatales, en violación de sus derechos humanos.

Nota: En el Informe Rettig aparece como Juan Rolando, su hija nos ha comunicado que su nombre correcto es Rolando Juan,

 

Fuente :(Informe Rettig)

Prensa

La Corte Suprema revirtió una sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago que aplicaba a los inculpados el beneficio de la media prescripción y, en su reemplazo, confirma el fallo de primera instancia que condenó al ex oficial de Carabineros Sergio Heriberto Ávila Quiroga y al ex suboficial Hugo Ignacio Godoy Andías a la pena de 10 años y un día de presidio, por su responsabilidad en el delito de homicidio calificado de Rolando Juan Rodríguez Cordero y Mauricio Jean Carrasco Valdivia, ejecutados en un falso enfrentamiento registrado el 20 de octubre de 1976, en la intersección de las calles Los Plátanos con Las Dalias, en la comuna de Macul, en Santiago.

Las víctimas, Rolando Juan Rodríguez Cordero, de 31 años a la fecha de los hechos, y Mauricio Jean Carrasco Valdivia, de 25 años, eran militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que permanecían en clandestinidad participando en la lucha de resistencia contra la dictadura.

El 20 de octubre de 1976, ambos concurren a reunirse con un tercero en la comuna de Macul, en el sector de calle Los Plátanos con Las Dalias. El contacto era un alumno de la Escuela de Suboficiales de Carabineros de Chile, quien les vendería un uniforme de dicha institución y municiones. Sin embargo y por la información recopilada en la investigación judicial y proporcionada por el propio contacto, personal de DIPOLCAR que manejaba esa situación, se traslada al lugar para detenerlos en el momento de la «supuesta entrega"

El personal de la DIPOLCAR articula un montaje, que tuvo como finalidad no sólo detener a las víctimas, sino que también ejecutarlas, por cuanto se aparenta un falso enfrentamiento para justificar sus muertes. Antes de las 19:00 horas de ese día, en momentos que Rodríguez Cordero y Carrasco Valdivia esperaban realizar el punto de encuentro y la transacción, funcionarios de DIPOLCAR se les acercan y les disparan en el acto sin mediación alguna. Rolando Rodríguez Cordero resulta herido con múltiples heridas de bala y fallece posteriormente en el Hospital de Carabineros; mientras que Mauricio Carrasco Valdivia muere en el mismo lugar de los hechos.En fallo unánime (causa rol 18.876-2018), la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Zepeda y las abogadas (i) Pía Tavolari y Carolina Coppo- acogió el recurso de casación interpuesto por los querellantes deducido en contra de la sentencia, dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, que había aplicado en la especie la media prescripción de la acción penal y rechazó los recursos de casación que también habían presentado la defensa de los criminales. El también condenado, el ex suboficial de Carabineros, José Luis Contreras Valenzuela, falleció en el curso del proceso por lo que resulta sobreseído.
Al respecto de la aplicación indebida de la media prescripción en que incurren ministros sustanciadores y ministros de tribunales de alzada, el fallo de la Suprema señala:"Que, sobre el particular, conviene tener presente que en la especie nos encontramos frente a un hecho que fue calificado como constitutivo de un delito de lesa humanidad, concepto que, con el transcurso del tiempo, ha dado lugar a normas de derecho consuetudinario, es decir, a principios generales del derecho, con independencia de su consagración en tratados internacionales propios del tema. Así, entonces, se advierten como conductas prohibidas en términos absolutos, constituyen normas imperativas o ius cogens y, por supuesto, obligatorias para toda la humanidad, corresponden a normas del derecho internacional general, inexcusables y vinculantes, que no pueden derogarse sino por una norma de la misma entidad", sostiene la Corte Suprema en el fallo."Asimismo -prosigue-, ese instrumento internacional consigna, en su artículo 146, el compromiso de sus suscriptores para tomar todas las medidas legislativas necesarias en orden a fijar las adecuadas sanciones penales que hayan de aplicarse a las personas que cometen, o den orden de cometer, cualquiera de las infracciones graves definidas en el Convenio, como también a buscar a tales personas, debiendo hacerlas comparecer ante sus propios tribunales y tomar las medidas necesarias para que cesen los actos contrarios a las disposiciones del Acuerdo, que en su artículo 147 describe lo que se entiende por infracciones graves, a saber, entre ellas, el homicidio intencional, torturas o tratos inhumanos, atentar gravemente a la integridad física o la salud, las deportaciones y traslados Ilegales, y la detención Ilegítima"."En consecuencia, el Estado de Chile se impuso, al suscribir y ratificar los citados Convenios, la obligación de garantizar la seguridad de las personas que pudieren tener participación en conflictos armados dentro de su territorio, especialmente, si fueren detenidas, quedando vedadas las medidas tendientes a amparar los agravios cometidos contra personas determinadas o lograr impunidad de sus autores, teniendo especialmente presente que los acuerdos internacionales deben cumplirse de buena fe y, en cuanto el Pacto persigue garantizar los derechos esenciales que nacen de la naturaleza humana, tiene aplicación preeminente, puesto que esta Corte, en reiteradas sentencias, ha reconocido que la soberanía interna del Estado de Chile reconoce su límite en los derechos que emanan de la naturaleza humana, valores que son superiores a toda norma que puedan disponer las autoridades del Estado, incluido el propio Poder Constituyente, lo que impide que sean desconocidos y, menos aún, vulnerados", culmina.

Fuente :resumen.cl 3/7/2021

“La Receta de la Abuela” es un cortometraje de animación chileno que narra desde el punto de vista de los sobrevivientes, lo que realmente ocurrió en el caso ocurrido en 1975, en plena dictadura militar, en el que seis personas que apoyaban al gobierno de Allende fueron secuestradas, torturadas y asesinadas por agentes del Estado en una acción coordinada que contó con la colaboración de medios de comunicación y periodistas para validar a través de montajes, la versión de que se trató de un “enfrentamiento” con agentes de seguridad que respondieron a un ataque. Fue estrenada este miércoles en el Museo de la Memoria.

Un cortometraje centrado en el caso del montaje «Rinconada de Maipú», de noviembre de 1975, en que seis personas, varias de ellas familiares, fueron asesinadas por la DINA, y que la prensa de la época mostró como un enfrentamiento, fue estrenado este miércoles en el Museo de la Memoria.

La película “La Receta de la Abuela”, de Daniela Miranda, cuenta la historia desde el punto de vista de los sobrevivientes, y fue producido por Alberto Rodríguez, hijo de una de las víctimas del crimen.

Específicamente, pese a la crueldad, el horror y los años de impunidad del caso, la cinta aborda de manera cercana y emotiva la historia de dignidad y lucha de Ofelia Moreno Aguirre, quien perdió a su marido, a dos hijos y su nuera embarazada en estas acciones, siendo una de las fundadoras de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP).

Las víctimas fueron su esposo, Alberto Recaredo Gallardo Pacheco, de 65 años, tornero y militante del Partido Comunista de Chile; Catalina Ester Gallardo Moreno, de 30 años, militante del MIR, madre de un bebé de nueve meses, Mónica del Carmen Pacheco Sánchez, de 26 años, docente de educación primaria y militante del MIR, nuera de Alberto Gallardo Pacheco y embarazada de tres meses; Pedro Blas Cortés Jelves, obrero y militante del Partido Comunista de Chile, Manuel Lautaro Reyes Garrido, obrero y militante del PC, y Luis Andrés Ganga Torres, comerciante y militante del MIR.

Otro hijo de Alberto, Roberto, fue asesinado el 17 de noviembre de 1975 por la DINA. Posteriormente, Rolando Rodríguez Cordero, esposo de Catalina y padre de Alberto, fue asesinado el 20 de octubre de 1976. Por los hechos, la familia ha ganado dos juicios por crímenes de lesa humanidad, con cárcel efectiva para los responsables. En el juicio del caso fueron condenados el ex brigadier Miguel Krassnoff Martchenko, el ex suboficial Basclay Zapata Reyes, alias «El Troglio»  (fallecido en 2017) y el ex coronel Rolf Wenderoth Pozo, todos del Ejército de Chile.

A través de la voz de una vecina de Renca, que repasa una receta de ñoquis que le enseñara Doña Ofelia, se va dilucidando su historia y su mundo, que son también un correlato de la memoria política y social de Chile.

“Esta es una historia que pertenece a mi historia familia casi directa y que nos vincula a casi todos los integrantes del equipo con la historia reciente y trágica de nuestro país, relacionada con la dictadura cívico militar, pero también nos vincula desde loa afectos y desde la amistad. Todos los que participamos de este trabajo aprendimos de la Señora Ofelia y del trabajo de estas abuelas que es lo que nos configura hoy día como sujetos/as de lucha y sujetos/as de derecho, no existe memoria en este país y no existe lucha hoy si no es por ellas”, explica Daniela Miranda.

Por su parte, Alberto Rodríguez complementa:

“Es un gran honor poder universalizar la historia de esta mujer maravillosa, que es mi madre- abuela, en un lenguaje audiovisual poco convencional en el mundo de la memoria y los derechos humanos, creo que ese es un aporte de este proyecto, que por sobre todo, es una obra artística. Creo que hemos encontrado un lenguaje y una manera de contar que conecta a los espectadores con historias profundas que se conectan con su cotidiano a pesar del dolor y la mentira”.

Estreno

La presentación del miércoles se realizó en el auditorio del Museo de la Memoria, con la presencia de la Subsecretaria de Derechos Humanos, Haydeé Oberreuter.

La cinta ya ha sido seleccionada en cinco festivales internacionales, y cuenta con un banda sonora cargo Juan Antonio “Chicoria” Sánchez en colaboración con destacados artistas como Elizabeth Morris y José Seves.

La pieza inició su recorrido por festivales en la noche inaugural de la 13° versión del Woman’s Film Festival de New Jersey, organizado por Woman in Media – Newark, el 28 de julio pasado y estará participando en la programación oficial de La Sur Real Film Festival 2022, realizado en Leipzig y Berlín, Alemania, el próximo 10 de septiembre.

En paralelo, la producción ha sido también seleccionada en el Montreal Indepent Film Festival 2022 en Canadá y en la cuarta versión del Festival de Cortometrajes Corporalidad Expanida, FICCE, a realizarse en octubre próximo en Buenos Aires. También en octubre, el festival estará participando en el En Serio Film Festival, realizado en paralelo entre Bilbao, Barcelona y Cali.El cortometraje se enmarca en la conmemoración de los 49 años del Golpe de Estado y de los 97 años

Origen

Consultada sobre el origen del film, Miranda cuenta que hace tiempo quería trabajar con Alberto Rodríguez «y coincidió que me invitó a hacer un homenaje a la señora Ofelia en el marco de la conmemoración del Montaje de Rinconada de Maipú. Junto a Daniela Cápona hicimos un guión que nos gustó mucho, entonces decidimos convocar a más gente y hacer un cortometraje».

La realizadora optó por la animación por ser «un formato que nos acomoda mucho, por tres aspectos fundamentales, el primero amplía el espectro de espectadores, sobre todo a audiencias más jóvenes y segundo porque es posible traspasar límites narrativos y tercero y último porque nos gusta la producción de animación, el diseño, los dibujos y la mezcla que se crea».

Para Miranda, se trata de un verdadero homenaje a Ofelia Moreno, por ser «un ejemplo de resistencia, lucha y valentía».

«Parte de su historia está resumida en el corto, pero su trayectoria en la lucha por verdad y justicia es gigante y desde un lugar muy poco protagónico, muy solitario también, nos pareció que era tiempo de reconocer su trabajo y vida».

Hilo conductor

El hilo conductor de la película es la receta de los ñoquis, algo que llama la atención del espectador.

«La señora Ofelia solía decir que cocinar la cazuela como le gustaba a su marido (Alberto Gallardo) también era hacer memoria, la cocina y la comida son temas cotidianos que tienen un relato cultural oculto muy bonito», cuenta.

«Además era su receta estrella. A muchas personas que la conocimos nos puso a preparar ñoquis en un día especial, yo cocino pésimo pero sé preparar los ñoquis de la señora Ofelia», asegura.En tanto, el principal desafío fue la producción y la gestión de los recursos. «Tuvimos buenas ayudas, pero siempre constituye un desafío enfrentarse a proyectos independientes», reconoce.

Memoria

Y aunque Miranda había filmado antes otras temáticas, esta vez quiso incursionar en el tema de la memoria.

«Me interesa el tema porque creo que darle espacio a la reflexión sobre la memoria nos permite ahondar en gestos y políticas de no repetición. Es importante recordar los crímenes cometidos durante la dictadura, que incluso han sido reconocidos como tales por los perpetradores en distintas instancias jurídicas, pero que a pesar de eso existe una parte de la población que intenta negarlo o bajar el perfil. Creo que hay un intento de borradura que es preocupante y por eso es importante insistir», señala.

«Producto de la memoria es que ocurrió la revuelta popular, con todo lo violenta que fue, también hubo gestos de memoria muy lindos: las canciones, la gráfica, el arte, también los consejos, gritarle a la gente que llevaban detenida que dijera su nombre y rut eso es memoria. La revuelta popular es la memoria viva que aprendió del pasado y fue un gesto de ‘nunca más’, costó vidas y hubo muchas víctimas, pero también dio paso al proceso constituyente que esperamos que llegue a buen puerto», concluyó.

Fuente :elmostrador.cl 8/9/2022

La historia detrás del montaje en Rinconada de Maipú

Nicky Cerón Blau, Esteban Miranda Chávez y Matías Rodríguez Sapiain

Escarbar en la memoria es un ejercicio necesario para entender el presente y proyectar el futuro. Bajo esta premisa, como editorial, nos hemos dado a la tarea de publicar herramientas-libros que nos ayuden con esa tarea, a colectivos, organizaciones, a personas comunes y corrientes que sienten el bichito de que lo que cuenta la historia oficial, son verdades a medias o mentiras tajantes.
Es en esta perspectiva que sale a la luz este libro, bajo la necesidad de ir sumando piezas para contar la historia desde abajo y a la izquierda, con nuestras voces, con nuestros protagonistas, con nuestros espacios y territorios.
Lamentablemente esta otra historia, está llena de tragedia, del pueblo golpeado y reprimido. Sin embargo, sabemos que detrás de tanta muerte e injusticia, siempre hay vidas lindas que han luchado por un mundo mejor, llenas de risa y amor.
Así es “Los ojos de Catalina”, la historia de la familia Gallardo-Moreno, signada por la muerte de cinco de sus integrantes, que rescata la vida, sueños y proyectos de quienes lucharon contra la dictadura, y la dura batalla de los sobrevivientes por encontrar Verdad y Justicia, sin dejar de participar, apoyar y vivir para construir este otro mundo, más solidario y justo.
Se agradece la valentía de contar y hacer el ejercicio de la memoria, pero sobre todo, del recuerdo, de volver a pasar por el corazón.

***

El libro que aquí presentamos es el fruto de décadas de sentidos anhelos y de arduas luchas de los sobrevivientes de la Familia Gallardo Moreno, y fue parido tras un arduo trabajo de investigación mancomunada que se extendió desde fines de 2014 hasta los primeros meses del 2017. Su publicación, como nos confesaron en varias oportunidades durante las largas reuniones que sostuvimos en Renca al calor de un buen té y al son de una que otra risa, es la materialización de una “deuda”, hasta hoy, impaga. No obstante, para nosotros es también la concreción de una deuda histórica y política no sólo con la verdad y la justicia, sino también con la memoria de nuestros muertos y con su proyección en los caminos que ha trazado –y sigue trazando– nuestro pueblo en los días que nos toca vivir. Es, ante todo, una deuda con nuestra propia generación: la que no vivió en dictadura, pero que se enfrenta día a día contra sus más cruentos legados.
La familia Gallardo Moreno era una familia chilena común y corriente: Ofelia y Alberto, los padres de familia, sus cuatro hijos, Guillermo, Catalina, Roberto e Isabel, Mónica (esposa de Roberto), Rolando (esposo de Catalina) y Juan (esposo de Isabel), cristianos practicantes de origen proletario y de ideología de izquierda. Sin embargo, sucesos muy particulares atraviesan su historia: entre el 18 y el 19 de noviembre de 1975, sin mediar más que unas horas, cuatro de sus integrantes –y uno más en octubre de 1976– fueron asesinados. Alberto Recaredo Gallardo Pacheco, de 62 años; Roberto Gallardo Moreno, de 25; Catalina Ester Gallardo Moreno, de 29; Mónica del Carmen Pacheco Sánchez, de 25 años y embarazada de tres meses; y Rolando Juan Rodríguez Cordero, de 31 años, son los nombres de quienes vivieron directamente los estragos más brutales de la represión dictatorial en Chile.
Las circunstancias de sus muertes sólo se han ido despejando con el tiempo. Según señala el Informe Rettig, el caso Montaje Rinconada de Maipú comienza el 17 de noviembre de 1975, cuando un grupo del MIR, en el que se encontraban Catalina, Roberto, Mónica y Rolando, intentan recuperar armamento de un recinto del ejército ubicado en el Barrio Franklin, que deriva en un enfrentamiento en donde muere, baleado por la espalda, Roberto Gallardo Moreno y el soldado Hernán Salinas Calderón. Al día siguiente, agentes de Investigaciones detienen a Alberto, Ofelia, Catalina, Isabel, Guillermo y Mónica, además de los menores Viviana Gallardo (hija de Guillermo) y Alberto Rodríguez (hijo de Catalina y Rolando, de nueve meses).
En la mañana del 19 de noviembre, son liberados Ofelia, Isabel, Guillermo y los menores, mientras que Alberto, Catalina y Mónica son llevados a Villa Grimaldi, donde son torturados y posteriormente, asesinados. Para encubrir sus muertes, en la tarde del 19 se difundió un comunicado de la DINACOS en que se relata el enfrentamiento del Barrio Franklin y que después de múltiples diligencias, los involucrados fueron encontrados en el sector de Rinconada de Maipú, donde se produce otro enfrentamiento en donde mueren Catalina Gallardo Moreno, Alberto Gallardo Pacheco, Mónica Pacheco Sánchez y los otros militantes que participaron en la recuperación de armamento, Luis Ganga Torres, Manuel Reyes Garrido y Pedro Cortés Jelves.
Para validar la versión oficial, los periodistas Julio López Blanco, Roberto Araya y Claudio Sánchez, realizaron despachos para Televisión Nacional de Chile y Canal 13, en donde muestran pruebas del supuesto enfrentamiento en Maipú sin más información que la entregada por la DINA. El comunicado de DINACOS se difunde ampliamente en la prensa oficial.
Rolando, que había logrado sortear el cerco represivo, murió acribillado casi un año después, en la comuna de Macul, a plena luz del día junto a su amigo y compañero Mauricio Carrasco.
Es precisamente el carácter excepcional de sus muertes lo que, probablemente, marca hasta el día de hoy el relato sobre la familia Gallardo. El trágico final de cinco de sus integrantes fue señalado, durante muchos años, como la única referencia a esta familia. Y es que, en un país donde los Derechos Humanos siguen siendo un espacio de negociación para la clase política civil, la muerte ha sido, por más de cuatro décadas, un silencio infranqueable que sólo ha podido ser disipado con la incasable lucha por la verdad y la justicia. Pero allí, detrás de la muerte, se escondía algo más. En cada conversación, en cada encuentro y en cada conmemoración, los sucesivos embates del recuerdo permitieron que se hiciera visible, entre palabra y palabra, una dimensión igualmente necesaria: el relato sobre sus vidas. Al poco andar, la mirada comenzó a dirigirse hacia otro punto. Después de todo, detrás de cada uno de esos nombres había también una historia, y detrás de cada una de esas historias se encontraban, como diría Mario Garcés, las memorias en resistencia de sujetos de carne y hueso que fueron protagonistas de uno de los períodos más convulsionados de la historia de Chile: el triunfo de la Unidad Popular en 1970 y la contrarrevolución cívico-militar tras el golpe de Estado de 1973.
Sumándonos a esa pulsión por la vida, no quisimos rescatar parcialmente las memorias sobre la familia Gallardo, ni narrar una historia todavía incompleta. No pretendemos tampoco, parafraseando a Gabriel Salazar, dividir sus vidas en facetas –algunas “más políticas” u otras “menos conscientes”– sino analizar, por el contrario, el complejo entramado de su accionar cotidiano, y, en un ejercicio constante de reconstrucción de diversos relatos fragmentados, adentrarnos en un aspecto central de sus vidas: la convicción en el necesario diálogo entre el compromiso cristiano y la militancia revolucionaria.
En ese camino, y parafraseando a los propios familiares de Alberto, Catalina, Roberto, Mónica y Rolando en cada conmemoración, nuestra labor será congregarnos –para escribir y leer estas líneas– no sólo para recordar su muerte, sino también su vida. A través del relato sobre las vivencias de los protagonistas de esta historia, creemos que se encuentran señales e indicios de otra realidad posible, de un Chile diferente. En medio de la Guerra Fría, siguiendo el rumbo abierto tras la Revolución Cubana, en pleno apogeo del Movimiento de Pobladores, cruzados por el florecimiento de la Teología de la Liberación y por la irrupción de los pobres en la Iglesia, al ritmo del Canto Nuevo y sumándose al impulso de las organizaciones revolucionarias: allí se encontraban Alberto, Mónica, Roberto, Catalina y Rolando. En aquel preciso espacio dieron curso a su militancia, a su compromiso cristiano y a su irrenunciable trabajo por la construcción de una sociedad nueva. Por eso los asesinaron, pero por eso hoy también los recordamos.
El primer capítulo narra y analiza el compromiso cristiano y la militancia revolucionaria de los integrantes de la Familia Gallardo Moreno, poniendo énfasis en la experiencia de vida de cada uno de sus integrantes. Por su parte, el segundo capítulo aborda el montaje comunicacional en Rinconada de Maipú, el asesinato de algunos de sus integrantes en Villa Grimaldi, y el desmontaje iniciado tras las primeras indagaciones iniciadas por el Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas. Por último, y en un intento por reivindicar también la lucha de los sobrevivientes y rescatar la figura de Ofelia Moreno como viga maestra de este relato, ahondamos en su participación en la lucha por la defensa de los Derechos Humanos, en la organización poblacional y de mujeres, y en la rearticulación del movimiento popular en Renca.
A pesar de lo específico y particular que pudiese parecer este ejercicio, la verdad es que las páginas que siguen no relatan sólo la historia de una familia, sino la de un país entero que supo organizarse, resistir y levantarse con fuerza y dignidad, una y otra vez. Desde una posición particular, la historia de cada uno de los integrantes de la Familia Gallardo se transformó en la expresión de un proceso mayor y más complejo, de un tranco decidido a cambiar todo lo que debía ser cambiado. Además, para nosotros, la historia que aquí relatamos, con sus aciertos y errores, puede y debe convertirse en una herramienta que, a la luz de nuestros propios desafíos, nos sirva para analizar la realidad y transformarla radicalmente. Esa es, al fin y al cabo, nuestra invitación.

LANZAMIENTO El sábado 18 de noviembre en el Parque por la Paz Villa Grimaldi se presentó el libro. Participaron sus autores, la familia Gallardo-Moreno quienes. En la oportunidad también presentó la publicación el historiador Mario Garcés, la lingüista Lelia Pérez y el periodista Mauricio Weibel.

Nicky Cerón Blau, Esteban Miranda Chávez y Matías Rodríguez Sapiain

Nicky Cerón Blau. Licenciado en Historia (Universidad de Chile). Su interés se centra en indagar y analizar los orígenes y el desarrollo del movimiento de pobres urbanos en Chile, especialmente a través de investigaciones sobre el Movimiento Social Arrendatario y el Movimiento de Pobladores. Es miembro del Núcleo de Historia Social Popular de la Universidad de Chile y militante del Movimiento de Pobladoras/es Vivienda Digna.
Esteban Miranda Chávez. Magíster en Historia (Universidad de Santiago de Chile) y Licenciado en Historia (Universidad de Chile). Sus investigaciones buscan comprender el desarrollo del cristianismo popular en América Latina y la relación entre la Teología de la Liberación y el Movimiento de Pobladores en Chile. Es miembro del Núcleo de Historia Social Popular de la Universidad de Chile, del Taller de Análisis de Movimientos Sociales de la ONG ECO y militante del Colectivo Caracol.
Matías Rodríguez Sapiain. Egresado del Programa de Licenciatura en Historia (Universidad de Chile). Su trabajo va en la búsqueda de comprender el desarrollo y las transformaciones del mutualismo y la organización obrera en Chile. Es miembro del Núcleo de Historia Social Popular de la Universidad de Chile.

Fuente :quimantu.cl

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Ultima Actualización : 03/08/2025