Segundo Hernán Antonio Muñoz Rojas

Rut : 6.522.850-5
Fecha Detención : 11-10-1973
Comuna Detención : Curacaví
Fecha Asesinato : 14-10-1973
Comuna Asesinato : Curacaví
Fecha Nacimiento : 06-02-1954
Edad : 19
Lugar Nacimiento : Curacaví
Oficio o Profesión : Obrero agrícola
Nacionalidad : Chilena

Antecedentes del Caso

El 14 de octubre de 1973, fallece Hernán Antonio MUÑOZ ROJAS. Tres días antes había sido detenido, en su domicilio, por carabineros de la Tenencia de Curacaví. Desde ese momento se le perdió el rastro hasta que el 14 de octubre se encontró su cuerpo sin vida en el puente Esperanza, Padre Hurtado. El cuerpo presentaba una herida de bala abdominal torácica.

De acuerdo al certificado de defunción falleció el 14 de octubre de 1973 a las 2 de la madrugada a causa de una herida a bala abdómino torácica.

Esta Comisión ha adquirido la convicción que Hernán Antonio Rojas fue ejecutado por agentes del Estado por cuanto se encuentra acreditada su detención y su posterior muerte violenta en horas de toque de queda, constituyendo este hecho un atentado contra el derecho a la vida.

 

 

Fuente :(Informe Rettig)

Prensa

La Corte Suprema rechazó la aplicación de la media prescripción y confirmó condena a cuatro exmiembros de Carabineros por su responsabilidad en el secuestro simple y el homicidio calificado del obrero agrícola, Segundo Hernán Muñoz Rojas, de 19 años de edad, cometido en octubre de 1973 en la comuna de Curacaví.

por Darío Núñez

En la sentencia (rol  33.452-2019) la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y el abogado (i) Diego Munita- acogió un recurso de casación interpuesto por los querellantes, rechazó la casación ingresada por los condenados y, en sentencia de reemplazo, ratificó el fallo de primera instancia que condenó al exoficial de Carabineros, Gerardo Alejandro Aravena Longa, a 15 años de presidio por su responsabilidad como autor en el homicidio calificado y tres años de presidio por su responsabilidad como autor en el secuestro.

En tanto, el excarabinero, Carlos Patricio Donoso Figueroa, deberá cumplir una pena de 5 años y un día de presidio como cómplice del homicidio y 541 días de presidio como cómplice del secuestro.

Finalmente, los excarabineros, Eduardo Matías Cabello Villena y Ciro del Carmen González Hernández, deberán purgar una pena de 541 días de presidio como autores del secuestro simple de la víctima.

La Corte Suprema consideró que hubo infracción en una Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel al aplicar, en octubre de 2019, la media prescripción para rebajar la pena a Aravena Longa pues omitió el carácter de delito de lesa humanidad que había cometido el infractor y sobre lo que se había pronunciado el fallo de la ministra de primera instancia, Marianela Cifuentes.

Al respecto, la resolución de la Corte Suprema señala: "conforme a la normativa internacional de los derechos humanos contenida principalmente en los Convenios de Ginebra, se impide la prescripción, total o gradual, respecto de delitos cometidos en casos de conflictos armados sin carácter internacional. A la misma conclusión se llega colacionando tanto las normas de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, con las de la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad, por cuanto de conformidad a esa normativa, la prescripción gradual tiene la misma naturaleza que la total».

Y agrega: "Por lo dicho, este tribunal tiene en consideración que la estimación de la prescripción gradual respecto de los responsables de la comisión de delitos de lesa humanidad afecta el principio de proporcionalidad de la pena, pues la gravedad de los hechos perpetrados con la intervención de agentes del Estado, determina que la respuesta al autor de la transgresión debe ser coherente con la afectación del bien jurídico y la culpabilidad con que actuó».

En marzo de 2019 la ministra en visita para causas de derechos humanos, Marianela Cifuentes, dictó sentencia en la que condenó a Aravena Longa, Donoso Figueroa, Cabello Villena y González Hernández, a las mismas condenas que ahora restablece el fallo de la Suprema.

Sobre este hecho criminal la investigación de la ministra Cifuentes dejó establecido que el día 11 de octubre de 1973, en horas de la noche, Segundo Hernán Antonio Muñoz Rojas fue detenido, sin derecho, en su domicilio, ubicado en el campamento Laura Allende de la comuna de Curacaví, por el Teniente Gerardo Alejandro Aravena Longa y personal a su cargo, entre ellos, los Sargentos Elíseo Santander Ramírez, Manuel del Carmen Espinoza Aguilera y Benjamín Seguel Ortiz -actualmente fallecidos- y el Carabinero Ciro del Carmen González Hernández, todos de dotación de la Tenencia de Carabineros de Curacaví.

El detenido Muñoz Rojas fue trasladado hasta la Tenencia de Curacaví, unidad policial a cargo del teniente Gerardo Alejandro Aravena Longa, en donde se le mantuvo encerrado y sometido a malos tratos físicos hasta la madrugada del día 14 de octubre de 1973. En ese momento, el teniente Aravena Longa, en compañía del sargento 2° Benjamín Seguel Ortiz y del funcionario policial Carlos Patricio Donoso Figueroa, trasladó a Muñoz Rojas desde la mencionada unidad policial hasta el puente Esperanza, en el Km 4 de la ruta G 68, comuna de Padre Hurtado, lugar en que fue ejecutado; por orden de Aravena Longa el carabinero Benjamín Seguel Ortiz disparó en su contra, provocando que el cuerpo de la víctima cayera al cauce del río. Posteriormente, el cadáver fue encontrado por terceros en dicho lugar y luego remitido como NN al Servicio Médico Legal e inhumado en esa condición en el Patio 29 del Cementerio General de Santiago

Fuente :resumen.cl, 17 de Junio 2022

Fecha :17-06-2022

Conversé en una ocasión con Gricelda en su casa. Fue de tarde y yo acompañé a su hija. En su casa, acostada ella, en ocasiones participaba su nieta. Gricelda, con esa manera de pedir disculpas a las personas cuando reciben una visita inesperada, me dijo: no tengo mucho que ofrecerle; pero ella me ofreció mucho: su relato sobre los recuerdos de su hijo detenido desaparecido y de su vida en el Curacaví anterior y posterior al Golpe de Estado.

Gricelda dice sentirse bien, salvo por unos mareos que le dan y ella nota en su caminar: “mi cuerpo se me va, mijita”, me comenta. Yo veo, en su pieza, hay un bastón. “Este ya es el 4to dia enferma”, me dice y se dispone a conversar.

Ella se acomoda un poco en su cama, mira alrededor y comienza a hablarme. A veces me mira fijo, en otras oportunidades, detiene su vista en las fotos de su hijo que mantiene cerca suyo.

“Yo tuve 9 hijos. Ahora me ayuda en mi enfermedad más mi hija Nana, pero estoy agradecida de todos. Tres ya fallecieron. Entre mis hijos, tuve mellizos”. Gricelda pausa su hablar cuando empieza a recordar a su hijo Segundo Hernán Muñoz Rojas. Es ese, su dolor más grande. “A Hernán no lo dejo nunca, siempre lo recuerdo, siempre está conmigo”.

El recuerdo de Gricelda

Gricelda recuerda: “mi hijo Segundo Hernán era un niño que no sabia ni lo bueno ni lo malo. Era joven; ni siquiera alcanzó a hacer Servicio Militar, pero estaba inscrito. Cuando Carabineros de Curacaví lo tomaron detenido, se llevo con él ese papel del servicio militar, doblado”.

Segundo Hernán pasó a ser, “luego del fallecimiento de mi esposo, el jefe de hogar. El se sentía responsable de todos nosotros. Era re bueno con sus hermanas y se hacía respetar. Mi marido falleció en junio del 73 y estaba como mal. Recuerdo ya se sentía mal para cuando los camioneros en Curacavi hicieron el paro del 73 y se concentraron en el sector de El Estadio. El trabajaba para el marido de la Sra Nena Ramirez del Hotel Cuyuncavi. Mi hijo entonces comenzó a trabajar más y nos traía cosas para todos, para comer y eso”.

“Yo por ese entonces vivía del montepío, también recibía el pago por el familiar y en eso estábamos como familia cuando llega el Golpe de Estado. Imagínese en mi caso, con un marido fallecido recientemente y lueguito después, en búsqueda de mi hijo porque Carabineros de Curacavi se lo llevó detenido y nunca más supe de él. Yo creo, me volví loca. No sabía qué hacer y en ese tiempo estábamos como familia en unos terrenos tomados en el campamento Laura Allende. Había dos campamentos, el otro se llamaba Salvador Alende y estaban uno al lado del otro, allí donde está ahora la población Germán Riesco. En esas condiciones vivíamos cuando me tuve que poner a buscar a Segundo Hernán. Nos juntamos otras cuatro mujeres. Yo andaba con una pala; la Sra Elcira y una madre y su hija que buscaban a su marido y padre, todas solas por los cerros o por donde fuera que nos dieran un dato”.

La conversación con la Sra Gricelda tiene unas pausas largas a veces. Creo, se trata de recordar bien, pero puede ser, es un asunto de la emoción, aparejada al recuerdo. El volver a vivir esa época de tanta significación para ella, ya sea porque la vida es así y todos vamos a morir, ya sea porque la muerte es aun asunto de la represión y el odio de clase. Gricelda, su marido fallecido y sus 9 hijos eran todas personas humildes, que pudieron haber simpatizado, cual más, cual menos, con el gobierno de Salvador Allende, querían una casa CORVI y se unieron a una especie de Comité de Vivienda de esa época y solo querían tener un mejor vivir. “Mi hijo”, sigue de repente la Sra Gricelda, “era un chico que le gustaba el boxeo. Lo practicaba y se ganó algunas peleas. Una vez llegó con una docena de tazas muy lindas y finas. De él, es el único regalo que aun conservo. Yo lo matriculé en la Escuela 429. Todos mis hijos estuvieron en esa escuela y si hoy tenemos esta humilde casita en esta población es por mi hijo Segundo Hernán. El postuló en ese entonces y nosotros pasamos de vivir en un lugar con techo de fonolita a esto. Todos se lo agradecemos. En el campamento estuvimos como 10 años y recuerdo, pasábamos en los inviernos mucho frio. En ese entonces llovía y quedábamos todos mojados. Vivir ahora acá fue todo una espera y sacrificio. Mi hijo Segundo Hernán ya estaba desaparecido cuando recibimos esto y tuvimos que hacer una tanda de papeleo, también tener dinero poder acceder a estas casas. Recuerdo, organizaciones de DDHH nos ayudaron en lo que podían y yo estoy muy agradecida de ello”.

La Detención.

Ese día, nos cuenta Gricelda, “mi hijo estaba acostado porque había Toque de Queda y el me dice: Mamá, me voy a acostar. Alcancé a decirle, bueno, pero te tomas una taza de café y yo un mate y el me contesta: bueno poh. Recuerdo, dentro de su cabecita, tal vez para que no la pasaramos tan mal, hacia chistes sobre el Toque de Queda. Pobrecito, me da tanta pena porque el jamás pensó, eso le podia pasar a el, si el, si no había hecho nada malo”.

Carabineros de Curacaví “llegó esa noche a la casa, golpearon fuerte y entraron no más con sus metralletas como si estuvieran a la búsqueda de un bandido, pero se trataba de mi hijo no más. Lo sacaron altiro de la cama en polera manga corta y calzoncillos. Yo, recuerdo, le decía a mis hijas: tráiganle su ropa y un Carabinero me dijo: no hace falta porque donde lo llevamos estará calientito. Yo igual insistí: tráiganle su ropita y le dije: yo mañana voy a estar allá. Y tempranito estuve allá con una botella con leche y sus zapatos. El estuvo ahí como 3 o 4 días detenido. Yo siempre que fui, lo veía entre los demás, le veía su cabeza, así lo reconocía. El último día que fui, me causó cuidado porque un Paco cortó pa un lado en vez de estar ahi donde yo estaba con mis cositas que llevaba: un pan con palta, con rebanadas de palta. De repente el Paco me dice : ud se me va de acá porque no tenemos pa calentar sus cosas. Luego llego otro Paco y me dice: sabe señora, resulta que a este niño parece que lo mandaron al Estadio Nacional. Y por qué tenían que enviarlo allí, les dije. En eso, se me apareció la imagen de mi hijo en mi cabeza y les dije: no me esten diciendo que a mi hijo se lo comieron”.

Gricelda repite un poco las frases y quiere mantener especial cuidado en elegir las palabras. Entiendo, hace un esfuerzo en todo este relato y yo solo dejo que ella se exprese y si necesita de más tiempo, más tiempo no más. De repente, prosigue: “Lo voy a buscar por mar y tierra y asi fue”, continua Gricelda. “A mi se me clavo en mi mente el niño, mi hijo. Anduve por cerros, por la cuesta donde me decían que mataban. Hasta allá legamos las 4 mujeres y yo con mi pala y las otras con otras cosas. Escarbábamos la tierra y así se nos vino un olor a muerto. Encontramos algo. Nos empezaos a juntar y yo supe que no era mi hijo porque el cuerpo que encontramos, limpié sus manos y vi que no eran las de Segundo Hernán. Tampoco su camisa. El vestía en sus últimos días una camisa amarilla y esta no era. A quien encontramos, parece, era el cuerpo de Justo Mendoza, el hermano de Patricio Venegas. Tenia la cabeza reventada”.

Lo que me dijo Dios

A mi se me viene una imagen o sensación. Se trata de la porfía de una madre por encontrar a su hijo y si bien, Gricelda solo quería un resultado: volver a tener a Segundo Hernán en casa, sin embargo se proveyó de una pala, para escarbar la tierra. Aun así, escarbaba la tierra para encontrar a su hijo vivo y creo, solo hay que ser madre para ello.

Sabe mijita, me conversa Gricelda, “luego de mucho tiempo yo creo que Dios me habló y me dice: hasta cuando buscaras a tu hijo Gricelda y no se; tal vez desde entonces me aferré más a las fotos”. Mire aquí y me muestra una foto de Segundo Hernán, con unos doce años de edad, en el día de su primera comunión. “Para mi, siempre fue importante que todos mis hijos estuvieran bautizados y con su primera comunión hecha. Tenían que llevar a Dios y tenían que ser buenos. Más no quería yo”.

El homenaje

Qué le gustaría decirle a su hijo, Sra Gricelda, le comenté y ella me miró un rato y me dice: “pero si yo hablo con el y le pido que me ayude y que, claro, en un par de años más nos vamos a encontrar. Mi hijo me va a recibir”, concluye, y es lo que ella siente de corazón en este acto de memoria, en su lecho, en su casa, con sus fotos alrededor, su nieta, sus hijas presentes y su hijo Segundo Hernán en su recuerdo porque, memoria sin corazón no es memoria.

Esta Memoria emotiva es la que se aprecia en la entrega este 11 de septiembre por parte del CSD Colo-Colo que llega hasta el Estadio Nacional, para hacer entrega de una ofrenda floral en recuerdo de los miles de hinchas, socios, deportistas y funcionarios que sufrieron los horrores de la dictadura cívico militar. Se recordó que jugadores como Mario Moreno y Hugo Lepe o el doctor Álvaro Reyes fueron parte de los detenidos del mayor centro de detención del país. Además se homenajeo a Segundo Muñoz Rojas, jugador de fútbol de la filial de Curacaví, con unas sinceras y sentidas palabras de Marcelo Barticciotto.

Mirtha Saez Chavez es miembro de la Asociación Social y Cultural DDHH Curacavi

Homenaje y reconocimiento como socio de Club Colo Colo de manera póstuma a Segundo Hernán Muñoz Rojas

Fuente :curacavi.digital.cl 16/9/2019

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Ultima Actualización : 05/08/2025