Mario Ernesto Mujica Barros

Rut : 6.615.321-5
Fecha Asesinato : 23-08-1984
Comuna Asesinato : Los Angeles
Fecha Nacimiento : 25-06-1952
Edad : 32
Partido Político : Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
Estado Civil e Hijos : Casado, 1 hijo
Oficio o Profesión : Contador
Nacionalidad : Chilena

Antecedentes del Caso

Mario Ernesto MUJICA BARROS

Operativo contra la dirigencia del MIR en la zona sur

                                    Entre el 23 y el 24 de agosto de 1984 la CNI, con agentes enviados desde Santiago, ejecutó una operación destinada a eliminar a los dirigentes del MIR en la zona sur del país, específicamente en Concepción, Los Angeles y Valdivia.  Muchos de ellos habían ingresado ilegalmente al país y se encontraban realizando trabajo clandestino.  Todos estaban siendo seguidos por agentes de seguridad con anterioridad y por lo mismo éstos tenían claridad absoluta sobre sus actividades.

                                    En todos los casos se informó públicamente de la existencia de enfrentamientos a consecuencia de los cuales murieron las víctimas. Sin embargo, por los diversos antecedentes reunidos, la Comisión ha llegado a la convicción de que ellas fueron ejecutadas.

                                    El primer hecho se desarrolló en la mañana del 23 de agosto de 1984 en Hualpencillo, localidad cercana a Concepción.  En ese lugar fue ejecutado cerca de su domicilio, el obrero Luciano Humberto AEDO ARIAS, a quien, según testigos, se le disparó sin intimársele rendición y sin que intentase oponer resistencia.

                                    Horas más tarde fue interceptado el microbús en donde se desplazaban Mario Octavio LAGOS RODRIGUEZ y Nelson HERRERA RIVEROS, obrero y comerciante respectivamente, en el sector de Lorenzo Arenas de Concepción.  El vehículo de locomoción colectiva venía siendo seguido desde Talcahuano y se le ordenó detenerse en un lugar con gran afluencia de público, frente a la Vega Monumental.  Testigos interrogados por esta Comisión indicaron que no hubo resistencia a la detención por parte de las víctimas, quienes se bajaron desarmadas del microbús y sin rehenes. Esa acción la hicieron con los brazos en alto, recibiendo en ese momento Mario Lagos un disparo en la axila, lo que comprueba dicha posición de los brazos.  La autopsia de Nelson Herrera indica que fue muerto posteriormente mediante un disparo en el cráneo a corta distancia y en circunstancias de que ya se encontraba esposado, lo que se desprende de las marcas en sus muñecas.  Todos estos hechos fueron filmados por camarógrafos que utilizaban equipos de Televisión Nacional quienes se encontraban apostados en el sector desde antes que se produjeran los hechos, cosa que igualmente indica que no se trató de un enfrentamiento casual sino de hechos planificados con anticipación.

                                    A las seis de la tarde del mismo día 23 de agosto fue muerto en Los Angeles mediante disparos Mario Ernesto MUJICA BARROS, contador, en la entrada de su domicilio, sin que tampoco hubiese habido oposición a una detención por su parte, según los testimonios que ha conocido la Comisión.

                                    Más o menos a la misma hora murieron en el camino que une a Valdivia con Niebla, Raúl Jaime BARRIENTOS MATAMALA y Rogelio Humberto TAPIA DE LA PUENTE, empleado e ingeniero forestal respectivamente.  En esta oportunidad también se informó oficialmente de la existencia de un enfrentamiento y de la huida de una tercera persona del lugar, lo que es del todo improbable dadas las condiciones del terreno. La Comisión tiene información de que las víctimas habrían sido detenidas en Valdivia y conducidas a ese lugar para su ejecución por los agentes de la CNI.

                                    Al día siguiente se produjo el último de los hechos, el que le costó la vida a Juan José BONCOMPTE ANDREU, de profesión economista. El fue sorprendido en su domicilio por un elevado número de agentes.  Juan Boncompte intentó huir por la parte trasera de la casa pero fue cercado, disparándosele luego en repetidas ocasiones, a consecuencia de lo cual falleció de manera inmediata.  Varios relatos de testigos indican que no hubo ningún tipo de resistencia por parte de la víctima y que ésta se encontraba a merced de los agentes cuando fue muerta.

                                    Con el mérito de las declaraciones de numerosos testigos entrevistados, demás antecedentes reunidos y por lo inverosímil de las versiones oficiales sobre cómo sucedieron los hechos, esta Comisión está convencida de que estas siete personas fueron ejecutadas por agentes estatales, en violación de sus derechos humanos.

 

Fuente :Informe Rettig    

Prensa

En resolución dada a conocer hoy, la Corte de Apelaciones de Concepción, ratificó las condenas que pesan sobre 17 agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI) que fueron condenados en sentencia de primera instancia dictada en mayo de 2018 por el ministro Carlos Aldana. Luego de más de cuatro años de dilaciones injustificadas y maniobras entorpecedoras introducidas por los abogados de los criminales se puso término a esta etapa del proceso que permanecía estancado en la maraña de tribunales.

Darío Núñez

La causa conocida como "Matanza Vega Monumental" (rol N° 11-2009) sustancia la investigación criminal por los homicidios calificados de siete militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) cometidos por agentes de la extinta CNI los días 23 y 24 de agosto de 1984 en una coordinada acción represiva llamada "Operación Alfa Carbón" que se desarrolló en las ciudades de Concepción, Los Ángeles Temuco y Valdivia. La acción represiva culminó con el asesinato de Luciano Humberto Aedo Arias, en la actual comuna de Hualpén, Nelson Adrián Herrera Riveros y Mario Octavio Lagos Rodríguez, en Concepción, Mario Ernesto Mujica Barros, en Los Ángeles, y Rogelio Humberto Tapia de la Puente, Raúl Jaime Barrientos Matamala, y Juan José Boncompte Andreu, en Valdivia.

En el fallo, la Sexta Sala del tribunal de alzada penquista, integrada por los ministros Rodrigo Cerda San Martín, Rafael Andrade Díaz y Claudia Montero Céspedes, rechazó los recursos de casación interpuestos por los abogados de los criminales y confirmó la sentencia que condena a seis ex oficiales de Ejército que operaban como mandos en la CNI. El ex Brigadier de Ejército Marcos Spiro Derpich Miranda, alias "Gitano", jefe de la división Regionales de la CNI a la época de los hechos, y el ex teniente coronel Álvaro Julio Federico Corbalán Castilla, alias "Faraón", jefe de la división Anti subversiva de la CNI, fueron condenados a penas de 20 años de presidio como coautores de todos los homicidios calificados y a 5 años y un día de presidio como coautores de asociación ilícita.

El ex capitán, Patricio Lorenzo Castro Muñoz, alias "BJ", deberá purgar una pena de 15 años y un día de presidio por los tres homicidios de Valdivia; y 5 años y un día como coautor de asociación ilícita.

El ex teniente coronel Jorge Camilo Mandiola Arredondo, a la época de los hechos jefe regional de la CNI Concepción, fue condenado a 15 años y un día años de presidio como coautor de los homicidios calificados en Talcahuano, Concepción y Los Ángeles. Pero fue absuelto del delito de asociación ilícita.

El ex teniente coronel Luis Alberto Moraga Tresckow, jefe regional de la CNI Valdivia, y autor material de los crímenes perpetrados en Puente Estancilla, fue condenado a cinco años de libertad vigilada.

El ex mayor Oscar Alberto Boehmwald Soto, jefe regional de la CNI Puerto Montt, fue condenado a 10 años de presidio.

En tanto, los agentes Roberto Antonio Farías Santelices, alias "Petete", y Luis Hernán Gálvez Navarro, alias "Vitoco", a la pena de 10 años y un día de presidio, como coautores del homicidio calificado de Luciano Aedo Arias cometido en Hualpén.

Mientras tanto, José Abel Aravena Ruiz, alias "Muñeca", Sergio Agustín Mateluna Pino, alias "Guatón "rdenes", Luis Enrique Andaur Leiva, y Patricio Alfredo Bertón Campos fueron sentenciados a  la pena de 10 años y un día de presidio como coautores del homicidio calificado de Nelson Herrera Riveros cometido en el Km. Uno del Camino a Santa Juana, en el sector Idahue.

El único procesado y acusado que había decretado Aldana por el homicidio calificado de Mario Lagos Rodríguez, cometido en la Vega Monumental, el criminal Manuel Ángel Morales Acevedo, alias "Baretta", fue absuelto por el ministro.

Respecto de Los Ángeles, el fallo señala que Bruno Antonio Soto Aravena, alias "Chico Pato", y José Artemio Zapata Zapata, alias "Huaso", deberán cumplir una  pena de 10 años y un día de presidio como coautores del homicidio calificado de Mario Mujica Barros.

Mientras que por los hechos de Valdivia, Gerardo Meza Acuña, alias "Patitas", y Luis René Torres Méndez, alias "Negro Mario", fueron sentenciados a la pena de 15 años y un día, como coautores de dos homicidios calificados cometidos en Puente Estancilla, camino a Niebla, en las personas de Rogelio Tapia De La Puente y Raúl Barrientos Matamala. Por este mismo hecho, Luis Alberto Moraga Tresckow, fue sentenciado a 5 años de presidio, concediéndole el beneficio de la libertad vigilada.

Por último, Oscar Alberto Boehmwald Soto y Ema Verónica Ceballos Núñez, alias "Flaca Cecilia", fueron sentenciados a una pena de 10 años y un día, como coautores del homicidio calificado de Juan José Boncompte Andreu, cometido en la Población Teniente Merino.

Tres de los criminales implicados fallecieron en el lapso entre el fallo de primera instancia y la resolución de la Corte; en septiembre de 2019 se suicidó el criminal condenado José Zapata, en julio de 2020 falleció el también condenado Gerardo Meza Acuña y en diciembre de 2021 falleció el "Baretta", Manuel Ángel Morales Acevedo que, insólitamente, aunque no había sido condenado por Aldana, su absolución fue apelada por los abogados querellantes.

Señalemos que en el curso del proceso, el ministro Aldana se negó a procesar por asociación ilícita al mismo Moraga Tresckow y a Boehmwald Soto, y en su fallo de primera instancia no condena por este ilícito a Mandiola Arredondo, el jefe de la CNI en Concepción y gestor de la acción concertada de vigilancia, seguimiento y preparación del operativo que culmina en los crimines de agosto, en los que, por lo demás, Mandiola participa activamente. Así mismo, el ministro Aldana se negó a procesar a otra decena de agentes implicados, decisión que fue refrendada por la Corte penquista en su momento.

Acto de homenaje a los militantes asesinados. Concepción. Fotografía de Natalia Figueroa.

Alfa Carbón

Precisamente, en la etapa de investigación, el ministro Aldana logró establecer que en 1984, el jefe de la CNI de Concepción, el mayor del Ejército Jorge Mandiola, recibió antecedentes de la rearticulación en la zona del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), logrando detectar a algunos de sus dirigentes. Tras informar al coronel del Ejército, Marcos Derpich Miranda, jefe de Regionales de la CNI y lograr la confirmación del hecho, se informó al director de la CNI, general Humberto Gordon Rubio (actualmente fallecido), quien determinó que el mayor del Ejército Álvaro Corbalán Castilla, a cargo de la División Antisubversiva y la jefatura de Regionales, coordinaran las operaciones para neutralizar a los miembros del MIR que estaban operando entre las regiones del Biobío y de Los Ríos, denominando estas acciones como «Operación Alfa Carbón».

Producto de lo anterior, Corbalán Castilla ordenó que varios equipos, integrados por agentes de las distintas Brigadas del Cuartel Borgoño, de Santiago, compuestas por dos o tres personas y con movilización y financiamiento otorgados por la División Antisubversiva, se trasladaran a Concepción, Los Ángeles Temuco y Valdivia, para que, en coordinación con miembros de Regionales de la CNI de dichas ciudades, llevaran a cabo las diligencias que las distintas jefaturas les ordenaran.

Asimismo, ordenó a su subalterno Patricio Lorenzo Castro Muñoz que se constituyera en Valdivia, a cargo de los equipos que trasladó de Santiago, para dirigir y llevar a efecto las operaciones en esa región.

En paralelo, y con el mismo fin, Marcos Derpich Miranda dispuso que el jefe del cuartel de Chillán de la CNI, Héctor Reinoso Muñoz, se integrara a su similar de Concepción; Mandiola y el jefe de Puerto Montt, Oscar Boehmwald, junto a dos agentes de su unidad, se presentaran ante el jefe de Valdivia, Moraga Tresckow, para apoyar las operaciones respectivas.

Ya en Concepción, los equipos y jefes llegados a la ciudad, más los de esta región, en días cercanos al 23 de agosto de 1984 se reunieron en el cuartel de la CNI ubicado en Avenida Pedro de Valdivia, donde coordinaron las acciones a desarrollar, siendo liderados por Álvaro Corbalán, Joaquín Molina (fallecido) y Marcos Derpich. En esa reunión se tomó la decisión de realizar diversos allanamientos y detenciones (sin existir órdenes judiciales ni procesos judiciales) y que el destino de los detenidos dependía del grado de peligrosidad para el régimen militar imperante en el país, asumiendo que algunos de estos podrían resultar muertos. Esta operación, comprendía acciones represivas tanto en Talcahuano y Concepción como en Los Ángeles, Temuco, Valdivia y otras localidades de la zona sur.

Los hechos

En la mañana del 23 de agosto de 1984, varios equipos de la CNI montaron acciones de seguimiento sobre tres miembros del MIR en la Plazoleta El Ancla, en Talcahuano. Uno de ellos, Luciano Humberto Aedo Arias, abordó un bus de la locomoción colectiva, en dirección al sector Hualpencillo, lugar en que se bajó de móvil y trató de huir a pie, siendo interceptado por miembros de la CNI -alrededor del mediodía- en la esquina de las calles Grecia con Nápoles, lugar en que el agente Luis Hernán Gálvez Navarro, le disparó con un arma de fuego que portaba, cayendo herido al suelo, acercándose el agente Roberto Antonio Farías Santelices, quien lo remató con una ráfaga en la espalda de su fusil AKA 47.

Los otros dos miembros del MIR detectados y vigilados antes en Talcahuano, Nelson Adrián Herrera Riveros y Mario Octavio Lagos Rodríguez, subieron a otro microbús de recorrido a Concepción, los que fueron seguidos por otros equipos operativos de la CNI, que en el trayecto se coordinaron con Carabineros para interceptar el autobús -que iba con pasajeros- frente a la Vega Monumental. Al llegar el vehículo a dicho lugar los miembros de la CNI interceptaron el microbús y ordenaron bajar a todas las personas del vehículo de locomoción colectiva, pero como algunos se negaron, entre ellos los perseguidos, lanzaron bombas lacrimógenas.

Cuando descendieron, dispararon a Herrera y Lagos causándole heridas. Lagos Rodríguez intentó huir, por lo que un agente le disparó con el fusil AKA que portaba provocándole la muerte en el mismo lugar.

Por su parte, Herrera Riveros fue aprehendido por los agentes de la CNI Sergio Mateluna Pino, José Abel Aravena Ruiz, Luis Andaur Leiva y Patricio Alfredo Bertón Campos, quienes lo introdujeron a uno de sus vehículos y se dirigieron al Hospital Regional de Concepción para la atención de sus heridas. No obstante, durante el trayecto, Derpich Miranda ordenó su ejecución por lo que lo llevaron al kilómetro 0.9 del camino a Santa Juana en donde lo bajaron del vehículo y Aravena Ruiz le ordena a Andaur Leiva ejecutar el crimen; éste le disparó con su revólver en la frente, ocasionándole una herida a bala cráneocerebral, que le produjo la muerte instantánea.

Alrededor de las 17:30 horas de mismo día, una vez que los agentes de la CNI de Concepción José Zapata Zapata y Bruno Soto Aravena que seguían a Mario Mujica Barros, junto a varios equipos que lideraba el fallecido Karl Johans Bauer, siguiendo las instrucciones de su jefe Jorge Camilo Mandiola Arredondo, se acercaron al domicilio de Mujica Barros en la Población Orompello de Los Ángeles. Ingresaron por sorpresa y violentamente al inmueble disparándole a la víctima en la cabeza, mientras se encontraba en el suelo, causándole la muerte.

Mientras tanto, a eso de las 16 horas del 23 de agosto de 1984, equipos operativos de la CNI llegados desde Santiago, dirigidos por Patricio Castro Muñoz, detuvieron a Rogelio Tapia de la Puente y Jaime Barrientos Matamala cerca del Puente Las Ánimas, en la ciudad de Valdivia. Posteriormente, cruzaron el río Calle Calle en un transbordador y los trasladaron al Puente Estancilla, ubicado en el Camino de Valdivia a Niebla, en el sector de Torobayo, lugar en que previamente se había cortado el tránsito de todo vehículo y personas por Carabineros y en circunstancias que los detenidos se encontraban amarrados de manos y vendada su vista, los agentes procedieron a ejecutarlos, por orden de Castro Muñoz, disparando él, además de los agentes Luis René Torres Méndez y Gerardo Meza Muñoz y otros no identificados en el proceso. Asimismo, el jefe regional de la CNI de Valdivia, Luis Moraga Tresckow, quien se habría negado a disparar, ante la orden reiterada de Castro Muñoz, los remató. Las víctimas recibieron múltiples heridas de proyectil, algunas de las cuales impactaron a Tapia de la Puente y Barrientos Matamala en el cráneo y tórax. Posteriormente, a los fallecidos se les colocó armas en las manos para simular un enfrentamiento.

Al día siguiente, 24 de agosto de 1984, alrededor de las 15 horas, varios equipos operativos de la CNI, a cargo de Patricio Castro Muñoz, rodearon el domicilio de Juan José Boncompte Andreu, ubicado en la Población Teniente Merino de Valdivia, ingresando a este para detener a Boncompte Andreu, quien trató de huir de sus captores, siendo herido por los disparos de Oscar Boehmwald Soto, cayendo al suelo, lugar en que Ema Verónica Ceballos Núñez le disparó con su arma de fuego en la cabeza, provocando su muerte.

Fuente :resumen.cl, 10 de Junio 2022

Fecha :10-06-2022

Este 23 de septiembre, día en que recordamos 24 años del homicidio con explosivos de Jaime Orellana y Nelson Lagos en Chillán, se realizaron las reconstituciones de escena de los crímenes cometidos por los militares de las Fuerzas Armadas en comisión de servicio en la CNI donde con dedicación exclusiva procedían a planificar y ejecutar homicidios, algunos masivos como el del 23 de Agosto de 1984.

Con un gran despliegue policial en que participaron numerosos efectivos de la PDI - algunos extrañamente encapuchados como en dictadura- y los efectivos del GOPE se llevó a efecto la reconstitución de escena a cargo del Ministro Carlos Aldana quien en compañía de su abogado secretario David Bravo y la Abogada del Departamento de Derechos Humanos del Ministerio del Interior Señora Magdalena Garcés participaron a objeto de esclarecer los hechos criminales en que fueron ejecutados los dirigentes de la zona Sur del MIR el 23 de agosto de 1984.

En cada lugar donde se efectuaron las diligencias –Hualpén, Concepción y San Pedro - estuvieron presentes además de sus familiares y amigos, la Agrupación de Ejecutados Políticos del MIR de Concepción y organizaciones sociales de Hualpén. Se congregó numeroso público del sector y prensa de los distintos medios de comunicación que desde la distancia, -acordonada por los efectivos- estuvieron atentos a los movimientos que describían los hechos ocurridos en esos homicidios. Recordemos que en esta fecha fueron ejecutados siete compañeros miembros de la dirección Sur del MIR en la Operación denominada Alfa Carbón 1 por los Servicios de Seguridad de ese entonces cuyo objetivo era eliminar a los miembros de esa dirección del MIR.

Durante ese Operativo simultáneo fueron asesinados en Concepción Nelson Herrera y Mario Lagos, y en Hualpén Luciano Aedo Arias, en Los Ángeles Mario Mújica y en Valdivia (Juan José Boncompte, Rogelio Tapia y Raúl Barrientos.

Los ejecutores miembros de la CNI fueron comandados por Marcos Derpisch Miranda: Teniente Coronel de Ejército a cargo del operativo y secundado por Hugo José Hechenleitner

Teniente Coronel de Ejército, quienes comparecieron hoy al lugar de los hechos junto a otros cinco miembros de la ex CNI para reconstituir los hechos en la calle Grecia esquina Nápoles en la actual Comuna de Hualpén donde fué asesinado Luciano Aedo Arias.

Algunos de los nombres del escuadrón de la muerte que participaron en el operativo Alfa Carbón 1 en Concepción:

1. Marcos Derpisch Miranda: Teniente Coronel de Ejercito a cargo del operativo. Hoy continúa trabajando en la DINE , (Dirección de Inteligencia del Ejercito).

2. Hugo José Hechenleitner: Teniente Coronel su chapa era Antonio Martínez López.

3. Claudio Rodrigo Rosas Fernandez: Teniente Coronel de Ejército.

4. Víctor Manuel Muñoz Orellana: Sub Oficial del Ejercito su Chapa era Jaime Ricardo Marinovic Palma y fué quien disparó a Luciano Aedo.

5. Álvaro Corbalán Castilla (Mayor de Ejercito). Hoy preso en el Rissort de Punta Peuco.

6. Francisco Zúñiga Acevedo: Oficial de Ejercito. Ya fallecido, se fue sin pagar.

7. Jorge Mandiola Arredondo: Mayor de Ejercito.

8. Carlos Palma: Sub Oficial de Ejercito.

9. Leandro Montenegro (Sub Oficial de Ejercito) alias Farias.

10. Jorge Vargas: Civil.

11. Miguel Gajardo: Civil.

12. Andres Caris: Sub Oficial de Carabinero.

13. Egon Barra: Cabo de carabinero.

14. Rosa Humilde Ramos: Sub Oficial de Ejercito. La más temida dentro de sus pares. Le dicen " La Mala ".

15. Teresa Osorio: Sub Oficial de la Armada.

Estos son los que actuaron en la matanza de Concepción y Hualpén acompañados otro numeroso contingente de efectivos CNI, Ejercito, Carabineros y soplones.

En el caso de Los Ángeles donde asesinaron a Mario Mujica participaron en el numeroso contingente de malhechores:

1.- Bruno Antonio Soto Aravena

2.- José Artemio Zapata Zapata.

Actualmente se cree que uno de ellos dicen no se ha podido establecer cual, se encuentra viviendo en Los Ángeles y el otro en Concepción. Un tiempo breve los detuvieron y estuvieron presos, pero por supuesto al poco tiempo los soltaron y hoy gozan de plena libertad.

Después de concluir en Hualpén la comitiva se trasladó al sector de la Vega Monumental donde fueron ejecutados Nelson Herrera y Mario Lagos luego de haberse rendido y descendido con las manos en alto desde el Taxi bus en que viajaban. Este hecho es una muestra clara de cómo se violaron los derechos del detenido que desarmados y sin capacidad de respuesta armada fueron acribillados en presencia de los transeúntes y pasajeros del Bus en que viajaban, lo que constituye un doble homicidio.

Después de terminada la reconstrucción en Hualpén y Concepción el Ministro y su equipo de trabajo se trasladaron hasta la Población el Recodo en el camino a Santa Juana donde la CNI procedió a allanar la casa de la familia de Nelson Herrera en la que resultara detenida su esposa Patricia Zalaquet.

Hoy el Ministro Aldana ha obtenido en presencia de los imputados los detalles y características de estos crímenes que fueron presentados en esa época a la opinión pública como “enfrentamientos” de terroristas contra funcionarios de la CNI , aún cuando estos malhechores habían viajado expresamente desde Santiago para cometer los ilícitos.

Cabe hacer notar como lo hizo a la prensa el propio Ministro Aldana que este caso judicial se encontraba en la archivado en la Fiscalía Militar desde donde fue recuperado al parecer por el Departamento de Derechos Humanos del Gobierno para trasladarlo a manos de la Justicia Civil quien ahora tendrá la labor de procesar y dictar sentencia aunque el mismo Ministro señalara que no descarta nuevas diligencias.

Los Familiares de Ejecutados Políticos del MIR en Concepción esperamos mucho del señor Ministro, hasta el momento todas sus conclusiones en otros casos inculpan solo a los ejecutores materiales, al ultimo eslabón de la cadena de mando, al que haló del gatillo, dejando impune a los autores intelectuales y mandantes que daban las ordenes de asesinar, por ello es que esperamos que esta cadena del mando llegue hasta los Altos Mandos de las instituciones que disponían de aparatos de inteligencia con dedicación exclusiva para cometer crímenes y esos están incluso más arriba del propio Álvaro Corbalán Castilla (quien se excusó de asistir aunque participó en los hechos), por cuanto este bandido no se mandaba solo. Hoy trascendió que el Ministro habría sometido a proceso el segundo al mando de la CNI al que habría enviado en calidad de detenido al Regimiento Chacabuco, hasta el momento de escribir esta nota era solo un trascendido. Las órdenes de asesinar en una institución armada altamente jerarquizada y centralizada solo podia provenir desde el Estado Mayor de la Inteligencia con la debida aprobación y autorización del Gobierno de facto de los militares golpistas.

Llama la atención que los ex dirigentes del MIR de ésa época una vez más no estén presentes apoyando a los familiares ni se hagan parte en las querellas por verdad y justicia, ni acometan iniciativas contra la impunidad, es posible que anden a la caza de votos en lugar de cazar criminales.

 

          

Fuente : liberacion.cl, 30 de septiembre de 2009   

La Corte Suprema confirmó las sentencias que pesan sobre 15 ex agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI) por su responsabilidad en los homicidios calificados de siete militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) perpetrados los días 23 y 24 de agosto de 1984 en una coordinada acción represiva que se desarrolló en las ciudades de Concepción, Los Ángeles, Temuco y Valdivia, denominada "Operación Alfa Carbón" por los órganos represivos, pero popularmente conocida como "Matanza de la Vega Monumental".

La operación represiva culminó el 23 de agosto con el asesinato de Luciano Humberto Aedo Arias, de 34 años de edad, cometido en la actual comuna de Hualpén; en Concepción, en el frontis de la Vega Monumental, fueron ultimados Nelson Adrián Herrera Riveros, 30 años, y Mario Octavio Lagos Rodríguez, de 34 años. El mismo día en Los Ángeles fue asesinado Mario Ernesto Mujica Barros, de 32 años, y en Valdivia fueron ejecutados Rogelio Humberto Tapia de la Puente, de 31 años, y Raúl Jaime Barrientos Matamala, 23 años. Al día siguiente, fue ejecutado Juan José Boncompte Andreu, de 31 años. Además de ello, como parte de la ofensiva represiva, decenas de personas, militantes y resistentes a la dictadura, fueron detenidas en las ciudades mencionadas y en otros pueblos y localidades del sur.

En fallo unánime (causa Rol 75.716-2022), la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros y ministras Haroldo Brito Cruz, Jorge Dahm Oyarzún, Leopoldo Llanos Sagristá, la abogada (i) Leonor Etcheberry C. y el abogado (i) Gonzalo Ruz L. – rechazó los recursos de casación en la forma y en fondo interpuestos por ocho de los criminales condenados y descartó error de derecho en la sentencia impugnada, dictada por la Corte de Apelaciones de Concepción en junio de 2022 (rol 325-2019), que ratificó la de primera instancia dictada en mayo de 2018 (rol 11-2009) y que condenó a los acusados por su responsabilidad en los delitos.

Los criminales

Con esta resolución, la Segunda Sala, confirma la sentencia que condena a los 15 ex agentes de la CNI; otros dos condenados en primera instancia fallecieron en el curso del proceso. Los condenados son seis ex oficiales de Ejército que operaban como mandos en la CNI, el ex Brigadier Marcos Spiro Derpich Miranda, a la época de los hechos jefe de la División Regionales de la CNI, y el ex teniente coronel Álvaro Julio Federico Corbalán Castilla, jefe de la división Anti Subversiva de la CNI, quienes quedaron condenados a penas de 20 años de presidio como coautores de todos los homicidios calificados y a 5 años y un día de presidio como coautores de asociación ilícita.

El ex capitán, Patricio Lorenzo Castro Muñoz, alias "BJ", deberá purgar una pena de 15 años y un día de presidio por los tres homicidios calificados cometidos en Valdivia; y a 5 años y un día de presidio como coautor de asociación ilícita. El ex teniente coronel Jorge Camilo Mandiola Arredondo, a la época de los hechos jefe regional de la CNI Concepción, fue condenado a 15 años y un día de presidio como coautor de los homicidios calificados cometidos en Talcahuano, Concepción y Los Ángeles. El ex teniente coronel Luis Alberto Moraga Tresckow, a la época de los hechos jefe regional de la CNI Valdivia, y autor material de los crímenes perpetrados en Puente Estancilla, en Valdivia, fue condenado a cinco años de libertad vigilada. El ex mayor Oscar Alberto Boehmwald Soto, jefe regional de la CNI Puerto Montt, fue condenado a 10 años de presidio por el homicidio calificado perpetrado en la ciudad de Valdivia en la persona de Juan José Boncompte Andreu.

En tanto, los agentes Luis Hernán Gálvez Navarro y Roberto Antonio Farías Santelices, quedan condenados a la pena de 10 años y un día de presidio, como coautores del homicidio calificado de Luciano Aedo Arias cometido en Hualpén. Mientras que, José Abel Aravena Ruiz, Sergio Agustín Mateluna Pino, Luis Enrique Andaur Leiva, y Patricio Alfredo Bertón Campos fueron sentenciados a la pena de 10 años y un día de presidio como coautores del homicidio calificado de Nelson Herrera Riveros cometido en el Km. Uno del Camino a Santa Juana, en el sector Idahue. El único procesado y acusado que había decretado el ministro sustanciador Carlos Aldana por el homicidio calificado de Mario Lagos Rodríguez, cometido en la Vega Monumental, el criminal Manuel Ángel Morales Acevedo, fue absuelto por el ministro. Luego, en el curso del proceso, este individuo falleció en diciembre de 2021.

Respecto del crimen cometido en Los Ángeles, el agente Bruno Antonio Soto Aravena, deberá cumplir una pena de 10 años y un día de presidio como coautor del homicidio calificado de Mario Mujica Barros. El otro condenado en primera instancia a la misma pena por este crimen, José Artemio Zapata Zapata, se suicidó en septiembre de 2019. Por los hechos criminales cometidos en Valdivia, el agente Luis René Torres Méndez, fue sentenciado a la pena de 15 años y un día de presidio, como coautor de los dos homicidios calificados cometidos en Puente Estancilla, camino a Niebla, en las personas de Rogelio Tapia De La Puente y Raúl Barrientos Matamala.

Por este mismo hecho, también había sido condenado en primera instancia a la misma pena el agente Gerardo Meza Acuña, pero este individuo falleció en julio de 2020. Por último, además de Oscar Alberto Boehmwald Soto, la agente Ema Verónica Ceballos Núñez, fue sentenciada a la pena de 10 años y un día de presidio, como coautora del homicidio calificado de Juan José Boncompte Andreu, cometido en la Población Teniente Merino.

Señalemos que en el curso del proceso (causa rol 11-2009), el ministro Carlos Aldana se negó a procesar a otra decena de agentes implicados en los hechos criminales, decisión que fue refrendada en su momento por la Corte de Apelaciones penquista. Así mismo, el ministro Aldana se negó a procesar por asociación ilícita a los implicados oficiales Luis Moraga Tresckow y Oscar Boehmwald Soto; y por este ilícito, a pesar de someterlo a proceso, no condenó a Jorge Mandiola Arredondo, el jefe de la CNI en Concepción y gestor de la acción concertada de vigilancia, seguimiento y preparación del operativo que culmina en los crimines de agosto, en los que Mandiola Arredondo participa activamente.

Además, el criminal condenado Patricio Castro Muñoz, pretendió cuestionar la legalidad del proceso judicial y de la condena en su contra, y recurrió en octubre pasado al Tribunal Constitucional (TC) invocando vicios de inconstitucionalidad en el juicio y la condena que le afectaba. No obstante, el 9 de enero del presente año, el TC se pronunció declarando inadmisible el recurso presentado por el criminal y su representante, rechazando el libelo.

La Operación Alfa Carbón

En la etapa de investigación, se logró acreditar que a comienzos del año 1984, el jefe de la CNI de Concepción, el mayor Jorge Mandiola, recibió antecedentes de la rearticulación en la zona del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), logrando detectar a algunos de sus dirigentes y a un gran número de militantes y resistentes. Tras informar a su superior, el coronel Marcos Derpich Miranda, jefe de la división Regionales de la CNI, y habiendo confirmado la detección de la orgánica mirista en el sur, informaron al director de la CNI, general Humberto Gordon Rubio (actualmente fallecido), quien determinó que el mayor Álvaro Corbalán Castilla, a cargo de la División Antisubversiva se coordinara con la jefatura de Regionales, para realizar operaciones destinadas a neutralizar a los miembros del MIR que estaban operando entre las regiones del Biobío y de Los Ríos, denominando estas acciones como «Operación Alfa Carbón».

Producto de lo anterior, Álvaro Corbalán dispuso que varios equipos, integrados por agentes de distintas Brigadas del Cuartel Borgoño (Azul, Amarillo, Verde, Café y Especial), de Santiago, compuestos por dos o tres personas y con movilización y financiamiento otorgados por la División Antisubversiva, se trasladaran a Concepción, Los Ángeles, Temuco y Valdivia, para que, en coordinación con miembros de las unidades Regionales de la CNI de dichas ciudades, llevaran a cabo las diligencias que las distintas jefaturas les ordenaran.

Asimismo, Corbalán ordenó a su subalterno Patricio Lorenzo Castro Muñoz, subjefe de la Amarillo, que se constituyera en Valdivia, a cargo de los equipos que trasladó desde Santiago, para dirigir y llevar a efecto las operaciones en esa región. Del mismo modo, ordenó a Krantz Johans Bauer, subjefe de la Especial, que se constituyera en Los Ángeles a hacerse cargo de las labores operativas, apoyado por equipos conjuntos de Santiago y Regionales.

En paralelo, y con el mismo fin, Marcos Derpich Miranda dispuso que el jefe del cuartel de Chillán de la CNI, Héctor Reinoso Muñoz y agentes de su unidad, se integrara a su similar de Concepción, y que el jefe de Puerto Montt, Oscar Boehmwald, junto a agentes de su unidad, se presentaran ante el jefe de Valdivia, para apoyar las operaciones represivas.

Con la información acumulada a través de seguimientos, vigilancias y escuchas, los mandos CNI deciden dar el golpe definitivo. En días previos al hecho, liderados por Álvaro Corbalán, Joaquín Molina Fuenzalida (fallecido), Marcos Derpich, y otros, se reunieron en el cuartel de la CNI ubicado en calle Bahamondes con Avenida Pedro de Valdivia, en Concepción, los mandos, los jefes y equipos y llegados a la ciudad, más los agentes locales, instancia en que se coordinaron las acciones a desarrollar.

En esa reunión se tomó la decisión de realizar diversos allanamientos y detenciones (sin existir órdenes ni procesos judiciales al respecto) y que el destino de los detenidos dependía del grado de peligrosidad para el régimen militar imperante en el país. Allí los mandos CNI establecieron que miristas serían eliminados y quienes detenidos al momento de "reventar" o ejecutar la operación. Esta operación, comprendía acciones represivas tanto en Talcahuano y Concepción como en Los Ángeles, Temuco, Valdivia y otras localidades de la zona sur.

Los hechos

La fecha escogida por los mandos CNI fue el día 23 de agosto de 1984. En la mañana del día 23, en Concepción, varios equipos de la CNI montaron acciones de seguimiento sobre tres miembros del MIR, los que confluyeron en un restaurant ubicado en la Plazoleta El Ancla, en Talcahuano. Ellos eran Nelson Herrera, Mario Lagos y Luciano Aedo.

Alrededor del mediodía, uno de ellos, Luciano Humberto Aedo Arias, abordó un bus de la locomoción colectiva, en dirección al sector Hualpencillo donde residía, lugar en que se bajó del autobús al percatarse del ostensible seguimiento, y trató de huir a pie, siendo interceptado por los agentes CNI en la esquina de las calles Grecia con Nápoles. En ese momento, el agente Luis Hernán Gálvez Navarro, le disparó con un arma de fuego que portaba, cayendo Luciano herido al suelo; luego se acerca al caído el agente Roberto Antonio Farías Santelices, quien lo remató con una ráfaga en la espalda con un fusil AKA 47.

Un par de horas más tarde, y sin percibir lo que ocurría en las afueras, los otros dos miembros del MIR detectados y vigilados en el restaurant en Talcahuano, Nelson Adrián Herrera Riveros y Mario Octavio Lagos Rodríguez, subieron a otro microbús de recorrido a Concepción, los que fueron seguidos por otros equipos operativos de la CNI, que en el trayecto se coordinaron con Carabineros para interceptar el autobús -que iba con pasajeros- frente a la Vega Monumental.

Al llegar el vehículo a dicho lugar los miembros de la CNI interceptaron el microbús y ordenaron descender a todas las personas del vehículo de locomoción colectiva, pero como algunas personas se negaron, entre ellos los perseguidos, lanzaron bombas lacrimógenas al interior del microbús forzando su desalojo.

Una vez que los pasajeros bajaron, los dos miristas descendieron del micro con las manos en alto, pero los agentes CNI dispararon en el acto a Herrera y Lagos causándoles heridas. Mario Lagos intentó huir, por lo que un agente le disparó con el fusil AKA que portaba provocándole la muerte en el mismo lugar.

Por su parte, Nelson Herrera Riveros fue aprehendido por los agentes de la CNI Sergio Mateluna Pino, José Abel Aravena Ruiz, Luis Andaur Leiva y Patricio Alfredo Bertón Campos, quienes lo introdujeron a uno de sus vehículos y -como parte del montaje- anunciaron a viva voz que se dirigirían al Hospital Regional de Concepción para la atención de las heridas del detenido.

No obstante, se desviaron del trayecto y lo llevaron al kilómetro 0.9 del camino a Santa Juana en donde lo bajaron del vehículo y Aravena Ruiz le ordena a Andaur Leiva ejecutar el crimen; éste le disparó con su revólver en la frente, ocasionándole una herida a bala cráneo cerebral, que le produjo la muerte instantánea, tal como Derpich Miranda se los había ordenado por radio.

Para culminar la farsa, los ejecutores se dirigen con el asesinado al Hospital Regional y lo ingresan por urgencias, ya fallecido. A Nelson Herrera los agentes lo dejaron en el hospital esposado a la espalda. Más tarde volvieron para soltar y recuperar las esposas.

Los Ángeles

En Los Ángeles, alrededor de las 17:30 horas de mismo día 23, una vez que los agentes de la CNI de Concepción José Zapata Zapata y Bruno Soto Aravena que seguían a Mario Mujica Barros, junto a varios equipos que lideraba el fallecido Krantz Johans Bauer, siguiendo las instrucciones de su jefe Jorge Camilo Mandiola Arredondo, se acercaron al domicilio de Mujica Barros en la Población Orompello de Los Ángeles. Ingresaron por sorpresa y violentamente al inmueble disparándole a la víctima en la cabeza, mientras se encontraba en el suelo, causándole la muerte.

Valdivia

Mientras tanto, en Valdivia a eso de las 16 horas del 23 de agosto, equipos operativos de la CNI llegados desde Santiago, dirigidos por Patricio Castro Muñoz, detuvieron a Rogelio Tapia de la Puente y Jaime Barrientos Matamala cerca del Puente Las Ánimas, en la ciudad de Valdivia. Posteriormente, cruzaron el río Calle Calle en un transbordador y los trasladaron al Puente Estancilla, ubicado en el Camino de Valdivia a Niebla, en el sector de Torobayo.

En ese lugar, en que previamente se había cortado el tránsito de todo vehículo y personas por Carabineros, y en circunstancias que los detenidos se encontraban amarrados de manos y vendada su vista, los agentes procedieron a ejecutarlos, por orden de Castro Muñoz, disparando él mismo, además de los agentes Luis René Torres Méndez y Gerardo Meza Muñoz y otros no identificados en el proceso. Asimismo, el jefe regional de la CNI de Valdivia, Luis Moraga Tresckow, quien en principio se habría negado a disparar, ante la imperativa orden de Castro Muñoz, los remató con disparos de su arma. Las víctimas recibieron múltiples heridas de proyectil, algunas de las cuales impactaron a Tapia de la Puente y Barrientos Matamala en el cráneo y tórax. Posteriormente, a los fallecidos se les colocó armas en las manos para simular un enfrentamiento.

Al día siguiente, 24 de agosto, alrededor de las 15 horas, varios equipos operativos de la CNI, a cargo de Patricio Castro Muñoz, rodearon el domicilio de Juan José Boncompte Andreu, ubicado en calle Rubén Darío, en la Población Teniente Merino de Valdivia, ingresando a este para eliminar a Boncompte Andreu, quien trató de huir de sus captores por el patio trasero de la vivienda, siendo herido por Oscar Boehmwald Soto.

En el patio trasero le esperaban emboscados otros agentes que también le dispararon; ya en el suelo, lo remató la agente Ema Verónica Ceballos Núñez quien le disparó con su arma de fuego en la cabeza, asegurando su muerte. Juan José Boncompte recibió 22 impactos de bala.

Resumen por Darío Núñez

Fuente :resumen.cl, 5 de Marzo 2024

Marcos Derpich jugó todas las cartas para evitar pagar sus culpas por la Operación Alfa Carbón. Ordenó directamente la muerte de militantes del MIR en dictadura. Estiró el proceso por años, pero hace dos semanas la Suprema lo declaró culpable de forma definitiva. Intentó desviar la responsabilidad en dos figuras: Álvaro Corbalán, otro ex CNI conocido que ya tiene más de 100 años de cárcel a su haber; y también en el mayor Joaquín Molina, más conocido como el marido de la comediante Gloria Benavides, quien murió en 1988 baleado en una fiesta a manos del hijo del exjefe de la DINA, Manuel "Mamo" Contreras. Este lunes, cuando la PDI llegó a su puerta para encerrarlo, ya no estaba. Sin salida, a unas cuadras de su domicilio se quitó la vida.

—¡¡¡Compruébenme algo!!!

Marcos Spiro Derpich Miranda (85), alías El Gitano, tomó su teléfono y se puso a grabar. Era 22 de noviembre de 2018. Estaba con amigos tomando un café en los alrededores de Tobalaba, en pleno Providencia. No estaba lejos de su domicilio en calle El Vergel.

No lo sabía en ese momento, pero frente a él estaba un grupo de la “Comisión Funa”, quienes —como se puede inferir por su nombre— funan a los objetivos que se proponen. Esta vez se habían fijado en él, un brigadier (r) del Ejército con extensa trayectoria en la Central Nacional de Informaciones (CNI), el principal aparato represivo de la dictadura, donde fungió como vicedirector y jefe de la división Regionales.

En lugar de regresar a su departamento entre abucheos, decidió encararlos, aunque con un rostro que desprendía entre molestia y sorpresa. Se gritaron de lado y lado.

Por ese entonces, tenía en contra un fallo de primera instancia. El ministro en visita Carlos Aldana lo declaró culpable, junto a Álvaro Corbalán y otros agentes, y lo condenó a 25 años de cárcel: 20 años de presidio como coautor de homicidios calificados y 5 años y un día como coautor de asociación ilícita.

Todo en el marco de la denominada Operación Alfa Carbón, desarrollada entre el 23 y 24 de agosto de 1984, y que permitió la matanza de militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

En comparación a su camarada Corbalán, Derpich había corrido con “suerte”. Por ejemplo, en 2009 fue absuelto de un caso de secuestro por falta de participación. Mientras que Corbalán, por su parte, tiene a su haber una cadena perpetua, además de otras condenas, por las que suma más de 100 años de cárcel.

Probablemente con esa autoconfianza encaró a los funadores de vuelta. E incluso pagó a su favor la situación. Según voces que estuvieron presentes, la encargada del local le sirvió un café de cortesía por el “mal rato”.

No se sentía culpable de nada. Cinco años después de ese episodio, el escenario cambió. La justicia dijo lo contrario.

RIP

—Tiene que ser despachado.
—Confirme la orden.
—RIP.

Si bien en abril de 2009 zafó de un caso de secuestro, en septiembre de ese mismo año la justicia volvió a la carga. Por ese entonces inició el proceso del ministro Aldana.

Durante la marcha, la investigación arrojó que Derpich fue uno de los principales jefes a cargo de la Operación Alfa Carbón, junto con Corvalán y el mayor Joaquín Molina, entonces analista de la CNI, más conocido como el marido de la comediante Gloria Benavides, quien murió en 1988 baleado en una fiesta a manos del hijo del exjefe de la DINA, Manuel “Mamo” Contreras.

Según estableció la justicia, para exterminar a los siete miristas a los que habían seguido la pista, los equipos se trasladaron a Los Ángeles, Concepción y Valdivia. Previo al 23 y 24 de agosto de 1984, se reunieron en el cuartel de la CNI en Avenida Pedro de Valdivia, en la capital del Bío Bío.

Desde allí se coordinaron los homicidios de Nelson Adrián Herrera Riveros, Mario Octavio Lagos Rodríguez, Luciano Humberto Aedo Arias, Mario Mujica Barros, Juan José Boncompte Andreu, Rogelio Tapia de la Puente y Raúl Jaime Barrientos Matamala.

El operativo partió la mañana de ese jueves 23. En la icónica Plaza El Ancla de Talcahuano, frente a donde hoy está la Bentoteca de la comuna puerto, los agentes detectaron a tres miristas: Herrera, Lagos y Aedo.

Tras percatarse, decidieron huir en bus. Los captores iban con armas de fuego y hasta un fusil AK-47. Aedo enfiló en un bus en dirección a Hualpencillo —hoy comuna de Hualpén, antes Talcahuano— y los otros dos también, pero hacia Concepción.

El primero, cuando se bajó, intentó huir a pie. Pero a eso del mediodía, en la esquina de las calles Grecia con Nápoles, uno de los agentes le disparó con su arma de fuego. Acto seguido, otro CNI se acercó con el AK-47 y le disparó una ráfaga directamente en la espalda.

Otros CNI siguieron a Herrera y Lagos. Por el camino se coordinaron con Carabineros para interceptar el bus, que aislaron la intersección de la Avenida 21 de Mayo con Mencia de Los Nidos, frente a la Vega Monumental. Allí los agentes le ordenaron a los pasajeros bajarse, pero varios se negaron, incluidos los miristas a bordo.

Acto seguido, lanzaron bombas lacrimógenas para obligar a bajar a los pasajeros. En el intertanto, los agentes lograron dispararles a ambos. Lagos intentó huir, pero corrió la misma fuerte que Aedo: lo mataron con el fúsil. Herrera, en tanto, fue capturado.

José Abel Aravena Ruiz, alias “El Muñeca”, junto a otros CNI, lo tiraron a uno de sus vehículos y lo llevaron al Hospital Regional penquista. Por el camino, este último recibió una orden radial de Derpich. El detenido no podía llegar vivo al centro asistencial y debía ser eliminado.

—Tiene que ser despachado —ordenó Derpich.
—Confirme la orden —le pidió “El Muñeca”.
—RIP.

Nadie cuestionó el mandato y se desviaron al sector Idahue, al inicio del camino a Santa Juana. Luis Andaur Leiva, alias “Caviedes”, lo tiró al suelo, le puso un pie en el pecho y le disparó con su revolver, a dos centímetros de la frente. Lo mató al instante. Aún esposado, retomaron la ruta y lo dejaron abandonado en la urgencia del Hospital Regional.

CONFIRMACIÓN SUPREMA

Para la funa en 2018, aún faltaba mucho camino por recorrer. El fallo de la Corte Suprema tardó, pero llegó. Hace dos semanas, el 4 de marzo pasado, el máximo tribunal confirmó los 25 años de presidio para Derpich y otros 14 ex agentes de la CNI.

Tras repetidos intentos por evitarlo, ya no quedaban más salidas judiciales. Quienes conocieron de cerca el proceso, subrayan que en todo momento su defensa intentó culpar al fallecido Joaquín Molina o a Corbalán. Mientras que este último se limitaba a decir que su rol fue de apoyo a Derpich, quien fungía como encargado en regiones.

Las mismas fuentes confidencian que la figura de Derpich es una muestra de las limitaciones que han tenido las investigaciones de estos casos fuera de la región Metropolitana, pues en regiones se registraron una serie de casos de violaciones de derechos humanos, pero pocas veces ha sido posible sustentarlos con pruebas suficientes. Por ello es probable que Derpich se haya beneficiado de esa “suerte”, al contrario de lo sucedido con figuras como Corbalán.

Durante la semana pasada, fue formalmente notificado de la condena. Por ende, no quedaba más camino que efectivamente ir a la cárcel.

Tras la confirmación de la Suprema, el ministro de la Corte de Apelaciones de Concepción, Carlos Aldana, envió la respectiva orden de detención a la Brigada de Derechos Humanos de la PDI.

Por eso es que la mañana de este lunes llegaron hasta su domicilio en Providencia. Sin embargo, no lo encontraron y los efectivos policiales fueron recibidos por su hijo.

Para entonces, Derpich se había desplazado en su auto hasta la calle Juan de Dios Vial Correa, en plena Plaza Las Lilas, a pocas cuadras de su departamento en El Vergel. En el intertanto, su familia se había percatado de una carta de despedida, en la que precisamente les indicó que se iba a encontrar en ese lugar.

Así fue como la PDI y sus cercanos llegaron juntos hasta allí, donde lo encontraron a bordo de su auto con un tiro en la cabeza. De acuerdo a lo señalado por el fiscal de flagrancia, Luis Jaramillo, y el subprefecto Juan Luis Fonseca, jefe de la BH Metropolitana, en el lugar no había indicios de la intervención de terceras personas. Se suicidó.

Fuente :biobio.cl, 19 de Marzo 2024

"Mi nombre es Germán Mujica, hijo de Mario Mujica, "el chaquito", para los que vivían en Paris. Me preguntaba si tenía algún recuerdo de mi papá. La verdad es que yo me encontraba en Cuba cuando mataron a Mario Mujica, a mi papá. Era parte del Proyecto Hogares, tenía 6 años y Mario con Cristina, mi mamá, me habían dejado en La Habana, a cargo del Partido en el proyecto de padres sociales y yo estaba ahí creciendo.

 

Quería contar una experiencia que me pasó ya al llegar a Chile, una vez que yo pude conocer Chile, porque nací en Francia, en el exilio. Cuando tenía 21 años, ya llevaba tiempo aquí, un día en la casa de la familia Mujica, de su hermano, que era igual a él, me dice "oye, quieres escuchar a tu papá". Yo le dije, ya, pero cómo. "Yo tengo un casette, me dijo". Resulta que el hermano de Mario, Omar, tenía en ese momento 4 niños y la casa era bien numerosa, yo soy hijo único entonces me dije si voy a escuchar a Mario voy a escucharlo cuando estén todos durmiendo, porque esto es algo muy triste. Entonces dije no lo vamos a poner en el living, porque vamos a terminar todos llorando. Además, cuando yo llegué a la casa de Omar la primera vez, todos se pusieron a llorar, y yo dije puchas si la vida es más alegre, yo tenía 12 años. Entonces dije, si pongo acá el casette esto va a ser más terrible, entonces esperé que todos se quedaran dormidos esa noche, y como a las tres y media de la mañana le puse play al casette que me pasó Omar. Hecho andar el casette y lo primero que dice es: "hola Germán, quien te habla es tu papá"...yo dije ¿¡qué?!

Resulta que ellos dejaron un cassette de despedida en La Habana, donde ellos decían a que venían. La verdad es que a mí me da tranquilidad, porque Mario era una persona tranquila, serena, y yo esa noche escuché el cassette y realmente terminé llorando, que más, era increíble. Después con el tiempo lo procesé en sus palabras, lo pasé a texto, lo leí y lo volví a leer, y la verdad es que lo compartí con los compañeros del 23, fue lo primero que se me ocurrió, porque comprendí que era una mecánica que ellos hacían de dejar un cassette y otros hijos de la misma organización habían tenido cassette, pero lo habían perdido, por lo cual no habían escuchado a sus papás.

Lo compartí, nos juntamos, fue un período difícil, pero había que compartirlo, había que escuchar por parte de ellos a qué venían, cuáles eran los riesgos, qué era lo que ellos creían y la verdad es que al escuchar eso, y ver esas palabras yo sentí ... sentí a mi papá. Cosa que no era muy común, porque no alcancé a conocerlo, lo sentí y fui parte de él.

Y la vida siguió creciendo y hoy tengo 41 años, ya no soy tan chico, soy padre de familia, pero cada cierto tiempo leo las palabras del Mario y escucho y como que ¡uf! Como que uno revitaliza.

Yo le quiero decir a él, y a los compañeros también, que es difícil en estos momentos armar la lucha, yo entiendo que el camino de él, de sus compañeros, todo lo que ustedes hicieron, tuvo un momento y tuvo un riesgo, y tuvo otras cosas, pero siempre he compartido lo que ellos hicieron. Yo crecí en Cuba, fui Pionero, me eduqué con la educación de Martí, alguien por ahí refería a Martí al comienzo, Martí decía que la ignorancia mataba a los pueblos. Yo les quiero decir hoy día aquí en Villa Grimaldi que es difícil armar un camino parecido, pero eso no quita que los contenidos de las tareas diarias que uno tiene, haya en cierto modo nuevos colores, nuevas posiciones, nuevos modos de volver a insistir en un fondo, y cuál es ese fondo, el fondo, de repente, no lo digo por la bandera del MIR, pero lo que quiero decir es que cada vez que yo en el presente esté desarrollando, esté desempeñándome como profesional, apelando a lo humano, al sentir, a la solidaridad, al respeto, a la honestidad, cosas que aquí el sistema no las promueve, cada vez que yo esté haciendo eso en lo cotidiano, yo voy a estar abogando por lo que él luchó, por lo que Martí también dijo, por lo que en Cuba también se promovió con la revolución, lo humano.

La salud, la educación, son cosas que a veces uno dice, puchas no tengo al MIR de espalda para poder ir a combatir. Y qué tengo, bueno quizás no sea el momento, pero hoy yo tengo que educar, tengo que educar una hija, hacer familia, y en cada momento que uno va apelando a lo humano, en el trabajo, en la vida y en todos lados, uno va también haciendo territorio. Hoy esto es un territorio, Hoy día Cristina, mi mamá, está en Paris y yo le dije que iba a venir, y uno de los compañeros me invitó, y yo les quiero decir a ustedes que es muy importante que estos actos se hagan y tengan relevancia, y tengan sonoridad, porque esa sonoridad va haciendo que otras personas, otros caminos y nosotros mismos vayamos entendiendo que la humanidad existe y convive con nosotros.

El tema es que uno la tiene que sobrellevar y ensalzar, y yo creo que ese es el mejor homenaje hoy a Mario y a todos. Muchas gracias a nombre de los familiares de los del 23, que hoy son Corporación. Yo soy compañero de Javiera, de Luciano, quiero decir que con los hijos de los compañeros también hemos generado un vínculo, somos todos hermanos y en cada uno de los territorios que nos desempeñamos, estamos abogando a esta humanidad que no tiene que apagarse, que no tiene que soslayarse, tiene que volver a brillar."

Mientras sobre una pantalla se mostraba los rostros de cada uno de los siete compañeros, se fueron dando a conocer sus semblanzas de vida, las que con los diferentes testimonios entregados se transformaron en una cálida descripción, llena de humanidad.

Fuente :resumen.cl 13/9/2023

Expresa Cristina Chacaltana... ”yo amaba a ese hombre de carácter tranquilo, transparente, cariñoso”... y agrega: “admiraba su claridad, su gran perseverancia y capacidad de sacrificio, ese espíritu que le había permitido sobrepasar incontables obstáculos... obstáculos que, como en toda persona de origen humilde, empiezan a temprana edad...”. La niñez de Mario había transcurrido en el sector de Gran Avenida de Santiago. Allí nació y allí realizó sus estudios primarios. Los secundarios los realizó en le Liceo Nº14 de La Cisterna. Fue un alumno destacado siempre y esto le valió una beca para seguir estudiando. Corría el año 1971 y por entonces muchos trabajadores se perfeccionaban gracias a las posibilidades que el gobierno de la Unidad Popular abría a los chilenos modestos. Mario ingresó a la universidad e inicia la carrera de Pedagogía en Matemáticas en horario nocturno. Paralelamente seguía trabajando en el Ministerio de Obras Públicas. El golpe militar lo sorprendió mientras cursaba el tercer año de la carrera. Esta es clausurada, como parte de la represión que sufrieron las universidades chilenas. La precariedad económica, la represión en todos sus matices y niveles no son hechos intrascendentes para una mente despierta y receptiva como la de Mario. En 1974, producto de esa confrontación personal con la dramática situación del país. Mario decide integrarse de lleno a la lucha política e ingresa al MIR.

El año 1975 es detenido por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Junto a él, su compañera María Cristina. Permanecen un tiempo en Tres Alamos, luego él es trasladado a Puchuncaví y María Cristina a Pirque. En Puchuncaví, Mario participa en la primera huelga de hambre de presos políticos que se realiza en Chile, durante el régimen. Esta acción de denuncia tiene relación con la detención y desaparición de 119 compañeros, en la gran mayoría miembros del MIR, en manos de la DINA en Argentina. A poco de salir en libertad, Mario y María Cristina se casan y en 1976 viajan al extranjero. El exilio es una mezcla de añoranzas, de problemas en un mundo extraño y de lucha decidida. En 1978 nace Germán, hijo ambos. El pequeño añade otra dimensión al fenómeno del exilio. En 1981, regresan a Chile. Al desgarro de la separación del hijo, quien permanece en el extranjero oponen la convicción de sus ideas y la esperanza de la entrega por un Chile mejor. Esa entrega que en Mario fue total y que culmina el 23 de agosto de 1984, cuando un proyectil atraviesa su cuello. “El recuerdo de Mario y el de todos los compañeros asesinados por la dictadura estará siempre presente en el pueblo”. ---------------------

Fuente :archivochile.com sin fecha

Sábado 20 de Enero a las 10:30 hrs en el Memorial del Cementerio General Surge una voz desde el sur de impecable serenidad que nos llama a acercarnos a todos en los proximos dias. Quizás exigiendo en el tiempo tantas ganas de estar con los suyos. Viaja un amigo, un hermano, un padre, un compañero. Se acerca y áca estaremos todos para recibirlo y celebrar su vida. Hoy. Traer al presente la dignidad válorica con la que cayó una tarde invierno en el frío sur. Poder decirle algo a él. Poder decirnos algo también a nosotros y porque no visualizar el espacio del amor en nuestro canto. "Canto que ha sido valiente, siempre será canción nueva" así nos dijo Victor.

Con esas tonadas luchó Mario Mujica, desafiando a la dictadura y sembrando con su vida, canción nueva. Proponemos vivir el Contracanto, para verbalizar y entonar entre todos una respuesta en un lugar donde la memoria se convertirá en creación, y desde ellas despeguen las alas de nuestra mejor canción. Cristina y Germán.

Honor y gloria

A los sones del himno del MIR y bajo los fuertes rayos del sol de la mañana del sábado 20 de enero, Mario Mujica avanzó hacia su última habitación en el memorial de Ejecutados Políticos. Como otros combatientes abatidos en la lucha contra la dictadura, su caminar es leve y transparente, propio de un buen recuerdo aferrado a la memoria de sus familiares y ex compañeros de partido, que lo acompañan con banderas rojinegras en las manos. Ese recuerdo se materializa parcialmente en un pequeño féretro que contiene algo de lo que fue en vida, pero lo fundamental es su presencia asida al corazón de los vivos. Ahí está y se quedará, sobreviviendo, el auténtico Mario Mujica, asesinado por la CNI en un falso enfrentamiento un 23 de agosto de 1984 en la población Orompello de Los Angeles.Previamente a su ingreso clandestino a Chile Mujica le conversa a un hijo pequeño, que dejó en Cuba, a través de una vieja grabación. Habla con una voz suave y baja como si temiera que lo escucharan oídos impropios. Le cuenta de sus amores, su sacrificio, estadías en la cárcel y el viaje final a seguir la lucha desde la clandestinidad, convencido de un triunfo que para el nunca llegó. Estamos en tiempos de derrotas, de individualismo desatado, de acomodos nihilistas y cínicos y las palabras de Mujica suenan ingenuas, su gesto parece algo inútil. Más todavía con lo que ha ocurrido en Chile y en el mundo después de su partida. Sin embargo, este Mario y otros como el encarnan valores que pese a todo seguirán flotando en el ambiente, inspiradores. La historia no tiene fin, sus ciclos no se han detenido y como lo señala en tantas idas y venidas, allí donde los anhelos de justicia se hagan perentorios y combatan a los injustos, allí se necesitarán Marios, Migueles o Lucianos, valerosos, audaces y consecuentes. Allí renacerán recogiendo las enseñanzas dispuestas por generaciones de luchadores anteriores, aprendiendo de sus logros y victorias y sin duda de sus errores y derrotas. Tal es sentido implícito en los homenajes a los viejos combatientes caídos. Honor y gloria para ti Mario Mujica.

Fuente :archivochile.com sin fecha

El sábado 20 de enero del 2007, desde Los Ángeles llegaran los restos de Mario a depositarse al Memorial del Cementerio General. Allí, junto a todas sus hermanas y hermanos esos huesitos descansaran en paz. Será su adiós, junto a Cristina y Germán su núcleo básico, además de muchos que estando allí o más lejos, los acompañaremos. “El viejo”. Mario el sencillo. Mario el de rostro moreno y estatura baja. Mario el ejecutado por la CNI en Los Ángeles un 23 de Agosto de 1984, o un 23/8/84. Mario tan fielmente copiado en su hijo German. Han transcurrido 22 años de esos acontecimientos que en su momento llenaron muchas páginas y ediciones de prensa y noticiarios. En Concepción, Los Angeles, Temuco y Valdivia hubo un fuerte impacto con esta otra caravana de la muerte que golpeó fuerte la conciencia de muchos miles de sureños. Siete muertes en menos de 48 horas y más de una docena de encarcelados. Además, del terror inoculado en ciudades enteras. Eran tiempos en que Televisión Nacional se hacía presente para transmitir en directo, las cacerías anunciadas por el dictador. Denuncias significativas como la del obispo José Manuel Santos, nombramiento de ministros en visitas y la acumulación de unos cuantos miles de páginas judiciales, cosidas en decenas de tomos, como si la justicia dependiera de cada nueva foja añadida y de cada nueva vuelta de costura en el lomo. Abogados de derechos humanos realizando infructuosos esfuerzos para detener torturas, recuperar cadáveres y proteger familiares. En tanto, desde las cárceles compañeros y militantes-viudas, más familiares dedicados a instalar la denuncia, buscando hacer claridad sobre los culpables y la condición de montajes y cacería planificada del conjunto de la operación. Todo eso sucedió. No fue un mal sueño, ni menos una pesadilla permanente. Veintidós años han transcurrido. Cambian las ciudades, las calles, los lugares donde cada muerte ocurrió. Muchos testigos fallecieron o son inubicables y algún rayado en Hualpencillo, Bayo Toro o la misma Vega Monumental quizás aún recuerda a esos hermanos caídos. La verdad, es que aunque existan nombres de los autores, son demasiadas y tortuosas las trampas para eludir esta larga y lenta justicia, que en los hechos parece –en este caso- volver inútil los avances. Los asesinos pareciera están protegidos, reconvertidos en sus quehaceres y amnésicos en sus autorías. ¿Se sentirán quizás incómodos cada 23 de agosto del resto de sus vidas? ¿O preferirán, quizás olvidar la fecha y regalonear al nieto, mientras como destellos las frías imágenes de esos secuestros y ejecuciones se entrecruzarán incomodando los sueños de estos apacibles abuelitos? No quisiera detenerme en lo judicial de estos 22 años. Proceso que aún se encuentra en la Justicia Militar. Justicia que es juez y parte en todo. Sus funcionarios civiles o militares juzgados por jueces militares cuando apresan, torturan y ejecutan a civiles.

En veintidós años los recuerdos crecen, juegan y mutan, pero también se desdibujan, se vuelven borradores de algo que fue. Fueron y son nuestros hermanos: Nelson Herrera, Luciano Aedo, Rogelio Tapia, Juan José Boncompte, Octavio Lagos y Mario Mújica. Muchas veces dormimos juntos y nos dimos calor en medio del frío en Temuco y Valdivia, Nueva Imperial, Coronel y Los Angeles o en diversas casas de Concepción. Nuestros encuentros duraban varios días en que compartíamos una casa o parte de ella. A veces, una habitación era nuestra sala de reuniones, dormitorio y comedor. Entre apretados tiempos, conversábamos a medias de los nuestros, chocheando con esos hijos que la mayoría tenía lejos, mientras compartíamos el hallazgo de un libro o una grabación de música. Por ejemplo, recordar esa última vez en la casa de Pedro de Oña, próxima a la Vega Monumental escuchando el Mercado de Testaccio de Los Inti-illimani, también la coincidencia del partido de fútbol o tenis con una parte de la reunión y la mayoría decidiendo suspender lo planificado para vibrar con la transmisión. Así, la vida corría a chorros aunque tuviera tanta muerte pisándole los talones. Sería falsear la realidad, asociar a cada momento la posibilidad de la muerte. Al contrario todo estaba basado en la vida, en superar ese tiempo y desde la superación de la dictadura construir otro Chile justo y para todos. Los mártires no estuvieron en ningún plan suicida. En ese colectivo de dirección del MIR se reunía el accionar de centenares de militantes que desde la zona del carbón hasta la población “Las Animas” en Valdivia construían actos de resistencia, tejido social entre campesinos mapuches, estudiantes universitarios, pobladores, profesores, comunidades cristianas, mineros del carbón, trabajadores de la salud, profesionales y muchos otros sectores sociales que constituían una amplia red que se había activado, conectado y constituido desde los años ochenta en que militantes del interior y retornados clandestinos, nos reunimos en una pequeña casa de alguna de las terrazas en Nueva Imperial para constituir las bases de la que sería la estructura sur reconstruida. Comenzaban a correr los años 80..

Era un equipo clandestino. De esa resistencia tantas veces ignorada “en la normalidad” de estos tiempos. Nuestras reuniones conformaban ese mapa de lucha, a la vez de proyectar las tareas futuras; imaginando nuevas formas de presencia e iniciativas en esos extensos territorios que “teníamos a cargo”. Esas eran nuestras tareas y este equipo reproducido junto a otras decenas de bases llevo adelante esas misiones hasta él limite de sus fuerzas, incluso hasta no medir el cerco enemigo que finalmente lo aniquilo. Porque es preciso decirlo. En nuestro activismo, fuimos ciegos, lentos, e inoperantes ante el olor de las hienas. Desde nuestras éticas, valores y convicciones buscamos medir cada respuesta, incluso un repliegue tardío y utópico que pudo, quizás, haber hecho esa cacería más dificultosa. Fuimos detectados, seguidos y chequeados hasta terminar diezmados y cazados en cercos sorpresivos, en verdaderas puestas en escena de “falsos enfrentamientos”, como la de Mario Mújica asesinado por tiradores escogidos con certeros balazos al interior de su casa. Los aparatos represivos de la dictadura ese 23 culminaban su cacería y asestaban seguramente el último y más contundente golpe estructural a la capacidad del MIR como organización clandestina a nivel nacional. Nuestros encuentros, tenían el milagro de la sobrevivencia y el compartir los resultados de planes y tareas. También, nos constituían en esas horas y días en.una suerte de familia que sé hacia el tiempo para pequeñas confidencias al filo de la “legalidad partidaria” o lo recomendable o nos desbordaba lo humano, como alguien dijo una vez. Con turnos de cocina y lavados, con guardias y precarias condiciones de fachada. De pronto era una foto ajada, la noticia de un nacimiento o el recuerdo de una frase dicha por una pequeña niña que discurría con su padre, mientras viajaba en tren. O las novedades de la isla y los hogares como era el caso de Germán, el único hijo de Mario y Cristina. Otras veces, eran historias de los equipos que demostraban que ese hormiguero férreo y disciplinado estaba vivo, cruzado de aconteceres humanos, jodidos y a veces tremendamente complicados. Esa red clandestina vivía la vida a borbotones, deprisa. Hasta que una muerte o un encarcelamiento le recordaba que todo iba en serio, despertando de la rutina adormecedora en que a veces se puede tornar la clandestinidad prolongada. Nelson, “Emiliano” o “Loncon” era el jefe, cálido y hermano. Preclaro y generoso, duro y exigente, cariñoso y fraternal como para en medio del riesgo, fuera a buscarte para saber directamente que había ocurrido, cuando la única versión eran las noticias de un periódico. Luciano era el conocedor de la zona, ladino y flacuchento, “Pichi” era la memoria, el más antiguo en toda esa extensión, el “Manuel Rodríguez”, capaz de las audacias más grandes. El “Nico”, Mario era el milico, el sobreviviente de Neltume, el más grande de tamaño y quizás de cojones como decía, mientras sus dientes reconstruidos testimoniaban sus cárceles anteriores. Mújica o “el viejo” era el último en hablar, el más callado, disciplinado y atento, menos exuberante que otros y jugado como pocos, sospechoso a la primera en cualquier control, empeñado en ganar la confianza de las comunidades mapuches donde comenzaba a implantarse. Boncompte venía del repliegue de los destacamentos y muy seguramente fue el único que pudo intentar defender su vida y libertad. “Fabricio”, profesional del bosque formado en la Austral de Valdivia era el único legal del grupo y recordaba un mapache con esos lentes de carey oscuros. A Raúl Barrientos, creo no lo conocimos, salvo que era “un cuadro” del trabajo poblacional en Valdivia.Estas tímidas líneas quieren estrujar recuerdos que son innumerables y constituyen borradores de esas bitácoras de resistencia pendientes de escribir para no ser cómplices de tanta amnesia. La Resistencia a la dictadura, deberá entrar a la historia – como diría el profesor Gabriel Salazar- de la mano de múltiples apuntes, anónimos y de autor, fragmentos compartimentados de un tejido que teniendo banderas distintas se regó por todo Chile como lo cantara el gran Viglieti. Pero estos recuerdos y este homenaje estarían incompletos, sino destacáramos algo esencial que muchas veces en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos, en la bestialidad de los crímenes, en la impunidad de estos falsos enfrentamientos – en su gran mayoría- se escabulle o se nubla. Me refiero a la condición de militantes, me refiero a la pertenencia al MIR, me refiero al proyecto que nos movió a todos y nos hizo optar por esa dura vida, alejándonos de familias y proyectos personales de estudio y trabajo. Eso es esencial, básico, primero, indesmentible, incontrovertible. De lo contrario nada tiene explicación y esas pérdidas de todo tipo se tornan suicidios colectivos o sólo víctimas de un sistema de terror. Recuerdo que una de esas últimas noches antes de la cacería, luego de ver una película sobre la resistencia checa, conversamos de la muerte, quizás la olíamos cerca, porque ya se delataba en esas horas anteriores al 23/8/84. Conversábamos si estaríamos juntos y hermanados o nos sorprendería solos, como únicos representantes de ese proyecto que tanto nos unía. Que hoy tenga otros temas, asuma otras formas, se manifieste modesta y dispersa, no significa que ya paso el tiempo de cabalgar a Rocinante. La historia es una vieja astuta y se encarga de cuando en cuando y de vez en vez de recordarnos los veintitrés de agosto y muchas otras fechas que los que murieron estaban tras algo y que ese camino es largo y continúa. Ahí esta América Latina despertando y regando propuestas audaces por su mapa múltiple. En estos actos de comunión y memoria, en otros de rabia y estallido, en otros de construcción silenciosa y nueva, en muchos mezclados de nostalgia y futuro están los viejos mujicas, los nelson, los lucianos, los mario, los rene, los boncompte, los fabricio, los octavio.

¡¡ Hasta siempre querido Mario Mújica ¡¡ Ignacio Vidaurrázaga Manríquez.

Fuente :archivochile.com sin fecha

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Ultima Actualización : 01/08/2025