Mario Daniel Martínez Rodríguez

Rut : 9.150.952-0
Fecha Detención : 02-08-1986
Comuna Detención : La Florida
Fecha Asesinato : 02-08-1986
Comuna Asesinato : Santiago
Fecha Nacimiento : 25-06-1962
Edad : 24
Lugar Nacimiento : La Florida
Partido Político : Partido Demócrata Cristiano (DC)
Oficio o Profesión : Estudiante de Ingeniería de Ejecución Industrial
Nacionalidad : Chilena

Antecedentes del Caso

Mario MARTINEZ RODRIGUEZ, Demócrata Cristiano, Secretario General de la FEUSACH y Secretario de Finanzas de la CONFECH. El Sábado 2 de agosto de 1986 alrededor de las 12:00 horas, Mario Martínez sale de su casa ubicada en la comuna de La Florida, avisando a sus padres que iría a la casa de un amigo a devolverle su mochila y unos libros, destino al que nunca llegó.

Días después, el 4 de agosto un campesino encuentra el cadáver del joven Martínez en la playa de Las Rocas de Santo Domingo vestido y con una mochila en la espalda. El informe de autopsia consigna que la causa de la muerte fue asfixia por sumersión, no constatándose lesiones atribuíbles a terceros.

Según versiones recibidas en esta Comisión, Martínez se sentía seguido y amenazado debido a su trabajo como dirigente estudiantil. Además, se encontraba elaborando un informe sobre los agentes de seguridad que operaban en la Universidad de Santiago. Estas circunstancias, unidas al hecho de que su cuerpo fue encontrado en el Balneario de Santo Domingo, lugar que nunca mencionó visitar, hacen dudar sobre las causas de su muerte, careciendo esta Comisión de antecedentes suficientes para formarse convicción de cómo sucedieron los hechos.

 

Fuente :(Informe Rettig)

Prensa

Qué frágil es la memoria y qué torpe somos los humanos. Lloramos tu muerte sin consuelo, hace ya varios años. Fue en un nebuloso agosto, donde te dejaron dormido para siempre, Enquistado en las Rocas de Santo Domingo, cerca de San Antonio; como el mártir juvenil que dio su vida como testimonio.  Te encontraron en el año ochenta y seis del milenio pasado,

Con la mochila en la espalda, lejos de tus padres y hermanos; el sello de un noble dirigente quedó en la retina de todos, de aquellos que amamos la patria y defendimos la vida –sin capucha ni violencia, con las manos limpias- y lloramos a mares porque no supimos cuidar la tuya.

Como si fuera hoy, luego del luto y del llanto, millares de estudiantes olvidaron tus nobles pasos. Prometimos buscar justicia y que tu muerte no fuera en vano…Y los lustros con sus noches y sus soles se nos  han pasado, empero tu ausencia nos sigue el alma lacerando. La colectividad se olvidó de tu caso querido Mario y paradojalmente, como un golpe de la vida misma o el contrasentido impropio de la naturaleza errante, tu hermano querido, sangre de tu sangre -sin olvidarte un ápice-  ahora lucha en otra justicia y para otros hombres. Declama por otras víctimas, aboga por otras heridas y deja la propia en la duramadre de su razón, acongojada por los años aturdida desde tu partida.

Mario, fuiste valiente y consecuente, orgullosa ha de estar tu familia, tus padres han de llenar el vacío que tu partida dejó en sus corazones y la herida profunda que se rubricó en el alma de los tuyos, con la gratitud y cariño de tus camaradas que hoy como ayer te lloran. Porque has sido una eterna estrella para que otros puedan iluminar sus rutas.

El pasar de los días y el ocaso de la dictadura, con el aflojar de las banderas y su alegría prometida en un arcoíris de fantasía, hizo esconder los juramentos, aquellos gritos de justicia de jóvenes, desgarradores.

Que con los símbolos de la patria joven, con la memoria de Frei y Tomic, con la flecha roja que surgía por nuestros sueños al viento, rompiendo las injusticias de un ateísmo dañino y un capitalismo feroz, Declamamos la acción de los valores comunitarios. Despojad del joven la hoz y el martillo y entregarle educación y principios, para construir el colectivismo humanitario, con la inspiración del humanismo cristiano  y cuya estrella no alcanzó para cuidarte con su destellante manto; como la toga injusta que solo pudo posarse ulterior en tu cabeza.

Era el sueño que con las manos alzadas con los dedos en señal de victoria, transitamos por las calles de Santiago, sin capuchas y sin piedras.

Solo a palmas y gritos, buscando un futuro en paz para todos, con el recuerdo de un pasado glorioso con la marcha de la patria joven y eligiendo la libertad si nos pedían quedarnos con aquella o con el pan.

Muchas consignas, marchas alentadas por la vía pacífica, soportando golpes o alaridos sin más protesta que el grito de justicia; que declamamos junto a Palma, Andueza, Burotto y varios otros, con lágrimas de jóvenes soñadores prometimos no olvidarte. Eran otros tiempos eran otros valores, en la fila jamás nos pusimos al inicio, la patria estaba primero y si quedaba espacio era para los ancianos, la mujeres y los niños.

Pero los días y los años pasaron con sus otoños y tardes invernales. ( Me imagino la pena de tus padres).

Y la primavera hizo que surgiera un arcoíris verosímil, terminando la dictadura, cual cruel engaño de la vida, la democracia nos hizo omitir el juramento, era como la fiesta que se hizo en la ausencia de Moisés o el desdén de Pedro al nombre del maestro.

Al menos Judas hizo lo correcto, era su misión, no fue un torpe fariseo y buscó la muerte cuando cumplió su rol.

Nuestras mentes por años se nublaron, olvidamos las frases y los llantos, la ofrenda de buscar justicia, el justo reproche a quienes mutilaron tu vida, enlutaron tu recuerdo y a tu familia, despojándoles de tus horas de vida y compañía.

Jóvenes soñadores que jamás luchaban con amargura, corazones irresponsables que colocaban primero al país antes que sus vidas.

Con la “uve” de la victoria en su mano, estaban al frente de las marchas, en la Usach o en la Católica, en Beauchef o en Pío Nono, en la Chile o donde la Confech agendaran la caminata. Dispuestos a dar la existencia sin pensar un segundo en que podríamos perderla.

Mario, fuiste valiente y consecuente, orgullosa ha de estar tu familia, tus padres han de llenar el vacío que tu partida dejó en sus corazones y la herida profunda que se rubricó en el alma de los tuyos, con la gratitud y cariño de tus camaradas que hoy como ayer te lloran. Porque has sido una eterna estrella para que otros puedan iluminar sus rutas.

Perdón le ruego a tus padres y a tu familia, por este olvido absurdo e involuntario, (de omitir tu homenaje en tantos días y largos años)

Llegaría la alegría dijimos, pero era sin olvidar la historia, sin omitir tu nombre en la memoria.

Hoy con humildad y respeto rindo un homenaje póstumo en tu honor, Porque diste tu juventud por otros, por nuestros sueños e ideales, que tu nombre retumbe en los cielos, para nosotros eres y serás un mártir.

Mario Daniel Martínez Rodríguez, eras de los nuestros el mejor, ahora desde las alturas nos cuidas porque en el firmamento tenemos nuestro ángel.

Fuente :elmostrador.cl 3/8/2018


En una ceremonia de profundo simbolismo y marcada por la emoción, la Universidad de Santiago de Chile otorgó este viernes (6) en el Aula Magna, títulos universitarios póstumos a los estudiantes de la Universidad Técnica del Estado y Universidad de Santiago, asesinados y/o desaparecidos durante la dictadura militar.  
 
La Casa de Estudios, entregó la acreditación profesional por gracia a 39 estudiantes víctimas de la represión entre 1973 y 1989, diplomas que fueron recibidos por sus familiares: nietos, hijos, hermanos o padres de avanzada edad, muchos de ellos portando la imagen de su ser querido en el pecho.
 
La ceremonia fue presidida por el rector de la Universidad de Santiago, Juan Manuel Zolezzi, y cconcurrieron el presidente de la Junta Directiva del Plantel, Hans Fox, otras autoridades universitarias, estudiantes y egresados, el presidente de la Corporación Solidaria UTE-USACH, Emilio Daroch, la alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz y la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Lorena Fríes, familiares y amigos de los homenajeados, entre otras distinguidas personalidades.
 
En su intervención, el rector Zolezzi afirmó que “la acción de recordar tiene componentes éticos y sociales profundos, es por ello que realizamos esta ceremonia con recogimiento”.
 
Remarcó, además, que se trata de la reparación, el reconocimiento, un acto mínimo de justicia con jóvenes que sufrieron muertes atroces y de los que, en muchos casos, aún no se sabe su paradero.
 
En la misma línea, el rector de la Universidad de Santiago aseguró que el camino de la reparación no se cerrará mientras no se alcance la verdad completa y total  justicia. 
 
Por su parte, el presidente de la Corporación Solidaria UTE-USACH, agrupación que participó en la organización del acto, agradeció a la Universidad por permitir realizar “este acto pequeño y simbólico, lleno de sentimiento” y efectuó un repaso por las historias de vida de algunas de las víctimas homenajeadas.
 
“Todos ellos eran estudiantes extraordinarios, con profundas convicciones y gran apego y amor a las luchas de su pueblo. Con amor a la vida, pero dispuestos a entregarla por sus ideales. Están en nuestra memoria siempre. Hoy queremos levantarlos y ponerlos en el pedestal de la historia, traerlos a la vida, compartir con ellos este momento de gran solemnidad”, remarcó Daroch.
 
Asimismo, Nelly Berenguer, esposa del detenido desaparecido y ex estudiante de Ingeniería de Ejecución en Geomensura de la UTE, José Manuel Ramírez, habló en nombre de los familiares y  expresó que “estos títulos póstumos permiten cerrar al menos uno de sus proyectos de vida; estudiar y ser profesionales. La magnitud del evento al que hoy asistimos es reflejo digno del compromiso de esta Universidad, con quienes 40 años atrás formaron parte de esta comunidad, pero también habla de la importancia que le dan a la memoria colectiva e histórica de nuestro país y a los valores y principios por los cuales nuestros familiares dieron sus vidas”.
 
Al concluir el acto, los asistentes se trasladaron al patio del sector de la Escuela de Artes y Oficios en la Universidad, lugar donde se descubrió una placa conmemorativa con los nombres de los ex estudiantes distinguidos por esta Institución.
 
Ex estudiantes titulados
 
Las víctimas de la dictadura, recordadas y homenajeadas por la Universidad de Santiago con el diploma de acreditación profesional, son las siguientes:
 
Luis González Mella, Ingeniero de Ejecución Textil; Jorge Aravena Mardones, Químico Industrial; Jaime Buzzio Lorca, Técnico Universitario en Mantención Mecánica; Ricardo Campos Cáceres, Licenciado en Educación con Mención en Artes Plásticas; Claudio Contreras Hernández, Ingeniero Civil en Obras Civiles; Renzo Contreras Jorquera, Licenciado en Educación con Mención en Matemática y Computación; Juan Cortés Alruiz, Ingeniero de Ejecución Metalúrgica; Manuel Cortés Joo, Contador; Alfonso Díaz Briones, Ingeniero de Ejecución Mecánica; Antonio Elizondo Ormaechea, Ingeniero de Ejecución Mecánica; Oscar Fuentes Fernández, Ingeniero de Minas; Luis González Mella, Técnico en Estructuras Metálicas; Francisco González, Construcción Civil; Patricio Guarategua Quinteros; Técnico en Mantención de Equipos Industriales; René Lucero Muñoz, Técnico en Supervisión Industrial Textil; Zacaríaas Machuca Muñoz, Ingeniería de Ejecución en Geomensura; Rafael Antonio Madrid Álvarez, Profesor de Estado con Mención en Castellano; Juan Bosco Maino Canales, Ingeniería de Ejecución en Mecánica; Adolfo Mancilla Ramírez, Ingeniería Civil en Obras Civiles; Agustín Martínez Mesa, Ingeniería de Ejecución en Mecánica; Mario Martínez Rodríguez, Inegniería de Ejecución Industrial; Gregorio Mimica Argote, Ingeniería de Ejecución en Mecánica; Eugenio Montti Cordero, Ingeniería de Ejecución en Mecánica; Leopoldo Muñoz Andrade, Construcción Civil; Jecar Nehgme Cristi, Ingeniería Civil; Ramón Núñez Espinoza, Técnico en Control de Calidad; Eduardo Ojeda Disselkoen, Técnico Mecánico; Fernando Olivares Mori, Ingeniería Industrial; Pedro Oyarzún Zamorano, Construcción Civil; Michelle Peña Herreros, Ingeniería En Electricidad; José Peña Maltés, Ingeniería Eléctrica; José Ramírez Rosales, Ingeniería de Ejecución en Geomensura; Enrique Reyes Manríquez, Ingeniería de Ejecución en Mecánica; Hugo Ríos Videla, Ingeniería de Ejecución en Mecánica; Ricardo Rioseco Montoya, Profesor de Estado con Mención en Castellano; Carlos Santibáñez Romero, Ingeniería de Ejecución Textil; Jaime Vásquez Sáenz, Construcción Civil y Francisco Viera Ovalle, Técnico en Electricidad.

Fuente :portal.usach.cl 7/9/2013

En la primavera de 1998 un grupo de jóvenes demócrata cristianos, entre ellos José Valencia Castañeda,  rompía el letargo partidario, pero aún más el olvido y la omisión, instalando en la sede central de su partido en la Alameda cerca de La Moneda, una placa memorial de bronce con un listado de militantes del PDC víctimas de la dictadura cívico militar que asoló a Chile por largos diecisiete años.

 Entre ellos están los más conocidos como el Presidente Eduardo Frei Montalva, asesinado por un grupo de agentes de la policía política de Pinochet a tráves de venenos que le inyectaron a su cuerpo luego de una operación sencilla a la que había sido sometido. Muere en enero de 1982 en una clínica de Providencia.

También está el dirigente de la juventud DC Mario Martínez que es encontrado ahogado con una mochila en su espalda en una playa en las Rocas de Santo Domingo en pleno invierno de agosto de 1986. El dirigente había denunciado que se sentía perseguido y amenazado por su trabajo político juvenil.

El tercero más conocido es el transportista de 49 años Mario Fernández López que fue detenido por su trabajo partidario en Ovalle en octubre de 1984 por agentes de la CNI, la policía política de Pinochet. Fue llevado a La Serena, torturado en un recinto de esta siniestra entidad y muere en el hospital adonde llegó agónico. El asesino confeso del presidente de la ANEF,  Tucapel Jiménez, el mayor del Ejército Carlos Herrera, está detenido y procesado por este crimen.¿Por qué hacer un libro?
José Valencia señala que "era una iniciativa que por años anhelaron concretar, y que venía a hacer justicia a hombres y mujeres demócrata cristianos que fueron ejecutados o que, hasta hoy, continúan en la dolorosa condición de detenidos desaparecidos".

Eran anónimos militantes de base, del mundo sindical, estudiantil, campesino y profesional, cuyos nombres hasta entonces, permanecían prácticamente desconocidos para el grueso de la militancia y dirigencia partidaria DC, olvidados por los vaivenes y exigencias de la política coyuntural, permanentemente exigida por la gestión de sucesivas elecciones,la administración del poder y el ejercicio de la responsabilidad gubernamental.
Valencia asegura que "Sus nombres, en cambio, eran llevados en el corazón de sus familiares, amigos y compañeros de ruta, como un fuego imperecedero mantenido vivo en los pliegues de la memoria, de sus memorias".

Valencia Castañeda es el autor del libro “La Placa. Mucho más que un trozo de metal”. Es periodista, diseñador y dibujante. Milita en la Democracia Cristiana desde los 15 años, en 1987 fue víctima de prisión política y su caso está consignado en el informe de la Comisión Valech.

En su primera obra, el autor recuerda a Cambio21 la historia de la placa que contiene los nombres de 16 personas vinculadas a la DC que perdieron la vida a manos de agentes del Estado en el oscuro período de la dictadura cívico-militar.¿Cuándo comienza esta iniciativa?
Esto se gesta en 1998, yo tenía responsabilidades partidarias, como consejero nacional de la Juventud Demócrata Cristiana. Fue un año marcado por las manifestaciones, ya que luego de entregar el mando del Ejército, Pinochet juró ante el Congreso Nacional como senador vitalicio, tal como lo establecía la Constitución de 1980. Era uno de los enclaves autoritarios con los que el antiguo régimen pretendía mantener su inaceptable tutela en la recién recuperada democracia chilena. En ese contexto, decidimos reconocer a nuestros camaradas caídos, por supuesto en el sentido de exigir verdad y justicia para ellos y sus familias. Así es como instalamos en la sede partidaria una placa con los nombres de las víctimas DC de la dictadura cívico militar.

¿Cuántos son los casos?

Hoy en día, aún no sabemos cuántos son. Pero en la actualidad hemos contabilizado 16 víctimas entre desaparecidos y/o ejecutados de personas que estuvieron vinculadas a la DC por militancia o cercanía, aunque originalmente la placa consideró sólo 14. Los organismos oficiales que en democracia abordaron la materia, no pudieron acceder a información precisa por los pactos de silencio de los perpetradores y por el fundado temor de los familiares. Nosotros tampoco teníamos esas certezas en 1998, por eso en la placa puse la frase “homenaje a los demócrata cristianos que dieron su vida por la justicia y la libertad, a los aquí mencionados, a aquellos cuyos nombres nunca conocimos, y a los que día a día dedican su vida a la defensa y promoción de los derechos humanos”.
La placa también tiene inscrito al ex Presidente Frei Montalva...

Efectivamente, su nombre está incorporado, fue una de las dos personas agregadas en 2017. Cuando se elaboró originalmente la placa, no existía la certeza judicial de que don Eduardo también era parte de este triste listado. Hubo un trabajo jurídico y técnico-pericial que posibilitó establecer la verdad e identificar a los culpables. En ese sentido es importante reconocer el enorme esfuerzo que hizo la familia del ex Presidente Frei Ruíz Tagle, especialmente la labor de su hermana e hija de Frei Montalva, Carmen, por lograr resultados en una investigación que, a todas luces y desde un principio, apuntaba a la participación de terceros en su deceso y específicamente de miembros de los organismos de inteligencia de la dictadura de Pinochet.

¿Cómo surge la idea de escribir un libro y por qué ahora?

La instalación y reinstalación de la placa, significó un trabajo de recopilación de información que permitió tener la base para comenzar a escribir esta pequeña historia, que también trata del contexto y de cómo se resuelve por parte de la JDC de la época hacer este testimonio. Consideré que era importante hacerlo para rescatar la memoria de las víctimas, justo ahora, cuando se han producido graves violaciones a los derechos humanos por la represión policial, en donde el terrorismo de Estado, que hoy se asoma mutilando o dejando ciegos a los manifestantes y manteniendo presos a los jóvenes de la revuelta social, nos evoca cuando la dictadura detuvo y desapareció personas, o cuando ejecutó gente en falsos enfrentamientos.
Estos son los DC que fueron asesinados por la Dictadura
 
1. Eduardo Frei Montalva, Asesinato Político.
2. Guillermo Amador Álvarez Cañas, Ejecutado Político.
3. José Emiliano Balboa Benítez, Detenido Desaparecido.4. Sonia De Las Mercedes Bustos Reyes, Detenida Desaparecida.
5. Hernán Horacio Castillo Calcagni, Ejecutado Político.
6. Gustavo Efraín Domínguez Jara, Detenido Desaparecido.
7. Tomás Rogelio Domínguez Jara, Detenido Desaparecido.
8. Mario Gilberto Fernández López, Asesinato Político.
9. Mario Daniel Martínez Rodríguez, Asesinato Político.
10. Juan Guillermo Navarrete Solar, Ejecutado Político.
11. Juan Segundo Palma Arévalo, Ejecutado Político.
11. Roberto Romualdo Romero Reyes, Ejecutado Político.
13. Sergio Orlando Verdugo Herrera, Ejecutado Político.
14. Juan Antonio Villaseñor Jara, Ejecutado Político.
15. Sergio Gervasio Rodríguez Villanueva, Detenido Desaparecido.
16. Fernando David Becerra Julio, Ejecutado Político.

Fuente :cambio21.cl 17/12/2020

Testimonio



En memoria de Mario Martínez Rodríguez*

Esta historia comienza con una afirmación. “Nosotros echamos a Pinochet”

Conocí a Mario en 1984, cuando comencé a asistir, dos veces por semana, a unos cursos nocturnos que se impartían en un local ubicado en el sector de Santa Rosa con Avenida Matta. Según me habían dicho, ésta era una iniciativa de un grupo de cristianos por el socialismo, que suscribían los postulados de la Teología de la liberación.

Me inscribí en el curso de Historia del Movimiento Obrero. Los cursos eran gratuitos y para que pudiéramos asistir con cierta regularidad, recibíamos un pequeño viático para la micro y en los recreos un café y un sándwich, que para muchos constituía casi el único alimento del día. También se nos distribuía gratuitamente los resúmenes escritos de las materias tratadas en las clases. Los profesores eran excelentes y la mayoría de los alumnos éramos jóvenes trabajadores que participábamos en organizaciones sociales o políticas, por lo general, en ambas. También había trabajadores cesantes, administrativos de pequeñas empresas y algunos liceanos y estudiantes universitarios.

En aquella época yo trabajaba leyendo medidores al mismo tiempo que asistía a unos talleres de diseño gráfico, estudios que después continuaría en la universidad ARCIS. Recuerdo que aquel invierno fue especialmente duro y creo que asistíamos a estos cursos fundamentalmente para no morir de miedo y desesperanza ante la implacable política del dictador, que transformaba el futuro en un hoyo negro galáctico. Cada noche, superando el temor natural que rodeaba cualquier actividad que escapaba al control dictatorial, íbamos a escuchar la historia de nuestro país, esa que no se leía en los libros ni se enseñaba en los establecimientos escolares. Las clases se basaban exclusivamente en las exposiciones de los profesores quienes nos describían en detalle las luchas obreras de principios de siglo y el surgimiento de las organizaciones sociales, sindicatos y partidos populares. Cada vez que preguntábamos algo, el profesor nos hacía reflexionar llevándonos al fondo de los problemas, a la lucha de clases y por lo general terminábamos discutiendo la coyuntura, es decir, lo que estábamos viviendo día a día. Yo no tenía muchos más argumentos que los que mi propia práctica política me dictaba, pero en las asambleas poblacionales había aprendido a hablar como un avezado político. Entonces, en las clases, cuando a veces Mario planteaba una idea era yo quien se la cuestionaba y por lo general tanto el profesor como mis compañeros compartían y apoyaban mis intervenciones, algo que me comprometía y asustaba a la vez. Finalmente el timbre ponía fin a nuestras discusiones y nos dispersábamos por las calles hacia distintos puntos de la ciudad.

En estos cursos nocturnos, Mario siempre utilizó su nombre real; en cambio yo me hacía llamar Daniel Osses y mis compañeros me apodaron Dany “El Rojo”, como el líder del Mayo francés. Mario era un joven de estatura regular, de aspecto fuerte y porte decidido. Usaba unos gruesos lentes de mateo y se vestía como todos los universitarios de esos tiempos: blue jeans, parca y zapatos deportivos. Recuerdo que tenía una manera muy especial de hablar, pronunciando cada frase con mucha fuerza, como si todo lo que decía fuese importante, urgente y con sólidas bases teóricas. Era inteligente, estudioso y capaz de abordar diversos temas. Se notaba que leía mucho, varias veces me recomendó algunas lecturas que, en mi caso, se limitaban a los documentos de mi partido y a los textos que publicábamos en las revistas y folletos clandestinos.

Al calor de las discusiones en clases nos fuimos conociendo, simpatizamos y comenzamos a compartir nuestros respectivos idearios políticos. En aquella época teníamos entre 22 y 23 años. Él militaba en la JDC, aunque era muy crítico de las posturas de algunos líderes del PDC –una vez me contó que se había negado a leer un texto de Gabriel Valdés en su Universidad. Por mi parte, yo pertenecía a una pequeña organización socialista, la CNR, que no vio la necesidad de contar con una Juventud puesto que todos éramos muy jóvenes. A través de nuestras conversaciones me fui dando cuenta de que Mario, si bien militaba en un partido pluriclasista y de centro-derecha, con una importante trayectoria en la vida política nacional, se identificaba mucho más con nuestras ideas y práctica políticas. Me pregunto si Mario habría continuado militando mucho tiempo más en la JDC, porque varios compañeros del curso, también de la JDC, se integraron posteriormente a las filas del MIR.

Después de las clases, con un grupo de compañeros solíamos reunirnos en alguno de esos pequeños bares atiborrados de gente de la Avenida Matta, para terminar las discusiones en torno a una jarra de chicha. Recuerdo que sólo una vez Mario aceptó acompañarnos, por lo general, acostumbrábamos caminar conversando de los temas tratados en las clases, especialmente de la coyuntura nacional. En estas improvisadas reuniones callejeras, le pasábamos revista a la actualidad internacional - Nicaragua, Cuba, los países del Este, la recesión económica norteamericana -, a la actualidad nacional - el golpe de Estado en Chile, las salidas posibles a la dictadura, la política que impulsaban nuestras organizaciones en las universidades y poblaciones - para aterrizar finalmente en el trabajo político que hacíamos cotidianamente, él en la UTE y yo en la población. Justamente nuestras mayores discrepancias tenían que ver con el trabajo político que hacíamos en nuestros respectivos frentes de masas: cuáles eran las formas de acción más eficaces para acumular fuerzas, los contenidos del programa político que permitiría derrocar a la dictadura, las tareas urgentes que imponía la coyuntura. Siempre discutíamos apasionadamente, recurriendo a la ironía y exponiendo con énfasis los argumentos que habíamos logrado asimilar en las escuelas de cuadros partidarias. Estoy seguro de que después ambos íbamos a despejar las dudas que habíamos suscitado en el otro con nuestros jefes de grupo. Estas discusiones se fueron transformando en un aliciente más para asistir a los cursos nocturnos.

Por lo general, cuando uno está con gente tonta, acostumbra decir tonterías. Con Mario uno se sentía más inteligente. Recuerdo que una vez recibimos a un grupo de nuevos alumnos y alguien tenía que decir unas palabras de bienvenida. “Habla tú – me dijo – yo voy a aburrir a estos huevones”. Ambos fuimos candidatos a la presidencia del centro de alumnos; tengo claro que me eligieron a mí porque la izquierda era mayoría entre los estudiantes. A pesar de nuestras diferencias ideológicas, aprendíamos el uno del otro y, sobre todo, nos respetábamos. Muy pocas veces bromeábamos, tal vez porque pertenecíamos a una generación de jóvenes prematuramente maduros. Tampoco hablábamos de nuestra vida personal. La política de resistencia ocupaba todos los espacios, era urgente parar la máquina de muerte de la dictadura. Nos sentíamos preparados para enfrentar nuestra propia muerte o la noticia de la muerte de otros, sabíamos que nos enfrentábamos a una dictadura violenta y nos sentíamos capaces de enfrentarla también con violencia.

Una de las últimas veces que me encontré con Mario fue en Vicuña Mackenna con Avenida Matta; recuerdo que lo invité a tomarnos una bebida. Él estaba interesado en mi trabajo poblacional y me pidió que le pasara unos ejemplares del boletín Los 3 Antonios que publicábamos en ese sector de avenida Grecia. Acordamos que se los llevaría a un punto que fijamos en Alonso Ovalle con Arturo Prat, detrás del Instituto Nacional. Mario no llegó; cuando volvimos a vernos me contó que había tenido que asistir a una reunión y me pidió disculpas. Después no pudimos seguir asistiendo a los cursos con la frecuencia que hubiésemos querido y nuestros encuentros se fueron espaciando cada vez más. Ambos estábamos demasiado ocupados en nuestras tareas políticas.

El 6 de agosto de 1986, como cada mañana al levantarme, sintonicé el noticiario de Radio Cooperativa. Al escuchar la noticia del hallazgo de su cuerpo en Santo Domingo, sólo atiné a sentarme y llorar.

En el cortejo que acompañó a Mario al cementerio había cientos de banderas rojas, del MIR, del MDP. No asistimos al oficio religioso, pero cuando sacaron su ataúd de la iglesia lo recibimos con gritos de rabia y de dolor. Lo recibimos con los cantos y las consignas de la izquierda, porque Mario era casi uno de los nuestros, él era demasiado consecuente como para no serlo. Era un joven honesto que había luchado realmente contra la dictadura para cambiar la historia. Por cierto, nuestros gritos y banderas incomodaban a los personeros del PDC, Manuel Bustos nos miraba con evidentes muestras de indignación. En el cementerio intervinieron algunos oradores, sin embargo, no recuerdo sus palabras. No habíamos ido allí para escuchar a la DC, sino para acompañar a Mario Martínez, nuestro amigo y compañero de luchas.

Más adelante supe que en La Florida se organizaron algunas actividades en memoria de Mario, a las que no pude asistir. También supe que fueron violentamente reprimidas. Posteriormente circularon rumores: que Mario habría estado investigando a grupos de seguridad de la UTE; que lo había secuestrado un grupo de ultraderecha y guardias de la UTE, a los que “se les había pasado la mano”; que después la CNI y sus cómplices - la prensa especializada en “montajes”-, habían hecho lo suyo para ocultar la identidad de los culpables. Lo cierto es que hasta hoy se desconocen los nombres de los asesinos de Mario Martínez.

Años después, en 1989, aparecieron unos murales firmados por la Brigada Mario Martínez, en apoyo a la campaña presidencial de Patricio Aylwin. Ironías de la historia.

Daniel Osses (Dany “El Rojo”)

* Mario Martínez Rodríguez, militante de la Juventud Demócrata Cristiana, Secretario General de la FEUSACH y Secretario de Finanzas de la CONFECH.
Alrededor del mediodía del sábado 2 de agosto de 1986, Mario salió de su casa ubicada en la comuna de La Florida. Le dijo a sus padres que iba a la casa de un amigo a quien debía devolverle una mochila y algunos libros. El 6 de agosto un campesino encontró el cuerpo sin vida de Mario en la playa de Las Rocas de Santo Domingo. Según el informe de autopsia, había muerto por asfixia por inmersión sin constatarse lesiones atribuibles a terceros. Según versiones entregadas a la Comisión Rettig, Mario Martínez habría manifestado que estaba siendo objeto de seguimientos y amenazas por su calidad de dirigente estudiantil y que estaba elaborando un informe sobre los agentes de seguridad que operaban en la Universidad de Santiago.


 

 

Fuente :corporacionute-usach.cl sin fecha

Otras fotos

martinez_mario.JPG
martinez_mario.JPG
Pintor de Historia en X
Pintor de Historia en X
democraciacristiana.cl  -Homenaje
democraciacristiana.cl -Homenaje
Cementerio General Santiago
Cementerio General Santiago
Pintor de Historia en X
Pintor de Historia en X
usach.cl - homenaje - Santiago
usach.cl - homenaje - Santiago
ute.cl   Santiago Homenaje
ute.cl Santiago Homenaje
Ultima Actualización : 01/08/2025