Fernando del Carmen Carvajal González
Antecedentes del Caso
Fernando CARVAJAL GONZALEZ, 30 años. Empleado particular. Militante del Partido Socialista. Fue detenido en su domicilio y llevado al Regimiento de Copiapó donde fue torturado y luego trasladado a la cárcel local. Desde allí fue secuestrado y masacrado por la Caravana de la Muerte en la madrugada del 17 de octubre de 1973. Su cuerpo mutilado con corvos y cuchillos fue hallado en una fosa común clandestina el 27 de julio de 1990.
Fuente :Informe Rettig
El 17 de octubre de 1973, en las primeras horas de la madrugada, fueron ejecutadas trece personas que se encontraban detenidas:
Winston Dwight CABELLO BRAVO, 28 años, ingeniero comercial, Jefe Provincial de la Oficina de Planificación Nacional(ODEPLAN) y militante del Partido Socialista. Fue detenido el 12 de septiembre en la Intendencia y trasladado al Regimiento de Copiapó, actual Regimiento Capitán Rafael Torreblanca.
Agapito del Carmen CARVAJAL GONZALEZ, 32 años, funcionario público y militante del Partido Socialista. Detenido en su domicilio y trasladado al Regimiento de Copiapó.
Fernando CARVAJAL GONZALEZ, 30 años, empleado, militante del Partido Socialista. Fue detenido el 22 de septiembre en su domicilio, conducido hasta el Regimiento de Copiapó y desde allí a la cárcel de esa localidad.
Manuel Roberto CORTAZAR HERNANDEZ, 20 años, estudiante secundario, dirigente estudiantil y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Se presentó ante las autoridades militares luego de ser requerido mediante un Bando, el l7 de septiembre de l973. Quedó detenido en la Cárcel de Copiapó, lugar desde el cual fue trasladado al Regimiento de esa misma localidad, el 2 de octubre del mismo año.
Alfonso Ambrosio GAMBOA FARIAS, 35 años, profesor, Director de Radio Atacama y militante del Partido Socialista. Fue detenido en su domicilio por efectivos de Carabineros el 15 de septiembre y trasladado al Presidio de Copiapó.
Raúl del Carmen GUARDIA OLIVARES, 23 años, funcionario público y militante del Partido Socialista.
Raúl Leopoldo de Jesús LARRAVIDE LOPEZ, 21 años, estudiante de Ingeniería en Minas en la Universidad Técnica del Estado, sede Copiapó y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Fue detenido el 12 de septiembre de l973 al interior de la Universidad y conducido al Regimiento de Copiapó. A fines de septiembre se le trasladó al Presidio de la misma ciudad.
Edwin Ricardo MANCILLA HESS, 21 años, estudiante de Pedagogía en la Escuela Normal, presidente del Centro de Alumnos y Secretario Regional del Movimiento de Izquieda Revolucionaria (MIR). El 15 de octubre fue detenido por efectivos de Carabineros e Investigaciones en su domicilio, conducido al Presidio de Copiapó y desde allí trasladado al Regimiento de esa ciudad.
Adolfo Mario PALLERAS NORAMBUENA, 27 años, comerciante, dirigente poblacional y militante del Movimiento de Izquieda Revolucionaria (MIR). Requerido por las autoridades a través de un Bando militar, decidió no presentarse. Fue detenido el l5 de octubre por efectivos de Carabineros, conducido al Regimiento de Copiapó y trasladado posteriormente al Presidio de esa ciudad.
Jaime Iván SIERRA CASTILLO, 27 años, locutor de radio y militante del Partido Socialista. Fue detenido el 20 de septiembre en su domicilio por efectivos de Investigaciones, llevado al Cuartel de dicha Institución y desde allí trasladado al Regimiento de Copiapó.
Atilio Ernesto UGARTE GUTIERREZ, 24 años, estudiante de Ingeniería en Minas en la Universidad Técnica del Estado, sede Copiapó y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Fue detenido el 14 de octubre en la residencial donde vivía y conducido al Regimiento de Copiapó.
Néstor Leonello VINCENTI CARTAGENA, 33 años, profesor, Secretario Regional del Partido Socialista. Fue detenido por efectivos militares y conducido al Regimiento de Copiapó.
Pedro Emilio PEREZ FLORES, 29 años, Ingeniero en Minas, profesor de la Universidad Técnica del Estado, sede Copiapó, Interventor de la planta minera "Elisa de Bordo" y dirigente del Partido Socialista. Fue detenido el 25 de septiembre de l973 en su domicilio, que luego fue allanado por funcionarios de Investigaciones, quienes lo condujeron al presidio de Copiapó.
Respecto de varias de las personas antes mencionadas, la Comisión ha podido acreditar que fueron sometidos a torturas y otros apremios ilegítimos.
A través de un comunicado oficial publicado en el diario "Atacama" del 18 de octubre de 1973, el Jefe de la Zona en Estado de Sitio informó de la muerte de las trece personas antes individualizadas, aduciendo que se había detectado un plan de fuga entre los prisioneros del Presidio de Copiapó. La Fiscalía Militar había procedido, en atención a la poca seguridad y a la sobrepoblación penal existente, a "remitir a un grupo de los procesados más peligrosos de la Justicia Militar a la Cárcel presidio de La Serena ". El comunicado oficial continuaba relatando que habían sido trasladados en un camión del Regimiento, el cual había sufrido una panne eléctrica casi al llegar a la cumbre de la cuesta Cardones. " Aprovechando que el conductor y ayudante se encontraban preocupados de solucionar el desperfecto, sorpresivamente los detenidos aprovechándose del descuido de uno de los centinelas, saltaron a tierra dándose a la fuga hacia la pampa. Pese a que los centinelas les gritaron ¡alto!, varias veces e incluso dispararon al aire para amedrentarlos, no se detuvieron. En vista de esta situación, continúa el mismo informe, procedieron a disparar en contra de los fugitivos, hiriendo a trece de ellos que fallecieron en el lugar"
La fecha y hora de sus muertes ha sido corroborada por diferentes documentos, tales como certificados de defunción y registro del cementerio. Sus salidas del presidio se encuentran también debidamente acreditadas.
Luego que se les diera muerte, sus cuerpos permanecieron al interior de un camión en el Regimiento de Copiapó, para ser luego enterrados en el Cementerio local por personal militar, en una misma fosa, entre las últimas horas del día 17 y las primeras del 18. El lugar preciso de la inhumación no se dio a conocer ni siquiera a sus familiares. Sólo el 31 de julio de 1990, en virtud de una presentación judicial hecha por la Comisión, se exhumaron los restos de estas 13 personas y tras su identificación fueron entregados a los familiares para su sepultación definitiva.
Esta Comisión rechaza la versión oficial de que se haya debido dar muerte a las personas antes individualizadas para impedir su fuga, en consideración a las siguientes circunstancias:
Las trece víctimas habrían sido seleccionadas para ser trasladadas a la Serena atendiendo su peligrosidad, según señala la misma versión oficial, lo que hace presumir que iban custodiadas por un fuerte contingente militar, en un operativo organizado previamente; todo lo cual lleva a pensar que, aún de haberse producido el desperfecto del vehículo la vigilancia resultaba suficiente para haber impedido su intento de fuga antes que empezaran a correr por la pampa;
Resulta también inverosímil a esta Comisión, que una patrulla militar fuertemente armada; haya requerido dar muerte a trece prisioneros que huían por el desierto como único medio para recapturarlos. Reafirma este punto la consideración de las condiciones físicas en que se encontraban algunos de los detenidos, después de varios días de reclusión. La Comisión conoció además de varios testimonios circunstanciados y concordantes que dan cuenta de torturas a las cuales muchos de ellos fueron sometidos;
Parece poco verosímil, que para sofocar un intento de fuga de trece prisioneros, haya sido necesario ejecutar en el acto a la totalidad de ellos;
El hecho de que sus cuerpos sin vida no hayan podido ser vistos por sus familias lleva a pensar en algún afán de ocultamiento;
El estado en que se encontraban los restos al ser exhumados, indica que estas personas fueron ejecutadas en circunstancias que se hallaban bajo el total control y a merced de los efectivos militares lo que resulta absolutamente inconsistente con la versión oficial. Los restos de varios de ellos se encontraron mutilados, sin impactos de bala y con evidentes signos de corte con arma blanca.
En atención a lo señalado, la Comisión se formó convicción que estas trece personas fueron ejecutadas por agentes del Estado al margen de toda justificación, lo que constituye una grave violación a sus derechos humanos.
La Comisión ha conocido diversos y calificados testimonios en cuanto a quien o quienes habrían participado en la planificación y ejecución de estos graves hechos, no habiéndose podido formar convicción ni siendo de su competencia el establecimiento de responsabilidades personales, respecto de las cuales, en consecuencia, no se pronuncia.
Fuente :Informe Rettig
Prensa
A continuación presentamos el relato elaborado por Jorge Oporto Marín, periodista, escrito en el Boletín de Derechos Humanos de Copiapó de 1993. Nació el 5 de julio de 1943 en Punitaqui, al interior de Ovalle, era el menor de 3 hermanos: Juana Carvajal, la mayor, y Agapito Carvajal, el segundo, quien fue asesinado junto a él. Hijo de María González, quien murió al darle a vida. Su padre Cruz Carvajal, fue asesinado en Antofagasta en 1971. Cursó octavo básico en la ciudad de Ovalle y como es común en este país, trabajó desde temprana edad, desempeñándose como mecánico. A los 19 años dejó Ovalle para venirse a Copiapó, donde conoció a Juana Oliveros, con quien contrajo matrimonio y tuvieron 3 hijos. Jorge, Luis y yo Ricardo. Una esposa y 3 hijos a quienes dedicó comprensión, amor y la enseñanza de ser justos en la vida, dejando entre nosotros el recuerdo y un buen ejemplo de hombre, amigo, compañero y sobretodo: el recuerdo de un buen padre.
Desde 1963 a 1970 trabajó como eléctrico y como operador de la casa de fuerza en la Compañía Minera Atacama. De 1970 a 1971 lo hizo en el Instituto Comercial de Copiapó y entre 1972 y 1973 laboró como chofer y secretario del entonces Diputado y actual Concejal, Leonardo Hagel, quien al parecer muy pronto lo olvidó. Fernando Carvajal fue un militante del Partido Socialista, consecuente, con ideal firme, comprometido con su pueblo, como todos sus compañeros que como él se quedaron luchando en el país, sabiendo los riesgos que corrían, prefirieron luchar a esconderse. Inseparable con su hermano Agapito, quien fue asesinado junto a mi padre y 11 compañeros, la madrugada del 17 de octubre de 1973, en el regimiento de Copiapó. La historia de Fernando Carvajal, mi padre, es como la de muchos hombres de bien, quien fueron violentamente torturados y luego asesinados por hombres, si así se les pudiera llamar. Y hasta los animales matan tan solo para comer, para defender su prole. ¿Qué clase de daño podrían causar nuestros mártires? Si solo querían para nuestro pueblo igualdad, salud, educación y trabajo digno.
¿A caso esto es peligroso? Los militares dicen que liberaron al país de delincuentes y ¿Cómo se les puede llamar a ellos, que durante 17 años llenaron a nuestro pueblo de miseria, cesantía, hambre. Que exiliaron, encarcelaron, torturaron y asesinaron? Y hoy vienen los democráticos a decirnos que hay que olvidar el pasado, que debemos reconciliarnos. Que se han creído, que debemos de olvidar que nuestros seres queridos fueron vilmente asesinados, que no podemos hacer nada. Se equivocan, lucharemos y nuestros hijos también lo harán hasta que se derrumben las cortes y funcionarios corruptos y podamos hacer justicia a todos los que llenaron de desgracia a nuestro pueblo. Porque sabemos quiénes son, porque el pueblo los conoce y jamás podrán quitarse de las manos la sangre de tantos chilenos inocentes.
Lucharemos por encontrar los cuerpos de nuestros seres queridos, por el retorno de nuestros hermanos exiliados, por saber dónde están los detenidos desaparecidos, por la libertad de nuestros luchadores encarcelados, por recuperar nuestra cultura indígena y lucharemos por hacer justicia en esta limitada democracia protegida. Continuaremos con la tarea que nos legaron nuestros compañeros mártires, y lo decimos con el corazón, no como todos aquellos, en que en sus discursos dicen, que han recogido las banderas de lucha que dejaron nuestros mártires y no se dan cuenta que esas banderas nunca cayeron, porque en el interior del país, hubo gente que sostenía esas banderas y luchaba y lucha por hacer justicia aunque hoy a los luchadores se les llame delincuentes, subversivos, inconformistas. He sido muy breve en la historia de mi padre, porque no murió sólo, fue en unos de los muchos que soñaba con una patria justa, solidaria y libre. COMPAÑEROS EJECUTADOS POLÍTICOS PRESENTES. AHORA Y SIEMPRE. Todo lo que he dichos sobre mi padre, sobre su vida y consecuencia, lo he sabido por mi familia y sus compañeros, ya que sólo tenía 1 año y 6 meses cuando lo mataron. (Ricardo Carvajal O.).
Fuente :memoriahistorica.minjusticia.gob.cl
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