Mario Daniel Acuña Sepúlveda
Antecedentes del Caso
El 13 de agosto de 1979 falleció en La Serena Mario Daniel ACUÑA SEPULVEDA, militante del PS y funcionario público. Según la versión oficial, dada a conocer mediante un comunicado de la Intendencia Regional, hubo una explosión en el sector donde se ubica la Parcela que era de propiedad de la víctima. Carabineros alertó de ello a la CNI, quienes fueron a allanar ese inmueble. Al identificarse, un individuo desde el interior les lanzó una bomba y huyó. Lo persiguieron por el jardín y antes de ingresar a la casa hubo una segunda explosión en su interior, la que rompió todos sus ventanales. Luego encontraron a la víctima ya muerta en el baño y detuvieron al otro individuo.
Se encuentran en poder de esta Comisión antecedentes que permiten afirmar la falsedad de esta versión. Existe constancia en el proceso judicial que a diferencia de lo informado oficialmente, fue un agente de la CNI el que concurrió a la Tenencia de Carabineros de Tierras Blancas comunicando la supuesta explosión y pidiendo se le facilitara tomar contacto con la central de su servicio, no siendo entonces Carabineros los que llamaron a la CNI. No resulta, por lo demás, verosímil que la única persona que escuchara la explosión que generó el incidente haya sido precisamente un agente de la CNI; tampoco lo es el hecho que a continuación del operativo se dirigiera directamente a la casa de la víctima, cuando consta que no tenían ningún elemento que les indicara que allí se había producido.
La autopsia señala la posibilidad de que la muerte se haya producido por una acción de terceros. Cuando se quiso verificar esta hipótesis, realizando una nueva necropsia del cuerpo para apreciar el estado en que quedaron las manos de la víctima y ver si él era quien manipulaba el artefacto explosivo, éstas desaparecieron misteriosamente luego de la exhumación del cadáver, no lográndose realizar el peritaje sobre ellas.
En la investigación judicial, el juez que conoció de ella se declaró incompetente al determinar que había personas con fuero militar comprometidas en los hechos.
Todos estos elementos, unidos a la circunstancia que la utilización de tales métodos violentos no se corresponde con la actitud de la época de los militantes del PS, le forman convicción a la Comisión de que Mario ACUÑA fue ejecutado por efectivos de la CNI.
Fuente :Informe Rettig
Prensa
Aficionado a la música, médium, buscador de tesoros y uno de los hombres fuertes del PS en la entonces provincia de Coquimbo en los ’60 y ’70, cuando fue acribillado y su inmueble incendiado. Para la opinión pública, el hecho ocurrido en agosto de 1979 fue informado como un intento de la víctima de atacar a Carabineros.
Un libro reciente reivindica su memoria y habla de pasajes desconocidos. El 13 de agosto de 1979, pasada la medianoche, un grupo de agentes de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) irrumpe violentamente en la propiedad del comerciante Daniel Acuña Sepúlveda (69), ubicada en la Parcela 222 Lo Acuña, Colonia de Peñuelas en Coquimbo.
El gobierno militar que lideraba Augusto Pinochet Ugarte acababa de ganar un plebiscito en enero de 1978 donde se colocaba entre el Sí y el No el cuestionamiento de ONU respecto a que en Chile se violaban los derechos humanos.
Cuando todos pensaban que las ejecuciones terminarían, en la zona se produce un hecho cruento.
La patrulla militar integrada por el capitán de Ejército Patricio Vicente Padilla Villén e integrada por el teniente de Carabineros Rodolfo Aranda Jeldres; el sargento de Carabineros Rigoberto Alejandro Gallardo Trujillo y el cabo segundo de Ejército Gustavo Adolfo Camilo Ahumada ataca el domicilio de Daniel Acuña con elementos explosivos y disparó al hijo del dueño de casa, Roberto Acuña, quien logra huir del lugar. Pero lo que ocurrió después fue simplemente macabro.
Los agentes ingresan a la vivienda y acribillan en un clóset a Daniel Acuña quien se habría refugiado en este lugar para salvar su vida. Posteriormente, su cuerpo es conducido al dormitorio del inmueble donde se activa un explosivo instalado bajo su cuerpo que destroza su cráneo y abdomen. Luego los militares destrozan el interior y se apoderan de una serie de elementos.
Este dramático relato forma parte del Libro “El Caso Acuña. Violencia y Represión Política en la Región de Coquimbo 1973 - 1990. Apuntes Para una historia local”, de Celso López San Francisco, Óscar Marín San Martín, Jaime Prea Gómez y Jorge Salamanca.
Fuente :diarioeldia, 16 de Marzo 2014
El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de La Serena, Vicente Hormazábal Abarzúa, dictó auto de procesamiento en la investigación del homicidio de Daniel Acuña Sepúlveda, militante socialista, perpetrado el 13 de agosto de 1979, en el sector Tierras Blancas de Coquimbo.
En la resolución, el ministro Hormázabal sometió a proceso y ordenó la prisión preventiva a los ex agentes de la CNI, Jermán Antonio Ocares Morales, Luis Arturo Pavez Silca y René Hugo Ojeda Caro, en calidad de autores del delito de homicidio calificado.
De acuerdo a los antecedentes recopilados en la etapa de investigación, el ministro en visita dio por establecido que la madrugada del 13 de agosto de 1979, en un operativo previamente preparado, llegó al domicilio de Daniel Acuña Sepúlveda un grupo aproximado de seis agentes de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) de La Serena.
En el portón, dispararon al hijo de Acuña, quien logró huir del lugar y en el interior del domicilio, tres agentes dispararon en la cabeza a Acuña Sepúlveda y luego, colocándole dinamita en el cuerpo lo hicieron detonar.
En tanto, otros agentes del grupo, entre ellos los tres procesados, Ojeda Caro, Ocares Morales y Pavez Silva, permanecieron en el exterior del predio, prestando cobertura mientras se desarrollaban los hechos en el interior.
Fuente :biobiochile.cl, 15 de Diciembre 2015
Mario Daniel Acuña, militante del PS y funcionario público fue asesinado en su casa el 13 de agosto de 1979.
La resolución del ministro Hormazábal fue confirmada por la Corte de Apelaciones de La Serena.
Según los antecedentes al interior de su domicilio, agentes dispararon en la cabeza a Mario Daniel Acuña Sepúlveda, cuyo cuerpo fue destrozado posteriormente, utilizando dinamita.
La Corte de Apelaciones de La Serena confirmó el procesamiento del abogado Guido Poli Garaycochea, dictado en julio pasado por el ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos, Vicente Hormazábal, en calidad de encubridor de dos delitos de homicidio calificado. Ilícitos perpetrados en agosto de 1979.
En fallo unánime, la Primera Sala del tribunal de alzada –integrada por los ministros Marta Maldonado, Juan Carlos Espinosa y el abogado (i) Marcos López– confirmó la resolución apelada que procesó a Poli Garaycochea como encubridor del delito consumado de homicidio calificado del militante socialista y exintendente de Antofagasta Daniel Acuña, y del delito frustrado de homicidio calificado de su hijo Roberto Acuña.
39 años han pasado desde el ataque en el cual resultó muerto el exintendente de Antofagasta Mario Acuña en su casa en La Serena.
De acuerdo a los antecedentes recopilados en la etapa de investigación, el ministro en visita dio por establecido que la madrugada del 13 de agosto de 1979, en un operativo previamente preparado, llegó hasta el domicilio de Daniel Acuña Sepúlveda un grupo aproximado de seis agentes de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) de La Serena. En el portón del inmueble, los agentes dispararon en contra de Roberto Acuña, quien logró huir del lugar; en tanto, en el interior del domicilio, tres agentes dispararon en la cabeza a Acuña Sepúlveda, cuyo cuerpo fue destrozado, posteriormente, utilizando dinamita.
Tras los hechos, la CNI encomendó a un abogado del organismo de seguridad preparar la falsa versión que se entregaría al tribunal. Para lograr dicho objetivo, Guido Poli Goycochea junto al jefe de la CNI local, Patricio Padilla Villén, instruyó a los agentes que participaron en los hechos sobre lo que debía declarar ante la justicia, maniobras destinadas a obtener el encubrimiento de los ilícitos.
Fuente :diarioeldia.cl, 13 de Noviembre 2018
En la diligencia el ministro Hormazábal tomó declaración a la víctima sobreviviente, tres testigos de los hechos y a los militares en retiro acusados Gustavo Camilo Ahumada, Jerman Ocares Morales y Luis Pavez Silva; además de René Ojeda Caro, empleado civil y reservista del Ejército.
El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de La Serena, Vicente Hormazábal Abarzúa, encabezó la reconstitución de escena del homicidio calificado del exintendente de Antofagasta, Daniel Acuña Sepúlveda, y el homicidio frustrado de su hijo, Roberto Acuña Araneda. Ilícitos perpetrados en agosto de 1979 por agentes de la Central Nacional de Inteligencia (CNI), en el sector de Tierras Blancas de la comuna de Coquimbo.
En la diligencia (causa rol 2-2010), el ministro Hormazábal tomó declaración a la víctima sobreviviente, tres testigos de los hechos y a los militares en retiro acusados Gustavo Camilo Ahumada, Jerman Ocares Morales y Luis Pavez Silva; además de René Ojeda Caro, empleado civil y reservista del Ejército.
“Esta es una causa en la que se está investigando el homicidio calificado de don Daniel Acuña y el homicidio calificado, pero en el carácter de frustrado, de su hijo don Roberto Acuña. Estamos ya en la etapa de plenario, en la etapa de medidas para mejor resolver, y en esa etapa del proceso decidí efectuar la reconstitución de escena para los efectos de prodigar el buen uso del derecho a defensa que tienen todos los acusados”, manifestó el ministro Hormazábal.
Con los antecedentes recopilados en la causa, el ministro en visita tiene por acreditado que en horas de la madrugada del 13 de agosto de 1979, llegó hasta el domicilio de Daniel Acuña Sepúlveda un grupo de agentes de la CNI de La Serena. En el portón del inmueble, dispararon en contra de su hijo Roberto Acuña, quien herido en el estómago logró huir del lugar y sobrevivir. Tres agentes ingresaron a la vivienda y, al ubicar a Acuña Sepúlveda, lo abatieron con disparos para, luego, destrozar su cuerpo con dinamita.
En la causa, también se sindica como autor del delito de homicidio calificado al otrora jefe de la Central Nacional de Inteligencia para regiones, Juan Viterbo Chiminelli Fullerton, quien dio la orden de eliminar a Acuña Sepúlveda; y como encubridor, al abogado Guido Poli Garaycochea, quien tras los hechos junto al jefe de la CNI local Patricio Padilla Villén, sobreseído definitivamente por fallecimiento en mayo de 2013, instruyó a los agentes que participaron directamente en los hechos sobre lo que debía declarar ante la justicia, maniobra destinada al encubrimiento de los ilícitos.
En la diligencia, el ministro Hormazábal Abarzúa contó con la colaboración de funcionarios de la Brigada de Derechos Humanos y peritos del Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones.
Fuente :Poder Judicial, 22 de Febrero 2023
Los diarios titulan «enfrentamiento» y aluden al estallido de una granada que habría portado Acuña, el ex secretario regional del Partido Socialista en La Serena. Señalan que ello sucedió cuando las fuerzas de seguridad intentaban realizar un allanamiento en la quinta de Acuña, en los alrededores de la ciudad.
«... Al percatarse de la presencia de las fuerzas policiales, Acuña lanzó una bomba que estalló sin alcanzar a los efectivos de seguridad. Luego trató de huir y estalló un segundo artefacto que le causó la muerte instantáneamente. »
El comunicado emitido en Santiago no es más explícito. Sólo agrega que al ingresar los efectivos de seguridad a la casa encontraron en el cuarto de baño los restos de una persona víctima de la explosión.
«Su hijo, Roberto Acuña, fue impactado por una bala y está internado grave en la Asistencia Pública del Hospital Regional de La Serena, incomunicado.»
El comunicado oficial agregó el párrafo habitual en estos casos: «Al efectuar el allanamiento, Carabineros, que hizo el operativo, encontró en la vivienda de Acuña explosivos y material de propaganda marxista ... »
En este caso uno de los protagonistas quedó vivo.
Declaración de Roberto Enrique Acuña Aravena, cuando comparece ante el fiscal, y posteriormente en la presentación de la «querella en contra de los que resultan responsables como autores, como cómplices o encubridores de los delitos de homicidio calificado de mi padre don Daniel Acuña Sepúlveda, homicidio frustrado perpetrado en mi contra, violación de domicilio, hurto de dinero y especies pertenecientes a mi padre y a mí ... »:
«Tengo un negocio de fuente de soda en Tierras Blancas, a una distancia de unos mil metros de mi casa. En la madrugada del lunes 13 de agosto pasado me retiré de allí más o menos entre las 01,30 a 01,45 horas, por lo que creo que llegué a mi domicilio unos diez minutos más tarde. Me preparé un café y en seguida me fui a dormir. Desperté por el sonido del timbre que está situado en el portón de la entrada principal de la parcela. No recuerdo la hora exacta, pero estimo que debe haber sido entre las 04,30 a 05,00 horas.
»Cuando desperté encendí la lámpara de mi velador y salí de mi dormitorio; al dirigirme hacia la puerta que da a la terraza vi a mí padre en su dormitorio, sentado en la cama y en actitud de colocarse algún tipo de calzado. Le dije que yo iría al portón de la parcela para ver quiénes llamaban, sin que él me respondiera nada. Salí a la terraza, pero no recuerdo sí encendí el farol que allí existe y me dirigí hacia el portón que queda a una distancia calculo de treinta metros. Cuando me quedaban más o menos seis a ocho metros, sentí caer a unos dos o tres metros a mi lado izquierdo un objeto del tamaño de una caja de fósforos, negro, con una lucecita naranja encima y que se destacaba sobre el pasto amarillo. Sorprendido, pregunté: "¿Quién es?", a lo que me contestaron: "Carabineros", junto con un balazo que hizo blanco en el lado izquierdo de mi abdomen. Unida con el estampido sentí como que una mano muy fuerte me hubiera dado un gran pellizco en el abdomen, a la vez que sentía correr un líquido caliente por la pierna derecha; junto con ello grité y recuerdo haber utilizado una frase parecida a " ¡Ay, me pegaron un balazo! " junto con lo anterior trastabillé sin llegar a caerme. Aprovechando el impulso del propio desequilibrio y el desnivel del terreno que allí existe me dirigí en sentido del Matadero de La Serena. Luego de dos trancos largos originados por el traspiés, y cuando recuperaba el equilibrio, sentí una ráfaga de metralleta a mi espalda, la que me pareció doble porque me dio la impresión de que fue de izquierda a derecha y luego de derecha a izquierda. En seguida de esto continué caminando y atravesé un cerco de cañas, y continué atravesando dos potreros de la parcela nuestra, con lo que llegué al antiguo camino de La Serena a Ovalle y de ahí me encaminé hacía la población Vista Hermosa, y para en seg
»En el hospital me dieron los primeros auxilios. Me interrogaron y alrededor de las cuatro de la tarde me intervinieron quirúrgicamente, haciéndome transfusiones de sangre.
»Del quirófano me llevaron a la sala de recuperaciones. Un oficial de carabineros y dos sargentos se encontraban allí. Discutieron enfermeras con carabineros, pretendiendo éstos permanecer junto a mí. Desde una sala contigua me impuse que estaba incomunicado.
»Por la tarde apareció el fiscal militar y me interrogó. Luego de lo cual me levantó la incomunicación. El mismo fiscal me informó de la muerte de mi padre y me dijo que se me acusaba de lanzar una bomba a carabineros.
»Un funcionario de la Fiscalía Militar me notificó el día 19 de agosto la encargatoria de reo "por tenencia ilegal de explosivos". El lunes 20 de agosto presenté una solicitud de libertad incondicional y libertad bajo fianza en subsidio, la que fue denegada.
»Pensando y repensando los hechos, creo que los atacantes no me siguieron de inmediato debido a que el artefacto que me lanzaron no explotó al instante y ello hizo que sólo atinaran a dispararme a mayor distancia para perseguirme.
»En el sector del portón se encontraron colillas de cigarrillos en un número superior a quince, lo que demostraría que la acción de los atacantes fue fríamente premeditada.
»Luego del ataque en mi contra, los agresores penetraron en la parcela, ingresando a la casa donde se encontraba mi padre solo.
»En nuestra casa y parcela no había ningún explosivo ni armas de ninguna especie. Un revólver calibre 22, deportivo, que mi padre poseía lo compró con la autorización competente.
»Mi padre fue acribillado a balazos en el closet que existía en el baño, donde al parecer se habría escondido; luego, una vez muerto o herido de muerte, lo trasladaron al dormitorio, puesto que en esta habitación hasta hoy se conservan residuos de gran cantidad de sangre.
»Los atacantes destruyeron totalmente el closet de madera para borrar y hacer desaparecer las evidencias del homicidio. Se llevaron los proyectiles usados y sus vainas y cartuchos; el closet lo hicieron desaparecer por cuanto seguramente daba cuenta de los balazos.
»Los ganchos donde colgaron los trajes se doblaron en su extremo, de lo que se infiere que mi padre se cobijó en el closet cuando los agresores penetraban en la parcela a punta de pistola, y al recibir los balazos cayó afirmado de las ropas.
»Luego los victimarios, creyendo que no dejaban mayores señales de su acción, reingresaron el cuerpo de mi padre al baño y en el sitio donde precisamente estaba el closet le pusieron un explosivo en la región abdominal, lugar donde se presume tenía un mayor número de balas, con objeto de destruir la evidencia.
»El cuerpo de mi padre fue destrozado en el tronco y el cráneo por el explosivo y las balas. Fue difícil identificarlo posteriormente.
»Sin embargo, las manos estaban intactas, lo que descarta absolutamente el suicidio, por cuanto no es verosímil que una persona en pijama que se autoelimina con un explosivo no use sus manos para operar el artefacto y reciban éstas algún efecto de una explosión que fue capaz de romperle el cráneo y el cuerpo. Tampoco es verosímil que una persona que se va a suicidar tome la precaución de dejar a salvo sus ropas.
»No explica el suicidio la circunstancia de haberse desangrado después en el dormitorio y haberse eliminado con explosivo en el baño, lugar donde quedó el cadáver.
»Los delincuentes usaron para limpiar la sangre del dormitorio una colcha rosada que estaba sobre la cama y que posteriormente se llevaron; pero con el natural nerviosismo con que debieron actuar dejaron residuos de la sangre, según he relatado.»
La Intendencia de la IV Región dio a conocer a los medios informativos una declaración oficial que fue reproducida íntegramente en el diario «El Día», de La Serena, en su edición del 14 de agosto. Ella manifiesta que fue «personal de seguridad» el que ingresó en la parcela de mi padre y allanó el lugar en la madrugada del día 13 de agosto.
«Se dice, por otra parte, en el comunicado que yo habría lanzado hacia el portón un artefacto explosivo en circunstancias de que ni en el portón ni sus cercanías hay vestigios ni efectos de explosivos. Existen dos lugares, a unos diez metros del portón, con signos de sendos objetos que explotaron, los que fueron lanzados de fuera hacia adentro de la parcela con objeto de eliminarme.»
En el sector del jardín aún pueden apreciarse los efectos de las ráfagas de metralletas o balazos en los cactus, e indican la trayectoria de los disparos.
Igualmente se pueden apreciar los impactos en sectores externos, e internos de la casa, y se han encontrado balas y vainas que fueron accionadas e inclusive un detonante de fabricación francesa y otros elementos que no llegaron a ser recogidos por los agresores.
Un proyectil encontrado tiene restos de sangre de Daniel Acuña, lo que permitirá establecer que fue asesinado con anterioridad a la explosión.
La bala que tiene sangre de Daniel Acuña se encontró en un hoyo dejado por haberse arrancado el closet, y la respectiva vaina se encontró detrás del pedestal del lavatorio, de lo que se infiere que los disparos al closet se efectuaron a una distancia aproximada de un metro del cuerpo de la víctima.
De lo anterior se infieren los siguientes hechos, fácilmente comprobables, no obstante los esfuerzos de los victimarios por destruir las evidencias:
- Existencia de un manchón de sangre de la víctima de más de 60 centímetros de diámetro en el suelo del dormitorio, a más de dos metros del lugar de la explosión.
- La desaparición del closet, que sólo se justificaría por el afán de los asaltantes de borrar las huellas del crimen.
- Los trajes dejados sobre la cama, a unos cuatro metros del lugar donde estaba el closet, circunstancia que no tiene una explicación lógica.
- Los ganchos de los trajes muestran signos de haber cedido por haberse apoyado en ellos la víctima mientras caía acribillada.
- La colcha rosada de la cama desapareció luego de haber sido usada para enjuagar la sangre de la víctima In el dormitorio.
- La inexistencia o escasísima sangre de la víctima en el lugar de la explosión.
- Las manos de la víctima quedaron ilesas.
- La bala con sangre y restos de la víctima encontrada en el hoyo quedado al haber sido arrancado uno de los pilares del closet desaparecido.
- Impactos de bala en la pared de concreto que quedaba detrás del closet que desapareció.
- Impactos de balas lanzadas desde fuera de la vivienda.
- La inexistencia de señales de explosivos en el portón y proximidades.
- La inexistencia de armas en la casa, como lo confirma el intendente regional, señor Serre (edición el día 4 de agosto), diciendo que «se rastreó la casa y no se encontraron armas».
El 1 de marzo de 1981 la ministro en visita se declara incompetente para seguir conociendo estos antecedentes, los que deberán ser remitidos al Segundo juzgado Militar de Santiago.
Fuente :derechos.org sin fecha
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