Luis Guillermo Wall Cartes

Rut : 6.951.334-4
Fecha Detención : 05-11-1973
Comuna Detención : Chillán
Fecha Nacimiento : 19-06-1951
Edad : 22
Lugar Nacimiento : Chillán
Partido Político : Partido Nacional (PN)
Estado Civil e Hijos : Soltero
Oficio o Profesión : Mecánico
Nacionalidad : Chilena

Antecedentes del Caso

Rut : 187.455 de Chillán
F.Nacim. : 19-06-51, 22 años a la fecha de la detención
Domicilio : Población El Tejar, calle Muñoz Olave N°571, Chillán
E.Civil : Soltero
Actividad : Mecánico
C.Repres. : Militante Partido Nacional
F.Detenc. : 5 de noviembre de 1973

Luis Guillermo Wall Cartes, soltero, mecánico, militante del Partido Nacional, fue detenido el 5 de noviembre de 1973, alrededor de las 23:30 horas en el domicilio de población El Tejar de Chillán, de sus amigos y vecinos Oscar Enrique Fetis Sabelle y Sergio Iván Fetis Valenzuela a quienes había ido a visitar. Se encontraba conversando y jugando cartas en el comedor de la casa con Oscar Fetis, cuando llegó una pareja de carabineros, al parecer pertenecientes a la Comisaría de Chillán Viejo, preguntando por Sergio Fetis; éste se encontraba ya acostado, lo hicieron levantarse y le informaron que lo llevarían detenido. Su primo y cuñado, Oscar, les solicitó a los funcionarios policiales la orden de detención respectiva y los motivos del arresto, lo que fue negado por ellos. Ante esta situación, les solicitó autorización para acompañar a su pariente junto con Luis Wall lo que sí fue aceptado. Los tres salieron de la casa con los carabineros, caminaron por el pasaje hasta calle Central con 1 Poniente de la misma población, donde se encontraban estacionados algunos vehículos en que se movilizaba la patrulla; los tres fueron introducidos a un furgón de color verde perteneciente al SAG (Servicio Agrícola y Ganadero). Desde ese momento permanecen los tres en calidad de detenidos desaparecidos.
La detención fue realizada en presencia de María Edimia Fetis Valenzuela, esposa de Oscar Fetis y hermana de Sergio. Ella realizó diversas gestiones para tratar de ubicar su paradero; entre otras, concurrió al Regimiento donde pudo ver el furgón utilizado en la detención, pero le fue negada la participación de militares en el hecho. Los familiares de Luis Wall acudieron también a varios lugares de detención de Chillán y otras localidades, incluso viajaron a Concepción sin obtener ningún dato que permitiera la ubicación del afectado ni tampoco de los otros detenidos en la misma oportunidad.
Cabe señalar que el mismo día, 5 de noviembre de 1973, fue detenido Tomás Enrique Ramírez Orellana, domiciliado en la misma población El Tejar, quien también permanece hasta la fecha detenido desaparecido.

GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS
En causa rol 42.748 iniciada el 14 de diciembre de 1973 en el 2do. Juzgado del Crimen por presunta desgracia de Oscar Fetis, se menciona también a Luis Wall como otro de los detenidos en la misma ocasión; esta causa fue sobreseída temporalmente el 14 de febrero de 1974, pero repuesta por orden de la Corte de Apelaciones pocos días después por considerar que la investigación estaba incompleta. Las nuevas diligencias decretadas incluyeron a Luis Wall; es así como la Comisaría de Chillán informó no tener constancia de la detención de ninguno de los tres, igual información entregó la 6a. Comisaría Sub-urbana. En cumplimiento de la orden de investigar, funcionarios de la Comisaría de Investigaciones realizaron las averiguaciones correspondientes en comisarías y retenes, Cárcel Pública, Hospitales e Instituto Médico Legal sin obtener ninguna información sobre los detenidos.
Comparecieron ante el Tribunal, la denunciante, cónyuge de Oscar Fetis, y la madre de Luis Wall quienes ratificaron los hechos relatados. También declararon dos funcionarios de Carabineros supuestamente involucrados en la detención, pero ambos negaron su participación. El 26 de abril de 1974 el Juez declaró cerrado el sumario y sobreseyó temporalmente la causa, resoluciones que fueron aprobadas por la Corte de Apelaciones el 13 de mayo de 1974.
El 10 de noviembre de 1978, la madre del afectado, María Elba Cartes Flores, interpuso un recurso de amparo, rol 104.938, ante la Corte de Apelaciones de Chillán, citando las palabras del Ministro del Interior de la época, Sergio Fernández quien manifestó: "Cualquiera sea la verdad concreta a la fecha de desaparecimiento en cada situación, ella puede ser investigada por los Tribunales de Justicia".
La Corte de Apelaciones de Chillán ofició a la Fiscalía Militar de Ñuble al efecto dando respuesta ésta última que el afectado no fue procesado ni hubo orden de aprehensión en su contra; similares respuestas entregó la 6a. Comisaría de Chillán y el Presidio de esa ciudad; sin embargo, con respecto a Sergio Fetis, el Alcaide del Presidio informó que éste ingresó a ese recinto el 21 de septiembre de 1973 y egresó el 24 del mismo mes por falta de mérito. El Ministerio del Interior informó que ninguno de los tres tuvo orden que los afectara ni había constancia de que los Servicios de Seguridad hubiesen realizado operativos en su contra.
El 24 de noviembre de 1978 la Corte declaró sin lugar el amparo y ordenó remitir los antecedentes al Juez del Crimen de Turno para la investigación de los hechos.
El 28 de noviembre se inició la instrucción del sumario por presunta desgracia, rol 10.909 en el Primer Juzgado de Chillán. Se solicitó al Primero y Segundo Juzgado informara si había antecedentes de proceso por presunta desgracia del afectado a partir del 5 de noviembre de 1973, lo que fue respondido negativamente por ambos. Comparecieron ante el Tribunal, la denunciante y madre de Luis Wall y, como testigo, la asesora del hogar que trabajaba en casa de la familia Fetis en la fecha en que ocurrió la detención, ambas relataron los hechos de manera similar a lo expresado en el recurso de amparo sin añadir nuevos antecedentes.
Terminadas estas diligencias, el 11 de enero de 1978 el Juez Guillermo Cocio Paredes, dictó el sobreseimiento temporal de la causa por no estar totalmente justificada la comisión del delito, resolución que fue aprobada el 8 de febrero por la Corte de Apelaciones de Chillán.

Fuente :(Informe corporación)

Prensa

Faltaban 30 minutos para la medianoche del 6 de noviembre de 1973. En la población El Tejar, de la comuna de Chillán, Luis Wall Cartes (21), un joven mecánico proveniente de una familia campesina ligada al Partido Nacional, había terminado recién de jugar unas rondas de cartas en casa de sus amigos y vecinos Óscar Fetis Sabelle (35) y Sergio Fetis Valenzuela (27).

Con un toque de queda que por esos días comenzaba a las 21 horas y en noches en que los servicios de inteligencia de la dictadura podían irrumpir en cualquier casa, un par de golpes en la puerta los dejó en silencio. Era una pareja de carabineros. “Venimos a buscar a Sergio Fetis”, dijeron sin más palabras. Fetis era militante del Partido Radical y funcionario del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).

De inmediato, su primo Óscar, quien también trabajaba en el SAG, pidió alguna orden judicial o los motivos de la detención. Los carabineros sólo callaron. Pero al preguntar si él y su amigo Luis Wall podían acompañar a Sergio para asegurarse de que todo estuviese bien, los policías dijeron que sí.

“A mi hermano no lo detuvieron porque quisieran detenerlo. Él acompañó a sus amigos para tratar de ayudarlos, para contar su versión, que los conocía”, recuerda Leopoldo Wall (69), uno de los 18 hermanos de la familia Wall Cartes. Leopoldo Wall Otárola, el padre de la familia, era un activo militante del Partido Nacional en Chillán, colectividad política de derecha opositora a la UP y que apoyó el Golpe de Estado.

Luis Wall Cartes acompañó a un amigo que estaba siendo detenido. Pese a que su familia era del Partido Nacional, su cuerpo nunca volvió a aparecer.

Tras sacarlos de la casa, Luis Wall y sus dos amigos fueron subidos a una camioneta del SAG y llevados hasta un lugar desconocido. Al día siguiente, la camioneta fue vista al interior del regimiento del Ejército en Chillán.

Como a las 11 de la mañana me llaman porque en la guardia estaba mi mamá. ‘Desapareció el Memo’, me dijo. Me encargué altiro de ver adentro, de mover los contactos que tenía con los oficiales que éramos más yuntas”, recuerda Leopoldo, quien en ese momento era cabo del Ejército en el mismo regimiento.

Usando esos vínculos, revisó los libros de guardia, visitó las comisarías y recorrió las orillas de los ríos más cercanos. “Yo creo que tuvimos la esperanza una semana. Yo como militar, y por lo que se estaba viviendo en esos días, me di cuenta de que mi hermano no iba a aparecer, al menos vivo”, relata con pesar el sexto de los hermanos Wall Cartes. Su madre, por otro lado, nunca dejó de mirar por la ventana esperando ver regresar a su hijo Luis.

De acuerdo a lo concluido en 1991 por el informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación, también conocido como Informe Rettig, Luis Wall y sus dos amigos fueron víctimas de desaparición forzada cometida por agentes del Estado. Hasta el día de hoy son parte de los 1.092 detenidos desaparecidos en dictadura.

BÚSQUEDA Y RENUNCIA

En la localidad de Portezuelo, a unos 34 kilómetros de Chillán, en la Región de Ñuble, Luis Wall Cartes y sus 17 hermanos se criaron en medio del trabajo en el campo. “Mi papá tenía su propia tierra y había vides, en uno que otro pedazo se sembraban lentejas y arvejas”, relata Leopoldo Wall.

Fue en ese mismo lugar donde a su familia le tocó vivir los años más duros del gobierno de la Unidad Popular. “Como mi papá era del Partido Nacional, le gritaban ¡viejo momio! A veces pasaba gente con horquetas, con azadones, con escopetas por fuera de la casa gritando. Eso nos asustaba”, asegura Leopoldo. “Pero lo que más nos preocupaba es que había que pertenecer a un partido para que nos vendieran un pollo. Y cuando íbamos a comprar nos decían ‘no poh, se acabaron los pollos, ¡coman mierda los momios!’”, agrega.

Ya en 1973, su familia había dejado el campo y emigrado a Chillán. Con 19 años, Leopoldo había entrado a hacer el servicio militar, mientras que su hermano Luis -después desaparecido- trabajaba de mecánico de autos. “Mi papá era de toda la vida del Partido Nacional, pero mi hermano no participaba de actividades del partido. Yo nunca lo vi en una revuelta, ni tirándoles piedras a los carabineros, ni gritándoles cosas a las personas”, afirma. Leopoldo desconoce por qué en los informes su hermano aparece como militante del partido, aunque no hay dudas de que toda la familia era de derecha.

Cuando en noviembre de 1973 vino la detención y desaparición de su hermano, el hombre relata que “lo encontré muy injusto, porque me imaginé que si no tenían ese pequeño respeto por la gente que pertenece a la institución… donde nos dijeron que era una guerra, que teníamos que ser buenos soldados y obedientes, y que te detuvieran a tu hermano sin que tuvieran causa justificada, como que perdí la vocación militar”.

A pesar de que su madre presentó una denuncia por presunta desgracia en diciembre de 1973 y un recurso de amparo en noviembre de 1978, ambas causas fueron sobreseídas. Leopoldo Wall, por su lado, comenzó a indagar sobre lo ocurrido con su hermano dentro de la institución castrense. Cuando se dio cuenta de que sus preguntas empezaban a incomodar y molestar, pidió un traslado a Visviri, en el norte, renunciando después al Ejército en 1978, con la desaparición de su hermano dando vueltas.

El año 2009 se abrió una nueva investigación en Chillán. Entre todas las diligencias efectuadas, Leopoldo tuvo un careo con los dos funcionarios de Carabineros inculpados, a quienes conocía de sus años como miembro activo del Ejército.

Se trataba de Patricio Marabolí Orellana, quien en 1973 era teniente y parte del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), organismo previo a la creación de la Dina y que se encargó de la detención, interrogatorios y torturas tras el Golpe. También estaba Juan Francisco Opazo Guerrero, quien era cabo en los días posteriores al 11 de septiembre. Sentados, frente a frente, Leopoldo volcó los recuerdos de todo lo que vio siendo parte del Ejército.

“Yo les dije en su cara, a usted, mi coronel Marabolí, yo le decía el perro sarnoso. Yo lo ví torturar en la guardia 2 del Regimiento de Chillán. Usted le pegó una patada a un señor que le faltaba un pedazo de pierna y el viejito usaba un bototo de madera, usted le pegó una patada y lo tiró dentro de un hoyo. ¿Sí o no?”, narra Leopoldo alzando la voz.

“Y tú, le dije a Opazo, a un muchacho de como 25 años, blanco, crespito, lo pusieron desnudo en una plancha y le amarraron cables de cobre en las manos y con una máquina, con una batería le dieron corriente y llegaba a humear en la lata, ¿dime que no es así? ¡Yo te vi, yo estaba ahí!, yo era cabo de relevo de ese sector”, relata sobre el careo.

Los acusados negaron haber detenido a Luis Wall y sus amigos. Pese a que un juez con dedicación exclusiva y la Corte de Apelaciones de Chillán absolvieron a Patricio Marabolí, en septiembre de 2015 la Corte Suprema lo condenó a cumplir una pena de cinco años y un día de cárcel como autor de delito de secuestro calificado. Mientras que Opazo falleció un par de meses antes, sin ser condenado por este caso.

“Lo que me molesta es que nadie de los derechos humanos fue nunca a hablar con mi madre y no se movió un dedo para hacer justicia por mi hermano y para ubicarlo. Tengo la seguridad de que eso fue porque a mi familia la reconocían como del Partido Nacional”, reclama el hermano de Luis Wall.

Hoy, los roles se han cruzado para Leopoldo Wall: ha sido interrogado en varias ocasiones por supuestamente haber sido parte en violaciones a los derechos humanos cometidas mientras estuvo en el Ejército. El hombre niega las acusaciones tajantemente. Pero al mismo tiempo asegura: “Si me hubieran dicho usted tiene que ir a esta dirección y detener a esas personas yo… (se cuadra como en posición de saludo militar)… en la institución la palabra no, no existe. Obediencia absoluta. Porque en tiempos de guerra, como lo dijo Pinochet, un no significaba la muerte”.

FATAL ATRASO EN FUENTE DE SODA

Las largas jornadas de trabajo y uno que otro tiempo de relajo en una fuente de soda hacían que Benjamín Videla Ovalle (28), contador auditor, llegara tarde a su casa. Y al parecer eso nuevamente ocurriría el 6 de octubre de 1973, cuando recién hacía tres días se había atrasado la hora de inicio del toque de queda, de las 19.00 a las 21 horas.

Cerca de la hora límite, desde un local ubicado en Vicuña Mackenna con Avenida Matta, en la comuna de Santiago, Videla salió a esperar una micro, cuando una patrulla de Carabineros lo tomó detenido junto a otras personas que estaban en su misma situación.

En su billetera, Benjamín Videla portaba lo que pensaba era casi un salvavidas: su carnet de militante del Partido Nacional. “Yo una vez le dije, ‘oye, ten cuidado, te va a pillar el toque de queda y te van a llevar’. No, me dijo, no tengas cuidado, a mí no me va a pasar nada, respondió. Yo le decía es que resulta que no van a saber de qué partido eres cuando te tomen”, cuenta hoy Guadalupe Mundaca Tirapegui, quien en ese momento era la esposa de Videla.

La mujer recuerda que su marido iba a reuniones del partido y que era opositor al gobierno de Salvador Allende. “Cuando fue el Golpe, él decía que era una lástima que hayan ocurrido estos hechos, pero que ahora se iba a limpiar el país”, afirma Mundaca.

De lo que se ha podido reconstruir hoy, se sabe que Videla primero fue llevado al recinto del Orfeón de Carabineros y luego a la Cuarta Comisaría, ubicada también en Santiago. Ahí llegó al día siguiente Guadalupe Mundaca en busca de su marido. “Un teniente me recibió y me dijo que no estaba detenido. Me acuerdo que había una caja llena de carnets de identidad y no lo encontré”, relata la mujer.

Ya desesperada, en los días siguientes visitó día por medio la morgue de Santiago. “Era horrible, uno tenía que pasar a ver los cadáveres así de lado, porque estaba lleno. El del que creo era mi marido llegó el 27 de noviembre, venía desnudo, con la cabeza destrozada, pero no fui capaz de reconocerlo”, agrega la viuda de Videla.

Días más tarde, volvió con la esperanza de encontrar coincidencias con las características de su marido. Pero ya había sido enterrado, en lo que luego sería conocido como el caso del Patio 29 del Cementerio General. “Hice cartas, me entrevisté con el general director de Carabineros, César Mendoza (miembro de la Junta Militar), pero lo negaban. Me decían que nunca lo habían detenido, que no estaba en ninguna parte”, narra Mundaca.

Pero con el paso de los días sus intentos de búsqueda se convirtieron en hostigamientos y amenazas. “Me amenazaban mucho por teléfono. Me decían puras groserías, que me iban a matar, que lo único que estaba buscando era la muerte, pero nunca supe quién era. El hostigamiento duró mucho tiempo. Yo tenía 24 años, estaba sola en Santiago con mi hijo, entonces me volví para Angol, mi pueblo”, relata hoy al teléfono.

Ya en democracia, en septiembre de 1991 se exhumaron 107 tumbas del Patio 29 desde las que se extrajeron 125 osamentas. Tuvieron que pasar 19 años más para que en febrero de 2010 el ministro Alejandro Solís confirmara a Guadalupe Mundaca que los restos de su marido habían sido identificados.

Si bien en 1991 se inició una investig  extracto.

Fuente :nuevopoder.cl 3/9/2023

Otras fotos

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cementerio G. Santiago memoriales.cl
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cementerio -  Chillán
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Ultima Actualización : 31/07/2025