Alvaro Modesto Vallejos Villagrán

Rut : 5.413.060-0
Fecha Detención : 20-05-1974
Comuna Detención : Santiago
Fecha Nacimiento : 18-04-1949
Edad : 25
Lugar Nacimiento : Santiago
Partido Político : Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
Estado Civil e Hijos : Casado
Oficio o Profesión : Estudiante de Medicina
Nacionalidad : chilena

Antecedentes del Caso

Rut.      : 7.069, Maipu

F.Nacim. : 18-04-49, 25 años a la fecha de detención

Domicilio : Quillay 2525, Providencia, Santiago

E.Civil  : Casado, 1 hijo

Actividad : Estudiante de medicina

C.Repres. : Miembro del Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)

F.Detenc. : 20 de mayo de 1974

SITUACION REPRESIVA

Alvaro Modesto Vallejos Villagrán, casado, un hijo, estudiante de Medicina, militante del MIR, fue detenido el 20 de mayo de 1974, alrededor de las 20:30 hrs., en el domicilio de sus padres ubicado en Pasaje Prat 3250, Maipú, por efectivos de la DINA que se identificaron verbalmente como miembros del Servicio de Inteligencia Militar. Los agentes, armados con metralletas, lo buscaban por ser integrante del Comité Central del MIR y por disponer de dólares para el financiamiento de guerrillas. La familia fue bruscamente separada en distintas habitaciones de la casa, siendo todos ellos interrogados. Al afectado lo amenazaban diciéndole que "no soportaría la tortura", considerando su estado físico; era de estatura baja y delgado. En seguida fue esposado y se lo llevaron en una camioneta Chevrolet color blanco, modelo C-10. Se supo que fue conducido al recinto secreto de la DINA ubicado en calle Londres 38.

Su cónyuge -María Lucía Villavicencio- se fue a casa de un hermano hasta donde llegaron más tarde los agentes y, luego de interrogar a los dueños de casa, procedieron a llevársela detenida. Ella también fue trasladada a Londres 38, donde se dio cuenta que su presencia en este lugar era para presionar a su marido. Los agentes decían que si él hablaba se comprometían a sacarla del país. Tras vendarle la vista -al igual que su cónyuge- la trasladaron a una pieza de interrogatorios donde fue vejada, amenazada e insultada en medio de golpes. Más tarde, fue conducida a la casa de sus suegros, quedando bajo arresto domiciliario.

            Días después, el 25 y 27 de mayo, los mismos sujetos concurrieron a su domicilio y lo allanaron, llevándose todo lo que había de valor (una máquina de escribir, dinero, un anillo de oro, etc.).

Un mes después, nuevamente allanaron la vivienda, retirando más especies como maletas y ropa, aduciendo que "todo era robado" o "financiado con dinero extremista".

También en esos días fueron a buscar a su hermana, de solo 14 años, a quien obligaron a que los acompañara hasta el domicilio del afectado.

La familia tuvo contacto con Alvaro Vallejos el día 29 de julio de 1974, fecha en que fue llevado a la casa de sus padres, indicando los efectivos de seguridad que quedaba en libertad y que debía ir a firmar a Carabineros de Maipú cada 3 días. Sin embargo, a los quince minutos, volvieron como 15 agentes, con gran despliegue de vigilancia, los cuales exhibieron a su padre -un Suboficial Mayor del Ejército en servicio activo- las tifas correspondientes y le manifestaron que lo llevaban a firmar y regresaba.

            Desde entonces nadie de su familia volvió a verlo.

            Alvaro Vallejos fue visto en el recinto secreto de detención de Londres 38 por varios prisioneros que estuvieron con él y recuperaron su libertad posteriormente. Entre ellos, Raimundo Elgueta Pinto, quien se encontraba detenido desde el 6 de mayo de 1974 en ese lugar quien señala que el afectado le contó que había sido torturado. El mismo fue testigo que Vallejos fue llevado tres veces en un mismo día a interrogatorios con largas sesiones de tortura. Dice que la última vez que lo vio fue el 30 de mayo de ese año, en malas condiciones físicas, con sus piernas inmovilizadas producto de la electricidad y los "colgamientos". Lo habían golpeado mucho, no hablaba prácticamente nada y le expresó que de no decir lo que ellos querían saber, lo matarían en el siguiente interrogatorio.

 El último sábado de mayo llegó también al recinto de calle Londres, Blanca Troncoso y, pasada la medianoche, fue llevada junto al afectado a la pieza donde interrogaban. Primero entró el joven, mientras ella quedó afuera y escuchó como se quejaba. Estas sesiones eran dirigidas por el agente Osvaldo Romo, el que después de un rato ordenó que ingresara la testigo. Al interior de la habitación sentía aún los quejidos de la víctima al que pudo ver, en un momento en que se le bajó la venda, lo tenían colgado de una barra. El 5 de junio ella fue trasladada al Estadio Chile. Otra detenida, Eliana Medina, que llegó el 16 de junio de 1974 desde otro recinto ubicado en los subterráneos de la Plaza Bulnes, expresa que Vallejos junto a otros dos presos, Jorge Grez y Agustín Reyes, eran constantemente sacados a interrogatorios y volvían en muy malas condiciones.

Al parecer, hacia fines de junio, Vallejos fue trasladado a Cuatro Alamos y después volvió a la casa de calle Londres. Igual cosa sucedió con Jorge Grez, Agustín Reyes y otro detenido a quien llamaban "lolo", razón por la cual les decían "los 4 Alamitos". Esto lo recuerda Cristián Van Yurick que fue detenido el 12 de julio de 1974 y llevado a Londres 38. Señala Van Yurick que apenas llegó fue interrogado y torturado y más tarde lo ubicaron en la pieza donde estaban los demás detenidos, pero separado del resto. Dice que Vallejos se acercó a él con frazadas y lo tranquilizó. Se conocían con anterioridad.

            Algo parecido recuerda Adriana Pino, que también llegó detenida el 12 de julio a la casa de calle Londres. Cuenta que Alvaro Vallejos,  la acompañaba al baño por orden de los guardias, oportunidad en que le relataba que era torturado en ese mismo baño, donde le introducían la cabeza en un hoyo del piso que contenía al parecer agua con excremento, que luego lo mojaban entero y le aplicaban electricidad.

Graciela Mathieu Loguercio también se acuerda de Alvaro Vallejos durante su reclusión en Londres 38, donde ella llegó detenida la medianoche del 15 de julio. Cuenta que el afectado hablaba mucho e interpelaba a los agentes diciéndoles que eran utilizados. Dice que era uno de los pocos que no demostraba miedo a los aprehensores, lo que le había reportado una suerte de respeto de parte de estos sujetos hacia él.

 Esta actitud la recuerda también Patricia Barceló, detenida alrededor del 23 de julio de 1974. Dice que el afectado hacía sonar los tacos, se permitía hacer chistes y caminaba por la pieza, en circunstancias que al resto no se lo permitían.

En el transcurso de la última semana de julio varios detenidos fueron trasladados a Cuatro Alamos y entre ellos también debió serlo Vallejos, ya que muchos dicen haberlo visto nuevamente con posterioridad a esta fecha en este recinto. Entre quienes lo vieron aquí se encuentran Adriana Pino, Francisco Lagos y Lilian Yáñez.

Alvaro Vallejos Villagrán había permanecido muy poco tiempo en Cuatro Alamos, ya que a fines de julio o comienzos de agosto de 1974 fue sacado y llevado a Colonia Dignidad, según lo declaró el ex agente de la DINA, Samuel Fuenzalida Devia, el 30 de octubre de 1979 en Alemania, en el juicio que entablara Colonia Dignidad en contra de Amnesty Internacional.

            Fuenzalida expresó que en esa fecha acompañó al Capitán de Ejército llamado Fernando o Fernández a Cuatro Alamos a buscar a un preso que recordaba por su sobrenombre: "Loro Matías", el que era bastante conocido entre los agentes de la DINA. Sabía que era hijo de un Suboficial de Ejército y que estaba destinado a "Puerto Montt", según vio en los kardex de ese organismo. En la DINA se usaba este término para indicar que iban a matar a un preso por tierra. Otro término "La Moneda", se usaba para indicar que lo mismo harían con un preso, pero tirándolo al mar.

El ex agente contó que Vallejos iba esposado y pidió permiso para llevar sus cosas personales, pero el Capitán le contestó que no las iba a necesitar.

El viaje lo hicieron en una camioneta Chevrolet y antes de iniciarlo, a la víctima le pusieron scotch en los ojos y encima lentes oscuros. A la llegada a Parral, en el Cruce a Catillo, se cruzaron con otra camioneta con civiles con quienes intercambiaron un santo y seña. El Capitán se bajó y cuando quedaron solos, Vallejos le dijo a Samuel Fuenzalida que tenía la impresión que lo llevaban a un lugar donde ya había sido conducido con anterioridad, porque era el mismo camino. Al llegar al recinto de "los alemanes" como llamaban en la DINA a Colonia Dignidad, los esperaba un automóvil Mercedes Benz color celeste con dos alemanes en su interior, uno de ellos, el más viejo, parecía ser el jefe y lo llamaban "El Profesor". El prisionero fue subido a este vehículo y en seguida ingresaron todos al recinto. Fuenzalida no supo a qué sector llevaron a Vallejos, porque él entró a una casa grande y la víctima continuó con "El Profesor" y el Capitán (Fernando o Fernández). El Oficial llegó a los pocos minutos y rato después "El Profesor", el que dijo "fertig" (en alemán: terminado) e hizo un gesto que el testigo entendió que el preso estaba muerto.

 Al volver a Santiago notó que la ficha del "Loro Matías" había desaparecido del kardex de detenidos. Cabe señalar que el Oficial hablaba en alemán con "El Profesor".

El nombre de Alvaro Vallejos fue incluido en una nómina que se entregó a los medios de prensa en febrero de 1975, cuando la DINA montó una "Conferencia de Prensa" con cuatro detenido del MIR: Cristián Mallol, Humberto Menanteaux, Hernán González y Hernán Carrasco, los que fueron obligados a decir que el MIR estaba destruido y a la vez entregar públicamente los nombres de numerosos miembros de su Dirección, los que estarían muertos, detenidos, asilados, o fuera del país. Alvaro Vallejos figuraba como "exiliado". Esta "Conferencia" fue de responsabilidad del Mayor Pedro Espinoza Bravo, en esa época Jefe del recinto de la DINA conocido como Villa Grimaldi, y llevada a cabo por el Teniente Miguel Krassnoff y otros Oficiales de la DINA. Los cuatro militantes del MIR obligados a realizar esta operación habían sido detenidos a fines de 1974 y sometidos a interrogatorios y tortura sistemática. Después de participar en este montaje continuaron detenidos y meses después fueron dejados en libertad. Sin embargo, Menanteaux y Carrasco fueron detenidos nuevamente y aparecieron muertos, con sus cuerpos destrozados y claras huellas de tormento en un cerro de Buin.

            Las autoridades en un primer momento negaron la detención de Alvaro Vallejos, pero después la reconocieron, por un Decreto Exento del Ministerio del Interior de fecha 10 de junio de 1974, pero al mismo tiempo informaron que había sido dejado en libertad por otro Decreto de fecha 29 de agosto del mismo año.

            Su cónyuge debió salir del país por razones de seguridad. Durante largos años tuvo prohibición de ingreso a Chile.

           

 

GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS

El 29 de mayo de 1974 se interpuso un recurso de amparo en su favor ante la Corte de Apelaciones de Santiago, rol 535-74.

 Dieciocho días después informó el Ministro del Interior, General Oscar Bonilla, a la Corte que Alvaro Vallejos no se encontraba detenido por orden de alguna autoridad administrativa, ni se tenían antecedentes de su paradero. Esta respuesta está fechada el 17 de junio de 1974.

 El 21 de junio se resolvió oficiar al Ministerio de Defensa, para saber si había alguna orden en su contra emanada de un Tribunal Militar. Este Oficio se reiteró en cuatro oportunidades durante los cinco meses siguientes, sin que se recibiera respuesta.

El 7 de noviembre de ese año, el Ministro del Interior, informó que el afectado había sido dejado en libertad según Decreto Exento de ese Ministerio Nº 349. No se menciona fecha alguna, ni de arresto ni de libertad. Se agregó además en esta respuesta que esto "ya había sido informado a la Corte por Oficio Nº 158 de fecha 17 de junio de ese año. Efectivamente el número de Oficio correspondía a la anterior respuesta del Ministro, General Cesar Benavides, pero no así su contenido.

Con el mérito de esta última respuesta, el 8 de noviembre de 1974, la 6º Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago resolvió rechazar el recurso de amparo y remitir los antecedentes al Juzgado del Crimen correspondiente, puesto que en el alegato el abogado había señalado que el afectado continuaba desaparecido. Esta resolución fue apelada.

La Corte Suprema, para resolver la apelación, ordenó oficiar al Ministro de Defensa, haciendo presente que esta consulta se había reiterado en cinco ocasiones por la Corte de Apelaciones y no se había respondido. También ordenó al Ministerio del Interior enviar fotocopia del referido Decreto Exento Nº 349 que hacía mención en su informe anterior.

 El 22 de noviembre, la cónyuge de Vallejos dio cuenta a la Corte Suprema que el día anterior, 21 de noviembre, había sido informada en la Cruz Roja Internacional que el Secretario Ejecutivo de SENDET, Coronel Jorge Espinoza Ulloa, había remitido una respuesta oficial a ese organismo internacional indicando que Alvaro Vallejos se encontraba detenido en Tres Alamos. Ese mismo día se habían dirigido a las oficinas de SENDET a requerir información directamente y se les dijo que efectivamente el joven se encontraba detenido, pero no podían indicar el lugar donde permanecía recluido. Con estos antecedentes, se solicitó al alto Tribunal que ordenara de inmediato la comparecencia del afectado o la comisión de un Ministro o Fiscal de la Corte de Apelaciones.

Pese a estos nuevos datos, la Corte Suprema se remitió a dar por recibido el escrito y esperar las respuestas a las consultas formuladas a los Ministerios de Defensa e Interior.

 El Ministerio de Defensa respondió que no tenía conocimiento de esta detención ya que no había sido denunciado a un Tribunal militar según había informado SENDET, por lo que había remitido la consulta al Ministerio del Interior. Este último, por otro lado, envió la fotocopia del Decreto Exento No.349 que disponía la libertad de Alvaro Vallejos. Estaba fechado el 29 de agosto de 1974 y dejaba sin efecto el Decreto Exento No.140 de esa Secretaría de Estado, de fecha 10 de junio de 1974 que había dispuesto su arresto. La fecha de detención que aquí se menciona, tampoco corresponde con los hechos, ya que el afectado había sido sacado del domicilio de sus padres por agentes de la DINA el 20 de mayo de ese año, veinte días antes que se dictara este Decreto.

Con estas respuestas y no obstante las evidentes contradicciones en la información entregada por las autoridades, incluyendo la primera respuesta del Ministro del Interior que negó su arresto, la sala de la Corte Suprema presidida por el Ministro Israel Bórquez confirmó la resolución apelada rechazando el amparo y se remitieron entonces los antecedentes al 7º Juzgado del Crimen para que se investigaran los hechos denunciados.

 De esta forma, se inició en dicho Juzgado la causa rol 76.542, por la presunta desgracia de Alvaro Vallejos Villagrán.

Cumpliendo la orden de investigar emanada de este Tribunal, la policía de Investigaciones efectuó averiguaciones en SENDET, donde fueron informados que Alvaro Modesto Vallejos Villagrán había sido recibido "de la DINA" el 16 de julio de 1974 y había permanecido recluido en Tres Alamos hasta el 29 de agosto del mismo año, fecha de su libertad.

El 24 de febrero de 1975, su cónyuge interpuso una denuncia por la desaparición del afectado, la que fue acumulada a la causa que se tramitaba. En esta presentación se entregaron los antecedentes de la "Conferencia de Prensa" de los Miristas detenidos, que se había efectuado ese mismo mes, donde se menciona al afectado como exiliado. Se solicitó, asimismo, reiterar Oficios de consulta a las autoridades en relación a este nuevo antecedente. Además, se pidió que los cuatro miristas fueron citados a declarar, lo que no fue acogido por el Tribunal.

Tres meses demoró en responder el Ministro del Interior, reiterando su libertad y manifestando que con posterioridad no se había dictado ninguna orden en su contra.

El Ministerio de Relaciones Exteriores demoró casi un año en enviar su respuesta y aunque aparecía fechada en julio de 1975, ésta se adjuntó al expediente el 31 de enero de 1976. En ella se indica que el afectado no figuraba como asilado. Esta información ya la había recibido el Tribunal en julio de 1975 a través de Extranjería, que indicó que Vallejos no figuraba como asilado, cuestionado o refugiado.

            Luego de una última respuesta de SENDET, que afirma nuevamente que la víctima había sido liberado en virtud del Decreto de Interior de fecha 29 de agosto de 1974, el Tribunal resolvió cerrar el sumario el 13 de abril de 1976. Con esa misma fecha se dictó el sobreseimiento temporal de la causa, por no encontrarse acreditado la comisión de un delito en la desaparición de Alvaro Vallejos Villagrán. El 2 de julio de ese año la Corte de Apelaciones de Santiago aprobó dicho sobreseimiento.

            El 29 de mayo de 1991, su hermana, Verónica Vallejos Villagrán, interpuso una querella por secuestro ante el mismo Tribunal, (Rol 76.742), en la que se entregan los antecedentes conocidos con posterioridad en relación a la permanencia del joven estudiante de Medicina en la Colonia Dignidad y los testimonios de otros prisioneros en la casa de calle Londres 38 que estuvieron con la víctima. A diciembre de 1992 esta causa se encontraba en estado de sumario.

            En el último tiempo en esta causa han sido encargados reos dos agentes, Osvaldo Romo Mena en noviembre de 1992 -el mencionado agente, quien vivía en Brasil con identidad falsa, en noviembre de 1992 fue expulsado de ese país y detenido en Chile- el otro agente es Fernando Gómez Segovia, quien tiene encargatoria de reo por cómplice de secuestro desde el 3 de diciembre de 1992.

Fuente :Vicarìa de la Solidaridad

Prensa

La Corte Suprema acogió recurso de casación y confirmó la sentencia que condenó al fisco a pagar una indemnización de $50.000.000 a hermano de Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, estudiante de medicina que fue secuestrado por agentes de la DINA el 29 de julio de 1974, fecha desde la que se pierde su rastro.

En fallo unánime (causa rol 44.389-2020), se explicó “Que la pretensión indemnizatoria sostenida por el actor -hermano de víctima- es la reparación, a título de daño moral, del padecimiento personal sufrido como consecuencia de la desaparición de Álvaro Modesto Vallejos Villagrán a manos de agentes del Estado, haciendo responsable al Fisco por la vía de la responsabilidad extracontractual que le asiste, derivada de la falta de servicio y, engarzada la normativa interna con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos sobre la materia”.

Fuente :tirant.com 12/11/2020 (Fuente: pjud.cl)

Fecha :12-11-2020

La Corte Suprema condenó a exintegrantes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y un colono de Villa Baviera por su responsabilidad en los delitos de secuestro calificado de María Cristina López Stewart y Álvaro Vallejos Villagrán. Ilícitos perpetrados a partir del 23 de septiembre y del 20 de mayo de 1974, respectivamente.

En el primer fallo (causa rol 84.785-2016), la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Milton Juica, Carlos Künsemüller, Lamberto Cisternas, Manuel Antonio Valderrama y Jorge Dahm– condenó a César Manríquez Bravo, Pedro Espinoza Bravo y Miguel Krasnoff Martchenko a penas de 15 años de presidio como autores del secuestro calificado de María Cristina López Stewart, víctima de la de la denominada «Operación Colombo».

En tanto, los agentes Manuel Carevic Cubillos, Ricardo Lawrence Mires, Gerardo Godoy García, Ciro Torré Sáez, Nelson Paz Bustamante, Gerardo Meza Acuña, José Ojeda Obando, Nelson Ortiz Vignolo, Claudio Pacheco Fernández, Hermon Alfaro Mundaca, Raúl Rodríguez Ponte, José Aravena Ruiz, José Fuentealba Saldías, Francisco Ferrer Lima, Fernando Lauriani Maturana, Armando Cofré Correa, José Mora Diocares, Moisés Campos Figueroa y Rosa Humilde Ramos Hernández deberán purgar 10 años de presidio, por su responsabilidad como autores del delito.

En la causa, resultaron absueltos por falta de participación en los hechos Óscar La Flor Flores, Sergio Díaz Lara, Roberto Rodríguez Manquel, Rudeslindo Urrutia Jorquera y Orlando Manzo Durán.

En la etapa de investigación, el ministro en visita para causas por violaciones a los derechos humanos Hernán Crisosto Greisse logró establecer los siguientes hechos:
«En horas de la madrugada del día 23 de septiembre de 1974, María Cristina López Stewart, de 21 años, estudiante de Historia y Geografía de la Universidad de Chile, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (Mir), fue detenida en el inmueble ubicado en calle Alonso de Camargo N° 1107, comuna de Las Condes, por agentes pertenecientes a la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), quienes la trasladaron en una camioneta hasta el recinto de detención clandestino de la DINA denominado «Ollagüe», ubicado en calle José Domingo Cañas N° 1367, de la comuna de Ñuñoa, que era custodiado por guardias armados y al cual solo tenían acceso los agentes de la DINA.
La ofendida López Stewart, durante su estadía en el cuartel de José Domingo Cañas, permaneció sin contacto con el exterior, vendada y amarrada, siendo continuamente sometida a interrogatorios bajo tortura por agentes de la DINA que operaban en dicho cuartel con el propósito de obtener información relativa a integrantes del MIR, para proceder a la detención de otros miembros de esa organización.
La última vez que la víctima fue vista por otros detenidos, ocurrió un día no determinado del mes de noviembre de 1974, encontrándose actualmente desaparecida.
El nombre de María Cristina López Stewart apareció en un listado de 119 personas publicado en la prensa nacional luego que figurara en una lista aparecida en la revista «O’DIA» de Brasil, de 25 de junio de 1975, en la que se daba cuenta que María Cristina López Stewart había muerto en Argentina, junto a otras 58 personas pertenecientes al MIR, a causa de rencillas internas suscitadas entre esos miembros, estableciéndose que las publicaciones que dieron por muerta a la víctima tuvieron su origen en maniobras de desinformación efectuada por agentes de la DINA en el exterior».

«Loro Matías»
En el segundo fallo (causa rol 19.127-2017), la Segunda Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Milton Juica, Carlos Künsemüller, Lamberto Cisternas, Manuel Antonio Valderrama y Jorge Dahm– condenó a Miguel Krassnoff Martchenko, Pedro Espinoza Bravo y Fernando Gómez Segovia a 10 años de presidio, como autor del delito de secuestro del dirigente del MIR Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, conocido como «El Loro Matías».

En la causa, se condenó al miembro de la extinta Colonia Dignidad Gerhard Wolfgang Mücke Koschitzke a 3 años y un día de presidio como cómplice del ilícito.

En la etapa de investigación, el ministro en visita para causas por violaciones a los derechos humano Jorge Zepeda Arancibia estableció los siguientes hechos:
«a) Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, estudiante universitario, miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, fue privado de libertad por agentes armados de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, el 20 de mayo de 1974, alrededor de las 20:30 horas; su detención se produce en la morada de sus padres, del Pasaje Prat N° 3250, de la comuna de Maipú, y es trasladado al centro de detención clandestina de «Londres N° 38».
Posteriormente, el 29 de julio de 1974, Álvaro Modesto Vallejos Villagrán fue sacado por los agentes del cautiverio y llevado hasta la morada donde había sido detenido dos meses antes, logrando estar breves momentos con su familia, pues, aproximadamente a las 21 horas, los funcionarios aprehensores ingresan a la vivienda, lo sacan de ella y lo suben en la cabina de la camioneta en que se movilizaban.
b) Con posterioridad, Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, además del cuartel de «Londres N° 38», es trasladado a los centros de detención y torturas de la Dirección de Inteligencia Nacional «DINA» de «Villa Grimaldi», de «Cuatro Álamos» y de «Colonia Dignidad», manteniéndose desaparecido hasta el día de hoy».

En el aspecto civil, se condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización total de $300.000.000 (trescientos millones de pesos) a cónyuge e hija de la víctima.

Fuente : adprensa.cl 7 agosto, 2018

Fecha :07-08-2018

Una escultura y una placa ubicadas en el SEMDA Central son el testimonio de las y los estudiantes, académicos y funcionarios de las carreras de la salud que fueron ejecutados o hechos desaparecer por razones políticas durante la dictadura civil-militar, liderada por Augusto Pinochet a partir de 1973.

Con la presencia de familiares, amigos, representantes de colegios profesionales, autoridades y miembros de la comunidad universitaria, este jueves 21 de diciembre se inauguró el memorial que recuerda a todas las personas ligadas al Campus Norte de la Universidad que hoy se encuentran desaparecidas o fueron asesinadas por la dictadura.

En total son veintiocho personas, entre estudiantes, académicos y funcionarios de las unidades de la salud que perdieron la vida por acción de organismos del Estado entre 1973 y 1990, empezando por el mismo Salvador Allende, quien falleciera en el Palacio de La Moneda durante el golpe de Estado del 11 de septiembre.

El sitio de memoria consta de una escultura hecha por el artista Miguel Lecaros, además de una placa con los nombres de las víctimas, que pudo levantarse gracias a un trabajo conjunto entre la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina, la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, el colectivo Jornadas de Derechos Humanos y Salud Pública, el Centro de Salud Mental y Derechos Humanos, y el Área Proyectos, Memoriales y Gestión Institucional, del Programa de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia.

La ceremonia, que fue conducida por la actriz Malucha Pinto y contó con la presentación de la cantautora Elizabeth Morris, se inició con las palabras que la Presidenta Michelle Bachelet envió con motivo de este acto. En ella destacó el homenaje a las víctimas de nuestro plantel: “Me honra saber que la Universidad de Chile, su Casa de Estudios, su refugio, su hogar, hoy honra su memoria con esta obra y, a través de ésta, también honra la persistencia y la valentía de sus familiares, sus amigos y compañeros, porque es gracias a todos ellos que nuestros ejecutados y detenidos no han muerto nunca, porque viven como un ejemplo en la memoria de cada uno de nosotros que reconocemos en sus historias de vida, testimonios de convicciones y tesón”.

Luego, a nombre de la subsecretaria de Derechos Humanos, Lorena Fríes, María Soledad Silva, coordinadora del Área de proyectos y memoriales, leyó un saludo en el cual se destacó al memorial en el marco de la promoción de una sociedad en la cual prime el diálogo y la paz: “Proyectos como éstos contribuyen a integrar a la sociedad civil y las nuevas generaciones, creando conciencia acerca de la importancia que los derechos humanos tienen para cada una de las personas y la sociedad en su conjunto”.

En la actividad estuvieron también presentes, el vicerrector de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Juan Cortés, el vicerrector de Investigación y Desarrollo, Flavio Salazar, el decano de la Facultad de Medicina, Manuel Kukuljan, la directora de la Escuela de Salud Pública, Patricia Frenz, el coordinador accademico de la Catedra de DDHH de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, Claudio Nash, y los ex directores de la Escuela de Salud Pública, Giorgio Solimano y Óscar Arteaga, entre otras autoridades y ex autoridades de nuestro plantel.

Rescatar los valores de lo público, la verdad y la justicia

El Rector Ennio Vivaldi intervino en la jornada señalando la necesidad de un cambio cultural que prevenga a la sociedad de volver a caer en los atropellos cometidos durante el régimen militar, y también destacó todo lo que se perdió junto con las personas que fueron víctimas: “Cada una de estas personas representa lo mejor que Chile tuvo para ofrecer, los valores trascendentes que nuestro país tenía, y que nosotros pudimos conocer”, indicó.

Esos valores, señaló, se pueden traer al presente para analizar cómo se enfrenta, por ejemplo, la coyuntura educacional: “Hoy podemos ver cuán tergiversado está un concepto tan esencial como ‘lo público’ en su sentido de bien común, de algo que nos pertenece a todos y nos hace sentirnos solidarios. Es impresionante cómo se pierden esos conceptos a la par que se perdieron las personas que fueron perseguidas”.

Por último, a nombre de los familiares de las víctimas, se dirigió al público Jaime Lorca, hermano del médico desaparecido Carlos Lorca Tobar, quien destacó la fortaleza de los cercanos a las víctimas, así como las instituciones y organizaciones que los acogieron, para no olvidar lo sucedido y levantar la causa de los Derechos Humanos. “Así hemos logrado que no se de vuelta la página, y también un poco de justicia bastante insuficiente aún”, señaló.

“No exigimos verdad y justicia sólo porque sea importante en términos personales o familiares, sino que lo hacemos pensando en el futuro, en las próximas generaciones y en el Chile que estamos construyendo día a día, para que estos hechos nunca puedan acaecer de nuevo”, finalizó Lorca.

Posterior a las intervenciones, se dio paso al descubrimiento de la placa con los nombres de las y los homenajeados en el Memorial, cuyos nombres son los siguientes: (extracto)  

     entre los cuales se encuentra ALVARO MODESTO VALLEJOS VILLAGRAN   estudiante de medicina detenido desaparecido  24 años de edad.

Fuente :artes.udechile.cl 21/12/2017

Fecha :21-12-2017

Ante la sentencia de primera instancia dictada por el ministro Jorge Zepeda por el secuestro calificado del militante del MIR Álvaro Vallejos Villagrán en 1974, la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad (AMCD) y la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi declaran lo siguiente: Saludamos la decisión judicial que en […]

Ante la sentencia de primera instancia dictada por el ministro Jorge Zepeda por el secuestro calificado del militante del MIR Álvaro Vallejos Villagrán en 1974, la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad (AMCD) y la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi declaran lo siguiente:

Saludamos la decisión judicial que en su parte civil ordena al Fisco Chileno a construir un Sitio de Memoria en el camino de acceso a Colonia Dignidad y que además instruye al Estado a tomar las medidas pertinentes para preservar los sitios dentro del ex enclave germano, donde en el marco de las investigaciones judiciales se hallaron fosas comunes en las que un número indeterminado de víctimas fueron inhumadas clandestinamente y luego exhumadas de la misma forma.

Recordamos que en 2014 el abogado Roberto Celedón, en nombre de la AMCD y de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, se hizo parte de la causa e interpuso una demanda civil contra el Fisco de Chile a fin de que «adopte todas las medidas necesarias para transformar la ex Colonia Dignidad en un museo de memoria, con especial reivindicación de la historia y nombre de don Álvaro Modesto Vallejos Villagrán».

Instamos al Estado chileno a pronunciarse a la brevedad sobre cómo piensa implementar las órdenes de la justicia. Esperamos que para tal fin el Estado busque el contacto estrecho con los demandantes y también con el Estado alemán para invitarlo a materializar conjuntamente esta acción reparatoria.

La AMCD y Villa Grimaldi expresan su acuerdo con el razonamiento de la decisión civil en cuanto a afirmar el derecho a solicitar por vía jurisdiccional la creación de Sitios de Memoria en los lugares donde se cometieron graves violaciones a los derechos humanos y esperamos que esta decisión siente un precedente para futuras iniciativas similares tendientes a hacer visibles los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico militar.

Al mismo tiempo y en relación a la decisión penal del ministro, las organizaciones firmantes lamentan que la participación del jerarca Gerhard Mücke, que fue procesado como autor del delito de secuestro calificado de Álvaro Vallejos, en la sentencia haya sido reconsiderado como cómplice y condenado a solo tres años y un día de prisión, existiendo antecedentes para condenarlo como autor.

En el fallo se condena también a Miguel Krassnoff Martchenko, Pedro Octavio Espinoza Bravo, Marcelo Luis Moren Brito, Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, Basclay Humberto Zapata Reyes y Fernando Gómez Segovia a 10 años de prisión.

Esta sentencia, como varios fallos anteriores, establece la estrecha colaboración masiva y sistemática de los jerarcas de Colonia Dignidad en la tortura y el exterminio de prisioneros políticos. Emplazamos a la justicia por lo tanto a realizar mayores esfuerzos para esclarecer las identidades de las personas asesinadas en Colonia Dignidad, determinar a los responsables y sancionarlos debidamente.

Recordamos en este sentido que el caso de Álvaro Vallejos es un caso relevante entre las causas relacionadas con Colonia Dignidad. Ya en 1979 el exconscripto y exagente de la DINA Samuel Fuenzalida Devia testimonió ante la Corte de Bonn, Alemania, relatando como él junto al agente Fernando Gómez Segovia trasladó al prisionero Álvaro Vallejos a Colonia Dignidad, entregándolo a los jerarcas alemanes.

Además, la Comisión Rettig en 1991 constató que Álvaro Vallejos «desapareció definitivamente luego de su traslado a Colonia Dignidad». En este sentido, la causa Álvaro Vallejos Villagrán grafica el lento y hasta hoy insuficiente accionar de las justicias chilena y alemana en el esclarecimiento de los crímenes cometidos en el enclave alemán y su debida sanción.

La correcta y necesaria decisión civil de ordenar la instalación de un Sitio de Memoria en Colonia Dignidad no debe hacernos olvidar que hasta el día de hoy ningún jerarca de Colonia Dignidad ha cumplido condena efectiva de cárcel por su participación en torturas a cientos de prisioneros y el asesinato de decenas de personas que hasta el día de hoy permanecen en calidad de detenidos desaparecidos.

Fuente :rebelion.org 20/05/2015

Fecha :20-05-2015

Las pesquisas apuntan a la responsabilidad de Manuel Contreras, Miguel Krasnoff y Basclay Zapata en la desaparición de Vallejos, quien fue torturado en Londres 38 y Cuatro Álamos, para luego perderse su pista en Colonia Dignidad.

La Corte de Apelaciones de Santiago ordenó al ministro Jorge Zepeda reabrir la investigación por el secuestro y desaparición del militante del MIR Álvaro Vallejos Villagrán.

El joven militante fue sacado de su casa por agentes de la DINA el 20 de mayo de 1974 y conducido al centro de detención clandestino Londres 38, donde fue sometido a tormentos. Después Vallejos fue trasladado a Cuatro Álamos y luego llevado a Colonia Dignidad, donde según la investigación lo recibió el propio Paul Schäfer junto a Gerhard Mücke, uno de los jerarcas del clan. Ambos están procesados en esta causa junto a otros responsables de las torturas y traslados de Vallejos Villagrán.

En diciembre pasado el juez Zepeda no dio lugar a la reapertura de la investigación, a pesar de que a juicio de los querellantes adolecía de varias deficiencias. Por ello el Consejo de Defensa del Estado (CDE) recurrió a la Corte argumentando que existían diligencias pendientes que apuntan a la responsabilidad del ex jefe de la DINA Manuel Contreras, el brigadier (R) del Ejército Miguel Krasnoff y el suboficial (R) Basclay Zapata.

Masivos interrogatorios

El primero de octubre pasado los ministros Alejandro Madrid, Adelita Ravanales y el abogado integrante Benito Mauritz acogieron lo solicitado por el CDE y ordenaron a Zepeda que cumpla con varias diligencias.

Entre ellas están los masivos interrogatorios a civiles y miembros del Ejército que integraron organismos de represión, además de integrantes de la secta alemana. Las citaciones fueron despachadas para Pedro Espinoza, César Manríquez, Marcelo Moren, Orlando Manzo, Hartmut Hopp, Fernando Lauriani, Ricardo Lawrence, Harald Tymm, Kart van den Berg y Pedro Vergara, entre otros.

Asimismo, se despachó una orden para la Jefatura Nacional de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones (PDI) para que tome declaración en calidad de testigos al menos a cuatro compañeros de prisión de Vallejos, como Juan Enrique Casassus y Enrique Arce. También se dio curso al trámite de un exhorto en el cual declararán por escrito familiares de Vallejos que viven en el extranjero producto del exilio.

La Corte ordenó a la policía que informe al juez Zepeda detalladamente sobre las relaciones que tuvieron los miembros de Dignidad y los agentes de la DINA y de la CNI de la época.

La resolución señala que "aparece de los antecedentes que no se encuentra agotada la investigación y que es necesario llevar a cabo determinadas diligencias". Esto último en alusión a la responsabilidad que les compete a los querellados Contreras, Krasnoff y Zapata.

Álvaro Vallejos Villagrán tenía 25 años cuando fue separado de sus padres, esposa y su pequeño hijo por agentes de la DINA. Estudiaba en la Universidad de Chile y por las noches trabajaba con el periodista Augusto Carmona, miembro del comité central del MIR.

Colonia Dignidad fue utilizada por la DINA como recinto para hacer desaparecer prisioneros, y además como centro de preparación de agentes y de recreación, siendo personalmente atendidos por "su dueño", el Tío Permanente como también se conoce a Schäfer.

Fuente :La Nación - Lunes 6 de octubre de 2008 

Fecha :06-10-2008

La justicia procesó a dos coroneles en retiro de Carabineros como presuntos autores del secuestro y desaparición del estudiante universitario Álvaro Vallejos Villagrán, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y detenido el 20 de mayo de 1974 en su casa por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).

La resolución del juez Juan Eduardo Fuentes recayó sobre los ex coroneles César Manríquez Bravo y Ciro Torré, quienes se desempeñaron como agentes de la DINA y ya cuentan con procesos por otras causas por violaciones a los derechos humanos.

 Vallejos Villagrán fue visto por última vez en los centros de tortura y reclusión "Londres 38" y "Cuatro Álamos", y posteriormente fue trasladado al enclave alemán Colonia Dignidad, en el sur de Chile, donde desapareció.

Fuente :Cooperativa.cl- Sábado 12 de julio de 2008   

Fecha :12-07-2008

El magistrado sometió a proceso como autores del delito de secuestro calificado de 15 detenidos desaparecidos a los ex gobernadores de Parral, coronel ® de Ejército Hugo Cardemil Valenzuela y al coronel ® de Carabineros Pablo Caulier Grant, además del suboficial ® de Carabineros Luis Alberto Hidalgo

 Sus primeros procesamientos después del sobreseimiento definitivo de Augusto Pinochet dictó ayer el ministro instructor Juan Guzmán, con lo que el magistrado marcó la línea que seguirá de no declararse incompetente para seguir conociendo de los distintos procesos acumulados en sus manos, a pesar del sobreseimiento definitivo del ex jefe del Ejército.
El juez Guzmán sometió a proceso como autores del delito de secuestro calificado de quince detenidos desaparecidos a los ex gobernadores de Parral, coronel ® de Ejército Hugo Cardemil Valenzuela y al coronel ® de Carabineros Pablo Caulier Grant, además del suboficial ® de Carabineros Luis Alberto Hidalgo.
El magistrado se encuentra además trabajando en nuevos procesamientos por otros procesos que instruye, los que dictaría en los próximos días. Los encausamientos fueron dictados por el secuestro y desaparición de: Enrique Carreño González, Rolando Ibarra Ortega, Edelmiro Valdés Sepúlveda, Haroldo Laurie Luengo, Hernán Sarmiento Sabater, Armando Morales Morales, José Luis Morales Ruiz, Aurelio Peñailillo Sepúlveda, Luis Pereira Hernández, Armando Pereira Merino, Oscar Retamal Pérez, José Riveros Chávez, Enrique Rivera Cofré, Hugo Soto Campos y Víctor Vivanco Vásquez.
Todos fueron detenidos entre el 11 de septiembre de 1973 y 1974 en Parral, conducidos a la comisaría y a la cárcel de la ciudad, pero en varios casos su rastro se perdió luego de ser puestos a disposición de la Fiscalía Militar de la zona. En algunos de los casos sus familiares han manifestado que existen antecedentes de que éstos habrían sido llevados a Colonia Dignidad, a 40 kilómetros al este de Parral.
De ellos, Carreño González, Morales Morales, Peñailillo Sepúlveda, Retamal Pérez, Riveros Chávez y Soto Campos, aparecen en el informe de las Fuerzas Armadas emanado de la mesa de diálogo sobre derechos humanos, como lanzados al río Putagán.
El magistrado dictó estos nuevos autos de reo inmediatamente tras regresar el lunes pasado de una licencia médica, la que se inició el mismo lunes 1 de julio, fecha en que la Segunda Sala Penal de la Corte Suprema emitió el fallo que sobreseyó definitivamente a Augusto Pinochet de la causa Caravana de la Muerte, debido a una “enajenación mental” ocasionada por una “demencia vascular incurable”.
Originalmente esta investigación se inició en Parral a partir del Informe Rettig en 1991, luego la tomó el juez del Séptimo Juzgado del Crimen de Santiago Lientur Escobar, que investigaba la desaparición en Colonia Dignidad del militante del MIR Alvaro Vallejos Villagrán. Tras múltiples vaivenes procesales, la causa llegó a la justicia militar, desde donde fue rescatada por abogados del Codepu y terminó acumulada en las manos del juez Guzmán.
La abogada querellante Julia Urquieta valoró que “finalmente se está haciendo justicia con las víctimas y los familiares de Parral. Varios de los desaparecidos de Parral fueron a parar a Colonia Dignidad”, dijo la abogada. Si bien estos desaparecimientos ocurrieron en Parral antes de que allí comenzara a operar el cuartel de la DINA en 1975, en las primeras investigaciones fue inculpado el jefe de la Brigada Sur de la DINA, coronel ® Fernando Gómez Segovia

Fuente :Primera Linea 10 de Julio 2002

Fecha :10-07-2002

La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó hoy la expulsión de Chile del segundo jefe de Colonia Dignidad, Gerhard Mucke, al rechazar un recurso de protección interpuesto por su defensa. El Gobierno decretó la expulsión de Mucke el 11 de octubre de 2000 después de que le revocara el beneficio de permanencia en Chile a causa de sus problemas judiciales, pero la medida aún no ha sido ejecutada debido a que primero debe responder ante los tribunales por los procesos que se instruyen en su contra. Gerhard Mucke está procesado por los delitos de atentado contra la autoridad, encubrimiento de abusos deshonestos y secuestro calificado. El lugarteniente de Schaefer fue procesado por el juez Guzmán por el caso de Alvaro Vallejos Villagrán, de 25 años, estudiante de Medicina de la Universidad de Chile, quien fue detenido por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y visto por última vez en el enclave gemano.

Fuente :El Mercurio 5 de Diciembre 2000

Fecha :05-12-2000

Kurt Schnellekamp fue detenido por Investigaciones por orden del ministro de fuero, Juan Guzmán, en el marco de la investigación que instruye por la desaparición del militante del MIR Alvaro Vallejos Villagrán. El tercer "hombre fuerte" de la Colonia Dignidad, Kurt Schnellekamp, declara a esta hora ante el ministro fuero, Juan Guzmán Tapia -quien instruye las casi doscientas querellas contra el desaforado senador vitalicio Augusto Pinochet- en el cuartel central de Investigaciones.

Fuentes policiales aseguraron que Guzmán interrogará a Schnellekamp y posteriormente lo careará con el segundo hombre de la Colonia, Gerhard Mücke. Este último fue sometido a proceso por el ministro el pasado 14 de septiembre por el delito de secuestro calificado en la persona de Vallejos Villagrán.

Fuente :EL MOSTRADOR 2 de Noviembre de 2000

Fecha :02-11-2000

Desde el pasado viernes se encuentra detenido en Santiago y ya fue sometido a interrogatorios para comprobar su responsabilidad en la desaparición de Alvaro Modesto Vallejos Villagrán. En el transcurso de esta tarde el ministro de fuero, Juan Guzmán Tapia, deberá decidir la situación procesal del segundo líder de la ex Colonia Dignidad, Gerhard Mucke, aprehendido la semana pasada durante el allanamiento que se hizo a Villa Baviera, debido a su implicancia en la desaparición del mirista Alvaro Modesto Vallejos Villagrán.

Fuente :EL MOSTRADO 14 de Septiembre de 2000

Fecha :14-09-2000

Uno de los principales encargados de la seguridad de Paul Schäfer, el colono Gerhard Mücke, fue detenido ayer durante un allanamiento efectuado al interior de la ex Colonia Dignidad por orden del ministro Juan Guzmán Tapia, quien en el marco de las 170 querellas en contra del general (R) Augusto Pinochet, investiga la desaparición al interior del enclave alemán del militante del MIR, Alvaro Modesto Vallejos Villagrán, apodado "el loro" Matías.  Según altas fuentes de la Policía de Investigaciones, la detención de Mücke fue decretada por el propio juez Guzmán, quien en abril del año pasado dictó una orden de aprehensión en contra de Schäefer por la desaparición de Vallejos y ya estableció el nexo de cooperación que habría entre la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina) y Colonia Dignidad, a partir de 1973.  Según el Informe Rettig, Vallejos tenía 25 años al momento de su detención desde su domicilio, en Santiago, el 20 de mayo de 1974 por agentes de la Dina. Testigos han señalado que fue visto en los recintos de Londres 38, en Cuatro Alamos y luego trasladado a Colonia Dignidad, desde donde desapareció.  Mücke -guardaespaldas de Schäfer y de profesión pintor de brocha gorda- está siendo investigado por Guzmán por supuestos antecedentes que indican que el colono recibió a Vallejos Villagrán en Colonia Dignidad, en 1974. Tales informaciones se basan en el testimonio judicial entregado por el ex agente de la Dina Samuel Fuenzalida Devia, quien aseguró que él personalmente entregó al mirista a Schäfer y a otro integrante de la Colonia, quien sería Mücke.

El ex Dina Fuenzalida Devia, apodado "el gato" -quien también ha declarado en Argentina por el caso Prats- desertó de ese organismo de inteligencia en 1976 y se radicó en Europa. En varias ocasiones ha entregado información pública sobre casos de violaciones a los derechos humanos.

Fuente :La Tercera  9 de Septiembre 2000

Fecha :09-09-2000

Hay muchas cosas que son ciertas y otras que son de papel. Mi hermano nunca tuvo un hijo… lástima! lo hubiera amado tanto como a él.

Cuando se lo llevaron yo tenía 10 años.

Aún recuerdo que envolvía sus cráneos en un chal y yo los mecía como a un recién nacido, jugaba en su habitación mientras él estudiaba sus cátedras.

Me hacía dormir y aunque, soy solo su media hermana, sentía su paterno dulzor en sus preocupaciones y desvelos hacia mí.

Todavía tengo guardadas algunas de las medallas que ganó por excelencia académica en el colegio, se las di a una de mis hijas que al parecer seguirá sus pasos en la medicina. Ella habla de él como si lo conociera e incluso más de alguna vez mencionó haberlo visto, tengo el presentimiento, a veces, que su inquieta alma dibuja mi casa.

Tengo la impresión que mi sentir y el de ustedes es un poco distinto, ya que yo no busco justicia, ni la pido, ni la imploro. No sé…tal vez «El Padre» empapo mi espíritu más que al resto y perdoné… si perdoné y no guardo rencor, solo lástima y levanto de lo profundo de mi inmortalidad un ruego al Padre para que perdone porque no sabían lo que hacían. Me resulta triste pensar en lo básica que puede ser nuestra conducta, tomando en cuenta la esencia de la que fluye; arrebatar la vida, robar no es más que odiar y odiar que es? …  yo ya perdone lo hice es porque él me lo enseño…como Álvaro que daba sin condición, que ayudaba al que no tenía, al enfermo… y me pregunto yo…. ¿cómo es su alma, si tiene el privilegio de venir y estar entre nosotros?.

Pobre de aquellos que se lo llevaron de mi lado…

Aquella noche yo estaba sentada en sus rodillas y me enseñaba a dibujar un canibalito». Me había traído de regalo un pequeño televisor de madera con la foto de «Piero», ¡me divertía tanto hacer girar la pantalla!

Álvaro -dijo mi padre-, allá afuera… te están buscando. Habían tocado el timbre de mi casa y alguien preguntó por el «loro matías». Acá no vive nadie con ese nombre -respondió mi padre, y ¿Álvaro Vallejos?-dijeron. De pronto hubo un silencio que hizo que mi Padre comprendiera todo.

Mi hermano me bajó de sus piernas presuroso y corrió en busca de… no sé qué, tal vez de unas alas, que lo harían llegar a sus ideales, un escape de muchas miradas, una luz. De pronto, vi a dos hombres entrar bruscamente a mi casa, afirmé a mi perro, en una lógica e inocente actitud infantil, y vi como mi hermano se subió en la muralla de la casa vecina para huir ….no pudo, se lo llevaron.

Lo volví a ver unos pocos días después, supe que se vino a despedir, lo vi en sus ojos de ángel, en su inquieta y revolucionaria mirada.

Lo extraño, como quisiera que estuviera aquí, como quisiera apagar el dolor de mi padre con su presencia. Me parece verlo, cuando recuerdo que caminaba sobre sus pantuflas arrastrando sus pies, era divertido. Yo también lo hago, creo que me lo heredó.

Quiero que sepan que no tengo dolor solo nostalgia de su presencia, que lo recuerdo, que lo amo, que me siento orgullosa de él porque murió defendiendo sus ideales, por su intelectualidad, por su amor al prójimo.

Vivirá dentro de mi siempre, en mi mente, en mi corazón y en mis hijos

Gracias por acordarse de él un abrazo

Valeria

Fuente :memoria-mir-santiago-norponiente.org

 Militante y dirigente del MIR, asesinado por la dictadura cívico militar en 1974

Estás convertido en sombra,

tu faz,

tu silueta impostergable,

el dolor hincado en el silencio de tus ojos,

la imploración helada de tus manos.

Qué muerte es ésta?

Ni huesos te quedan,

desgastadas tus venas,

sin un nervio de la pasión.

Ni aire imposible

que te pueda transitar.

Te mataron.

Con hierro.

Con una ráfaga de acero.

Mueres espontáneo,

llorador valiente,

héroe real.

Aquí,

en esta fría tu mano,

nos dejas la esencia de tu puñal.

Fuente :memoria-mir-santiago-norponiente.org

El loro Matías es el loro parlante de Condorito el principal comic chileno de todos los tiempos. Matías es el nombre político de Álvaro Vallejos Villagrán, militante y dirigente del Mir. El uso de nombres políticos fue una sencilla medida de seguridad que desde siempre aplicó el Mir, cuando un militante cambiaba de territorio o de tarea acostumbraba a cambiar este nombre, sin embargo uno de aquellos nombres terminaba adhiriéndose a su piel y eclipsando a todos los demás nombres que éste hubiera usado incluido el del Registro Civil y los que llegara a usar en el futuro, tal es el caso del nombre Matías para Álvaro Vallejos Villagrán.

Espero que estas líneas sirvan de contexto para entender los fragmentos de una conversación entre militantes de quienes Matías fue su jefe.

Ángela.- Partamos nomás con el loro Matías

Flaco.- Perdón, perdón, entiendo que nosotros nunca le dijimos loro Matías

Juan.- Sobre esto yo también quiero decir algo

Ángela.- Te da rabia

Juan.- Quiero decir que se lo pusieron en la Dina cuando estaba preso, antes nunca nunca escuché que le dijeran loro. Mateo me dijo en una oportunidad que lo había escuchado, pero yo nunca. y sin embargo, la gente que estuvo con él detenida dan testimonio que los de la Dina le decían loro Matías y por tanto yo propongo que nosotros no usemos el mote que usó la Dina. Su nombre era Matías.

Ángela.- Su nombre político era Matías.

Mateo.- Recuerdo que el chico Pérez que siempre estaba echando tallas le decía Matías prr, prr, (poniendo voz de loro) es decir jugaba con la cosa del loro, pero nosotros nunca le dijimos loro. Puede haber sido también porque era nuestro jefe, entonces no lo íbamos a agarrar pal leseo. Estoy de acuerdo que con esa duda dejemos de lado el mote y llamémoslo Matías nomás o Chico.

Ángela.- De acuerdo. Entonces hablemos del compañero Matías.

Flaco.- Puede que le hayan dicho loro los más amigos, antes es bien probable, pero nosotros que lo conocimos a partir del «8» para adelante no… en el «8» inmediatamente bautizábamos a la gente: El Pato Munita era el Gringo Munita, el chico, el gordo, el grande, el flaco … solamente vengo a escuchar eso del loro, cuando estoy en Grimaldi … para nosotros siempre fue el Chico, el Chico Matías.

Ángela.- Yo estaba en la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y me disculpan si hablo del loro Matías, pero así se hablaba de él en la Agrupación, de hecho los testimonios que había cuando lo detuvieron eran del loro Matías y de repente hice la conexión de que Álvaro Vallejos Villagrán, loro Matías, era el mismo que me había pasado El Rebelde, me había enseñado cosas…

Fuente :memoria-mir-santiago-norponiente.org

En memoria de Álvaro Vallejos Villagrán

e Isidro Pizarro Meniconi, detenidos y hechos desaparecer

 por la dictadura cívico militar.

 Por la amistad, para Francisco y Tomás Pizarro Meniconi.

            Para el desconocido que nunca volvimos a ver.

Era cerca de la madrugada. Antonio tenía aún la brocha en la mano y Julio sostenía el tarro de pintura roja, acercándoselo para que untara.

Estábamos en eso cuando lo vimos venir.

         La noche de noviembre era caliente y el cielo estaba despejado. Las luces del alumbrado público no hacían más que proyectar una claridad amarillenta en la calzada. Yo estaba fumando y pasándome un trapo con diluyente por las manos manchadas, el cigarrillo lo sostenía únicamente con los labios apretados y el humo se escapaba escociéndome los ojos. Un perro raquítico hurgueteaba metiendo el cuerpo en un tarro de basura y desparramaba los desperdicios en la vereda. Por la avenida Independencia a esa hora casi no transitaban vehículos y, salvo contados peatones, estábamos totalmente solos. Las murallas eran nuestras.

         Era un hombre joven, alrededor de la treintena, delgado y cargado de hombros, como si sobre ellos soportase un peso superior a sus fuerzas. El rostro filudo estaba provisto de una sonrisa alumbradora y persistente, los labios gruesos acusaban un gesto de curiosidad e inquietud. Sólo su frente transmitía una sombra de pesar y amargura. Caminaba con desenfado y desde lejos se le veía contento.

         Lo primero que hizo cuando estuvo entre nosotros fue mirar el rayado y adoptar un aire dubitativo, luego alzó sus negras y pobladas cejas y manifestó su aprobación.

         Nos pidió cigarrillos como quien lo hace entre viejos amigos y se sentó en la cuneta disponiéndose a charlar, esperando seguramente que nosotros rompiéramos el silencio, lo cual hicimos. Había algo enigmático y atractivo en él.

         No encendió el pitillo sino al cabo de un largo rato, en el intertanto conversamos de la situación. En un momento bajó la cabeza y con voz ronca concluyó:

-Tarde o temprano los poderosos van a golpear. Eso ya es un hecho.

         Lo decía con certeza. Los ojos le brillaban y nos miraba con insistencia.

-Hay que estar preparados —dijo finalmente.

         La conversación derivó hacia otros asuntos. La noche tibia se prestaba para abordar temas menos contingentes. Nos apasionamos elucubrando sobre la vida en el universo. El hombre y yo defendíamos con vehemencia la posibilidad cierta de la existencia de otros seres inteligentes, o verdaderamente inteligentes, e intentábamos convencer con argumentos que nos parecían irrebatibles al Flaco Antonio y a Julio, quienes pronto adhirieron a nuestro entusiasmo. Matías, en cambio, adoptaba una actitud científica y pedía hechos y pruebas, por algo todavía era estudiante de medicina aunque las tareas y el compromiso le dejaban escaso tiempo para dedicarse a sus estudios.

         De pronto el hombre se puso extrañamente rígido, como si hubiese recibido una descarga eléctrica. El semblante se le fue congestionando en una mueca de dolor y sus manos gesticularon incoherentes. Con dificultad logró articular unas palabras. No entendíamos lo que desesperadamente intentaba comunicarnos. Fue Matías quien se percató:

— Es un ataque de epilepsia.

—¡Pañuelo, un pañuelo! -gritó Julio.

         El hombre, todavía de pie, trastabilló fuera de sí, posesionado de una especie de furia incontrarrestable. Cayó súbitamente de costado en el pavimento y una vez tumbado comenzó a convulsionar y a estremecerse de un modo indescriptible.

         Julio forcejeaba para ponerle entre los dientes el pañuelo que le había pasado Antonio.

—Para que no se muerda la lengua -nos instruyó.

         Yo había colocado mi mano bajo su nuca y sentía su transpiración empapándole el pelo, sus movimientos eran sacudidas violentas. Antonio se inclinaba sobre él, se levantaba, blandía sus largos brazos y al final contemplaba atónito y horrorizado ese espectáculo que nos parecía un drama de otro mundo.

         Cuando el ataque cesó estábamos más confundidos que la propia víctima y sólo atinábamos a observarlo, seguramente con cara de idiotas.

—Me van a dar dos ataques más -anunció el hombre-. Son tres ataques seguidos. Ayúdenme para que no me rompa la ropa, son tres ataques…

         Y sin poder terminar de señalarnos lo que vendría fue sacudido nuevamente por espasmos más terribles que los anteriores. Esta vez, sus dedos y uñas arañaban la ropa de manera incontenible.

         Tratábamos de mantenerlo quieto e impedir que se rompiera la chaqueta y la camisa, pero nuestras manos se hacían pocas y nuestras fuerzas, inferiores al poder de la emoción y la estupefacción que nos embargaba, no eran capaces de mantener al hombre medianamente inmóvil. Saltaba como un poseso, hasta nos fue imposible impedir que se azotara la cabeza contra el cemento.

         Después hubo otra tregua y pronto otro ataque, luego del cual quedó tendido, exhausto. Su chaqueta estaba hecha jirones en una de las mangas y la camisa, totalmente despedazada, era sólo hilachas blancas y sucias, colgantes como flecos.

         Nosotros nos mirábamos sin saber qué hacer.

         Volvió en sí sin la menor señal de angustia, como si hubiese estado descansando después de una larga y pesada jornada de trabajo.

—Estoy acostumbrado… Es la ropa la que se jode y, claro, mi mujer —dijo y nos quedó mirando, para luego agregar con voz paternal—, no se preocupen, no se pongan así. No es para tanto.

         Y trataba inútilmente de componer las hilachas y jirones de la manga de su chaqueta.

—Esto me pasa siempre que tomo unas copas.

—¿Y para qué tomas entonces? -preguntó Julio con ingenuidad.

         El hombre lo miró como si mirara a un niño y encogió los hombros en señal de impotencia.

         La atmósfera de tragedia que nos dominaba sólo se rompió cuando Matías hizo ademán de pasarle su campera, pero todos nos reímos porque era evidente que le quedaría chica.

         El Flaco Antonio le dio su camisa mientras se colocaba el suéter que llevaba en el bolso. Conversamos otro rato, como si nada hubiese interrumpido nuestra charla anterior, y a eso de las cuatro de la mañana nos separamos a la altura de la Plaza Chacabuco que fue donde, a instancias del hombre, hicimos el último rayado de esa jornada.

         Volvimos caminando hasta Mapocho. Estábamos cansados y nos movíamos con lentitud. Los tarros vacíos nos pesaban y no era por el esfuerzo físico que habíamos realizado pintando más de veinte murallas durante la noche, sino que algo invisible y de plomo nos pesaba en el ánimo.

         Ese verano pasó como un relámpago, sucedieron muchas cosas, hicimos muchos rayados, participamos en tomas de tierra en Quilicura y Conchalí, logramos incidir en la formación de varios sindicatos en diversas industrias del sector.

         Tiempo después vino el golpe de estado. Matías cayó una tarde de 1974 cuando, contraviniendo toda medida de seguridad clandestina, fue de visita a casa de sus padres para estar un rato con su hermana menor, a la que amaba entrañablemente, y donde la represión le había tendido una emboscada.

         El Flaco Antonio cayó en un enfrentamiento, herido en una pierna y en un brazo. Desde entonces, y de esto hace más de treinta años, no se tiene el menor indicio de su paradero.

         Con Julio nos volvimos a encontrar, desterrados, primero en Costa Rica y después en Suecia, ahí recordamos ese pasado, esos momentos perdidos en la distancia y el tiempo. Nos acordamos de esa noche y de ese hombre. Un recuerdo amargo y feliz.

         La última vez que estuve con Julio fue en su casa en las afueras de Puerto Montt, pasamos con mi compañera, mis hijas y nuestro perro Platero un fin de semana, ya de regreso de una estadía en los alrededores de Cochamó y el estuario del Reloncaví.

         El domingo, poco antes de despedirnos, nos llevó al cementerio de una aldea cercana. Recorrimos las tumbas y las lápidas como haciendo un inconfesado duelo, y conversamos bajo una vieja e inmensa higuera desde donde podíamos ver el mar y un horizonte lejano desde el cual también era posible vislumbrar esa noche remota que ahora nos parece un sueño y que se niega a perecer esfumada por la nebulosa del tiempo y del tráfago inexorable de esos años ardientes.

Fuente :memoria-mir-santiago-norponiente.org

A Álvaro Vallejos Villagrán, Matías

Mi pantorrilla estaba hinchada en forma grotesca y me mandaba mensajes confusos: primero una punzada profunda, luego un latido, difícil era descifrar lo que quería decirme mi pata, mi querida pata izquierda, pero yo lo interpretaba como “cuidado, estoy a punto de reventar”. De vez en cuando me subía un poco la pierna del pantalón para verificar que aún resistía, que aún no empezaba a agrietarse. Y Matías seguía dándole y machacando con los revolucionarios profesionales y que el Pelao Lenin esto y que el Che aquello y yo esperando que terminara con su charla de educación política para mostrarle mi pata, y preguntarle que podía tomar. Después de todo, alguna vez fue estudiante de medicina, aunque no sé de qué año y lo más probable es que a esas alturas ya hubiese abandonado su carrera como yo mismo había hecho con la mía, aunque ninguno de los dos estuviera dispuesto a reconocer tal abandono.
Estaba a punto de dormirme, con el calor de la tarde santiaguina y la voz monótona y cansada que de tarde en tarde repetía revolucionarios profesionales, casi como una muletilla, cuando por fin hizo la pregunta mágica: “¿Alguien más quiere alargar la reunión?”. Una forma muy particular de ofrecer la palabra que ningún valiente se atrevía a aceptar. Su charla terminaba con la famosa preguntita. Esperé que salieran los muchachos para mostrarle mi pata.
-¿Qué te pasó weón? -preguntó Matías al ver mi pierna con una hinchazón tremenda. La cosa lucía peor de lo que era, porque en la posta me la pintaron con yodo dándole un toque un tanto escandaloso al asunto.
-Los pacos maricones me dieron con una lacrimógena- contesté con un tonito que no era de lamento, sino más bien de disimulado orgullo.
-¿Y ya te vio un médico?
-La chica Pamela me llevó a la posta, pero no sé si sería médico el que me atendió ahí. Yo estaba medio mareado. Sólo sé que me echaron yodo y no me recetaron ni aspirina. Lo único que gané es que el diario La Tribuna publicara mi nombre en la lista de heridos.
-Porqué no te vas para que te vea tu papá y te cuiden un rato en casita, total tu viejo es médico de verdad -propuso Matías olvidándose de las tareas que el mismo me había asignado y que yo ni muerto hubiera dejado de cumplir.
-Claro y le digo: “Oye viejo si yo iba pasando por ahí cuando me cayó una lacrimógena, no sé de donde. Tienen tan mala puntería estos pacos”.
-Entonces tómate unas dolopironas -dijo Matías-. Te quitará el dolor y te ayudará con la inflamación. Tuviste suerte porque la bomba no te rompió nada.
-Sí fue puro susto, sobre todo al principio cuando no sentía la pierna, ni siquiera como si estuviera dormida. Era como si me la hubieran desconectado.
-Tómate unas dolopironas y descansa un par de días -insistió con aire de doctor y de jefe bonachón. Así me convertí en uno de los pocos pacientes que pudo tener Matías, quizás el único a quien le recetó algo.
Nos fuimos juntos desde el local del efe-te-erre donde había soportado su charla, bajando hacia la Alameda. Íbamos silenciosos, yo por costumbre, él porque había estado chachareando varias horas. Ambos cojeábamos. Yo por lo de la bomba, él porque algo tenía en un pié, algo de lo que no le gustaba hablar. Aunque habitualmente casi no se le notaba, ese día cojeaba como Dustin Hoffman en Perdidos en la Noche.
-¿Y tu porqué cojeái? ¿De puro solidario? -Le pregunté tocándole directamente su rollo.
Matías contestó muy serio -No. Lo mío es una malformación congénita y te aseguro que no te gustaría verla. Hay días que duele y otros ando bien Cuando puedo disimulo, pero ahora estoy agotado-. Era la primera vez que me hablaba de ese tema. Yo ya lo sabía por una infidencia de la Negra. Ella era su compañera y lo conocía más que nosotros.
Las calles estaban vacías y tenían algo de escenario. Una ventana jugó a ser espejo y nos devolvió nuestra imagen: ninguno llegaba al metro sesenta con zapatos, caminábamos despacio yo rengueando de mi pierna izquierda, él, ya lo dije, como Dustin Hoffman, pero más feo, claro. Más feo que el actor y más feo que yo, de todas maneras. Los dos cansados. Era como si nos viéramos en una película y aún hoy mi recuerdo parece arrancado del cine.
Matías estalló en una carcajada repentina, contagiosa que me obligó a hacer con él un dúo de idiotas riéndose sin parar. Nos apretábamos la guata. El más idiota era yo que no sabía de qué me reía. Cuando pudo controlarse un poco, me dijo: “Alguien podría sacarnos una foto ahora y le pondríamos abajo Revolucionarios Profesionales”. Al menos ya sabía de quienes nos reíamos, aunque ya no lo encontraba tan gracioso.
Seguimos caminando en busca de una farmacia, pero por el camino se nos cruzó un boliche, debe haber sido “El Brasil” que quedaba por esos lados, y pasamos a tomarnos unas cervezas bien frías.
-Esto también disminuye el dolor y como es diurético te ayudará con la inflamación -dijo Matías- corrigiendo su receta anterior. Con cada cerveza nos reíamos más de nosotros mismos: los revolucionarios profesionales. ¡Lástima! Nunca nos tomamos una foto.

Fuente :memoria-mir-santiago-norponiente.org

La presunción respecto a la posible responsabilidad de los jerarcas de Colonia Dignidad, en la desaparición del fotógrafo Ricardo Troncoso León, ocurrida en octubre de 1973, motivó la solicitud a la justicia para que cite a declarar a una serie de testigos, entre los que se cuentan al menos dos conscriptos. La diligencia será encargada al tribunal por Ignacio Marin, abogado del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, quien pedirá las indagaciones en virtud de la detención del jerarca alemán Paul Schaefer y su procesamiento por la desaparición de Alejandro Vallejos, integrante del MIR. “Existen antecedentes de que Ricardo Troncoso y también algunos otros, fueron trasladados a Colonia Dignidad durante su detención, sin conocerse posteriormente su paradero”, precisó el profesional. Tales versiones, sostuvo Marin, confirmarían que la relación entre organismos represores de la dictadura y la red de protección de Colonia Dignidad, la que se habría extendido también a Chillán. El abogado anunció entre las diligencias más probables, la citación a algunos conscriptos que habrían visto a Troncoso, que habrían presenciado cuando una patrulla habría retirado al detenido desde el regimiento Chillán donde se encontraba detenido. Fotografo y director de teatro Según datos que constan en el Proyecto Internacional de Derechos Humanos, organismo no gubernamental, el fotógrafo Ricardo Troncoso, casado, un hijo, militante del MIR y director de un grupo de teatro de la Iansa, fue detenido el primero de octubre de 1973, por una patrulla de carabineros de la Segunda Comisaría de Chillán. El 6 de octubre Mercedes Sánchez se entrevistó con el Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército de Chillán, Teniente Morales, quien le afirmó que Ricardo Troncoso había sido muerto por los carabineros. Posteriormente negaría haberlo afirmado. De igual modo su familiar, el entonces Ministro de la Corte de Apelaciones de Chillán Lionel Beraud, también fue informado de que a Ricardo Troncoso lo mataron carabineros. Además, el agregado de prensa en la Gobernación de Ñuble en 1973, Ricardo Jorquera, le informó haber visto el nombre de Ricardo Troncoso en el Libro de Registro de la 2da. Comisaría de Chillán. De otros detenidos el mismo día 1° de octubre, y que fueron llevados a la 2da. Comisaría de Chillán, fueron encontrados sus cuerpos a finales de ese año 1973, en la ribera del río Ñuble, bajo el puente El Ala. Eran 9 los cuerpos, todos amarrados con alambre. A lo menos 6 de éstos no fueron identificados..

Fuente : La Discusión- 25 de Marzo

La Corte Supremá dictó la sentencia por los crimenes cometidos en contra de María Cristina López Stewart y Álvaro Vallejos Villagrán, pertenecientes al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

La Corte Suprema condenó a ex agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) por los secuestros calificados de María Cristina López Stewart y Álvaro Vallejos Villagrán, ocurridos a partir del 23 de septiembre de 1974 y del 20 de mayo de 1974, respectivamente, aplicando penas de presidio efectivo a todos los sentenciados.

En el primer caso (rol 84.785-2016) la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros Milton Juica, Carlos Künsemüller, Lamberto Cisternas, Manuel Antonio Valderrama y Jorge Dahm- condenó a 22 ex agentes de la DINA por el secuestro calificado de María Cristina López Stewart, una de las víctimas que figuró en las nóminas de la operación de desinformación conocida como “Operación Colombo”

Los agentes César Manríquez Bravo, Pedro Espinoza Bravo y Miguel Krasnoff Martchenko deberán purgar una pena de 15 años de presidio por su responsabilidad como autores del delito antes señalado.

En tanto los agentes Manuel Carevic Cubillos, Ricardo Lawrence Mires, Gerardo Godoy García, Ciro Torré Saez, Nelson Paz Bustamante, Gerardo Meza Acuña, José Ojeda Obando, Nelson Ortiz Vignolo, Claudio Pacheco Fernández, Hermon Alfaro Mundaca, Raúl Rodríguez Ponte, José Aravena Ruiz, José Fuentealba Saldías, Francisco Ferrer Lima, Fernando Lauriani Maturana, Armando Cofré Correa, José Mora Diocares, Moisés Campos Figueroa y Rosa Humilde Ramos Hernández fueron sentenciados a 10 años de presidio por su responsabilidad como autores.

Absueltos por falta de participación fueron los agentes Oscar La Flor Flores, Sergio Díaz Lara, Roberto Rodríguez Manquel, Rudeslindo Urrutia Jorquera y Orlando Manzo Durán fueron absueltos por falta de participación.

La investigación del ministro en visita de causas de derechos humanos Hernán Crisosto Greisse estableció que:

La ofendida López Stewart, durante su estadía en el cuartel de José Domingo Cañas, permaneció sin contacto con el exterior, vendada y amarrada, siendo continuamente sometida a interrogatorios bajo tortura por agentes de la DINA que operaban en dicho cuartel con el propósito de obtener información relativa a integrantes del MIR, para proceder a la detención de otros miembros de esa organización.

La última vez que la víctima fue vista por otros detenidos, ocurrió un día no determinado del mes de noviembre de 1974, encontrándose actualmente desaparecida.

El nombre de María Cristina López Stewart apareció en un listado de 119 personas publicado en la prensa nacional luego que figurara en una lista aparecida en la revista “O’DIA” de Brasil, de 25 de junio de 1975, en la que se daba cuenta que María Cristina López Stewart había muerto en Argentina, junto a otras 58 personas pertenecientes al MIR, a causa de rencillas internas suscitadas entre esos miembros, estableciéndose que las publicaciones que dieron por muerta a la víctima tuvieron su origen en maniobras de desinformación efectuada por agentes de la DINA en el exterior”.

Caso “Loro Matías”

En el segundo (rol 19.127-2017) la Segunda Sala tribunal -integrada por los ministros Milton Juica, Carlos Künsemüller, Lamberto Cisternas, Manuel Antonio Valderrama y Jorge Dahm- condenó a tres exagentes de la DINA  y un ex colono de Colonia Dignidad por el secuestro del dirigente del MIR Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, conocido como “El Loro Matías”

El máximo tribunal condenó a los agentes Miguel Krassnoff Martchenko, Pedro Espinoza Bravo y Fernando Gómez Segovia a la pena de 10 años de presidio por su responsabilidad como autor del delito.

En tanto el ex colono de Colonia Dignidad Gerhard Mücke fue condenado a tres años y un día de presidio por su responsabilidad como cómplice del ilícito.

La investigación del ministro en visita de causas de derechos humano Jorge Zepeda Arancibia estableció que:

“a) Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, estudiante universitario, miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionario, MIR, fue privado de libertad por agentes armados de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, el 20 de mayo de 1974, alrededor de las 20:30 horas; su detención se produce en la morada de sus padres, del Pasaje Prat N° 3250, de la comuna de Maipú, y es trasladado al centro de detención clandestina de “Londres N° 38”.

Posteriormente, el 29 de julio de 1974, Álvaro Modesto Vallejos Villagrán fue sacado por los agentes del cautiverio y llevado hasta la morada donde había sido detenido dos meses antes, logrando estar breves momentos con su familia, pues, aproximadamente a las 21 horas, los funcionarios aprehensores ingresan a la vivienda, lo sacan de ella y lo suben en la cabina de la camioneta en que se movilizaban.

  1. b) Con posterioridad, Álvaro Modesto Vallejos Villagrán, además del cuartel de “Londres N° 38”, es trasladado a los centros de detención y torturas de la Dirección de Inteligencia Nacional “DINA” de “Villa Grimaldi”, de “Cuatro Álamos” y de “Colonia Dignidad”, manteniéndose desaparecido hasta el día de hoy”.

En este caso en el aspecto civil se condenó al Fisco a pagar una indemnización total de $ 300.000.000 (trescientos millones de pesos) para la cónyuge e hija de la víctima.

Fuente : cnnchile.cl 07.08.2018

En la actividad, realizada el lunes 9 de septiembre, fueron reconocidos especialmente siete alumnos de medicina que recibieron su título póstumo con una colegiatura simbólica. Ellos se sumaron a los 22 facultativos que son homenajeados en cada aniversario del golpe de estado.

En una emotiva ceremonia el Colegio Médico de Chile homenajeó a 29 facultativos y estudiantes de la carrera que fueron asesinados o desaparecidos durante la dictadura militar que se inició el 11 de septiembre de 1973. A dos días de conmemorar los 46 años desde esa fecha, se realizó un especial reconocimiento a un grupo de 7 jóvenes que recibieron su título de forma póstuma y a quienes se les entregó una colegiatura simbólica. Los familiares de cada uno de ellos recibieron una medalla y un diploma para simbolizar el momento Al acto, organizado por el Departamento de Derechos Humanos, asistieron las máximas autoridades gremiales, encabezadas por la presidenta de la Orden, Dra. Izkia Siches; el vicepresidente, Dr. Patricio Meza; además de la presidenta del Colegio Médico Santiago, Dra. Natalia Henríquez. Los siete nuevos colegiados son: Pablo Aranda Schmied; Oscar Avello Avello; José García Franco; Jorge Ortiz Moraga; Hernán Sarmiento Sabater; Renato Sepúlveda Guajardo; ALVARO VILLAGRAN VALLEJOS , estudiantes de medicina de la Universidad de Chile, que recibieron su título de manera póstuma por esta casa de estudios.  (extracto)

Fuente : https://www.colegiomedico.cl/ septiembre 11, 2019

Le decían el "Loro Matías" -en alusión a un personaje de "Condorito"- por su nariz un poco encorvada y su baja estatura. El 20 de mayo de 1974 estaba en casa de sus padres. A las 20:30 horas llegó un grupo armado que se identificó como de la DINA. Lo encabezaba Osvaldo Romo. Alvaro Modesto Vallejos Villagrán había cumplido 25 años en abril. Los agentes lo amenazaban diciendo que "no soportaría la tortura", aludiendo a su delgada contextura que no revelaba la energía de este joven que repartía su tiempo entre su carrera de medicina en la Universidad de Chile, su esposa e hijo, y su militancia en el MIR. En la clandestinidad trabajaba con el periodista Augusto Carmona ("Oslo", miembro del Comité Central del MIR). Los efectivos de la DINA ordenaron a la familia ubicarse en distintas habitaciones para interrogarlos. Después de un rato, esposaron a Alvaro Vallejos y se lo llevaron en una camioneta Chevrolet al recinto de la DINA en Londres 38. María Luisa Villavicencio, la esposa, se fue a casa de un hermano. Hasta ese lugar llegaron más tarde los agentes y, luego de interrogar a los dueños de casa, se la llevaron detenida. En Londres 38 se dio cuenta que la querían para presionar a su marido. Los agentes dijeron que si Alvaro Vallejos hablaba, se comprometían a sacarla del país. Les vendaron la vista y en medio de golpes fue vejada, amenazada e insultada. Sin lograr sacar palabra al "Loro Matías", devolvieron a su esposa a casa de sus suegros, bajo arresto domiciliario. Días después, el "guatón" Romo y su comitiva allanaron ese domicilio llevándose todo lo que había de valor. Fueron a buscar a su hermana Verónica, de sólo 14 años, a quien obligaron a acompañarlos hasta la casa de Alvaro Vallejos. Un mes después, los mismos agentes terminaron de saquear lo que quedaba en la casa, llevándose hasta maletas y ropa. En terrenos de la DINA Numerosos prisioneros que lograron salvar con vida de Londres 38, vieron a Alvaro Vallejos Villagrán en pésimas condiciones. Pero señalan que nunca lograron quebrarlo y que no delató a nadie. Raimundo Elgueta Pinto, quien se encontraba detenido desde el 6 de mayo del 74, fue testigo que Vallejos fue llevado tres veces, en un mismo día, a largas sesiones de tortura. La última vez que lo vio, el 30 de mayo, estaba con sus piernas inmovilizadas producto de la electricidad y los colgamientos. Le señaló que de no hablar lo matarían en los siguientes interrogatorios, dirigidos por Osvaldo Romo. A fines de junio, Vallejos y otros tres presos fueron trasladados a Cuatro Alamos. Cuando volvieron a Londres 38, recibieron el apodo de "los 4 alamitos", según contó Cristián Van Yurick. Dice que él fue confinado en una pieza separado del resto y que el "Loro" se acercó con frazadas y lo tranquilizó. Graciela Mathieu Loguercio llegó a ese recinto de la DINA en la medianoche del 15 de julio. Cuenta que Alvaro Vallejos interpelaba a los agentes diciéndoles que eran utilizados como verdugos. Era uno de los pocos que no demostraba miedo a sus captores, lo que le valió el respeto de esos sujetos. Patricia Barceló, detenida aproximadamente el 23 de julio, dice que Alvaro hacía sonar los tacos, decía chistes y se permitía caminar por la pieza. Al resto no se lo permitían, pero la valentía y entereza del joven estudiante se impuso a sus captores. El 29 de julio del 74, Alvaro Vallejos fue llevado por agentes a casa de sus padres, indicándosele que quedaba en libertad y debía ir a firmar a Carabineros de Maipú cada tres días. Sin embargo, a los quince minutos, volvieron unos 15 agentes con gran despliegue de armas. Exhibieron a su padre, un suboficial mayor del ejército en servicio activo, sus credenciales (Tifas), diciendo que lo llevarían a firmar y regresaba.

A fines de julio, varios detenidos de Londres 38 fueron trasladados a Cuatro Alamos, entre ellos Alvaro Vallejos. Permaneció poco tiempo en ese lugar, a principios de agosto fue llevado a Colonia Dignidad, según declaró el ex agente de la DINA, Samuel Fuenzalida Devia.

Camino al enclave aleman Fuenzalida Devia confesó que acompañó al capitán de ejército, Fernando Gómez Segovia, a Cuatro Alamos a buscar a un preso que recordaba por su sobrenombre: "Loro Matías", bastante conocido entre los agentes de la DINA. Sabía que era hijo de un suboficial de ejército y, según vio en los kárdex de la DINA, estaba destinado a "Puerto Montt". Ese término indicaba que el preso sería asesinado; otro término, "La Moneda", se usaba para indicar lo mismo, pero tirándolo al mar. Alvaro Vallejos fue esposado y, al ver que sería trasladado, pidió llevar sus cosas. El capitán Gómez contestó que no las iba a necesitar. Antes de partir le pusieron scotch en los ojos y lentes oscuros. En una camioneta Chevrolet partieron a Parral, donde la DINA utilizaba una casa comprada por los alemanes. En el cruce a Catillo, antes de llegar a su destino, se cruzaron con una camioneta con civiles, con quienes intercambiaron santo y seña. El capitán Fernando Gómez se bajó y cuando quedaron solos, el "Loro Matías" le dijo a Samuel Fuenzalida que tenía la impresión que lo llevaban a un lugar donde ya había estado, porque era el mismo camino. Después de pasar por Parral, fueron al recinto de los "alemanes", como llamaban los de la DINA a Colonia Dignidad. Los esperaba un automóvil Mercedes Benz, color celeste, con dos alemanes. A uno lo llamaban el "Profesor", era Paul Schäfer; lo acompañaba su fiel colaborador, Gerhard Mücke.

El prisionero fue subido a este vehículo e ingresaron a la Colonia Dignidad. Fuenzalida no supo a qué sector llevaron a Alvaro Vallejos, porque él entró a una casa grande y el "Loro" se fue con el "Profesor" y el capitán Gómez Segovia, quienes hablaban en alemán. El oficial regresó a los pocos minutos y rato después llegó el "Profesor". "Fertig", dijo Schäfer (en alemán: terminado), e hizo un gesto dando a entender que el preso había muerto. Cuando volvió a Santiago, Fuenzalida notó que la ficha del "Loro Matías" había desaparecido de la DINA. En febrero de 1975, el mayor Pedro Espinoza Bravo, en esa época jefe de Villa Grimaldi, y el teniente Miguel Krassnoff y otros oficiales de la DINA, montaron una conferencia de prensa con cuatro detenidos del MIR: Cristian Mallol, Humberto Menanteaux, Hernán González y Hernán Carrasco, quienes fueron obligados a decir que el MIR estaba destruido. Entregaron los nombres de numerosos miembros de su dirección indicando la situación en que se encontraban. Alvaro Vallejos figuraba como "exiliado" ANA MARIA OLIVARES

Fuente :archivochile.com sin fecha

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Ultima Actualización : 04/06/2025