Luis Gonzalo Muñoz Velásquez

Rut : 6.019.851-9
Fecha Detención : 03-04-1976
Comuna Detención : Argentina
Fecha Nacimiento : 11-08-1948
Edad : 27
Lugar Nacimiento : Argentina
Partido Político : Partido Socialista (PS)
Estado Civil e Hijos : Soltero
Oficio o Profesión : Contador Auditor
Nacionalidad : Chilena

Antecedentes del Caso

El 3 de abril de 1976 Luis MUÑOZ VELASQUEZ, ex-Secretario del Seccional San Bernardo del PS y candidato a Regidor, Juan Humberto HERNANDEZ ZASPE, ex-Presidente de la Federación de Estudiantes Industriales y Técnicos (FEITECH) y Manuel Jesús TAMAYO MARTINEZ, sociólogo, dirigente socialista, quién trabajaba estrechamente con los miembros del Comité Central de su partido, teniendo el rol de "enlace" entre Carlos Lorca, Ricardo Lagos, también desaparecidos, y otra fracción socialista, fueron detenidos junto a otros chilenos en la vía pública, en Mendoza.

Los tres eran amigos y habían llegado a la Argentina en el transcurso del año 1974, abandonando Chile donde estaban perseguidos por razones políticas. Trabajaban juntos en la "empresa Modernflood" de Mendoza y estaban a cargo de reorganizar una Coordinadora Socialista participando en actividades de la denominada Comisión de Consenso del PS.

Según informaron varios testigos presenciales, en el operativo militar participaron fuerzas conjuntas de la Policía Federal argentina y agentes de la DINA.

Hay testimonios de que los tres detenidos fueron trasladados por tierra desde Mendoza hasta Villa Grimaldi, a fines del mes de abril de 1976.

La Comisión estima que los tres detenidos socialistas desaparecieron estando en poder de sus aprehensores, agentes de la DINA, en Chile, en violación de sus derechos humanos.

 

Fuente :(Informe Rettig)

Judicial

Descripción del caso

Señores jueces: vamos a describir ahora lo ocurrido a tres ciudadanos chilenos, integrantes del Partido Socialista de ese país.

Juan Humberto Hernández Zaspe, chileno, de 23 años al momento de los hechos, integró el partido socialista desde muy joven. Fue presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios FEITECH y, como referente, viajó a diferentes regiones y países.

A partir del golpe de estado de 1973 en Chile, la cúpula de la juventud socialista pasó a la clandestinidad. Luego de la detención de gran parte de ellos, en septiembre de 1975, Hernández Zaspe abandonó el país procurando su seguridad. Así, se instaló en la ciudad argentina de Mendoza en donde se reencontró con dos de sus compañeros del partido, Manuel Jesús Tamayo Martínez y Luis Gonzalo Muñoz Velásquez.

Manuel Jesús Tamayo Martínez, también integró el partido socialista desde su juventud. En el barrio, conoció a Hernández Zaspe con quien trabó una profunda amistad ya que además de vecinos compartían su afinidad política. Con motivo de la instauración del régimen dictatorial, tanto él como su familia sufrieron una intensa persecución que lo llevó a exiliarse en Argentina a inicios de 1976. Proyectó continuar viaje hacia Ecuador pero se instaló primero en la ciudad de Mendoza.

Luis Gonzalo Muñoz Velázquez pertenecía a una familia de fuerte pertenencia al partido socialista. Con posterioridad al golpe de estado, muchos de ellos fueron perseguidos, sufrieron allanamientos y fueron apresados por la dictadura, lo que los obligó a abandonar su país y, en carácter de refugiados se radicaron, en principio, en Argentina. Luis, que fue detenido en Chile durante un breve período de tiempo en 1975, huyó inicialmente a la ciudad misionera de Posadas en donde también estaban sus padres pero luego, en los primeros meses de 1976, se mudó a Mendoza junto a su hermano Alex y su cuñada. A diferencia del resto de su familia, no solicitó refugio al ACNUR hasta que llegó a Mendoza, ya que siempre mantuvo la intención de poder reingresar a su país.

En Mendoza, Hernández y Tamayo vivían juntos en un departamento de la calle Belgrano, mientras que Muñoz vivía en otro, sobre la misma calle, junto a su hermano Alex, su cuñada y otro refugiado chileno, José Cerda.

Con el objetivo de reencausar la resistencia y formar una coordinadora del partido socialista, Hernández, Tamayo y Muñoz continuaron desde Mendoza con sus actividades políticas, reagrupando a otros connacionales que también habían escapado de la dictadura chilena.

Entre los meses de diciembre del ´75 y enero del ´76, Hernández Zaspe viajó a Chile para visitar a su familia. Ya de regreso en Mendoza, la DINA allanó la casa familiar en Chile en diversas oportunidades. Insistentemente, y a pesar de que sabían que se encontraba en la ciudad de Mendoza y que desde allí continuaba con su actividad política, se presentaron requiriendo la presencia de Juan Humberto, quien planeaba regresar a Chile de visita en el mes de marzo pero la presión de las fuerzas represivas que lo acechaban, nuevamente, truncó su proyecto. En Mendoza sufrieron de similar presión.

Recordemos el particular hostigamiento que en esa ciudad de se hacía a los ciudadanos chilenos por parte de la policía local. Y que, además, personal de la DINA chilena circulaba permanentemente por las calles de la ciudad controlando los movimientos de sus connacionales. Esta circunstancia los forzó a acercarse a la representación local del ACNUR para solicitar refugio. Allí les indicaron que debían presentarse nuevamente el día 5 de abril de 1976 para continuar con el trámite, pero nunca llegaron a hacerlo.

El 3 de abril de 1976, Hernández Zaspe, Tamayo Martínez y Muñoz Velázquez fueron secuestrados en la vía pública, sobre la calle Belgrano de la ciudad argentina de Mendoza. Esta ciudad, como sabemos, se encontraba dentro de la jurisdicción del área 332, a cargo del Director del Liceo Militar General Espejo con asiento en esa ciudad. Alrededor de las 17.30 hs., mientras caminaban por la calle Belgrano, fueron sorprendidos y reducidos por un grupo de hombres. Algunos de ellos, pertenecientes al Ejército Argentino, estaban uniformados y circulaban en un camión de esa fuerza. Otros, vestidos de civil, se trasladaban en autos particulares identificados con patentes argentinas y chilenas; entre ellos había personal de la policía local y de la DINA chilena.

Hernández, Tamayo y Muñoz fueron violentamente colocados contra una pared, los registraron, los golpearon y luego los introdujeron al camión militar. Muñoz se paró dentro del vehículo, en cuya caja no llevaba lona que lo cubría, y levantó sus brazos llamando la atención de los transeúntes. Pero lo tiraron al piso del camión. Se pusieron en marcha y los llevaron a una de las Unidades Militares ubicadas en el Parque San Martín.

En esa misma noche en la parte trasera de una camioneta tipo pick up, fueron trasladados a Chile. Allí fueron llevados primero en el CCD conocido como “Cuatro Álamos” ubicado en la ciudad de Santiago y luego alojados en el CCD “Villa Grimaldi”, en las afueras de la ciudad, en donde fueron salvajemente torturados. Fue en el CCD Villa Grimaldi donde fueron vistos por última vez. Juan Humberto Hernández Zaspe, Manuel Jesús Tamayo Martínez y Luis Gonzalo Muñoz Velásquez, a la fecha permanecen desaparecidos.

La familia Muñoz Velásquez, tomó conocimiento de lo ocurrido de manera inmediata, ya que uno de sus hermanos presenció el operativo y dio aviso a sus familiares en Chile para que realizaran gestiones.

Por su parte, la familia Hernández Zaspe se enteró unos días después, cuando Flor, hermana de Luis, viajó a Mendoza y en el domicilio de su hermano se encontró con Jorge Quesada, amigo de su hermano, quien le contó lo que había pasado y le recomendó que regresara a Chile, pues temía que la casa estuviera vigilada. Además, preocupados por no tener noticias suyas, escribieron a un familiar, quien luego de algunas averiguaciones les confirmó que Juan Humberto había sido detenido en Mendoza y entregado a las fuerzas chilenas por las autoridades argentinas.

La familia Tamayo Martínez, también supo sobre la detención a los pocos días de sucedida ya que, además de las noticias que trajo Flor Hernández Zaspe de Mendoza, recibieron un llamado que los alertó.

Desde entonces, las tres familias intentaron denuncias y gestiones para dar con sus seres queridos, pero ninguna de ellas dio resultado. Tanto las autoridades argentinas como las chilenas negaron información sobre su paradero.

Prueba

Los hechos relatados se encuentran respaldados por abundante prueba testimonial y documental incorporada al debate.

Flor Hernández Zaspe, hermana de Juan Humberto, declaró en este debate acerca de la pertenencia política de su hermano y de la persecución que sufrió por ese motivo. Relató las circunstancias del exilio de su hermano en Mendoza y agregó que siempre mantuvieron contacto fluido a través de correspondencia. Dio cuenta de la visita que hizo a la casa familiar en Chile entre diciembre del 77 y los primeros días de enero del 78 y de los allanamientos que sufrieron una vez que su hermano regresó a Mendoza. En este sentido, relató que las primeras veces no se identificaron pero ya en la tercera oportunidad se presentaron como integrantes de la DINA y luego de requerir la presencia de Juan Humberto, manifestaron saber que se encontraba en la ciudad de Mendoza trabajando en contra de la dictadura chilena. Resulta claro que esa información provenía de las coordinadas tareas de inteligencia que las fuerzas represivas argentinas y chilenas estaban realizando.

Flor Hernández Zaspe concluyó que, si los represores chilenos ya tenían esa información, la razón de haberse presentado en su domicilio fue recolectar más datos de su hermano, como actividades o relaciones que tenía en Mendoza. Concluyó, también, que la dirección de inteligencia chilena operaba de manera coordinada con otros organismos militares de América Latina en busca de sus opositores, extremo que ha sido probado en este juicio.

Flor Hernández Zaspe aseguró haber avisado a su hermano sobre estos allanamientos y la información que tenían los represores, todo lo cual motivó la cancelación de su próxima visita a Chile. Al respecto, agregó que una vez que su hermano Juan Humberto desapareció en Argentina, la DINA no volvió a buscarlo en su casa de Chile.

En cuanto al operativo de secuestro, Flor Hernández relató las circunstancias en que se produjo, todo lo cual pudo reconstruir a partir del relato de testigos chilenos que lo presenciaron y que también estaban radicados en Mendoza. En este sentido, explicó que la segunda semana de abril de 1976 viajó a Mendoza y se encontró con un joven chileno en la casa de su hermano. Éste le contó cómo Luis había sido detenido en la vía pública junto a Muñoz Velázquez y Tamayo. Además, agregó que el muchacho les recomendó que no hicieran ninguna denuncia y volvieran pronto a Chile, ya que la situación en Mendoza estaba muy difícil.

Flor Hernández Zaspe también recordó a Manuel Jesús Tamayo Martínez, a quien conocía por ser amigos del barrio en Chile.

Señores jueces: en esta sala, también hemos escuchado a los hermanos de Manuel Tamayo, Juan Jorge y Adriana Iris Tamayo Martínez. Ambos se refirieron a la trayectoria política de su hermano y relataron la persecución de la que era objeto en su país. Particularmente, Juan Tamayo describió la relación que lo unía con Juan Humberto Hernández Zaspe, con quien compartía la participación política en el Partido Socialista y con quien, además, había convivido en la ciudad de Mendoza durante un tiempo. Por haber también vivido en esa ciudad, Juan Tamayo recordó la presencia de personal chileno de la DINA en las calles de Mendoza y la inseguridad que esto acarreaba para los refugiados chilenos.

Tanto Juan como Adriana Tamayo recordaron la forma en que supieron sobre la desaparición de su hermano Manuel en Mendoza y las dificultades que tuvieron para realizar gestiones.

Por su parte, Alex Muñoz Velázquez, hermano de Luis Gonzalo, se refirió a la trayectoria política de su hermano y la persecución de la que fue objeto en Chile. Relató su traslado a nuestro país y el lugar en donde se radicaron en la ciudad de Mendoza.

En el debate también brindó testimonio José Cerda Herrera, quien conocía a Luis Gonzalo Muñoz Velázquez de Chile y con quien se reencontró en la ciudad argentina de Mendoza, a donde ambos habían escapado debido a la persecución en su país. Recordó que es allí donde conoció a Juan Humberto Hernández Zaspe y Manuel Jesús Tamayo Martínez y que juntos, los 4, trabajaban para reagrupar a los exiliados chilenos del partido. Si bien se refirió a las reuniones, aclaró que por seguridad no sabían las actividades de los demás.

Respecto de la persecución en la ciudad de Mendoza, Cerda Herrera recordó la presencia de personal de inteligencia chilena que se infiltraba entre los exiliados, y que algunos incluso requirieron refugio al ACNUR pero que este organismo los rechazó. 

Señores jueces: Alex Muñoz, María Cecilia Muñoz y José Cerda Herrera presenciaron los secuestros de Hernández Zaspe, Tamayo Martínez y Muñoz Velásquez. En esta audiencia, los tres coincidieron en las circunstancias en que se produjo el operativo y que ya describimos. Los primeros dos aclararon que pudieron reconocer que se trataba de Luis Muñoz Velázquez y sus amigos, cuando éste agitó los brazos dentro del camión militar, mostrándose, y pudieron ver con claridad que llevaba puesta la ropa que ellos mismos le habían prestado ese día.

En particular, Alex Muñoz describió la presencia del personal y los vehículos chilenos; y María Muñoz aclaró que pudo reconocer al personal chileno por su tono de voz.

Los tres explicaron, además, cuál fue el destino dado a las víctimas, de acuerdo a lo que con el tiempo pudieron reconstruir. Así, los tres afirmaron que luego de sus detenciones, Hernández Zaspe, Muñoz Velázquez y Tamayo Martínez fueron trasladados desde la ciudad de Mendoza hacia Chile, en donde fueron vistos por última vez en el CCD conocido como Villa Grimaldi.

En particular, Flor Hernández Zaspe se refirió a la correspondencia que cruzaron con un familiar que, en esa época, era Arzobispo de Santa Fe, Vicente Hernández Zaspe, a quien le pidieron ayuda para ubicar a Juan Humberto. Éste les informó que luego de su detención en Mendoza, su hermano y sus compañeros fueron entregados por las autoridades argentinas a las fuerzas chilenas y que se encontraba en un “campo en Peñalolén”. Agregó la testigo que años después supo que se trataba del CCD “Villa Grimaldi”; y que había sobrevivientes de ese Centro de Detención que recordaban la llegada, desde Argentina, de 3 prisioneros que se encontraban en muy estado de salud.

En este sentido, hemos escuchado en esta sala a los testigos Gabriela Salazar y Juan Carlos Feres Nazarala, sobrevivientes de centros de detención chilenos, que compartieron cautiverio con Hernández Zaspe, Tamayo Martínez y Muñoz Velázquez y terminan de acreditar los traslados clandestinos desde la ciudad argentina de Mendoza a Chile.

Gabriela Salazar, sobreviviente de los centros de detención Villa Grimaldi y Cuatro Álamos, recordó la llegada de tres detenidos a este último lugar de reclusión al que describió como un lugar de paso por los detenidos. Contó en esta sala que desde la celda en la que ella estaba recluida pudo escuchar que los recién llegados pedían a los guardias del lugar que les dieran agua y se quejaban del cansancio por haber sido trasladados desde la ciudad de Mendoza.

Salazar aclaró que si bien no pudo conversar directamente con ellos, escuchó esos quejidos y, años más tarde, relacionó lo vivido con lo que hasta ese momento se sabía sobre el destino de Hernández, Tamayo y Muñoz. Explicó que por la ubicación de su celda, podía escuchar si los detenidos que llegaban eran alojados en Cuatro Álamos o si eran trasladados inmediatamente. Es por eso que aseguró que Muñoz, Hernández y Tamayo detenidos no ingresaron al centro de detención, por lo que fueron trasladados. Por otra parte, su testimonio también ilustra sobre la dimensión de Cóndor y la interacción de Chile con el resto de las dictaduras del Cono sur, en tanto recordó a otros secuestrados que fueron trasladados a Chile desde otros países.

 Al testimonio de Salazar se suma el de Juan Carlos Feres Nazarala, sobreviviente del CCD ubicado en las afueras de la ciudad de Santiago de Chile conocido como “Villa Grimaldi”, quien compartió cautiverio con Luis Gonzalo Muñoz Velásquez. Feres recordó que si bien no pudo verlo, sí pudieron conversar. Así, pudo constatar el deplorable estado físico en que estaba Muñoz por la forma en que se quejaba de dolor. Feres concluyó que, sin lugar a dudas, Muñoz había sido torturado en ese CCD.

Feres reprodujo en la audiencia, además, todo lo que Muñoz le relató acerca de las circunstancias de su secuestro en la ciudad de Mendoza, la participación de personal argentino y chileno en ese procedimiento y el traslado hacia Chile, por tierra, en la parte trasera de una camioneta. Agregó también que Muñoz le detalló la complicidad de las autoridades de ambos países cuando, al momento del traslado, escuchó que entre ellos hacían comentarios jocosos sobre la carga que transportaban.

Además de lo que el propio Muñoz relató sobre la presencia del personal DINA en el operativo, Feres recordó que en el centro de detención había un oficial de ese cuerpo que, interpretando el macabro rol del “policía bueno” y luego de no haberlo visitado durante seis o siete días ,se presentó y le convidó un cigarrillo de marca argentina. Este oficial le contó que los había comprado recientemente en Argentina, a donde había tenido que viajar para cumplir una misión.

 Feres Nazarala explicó que si bien en Villa Grimaldi no pudo conversar ni ver a Hernández Zaspe y Tamayo Martínez, supo por Muñoz que ellos también fueron trasladados a ese CCD. También explicó que, a juzgar por el deplorable estado físico en que estaba Muñoz luego de haber sido torturado, era posible que Hernández y Tamayo hubieran muerto a consecuencia de los tormentos recibidos en ese lugar.

Finalmente, Feres Nazarala recordó la preocupación de Muñoz porque su familia no sabía que se encontraba detenido en suelo chileno y por eso, en cuanto recuperó la libertad, puso esta circunstancia en conocimiento de un abogado que avisó a su familia.  

Refuerzan el cuadro probatorio sintetizado la abundante prueba documental incorporada a este debate. Entre ella, contamos con las cartas manuscritas por Juan Humberto Hernández Zaspe, aportadas por su hermana Flor al declarar en la audiencia. En ellas se evidencia la fluida comunicación que mantenía con su familia. Además de contar sobre sus actividades laborales, Hernández relata el hostigamiento que sufrían los chilenos por parte de las autoridades argentinas. La última carta recibida se encuentra fechada el 21 de marzo de 1976, pocos días antes de su secuestro y desaparición.

Se encuentran también incorporadas las constancias remitidas por la justicia de Mendoza, en donde se recopilaron los antecedentes que tanto la Vicaría de la Solidaridad de Chile como la regional Mendoza del Movimiento Ecuménico por los DDHH contaban sobre estos hechos.

Asimismo, sus desapariciones también son materia de investigación ante la justicia chilena en el marco de la causa n°2182-98 “Operación Cóndor”, de la cual algunos elementos fueron remitidos mediante exhorto e incorporados a este debate.

Entre ellos contamos con las presentaciones y las denuncias formuladas por los familiares de las víctimas, quienes relataron las circunstancias relativas a la desaparición de sus seres queridos, de igual manera en que lo realizaron en esta audiencia.

 Como ya explicamos, también aquí los fallecimientos o apartamientos de algunos imputados y las limitaciones de la etapa instructora, nos impiden realizar acusaciones formales contra algunos de los responsables de estos hechos. Por el momento, sólo corresponde mencionar que por la privación ilegal de la libertad de Juan Humberto Hernández Zaspe se encuentra imputado Carlos Horacio Tragant, sobre lo que volveremos al momento de examinar su responsabilidad.

Fuente :mpf.gob.ar sin fecha

Prensa

La Corte de Apelaciones de Santiago elevó las penas que deberán cumplir 22 ex agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) por los delitos de  secuestro calificado de Jorge Fuentes Alarcón, Julio Valladares Caroca, Juan Hernández Zazpe, Manuel Tamayo Martínez, Luis Muñoz Velásquez, Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones y los delitos de homicidio calificado de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce, perpetrados en el marco de la denominada "Operación Cóndor", entre los años 1974 y 1977.

Por: Darío Núñez

La denominada "Operación Cóndor" fue una acción coordinada de organismos represivos de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay, desatada en la década de los 70, época en que campearon las dictaduras militares y regímenes represivos en los países del cono sur de América Latina. La figura específica de coordinación represiva fue impulsada por la dictadura militar chilena, en reunión secreta convocada y efectuada con ese propósito el 25 de noviembre de 1975 en la ciudad de Santiago. Con ello se dio forma "legal" a una operación que ya se había fraguado en acciones concretas entre los países involucrados, esto es, seguimientos, detenciones, interrogatorios bajo tortura, traslado entre países, desaparición o ejecución de personas contrarias a los regímenes de facto; esta operación estuvo destinada a reprimir y eliminar a los grupos de izquierda y opositores a las dictaduras, en los hechos, decenas de militantes populares fueron detenidos desaparecidos y otras decenas fueron asesinados por el accionar de estos grupos criminales.

En la sentencia (rol 4.545-2019), la Undécima Sala del tribunal de alzada capitalino -integrada por los ministros Jessica González Troncoso, Loreto Gutiérrez Alvear y Jaime Balmaceda Errázuriz- modificó las condenas del tribunal de primera instancia, dictadas en septiembre de 2018 por el ministro Mario Carroza Espinosa, y aumentó las sanciones penales para los ex agentes involucrados en los delitos cometidos tanto en Chile como en el extranjero y, en otros casos, revocó resoluciones de absolución de algunos agentes para proceder a dictar condena en su contra.

El detalle de estas modificaciones es el siguiente:

Los ex oficiales de Ejército y jerarcas de la DINA Cristoph Georg Willike Floel y Raúl Eduardo Iturriaga Neumann deberán cumplir una pena de 20 años de presidio como autores de los secuestros calificados de  Jorge Fuentes Alarcón, Julio Valladares Caroca, Juan Hernández Zazpe, Manuel Tamayo Martínez, Luis Muñoz Velasquéz, Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones, más una pena de 20 años como autores de los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce. Esto en lugar de los 17 años a que les había condenado Carroza.

El ex oficial de Ejército Juan Hernán Morales Salgado fue condenado a una pena de  20 años de presidio por los secuestros calificados de Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones, más una pena de 20 años de presidio por los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik y Matilde Pessa Mois. Este criminal fue el jefe de la llamada Brigada Lautaro y del sitio de exterminio de prisioneros Cuartel Simón Bolívar de la DINA. En primera instancia había sido condenado a 15 años de presidio.

El ex oficial de Ejército y jerarca de la DINA Pedro Octavio Espinoza Bravo deberá purgar una pena de 20 años de presidio por los secuestros calificados de Julio Valladares Caroca, Manuel Tamayo Martínez, Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones; más una pena de 20 años de presidio por los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce. En primera instancia había sido condenado a 15 años de prisión.Los ex oficiales de Ejército, agentes operativos de la Brigada Lautaro, Jorge Marcelo Escobar Fuentes, Federico Humberto Chaigneau Sepúlveda y Miguel René Riveros Valderrama cumplirán pena de 18 años de presidio por los secuestros de Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones; más una pena de 18 años de presidio por los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce. En lugar de los 15 años que habían recibido de condena en primera instancia.

La ex empleada civil del Ejército Gladys de las Mercedes Calderón Carreño fue sancionada con una pena de 10 años y un día de presidio por los secuestros calificados de Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones; más una pena de 15 años y 1 día de presidio por los homicidios calificados de Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik, Matilde Pessa Mois, Hernán Soto González y Ruiter Correa Arce. Esto en lugar de los 10 años de la condena dictados por Carroza.
Los ex agentes José Alfonso Ojeda Obando y Eduardo Alejandro Oyarce Riquelme cumplirán una pena de 5 años y 1 día de presidio por los secuestros calificados de Alexei Jaccard Siegler y Héctor Velásquez Mardones; más una pena de 10 años y 1 día de presidio por los homicidios calificados de  Ricardo Ramírez Herrera, Jacobo Stoulman Bartnik y Matilde Pessa Mois. En primera instancia habían sido condenados a 7 años de presidio.

El ex oficial de Ejército Miguel Krasnoff Martchenko y el ex oficial de Carabineros Gerardo Ernesto Godoy García cumplirán 15 años y 1 día de presidio por el secuestro calificado de Jorge Fuentes Alarcón. En primera instancia habían sido condenados a 5 años de prisión.

El ex agente Hermon Helec Alfaro Mundaca fue condenado a 10 años de presidio por el secuestro calificado de Jorge Fuentes Alarcón. En primera instancia el ministro Carroza le había condenado a la pena de 301 días de presidio.

A la misma pena de 10 años de presidio y por el mismo delito de secuestro calificado de Jorge Fuentes Alarcón fueron sentenciados el ex oficial de Ejército Jorge Claudio Andrade Gómez y los ex agentes José Enrique Fuentes Torres, José Abel Aravena Ruiz, Luis René Torres Méndez, María Gabriela "rdenes Montecinos, Osvaldo Enrique Pulgar Gallardo y Rodolfo Valentino Concha Rodríguez, quienes habían sido absueltos en el fallo de primera instancia.

Finalmente Jerónimo Neira Méndez y Manuel Rivas Díaz deberán cumplir una pena de 3 años y un día de presidio por el secuestro calificado de Jorge Fuentes Alarcón. En primera instancia Neira Méndez había sido condenado a 301 días de presidio y Rivas Díaz a 100 días de presidio por el ministro Carroza.

Otros cinco criminales (los ex jerarcas DINA Carlos José Leonardo López Tapia, Ciro Ernesto Torré Sáez, y los ex agentes Orlando Manzo Durán, Juan Ángel Urbina Cáceres y Héctor Raúl Valdebenito Araya) condenados en el fallo de primera instancia resultaron sobreseídos por muerte dado que fallecieron en el curso del proceso.

Fundamentos

La Corte compartió el criterio de primera instancia respecto de la participación de los condenados en la causa por reunirse antecedentes reales y probados de su participación en los hechos, ya sea como autores inductores o autores directos de los delitos que se le atribuyeron a cada uno.

Para el tribunal de alzada, el análisis de los antecedentes patentizan la apuntada cooperación y coordinación de los servicios de inteligencia, en casos concretos, donde los agentes represores de Chile, en estos casos, coludidos con los de Argentina, Paraguay y Bolivia, no solo concertaron la detención de las víctimas, sino que también crearon las condiciones para encerrarlos y trasladarlos a nuestro país, con el siniestro propósito de confinarlos en recintos clandestinos para interrogarlos, torturarlos y luego proceder a eliminarlos con crueldad extrema.

Los hechos

En la etapa de investigación quedó establecida la secuencia de detenciones y delitos criminales cometidos contra las víctimas.

El día 17 de mayo de 1975, Jorge Isaac Fuentes Alarcón, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), fuera detenido en la República de Paraguay, en la localidad de Enramada, y luego trasladado a la ciudad de Asunción, donde le mantuvieron prisionero hasta el 23 de septiembre de 1975, cuando es trasladado a Chile en forma clandestina vía aérea por agentes de la DINA. Una vez en el país le conducen a los recintos secretos de encierro y tortura "Cuatro Álamos" y Villa Grimaldi. En este último lugar, es donde Fuentes Alarcón permaneció más tiempo secuestrado y recibió un trato cruel de parte de sus captores, se le interroga bajo tortura y se le mantiene en condiciones inhumanas, hasta probablemente el 17 de enero de 1976, cuando otros prisioneros le ven por última vez, desconociéndose su paradero hasta el día de hoy.El día 2 de julio de 1976, en la ciudad de La Paz, Bolivia, fue detenido por la Dirección de Orden Político, organismo de seguridad de ese país en esa época, el ciudadano chileno Julio del Tránsito Valladares Caroca, militante del Partido Socialista. En esa condición permaneció detenido hasta el 13 de noviembre de 1976, fecha en que fue entregado a agentes de la DINA, en la localidad fronteriza de Charaña. Le llevaron al centro clandestino de prisioneros «Cuatro Álamos», que se encontraba ubicado en la calle Canadá a la altura del 3.000 de Vicuña Mackenna, quedando bajo la custodia de sus agentes, lugar en el cual, de acuerdo a testigos, permaneció encerrado e incomunicado, y donde se le ve con vida por última vez a fines de noviembre de 1976.

El día 3 de abril de 1976, en la ciudad de Mendoza, Argentina, son detenidos tres ciudadanos chilenos: Juan Humberto Hernández Zazpe, Manuel Jesús Tamayo Martínez y Luis Gonzalo Muñoz Velásquez, militantes socialistas, los cuales fueron trasladados de manera clandestina vía terrestre a Chile y entregados a agentes de la DINA, quienes le llevaron al campo clandestino de prisión y tortura Cuartel Villa Grimaldi, ubicado en Avenida José Arrieta N° 8.200 en Santiago. En ese lugar fueron encerrados, interrogados y torturados, y se les vio por última vez con vida a fines de abril de 1976, desconociéndose desde entonces su paradero.

Por último, en un episodio ocurrido el año 1977, la dirección orgánica exterior del Partido Comunista había decidido canalizar ayuda financiera externa al Partido en Chile; en razón de ello, le pide a su militante Alexei Vladimir Jaccar Siegler, viajar desde Suiza a Chile, previa escala en Buenos Aires, para encontrarse con otro militante, Ricardo Ignacio Ramírez Herrera, quien debía viajar desde Rusia. Ambos debían contactarse, además, con el militante Héctor Heraldo Velásquez Mardones, que residía en esa ciudad. Este encuentro no pudo realizarse porque el día 16 de mayo de 1977 los tres son detenidos por la Policía Federal Argentina, para ser entregados a los agentes de la DINA quienes les trasladan a Santiago, donde los encierran en el Cuartel Simón Bolívar, ubicado en la calle del mismo nombre, N° 8.630. Allí son interrogados bajo tortura y en fecha indeterminada desaparecen.

Hasta ahora no ha sido posible encontrar a las víctimas Jaccard Siegler y Velásquez Mardones, pero sí se ha encontrado parte de los restos de su compañero de infortunio, Ricardo Ramírez Herrera, en Chile, en el sector denominado Cuesta Barriga, al igual que los restos pertenecientes al matrimonio formado por Jacobo Stoulman Bortnik y Matilde Pessa Mois, quienes viajaron a Buenos Aires a concretar el despacho del dinero a nuestro país, pero antes fueron detenidos -el 29 de mayo de 1977- en el Aeropuerto de Ezeiza, en momentos en que bajaban del avión provenientes de Chile, perdiéndose desde ese momento todo rastro de ellos, hasta la señalada evidencia cierta de haber sido ambos inhumados ilegalmente en la Cuesta Barriga.

En este episodio del dinero exterior, participan a su vez, militantes del Partido Comunista que se encontraban en Chile, que servían de enlace en esta operación, pero cuando se descubre la artimaña fueron ejecutados por los agentes de la DINA, Hernán Soto Gálvez en fecha indeterminada, entre el día 7 de junio y el 10 de noviembre de 1977, y Ruiter Enrique Correa Arce, el día 28 de mayo de ese mismo año.

Reparaciones educativas

En el aspecto civil la Corte acogió dos nuevas medidas reparatorias solicitadas por la cónyuge de Alexei Jaccard Siegler y que marcan un escenario de reparación moral de las víctimas ante la sociedad. Estas medidas son, condenar al Fisco a destinar la suma de $15.000.000 para que, a través del Ministerio de Educación, se adquieran libros sobre la temática de los Derechos Humanos, que deberán entregarse equitativamente a todas las escuelas públicas de la comuna de Chiguayante y se instale en un lugar visible de las bibliotecas de cada una de ellas una placa en que se informe el hecho de existir tales libros y que fueron entregados en memoria de Alexei Jaccard Siegler, víctima de violación a los Derechos Humanos durante la dictadura militar.

Además el Fisco de Chile deberá entregar $75.000.000 a la Universidad de Concepción para que ésta instituya el premio "Alexei Jaccard Siegler", que se otorgará anualmente a un estudiante regular de esa casa de estudios que desarrolle una investigación acerca de la temática de los Derechos Humanos, en el contexto de sus estudios en la Universidad de Concepción, y que ascenderá al equivalente en pesos a 100 Unidades de Fomento, debiendo la misma Universidad reglamentar las exigencias, requisitos y condiciones del trabajo.

 

Fuente :resumen.cl 26/7/2022

Fecha :26-07-2022

Los hermanos de tres jóvenes socialistas desaparecidos en el marco de la denominada “Operación Cóndor” presentarán hoy, 5 de mayo, la querella número 96 contra Augusto Pinochet. El libelo acusatorio, patrocinado por el abogado Nelson Caucoto, está dirigida también contra el general (r) Manuel Contreras y todos los que resulten responsables de la desaparición de Juan Hernández Zazpe (23 años), de Luis Muñoz Velásquez (28) y de Manuel Tamayo Martínez (24), detenidos el 3 de abril de 1976 en Mendoza, Argentina, por agentes de la DINA y trasladados posteriormente al centro de torturas de Villa Grimaldi, donde fueron vistos por última vez
 

Fuente :DERECHOS CHILE - 5 de mayo, 2000

Fecha :05-05-2000

Así se indicó durante un acto conmemorativo efectuado este domingo en el actual Parque por la Paz (ex Villa Grimaldi) en recuerdo de Luis Muñoz Velásquez, Manuel Tamayo Martínez y Juan Hernández Zarpe, quienes fueron víctimas de la citada operación. Estos tres dirigentes fueron secuestrados en Mendoza, Argentina, por personal de la Dina en abril de 1976 para luego ser trasladados a Villa Grimaldi y con posterioridad a Colonia Dignidad desde donde se pierde su rastro.

Fuente :TERCERA- 3 Abril 2000

Fecha :03-04-2000

Luis Muñoz nació en Santiago el 11 de agosto de 1948, en la Casa de Socorros de Puente Alto. Junto a sus padres -Federico y María- y sus diez  hermanos, vivió en las poblaciones Maipo, Papelera y Viñas Unidas, todas ellas ubicada en Puente Alto.

De joven, al tiempo que destacaba como jugador del Deportivo Mataquito, se vinculó al PS en la Seccional de Puente Alto, en la que destacó por su activa militancia en el movimiento de estudiantes secundarios de esa comuna, en el que, en 1968, fue electo como presidente del Centro de Alumnos de la Escuela Industrial Consolidada.

Luego del traslado de su familia a San Bernardo, tras matricularse en el Liceo Comercial de esa comuna, sus condiciones naturales de liderazgo muy pronto le permitieron ser elegido como presidente del Centro de Alumnos de ese establecimiento.

Fue en esta nueva comuna en la que Luis desarrollaría una intensa trayectoria militante: En 1970 fue electo Secretario Político de la Juventud Socialista en San Bernardo, y un año más tarde, candidato a regidor para las elecciones municipales de 1971. Extrovertido, deportista y participativo, su personalidad le granjeó una gran popularidad, que unida a su compromiso militante hicieron que, en 1972 y con apenas 22 años de edad, asumiera como Secretario Político del PS en esa seccional.

Luego de su egreso del instituto comercial, comenzó a trabajar como contador en el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y como profesor de filosofía en un liceo nocturno de San Bernardo. No eran sus únicas actividades: infatigable, se matriculó en la carrera de Historia en la UTE y colaboró activamente en el trabajo partidario del frente agrario y poblacional en San Bernardo, que por entonces contaba con importantes sectores rurales y asentamientos poblacionales de reciente constitución.

Apenas  a un día del golpe, una patrulla militar lo detuvo junto a su hermano y a otros vecinos de la Población “El Olivo” de San Bernardo. Luego de cinco días de detención ilegal, fue dejado en libertad en el Puente Maipo de esa misma comuna,

Tempranamente se vinculó a la reconstrucción partidaria, y comenzó a ser buscado por agentes de la dictadura.

El 12 de octubre de 1975 fue arrestado junto a su hermano en su casa por personal del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, permaneciendo detenido por una semana. Su hermana también fue detenida y llevada ante su presencia mientras era brutalmente interrogado sobre sus actividades y su militancia. Tras ser liberado, su hogar permaneció constantemente vigilado.

Consciente de ese acoso, optó por viajar hasta Argentina, una decisión que también compartieron sus amigos Juan Hernández y Manuel Tamayo. Con ellos compartía no sólo una amistad, sino una precaria situación de seguridad en Chile, que hizo aconsejable, en distintos momentos, el traslado de todos ellos al país trasandino.

El 22 de diciembre de 1975 viajó a la ciudad de Posadas, Provincia de Misiones, para visitar a su madre que se encontraba enferma en esa ciudad. Luego se trasladó a Mendoza, donde se radicó. Luis estaba vinculado a la Comisión  para el Consenso, uno de los grupos en los que articuló la militancia del PS tras el golpe, y en Argentina, tenía la misión de canalizar recursos económicos para enviar a Chile y apoyar la actividad de esa estructura.

El acecho del cóndor

Sus planes se vieron interrumpidos, sin embargo, por la acción represiva que los servicios de inteligencia de Chile y Argentina habían empezado a coordinar a través de la Operación Cóndor: Hacia fines de 1975, Luis había sido incluido en el Listado de Personas Peligrosas confeccionado por la DINA, nómina que estaba en manos de todas las policías secretas y organismos represivos del Cono Sur.

El 3 de abril de 1976, Luis y sus dos amigos fueron detenidos en un operativo conjunto entre fuerzas de la Policía Federal Argentina y agentes de la DINA. Los secuestradores los llevaron hasta el Regimiento Maipo de Mendoza, y esa misma noche, fueron trasladados a Chile, en una camioneta que los llevó primero al campo de torturas de Cuatro Álamos, y a la mañana siguiente, al recinto conocido como Villa Grimaldi, en Peñalolén.

Detenido en Villa Grimaldi

Juan Feres Nazarala, un militante del MAPU, fue detenido el 15 de abril de 1976 por agentes de la DINA y llevado a Villa Grimaldi, donde permaneció vendado casi todo el tiempo. En ese recinto supo de otros detenidos, entre los cuales se hallaban tres militantes socialistas que habían sido secuestrados recientemente en Mendoza. Eran Luis Muñoz, Manuel Tamayo y Juan Hernández.

Feres pudo hablar con Luis, con quien estuvo en la misma celda, aunque no compartiendo el mismo espacio, puesto que había una separación con tabiques de madera entre ambos. Luis le confirmó que en la Villa Grimaldi también se encontraban Manuel y Juan. Le comentó que estaba en pésimas condiciones, que había sido torturado y que había sido secuestrado en Mendoza junto a sus dos compañeros y trasladados a Chile, maniatados y ocultos en la parte trasera de un camión. En esas breves conversaciones, contó que en los pasos fronterizos argentinos y chilenos, la policía hacía bromas respecto de la carga que traía en el vehículo. Se intercambiaron datos personales y referencias de sus respectivas familias, por si alguno de los dos recobraba su libertad. El mapucista logró salir en libertad, entregando los datos al abogado Jaime Castillo Velasco, quien a su vez los entregó a los familiares de Luis.

Según diversos testimonios, Luis habría sido llevado luego al cuartel de exterminio de calle Simón Bolívar, y de ahí a la Quinta Región, al sector de Los Molles, desde donde habría sido lanzado al mar.

 Al momento de su detención, Luis tenía 26 años.

Audacia, rebeldía y amoríos: mi amigo Luis Muñoz Velásquez

¡Otra vez llegas todo transpirado!… Era una exclamación bastante cotidiana la de María, la madre de Luis, la misma que murió con la angustia de no saber el paradero de su hijo, uno de los que se adjudicó –sin quererlo– la denominación “detenido–desaparecido”.

Rememorar a Luis es recordar también que sus palpitaciones y su sudor tenían distintas motivaciones. Visualizar su figura es reencontrarse con un joven apasionado, deportista convencido de la importancia de ganar un partido de fútbol, de traspasar alguna de las ventanas de las piezas de sus pololas y otorgarle el adecuado calor a esas ansias de hacer de esta atmósfera un espacio en donde la felicidad fuese también universal.

En esta dimensión, e inserto en un mundo rugiente, efervescente y expectante no era raro encontrar a Luis organizando actividades para el desarrollo de las capacidades de los desposeídos.

Su inserción en las luchas sociales fue agudizando su grado de compromiso. En ello, involucró a su familia y a sus amigos. Su indignación ante la injusticia y la desigualdad comenzó desde el momento mismo en el que habitaba en el vientre de María, cuando insistentemente pateaba reclamando su derecho a nacer con prontitud. A regañadientes cooperaba con Federico, su padre, cuyo desempeño y abnegación por cuidar y mantener a esa gigantesca familia lo había hecho acreedor del título de guerrero incansable que, platacho en mano, le daba pelea a las siempre duras exigencias que la vida económica  seguía imponiéndole, aún después de jubilado. En rigor, mi amigo sentía que su motivo principal de vida era la consecución del cambio social. Sin duda alguna que por ello el activismo social le hacía vibrar tanto como las caricias femeninas. En ambas situaciones, el sudor se tornaba grato y no impedía que la rebeldía fuese finalmente parte de esa cotidianeidad que a la postre se convertiría en la razón de ser de su existencia y en la que la audacia afloraría como consecuencia de esa ilimitada entrega.

Audacia, rebeldía y amoríos, son características básicas que acompañan la vida de mi compañero. Audacia por ejemplo para encabezar marchas reivindicatorias y enfrentar la  brava furia policial. Rebeldía ante la desgarradora visión del niño descalzo, hambriento y sollozante y que consecuencialmente le lleva a postularse como regidor. Amoríos, pues por alguna razón que sus mujeres deberían explicar era de todas y de ninguna. Yo lo sé, fui cómplice en ello. Si, yo vigilaba “por si viene alguien”.

No podría escribir estas líneas si dejase de mencionar lo que ocurrió específicamente con Luis tras la brutal arremetida golpista y el serio intento por otorgar a la sociedad chilena un nuevo sello que jamás permitiese  que la experiencia popular se volviese a repetir.

“¿Y donde andará el Lucho?”, comentaban en voz baja algunos amigos comunes.

Como era de esperar, comenzó su trabajo furtivo. La idea era reorganizar un diezmado Partido Socialista. Pero la represión arreciaba. Una represión que también se ensañó con los abnegados y nunca reconocidos, con los de poca fama, con los de caminar lento y cansado, como los González, los Hernández, los Valdés, los Muñoz, y como todos aquellos que constituyen parte de la base que no se amilanó.

De pronto, el living de la casa de Federico pronto sería “ocupado” por militares al mando de una boina negra. Sudábamos. Al  día siguiente lo encontré en un partido de baby fútbol en algún sector cercano a la avenida Los Morros, allá en San Bernardo. Tal vez  ya añoraba con fuerza la presencia de María que  ya había traspasado el cordón montañoso de Los Andes.

Pero la  figura  de  Luis  representa también las suaves cari

cias de la brisa libertaria que recorría los rostros no de los soñadores, sino de los que en su arrojo son capaces de otorgarle un sentido vital –en tanto que pasión a su existencia, la que no descuida una buena cuota de sublimidad. Ese darlo todo por el prójimo, con perspectiva de justicia social aquí y ahora. Ese dar de sí que lo lleva a legitimar en todo esplendor el concepto consecuencia constituyen parte integrante y vital de la existencia de Lucho, pero no solamente por ello debe ser recordado.

Así era mi amigo. Así es mi compañero. Ha sido grato traerte al presente una vez más. Sin embargo, mi pluma y mi ser siguen preguntándose: ¿dónde debo llevarte los claveles rojos que algún día observamos? ¿Qué caminos debo recorrer? ¿Qué túnel o mina abandonada debo pesquisar? ¿Cuánto deberé sudar para llegar a ver, al menos, el juicio y el castigo?

“Duerme, duerme negrito”… suele escucharse por los cielos de San Bernardo y Puente Alto, canto que también surca Chile y otros países vecinos y que rebota en la búsqueda de la esperanza de un mundo en el que la nobleza humana supere al afán de lucro y la explotación no tenga cabida.

Testimonio de Héctor Fuentes Mancilla, profesor, militante socialista.

Fuente :pschile.cl

Mensaje

Actualmente me encuentro lejos, por lo que no puedo estar presente para el acto, pero me quisiera hacer presente a través de esta carta.

Nuevamente nos reunimos acá para conmemorar a 36 años de la detención y desaparición de nuestros familiares y compañeros. Ha sido un largo periodo en el cual hemos exigido verdad y justicia y saber donde están.

Luís Muñoz Velásquez de 26 años, nació en la “Casa de Socorros” de Puente Alto. Sus padres fueron Federico y María y tuvo 12 hermanos y hermanas. De profesión Contador Auditor, fue un entusiasta jugador del deportivo “Mataquitos”.

Desde joven se interesó por el socialismo. Fue presidente del Centro de Alumnos del Liceo Consolidada de Puente Alto en 1968. Después postuló por el PS a Regidor de San Bernardo (1971). Durante el gobierno del compañero Salvador Allende, se destacó por su participación en trabajos voluntarios, movimientos estudiantiles y de respaldo a la lucha campesina.

Luis fue ex Secretario Seccional del PS de San Bernardo (1972). Dirigente clandestino del PS sector “Comisión de Consenso”. En esta calidad fue detenido el 12 de septiembre de 1973 en la comuna de Buin y arrojado con vida desde un camión militar en el Puente Maipo de San Bernardo

El 15 de Octubre de 1975 fue detenido con su hermano Egon y su hermana la cual se encontraba embarazada y quien es mi madre Edith, por el “Comando Conjunto”, la que también sobrevivió a este hecho.

El 3 de abril de 1976, en el marco de la “Operación Cóndor”, la DINA con una camioneta llamada “dama blanca” y la policía federal de Mendoza, Argentina, secuestraron a tres Jóvenes socialistas en Avenida Belgrano, según los testigos José Cerda y Alex Muñoz.

Se trataba de Luís Muñoz Velásquez, quien fue detenido junto a sus compañeros: Juan Hernández Zaspe y Manuel Tamayo Martínez, Los tres trabajaban en la reorganización clandestina del socialismo chileno.

Los secuestradores, los llevaron al regimiento Maipo de Mendoza y en la noche los trasladaron por el paso fronterizo “Los Libertadores” en una camioneta con toldo. Ahí los entregaron al campo de torturas “Cuatro Álamos” y en la mañana los trasladaron al centro de torturas y exterminio “Villa Grimaldi” ubicado en Peñalolén. Varios ex prisioneros fueron testigo de la estadía de los tres en Cuatro Álamos y en Villa Grimaldi. Un prisionero de “Villa Grimaldi”, el dirigente del MAPU Juan Feres, estuvo en la misma cajonera y separado por tabiques de madera con Luis Muñoz.

Juan Feres al salir en libertad le informó al presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, don Jaime Castillo Velasco, sobre los secuestrados de Mendoza; don Jaime le informó a mi tía y hermana de Luis, para presentar los respectivos Recursos de Amparo. Según confesiones y declaraciones judiciales, los habrían llevado posteriormente al “cuartel de extermino Simón Bolívar”; de ahí, a la Quinta Región sector “Los Molles”, para arrojarlos al mar en helicópteros.

Durante todo ese tiempo mis abuelos y padres han buscado a mi Tío.

En 1978, su padre Federico Muñoz, mi abuelo viajo desde Canadá junto al Premier de la Provincia de Manitoba, Howard Pawley. Se entrevistaron con organizaciones de derechos humanos y con la ministra de Justicia de la dictadura Mónica Madariaga. Pero no hubo ninguna información de su paradero.

Mi abuela Maria, una mujer fuerte, nunca dejo de buscar a su hijo y siempre tuvo la esperanza de encontrarlo. Una esperanza que con los años se volvió en pena que la acompañó hasta su fallecimiento.

Mi madre Edith Muñoz interpuso recursos de Amparo, participó en huelgas de hambre, hizo denuncias a la Cruz Roja Internacional, a las Naciones Unidas, y a la Vicaria de la Solidaridad y también presentar querellas judiciales contra Pinochet, Contreras y otros autores de los secuestros, de Luis, Juan y Manuel.

Desde muy chica supe del Tío Lucho, un gran luchador social, un visionario y un humanitario. Un Socialista completo. Como me habría gustado hablar con él sobre sus ideas, sueños y convicciones. Siempre está presente en conversaciones y anécdotas la historia del tío Lucho, Mi madre lo recordaba con mucha emoción, porque no era solo su hermanito sino también su gran amigo y compañero de partido.

Edith, mi madre, siempre me dijo “si me pasa algo saben que debes seguir con la lucha, por la verdad y la justicia, esa lucha que yo, tu padre y los míos siguieron y han seguido por más de 36 anos y seguiremos hasta siempre.

Mi tío Luis, Juan y Manuel creían y estaban comprometidos con el ideario socialista. Eran hombres de principios y dedicaron su vida a la lucha por la transformación social. Por eso fueron asesinados, perseguidos hasta en el extranjero y dieron, y ofrendaron sus vidas, por la libertad y el socialismo. Son herederos del Presidente Allende. Por ellos, en los 36 años de su detención y secuestro, nuestro merecido homenaje. Por la verdad y por la justicia, por saber donde están, siempre presente Luis Manuel y Juan, ni olvido, ni perdón. Muchas gracias.

(Carolina Klapp Muñoz, (Sobrina de Luis Muñoz Velásquez)

Fuente :villagrimaldi.cl sin fecha

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Ultima Actualización : 31/07/2025