Gordon Rubio Humberto Alfredo Guillermo

Rut:

Cargos: Director de la CNI (Julio de 1980 a fines de 1986) Miembro de la Junta Militar (1985-1987)

Grado : Mayor General

Rama : Ejército

Organismos : Central Nacional de Informaciones (CNI)

Año Fallecimiento : 2000


General Gordon, por caso Tucapel Jiménez: Detenido ex miembro de la Junta Militar

Fuente :La Tercera 15 de Septiembre 1999

Categoría : Prensa

Está recluido en el Hospital Militar, acusado de cómplice en el homicidio del sindicalista, cometido cuando era director de la CNI.

Es el oficial de más alto rango procesado por la justicia en un caso de violación de los derechos humanos.

Junta Militar: en enero del '87, Gordon juró como miembro del legislativo del régimen militar, cargo en el que permaneció hasta finales de 1988.
El General 

Su carrera: Humberto Gordon nació el 21 de septiembre de 1927. Tras egresar de la Escuela Militar en 1943 integró varios regimientos de montaña. En 1968 asumió como director de Instrucción del Ejército. Al año siguiente fue designado edecán del Presidente Eduardo Frei Montalva.

Inteligencia: En 1970, siendo oficial del Estado Mayor General del Ejército, fue nombrado ayudante de la Dirección de Inteligencia. Años después, asumió la cátedra de Inteligencia Militar. En 1980 es designado Director de la Central Nacional de Informaciones, cargo que ocupó durante cuatro años.

Un duro golpe a la estructura de seguridad del régimen militar propinó ayer la justicia al ordenar la detención y procesamiento del ex director de la Central Nacional de Informaciones (CNI) y ex integrante de la Junta Militar de Gobierno, general (R) Humberto Gordon, a quien se le acusa de ser cómplice del homicidio del dirigente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (Anef), Tucapel Jiménez, ocurrido en febrero de 1982.

Tras concurrir a un careo de cinco horas en dependencias de la Auditoría del Ejército, Gordon fue conducido en calidad de detenido al Hospital Militar, donde permanecerá autorizado por el ministro en visita Sergio Muñoz, debido a que allí se encuentra internada, en grave estado, su esposa.

Según constaría en el expediente de este caso, el cargo de cómplice se produce por el hecho de que la CNI, bajo su mando en 1982, habría proporcionado medios para el crimen del sindicalista, cuyos autores materiales habrían sido integrantes de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dine). El jefe de este organismo en esa época, general (R) Arturo Alvarez, también se encuentra procesado.

Lo inédito de este fallo judicial es que afecta al uniformado de más alto rango que hasta la fecha había sido requerido por los tribunales. Además de ser muy cercano al senador vitalicio Augusto Pinochet, Gordon llegó a tener el grado de teniente general (general de cuatro estrellas), el mismo que ahora detenta el actual comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Izurieta.

Aunque no hubo pronunciamiento de parte de esta institución. "El Ejército no comenta los fallos judiciales", el general Izurieta ha dicho que está "comprometido" con los uniformados procesados por la justicia. Sin embargo, también se sabe que el jefe castrense ha delimitado claramente una diferenciación entre los casos cubiertos por la Ley de Amnistía y los otros conocidos como "post 78", donde figuran los procesos de Tucapel Jiménez y la Operación Albania.

Respecto de causas no cubiertas por la Ley de Amnistía, el Ejército ha señalado que "ahí debe operar la justicia", como reconocieron recientemente a La Tercera altas fuentes institucionales. Pero expresaron su preocupación por lo que llamaron "procedimientos inadecuados" de los tribunales, como es el caso de citaciones a declarar a personas no involucradas en los delitos investigados y la posterior publicidad que se les da en los medios de comunicación.

Las mismas fuentes confirmaron que este tema fue conversado con miembros del Poder Judicial, quienes no habrían acogido positivamente la solicitud de llevar los procedimientos alejados de la prensa. También se pidió que no se siguiera citando a declarar a personas no relacionadas con los casos.

El general (R) Humberto Gordon, ha mantenido una estrecha vinculación con dirigentes del partido Demócrata Cristiano (PDC), desde el año 1969, cuando en su rango de teniente coronel, se desempeñó como edecán militar del Presidente Eduardo Frei Montalva.

Director de la CNI, asumió en el año 1980, días después del asesinato del director de la Escuela de Inteligencia del Ejército, coronel Roger Vergara. En este cargo, creó el comando antisubversivo y enfrentó la rearticulación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El 26 de febrero de 1982, Tucapel Jiménez fue hallado muerto con cinco tiros en la cabeza y un profundo corte en la garganta, en el interior de su taxi, camino a Lampa.

En 1986 Gordon renunció a ese organismo para jurar en enero del '87 como miembro del Ejército en la Junta Militar de Gobierno, cargo que dejó luego en 1988 en manos del general (R) Santiago Sinclair.

Conocido al interior del Ejército como "simpático", Gordon (72 años), es también reconocido por su llegada al ambiente político. Durante su actividad como edecán militar de Frei Montalva, trabó amistades con diferentes personeros del PDC. Aficionado a la hípica, era envidiado por ser uno de los pocos oficiales que almorzaba a solas con Pinochet. Entonces se decía que "ambos hablaban el mismo idioma y que se entendía a la perfección". Sus conversaciones eran de política y en ellas Gordon informaba a Pinochet sobre los rumores que se tejían de último minuto, de los cuales se informaba a través de sus innumerables contactos mundanos.

Según se señalaba, el poder de Gordon y la influencia sobre Pinochet radicaba precisamente en la cantidad de información que manejaba. Se decía, entonces, que entre chiste y cuento, era uno de los pocos capaces de traspasar a Pinochet alguna inquietud política especial.

CONTACTOS CON EL PARTIDO COMUNISTA
La autonomía para desplazarse en los movedizos terrenos de la inteligencia, permitieron que en 1985 el general (R) Humberto Gordon participara de un encuentro con dirigentes del Partido Comunista (PC), entre ellos José Sanfuentes y Guillermo Sherping, realizado en la casa del analista de inteligencia Lenin Guardia.

En esa oportunidad los dirigentes del PC recababan información respecto de la participación de agentes de la CNI en el secuestro y degollamiento de tres profesionales comunistas, ocurrido en marzo de ese año.

Tiempo después el general Gordon confesaría que en ese período le correspondió realizar una investigación para determinar la autoría del triple homicidio de Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino La conclusión de ese informe, según declaró más tarde, atribuía la participación de miembros de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar) lo que, según sostuvo, permitió esclarecer ese delito. "En ese hecho no hubo miembros de la CNI involucrados", afirmó, categóricamente, Gordon.

Años más tarde, en 1995, el general (R) comentó que "cuando uno tiene la oportunidad de conversar con gente, debe hacerlo" y de esta manera explicó los numerosos encuentros que sostuvo mientras era parte del régimen militar.

"A la CNI iba tanta gente y toda conversación a veces es importante porque todo lo que uno pueda escuchar, o le puedan decir para descubrir algo, para poder buscar la tranquilidad, es importante", afirmó en esa oportunidad el ex director de la CNI, luego de una ceremonia que había encabezado el ministro de Defensa Edmundo Pérez Yoma, a quien Gordon se acercó afectuosamente a saludar dejando como testigo las cámaras flashes de la prensa.

Gordon también fue figura durante las conversaciones por el acuerdo nacional, en 1985, a raíz del cual gestó un camino paralelo al oficial y se contactó con círculos de la Iglesia Católica y de partidos de centro.

Gordon aceptó el paso a retiro en 1986.


Confesiones del General Detenido: "Estamos Frente a una Revancha"

Fuente :El Mercurio 26 de Septiembre 1999

Categoría : Prensa

Con la implacable lógica militar de que en Chile se vivió una guerra, el general (r) Humberto Gordon, procesado y detenido en el Hospital Militar, afirma que lo que está ocurriendo se debe a la odiosidad de algunos sectores, defiende a la CNI y reclama inocencia frente a los cargos que se le imputan.

Por Blanca Arthur

ENTRE sorprendido por la situación que está viviendo y tenso por lo que pueda venir, se ve el general (r) Humberto Gordon. Cuando menos se lo imaginaba, quedó en calidad de detenido en el Hospital Militar, en la pieza contigua a la de su mujer, aquejada de una grave leucemia.

– No he salido de aquí hace no sé cuánto tiempo. Primero acompañando a la Maruja y ahora preso y ¡quién sabe para cuánto tiempo más!- , reflexiona después de haber sido procesado como cómplice en el asesinato del líder sindical Tucapel Jiménez.

Con unos cuantos kilos de menos, vistiendo un pantalón azul y una camisa celeste deportiva, permanece instalado todo el día en el hall del 6o. piso, recibiendo los saludos y abrazos del sinnúmero de personas que diariamente lo visita.

"Mucha más de la que me imaginé", dice emotivo.

Entre palmoteo y palmoteo, confiesa que la adhesión que ha tenido en momentos difíciles, no sólo para él, sino para la "familia militar" – que ha desfilado a darle su apoyo- lo reconforta.

La solidaridad con el general caído es la tónica en el Hospital Militar. No sólo ex uniformados – muchos de ellos de la Armada- sino amigos personales, ex funcionarios del régimen militar, personeros de la hípica (su gran afición) desde directivos a jinetes, que se entremezclan con señoras que le entregan reliquias para su mujer, expresando casi a coro "¡esto es un horror…!"

El agradece. Incluso, pese a la adversidad en que se encuentra, tiene algunos arranques de buen humor. En medio de ese ajetreo, nos mira… duda y dice que no, que no quiere hablar. "¡Si estoy preso!…¿o se le olvida?"

– Pero no está incomunicado, ni mudo…

Se ríe. Y quizás ahogado por no poder entregar su visión de los hechos frente a lo que se ha dicho, finalmente accede a la entrevista.

– Bueno, venga por aquí- , dice advirtiendo que habrá interrupciones por las visitas o por algún requerimiento de su mujer, tal como ocurrió…

Dos sillones, un sofá, una mesa de centro y un par de mesitas con lámparas que poco alumbran conforman la pequeña sala de estar en que se instala para tener más tranquilidad. Una puerta acordeón de madera la separa de su habitación, donde se divisa una cama clínica, un velador con botellas de agua mineral y jugos envasados, además de la típica mesa de hospital, donde está acumulado un alto de diarios de estos días.

– General, ¿imaginó en algún momento que Pinochet estaría preso en el extranjero, que Contreras, condenado y que usted, que dirigió la CNI, procesado?

– Y a punto de irnos a Peuco…- acota entre risas. Y respondiendo la pregunta, añade:

– No. No me lo imaginé nunca.

– ¿A qué lo atribuye?

– A lo que he dicho en más de una oportunidad. Creo, en conciencia absoluta, con la más grande de las convicciones, que a partir del 11 de septiembre del 73 empezamos a salvar al país de la hecatombe en que estaba. ¡Por Dios el país que recibimos! y el que dejamos…

– Una cosa es el contexto histórico que ustedes siempre defienden… pero

– ¡Pero es que eso es lo más importante!

La guerra que continúa

Nada lo aparta de esa implacable lógica militar de que todo lo ocurrido en Chile en materia de derechos humanos fue consecuencia del clima previo al '73.

– ¿Usted es de los que comparten la teoría de que el '73 hubo una guerra?

– Sí, lo he manifestado siempre.

– ¿Hasta cuándo duró?

– Para mí dura hasta hoy día.

– ¿Hasta hoy día?

– Hay guerra. ¿O usted no ve que están en contra de nosotros a full, que hay odio contra los militares?

– ¿De quiénes? ¿de los que perdieron el '73?

– Mire, la guerra sigue, porque sigue la odiosidad. Para ellos debe haber sido un golpe muy grande el fin de la Unión Soviética, la caída del Muro de Berlín… que todo haya terminado y creo que no perdonan que nosotros no permitimos que Chile fuera un satélite comunista. 
– General, ¿está diciendo que lo que está ocurriendo con los uniformados se debe a un clima de venganza política?

– No sé si de venganza, pero sí de revancha. Nosotros trabajamos por salvar el país que estaba en el peor momento de su historia.

– Pero con el costo de muchas vidas humanas ¿o no hay más de mil desaparecidos y…

– ¿Y cuántos murieron en Rusia? ¿cuántos desaparecidos? ¿un millón? ¿10 millones?

– ¿Eso justifica que los haya acá?

– Soy el primero en sentir el problema. Pero no olvide que fue un combate, una guerra y si algunos de esos muertos están desaparecidos, creo que porque alguna de nuestra gente, dentro de lo sana que era, sintió temor de haber muerto a alguien y como para liberarse los enterraron y nunca dijeron nada.

– ¿Entiende que algunos celebren que con la detención de Pinochet, la suya y los procesamientos estén satisfechos porque se está haciendo justicia?

– Eso deben creer, pero están equivocados. Ni mi general es responsable de lo que se le acusa, ni yo tampoco. Tengo la conciencia totalmente tranquila, lo que confirma todo el apoyo que he recibido.

Las adhesiones

Aunque tiene una clara formación militar, Gordon no da la impresión de ser de aquellos más duros, sino por el contrario. Con un modo espontáneo y franco, a ratos resulta difícil imaginar que haya dirigido un organismo como la controvertida CNI. Más político y abierto que los militares tradicionales, son conocidas sus vinculaciones con personeros de la Democracia Cristiana…

– ¿Ha recibido apoyo de algunos de sus amigos democratacristianos?

– Como lo he dicho, tengo el honor de haber sido edecán de don Eduardo Frei Montalva y aun cuando está en el cielo – espero por su calidad, sus condiciones, su honestidad- creo que desde allá me apoya, lo mismo que doña Maruja, pero no puedo esperar que venga a verme nadie de la familia- , responde con una sugerente sonrisa.

Pero el general Gordon no oculta que uno de los hechos que más lo ha impactado estos días fue recibir el llamado del arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz.

– ¿Qué le dijo?

– No puedo decir lo que me dijo porque fue un llamado privado. Me sorprendió que apareciera publicado en el diario, pero como sentí algo muy especial, lo comenté a mis amigos, a quienes me visitan y se supo. ¿Es que sabe? me dio mucha fuerza, porque yo soy un hombre de fe y por eso la transmití.

– ¿Lo conocía?

– No.

– ¿Es verdad que le dijo que tenía muy buenas referencias suyas?

– Sí. Es cierto, pero no quisiera aparecer ¿cómo le dijera?… utilizando un gesto personal.

– La presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Viviana Díaz, dijo que monseñor Errázuriz se había apartado de la línea del Cardenal Silva Henríquez al apoyarlo a usted…

– Esas son palabras de la señora, habría que preguntarle a ella, pero yo le voy a decir que desde el año '74 el Cardenal Silva Henríquez fue muy afectuoso conmigo. Cuando estaba de Intendente en Coihaique lo invité y comió con nosotros. Posteriormente, a raíz de otros problemas comí varias veces con él y con el Padre Gustavo Ferraris.

– ¿Hablaban del problema de los derechos humanos?

– Pero muchísimas veces y le conté muchas cosas y siempre me apoyó, siempre estuvo a mi lado. Recuerdo que en una oportunidad se detuvo a un estudiante del Blas Cañas y me llamó el Cardenal, y también el Presidente del Senado, Andrés Zaldívar, y el joven quedó en libertad y nunca fue enjuiciado porque efectivamente había sido una detención que no correspondía.

– ¿Qué sentimiento le provoca que algunos digan que su detención es una bendición de Dios?

– Los perdono. Yo no estaría feliz de la desgracia de ninguna otra persona, aunque fuera el más pintado de mis enemigos.

– Usted dice que perdona, pero ¿es capaz de pedir perdón a quienes sufrieron por las violaciones a los derechos humanos?

– Tengo una impresión. Siempre hablan del '73 para adelante y nunca para atrás y nosotros no hicimos el '73 ni por ambiciones de poder, ni económicas, ni por nada ganancial para nosotros.

DD.HH. y reconciliación

– ¿Por qué cree que el tema de los derechos humanos sigue sin resolverse en el país después de 30 años?

– Es la defensa que tienen ellos. El odio que sienten porque en un momento determinado, los militares que estábamos en nuestros cuarteles tuvimos que intervenir. Si nos mandaban sobres con triguito, nos decían gallinas… Hasta el Congreso declaró que el gobierno era inconstitucional…

– Esa es la justificación para el golpe, pero…

– ¡No trate usted de decirnos que fuimos los culpables!- , acota molesto.

– ¿Pero no cree que el tema de los derechos humanos se habría podido resolver si las FF.AA. hubieran tenido un reconocimiento de lo que pasó?

– Esto se habría evitado si es que la actitud del gobierno anterior al 11 de septiembre no hubieran hecho lo que hicieron. Había violencia, entraban armamentos… Si hasta el general cubano De la Guardia lo reconoció.

– ¿Justifica, entonces, general, las violaciones a los derechos humanos que ocurrieron después?

– Yo no justifico nada malo. Pero si algo hubo fue porque ¡por Dios que atacaron fuerte!

– ¿Tiene fe en la gestión del ministro Pérez Yoma y la mesa de diálogo?

– Mucha, pero siempre que se sienten con buen espíritu a dialogar.

– ¿Le parece positiva la participación de las FF.AA. en esa mesa?

– La apoyo. Es buena, pero siempre que no sea para que digan lo que piensan los de un lado no más.

– ¿No cree que los uniformados o ex uniformados podrían colaborar con información?

– ¿Qué información? Si cada uno en su esfera la ha entregado. Todo lo que supe lo entregué: lo que hicieron los enemigos y los nuestros. Es lo que tuve que cumplir como jefe de la CNI.

– Si no hay más información ¿piensa que la gestión de Pérez Yoma puede tener éxito?

– Espero que sí. Pero le digo que no pueden cargarnos toda la mano a nosotros, exigiendo lo que no tenemos. Hay que esperar que se den condiciones para que si alguien en particular sabe algo y se arrepiente dé esa información.

Acción de la Justicia

– ¿Qué piensa de la actitud de la Justicia que está procesando a tantos uniformados?

– Si tienen causas y pruebas, que nos procesen y nos juzguen. Pero confío en que los jueces no llamen a declarar ni metan presa a gente por denuncias odiosas hechas solamente por venganza.

– ¿Imaginó que con la reapertura de diversos procesos usted podía aparecer inculpado?

– De repente veía que estaban interrogando a tanta gente, que no dejaba de tener en la mente que le iba a tocar al que habla por el desempeño que tuve, especialmente en la CNI, pero no me imaginé que podía llegar a esto, porque no he hecho nada contra la moral y tengo mi conciencia tranquila.

– ¿Comparte lo que dijeron en su declaración los generales y almirantes en retiro acerca de que el juez Sergio Muñoz injurió a las FF.AA.?

– …..Yo les agradecí el gesto. Porque sentí el apoyo de todos mis camaradas. Le voy a decir más: que le he agradecido a todo el mundo que me ha venido a ver, que ha solidarizado conmigo y así entiendo esa declaración.

– ¿La habría firmado si hubiera sido otro el detenido?

— Por supuesto que sí. Es un gesto de solidaridad y que expresa lo que todos sintieron en ese momento.

– ¿Cuál cree que debe se la actitud de los uniformados y ex uniformados para llegar a una reconciliación? ¿o no cree en ella?

– No sólo creo. En la CNI recibí distinguidas personas de la Vicaría. Nunca digo que hago favores cuando me piden algo, sino que siento una obligación moral de ayudar si es que puedo.

– ¿Les entregó información? ¿los ayudó?

– Sí, los ayudé a salvar gente que me convencían que no debían estar detenidas porque no tenían culpabilidad. No quiero decir que por eso me deben algo, porque lo hice siempre con el espíritu de no ofender a nadie y que terminaran los problemas.

– También sostuvo reuniones con altos personeros del Partido Comunista, como José Sanfuentes…

– También. Estábamos en un clima de enfrentamiento, y no íbamos a llegar a un buen fin. Tuve una muy buena recepción del señor Sanfuentes y creo que ayudamos harto a que fueran terminándose muchas actividades que no debieron haber pasado nunca.

– ¿Qué piensa de las amenazas que están recibiendo ahora dirigentes socialistas …?

– A mi prisión no me llegan esas informaciones.

– ¿Cree que puede volver un clima de violencia?

– Espero en Dios que no.

– ¿Qué más espera de Dios?

– La mejoría de mi mujer.

Caso Tucapel: "Respondo por Mi Inocencia"

UN remezón político-jurídico provocó la determinación del juez Sergio Muñoz, al apuntar directamente en contra, ni más ni menos, de un ex miembro de la Junta de Gobierno y quien dirigiera por más de seis años la CNI. Y una réplica se produjo con el fallo emitido el jueves por la Segunda Sala de la Suprema, el que estableció que corresponde su procesamiento como cómplice en el delito, pese a que la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones había sentenciado que – por las presunciones del dictamen- sólo se lo podía considerar como encubridor.

– ¿Quedó decepcionado?

– No puedo decir que no. Pero confío en que al final quedará aclarado que no tuve nada que ver en ese horrible crimen. Porque no sé si usted sabe que la Suprema no se pronunció sobre el fondo del asunto. Solamente dijo que no procedía el recurso de amparo y por eso la situación volvió atrás.

– En todo caso, general, se lo ha acusado hasta ahora al menos como encubridor, entre otras cosas por no haber reconocido que dos inculpados eran agentes de la CNI. ¿Trató de encubrirlos?

Se acomoda bien en el sofá antes de contestar.

– Mire. Me acusan en este momento de cómplice o encubridor en este espantoso crimen. Pero siendo director de la CNI, en mi trabajo con asesores y colaboradores, descubrimos el caso del COVEMA (Comando de Vengadores de Mártires), que le costó el puesto al Jefe de la Institución (Investigaciones). También nosotros descubrimos el problema de Calama, en que participó gente de mi propio organismo y hasta fusilaron a uno. Después nosotros descubrimos y aclaramos otro tremendo crimen que le costó la salida un gran jefe del gobierno militar.

– ¿Se refiere al caso degollados por el que cayó el general Mendoza?

– Puede ser…- dice con su modo, dejando entrever que no quiere recordar el incidente que tuvo entonces con Carabineros – y luego redondea su tesis:- Yo le digo ¿si no encubrí esas cosas, si ayudé a aclararlas? ¿cree usted que voy a estar encubriendo a dos o tres personas?

– General, ¿conoció a Tucapel Jiménez?

– No.

– ¿Cuál fue la reacción que tuvo frente al crimen?

– Me produjo el horror como cuando se cometen ferocidades con cualquier persona.

– ¿Estaba en antecedentes de que Tucapel Jménez organizaba la unidad del movimiento sindical para luchar contra el gobierno?

– Sí. Era nuestra tarea estar informados.

– ¿A quién le entregaba esa información?

– A las máximas autoridades.

– ¿Declaró ante el ministro Valenzuela Patiño que llevó inicialmente la investigación?

– Sí, creo que dos veces.

– ¿Y ante el ministro Muñoz?

– Dos veces y una tercera que fue cuando me comunicó que quedaba preso, después de un careo con un señor Hernández.

– Que era el jefe de la Brigada Laboral de la CNI…

– Sí, pero ¿sabe que le manifestó al ministro? que él nunca me había conocido personalmente, que nunca había conversado conmigo, ni que jamás recibió ninguna instrucción directa de parte mía.

– ¿Usted no sabía lo que hacía esa unidad?

– Yo recibía la información global de lo que estaba pasando, pero no podía conocer y seguir los pasos de toda la gente que trabajó para la CNI.

– ¿La CNI solamente informaba?

– Eso era lo que nos correspondía y lo que hacíamos.

– La tesis del ministro Muñoz es que hubo una confabulación entre la DINE (Dirección de Inteligencia del Ejército), la CNI y un grupo paramilitar de la Secretaría de los Gremios…

– ¡Eso es absolutamente falso!

– ¿Que actuaron confabulados?

– Totalmente falso.

– ¿También es falso que participó gente de la CNI?

– No puedo descartar que haya habido alguno, pero me cuesta creerlo y aceptarlo, porque la lealtad de la gente de la CNI conmigo fue siempre permanente y ellos saben que nunca ordené secuestrar ni matar ni cometer maldades con nadie.

– Si hay numerosos agentes de la CNI procesados ¿es posible que usted no supiera del crimen?

– ¡Usted está peor que el juez! O sea, porque cree que hay gente de la CNI, yo tengo la culpa… Además, le agrego que nunca recibí una orden para investigar ese crimen.

– ¿Deslinda cualquier responsabilidad, pese a que conocían las actividades de Tucapel Jiménez ?

– Absolutamente.

– ¿Cree, entonces, lo que ha dicho el hijo de Tucapel Jiménez, que piensa que los autores pueden haber sido unos "locos sueltos" de la DINE?

– Creo que no había locos sueltos en la DINE, pero respeto el derecho que él diga lo que quiera.

– ¿Sugiere algo? porque se dice efectivamente que la autoría es de la DINE y, de hecho, entre los procesados como autores figuran altos oficiales de ese organismo…

– Eso que lo vea el juez. Pero gente mía no fue.

– ¿Es cierto que el general Ramsés Alvarez, ex director de la DINE en el momento del crimen, quien está procesado como autor del homicidio, lo ha inculpado?

– ¿A quién?

– A usted, a la CNI…

– No podría creerlo, porque ayer estuvo aquí viéndome y, si fuera así, no, no lo entendería…

– ¿Cree usted que todos los procesados son inocentes?

– Eso tiene que verlo la Justicia. Yo respondo por mi inocencia.

Relación con Pinochet

UNA especial alegría le produjo la primera carta que le envió Pinochet desde Londres, como el posterior llamado y una nueva carta el día 21 cuando cumplió 72 años.

Le cuesta al general Gordon contener su emoción cuando habla de quien fuera su superior por tantos años. – ¡Es tan injusto lo que le pasa!- , comenta.

– ¿Cree que vuelve a Chile?

– No pierdo nunca las esperanzas porque creo que se está cometiendo una ignominia muy grande. Porque una persona que salvó al país no merece estar en esas condiciones.

– ¿Cómo era su relación con él?

– Muy buena, de mucho afecto y cariño.

– ¿Diría que eran amigos?

– Mire, yo soy un hombre muy sencillo y nunca puedo arrogarme el decir que soy amigo de personas tan importantes como él.

– ¿Cree que le hizo un favor cuando lo nombró en la CNI?

– No sé si un favor. Pero demostró confianza en que no iba a cometer fechorías, sino que iba a ser un hombre que le iba arreglar los problemas en lugar de cometer fechorías.

– ¿Usted, que estuvo seis años al mando de la CNI, podría afirmar que nunca cometió fechorías?

– Creo que no cometió fechorías. Y le voy a decir más: hay más de 30 o 40 acusaciones en contra de mi general Pinochet y no hay ninguna que haya sido provocada por actuaciones de la CNI.

– ¿Por las de la DINA, entonces?

– …..Eso está en los procesos.
 


Murió general (R) Humberto Gordon. El ex director de la CNI falleció a raíz de un ataque cardíaco.

Fuente :elmostrador.cl, 15 de Junio de 2000

Categoría : Prensa

El general (R) Humberto Gordon murió esta tarde de un paro cardíaco, según confirmó a la agencia EFE el sobrino del senador vitalicio Augusto Pinochet, Gonzalo Towsend.  El ex jefe de la CNI enfrentaba procesos judiciales por el asesinato del líder sindical Tucapel Jiménez y de cuatro opositores al régimen militar tras el atentado a Pinochet, en 1986. Entre los muertos de esa jornada se encontraba el periodista José Carrasco.

Emol.com, 15 de Junio de 2000

¿Quién era el General (r) Humberto Gordon?

SANTIAGO.- El general Gordon integró la Junta Militar (cuerpo legislativo) durante el régimen del general Augusto Pinochet (1973-1990) y hace un año fue arrestado por su presunta responsabilidad en el asesinato del sindicalista Tucapel Jiménez, ocurrida el 25 de febrero de 1982. 

Gordon, ex jefe de la temida y desaparecida CNI (Central Nacional de Informaciones), donde fue designado en 1980, fue detenido hace un mes por su responsabilidad en el asesinato del periodista José Carrasco y de otros tres izquierdistas, secuestrados por un comando paramilitar el 8 de septiembre de 1986.  
Gordon se encontraba en libertad condicional, tras quedar recluido por orden de la justicia en el Hospital Militar, donde se encontraba su mujer víctima de un cáncer. 
Gordon era considerado un eficiente colaborador de Pinochet, cuyo desafuero parlamentario fue confirmado el 5 de junio por la Corte de Apelaciones de Santiago y hace una semana su defensa apeló del fallo ante la Corte Suprema, para evitar que enfrente 113 querellas criminales. 

El 10 de mayo, la jueza Dobra Lusic, de la Corte de Apelaciones de San Miguel, que investiga el asesinato de Carrasco y otros tres izquierdistas, ocurrido tras un fallido atentado contra Pinochet en 1986, ordenó el arresto de Gordon y de otros tres miembros de la CNI, entidad a la cual se atribuyeron los crímenes. 

La magistrada lo sometió a proceso y lo inculpó como autor de los delitos de homicidio y secuestro del periodista José Carrasco y de otros tres opositores del régimen militar. 

Carrasco, editor internacional de la revista izquierdista Análisis, fue secuestrado por un comando paramilitar la madrugada del 8 de septiembre de 1986, mientras Chile se hallaba bajo el toque de queda luego del atentado a Pinochet, el día anterior, donde murieron cinco miembros de su escolta. 

La acción fue realizada por un comando guerrillero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), que impulsaba "todas las formas de lucha" contra la dictadura. 

En una acción de represalia que reivindicó un desconocido "Comando 11 de Septiembre", también fueron secuestrados esa noche el publicista Abraham Musklabit, el dirigente obrero Eugenio Rivera y el estudiante Ignacio Vidaurrazaga. 

Los cadáveres ametrallados de los cuatro opositores aparecieron en diferentes puntos de Santiago. 

Otros nueve agentes de la CNI fueron detenidos a partir de diciembre pasado, cuando se reactivó la investigación que dirige la jueza de la Corte de San Miguel. 

"Los cuatro secuestros y homicidios fueron ejecutados como acción de venganza por el atentado" a Pinochet, señaló un informe de la jueza, al ordenar la detención de los primeros procesados.


Las Caras de Gordon. Muere el General de la Inteligencia

Fuente :El Mercurio, 18 de Junio de 2000

Categoría : Prensa

Convencido de la tarea restauradora del gobierno militar, Humberto Gordon Rubio transitó entre su cercanía con la DC en los '60, la dureza militar, su apertura política en los difíciles años '80 y la insistencia por convencer respecto de su inocencia en el asesinato de Tucapel Jiménez.

LA vida terminó por separarlos pero, al momento de partir, la muerte eligió el mismo día para los dos. Pocas vidas pueden haber sido más distanciadas que las del ex director de la Central Nacional de Informaciones (CNI), Humberto Gordon Rubio, y la de Haydeé Fuentes, viuda del ex presidente y asesinado líder de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), Tucapel Jiménez.

Por años ella reclamó por la participación que Gordon y sus agentes de la CNI habían tenido en el homicidio de su marido. Y él también, durante años, hizo lo posible por intentar convencer respecto de su inocencia en el caso.

"Me he educado para la guerra, no para matar, sino que para evitar que la gente se mate", señaló una vez Humberto Gordon, el hombre de temprana y pronunciada calvicie que fuera edecán militar de Frei padre, agregado militar en Brasil y jefe máximo de la disuelta CNI.

Amigos DC

A mediados de los '80 las críticas y protestas contra el gobierno militar se agudizaban.

Gordon – al frente de la CNI- participaba en las más altas reuniones de gobierno y en él Pinochet tenía depositada la confianza por los temas de seguridad e inteligencia.

Gracias a esa confianza, en octubre del '86, el entonces mayor general fue ascendido al grado de teniente general. Con dos pares con igual número de estrellas – los generales Julio Canessa y Santiago Sinclair- apenas uno más lo sobrepasaba en antigüedad al interior del Ejército: el capitán general, Augusto Pinochet.

Ese mismo mes, Gordon era designado nuevo integrante de la Junta Militar en reemplazo del general Canessa. Su llegada al máximo círculo gubernamental se concretó el último día del año '86.

El lunes 5 de enero del '87 Humberto Gordon pasaba a presidir la IV Comisión Legislativa en el edificio Diego Portales.

En su tarea jurídica, se hizo acompañar de varios expertos civiles: Maximiano Errázuriz, Cristián Larroulet, Herman Chadwick y Sara Navas, entre otros.

Pero sus palabras al interior del máximo órgano del régimen comenzaron a sorprender desde un principio. Por ejemplo, cuando señaló abiertamente que consideraba a Patricio Aylwin como "su amigo" y que estaba disponible para sentarse a conversar con distintas agrupaciones políticas.

La apertura política de Gordon quedaba plasmada, por ejemplo, en su asistencia a las reuniones de la Asociación de Corresponsales Extranjeros, los que recuerdan haber tenido en el general una de las mejores fuentes de información del gobierno militar.

Como ejemplo de su cercanía con distintos sectores, a fines del '87 la nueva dirigencia de la ANEF, encabezada entonces por Hernol Flores, se reunió con el integrante de la Junta Militar a fin de solicitarle inamovilidad para los funcionarios públicos para que así votaran libres de presiones políticas en el Plebiscito del '88.

El propio general iba más allá y se mostraba claramente partidario de un acto electoral sin estados de excepción.

En el plano político, mientras tanto, el general mantenía informales encuentros con destacados dirigentes de la DC: Máximo Pacheco, Enrique Krauss, Juan Hamilton, Carlos Figueroa y Eugenio Ortega, entre otros, fueron algunos de los personeros que en esos difíciles años conversaron con el integrante de la Junta Militar. Los políticos pertenecientes al "círculo hípico" – mundo del cual Gordon era un reconocido fanático- fueron sus contactos políticos más permanentes y duraderos.

Pero fue en la DC donde tuvo a sus mejores amigos. Una relación que se remontaba a los últimos años de la década del '60, cuando fue edecán militar de Frei padre y pudo compartir de cerca con la mayoría de los más conspicuos integrantes de la decé.

"Aun cuando don Eduardo está en el cielo, creo que desde allá me apoya, al igual que doña Maruja", señaló una vez procesado, al recordar a su ex jefe civil.

Pero sus encuentros políticos iban bastante más allá de la DC: Gordon se reunió con dirigentes de la Vicaría de la Solidaridad y hasta con representantes del Partido Comunista. La imagen era insospechada: un integrante de la Junta Militar sosteniendo encuentros con quienes se suponían sus más acérrimos oponentes.

Partidario de la propaganda política gratuita emitida en los canales de televisión con ocasión del Plebiscito, Gordon defendió decididamente esa postura y dejó en claro que tal disposición no vulneraba el interés de las estaciones televisivas. Igual se encargaba de argumentar anticipadamente su voto: "La opción Sí es progreso".

A fines del '88 Humberto Gordon se despedía de la Junta Militar. El general Santiago Sinclair pasaba a ocupar su puesto.

"Quiero irme en silencio", dijo entonces el renunciado general.

Llamada sacerdotal

Jamás logró el anonimato que tanto deseaba.

Pese a un bajo perfil que siempre intentó proteger, su franqueza y simpatía personal – de acuerdo a quienes lo conocieron- hizo que siempre fuera un entrevistado apetecido, pero escurridizo.

Quienes estuvieron con él recuerdan cómo el general se negaba a las fotos. "Le digo lo que pienso, pero sin que aparezca", se encargaba de advertir a los periodistas que llegaban a sentarse con él en conversaciones que siempre rondaban con la informalidad.

Su deseado anonimato fue apenas un deseo frustrado debido a su paso por los tribunales de justicia.

Tras ser procesado como "cómplice" del homicidio del dirigente sindical Tucapel Jiménez – ocurrido el 25 de febrero del '82- , el ex director de la CNI fue detenido el martes 14 de septiembre del año pasado en dependencias del Hospital Militar.

Humberto Gordon no fue a parar al recinto Hospital Militar por un capricho judicial o un privilegio especial para el ex mandamás de la ex CNI. Su mujer se encontraba gravemente enferma en ese recinto asistencial, por lo que el magistrado decidió que el mejor lugar de detención sería el centro médico de los militares.

El arresto del general causó estupor en el mundo castrense. No era una resolución cualquiera. Con Gordon detenido, era el tercer auto de procesamiento que afectaba a un ex integrante de la Junta Militar.

Su detención tuvo, eso sí, un significado especial como ex director de la afamada y temida oficina de inteligencia del Gobierno Militar.

Esa fue la primera sentencia judicial contra Gordon.

Hombre de profunda religiosidad, uno de los hechos que más lo conmovieron fue el sorpresivo llamado que recibió del arzobispo Francisco Javier Errázuriz. El prelado mantuvo una cálida conversación con el ex oficial. Incluso, el jefe de la Iglesia de Santiago le comentó que "tenía muy buenas referencias de su persona".

Esa cercanía con la Iglesia Católica no era reciente. De hecho, Gordon tuvo varios encuentros con el fallecido Cardenal Silva Henríquez. Alguna vez hasta comieron animadamente en la casa que el general tenía en Coihaique cuando era intendente de la XI Región.

Años después recordaría cómo el Cardenal lo había llamado una ocasión para que intercediera en favor de un estudiante del Blas Cañas que había sido detenido. Gordon ordenó la liberación del muchacho.

Hospital general

La supuesta condición de cómplice del general en el asesinato de Tucapel Jiménez se basó, según el juez Muñoz, en las acciones de seguimiento e inteligencia que la brigada laboral de la CNI había llevado a cabo sobre el dirigente Tucapel Jiménez.

La convicción judicial era que el ex director de la CNI no podía haber desconocido toda esa tarea de inteligencia que durante semanas se efectuó sobre la persona de Tucapel Jiménez.

Se acusaba a Gordon de no haber efectuado las investigaciones necesarias a fin de aclarar si agentes de la CNI habrían o no estado involucrados en el asesinato de Tucapel Jiménez.

Para el general, la pieza 630 del Hospital Militar se convirtió en su nueva morada. No importó que en su primer día de detención 80 generales en retiro lo hayan ido a visitar: la enfermedad de su esposa y un año más de la muerte de su único hijo varón en una trágica avalancha, contribuyeron para que su situación personal se hiciera especialmente dura.

Su detención sacudió al mundo militar. Las caras de los uniformados estaban claramente contrariadas en un mes especialmente significativo para ellos. Para colmo, la Parada Militar era en un par de días y uno de los ex más altos oficiales del Ejército aparecía comprometido en uno de los homicidios políticos más conmovedores de la historia chilena.

A través de su abogado, Fernando Uribe-Etxeverría, Gordon interpuso un recurso de amparo ante la Corte de Apelaciones.

Antes de que los tribunales vieran la apelación, el general recibió una amistosa misiva de Pinochet. En ella, el ex Jefe de Estado le manifestaba su solidaridad ante la determinación ordenada por el ministro en visita. La estrecha ligazón entre ambos hombres de armas se mantenía firme.

El martes 21 de septiembre, la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones resolvió cambiar la calidad de "cómplice" del homicidio de Tucapel Jiménez por el de "encubridor". Aún quedaba procesado y detenido, pero su presunta responsabilidad penal disminuía.

La resolución fue literalmente un seudo regalo de cumpleaños para el ex jefe de la CNI. 72 años cumplía un Gordon que era celebrado por sus ex compañeros del Ejército y familiares al interior del Hospital Militar. Ese mismo día recibió una segunda carta manuscrita de apoyo por parte del general Pinochet. Incluso, hasta Marco Antonio Pinochet llegó al recinto a saludarlo. Ahí le expresó el afecto de toda su familia y le regaló una elegante corbata azul marino.

La escena de alegría momentánea de Gordon sólo era vulnerada por la grave enfermedad de su esposa y por las sentidas palabras de su nieta Camila que se encargó de recitarle un poema.

La despedida

Un golpe durísimo para Humberto Gordon fue la decisión tomada por la Sala Penal de la Corte Suprema, que, el jueves 23 de septiembre del año pasado, revocó la determinación de la Corte de Apelaciones y mantuvo la calidad de "cómplice" y no de "encubridor" del general en retiro.

Pero el nuevo milenio le deparaba más amarguras.

A mediados de mayo la ministra en visita Dobra Lusic decidió procesarlo como presunto autor del delito de secuestro y homicidio de cuatro militantes de izquierda, asesinatos ocurridos a comienzos de septiembre de 1986, poco después del atentado que sufriera la comitiva del general Pinochet en el Cajón del Maipo.

Quizás ese fallido magnicidio fue una de las cuestiones que más amargaron a Gordon. Se suponía que él era el responsable de conseguir los antecedentes de inteligencia que permitieran haber advertido con la debida antelación el atentado planeado por los rodriguistas.

Siempre la consideró como la peor de sus fallas en el trabajo de inteligencia en el cual ciegamente confiaba su amigo y superior Augusto Pinochet.

Abrumado por una nueva sentencia judicial, Gordon siempre pensó que sus acciones habían ayudado a aclarar crímenes y no a encubrirlos.

Por eso permanentemente se enorgulleció de haber denunciado las acciones de uno de sus agentes de la CNI en el afamado asalto y homicidio en Calama, hecho que posteriormente llevaría al fusilamiento del agente.

Además, sus investigaciones contra el llamado "Comando de Vengadores de Mártires" (Covema) y especialmente su preocupación por lo sucedido con los tres profesionales comunistas degollados, siempre fueron las puntas de lanza en la defensa esgrimida por Gordon.

Por eso que el general, en uno de sus últimos intentos por salvar su inocencia, habría señalado al ministro Muñoz que un "informante" se acercó a él para entregarle una lista con los agentes que efectivamente habrían participado en el asesinato. Incluso, hasta una fotografía con el autor material del homicidio habría sido incluída en el documento entregado por el jefe de la CNI.

La muerte el jueves en la tarde encontró a Humberto Gordon intentando convencer respecto de su inocencia en los dos procesos que se le seguían.

Y de alguna manera su participación en el homicidio de Tucapel Jiménez quedó liberada cuando el viernes el juez de la causa decidió liberar de responsabilidad a varios agentes de la ex CNI involucrados en el caso para así concentrarse en la participación que en el asesinato le habría correspondido a la DINE.

Una postura que será confirmada cuando el abogado del fallecido general haga entrega, el próximo martes, de una serie de documentos que le habría dejado Gordon y en los cuales se confirmaría su inocencia y la de su gente de la CNI.

El viernes, Pinochet estuvo durante 15 minutos junto al féretro de su viejo compañero de armas. Fue el último encuentro de dos de los más poderosos hombres del gobierno militar.

Palabra de Gordon

A continuación, algunas de las frases del fallecido general:

"No sé si fue un favor el nombrarme a cargo de la CNI, pero demostró confianza en que no iba a cometer fecho-rías, sino que iba a ser un hombre que le iba a arreglar los problemas en lugar de cometer fechorías".

"Nuestra gente debe mostrar su identificación, como yo mismo se lo he advertido. Ser de la CNI es un trabajo importante y limpio, del cual nadie debe aprovecharse".

"Lo importante es que nunca se abuse del poder".

"Creo que el hombre tiende al bien y que al fin es más fácil ser bueno que malo".

"No se olvide que fue un combate, una guerra y si algunos de esos muertos están desaparecidos creo que es porque alguna de nuestra gente, dentro de lo sana que era, sintió temor de haber muerto a alguien y, como para librarse, los enterraron y nunca dijeron nada".

"Lo de Tucapel Jiménez fue un crimen horrible. Por lógica, su muerte a quien menos convenía en ese momento era al gobierno. Tengo fe en la justicia y espero que se encuentre una solución al caso, pero yo me declaro total y absolutamente inocente de la muerte de don Tucapel".

"Yo no estaría feliz de la desgracia de ninguna persona, aunque fuera el más pintado de mis enemigos".

"No creo que la CNI haya cometido fechorías. Y le voy a decir más: hay más de 30 ó 40 acusaciones en contra de mi general Pinochet y no hay ninguna que haya sido provocada por actuaciones de la CNI".

"Para mí la guerra dura hasta hoy día. ¿O no ve que están contra nosotros a full, que hay odio contra los militares?".

"En 1972 don Patricio Aylwin me preguntó: comandante, ¿cuándo es el pronunciamiento o golpe militar? Le dije que tuviera paciencia porque había que organizar a cuatro instituciones distintas".

"El problema de la Concertación es que lo único que la une es el odio por mi general Pinochet hasta el punto que, si él no existiera, pienso que lo inventarían".


Infarto: Sorpresiva Muerte de Humberto Gordon

Fuente :El Mercurio, 16 de Junio de 2000

Categoría : Prensa

Fue integrante de la Junta de Gobierno y director de la CNI. 
Ayer falleció en su domicilio de un infarto cardíaco el general (r) Humberto Gordon Rubio, quien fue integrante de la Junta de Gobierno y director de la Central Nacional de Informaciones.

Gordon nació el 21 de septiembre de 1927. Egresó de la Escuela Militar en 1943 e integró varios regimientos de montaña.

En 1968 asumió como director de Instrucción del Ejército y al año siguiente fue designado edecán del Presidente Eduardo Frei Montalva, cargo en el que estuvo en la transmisión presidencial de 1970.

Ese mismo año, siendo oficial del Estado Mayor General del Ejército fue nombrado ayudante de la Dirección de Inteligencia. En 1980 fue designado director de la Central Nacional de Informaciones (CNI), cargo que ocupó durante seis años y de la que fue su segundo director.

En su calidad de director de la CNI Gordon debió encabezar un organismo de inteligencia con funciones distintas a la Dina, enfocándose principalmente a las situaciones de efervescencia social que enfrentó el régimen militar en los años ochenta, como las protestas.

En la Junta de Gobierno Gordon permaneció entre el 31 de diciembre de 1986 y el 7 de noviembre de 1988.

Actualmente Gordon estaba inculpado en el homicido del dirigente sindical Tucapel Jiménez, ocurrido en 1982, como presunto cómplice.

En tal calidad estuvo dos meses detenido en el Hospital Militar, luego de lo cual obtuvo su libertad bajo fianza. Tras ello declaró que el asesinato de Jiménez "fue un crimen terrible".

Hace un mes – el 10 de mayo pasado- Gordon y otros tres uniformados fueron procesados por el homicidio de cuatro opositores del gobierno militar, en 1986, horas después del atentado a la comitiva del entonces Presidente Augusto Pinochet.


Caso T. Jiménez: Procesan y Detienen al Gral. (r) Gordon

Fuente :El Mercurio, 15 de Septiembre de 1999

Categoría : Prensa

 

Al ex director de la CNI y ex miembro de la Junta Militar se le sindica como cómplice en crimen de líder laboral. Quedó internado en el Hospital Militar.
Procesado como presunto cómplice del homicidio del líder sindical Tucapel Jiménez y detenido en el Hospital Militar quedó ayer el general en retiro Humberto Gordon Rubio, ex director de la Central Nacional de Informaciones, CNI, y miembro de la Junta de Gobierno entre los años 1986 y 1988.

Con esta resolución, el ministro en visita Sergio Muñoz ratificó la vigencia, según su parecer, de la tesis judicial que vincula a la CNI a actividades de vigilancia del presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (Anef), actos previos al crimen registrado en febrero de 1982.

Humberto Gordon compareció ayer ante el ministro Muñoz en el edificio de las Fuerzas Armadas. El magistrado también interrogó a los generales en retiro Hernán Ramírez Rurange, ex juez militar, y Humberto Leiva, también ex director de la CNI.

El ministro en visita mantuvo ayer silencio absoluto hacia la prensa e incluso solicitó a los abogados de la causa que tampoco dieran a conocer información alguna a los periodistas.

Sin embargo, fuentes calificadas confirmaron la dictación del auto de procesamiento del oficial en retiro. Asimismo, corroboraron que Gordon fue enviado en calidad de detenido al Hospital Militar, recinto donde permanece internada su esposa que se encuentra gravemente enferma.

Se señaló que el ministro en visita consideró esa situación para fijar su lugar de reclusión.

Trascendió que el general Gordon se manifestó desconcertado con la resolución judicial que lo vincula al crimen del dirigente sindical. Este año el alto oficial había afirmado que estaba dispuesto a declarar en los procesos judiciales sobre derechos humanos. Pero al comentar los procesamientos de militares por el caso de la comitiva que encabezó el general (r) Sergio Arellano Stark sostuvo que aquí "anda el ladrón detrás del juez".

La resolución del ministro Muñoz se convierte en el tercer auto de procesamiento de un integrante de la Junta de Gobierno. En agosto de 1986 lo había hecho el ministro en visita Carlos Cerda Fernández, que investigaba la desaparición de militantes comunistas. En esa ocasión, estimó que existían presunciones fundadas que vinculaban en los hechos al general en retiro Gustavo Leigh, que conformó el equipo de Gobierno que tomó el control del país el 11 de septiembre de 1973.

En 1992, el ministro en visita que investigaba el homicidio de tres profesionales comunistas, Milton Juica, procesó como presunto encubridor de los hechos al fallecido general César Mendoza Durán, quien integró también la primera junta que siguió a la intervención militar.

Tanto en este caso como en el procesamiento del general Leigh, los tribunales superiores anularon lo realizado por los magistrados de primera instancia y dejaron sin cargos penales a los altos oficiales.

Gordon Rubio ejercía la dirección de la CNI en 1982 cuando se registró el crimen. En esa calidad ya había declarado en el proceso en ocasiones anteriores ante el ministro en visita Sergio Valenzuela Patiño, quien tuvo a su cargo la investigación por 17 años. Sin embargo, ese magistrado nunca lo sometió a proceso y dejó el caso en abril de este año por decisión de la Corte Suprema.

La llegada de Sergio Muñoz a la causa coincidió con la decisión de la Corte de Apelaciones de Santiago de procesar a doce ex agentes como autores, cómplices y encubridores del crimen, lo que se sumó al encausamiento vigente del ex agente Carlos Herrera Jiménez, como supuesto autor.

Se impuso entonces judicialmente la tesis de que el homicidio fue consecuencia de una presunta conspiración en la que se vincula a personal de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), de la CNI y a sindicalistas afines a un grupo nacionalista.

Dentro de los encausados figuró el general en retiro Ramsés Alvarez Sgolia, ex director de la DINE.

La supuesta condición de cómplice de Gordon se basa en la presunta intervención que la Brigada Laboral de la CNI habría tenido en las acciones previas al asesinato. Concretamente se acusa a ese organismo de vigilar a Jiménez y de tener un control de sus actividades como paso previo para la ejecución de un supuesto "Plan Delta", destinado a la eliminación de dirigentes sindicales opositores al Gobierno Militar.

También en calidad de supuestos cómplices, la Corte de Apelaciones de Santiago había procesado a Raúl Lillo Gutiérrez, Nelson Hernández Franco y Jorge Ramírez Romero, ex miembros de la Brigada Laboral de la CNI.

El ministro Muñoz ha dictado seis nuevos procesamientos: el del cabo de carabineros en retiro Luis Rolando Pino, como presunto autor y como supuestos cómplices los del ex jefe de la Brigada Laboral de la CNI, capitán de Carabineros en retiro Miguel Hernández; el del ex "junior" de la Anef Julio Olivares Silva; y el del suboficial de carabineros (r) Héctor Lira.


Ministra Lusic: Procesan a Gordon por Cuatro Homicidios

Fuente :El Mercurio, 11 de Mayo de 2000

Categoría : Prensa

 

Magistrada encausó a otros 3 ex uniformados por estos crímenes cometidos tras el atentado contra el general Pinochet.
El ex miembro de la Junta de Gobierno y ex director de la CNI general (r) Humberto Gordon Rubio y otros tres ex uniformados fueron procesados por el homicidio de cuatro personas, en 1986, horas después del atentado a la comitiva presidencial.

La ministra en visita Dobra Lusic encausó a Gordon como presunto autor de secuestro y homicidio del editor de la revista "Análisis" José Carrasco Tapia; del técnico electrónico Felipe Rivera Gajardo; del profesor Gastón Vidaurrázaga Manríquez, y del gerente de ventas de editorial Cono Sur, Abraham Muskatblit Eidelstein, todos miembros de colectividades de izquierda. Lo ocurrido con estas cuatro personas se explica en nota de la página C 9.

Los otros procesados son el capitán de Ejército (r) Luis Arturo Sanhueza Ros, el ex agente Antonio Barra y el carabinero (r) Juan Pastenes, todos ex miembros de la Unidad Antiterrorista (UAT), supuestamente responsable de los asesinatos.

De acuerdo con la investigación de la magistrada de la Corte de Apelaciones de San Miguel, luego del atentado contra la comitiva del general Augusto Pinochet, que significó la muerte de cinco de sus escoltas, se habría planificado la eliminación de opositores en venganza por el ataque del Frente Manuel Rodríguez.

Bajo la vigencia del estado de sitio fueron encontrados los cuatro cadáveres en diferentes puntos de Santiago el 8 de septiembre de 1986.

Con este procesamiento el ex director de la CNI enfrenta su segunda causa criminal, puesto que en el caso del asesinato del líder sindical Tucapel Jiménez está inculpado como presunto cómplice.

El general (r) Gordon se encuentra internado en el Hospital Militar, debido a problemas de presión.


Caso Tucapel Jiménez: Ex jefe de la DINE culpa a Gordon

Fuente :El Mercurio, 10 de Abril de 2002

Categoría : Prensa

Duras acusaciones contra el ex director de la CNI, ya fallecido.
El general Humberto Gordon Rubio, fallecido el 15 de junio de 2000, recibió ayer duras acusaciones del general retirado Ramsés Álvarez Sgolia, que lo involucró directamente como autor del crimen del líder sindical Tucapel Jiménez, registrado en febrero de 1982.

Álvarez es hoy el principal acusado de ser autor del asesinato, en su condición de ex jefe máximo de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE). El inculpado enfrenta la posibilidad de una dura condena y tiene en el período probatorio del caso una de las últimas posibilidades de desvirtuar la acusación.

El probatorio es la etapa en que por primera vez los inculpados enfrentan una audiencia pública, lo más cercano que hay en el proceso penal a un juicio contradictorio.

En la audiencia de ayer, prestaron testimonio Álvarez, el brigadier en retiro Roberto Schmied, ex jefe metropolitano de la Central Nacional de Informaciones y acusado como presunto cómplice; el ex subjefe metropolitano de la CNI Sergio Canals, que no está acusado; el ex agente de la CNI Raúl Lillo, que tampoco enfrenta cargos; además del ex empleado civil del Ejército Patricio Muñoz Bemner y su hija Nora, que declararon como testigos en favor de Álvarez.

Luego de contestar las preguntas, el general Álvarez dio ante los presentes su testimonio final:

"Yo, señores, no he ordenado la muerte de nadie ni del señor Jiménez ni de ninguna otra persona. Eso quiero que por favor lo tengan claro, porque creo que eso andan buscando. Yo no he ordenado eso. Yo pienso por los hechos, por las circunstancias como se han dado, por personas que llegaron destinados a la DINE dos meses antes de que fuera ejecutado el señor Jiménez, que esto viene de la CNI, más que como institución, del director de la CNI a estas personas", recalcó.

Añadió Álvarez: "El asesinato de Alegría y los testigos que han declarado contra mí son todos CNI con un pasado tenebroso, yo he llegado a la conclusión de que esto proviene de la CNI y más que de la institución CNI, de su director".

La tesis planteada por Álvarez busca desmentir que la DINE ejecutó institucionalmente el homicidio. Plantea que había una suerte de mando paralelo desde la CNI, cuyos agentes fueron en 1983 responsables del crimen del carpintero Juan Alegría, destinado a encubrir el asesinato del sindicalista.

Otro elemento que presentó a su favor Álvarez fue la declaración de Patricio y Nora Muñoz, que dijeron que en febrero de 1982 el general estuvo en Pichidangui, de vacaciones. En la audiencia quedó establecido que el centro de veraneo en el que habría estado era la Hostería Kon-Tiki, de Pichidangui, de propiedad del Ejército.

También declaró ayer el ex miembro de la CNI Raúl Lillo, que dijo no recordar haber intentado grabar una reunión en la que intervino Tucapel Jiménez, cuestión que había admitido en el sumario. Se excusó señalando que tiene problemas de memoria, y que está con depresión.