Ríos Dalenz Jorge


Museo de la Memoria

Museo de la Memoria

Fecha Detención : 13-09-1973
Lugar Detención : Santiago

Fecha Asesinato : 14-09-1973
Lugar Asesinato : Santiago


Edad : 32

Actividad Política : Desconocida
Actividad : Odontólogo

Estado Civil e Hijos : Casado
Nacionalidad : Boliviano


Relatos de Los Hechos

Fuente :(Corporacion)

Categoría : Antecedentes del Caso

RÍOS DALENZ, JORGE: 32 años, boliviano, casado, odontólogo, ejecutado el 14 de septiembre de 1973 en Santiago.

Jorge Ríos Dalenz, militante de un partido de izquierda boliviano, murió ese día a las 21:00 horas en la vía pública, por múltiples heridas de bala, cráneo encefálica, cervical, torácicas, abdominal y de extremidades con salida de proyectiles, según indica el Certificado Médico de Defunción del Instituto Médico Legal.

De acuerdo con lo declarado por testigos, Jorge Ríos, estudiante de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), llegó al país en 1971, luego de un golpe militar ocurrido en Bolivia. El 13 de septiembre de 1973, fue detenido en presencia de su cónyuge por una patrulla militar en su domicilio de la comuna de Providencia. Luego de una infructuosa búsqueda emprendida por su cónyuge, su cuerpo fue encontrado en el Instituto Médico Legal el 18 de septiembre de 1973. La familia constató que presentaba huellas de haber sido torturado.

Considerando los antecedentes reunidos y la investigación realizada, el Consejo Superior de esta Corporación llegó a la convicción de que Jorge Ríos Dalenz fue detenido y ejecutado por agentes del Estado al margen de proceso legal. En tal virtud, lo declaró víctima de violación de derechos humanos.
 


Categoría : Antecedentes del Caso

Un cochabambino en manos de Pinochet.
Lucha, pasión y muerte de Jorge Ríos Dalenz.

por Wilson García Mérida

El 11 de septiembre de 1973 las nubes se tiñeron de sangre, el cielo se cubrió con un manto de terror y una furia desatada por fuerzas desprovistas de toda razón hizo llover muerte sobre las calles de Santiago.
El corto verano democrático-socialista que atraía las entusiastas miradas de un mundo desengañado por el totalitarismo soviético, se interrumpió violentamente ante la tormenta fascista más devastadora que se recuerda en la historia latinoamericana.

A diferencia del golpe de Banzer en Bolivia dos años antes, suscitado por una crisis de legitimidad que la desorientada Asamblea del Pueblo no pudo superar, el putsch de Pinochet buscaba aplastar un sistema democrático formal –con sus variantes electorales y parlamentarias– que se profundizaba bajo la conducción del presidente Salvador Allende hacia un modelo socialista sin romper los marcos constitucionales. El golpe de Pinochet fue inversamente proporcional a la magnitud del proyecto democrático y constitucional que se gestaba bajo el gobierno popular de Allende.

"El toque de queda comenzaba a las cinco de la tarde y terminaba a las diez de la mañana del día siguiente" –recuerda doña María Rosario Galindo de Ríos–. "El fluído eléctrico solía interrumpirse y habían noches en que los habitantes de Santiago quedábamos inmovilizados en nuestras casas, totalmente a oscuras".

Rosario Galindo era la esposa de Jorge Ríos Dalenz, uno de los líderes y fundadores más esclarecidos del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), quien había huído de la dictadura de Banzer tras el golpe de 1971 para buscar refugio, desterrado, en el Chile democrático de Allende. Los esposos Ríos Galindo llegaron a Santiago en octubre del 71 con sus hijos de ocho y nueve años.

Primera víctima de la operación Condor.
No habían transcurrido ni 24 horas del sangriendo golpe encabezado por Pinochet aquel 11 de septiembre, cuando, a las 10 de la mañana del día 12, decenas de soldados chilenos irrumpieron en el edificio donde Ríos Dalenz vivía con su familia.
Recuerda la esposa:

"Vimos llegar las patrullas por la calle Seminario. Vivíamos en el sexto piso de un edificio ubicado en esa zona. Jorge pensó que semejante despliegue militar tenía el fin de detener a personas que estaban directamente relacionadas con el gobierno de Allende, algunos de ellos eran nuestros vecinos. Ni se imaginó que el objetivo era nadie más que él".

Juan Mario Ríos Galindo era un niño de ocho años cuando vio por última vez a su padre en manos del ejército chileno:

"Mi hermano Jorge Eduardo y yo jugábamos fulbito en el pasillo de nuestro departamento cuando vimos llegar a los soldados. Subieron al piso y gritaban el nombre de mi padre buscándolo. Un militar me preguntó si yo sabía dónde estaban las armas que supuestamente mi papá escondía en la casa… Ese día nos visitaba Susy Requena, quien nos ocultó en nuestro dormitorio y nos leía un cuento mientras detenían a mi padre. Lo bajaron y lo pusieron en un jeep sin capot, yo lo miraba sentado desde una ventana y me hizo un gesto diciéndome chau con las manos. Fue la última vez que lo vi".

Juan Mario está convencido que la detención y el posterior asesinato de su padre fue resultado de una acción articulada entre las dictaduras de Banzer y Pinochet.

"Mi padre no hacía gran actividad militante en Chile. Estaba más dedicado a mantenernos y estudiar Ciencias Políticas en la FLACSO. Pero en Bolivia estaba fichado en una lista negra como fundador del MIR. Lo curioso es que dos días después de su detención, nuestro departamento fue allanado nuevamente por policías chilenos que buscaban a mi padre junto a otros dirigentes izquierdistas que vivían en el mismo edificio…".

Eso muestra que habrían dos niveles de inteligencia en la represión, uno externo y otro interno. El primero correspondía a lo que se conocería luego como la "Operación Cóndor" (un pacto de dictadores para aniquilar el "extremismo internacional"), cuya primera víctima fue este cochabambino asesinado en Chile.

"No nos permitieron repatriar sus restos"
Juan Mario Ríos Galindo:
"Cuando fuimos mi madre, mi hermano y yo a buscar a mi papá en el estadio de Santiago; nos confundimos con una multitud que intentaba ver a sus familiares presos. No nos dejaban entrar. Todo el estadio estaba cercado por un regimiento militar y miles de policías. Dentro estaban los prisioneros de Pinochet. Parecía que allí había un gran partido de fútbol. La gente rebalsaba. No pudimos dar con él…

Muchísimos años después conversé largamente con un arquitecto boliviano, de apellido Cardozo creo, quien vendía salteñas en Santiago y fue detenido bajo sospecha de colaborar con la izquierda. Fue llevado a un coliseo como el de la Coronilla, no al estadio, y allí se encontró con mi padre al atardecer del 13 de septiembre. Estuvieron sentados juntos en las graderías y luego los separaron. A las dos de la mañana del 14 de septiembre, el arquitecto, con otros presos, fue obligado a permanecer boca abajo en las puertas de un camarín y llegó a ver a mi padre que era conducido hacia ese sótano. Poco después, un prisionero chileno se acercó al arquitecto y le reveló que su amigo boliviano, mi padre, estaba muerto. Es la única versión que tenemos acerca de las últimas horas con vida de mi padre. Creemos, en base a ese testimonio, que murió el 14 de septiembre de 1973, dos días después de su detención".

Rosario Galindo de Ríos:

"Era domingo, unos cuatro días después de la desaparición de mi esposo. Mis hijos y yo fuimos invitados a almorzar por un familiar y convenimos vernos con él en un parque próximo a nuestro departamento. Cuando nos disponíamos a salir vino Carmen Pereira trayéndonos la noticia. Tonchi Marincovic le había comunicado que un médico chileno, amigo suyo, vio el cadáver de Jorge en el Instituto Médico Legal. Me apresuré en dejar a mis hijos con una amiga y fui presurosa a la morgue. Estaba a punto de desvanecerme.

En el Instituto Médico Legal habían miles de cadáveres amontonados en varias habitaciones. Miles. Habían jóvenes, ancianos, mujeres. Hallé a mi esposo entre ese montón de muertos con la cara amoratada, aunque era reconocible. Tenía la misma ropa del día en que se lo llevaron, una camisa blanca toda teñida de sangre. Tenía una clavícula fracturada y las rodilleras del pantalón desgarradas, con las rodillas descubiertas.

Doña Neiza Landívar de Arze, la suegra de Toño Araníbar, me ayudó en los trámites para recuperar el cuerpo de Jorge. Lo cremamos para facilitar su repatriación y tenía sus cenizas guardadas en una latita todo el tiempo en mis manos.

Esos días el gobierno del general Banzer mandó una ayuda de víveres a Pinochet en un avión que llegó de La Paz. Algunos amigos presionaron para que mis hijos y yo pudiésemos retornar a Bolivia en ese avión. Nos prohibieron traer cartas o encomiendas. Subimos casi sin equipaje. En el aeropuerto, un militar de apellido Quiroga Terán impidió que suba al avión las cenizas de mi esposo, me decía que por órdenes superiores. Un tío mío, Don Alfredo Galindo Quiroga, se encargó algún tiempo después de hacer llegar los restos a Cochabamba…".

¿AVENIDA JORGE RIOS DALENZ?
El 7 de septiembre de 1983, la Municipalidad de Cochabamba encabezada por el alcalde Hugo Montero Mur denominó una apacible avenida en el norte de la ciudad con el nombre del martir mirista que murió asesinado por el régimen de Pinochet. La avenida Jorge Ríos Dalenz era una prolongación de la avenida Santa Cruz. Asistieron a su inauguración (en la foto) amigos, familiares y correligionarios de Ríos Dalenz y ese acto parecía ser el tributo más justo a este gran cochabambino. Sin embargo la denominación quedó sin efecto de un día a otro. A ningún mirista ni emebelista se le ocurrió ratificarla a través de una respectiva Ordenanza Municipal.

Su única arma era la honestidad.
Jorge Ríos Dalenz tenía un carisma innato. Quienes lo conocieron coinciden en describir a un joven con gran fortaleza física y moral. Sus actividades abarcan escenarios donde derrochaba energía a caudales y creaba ámbitos agradables y positivos.
Nació en Cochabamba el 25 de julio de 1941, estudió en el Colegio La Salle donde se destacó como un gran deportista, era un campeón del basketbol. Estudió Odontología en la Universidad de San Simón, y aunque egresó con las mejores notas la pasión política y los ideales del cambio social lo atraparon como a miles de jóvenes de su generación.

Don Mario Mercado Rocabado fue uno de sus mejores amigos:

"Fui mayor que él con un par de años y lo conocí cuando hacía sus primeros cursos de Odontología, yo formaba parte del FRUC, el frente universitario de los jóvenes demócrata-cristianos cuya guia era entonces el padre Lorenzo Pérez".

Junto con Antonio Araníbar, Alfonso Ferrufino, Alfonso Camacho y otros universitarios católicos, Ríos Dalenz convirtió al FRUC en una punta de lanza de jóvenes que se rebelaron contra sus dirigentes del Partido Demócrata Cristiano y formaron el PDC-Revolucionario.

En 1969 Ríos Dalenz fue presidente de la Confederación Universitaria Boliviana (CUB) y desde esa palestra fue el artífice, junto con Araníbar, para articular lo que sería pronto el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR).

"Creo que el auténtico líder que tuvo el MIR fue Jorge Ríos Dalenz, era él quien estaba destinado a ser el jefe nato de ese partido y creo sinceramente que lo habría hecho mejor que Jaime Paz", opina el doctor Fernando Peña, un condiscípulo lasallista de Ríos y compañero de equipo en las lides del basket.

Según Mario Mercado, fue Ríos Dalenz quien invitó a Jaime Paz a integrarse al MIR. "Hay un grupo interesante de marxistas independientes, encabezados por un ex seminarista, que desean sumarse al proyecto, me informó una vez Jorge. Yo no estuve de acuerdo con ese ingreso. Jaime Paz me daba mala espina", revela Mercado.

A pesar de su pasión por la política, Ríos Dalenz jamás perdió el sentido del humor. "Era un gran cuequero" –recuerda su esposa– "Todas las chicas se morían por bailar con él".

"Cuando llegó Pelé con el Santos para jugar contra Strongest, mi padre movió cielo y tierra, convenciendo a Jorge Gumucio para que mi hermano y yo entremos a la cancha como mascotas del 31 de Octubre, que jugaba en preliminar, y de ese modo pudimos ver, saludar y tocar al Rey Pelé. Esas alegrías solía darnos Jorge Ríos Dalenz, nuestro padre".

Testimonos de una calidad humana
Fernando Peña:
"Fuimos amigos desde el colegio, somos bachilleres del 59, y compartimos tiempos que jamás olvidaré especialmente en memorables jornadas de basket.

Jorge Ríos Dalenz era una persona que reunía los más nobles atributos humanos y era muy inteligente. Fue el abanderado del colegio junto con otros destacados lasallistas de nuestra generación como lo fueron Ricardo Mitre, un médico que actualmente radica en Pitsburg, y el ingeniero Gonzalo Claure, uno de los mayores expertos agrónomos del país en materia de tubérculos.

Tenía un gran sentido del humor. Poseía tal talento que imitaba espectacularmente a los Glober Troters, esos negros que maravillaban con el balón de basket. Hacía las delicias de las chicas que iban a vernos jugar en el colegio. Fuera de la cancha y de las lides políticas, bailaba rock and roll y cueca como nadie".

Mario Mercado Rocabado:

"Era un dirigente nato y un gran polemista. Le gustaba empaparse del pensamiento político moderno y ello le llevó a buscar una opción política de trabajo por los pobres en base a la fe cristiana y los instrumentos que brindaba el marxismo científico.

Como dirigente universitario se destacó porque sus gestiones trascendían la politización y fortalecían los aspectos académicos.

Cuando llegó a La Paz como dirigente de la CUB y comenzó a gestar la fundación del MIR, se enfrentó contra periodistas consevadores como Daniel Alvéstegui, quien criticaba a Jorge de promover el comunismo entre la juventud. Los enemigos de las ideas que Jorge postulaba invocaban la participación del ejército para restituir los principios de 'Dios, Patria y Hogar'. Y esos principios se convirtieron en golpes de estado y en regímenes como los de Pinochet que terminaron con la vida de Jorge.

Guiido Ovando:

Jorge Ríos Dalenz era la estrella del Club Andino, el equipo de basket con el que fuimos campeones varias veces. Hacíamos un gran equipo con Fernando Peña, Jorge Torrico, Oscar Avila y Chino Navarro, quien murió en Teoponte. Nuestro grupo se movía bajo la tutela de don Yesir Aramburo, todavía en las épocas de una gran rivalidad entre el Andino y el Club Salamanca.

El era un auténtico líder. Cierta noche, cuando perdimos un partido en la cancha municipal, salimos terriblemente iracundos y se nos ocurrió romper un cartel en la calle y la policía nos sorprendió. Lo primero que hicieron los guardias fue inmovilizar a Jorge, debido a su estatura.

Era una persona que se desenvolvía con soltura y suavidad en cualquier ambiente. Tenía un carisma muy especial".

Remo di Natale:

"Era un muchacho dinámico, inquieto, muy creativo. Lo conocí durante una reunión del Partido Demócrata en Potosí, donde la fracción a la que él pertenecía junto con Adalberto Kuajara y Antonio Araníbar cuestionaba nuestra línea.

Estos jóvenes estaban muy influídos por la experiencia guerrillera del Che Guevara y fueron muy duras las polémicos que entablamos con ellos en el PDC.

Su muerte fue uno de los grandes crímenes cometidos por la dictaduram tanto más excecrable contra un líder joven lleno de ilusiones.

Jorge Ríos Dalenz fue asesinado en un país que no era el suyo. Mal puede entonces el ex dictador Pinochet plantear el tema de la extraterritorialidad en el juicio que le espera, si su gobierno mató en su país gente extranjera sin ningún derecho a defensa, como fue el caso de Ríos Dalenz.

Este artículo fue publicado en "Los Tiempos" de Cochabamba, Bolivia en noviembre de 1998. Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor en Madrid a 31 de diciembre de 1998.
 


Recordando a Jorge Rios Dalenz

Fuente :Recibido por memoriaviva 2012

Categoría : Testimonio

Entrè a militar en el MIR boliviano desde su nacimiento y por eso tuve una larga experiencia de colaboraciòn estricta con su direcciòn cuyo miembro màs destacado era Jorge Rìos Dalenz.
En un libro que escribì y que relata mis experiencias en Bolivia i Chile en los años 1970/73 tambien hablo de como lo encontrè el 21 de agosto 1971, dia del sangriento golpe militar encabezado por el coronel Hugo Banzer Suarez.

Cuando el golpe se produjo se estaba gestando el nacimiento del MIR boliviano que naciò de hecho en Santiago de Chile con la participaciòn de varias fuerzas de izquierda (Democracia Cristiana Revolucionaria, Espartaco (Renè Zavaleta Mercado, Pablo Ramos) y marxistas independientes, entre ellos Jaime Paz Zamora.

En las semanas despues del golpe banzerista la mayoría de los militantes logrò, cadauno arreglándosela por su cuenta, refugiarse en Chile y allí se estudió como organizarse para enfrentarse con una situación radicalmente nueva. El dirigente principal, cuya autoridad nadie discutía, era Jorge (“Chichi”) Rìos Dalenz con a lado Los hermanos Aranibar “Tonio” y “Pirulo”. Poco despues llegaron Jaime Paz Zamora y su esposa Carmen Pereira (“Elvira”) con sus hijos Jaime i Rodrigo. “ Chichi”, Ricardo Navarro y yo estuvimos unos dias huespedes en la casa de Tonchi Marincovich en la plaza Bunes antes de encontrar donde alojarnos de manera independiente. Jorge Rìos alquilò un departamento en la calle Seminario y allì vivìa con su esposa
Charito y sus dos hijos. Jaime Paz alquilò una casa en Macul. Yo me instalè en Vicuña Makenna 52.

Hubo una parentesis de corta duraciòn en la que pareciò que unas fuerzas de izquierda bolivianas pudieran juntarse en el que llamaron Frente Revolucionario Antimperialista. Estuvieron discutiendo como viabilizar ese projecto Antonio Peredo, , Filemon Escobar y el mismo Chichi Rìos. Yo estaba a cargo del servicio de seguridad y me acuerdo que en un par de reuniones tambien estuvo Regis Debray, quien estaba alojado en las Torres de Tajamar en Santiago, ofreciendo ayuda economica.

Las diferencias ideologicas eran demasiado grandes, el proyecto fracasò y Debray retirò su frecimiento pues habìa puesto la condiciòn de que solo habrìa ayudado a la izquierda unida.
El MIR boliviano decidiò tener una Direcciòn Nacional Clandestina en La Paz, y de ella se hizo cargo Jaime Paz que desde siempre contaba con amistades entre los jovenes oficiales del ejercito, y Jorge Rìos, cuya presencia en Bolivia de ninguna manera habrìa podido pasar desapercibida, se hizo cargo de la direcciòn politica y de apoyo operativo en Santiago. Se estableciò que unos militantes miristas (yo entre ellos) trabajaran con una celula del MNR Tupamaros aprendiendo tecnicas de falsificaciòn de documentos y eso fue muy util pues teniamos bastante movimientos de compañeros desde y hacia Bolivia. Siempre bajo la direcciòn de Rìos entramos a colaborar con el MAPU Gazmuri en el sector “especial” . Era ese un sector cuya tarea era la vigilancia armada para hacerle frente, en las manifestaciones populares, a los ataques de los matones de Patria y Libertad. Tambien ibamos en la fabricas del cordon industrial para entrenar a los obreros en tecnicas de defensa armada preveyendo que en cualcuier momento podrìa producirse un golpe militar. De lado del Mapu el coordinador de ese tipo de actividades eran los compañeros “Francisco” y “Elìas”. Yo para el Mapu era “Crisosto Vera”.

Me acuerdo que cuando en el mes de junio se produjo el Tancazo del coronel Roberto Souper Chichi” Rìos nos dijo que Coco Paredes, entonces jefe de Investigaciones, estaba dispuesto a entregarle al MAPU una buena cantidad de armas, y por eso se necesitaban veiculos.

Los de los “grupos especiales” salimos y secuestramos unos cuantos autos en pleno centro bajando a punta de pistola los respectivos choferes. Los veìculos estaban listos en las cercanìas de la calle

Carrera pero llegò una contra orden pues la intentona de Souper había abortado por intervenciòn directa del general Prats. Y aquì hay una anegdota: resulta que uno de los autos secuestrados le pertenecìa a un miembro del comitè central del Partido Socialista, y el chofer que casi se morìa de miedo relataba haber sido atracado por los de Patria y Libertad. No mentìa el pobre pues nosotros encañonandolo le habíamos dicho que eramos precisamente de esa pandilla fachista.

“Chichi” y Gazmuri le devolvieron el auto a los socialistas diciendo que los grupos especiales del MAPU lo habìan recuperado quitandoselo a los “fachos”, ganandose asì una enorme consideraciòn por parte del mismo Altamirano asombrado por la eficiencia de esos compañeros. Asì
se vivìa en Santiago en esos dias….

Otra cosa de la que nunca se ha hablado: sabìamos que habrìa habido un golpe, solo no sabìamos cuando. Los partidos Comunista, Socialista y Mapu tenìan militantes trabajando en el Banco Cantral de Chile.

Pensaron entonces que habìa que tener fondos para financiar a la resistencia popular y a los militares leales (estaban seguros de que el ejercito se habrìa dividido y nos decìan que el regimiento Buìn estaba de lado del pueblo asì como el coronel Pinochet!).
Se estableciò entonces que, al producirse el golpe, un militante de cadauno de los tres partidos deberìa ir a las puertas del Banco Central, hacerse conocer con un santo y seña (era una palabra encodigo. Yo todavìa me acuerdo la mia pues era yo el encargado por el MAPU) y allì habrìamos encontrado veiculos listos y cargados de lingotes para llevar a las Direcciones politicas respectivas.

El golpe llegò, yo tratè de acercarme al Banco Central pero habìa una balacera que parecìa granizo, no se respiraba por el humo de los disparos, habìa tanques en las esquinas asì que me retirè. No sé sialguno de los otros tratò de acercarse.

Fui en seguida donde Jorge Rìos que me dijo: “ … de los lideres de UP no se encuentra ni uno, parece que la mayorìa ya se ha asilado esta noche misma” “Pero los obreros a los que hemos dicho qur ocupen las fabricas si hay golpe estàn ahora parapetados en sus lugares de trabajo esperando instrucciones y armas, què va a pasar con ellos si nadie les dice què tienen que hacer?” “Es muy triste, hermano, pero ya desaparecieron todos los lideres de UP…” “Y tu què vas a hacer?” le preguntè. “Me voy a quedar en mi casa. Soy un estudiante boliviano y nosotros no hemos hecho nada ilegal en contra del gobierno legitimo de Chile….”
No sabìamos de la Operaciòn Condor….

Eso fue como a las doce del dia 11 de septiembre. Las emisoras transmitìan listas de dirigentes que tenìan que entregarse de immediato a la comisarìa màs cercana, ordenaban a la gente que se aleje de las calles y avenidas del centro y anunciaban toque de queda para las cuatro de la tarde. Fui al lugar de reunion del MIR boliviano donde encontrè otros compañeros y con ellos nos metimos en el rio de gente que se dirigìa a pies hacia las poblaciones de la periferia. El toque de queda durò hasta el dia 13 y fuè levantado por unas horas. Fui a la casa de Jaime Paz donde “Elvira” su esposa se habìa trsladado con sus hijos, y era en la calle Seminario no muy lejos de la casa de Chichi Rìos. Allì estuvimos quemando documentos y fuè cuando Susy, compañera de Rabito Gonzales Quintanilla, me dijo haber asistido a la captura de Chichi. “Se lo llevaron a empujones diciendole: “Eres un marxista!” y èl contestò “Soy un estudiante boliviano….”
Unos dias despuès Medardo Navia, “Rosendo”, compañero cochabambino, me dijo: “Lo han matado al Chichi! Han visto su cadaver en la morgue, desnudo y con muchas heridas. Le han atado un cartelito al dedo gordo del piè que dice: “Desconocido. Encontrado en la calle”.

Asì fue.
Jorge Rìos Dalenz era un verdadero lìder que se imponìa por la lucidez de sus analisis y por la claridad de sus visiones tacticas y estrategicas. De estar vivo èl, estoy seguro de que el MIR boliviano habrìa tenido una trayectoria muy diferente de la que tuvo. Dias antes del golpe almorzamos juntos en el restaurante Munich y me acuerdo que èl pidiò una pata de chancho asada con purè rociandola” con vinito rojo “Casillero del Diablo” .

Fuè tambien testigo cuando me casè en Santiago el 11 de julio de 1973. Despues fuimos festejando en la casa de Jaime Paz en la Seminario y allì me contò que siendo estudiante en Cochabamba se metìa a menudo en las fiestas de matrimonios confundiendose con los invitados para bailar y chupar
alegremente sin pagar. Era un gran parrandero y sus amigos hasta habìan escrito un librito con el recuento de sus hazañas. El titulo del librito era: “El diario del Chi” Silvano GIROTTO (“David”) 10 de noviembre 2011


50 años del Golpe: Los bolivianos ejecutados por la dictadura de Pinochet

Fuente :resumen.cl, 7 de Septiembre 2023

Categoría : Prensa

El martes 11 de septiembre de 1973, el pueblo chileno amaneció de golpe. Efectivos de las tres ramas de las Fuerzas Armadas, a las que se sumó Carabineros, arremetieron contra el presidente Salvador Allende, quien luego de resistir con las armas en la mano durante horas, murió en el Palacio de La Moneda pasado el mediodía.

En los mil días del gobierno de la Unidad Popular (UP), decenas de miles de refugiados políticos de América Latina y el Caribe se arrimaron hasta el país para vivir de primera mano "la vía chilena al socialismo", un experimento inédito. No fueron la excepción las y los centenares de bolivianos, que se vieron forzados a abandonar su país tras el golpe de Hugo Banzer en agosto de 1971.

El presente artículo es fruto de una alianza editorial entre el periódico chileno Resumen y la revista Correo del Alba, y está dedicado a abordar las historias de vida de los seis jóvenes bolivianos ejecutados por la dictadura de Pinochet.

Ramiro Carlos Gonzales Gonzales y Enrique Antonio Saavedra Gonzales

Nacido el 20 de marzo de 1955 en la ciudad de Arica, Ramiro desde su niñez adoptó la nacionalidad boliviana, por línea paterna.

A sus 18 años estudiaba la carrera de Medicina en la Universidad de Chile, siendo detenido el sábado 15 de septiembre en Santiago, junto a su primo Enrique Antonio Saavedra Gonzales, nacido el 13 de junio de 1955, estudiante de Economía de la Pontificia Universidad Católica,

Solteros y sin militancia política, según el Informe Corporación, ambos "desaparecieron el día 15 de septiembre. Ese día, los jóvenes salieron del Hotel São Paulo, lugar en el cual residían, con el objeto de comprar alimentos, luego de cuatro días en que rigió el toque de queda. Desde esa fecha se ignora su paradero y las circunstancias que rodearon su desaparecimiento".

En la investigación de reconstrucción de los hechos, Dorbeo Hanssen Torrico, administrador del Hotel, atestiguó: "Efectivamente el año 1973, por el lapso de un mes aproximadamente estuvieron hospedados los jóvenes Ramiro Gonzáles y Antonio Saavedra, quienes me fueron recomendados por sus madres. Debo agregar que la última vez que vi a estos muchachos fue el día 15 de septiembre de 1973, fecha en que aproximadamente a las 16:00 hrs. salieron a dar una vuelta a las cercanías del Hotel, no regresando más a éste. Ignoro qué pueda haberles ocurrido, ya que nunca más supe de ellos, informando de esta situación a sus madres".

Luego de su desaparición, las madres de estos jóvenes viajaron a Chile y gestionaron su búsqueda ante la Cancillería y Cruz Roja Internacional; por años se especuló de su paso por el centro de detención y tortura del Estadio Nacional. Entre las décadas del 70 y 80 hicieron lo propio ante la Corte de Apelaciones de Santiago, el Ministerio de Defensa y otras tantas instituciones públicas, sin éxito alguno.

A fines del año 1994 sus osamentas fueron identificadas, tras ser inhumadas de una fosa común del Patio 29 del Cementerio General en Santiago, siendo repatriados por sus familiares en 1996.

Donato Quispe Choque

De 28 años de edad, sin actividad política conocida, se desempeñaba como obrero textil delegado de la sección Hilandería de la Fábrica Sumar, entonces parte del Cordón Industrial Vicuña Mackenna.

Según el Informe Rettig, "esta industria había sido allanada previamente el día 12 de septiembre por efectivos del Ejército, quienes tomaron el control de la empresa [Sumar].  El día 23 de septiembre se presentaron la mayoría de los operarios a su lugar de trabajo, obedeciendo a un llamado de las nuevas autoridades. En la medida que los trabajadores iban llegando a la empresa, eran formados y separados aquellos que se consideraban como los más peligrosos de acuerdo a listas que los militares consultaban".

Donato fue detenido, junto a una veintena de colegas, en su lugar de trabajo el domingo 23 de septiembre, siendo asesinado ese mismo día.

Su cadáver fue encontrado en la vía pública, en la carretera General San Martín, desde donde fue llevado hasta el Instituto Médico Legal. La autopsia de Donato y sus compañeros -vendados y con múltiples balas- arrojó que habían sido ejecutados por agentes del Estado.

El año 2008 su cuerpo fue identificado en el Patio 29 del Cementerio General de Santiago y repatriado a Bolivia.

Luis Busch Morales

Ingeniero agrónomo, militante del Partido Socialista, de 36 años de edad.

Fue detenido por el Servicio de Inteligencia de Carabineros (Sicar) el viernes 5 de octubre de 1973. Inmediatamente, se le trasladó al retén Río Loa, dependiente de la Primera Comisaría de Carabineros y luego a la Cárcel Pública de Calama.

Junto a otros dos militantes socialistas -Francisco Valdivia y Andrés Rojas- fue sometido a un Consejo de Guerra que se habría llevado a cabo el sábado 6 de octubre en el Regimiento N° 15 de Calama.

Acusado de protagonizar un amago de sabotaje en la planta de explosivos Dupont de la empresa Enaex, fue ejecutado en el sector Cerro Topater, en las afueras de la norteña ciudad.

Según el Informe Corporación: "las ejecuciones se practicaron el mismo día en que se habría desarrollado el Consejo y los restos de los ejecutados no fueron entregados a sus familiares sino hasta dos años después, cuando se les indicó el lugar en que se hallaban sepultados y se les permitió exhumarlos".

En marzo de 2023 el ministro en visita de la Corte de Apelaciones de La Serena, Vicente Hormazábal, condenó al exoficial de Ejército Adolfo Born Pineda a la pena de 10 años y un día de prisión efectiva por los asesinatos de Busch, Valdivia y Rojas. En su informe final sentenció: "el asesinato de los señores Francisco Gabriel Valdivia Valdivia, Luis Busch Morales y Andrés Rojas Marambio, se ejecutó actuando los hechores con alevosía, esto es, sobre seguro, tratándose de tres personas que fueron detenidas por funcionarios de Carabineros del Sicar, quienes habiendo sido llevados previamente a otros recintos de detención e interrogados con aplicación de tortura, fueron trasladados el día 6 de octubre de 1973 al Regimiento N° 15 de Calama y, ese mismo día, en horas de la tarde, aproximadamente a las 18:30, las tres personas fueron fusiladas en el cerro Topater de Calama, en un contexto posterior al golpe militar en que las fuerzas militares tenían el control total y absoluto del país. […] Que, respecto de esos homicidios calificados, además, debe considerarse que de los antecedentes allegados al proceso fluyen algunos elementos para determinar cuáles fueron las verdaderas razones para detener a Valdivia, Rojas y Busch por los funcionarios de Carabineros, y si bien se les trató de vincular a un irrisorio plan terrorista, lo cierto es que queda claro que fueron razones políticas las que motivaron a los hechores a ultimar a las víctimas, lo cual constituye delitos de lesa humanidad».

Jorge Ignacio Soto Quiroga

De 28 años de edad, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) de Bolivia, este joven abogado y estudiante de postgrado de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) se exilió en Chile, siendo detenido junto a su esposa, Ruth Miriam Canelas Luján, su amigo Homero Bustos Quiroga y su primo Medardo Navia Quiroga -ambos estudiantes de Sociología-, por efectivos del Comando de Ingenieros del Ejército, quienes irrumpieron ilegalmente en su domicilio ubicado en calle Sazié N° 2104, donde les interrogaron y sometieron a tormentos físicos.

Tras su detención, las últimas tres personas fueron llevadas al Comando de Ingenieros del Ejército, en la intersección de las calles República y Sazié, y luego al Estadio Nacional, recinto del cual, al correr de los días, fueron liberados.

Jorge Soto Quiroga, por su parte, fue igualmente recluido en el Comando de Ingenieros del Ejército, lugar del que se le arrojó al vacío desde una azotea el miércoles 26 de septiembre.

Si bien el Ejército informó a la familia de un supuesto suicidio, en 2011 la Comisión Presidencial Asesora para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura concluyó que se trató de un asesinato por parte de agentes del Estado.

En abril de 2022, la ministra en visita de la Corte de Apelaciones de Santiago, Paola Plaza, procedió a imputar por el delito de secuestro calificado al militar retirado José Enrique Contreras Pacheco. El documento del procesamiento indicó: "encontrándose a disposición de sus captores, Jorge Soto Quiroga fue conducido a la azotea del edificio, de una altura aproximada a un inmueble de cuatro pisos, donde no existían elementos de protección ni medida de seguridad alguna. Desde dicho lugar cae, falleciendo en el acto producto de un traumatismo craneoencefálico toraco-abdominal".

El miércoles 29 de marzo del presente año, el canciller chileno, Alberto van Klaveren, participó de un homenaje a Jorge Soto y Jorge Ríos realizado por Flacso en Santiago. Allí la autoridad expresó: «es un honor (representar a Chile en el acto), pero en una ocasión como esta es un deber hacerlo. Y un deber extremadamente triste porque significa reconocer la responsabilidad de un Estado, que nosotros representamos, frente a esta horrorosa situación que se produjo a partir del 11 de septiembre y cuyas víctimas de la hermana República de Bolivia hoy estamos conmemorando".

Jorge Ríos Dalenz

Nacido el 25 de julio de 1941 en Cochabamba, tenía 32 años de edad para el golpe de Pinochet. Era odontólogo, exdirigente de la Confederación Universitaria Boliviana (CUB) y uno de los fundadores emblemáticos del MIR de Bolivia, había evadido la dictadura de Banzer tras el golpe de 1971 para refugiarse en Santiago de Chile. Al momento de su muerte cursaba estudios de postgrado en Ciencias Políticas en la Flacso.

Detenido por una Patrulla Militar, el jueves 13 de septiembre, frente a su cónyuge y dos hijos, en su departamento de la calle Seminario en la comuna de Providencia. Relató uno de los hijos a Wilson García Mérida ("Un cochabambino en manos de Pinochet. Lucha, pasión y muerte de Jorge Ríos Dalenz"): "mi hermano Jorge Eduardo y yo jugábamos fulbito en el pasillo de nuestro departamento cuando vimos llegar a los soldados. Subieron al piso y gritaban el nombre de mi padre buscándolo. Un militar me preguntó si yo sabía dónde estaban las armas que supuestamente mi papá escondía en la casa. Ese día nos visitaba Susy Requena, quien nos ocultó en nuestro dormitorio y nos leía un cuento mientras detenían a mi padre. Lo bajaron y lo pusieron en un jeep sin capot, yo lo miraba sentado desde una ventana y me hizo un gesto diciéndome chau con las manos. Fue la última vez que lo vi».

Asesinado a las 21:00 hrs. del día siguiente, según el Informe Corporación, su cuerpo se hallaba en la vía pública con "múltiples heridas de bala, cráneo encefálica, cervical, torácicas, abdominal y de extremidades con salida de proyectiles", como consignó el informe del Instituto Médico Legal.

Rosario Galindo, su viuda, años más tarde narró los pormenores de la búsqueda del cuerpo de su marido, con claras huellas de tortura, en el mencionado Instituto, el día 16 de septiembre: "era domingo, unos cuatro días después de la desaparición de mi esposo. Mis hijos y yo fuimos invitados a almorzar por un familiar y convenimos vernos con él en un parque próximo a nuestro departamento. Cuando nos disponíamos a salir, vino Carmen Pereira trayéndonos la noticia. Tonchi Marincovic le había comunicado que un médico chileno, amigo suyo, vio el cadáver de Jorge en el Instituto Médico Legal. Me apresuré en dejar a mis hijos con una amiga y fui presurosa a la morgue. Estaba a punto de desvanecerme.  En el Instituto Médico Legal había miles de cadáveres amontonados en varias habitaciones. Miles. Había jóvenes, ancianos, mujeres. Hallé a mi esposo entre ese montón de muertos, con la cara amoratada, aunque era reconocible. Tenía la misma ropa del día en que se lo llevaron, una camisa blanca toda teñida de sangre. Tenía una clavícula fracturada y las rodilleras del pantalón desgarradas, con las rodillas descubiertas".

Su cuerpo fue recuperado, cremado y repatriado por su familia.

Meses después de aquel 11 de septiembre, un sobreviviente a la tragedia, René Zavaleta Mercado, reflexionó: «sacaron su cadáver [de Allende] envuelto en un poncho boliviano. Perseguidos también nosotros, como una raza maldecida, por el Chile de Pinochet, quisimos ver en ello un símbolo intacto de la fraternidad de los revolucionarios de Bolivia y Chile».