Vargas Barrientos Pedro León


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Paseo Ferroviario - San Bernardo

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Rut : 6.294.013-1

Fecha Detención : 13-09-1973
Lugar Detención : Paine


Fecha Nacimiento : 11-04-1950 Edad : 23

Lugar Nacimiento : Osorno

Actividad Política : Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
Actividad : Obrero

Estado Civil e Hijos : Soltero
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :informe corporación

Categoría : Antecedentes del Caso

Rut                   :            6.294.013-1

F.Nacim.            :            11-04-50, 23 años a la fecha de la detención

Domicilio            :            Población Moreira Castillo, pasaje 1 Oriente N°787, Paine

E.Civil              :            Soltero

Actividad            :            Obrero estudiante de Pre-universitario

C.Repres.            :            Militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)

F.Detenc.            :            13 de septiembre de 1973

 

 SITUACION REPRESIVA

            Pedro León Vargas Barrientos, de 23 años al momento de los hechos, soltero, obrero y estudiante, militante del MIR, fue detenido el día 13 de septiembre de 1973, en el centro de Paine en presencia de testigos, por un grupo conformado por Carabineros y civiles de la localidad e ingresado a la Subcomisaría del lugar donde permaneció hasta el 16 del mismo mes, fecha en que fue sacado con destino desconocido. Su detención fue realizada al margen de toda legalidad y sistemáticamente negada por las autoridades consultadas. Pedro León Vargas Barrientos permanece a la fecha detenido-desaparecido.

            El joven Vargas Barrientos al momento de los hechos se encontraba cesante, tras haber trabajado de garzón en la Fuente de Soda "Bavaria" ubicada en la carretera sur, frente a Paine. De allí había sido despedido luego que en representación de los trabajadores de ese establecimiento planteara mejoras salariales a su empleador. El 12 de septiembre de ese año, se presentó voluntariamente en la Subcomisaría ante la eventualidad de que pudiera haber algún cargo o acusación en su contra. Todos los carabineros lo conocían, incluso el Capitán Nelson Bravo, quienes le dijeron que se fuera a su casa pues no existían cargos en su contra. La mayor parte de los policías había sido pensionista de su madre. El día 13 de septiembre alrededor de las 7:00 A.M., Vargas Barrientos fue de compras a una panadería ubicada en el centro, cerca de su hogar. Habían unas 50 personas haciendo cola para ingresar al establecimiento comercial. De acuerdo a información entregada por testigos la señora María Iglesias, propietaria de una Barraca ubicada frente a la panadería, llamó a Carabineros denunciando la presencia de Pedro Vargas. Pocos instantes después llegó al lugar una camioneta amarilla manejada por Claudio Oregón, civil de la zona. En ese momento Carlos Escobedo, también civil indicó a los carabineros el lugar exacto en que se encontraba Vargas Barrientos. Fue así como descendió del vehículo el carabinero Jorge González (también había sido pensionista de su madre) y los civiles Hugo y Fernando Aguilera, dueños de una fábrica casera de calugas ubicada en Paine. Entre todos ellos amarraron al joven mientras amenazaban con sus armas a los testigos impidiendo la reacción de estos, incluso les hicieron poner sus manos en alto a la vez que proferían garabatos y gritaban que ellos eran quienes mandaban. Pedro fue golpeado sin compasión, lanzado al suelo de espaldas y sus agresores comenzaron a saltar sobre su cuerpo. Testigo de estos hechos fueron las señoras Juana Juica, Eliana Canales y Olga Calderón esta última quiso coger la bolsa del pan y dinero de Pedro, pero no se lo permitieron; luego los agresores comenzaron a disparar al aire a fin de atemorizar a los testigos que les gritaban ¡asesinos!.

            En estado de inconsciencia fue subido a la camioneta y conducido al Retén. Sus familiares apenas se enteraron de lo acontecido acudieron al recinto policial donde no se les permitió acercarse. Sin embargo, su hermana Silvia con el pretexto que necesitaba con urgencia su carnet maternal, acudió el 16 de septiembre hasta la Subcomisaría y pidió que le preguntaran a su hermano sobre el documento. El carabinero que cumplió el encargo, le informó que Pedro no sabía dónde estaba el carnet, confirmando de paso así que lo tenían detenido. Jaime Patricio Ramírez Zapata en declaración judicial manifestó haber estado detenido en la misma celda que Pedro y haber oído cuando llamaron a Pedro en voz alta y le preguntaron por el carnet maternal; además agregó que momentos antes de quedar en libertad, Pedro le encargó que le avisara a su madre que estaba bien. Armando Pereira Salas fue detenido el 13 de septiembre en la mañana en la vía pública por Carabineros e ingresado a la Subcomisaría de Paine permaneciendo en un calabozo donde se encontraban entre 20 a 30 detenidos entre los cuales reconoció a Pedro con quien había sido compañero de estudios en la Escuela Consolidada de Buin. Armando Pereira quedó en libertad la misma noche del día 13 de septiembre, mientras que Pedro permaneció en la celda. Su testimonio fue entregado judicialmente. Años más tarde la familia Vargas Barrientos fue informada por un vecino de Paine que el civil Edmundo Meza, camionero al momento de los hechos, habría reconocido prácticamente haber ido a "botar" los cuerpos de Pedro León Vargas Barrientos y de Nelson Cádiz Molina (detenido-desaparecido desde el 14 de septiembre de 1973) al canal Panamá ubicado en el sector rural de Paine. Este antecedente fue entregado por la familia al Ministro don Germán Hermosilla en la causa 2-90-E.

            La detención y posterior desaparecimiento de Pedro León Vargas Barrientos se enmarca en lo que fue la represión en Paine. (Mayores antecedentes en José Domingo Adasme Núñez).

 

GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS

            Las primeras diligencias orientadas a esclarecer el paradero de Vargas Barrientos las realizaron personalmente sus familiares recorriendo los diferentes centros de detención existentes en el período, además, consultaron en el Ministerio del Interior y Defensa, concurrieron a la Cruz Roja Internacional y revisaron las listas del Instituto Médico Legal y buscaron en los libros del Cementerio General. Sin embargo, todo lo anterior no les permitió aclarar el paradero de él.

            Pedro León Vargas Barrientos fue incluido en el recurso de Amparo presentado el 29 de marzo de 1974 en favor de 131 personas (rol 289-74) ante la Corte de Apelaciones de Santiago. El 28 de noviembre de ese año, la Corte Rechazo el recurso. El 31 de enero de 1975 la Corte Suprema confirmó el fallo, ordenando, no obstante, la instrucción de sumario criminal y recomendando la designación de un Ministro en Visita Extraordinario. Los antecedentes de Vargas Barrientos no fueron remitidos por error. En abril de 1979 se dio inicio a la causa rol 25644 por el delito de secuestro y que por mandato de la Corte de Apelaciones de Rancagua recaía en el recientemente designado Ministro en Visita don Juan Rivas Larraín, a fin de que se abocara a investigar el desaparecimiento de Vargas Barrientos. Paralelamente a este proceso el mismo Ministro investigó en causa rol 24005-1 el desaparecimiento de 23 personas detenidas en el mes de octubre de 1973, en Paine. Los procesos no fueron acumulados. Con fecha 5 de abril de 1979 el Ministro Visitador se constituyó en la Subcomisaría de Paine a fin de consultar los libros de ingresos de detenidos correspondientes a septiembre de 1973 siendo informado que estos se encontraban incineradas conforme a disposiciones establecidas en el "Reglamento de Administración de Reparticiones y Unidades de Carabineros N°3". Los libros habían sido destruidos el 10 de mayo de 1977, información que fue certificada por el Ministro al constituirse al día siguiente en la 7a. Comisaría de Carabineros de Buin e inspeccionar el libro caratulado "Carabineros de Chile, 10° Prefectura Rural de Santiago 7a. Comisaría Buin, Libro de destrucción de documentos".

            Con fecha 6 de abril de 1979 declaró el Mayor de Carabineros Nelson Iván Bravo Espinoza -en ese entonces Capitán- y que estuvo a cargo de la Subcomisaría de Paine en septiembre de 1973. En su declaración afirmó no haber permitido a sus subalternos dejar de anotar los nombres de quienes eran detenidos en el libro de "Novedades de la Guardia". Respecto a Vargas Barrientos manifestó no recordar que alguien hubiera preguntado por esta persona. Además agregó "tampoco entregué directamente a los militares a algún individuo que hubiera sido detenido por nosotros, ya que teníamos instrucciones de la Superioridad en orden a que los detenidos por nosotros siguieran el trámite normal, o sea, ser puestos en libertad si no había mérito o bien ser puestos a disposición de la justicia". Es del caso señalar que el 4 de junio de 1975 en causa rol 23853 del mismo Juzgado de Letras, en la cual se investigaba una presunta desgracia en los hermanos Hernán y Juan Albornoz Prado -detenidos en Paine el 15 de septiembre de 1973 por carabineros- había declarado el Sargento Reyes, subalterno del Capitán Bravo, respecto al procedimiento seguido ante una detención en la Subcomisaría, textualmente: "muchas veces debíamos detener personas que eran encargadas precisamente por los militares, las cuales nos daban los nombres y domicilios y nosotros únicamente acudíamos a esos lugares, las deteníamos y enseguida se entregaban a los militares. No se anotaban los nombres de los detenidos en ningún libro por lo que no se llevaba control al respecto de esto".

            Compulsas de la causa 24005-1 fueron agregadas al proceso de Vargas Barrientos en mayo de 1979. En ellas se consignaron declaraciones formuladas ante el Tribunal por Carabineros de la dotación de la Subcomisaría de Paine. José Floriano Verdugo Espinoza, jubilado de Carabineros, declaró haber estado dedicado exclusivamente a labores de vigilancia del cuartel, afirmó nunca haber visto en el lugar detenidos conducidos por patrullas de Carabineros agregando que a veces observó detenidos en las celdas y que pensó que eran ebrios detenidos cuando pasaban frente al cuartel, además dijo que observó que llegaban patrullas militares en camiones cerrados y los jefes solían detenerse en la Unidad. Respecto a Vargas Barrientos, declaró no haber sabido ni haber escuchado acerca de su posible arresto frente a una panadería. Raúl del Carmen Ortiz Maluenda, jubilado de Carabineros declaró en los mismos términos que su compañero agregando respecto a los vehículos militares que llegaban hasta el cuartel "…en septiembre de 1973 vi a pleno día como a las 16:30 horas que un camión militar con barandas, pero sin cubierta de lona, se detenía frente a la Subcomisaría y en él viajaban fuera del chófer 2 militares y en la parte de atrás iban 2 o 3 civiles desconocidos para mí evidentemente detenidos pues uno de los militares armados les vigilaba constantemente; el otro se bajó a pedir uniformes y luego continuaron su camino". Los carabineros jubilados Lucas Humberto Pacheco Barrera, y Guillermo Oscar Fuentes Barrera también declararon en los mismos términos que Verdugo Espinoza agregando ambos que para efectos de las compras de alimentos del casino del personal al interior de la Subcomisaría se contó con una camioneta amarilla de la familia Oregón Tudela "que durante varios días estuvo facilitada para cooperar con Carabineros…". "Cuando salía a efectuar estos menesteres siempre iba algún personal de Carabineros". En el mes de diciembre el Ministro Espejo se declaró incompetente en la causa rol 25644 remitiendo los antecedentes a la Fiscalía Militar. Con fecha 4 de enero de 1980 la Tercera Fiscalía Militar bajo el rol 32-80 retoma la investigación del caso de cuya tramitación no se tienen antecedentes.

            En el mes de agosto de 1990 la Corte de Apelaciones Presidente Pedro Aguirre Cerda designó a don Germán Hermosilla, Ministro en Visita a fin de que se abocara a investigar inhumaciones irregulares ocurridas en Paine y que afectarían a detenidos desaparecidos, según denuncia la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago a esa Corte. La causa fue rolada con el N°2-90-E. En ella se consignan declaraciones de los familiares de Vargas Barrientos que dan cuenta de su detención y posterior desaparecimiento y mencionan testigos de su arresto y presencia en el recinto de Carabineros.

            Ante el Tribunal declaran los ex detenidos Jaime Patricio Ramírez Zapata y Armando Pereira Salas, acerca de la permanencia de Vargas Barrientos en la Subcomisaría de Paine. Pereira Salas al declarar ante el Ministro en Visita Germán Hermosilla, entregó información respecto al clima que se vivía al interior de la Comisaría señalando en una de sus partes: "en la guardia de la Comisaría de Paine debí entregar mis pertenencias personales y nuevamente me hicieron ponerme boca abajo en el suelo con las manos en la nuca. Varios carabineros comenzaron a golpearme dándome puntapiés en distintas partes del cuerpo. Luego, en estado de semi-inconsciencia, fui llevado a otro lugar donde con un corvo empezaron a cortarme el pelo dejándome con la cabeza rapada. Tras esto continuaron golpeándome para ingresarme luego a un calabozo donde se encontraban entre 20 y 30 detenidos todos con las cabezas rapadas. Entre los detenidos que allí se encontraban pude reconocer a Pedro León Vargas Barrientos" …"Durante el día sacaban de las celdas a los detenidos por listas al patio donde procedían a interrogarnos y golpearnos. Como consecuencia de esto sufrí la fractura de varias costillas".

            En otra de sus partes agregó "mientras estaba detenido se encontraban varios civiles en el interior de la Comisaría haciendo asados y bebiendo. Reconozco haber visto en ese lugar a los hermanos Tagle, a Francisco Luzoro y Claudio Oregón, empresarios transportistas, quien tiene un restaurante en la carretera, Julio Hernández ya fallecido y Luis Pérez quien manejaba la camioneta que participó en mi detención". (citas de la declaración jurada) En su declaración además narró el modo de operar al momento de su libertad; ya siendo de noche junto a otros detenidos se les hizo correr por la calle mientras desde la Comisaría se les disparaba hasta que se perdían en el camino. En la oportunidad uno de los que quedó en libertad con él cayó al suelo sin vida, en tanto que otros quedaron heridos de bala.

            La causa 2-9-0-E al cierre de esta redacción (enero 1992) se encontraba en estado de sumario sin haberse producido novedades respecto al caso de Pedro León Vargas Barrientos.

            Los antecedentes antropomórficos de Pedro León Vargas Barrientos fueron incluidos en la causa rol 4449-AF, que se iniciara el 22 de agosto de 1991 ante el 22 Juzgado del Crimen de Santiago, tras haber interpuesto denuncia de inhumaciones irregulares ocurridas en el año 1973, en el Patio 29 del Cementerio General relativas a detenidos desaparecidos. El Tribunal en septiembre de 1991 ordenó la exhumación de 108 tumbas y las osamentas fueron remitidas para su identificación al Instituto Médico Legal, el cual continúa trabajando en tal sentido. Informes preliminares decían que uno de los restos correspondía a Pedro León Vargas.


Caso Patio 29: jueza civil condena al fisco a indemnizar a familiares de víctima

Fuente :Miércoles 9 de julio de 2008 La Nación

Categoría : Prensa

En el fallo, la magistrada acoge la demanda indemnizatoria interpuesta por el abogado Nelson Caucoto, representante de las dos hermanas de la víctima, quienes recibirían -de confirmarse el dictamen de primera instancia- 20 millones de pesos cada una.

titular del Octavo Juzgado Civil de Santiago, Pilar Aguayo, condenó al fisco al pago de una indemnización de 40 millones de pesos, por concepto de daño moral, para la familia de Pedro Vargas Barrientos, cuyos restos encontrados en el Patio 29 del Cementerio General fueron erróneamente identificados a comienzos de los noventa por el Servicio Médico Legal (SML).

En el fallo, la magistrada acoge la demanda indemnizatoria interpuesta por el abogado Nelson Caucoto, representante de las dos hermanas de la víctima, quienes recibirían -de confirmarse el dictamen de primera instancia- 20 millones de pesos cada una.

Esta es la segunda sentencia que condena al Estado a reparar económicamente a los familiares de detenidos desaparecidos afectados por el error del SML.

En octubre de 2007, el titular del 23er Juzgado Civil de Santiago, Rubén Palma, dispuso que el fisco cancelara una indemnización de 100 millones de pesos a la familia del obrero agrícola Patricio Duque Orellana, una de las víctimas del caso Paine.

Al respecto, el abogado sostuvo que con este fallo "se ha comprobado que hubo un error en la identificación de restos que el Estado debe reparar".

Estos hechos se oficializaron en abril de 2006, cuando el organismo forense reconoció públicamente que 48 de las 96 identidades entregadas a los parientes de los detenidos desaparecidos hallados en ese lugar podían ser incorrectas.

 


Detenido desaparecido el 14 de septiembre de 1973

Fuente :arqueologiadelaausencia.cl sin fecha

Categoría : Prensa

Pedro León Vargas vive en Paine con su papá,  mamá, su hermana Silvia y la hija de esta; sus hermanos Luis y Sonia ya no viven con ellos. Trabaja como garzón en Bavaria, igual como lo habían hecho su papá, mamá y hermanos. Después de que su padre muere, cuando su mamá queda inválida, Pedro es un hijo leal y la cuida día a día.

Vargas quiere ser veterinario y para preparase y pagar el pre universitario trabaja mucho. Como estudia y conoce sus derechos, un día pide que a los meseros se les pague un porcentaje de las ganancias del restaurante. El patrón, como represalia, lo mandó con un arma de rondín para cuidar en la noche. Sin dudarlo, Pedro se niega. Él nunca portaría un arma.

Pedro también trabaja en otras cosas. En 1972 un tren atropella a su madre y le amputan las dos piernas, por eso Pedro pasa a ser el dueño de casa. Es él quien trata por todos los medios de que a su mamá le consigan piernas ortopédicas.

En los años 70 se fue involucrando en la causa política. Su hermano lo encuentra en el convento explicando que había mucha desigualdad, tema que a Pedro le quitaba el sueño. “Hay tanta gente pobre y mira a los gringos Kast –decía sobre una familia de la zona- todo lo que tienen ellos”. Según sus compañeros de la época se hizo simpatizante del MIR, aunque no llegó directamente a militar.

Después del golpe, el 12 de septiembre, Pedro pasó por el retén de carabineros a preguntar si había alguna acusación en su contra. Le dijeron que se fuera tranquilo, que no había nada. Al día siguiente, estaba  –con malla y plata en mano- haciendo la cola del pan en un supermercado de la calle principal de Paine, cuando se detuvo una camioneta amarilla. Iba con civiles de la zona vestidos de carabineros quienes lo agarraron y le pegaron delante de toda la gente que gritaba a su alrededor. Tenía 23 años.

Mucho tiempo después, un vecino de Paine, Edmundo Meza, camionero, reconoce haber ido a “botar” los cuerpos de Pedro León Vargas Barrientos y de Nelson Cádiz Molina –detenido desaparecido el 14 de septiembre de 1973– al canal Panamá ubicado en el sector rural de Paine.

Su restos no han sido localizado de manera conclusiva y en su caso sigue figurando como detenido desaparecido. La causa judicial de Pedro León Vargas Barrientos se encuentra en estado de sumario.

 

Fuentes

Testimonio de Silvia Vargas, su hermana


Testimonio de Silvia Vargas Barrientos, (Patricia Vargas, hermana de Pedro, fue presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y

Fuente :germina.cl ( extracto) 2014

Categoría : Prensa

Soy Silvia Vargas, hermana de Pedro Vargas. Mi hermano tenía 23 años cuando lo detuvieron el 13 de septiembre de 1973, es el primer detenido desaparecido de Paine. Él tenía estudios preuniversitarios. Nosotros fuimos cinco hermanos y en ese tiempo, mi hija Patricia1 , de 9 años, vivía con mis padres y mi hermano. Pedro nació en Osorno, el día 11 de abril de 1950. Hijo de María Barrientos y de Bernabé Vargas. Siempre fue un niño sano, muy ágil, dinámico, juguetón, caracterizándose en su infancia por ser más bien gordito. Hizo sus primeros estudios en La Unión, cerca de Valdivia. Por razones de trabajo de nuestro papá, nos trasladamos a la hermosa ciudad de Valdivia, pero allí nos sorprendió el gran terremoto del año 1960 y todo cambió para nosotros. Para no perder el año escolar, nos mandaron a Santiago a los cuatro hermanos que estábamos estudiando. A nuestro Pedro le tocó llegar a Quinteros, a un colegio religioso. Nuestra mamá también se vino más tarde y nos reunió a todos, para comenzar una nueva vida, muy pobres, pues nos trajeron con lo puesto nada más: perdimos todo allá en el sur. Pedro continuó estudiando en Linderos, donde fue muy querido por todos y lo apodaron “Fortachín”, por su físico rellenito. En 1964, llegamos a Paine. Mi papá siempre fue carnicero, igual que mi marido. Pedro comenzó su enseñanza media en horario vespertino pues en el día trabajaba en una Barraca y luego en la Rotisería “Bavaria”, en la carretera, donde trabajamos toda la familia. Mi hermano era un excelente garzón y quería llegar a ser rotisero. Además de trabajar ahí, el vendía lo que fuera: ropa, queso, etc.

Siempre se destacó por ser de muy lindos modales, respetuoso, atento, cariñoso, muy cuidadoso en su vestir. Cuidaba también su físico, sus dientes, manos y su pelo con mucha pulcritud, le gustaba usar sus cuellos almidonados, usaba colleras, muy peinadito y a veces usaba gomina. Mi hermano era un deportista, practicaba básquetbol, levantamiento de pesas, gimnasia, pero también era un romanticón, hacía versos, canciones. Salió de 4° medio con un lindo diploma por ser el alumno más esforzado. Todos lo querían, era el chiche del colegio. Una ex – compañera me dijo una vez que nunca olvidaría la sonrisa de Pedro. En esa época comienza su espíritu socialista, muy preocupado por hacer obras sociales, por hacer cumplir las leyes donde no las había, por el bienestar de los necesitados. Se hace simpatizante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), pero sea como sea, jamás hizo daño a alguien y su muerte no se justifica para nada. Después supimos sobre esto, pero nunca, nunca le vimos armas, nunca cosas negativas, al contrario sabíamos que juntaba ropa, juntaba remedios y se iba a los campos a repartir. También supimos que cuando fue el golpe militar, los compañeros del MIR lo invitaron a arrancar a los cerros, Pedro dijo que no, por mi mamá no se arrancó. Nuestra mamá era inválida, pues en el año 1972 la atropelló el tren y le amputaron las dos piernas y Pedro era quien se encargaba de su cuidado y de que mi mamá tuviera rehabilitación, conseguía ambulancia o él mismo arrendaba un auto para llevar a mi mamá al hospital. Le iban a poner piernas ortopédicas y cuando detuvieron a Pedro quedó todo en nada, por eso mi mamá nunca pudo superar esa situación, ella iba al retén a insultar a los carabineros “Perros asesinos, entréguenme a mi hijo”, les decía. Dejó una novia que aún lo llora: Silvia Hidalgo. Ella se casó después de muchos años de la desaparición de Pedro, tiene dos hijos y está separada hace mucho tiempo. Ahora se volcó de corazón a Pedro, a sus recuerdos y viene siempre a Paine a verlo al cementerio donde un día descansaron las osamentas de nuestro querido hermanito y hoy solo hay un agujero. En su lápida escribimos “Ni mil años, ni mil fusiles, borrarán el día, el motivo y el por qué caíste bajo las balas de tus ASESINOS”.Eso fue a grandes rasgos Pedro, que fue eliminado de este mundo como algo malo, que hace daño; nos dejó mucho dolor pero también ejemplos bonitos, lindos recuerdos, por ser como era.  ( extracto)


Carta de Silvia Hidalgo a Pedro Vargas

Fuente :germina.cl 2014 ( extracto)

Categoría : Mensaje

Querido Amor El tiempo que pololeamos fue muy hermoso, te amé mucho, fuiste mi primer hombre y mi primer amor. Pololeamos 2 años 3 meses, nos proyectamos a futuro casarnos y tener muchos hijos. Lo que más me gustaba de Pedro era su paciencia, alegre, jovial, respetuoso, tierno y muy romántico, me escribía cartas muy románticas, preciosas, las tuve guardadas por mucho tiempo pero luego las queme. Salíamos a la piscina, al cine. En el cine me declaró su amor por mí y me pidió pololeo (cine de Paine).Compartíamos paseos con compañeros de trabajo, ya que trabajamos un tiempo juntos, lo pasamos muy bien. Pedro, mi negro como lo llamaba de cariño y amor, si estuviera seríamos muy felices. Tu eterna enamorada de ti toda la vida. Mi amor siempre te recordaré. Silvia


Carta abierta a José Antonio Kast sobre las violaciones de los DD.HH. del desaparecido Pedro Vargas

Fuente :elmostrador.cl 19/11/2021

Categoría : Prensa

Usted ha negado que su familia haya tenido participación en las violaciones de los derechos humanos y posterior desaparición de Pedro Vargas, exempleado de la empresa de su familia en Paine, aunque testigos confirman la presencia de un hermano suyo en la subcomisaría en cuestión, cuando Pedro Vargas agonizaba en medio de torturas que hasta hoy me son inimaginables. Su hermano también reconoció que agentes de la represión se movilizaban en vehículos de la empresa de su familia (Declaración judicial de Christian Kast Rist, 25 de abril de 2003. Causa Paine. Fojas 5.979 del tomo XVIII). Y un sobreviviente ha declarado que su hermano Christian estaba entre los civiles que lo golpearon repetidamente cuando estaba preso en la subcomisaría. La pregunta que quisiera hacerle es muy simple: sea cual sea la secuencia de los hechos y el grado de responsabilidad directa o indirecta de su familia en estos hechos a días después del golpe –donde Pedro Vargas Barrientos y otros 70 lugareños (varios de ellos por el simple hecho de ser campesinos beneficiados por la reforma agraria) fueron torturados, asesinados y muchos, hasta hoy, desaparecidos–, ¿reconoce que lo ocurrido en Paine después del golpe fue una secuencia de violaciones repugnante de los derechos humanos? 

Sr. José Antonio Kast:

Acabo de leer que por fin reconoció que durante la dictadura tuvieron lugar violaciones a los derechos humanos.  Lo que quisiera preguntarle es si reconoce que una de ellas es lo que le sucedió en Paine a Pedro Vargas Barrientos, de tan solo 23 años, exempleado de la empresa de su familia en Paine (la cadena Bavaria), y al menos a otras 70 personas de la zona.

Como sabe, Pedro Vargas fue detenido en la vía pública dos días después del golpe, frente a muchos testigos, y luego llevado a la subcomisaría del sector, donde fue torturado en forma brutal y luego asesinado –pasando a ser uno de los tantos detenidos desaparecidos–. En reiteradas ocasiones la familia Vargas Barrientos ha dicho que la razón de su detención fue porque, como empleado del restaurante de su familia, había intentado organizar a los trabajadores alegando que la administración se quedaba con las propinas que dejaban los clientes –incluso las que la ley de esa época determinaba como obligatorias (ver aquí y ver también el libro del periodista Javier Rebolledo, A la sombra de los cuervos. Los cómplices civiles de la dictadura, Ceibo Ediciones2015)–.  

También se sabe que, a raíz de esto, su padre, Michael Kast (exoficial del ejército alemán, quien durante la Segunda Guerra combatió en Francia, Rusia e Italia), sacó a dicho trabajador del restaurante y lo transfirió a rondín de vigilancia de la fábrica de cecinas –apartándolo así del lugar donde estaba la disputa por las “propinas”–. Y que a raíz de eso este trabajador renunció, pues no quería hacer un trabajo donde debía portar armas.  

Como sabe, el grado de represión que hubo en Paine, zona donde su padre era todo un personaje (zona que por razones familiares yo también conocía muy bien en esa época), fue algo extraordinario incluso para la brutalidad de ese momento, con una cantidad enorme de detenidos, fusilamientos colectivos, tortura generalizada, asesinatos a mansalva, violación de detenidas, y desaparición de prisioneros. Quizás fue la comuna que tuvo en términos relativos más habitantes afectados por los crímenes de la dictadura en ese período. La colaboración directa de civiles en dicha represión también fue de un nivel especial. 

Usted ha negado que su familia haya tenido participación directa en dicha brutalidad, aunque testigos confirman la presencia de un hermano suyo en la subcomisaría en cuestión cuando Pedro Vargas agonizaba en medio de torturas que hasta hoy me son inimaginables. Su hermano también reconoció que agentes de la represión se movilizaban en vehículos de la empresa de su familia (Declaración judicial de Christian Kast Rist, 25 de abril de 2003. Causa Paine. Fojas 5.979 del tomo XVIII). Y un sobreviviente ha declarado que su hermano Christian estaba entre los civiles que lo golpearon repetidamente cuando estaba preso en la subcomisaría (libro ya citado). 

Como confirma dicho testigo, único sobreviviente de uno de esos fusilamientos colectivos, su hermano fue visto a menudo en dicha subcomisaría –hecho reconocido por él mismo, argumentando que era solo para dejar cecinas del negocio familiar para los repetidos asados que se hacían en la subcomisaría para civiles y militares (Ibíd., 5979, Tomo XVIII). Testigos también han afirmado que su hermano habría estado ahí (junto a otros civiles) cuando un día a las tres de la madrugada sacaron a un grupo de detenidos para llevarlos a un fusilamiento colectivo en Collipeumo (Declaración policial de Alejandro del Carmen Bustos González –único sobreviviente de dicho fusilamiento–, 22 de octubre de 2001. Causa Paine. Fojas 1726 del tomo VII; ver también una entrevista a Bustos aquí).   

En relación con los vehículos que la empresa de su familia prestaba para la represión, su padre declaró: “No recuerdo si estos traslados [los que se realizaban con dichos vehículos] se hacían también durante la noche” (Declaración judicial de Michael Martín Kast Schindele, 15 de enero de 2003. Causa rol 04-02-F “Paine”. Fojas 3.732, Tomo XIII). Otro civil, quien también prestó vehículos (Francisco Luzoro, dueño de camiones y dirigente de la Asociación Gremial de Camioneros), fue más preciso y reconoció que los operativos que realizaba personal de Carabineros “escoltados por nosotros” [los civiles que prestaban vehículos] eran para trasladar prisioneros, “sin saber cuál era su destino final” (Declaración policial de Juan Francisco Luzoro Montenegro, 10 de enero de 2003. Causa Paine. Fojas 3.850 del tomo XIII). También hay testigos que afirman que algunos de los detenidos eran incluso amarrados a esos vehículos y arrastrados por la vía pública (Declaración policial de Holanda Aydee Vidal Caballero, 23 de diciembre de 2003. Causa Paine. Fojas 3.822 del tomo XIII).  

También su padre, Michael Kast Schindele, patriarca de la zona al momento del golpe, mantuvo hasta su muerte su calidad de inculpado por los crímenes de Paine.  

La pregunta que quisiera hacerle es muy simple: sea cual sea la secuencia de los hechos y el grado de responsabilidad directa o indirecta de su familia en estos hechos a días después del golpe –donde Pedro Vargas Barrientos y otros 70 lugareños (varios de ellos por el simple hecho de ser campesinos beneficiados por la reforma agraria) fueron torturados, asesinados y muchos, hasta hoy, desaparecidos–, ¿reconoce que lo ocurrido en Paine después del golpe fue una secuencia de violaciones repugnante de los derechos humanos? 

También quisiera preguntarle si realmente cree que sin verdad y justicia puede haber reconciliación. ¿No cree que es una vergüenza nacional que, después de todos estos años, aún no existan condenas por lo ocurrido en Paine (1)? El gran problema de Chile es que por este tipo de aberraciones el pasado no ha pasado.

 

______________________
(1) Según la información que tengo, hasta hoy hay solo siete carabineros, dos militares y nueve civiles procesados por estos hechos.  Ellos son los carabineros Nelson Iván Bravo Espinoza, Luis Enrique Jara Riquelme, José Floriano Verdugo Espinoza, Aníbal Fernando Olguín Maturana, José Osvaldo Retamal Burgos, Víctor Manuel Sagredo Aravena, Rogelio Lelan Villarroel Venegas. Los militares, el brigadier general (r) Víctor Raúl Pérez Pinto y el teniente coronel (r) Osvaldo Andrés Alonso Magaña Bau. Los civiles son Juan Manuel Balcázar Soto, Rodolfo Rodrigo Gárate Gárate, Rubén Darío González Carrasco, Claudio Antonio Oregón Tudela, Juan Guillermo Quintanilla Jerez, Ricardo Jorge Tagle Román, Mario Emilio Tagle Román, José Hugo Vásquez Silva y Juan Francisco Luzoro Montenegro.


A la sombra de los cuervos (LIBRO)

Fuente :laflordepapel.cl sin fecha

Categoría : Otra Información

Tirando del hilo de casos emblemáticos como fueron los setenta campesinos desaparecidos de Paine y los diecinueve ciudadanos de Laja y San Rosendo asesinados en un fundo explotado para la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), el periodista Javier Rebolledo va desvelando un entramado siniestro de personas que actuaron no solo “por omisión”, sino que directamente en estos hechos horribles. Porque fueron funcionarios de la Papelera –propiedad de la familia Matte– quienes señalaron con el dedo a los detenidos que luego fueron encontrados en una fosa común de un cementerio en Yumbel; porque fue la misma empresa la que facilitó a los carabineros de Laja vehículos para los arrestos y les proporcionó alcohol para “envalentonarlos” antes del fusilamiento. Lo mismo en el caso del clan Kast: tanto el pater familias Michael Kast Schindele como su hijo Christian tuvieron que comparecer ante la justicia por la desaparición de Pedro Vargas Barrientos, ex empleado de su restaurante Bavaria. Desde el seno de ambas familias, el autor va tejiendo una historia en la que todo está conectado y en la que la hipótesis de los seis grados de separación es una completa hipérbole. A la sombra de los cuervos viene a demostrar con información seria y rigurosa lo que se rumorea en todos los rincones de Chile: que este país lo controlan unos pocos, los mismos que lo vienen haciendo desde hace unos buenos años.


Condenan a 13 militares por el asesinato de 38 personas en Paine durante la Dictadura: La familia Kast está directamente involucrada

Fuente :gamba.cl 12/11/2020

Categoría : Prensa

Pedro León Vargas Barrientos pensaba que no tenía de qué preocuparse la mañana del 13 de septiembre de 1973. Tenía sólo 23 años, militaba en el MIR y poco tiempo atrás trabajaba en los establecimientos Bavaria. El mismo 11 de septiembre se presentó a la Subcomisaría de Paine y el capitán a cargo, Nelson Bravo, que lo conocía bien, le dijo que “todo estaba en orden. Así que se devolvió tal como había llegado”, recuerda Sylvia Vargas, hermana de Pedro. A pesar de eso, el 13 de septiembre fue sacado brutalmente de la cola del pan y arrastrado hasta un vehículo que lo llevó a la comisaría. Varios vecinos trataron de ayudarlo, algunos lo tomaron de la ropa, pero fue imposible. Ya en el calabozo le comentó a su compañero de celda, Armando Pereira Salas, que “su detención era ‘pesada’”. Como brazo derecho de las Fuerzas Armadas y Carabineros, estaban los civiles que se paseaban triunfantes por las calles del pequeño pueblo.

Christian Kast, hijo del propietario de establecimientos Bavaria, fue citado a declarar por la justicia el 2003. Causa que fue reabierta el año 2002 por la ministra de la Corte de Apelaciones de San Miguel, María Stella Elgarrista, acumulándolas en una sola, denominada “Paine”, producto de que 70 ciudadanos de localidades como Pintué, El Escorial, Chada, Culitrín y Hospital, entre otras, habían sido asesinados o permanecían desaparecidos. En esa ocasión, reconoció que: “Acompañamos a Carabineros al sector de Aculeo a saludar a agricultores del lugar, y a celebrar lo acontecido ese día”. Ese mismo 11 de septiembre condujo hasta la Subcomisaría el Datsun 1.500 color verde de su familia, cargado con alimentos de Bavaria para los carabineros. “Pues en ella los funcionarios tenían una olla común. Fui invitado a quedarme en el lugar hasta el día siguiente” declaró. En ese lugar fueron vistos por última vez gran parte de los desaparecidos de Paine. Rato después, durante esa misma noche, Kast vio llegar a la Subcomisaría a un grupo de detenidos “los que en la mañana del día 12 fueron retirados por un camión militar. Iban rapados”. Kast nunca denunció este hecho a la justicia.

Al mediodía del 12 de septiembre, horas después de la detención de Pedro Vargas, “se hizo un asado en el sitio indicado (patio de la Subcomisaría) y retorné a mi casa, momento en que mi madre me prohibió seguir yendo a la subcomisaría en razón de todo lo que había sucedido y que ella había apreciado por televisión. A pesar de ello, en los días posteriores volví a la subcomisaría a dejar cecinas de nuestro negocio familiar, los establecimientos Bavaria, en dos o tres ocasiones y en horas de la tarde. Cada vez que acudí veía a los carabineros y civiles compartir asados en el patio que indiqué. En esas ocasiones me enteraba que había detenidos en el cuartel, los que estaban en unas dependencias ubicadas al fondo del mismo. Sólo recuerdo haber escuchado hablar de una persona que apodaban ‘Harina Seca’, no recuerdo otros nombres o apodos”.

Cuando la ministra Elgarrista citó a declarar en calidad de inculpado a Michael Kast el año 2003, le interesaba conocer la propiedad de los camiones que habían participado en el traslado de los prisioneros detenidos desaparecidos de Paine. Lo interrogó en condición de inculpado. Al 11 de septiembre de 1973 era propietario de un camión rojo marca Mercedes Benz, tipo bombero. Tanto Kast como otros civiles interrogados, coincidieron judicialmente en que el objetivo de los préstamos solo fue para el traslado de funcionarios y sus familias hacia la Subcomisaría de Paine. “No recuerdo si estos traslados se hacían también durante la noche, de lo que estoy seguro, es que nunca mi móvil quedó en la comisaría sin el conductor que trabajaba para mí. Carlos, al regresar, me comentaba que efectivamente habían trasladado a los familiares de los funcionarios de Paine”. 

El detenido al que se refiere Christian Kast y por el cual nunca inició algún trámite de denuncia en base a lo que había escuchado en la Subcomisaría, es Luis Nelson Cádiz Molina, comerciante de 28 años, detenido el 14 de septiembre, simpatizante del MIR. Cádiz es uno de los detenidos desaparecidos de Paine. La última vez que fue visto con vida fue en el calabozo de la Subcomisaría de Paine, junto a Pedro Vargas, ambos con signos de haber sido torturados. Inquirido por la jueza, Christian Kast declaró que solo conoció a Pedro como empleado de su establecimiento, pero que no supo de su situación. “Sólo posteriormente tuve conocimiento que fue detenido por Carabineros, pero yo no lo vi en la Sub Comisaría, ni escuché que estuviera cuando yo acudí a dicho establecimiento”.

 

Según declaró, el también detenido, Alejandro del Carmen Bustos González, cerca de las tres de la madrugada del 18 de septiembre, un carabinero llegó a pasar lista al calabozo y lo sacó hacia el patio. Le ordenó que se vistiera, lo dejó un instante ahí y partió hacia el calabozo. Bustos observó varios vehículos de civiles estacionados, “siempre desde el patio y al acercarme a un pasillo, a través de una ventana, nuevamente pude observar a las personas de civiles. Me refiero a Francisco Luzoro, Claudio Oregón, Antonio Carrasco, Luis Mondaca, Segundo Suazo, Miguel González, Cristián Kast, Patricio Meza, Tito Carrasco, Mario Tagle, Jorge Nazar y Ruperto Jara”.

Minutos más tarde, él junto a Carlos Chávez, Orlando Pereira, Luis Ramírez y Raúl Lazo fueron subidos por carabineros a vehículos de civiles. No les pusieron capuchas. La comitiva tomó un camino que reconoció como la carretera Norte Sur. Luego enfilaron hacia el poniente, hasta un campo. Camino de tierra sinuoso, todos en silencio y el zumbido de los motores. Los bajaron, alineados en medio de un escampado, focos de vehículos alumbrándolos de medio lado, al frente un pelotón de civiles y carabineros, y el horror a la muerte en ciernes. A su costado derecho, diez metros más abajo, un remolino negro y espumoso de agua, esperando que cayeran en él. “Levanten las manos, nos dijo el sargento Reyes. Lo hicimos y miré hacia arriba, al cerro. ‘¡Puta a dónde estamos, Dios mío santo! ¡Virgencita linda!’, me dije. Y veo que va subiendo una imagen de la virgen arriba de una nube”, dijo con lágrimas Bustos.

Cuando sonó el estruendo, una bala le dio en el brazo y un chorro de sangre se le estrelló en la cara. Era de Orlando Pereira, su compañero de muerte. Algunos cayeron heridos, otros gritando de dolor y miedo. “Con un yatagán a uno de ellos, aún vivo, le sacaron los ojos y le cortaron la lengua”. Cuando el trabajo estuvo listo, lo empujaron por el despeñadero hacia el canal y rodó junto al resto del grupo. Adentro del agua, mientras daba vueltas en el remolino, sintió un brazo que lo tomaba del cuello. Era Orlando Pereira. “Me rogó que lo ayudara, así que lo monté al hombro y nadé. Salimos juntos al otro lado.” Pereira tenía varios impactos de bala en el pecho. “Me dijo que estaba muerto y que le cuidara a su señora y al hijo. Me pasó su chomba entera perforada y murió”.

Bustos fue el único que sobrevivió para contarlo. Careado con Christian Kast, reafirmó que lo vio en la comisaría el día de su detención, pero aclaró que no fue parte de la caravana que rato después lo fusiló. Entrevistado para este reportaje, Bustos puntualizó que en realidad quiso decir que no fue capaz de identificarlo. “Había más civiles, pero con las luces y la oscuridad, no los identifiqué a todos. No me recuerdo de haber visto a Kast ahí, pero podría haber estado también”. Kast reconoció a la justicia solo haber escuchado la historia: “En una oportunidad un sacerdote me relató un acontecimiento similar al que señala mi interlocutor, que relacionándolos, creo que se trata del mismo. Esa fue la primera vez que tuve noticias de lo sucedido en Collipeumo”.  Sylvia recuerda que el único problema que tenía Pedro con los Kast era un altercado previo al 11 de septiembre, en su lugar de trabajo, Cecinas Bavaria. “Mi hermano descubrió que no estaban pagando a sus trabajadores un porcentaje de las ventas, que era su obligación legal. Entonces organizó un sindicato y don Miguel lo castigó, bajándolo a rondín de la fábrica de cecinas. Tenía que usar un arma. A Pedro no le gustaba la violencia, así que renunció”, recuerda Sylvia. A pesar de ese episodio y sus nueve meses de embarazo, Sylvia decidió ir hasta la casa de los Kast en Buin, para pedirle ayuda a su patrón. A su favor tenía que a comienzo de los 60 su familia y los Kast habían trabajado codo a codo para sacar adelante la recién creada fuente de soda Bavaria, junto a la carretera Norte Sur, a la altura de Buin, donde los Vargas también vivían: “Otros patrones habían ayudado a salir libre a sus funcionarios, así que por eso me decidí a ir donde él”[, recordó.

En la entrada de la casa la recibió don Michael: “Estaba molesto. Me dijo ‘cómo se ve Sylvia que usted no sabe lo que es una guerra’. Le dije: ‘Pero ¿qué guerra, don Miguel? Pedro andaba con una malla del pan y la plata, nada más’. El insistió. ‘No, Sylvia, esto es grave, usted no tiene idea. Esto es de vida o muerte’. Yo le respondí, pero me dijo cortante que me fuera tranquilita para mi casa a tener a mi hijo”. Interrogado por la justicia, Michael Kast negó la visita de Sylvia para solicitarle ayuda: “No recuerdo de que familiares de Pedro hayan concurrido a mi domicilio, el día 17 de septiembre de 1973, a pedirme ayuda para encontrar o liberarlo y tampoco creo que de haber sido así, yo les hubiera contestado de la manera que se me señala, ya que le tenía aprecio a la familia, pues Sylvia y Pedro Vargas Barrientos trabajaban para mí, al igual que su padre, Bernabé Vargas”.

Francisco Luzoro, dueño de camiones y dirigente de la Asociación Gremial de Camioneros –procesado por varios crímenes de Paine– reconoció que “los operativos que realizaba personal de carabineros escoltados por nosotros [los civiles]eran exclusivamente para detener gente en diferentes lugares, los cuales eran trasladados a la Subcomisaría de Paine, sin saber cuál era su destino final (…)”. Aprovechó, eso sí, de abrir a medias el secreto a voces sobre la participación de otros civiles, sin comprometerse: “Quiero hacer presente que no solo yo estaba prestando colaboración con vehículos a personal de Carabineros, sino que habían otras personas civiles y que además tenían otros vehículos (…) pero no recuerdo quiénes eran, como asimismo había otras camionetas, pero de diferentes colores.

En cuanto a su relación con el líder de los civiles de Paine, y los demás integrantes de las brigadas formadas luego del golpe, Michael Kast fue discreto: “[A Luzoro] sólo lo ubico, por cuanto es un fletero de la zona, pero no tenemos un vínculo de amistad, igual cosa ocurre con Ramón Huidobro (…). Los Carrasco porque tienen parcela agrícola en Paine, a los hermanos Tagle porque son hijos de un dueño de fundo. Nunca nos visitamos con estas personas, ya que como señalé solamente los ubico”. La mayoría de las personas que Kast declaró “sólo ubicar”, actualmente están procesadas y algunos de ellas confesas de su participación en los crímenes que se han logrado dilucidar en Paine.

Hasta hoy, en la mayoría de los casos, la justicia no ha dilucidado qué camiones y vehículos fueron utilizados en los diversos episodios criminales. Se sabe que, por ejemplo, un camión rojo trasladaba detenidos desde y hasta la Escuela de Infantería de San Bernardo. También, como excepción, se sabe qué vehículos y qué choferes secuestraron al profesor Cristian Víctor Cartagena Pérez, detenido desaparecido, profesor de la Escuela de Chada y militante del Partido Comunista. Esto no fue problema para que en 2008 Christian Kast protegiera a Rubén Darío González, comerciante que colaboró conduciendo vehículos y que se encuentra confeso de su participación en el crimen del profesor Cartagena Pérez. Kast firmó un “certificado de honorabilidad” a su favor.

“Certifico conocer al señor Rubén Darío González desde su infancia. Asimismo, conocí a sus padres y abuelos, quienes se destacaron como personas correctas y respetables, activos participantes del comercio, muy queridos entre la comunidad de Paine. Don Rubén González siempre ha sido un joven normal y muy ordenado. Se casó y formó una familia muy cristiana de Paine. Como he sabido participa de movimientos cristianos de la comuna (…)” La viuda del profesor Cristián Víctor Cartagena Pérez, Holanda Vidal, recordó ante la Policía de Investigaciones que, al momento de ser secuestrado, su marido fue amarrado con una cuerda y esta a una de las camionetas de la caravana de civiles y militares. Se perdió en el camino, “arrastrándolo por todo el camino hasta llegar a la comisaría (…)”

Con el golpe militar, la familia Kast fortaleció su posición social y política. Miguel, el mayor de los hijos, economista de la Universidad Católica y con postgrado en la Universidad de Chicago, pasó a ser parte de los civiles que trabajaron para la dictadura. En 1978 asumió como director de la Odeplan; en 1980 fue designado por Augusto Pinochet como ministro del Trabajo y, en 1982, presidente del Banco Central. En 1983 le diagnosticaron cáncer óseo y, finalmente, murió ese mismo año. A partir de ese momento, se transformó en una leyenda dentro de la extrema derecha, ya que junto a Jaime Guzmán había integrado la fundación del Gremialismo, movimiento político que sentó las bases de la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido político nacido para dar apoyo social e ideológico a la dictadura de Augusto Pinochet.