Ramírez Gallegos María Julieta


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Rut : 8.11.644-k

Fecha Detención : 30-11-1974
Lugar Detención : Santiago


Fecha Nacimiento : 17-05-1909 Edad : 65

Lugar Nacimiento : Talca

Actividad Política :
Actividad : Dueña de Casa

Estado Civil e Hijos : Casada
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Fuente :informe corporación

Categoría : Antecedentes del Caso

Detenida-desaparecida : 30 de noviembre de 1974
Edad a la fecha de la detención : 65 años
Cédula de Identidad : 811.644 Santiago
Estado civil : Casada
Profesión u oficio : Dueña de casa

María Juleta Ramírez nació el 17 de mayo de 1909, casada con Oscar Castro Alcátara, madre de Oscar y Maretta Castro Ramírez; dedicada a las labores de casa. El día 30 de noviembre de 1974, María Julieta acompañada de su yerno Juan Rodrigo Mac Lead, militante del MIR fue a visitar a sus hijos Marietta y Oscar Castro Ramírez, quienes se encontraban detenidos de días antes en "Tres Alamos". Al ingresar al campamento fue vista por sus hijos, además de por su nuera Ana María Vallejos. En esos momentos fue detenida junto con su yerno sin explicación alguna. De esta detención fue testigo su hija. Su esposo en carta dirigida al director de carabineros César Mendoza Durán, con fecha 30 de julio de 1975 describió así los hechos: Mis dos hijos, Oscar Emilio y María Julieta Castro Ramírez fueron detenidos en el mes de noviembre de 1974, en virtud de la disposición del "Estado de Sitio". El 30 de noviembre ambos se encontraban en el campamento de Tres Alamos, lugar al que se dirigió a visitarlo mi esposa María Julieta Ramírez, dueña de casa de 65 años de edad, de mi mismo domicilio". "Al ingresar al recinto, mi esposa fue detenida sin que jamás se diera explicación alguna de este hecho, ni que se supiera si esta detención obedecía a orden de alguna autoridad y ni siquiera donde se encuentra mi esposa, desde noviembre de 1974 hasta la fecha". "Nuestra hija la vio al interior del recinto y luego supo que sería trasladada, después nunca más supimos de ella". "Marietta fue interrogada junto a su madre hasta que esta fue sacada del centro de interrogatorio después de la cual no sesupo más de ella. Además hay otros testigos de la detención, esta es doña Alejandra Holzaphfeld P. quien estuvo detenida y posteriormente dejada en Libertad. Envió su testimonio desde Berlín, en uno de sus párrafos dice: "María Julieta Ramírez Gallegos, con quien estuve en la misma pieza, en la casa de tortura de "Villa Grimaldi", fue detenida junto a su yerno Juan Mac Lead Trener, el 30 de noviembre de 1974 en "Tres Alamos" cuando llevaba la ropa y comida a su hija María Antonieta Castro". El 10 de diciembre de 1974 se presenta recurso de amparo Rol 9.105, el cual no es acogido en base a los informes negativos de las autoridades, se envió carta al ministro del Interior y al Director de Carabineros ya que "Tres Alamos" donde se produjo el arresto dependió de Carabineros. No hubo resultado positivo de esas gestiones, María Julieta Ramírez Gallegos y su yerno Juan Mac Lead continúan detenidos desaparecidos.


Juez interrogó a abogado defensor de Pinochet por caso de DDHH

Fuente :El Mostrador 2 de Diciembre 2005 

Categoría : Prensa

El ministro en visita Alejandro Madrid interrogó al defensor del general (R) Augusto Pinochet Ugarte, el abogado Pablo Rodríguez Grez, en el marco de un proceso por violaciones a los derechos humanos registrada durante el régimen militar.

La diligencia, que se llevó a cabo el fin de semana, pero sólo trascendió este lunes, tenía como objetivo aclarar el grado de conocimiento que tuvo el profesional sobre las desapariciones registradas en el centro de detención de la dictadura.

El interrogatorio fue decretado luego que el actor Oscar Castro -director del Teatro Aleph de Francia- señalara que el abogado integró un comité que visitó centros de detención, y que tendría datos sobre el paradero de su madre, Julieta Ramírez, desaparecida en noviembre de 1974 desde Tres Álamos.

Según trascendió, Rodríguez Grez habría reconocido ante el magistrado que efectivamente integró un comité del Colegio de Abogados que visitó algunos recintos de detención creados en el régimen militar, con el objetivo de entregar informes a organismos internacionales.

Sin embargo, le habría aclarado al juez que cumplió dicha labor una sola vez, durante una visita a Pirque, cuando el recinto de Tres Álamos ya había sido cerrado.

Asimismo, negó que haya tenido antecedentes sobre el destino de Julieta Ramírez, pese a las declaraciones de Oscar Castro, que sostuvo el abogado le habría señalado en la época que era poco probable que pudiera hallar a su madre.

En ese sentido, el actor habría manifestado su disponibilidad al magistrado para someterse a un careo.


Julieta Ramírez, la prisionera de derecha de Villa Grimaldi

Fuente :The Clinic 11 Noviembre 2013J

Categoría : Prensa

María Julieta Ramírez Gallegos nunca se metió en política, pero era contraria al gobierno de Allende. Sin ninguna explicación, su nombre pasó a figurar entre los miles de desaparecidos que dejó la dictadura militar. En 1974 entró como visita al recinto Tres Álamos para ver a sus dos hijos, el actor Óscar Castro y su hermana María Antonieta, pero nunca más se la vio salir. Acusada de portar información para los detenidos, su rastro se perdió en Villa Grimaldi tras unos pocos días de reclusión.

Un mes antes del aniversario 40 del golpe de estado, el actor, dramaturgo y director teatral Óscar Castro, llegó a Chile desde Francia a trabajar a ritmo intenso. El teatro Aleph, fundado por él a fines de los años sesenta, retomó fuerza en las tablas locales después de años de ausencia a través del montaje de “El 11 de septiembre de Salvador Allende”, una obra en que interpreta simultáneamente al derrocado presidente en su último día de vida y a sí mismo, como un dramaturgo encerrado en una sala de teatro. Mientras en escena se reencuentra con algunos de sus personajes olvidados y seres queridos del pasado, de pronto uno de ellos menciona a su madre Julieta, que como un recuerdo relámpago aparece por un instante en la obra y después vuelve a desaparecer sin dejar huella.
Igual que hace 39 años.

Los Castro Ramírez eran una familia de campo. Óscar Castro padre y María Julieta Ramírez se dedicaron toda su vida a la agricultura en las cercanías de Talca, donde criaron a sus hijos, Óscar y María Antonieta, más conocida como Marieta. Era una vida tranquila, sin grandes lujos ni muchas necesidades. “Recuerdo cuando la mamá me acompañaba al colegio, iba a buscarme y me compraba un berlín. Como en aquella época todo el mundo era pobre, comprarse un berlín era parte del presupuesto de la casa”, cuenta el actor.

Cuando los niños terminaron la educación primaria, fueron a estudiar a Santiago y se alojaron en una casa en el barrio de Independencia al cuidado de una niñera. En la capital, ambos se acercaron al mundo de las tablas y en 1966, Óscar formó el teatro Aleph. Aunque ninguno de los dos militaba en ningún partido o movimiento político, muchos de sus amigos y miembros de la compañía sí lo hacían.

Por eso, tras el golpe militar, su casa se convirtió en una especie de recinto de acogida a personas que necesitaban esconderse. “Como mi casa no estaba muy teñida de un color político, mucha gente se refugió allí mientras esperaban poder asilarse en una embajada. Llegaron a haber como veinte personas y yo me acuerdo que tenía que ir a comprar pan a diferentes panaderías para que no hubiera sospechas”, relata.

Al igual que sus hijos, Julieta tampoco era cercana a la política partidista. Pero como muchos propietarios de campo de la época, no estaba de acuerdo con las iniciativas que había implementado la Unidad Popular. Su ideario era más bien de derecha, pero no se hacía problemas cuando se enfrentaba a una opinión diferente. En ocasiones hablaba del tema con sus hijos y tras discutir por unos momentos, ella solía concluir “bueno, yo no estoy de acuerdo con ustedes, pero ustedes hagan lo que quieran”. “Mis papás pensaban que las acciones de tu vida eran tuyas, que ellos no se podían mezclar. Yo pertenecía a esa generación en que los papás decían ‘vaya donde usted crea, pero vaya’”, explica Castro.

Con este espíritu, acompañado de un afán de proteger y no preocupar a su madre, los jóvenes actores nunca le contaron a Julieta que su casa se había convertido en un refugio para perseguidos de la dictadura. Ambos pensaron que era una actividad demasiado peligrosa como para comprometerla de alguna forma.

Tras un tiempo, llegó a refugiarse a la casa Hernán Aguiló, jefe de la comisión militar del MIR y uno de los hombres más buscados en esa época. Poco después, en noviembre de 1974, la DINA detuvo a Humberto Menanteau, otro dirigente del movimiento y hoy desaparecido que sabía dónde él se escondía y que, sometido a torturas, terminó por entregar la dirección de la casa de los hermanos Castro. Aguiló alcanzó a salir de la casa antes que llegara la policía secreta y nunca cayó detenido, pero a Óscar y Marieta los tomaron presos el 24 de ese mes.

María Julieta, entonces de 65 años, se enteró de la noticia y viajó a Santiago para ver a sus hijos con la angustia de no saber dónde estaban exactamente. Cuando se enteró de que los habían llevado al campamento de prisioneros políticos Tres Álamos, partió a visitarlos junto a su yerno Juan Mac Leod y su nuera Ana María Vallejo, el 30 de noviembre de 1974.

En el campo de prisioneros, Marieta y Óscar habían decidido hacer teatro juntos para hacer más llevadero el encierro. Por eso, cuando se enteraron que los visitarían, Marieta le pidió que le llevara los maquillajes. Julieta, entonces, juntó en un neceser todos los cosméticos que encontró en la casa, sin saber si todos pertenecían a su hija y lo llevó.

El día que Julieta llegó a Tres Álamos, no se permitían visitas. Solo le autorizaron a dejar las cosas para sus hijos. Ana María se dirigió a un mesón donde se recibían para los presos hombres y María Julieta y Juan fueron al de mujeres. Después de dejar un paquete de ropa para su marido, Ana María quiso volver a juntarse con su suegra y cuñado pero un carabinero impidió acercárse y la obligó a salir del lugar.

Ahí partió la desaparición de Julieta.
Ana María lo recordaría años más tarde, frente al ministro de fuero Alejandro Solís, que llevó la investigación del caso hasta su retiro en 2012. Le explicó al magistrado:

“Alcancé a hacer una seña a María Julieta Ramírez y ella, desde lejos, me gritó: “parece que vamos a poder vernos”. Los vi alejarse hacia el interior del recinto, los dos custodiados por un hombre que llevaba tomada del brazo a María Julieta Ramírez. Salí del lugar y permanecí fuera del recinto durante dos horas a la espera de María Julieta y de Juan Rodrigo, pero no salieron de allí y nunca más volví a verlos”.

La familia nunca tuvo una explicación de lo que había pasado. El coronel de Carabineros Conrado Pacheco, al mando del campamento, jamás entregó una versión.

Sin embargo, dentro de Tres Álamos hubo testigos de la detención. Y luego lo relataron: en el momento en que se hizo la revisión de las cosas que llevaba Julieta en el neceser, se encontró un lápiz labial que tenía enrollado en su interior un microfilm con propaganda política del que no tenía conocimiento. Eso bastó para que la tomaran presa.
En ese mismo momento, Julieta pasó a manos de la DINA junto a su yerno. Aunque pasaron un días en Cuatro Álamos, un recinto más secreto a cargo de Gendarmería, ambos terminaron en Villa Grimaldi.

DESTINO VILLA GRIMALDI

De acuerdo a versiones de distintos testigos que los vieron o conversaron con ellos, María Julieta Ramírez y Juan Mac Leod fueron trasladados rápidamente desde su primer lugar de reclusión. “Estuvieron poco tiempo en Cuatro Álamos, pueden haber estado una semana. No hay precisiones, pero al parecer ellos llegan los primeros días de diciembre a Villa Grimaldi”, comenta Hernán Quezada, abogado de Derechos Humanos que llevó la causa de ambos desaparecidos hasta junio de 2013.

Alejandra Holzapfel fue testigo de su estadía en ese centro de detención. Ella fue llevada allí el 11 de diciembre de 1974, cuando tenía 20 años, y estuvo recluida en la misma pieza que María Julieta durante los días 11,12 y 13 de ese mes. A pesar de que compartieron poco tiempo y bajo condiciones de tortura y angustia, Alejandra sonríe al recordarla. Lo primero que describe es su muy buen humor y lo diferente que era al resto de las prisioneras, casi como un personaje fuera de contexto. “Si bien ella tenía dos hijos de izquierda que apoyaron a compañeros del MIR, Julieta siempre manifestó que era una mujer de derecha, entonces eso era como extraño en nuestra pieza”, admite.
La madre de Óscar Castro era además la prisionera de más edad en ese reducido espacio, pues la mayoría no superaba los 20 años. Por eso, Alejandra recuerda que como en un instinto por proteger y tranquilizar a sus compañeras de celda, Julieta contaba chistes y cantaba. Además, ella mantenía la calma porque estaba segura de que pronto saldría de allí. No había razón para que ella estuviera detenida y por eso mismo, nadie pensó en que podría convertirse en desaparecida. “Ella decía siempre ‘chiquillas, después yo las voy a ayudar a salir, porque a mí me va a venir a buscar Jorge Alessandri, que es mi amigo. Cuando él sepa que yo estoy aquí, me va a venir a buscar’. Estaba totalmente convencida”, cuenta Holzapfel.

Efectivamente, uno de esos días, llegaron a liberarla. Alejandra relata que el teniente coronel de Ejército Fernando Laureani Maturana, abrió la puerta de la pieza y dijo:
-Julieta Ramírez, se va libre.
Al escuchar eso, Julieta se paró rápidamente y le reclamó:
-Sí, pero antes de irme, me devuelve mi collar de perlas, la argolla de matrimonio, las libras esterlinas, el reloj de oro.
A lo que Laureani respondió:
-Entonces te quedai, vieja de mierda -y le dio un empujón que la botó al suelo, cerró la puerta y se fue.
El resto de las prisioneras quedaron desconcertadas con la escena y la actitud del teniente coronel. “Eso es lo que yo me acuerdo. O sea, si desapareció la Julieta es porque le robaron las joyas, eso es lo que a mí me quedó. Porque los dos hijos quedaron con vida, y ella, que no era una mujer militante de izquierda, queda desaparecida”, concluye Alejandra.

El turno de la justicia

En 1996, tras años de exilio en Francia, Óscar Castro acudió en Chile a la Corporación de Reparación y Reconciliación para que se levantaran acciones judiciales por la desaparición de su madre y cuñado. El caso quedó a cargo de los abogados Hernán Quezada y Loreto Meza, quienes presentaron una denuncia por los delitos de secuestro de ambas víctimas ante un Juzgado del Crimen de San Miguel, pero el tribunal se declaró incompetente y remitió el proceso a la justicia militar. En 2001, a requerimiento de los abogados del actor, el Ministro Alejandro Solís, de la Corte de Apelaciones de Santiago, pidió al tribunal militar que se inhibiera de la causa y le remitiera los antecedentes. Cuando eso sucedió, se presentó una querella criminal en contra de Augusto Pinochet y varios jefes y agentes de la DINA por el denominado “Caso Villa Grimaldi”.

En 2006, Pinochet fue desaforado por su responsabilidad en los secuestros de María Julieta Ramírez y otros prisioneros de este recinto secreto de detención y torturas. En junio de 2013, se formuló la acusación en contra de Manuel Contreras y otros responsables de estos crímenes. Esta causa se encuentra en el período de notificación a los acusados para que puedan ejercer su derecho a defensa, lo que debería dar paso a la etapa probatoria. “Terminada esa fase, el Ministro a cargo estaría en condiciones de dictar su sentencia, que debiera ser condenatoria para los responsables de estos delitos y que podría ocurrir a fines de este año. Después corresponderá a la Corte de Apelaciones pronunciarse en segunda instancia, y eventualmente la Corte Suprema en caso que así se determine. Esto significa que aún podría transcurrir al menos un año para que el caso concluya definitivamente”, explica Hernán Quezada.

Sin embargo, en la búsqueda personal de su madre, Óscar Castro ha hecho un recorrido diferente. Conoció personalmente a Alejandra Holzapfel y le pidió que le contara la historia de esos tres días que ambas compartieron. “Nos abrazamos, lloramos, pasaron muchas cosas, porque realmente él estaba en la búsqueda de saber qué había pasado. Ella estaba ahí por cumplir su rol de madre”, reflexiona Alejandra. Esa conversación después se replicó en la película Fleur de canelle (2000), que cuenta la historia familiar del actor entre ficción y realidad.

A pesar de la falta de explicaciones y de lo abrupto de su desaparición, hoy el actor ya no lucha por encontrar a su madre o su paradero final, sino que destina sus esfuerzos a mantenerla viva: en sus obras de teatro, en sus novelas y entre sus recuerdos. A pesar de que ha pasado 39 años sin verla, en su mundo ficticio Óscar aún conversa, discute y bromea con ella. “Éramos muy cómplices en esta historia de la amistad y de reírnos juntos de todo. Por ser una mujer que se reía de todo, no podría haber sido una mujer tan de derecha, ¿no? Era más católica que derechista”, plantea.

En una ciudad al sur de Francia, hace 15 años se organiza un festival cultural alrededor del teatro Aleph y de su creador. En la versión de este año, se sembró en el parque de esa ciudad una araucaria en homenaje a los detenidos desaparecidos de Chile que lleva el nombre de Julieta. “De niño uno decía ‘cuando abandone mi alma al cuerpo, me gustaría ser como un pájaro para volar, o como un pescado para estar debajo del agua’. Y en ese momento, yo me decía ‘nunca pensé que mi mamá quería transformarse en árbol y sobre todo en araucaria’. Entonces en esta ceremonia, yo estaba como en la maternidad, porque ese árbol es vida”, concluye Óscar.


Corte Suprema confirma condenas contra 11 agentes de la DINA en causa “Villa Grimaldi”

Fuente :resumen.cl 24/1/2016

Categoría : Prensa

 En resolución adoptada este jueves 21 la Corte Suprema ratificó la sentencia dictada en la investigación contenida en el Episodio Cuaderno Principal de la causa denominada: «Villa Grimaldi», que indagó 19 desapariciones y un homicidio calificado, ilícitos cometidos entre los años 1974 y 1975 al interior del centro clandestino de detención ilegal, ubicado en la comuna de Peñalolén.

En fallo dividido (causa rol 17887-2015), la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros Milton Juica, Carlos Künsemüller, Lamberto Cisternas, Manuel Antonio Valderrama y Jorge Dahm- ratificó las penas a presidio efectivos de 11 integrantes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), por su responsabilidad en los secuestros calificados de: Guillermo Roberto Beausire Alonso, Alan Roberto Bruce Catalán, Jaime Enrique Vásquez Sáenz, Manuel Antonio Carreño Navarro, Iván Sergio Carreño Aguilar, María Teresa Eltit Contreras, María Isabel Joui Petersen, Jacqueline Paulette Drouilly Yurich, Juan René Molina Mogollones, René Roberto Acuña Reyes, Carlos Alberto Carrasco Matus, Hugo Daniel Ríos Videla, Agustín Alamiro Martínez Meza, Juan Rodrigo Mac-Leod Treuer, María Julieta Ramírez Gallegos, Luis Jaime Palominos Rojas, Marta Silvia Adela Neira Muñoz, César Arturo Emiliano Negrete Peña, Alejandro Juan Ávalos Davidson; y por el homicidio de Humberto Juan Carlos Menenteau Aceituno.

La sentencia de primera instancia, dictada por el ministro en visita Leopoldo Llanos Sagristá, el 27 de junio de 2014, y ratificada por la Corte de Apelaciones de Santiago en septiembre pasado, condenó a los ex jerarcas de la DINA:

Pedro Octavio Espinoza Bravo, ex brigadier de ejército, a penas de 20 años de presidio por su responsabilidad en el homicidio de Humberto Juan Carlos Menenteau Aceituno; y 20 años de presidio por los secuestros de Guillermo Roberto Beausire Alonso, Alan Roberto Bruce Catalán, Jaime Enrique Vásquez Sáenz, Manuel Antonio Carreño Navarro, Iván Carreño Aguilar, María Teresa Eltit Contreras, María Isabel Joui Petersen, Jacqueline Paulette Drouilly Yurich, Juan René Molina Mogollones, René Roberto Acuña Reyes, Carlos Alberto Carrasco Matus, Hugo Daniel Ríos Videla, Agustín Alamiro Martínez Meza, Juan Rodrigo Mac-Leod Treuer, María Julieta Ramírez Gallegos, Luis Jaime Palominos Rojas, Marta Silvia Adela Neira Muñoz, César Arturo Emiliano Negrete Peña y Alejandro Juan Ávalos Davidson.

Rolf Arnold Gonzalo Wenderoth Pozo, ex coronel de ejército, a penas de 15 años de presidio por su responsabilidad como cómplice en el homicidio de Humberto Juan Carlos Menenteau Aceituno; y 20 años de presidio por los secuestros de Guillermo Roberto Beausire Alonso, Alan Roberto Bruce Catalán, Jaime Enrique Vásquez Sáenz, María Teresa Eltit Contreras, María Isabel Joui Petersen, Jacqueline Paulette Drouilly Yurich, Juan René Molina Mogollones, René Roberto Acuña Reyes, Carlos Alberto Carrasco Matus, Hugo Daniel Ríos Videla, Agustín Alamiro Martínez Meza, Juan Rodrigo Mac-Leod Treuer, María Julieta Ramírez Gallegos, Luis Jaime Palominos Rojas, César Arturo Emiliano Negrete Peña y Alejandro Juan Ávalos Davidson.

Miguel Krassnoff Martchenko, ex brigadier de ejército, Fernando Eduardo Lauriani Maturana, ex teniente coronel de ejército, Gerardo Ernesto Godoy García, ex teniente coronel de carabineros, y Ricardo Víctor Lawrence Mires, ex teniente coronel de carabineros, fueron condenados a la pena de 20 años de presidio cada uno por los secuestros de Guillermo Roberto Beausire Alonso, Alan Roberto Bruce Catalán, Jaime Enrique Vásquez Sáenz, Manuel Antonio Carreño Navarro, Iván Carreño Aguilar, María Teresa Eltit Contreras, María Isabel Joui Petersen, Jacqueline Paulette Drouilly Yurich, Juan René Molina Mogollones, René Roberto Acuña Reyes, Carlos Alberto Carrasco Matus, Hugo Daniel Ríos Videla, Agustín Alamiro Martínez Meza, Juan Rodrigo Mac-Leod Treuer, María Julieta Ramírez Gallegos, Luis Jaime Palominos Rojas, César Arturo Emiliano Negrete Peña y Alejandro Juan Ávalos Davidson. Por los secuestros de las mismas víctimas, Basclay Humberto Zapata Reyes, ex suboficial de ejército, fue condenado a la pena de 15 años y un día de presidio.

Raúl Eduardo Iturriaga Neumann, ex general de ejército, y Manuel Andrés Carevic Cubillos, ex coronel de ejército, fueron condenados a la pena de 15 años y un día de presidio por los secuestros de María Isabel Joui Petersen, Marta Silvia Adela Neira Muñoz y César Arturo Emiliano Negrete Peña.

César Raúl Manríquez Bravo, ex general de ejército, a la pena de 15 años y un día de presidio por los secuestros de Guillermo Roberto Beausire Alonso, Manuel Antonio Carreño Navarro, Iván Sergio Carreño Aguilar y Jacqueline Paulette Drouilly Yurich, y

José Orlando Manzo Durán, ex oficial de gendarmería, a la pena de 10 años y un día de presidio por el secuestro de Jacqueline Paulette Drouilly Yurich.

La resolución del máximo tribunal se adoptó con el voto en contra del ministro Cisternas, quien fue partidario de acoger la prescripción gradual, pero solo respecto de los condenados Krassnoff Martchenko y Lauriani Maturana.


HIJOS E HIJAS DE LA MEMORIA

Fuente :Adriana Goñi Godoy facebook.com

Categoría : Mensaje

María Julieta Ramírez Gallegos nunca se metió en política, pero era contraria al gobierno de Allende. Sin ninguna explicación, su nombre pasó a figurar entre los miles de desaparecidos que dejó la dictadura militar. En 1974 entró como visita al recinto Tres Álamos para ver a sus dos hijos, el actor Óscar Castro y su hermana María Antonieta, pero nunca más se la vio salir. Acusada de portar información para los detenidos, su rastro se perdió en Villa Grimaldi tras unos pocos días de reclusión.

Una madre visita a sus hijos

María Julieta Ramírez estaba casada con Óscar Castro Alcátara, agricultor en las cercanías de Talca, donde criaron a sus hijos, Óscar Castro Ramírez y María Antonieta, más conocida como Marieta. Ella se dedicada a las labores de casa. Cuando los hermanos terminaron la educación primaria, se fueron a estudiar a Santiago y se alojaron en una casa en el barrio de Independencia. En la capital, ambos se acercaron al mundo del teatro y en 1966, Óscar formó su propia compañía teatro Aleph. Aunque ninguno de los dos militaba en ningún partido o movimiento político, muchos de sus amigos y miembros de la compañía sí lo hacían. Luego del golpe militar del 11 de septiembre, su casa se convirtió en lugar de acogida a personas que necesitaban esconderse. Llegó a refugiarse a la casa Hernán Aguiló, militante del MIR. En noviembre de 1974, la DINA detuvo a Humberto Menanteaux, otro dirigente del MIR quien entregó la dirección de la casa de los hermanos Castro. Hernán Aguiló alcanzó a salir de la casa antes que llegara la DINA, pero a Óscar y Marieta los agentes de la DINA los detuvieron el 24 de noviembre.1

El día 30 de noviembre de 1974, María Julieta acompañada de su yerno Juan Rodrigo Mac Leod, junto a la entonces pareja de Óscar, Ana María Vallejos, fue a visitar a sus hijos Marieta y Óscar Castro Ramírez, quienes se encontraban detenidos en "Tres Álamos". En el campo de prisioneros, Marieta y Óscar habían decidido hacer teatro juntos para hacer más llevadero el encierro. Por eso, cuando se enteraron que los visitarían, Marieta le pidió que le llevara los maquillajes. Julieta, entonces, juntó en un neceser todos los cosméticos que encontró en la casa. El día que Julieta llegó a Tres Álamos, no se permitían visitas. Solo le autorizaron a dejar las cosas para sus hijos. María Julieta y Juan fueron al de mujeres. Ahí partió la desaparición de Julieta. Ana María recordaría que: "Alcancé a hacer una seña a María Julieta Ramírez y ella, desde lejos, me gritó: “parece que vamos a poder vernos”. Los vi alejarse hacia el interior del recinto, los dos custodiados por un hombre que llevaba tomada del brazo a María Julieta Ramírez. Salí del lugar y permanecí fuera del recinto durante dos horas a la espera de María Julieta y de Juan Rodrigo, pero no salieron de allí y nunca más volví a verlos". La familia nunca tuvo una explicación de lo que había pasado. Testigos de la detención señalaron que en el momento en que se hizo la revisión de las cosas que llevaba Julieta en el neceser, se encontró un lápiz labial que tenía enrollado en su interior un microfilm con propaganda política del que no tenía conocimiento.2

María Julieta Ramírez a los 65 años de edad, ingresó al recinto de detención de la DINA de Villa Grimaldi. La expresa política Alejandra Holzapfel, compartió con ella en la reclusión, ella recuerda “Lo primero que describe es su muy buen humor y lo diferente que era al resto de las prisioneras, casi como un personaje fuera de contexto. “Si bien ella tenía dos hijos de izquierda que apoyaron a compañeros del MIR, Julieta siempre manifestó que era una mujer de derecha, entonces eso era como extraño en nuestra pieza””.3 La madre de Óscar Castro era además la prisionera de más edad en ese reducido espacio, pues la mayoría no superaba los 20 años. Alejandra recuerda que como en un instinto por proteger y tranquilizar a sus compañeras de celda, Julieta contaba chistes y cantaba. Además, ella mantenía la calma porque estaba segura de que pronto saldría de allí. No había razón para que ella estuviera detenida y por eso mismo, nadie pensó en que podría convertirse en desaparecida”.4Uno de esos días, llegaron a liberarla. Alejandra relata que el teniente coronel de Ejército Fernando Laureani Maturana, abrió la puerta de la pieza y dijo: “Julieta Ramírez, se va libre. Al escuchar eso, Julieta se paró rápidamente y le reclamó: -Sí, pero antes de irme, me devuelve mi collar de perlas, la argolla de matrimonio, las libras esterlinas, el reloj de oro. A lo que Laureani respondió: -Entonces te quedai, vieja de mierda -y le dio un empujón que la botó al suelo, cerró la puerta y se fue”.5


Mi madre y Villa Grimaldi

Fuente :elmostrador.cl 8/10/2005

Categoría : Prensa

Mi madre Maria Julieta Ramírez Gallegos desapareció en noviembre de 1974 cuando me fue a visitar al lugar de detención de Tres Álamos… Su «delito» hacer lo que toda madre hace cuando un hijo esta en prisión: ir a visitarlo. Si hubiera estado enfermo, ella habría ido al hospital.
Fueron muchos los testigos que la vieron, cuando tirada por los cabellos era arrastrada por los pasillos de ese lugar de detención. El que realizaba esta innoble acción era el Comandante Conrado Pacheco, que en aquella época era el responsable de Tres Álamos…

Luego entregó a mi madre en las manos de la DINA, y nunca más se supo de su destino.

Saber que se solicita el desafuero de Pinochet para conocer más sobre la verdad de este horrendo suceso ha sido para mi una bendición del cielo… Todos sabemos que los desafueros de este dictador no llegan casi nunca al fin… Pero mi madre era muy católica, entonces porqué no tener la esperanza que este milagro se produzca de una vez por todas…

Hay un dicho indígena que dice: «Un pueblo que no hace justicia a sus muertos, es un pueblo maldito y los pueblos malditos no tienen futuro…» Hay que escuchar la voz de la sabiduría… Pienso que hay que ser responsable con las futuras generaciones: sino se hace justicia, qué moral podemos trasmitir a nuestros hijos… Cómo podemos alarmarnos de que crezca la delincuencia en nuestro país… cuando hay una cantidad enorme de delincuentes mayores que después de haber robado, torturado, asesinado, están tranquilos paseándose por las calles de Santiago.

La vida le ha dado y le seguirá dando al Poder Judicial chileno oportunidades de mostrarse ante los ojos del mundo como una institución seria y responsable, que merezca el respeto internacional… Todavía no lo ha hecho y para un chileno que vive afuera y que lee los diarios extranjeros, duele que se trate a la justicia de nuestro país como corrompida y ausente de todo interés de hacer justicia por los crímenes que se cometieron durante la dictadura.

En mi país hay muchos delincuentes que, por delitos menores que los realizados por Pinochet, cumplen penas de prisión y la prensa los muestra en todos los medios con profundo desprecio… Esta bien, pero de nada sirve cuando el delincuente mayor sigue tranquilo en su casa…

En todo caso yo soy menos católico que la mamá y la verdad no necesito milagros, sino justicia.

Oscar Castro Ramírez es actor y director del Teatro Aleph de Francia. Su madre, María Julieta Ramírez, fue vista con vida por última vez en el centro de detención de Villa Grimaldi.


CARTA A: María Julieta Ramírez Gallegos DE: Anaï Castro Heyman

Fuente :espistolariodelamemoria.cl

Categoría : Mensaje

¡Cuánto camino hemos debido recorrer juntas para que hoy tengamos la posibilidad de dialogar con toda serenidad! Tú desapareciste en diciembre de 1974 y yo nací en marzo de 1979. Nunca nos hemos cruzado y sin embargo me he convertido en tu mensajera.
Mientras estaba sanando mis tormentos, comprendí que me pedías que transmitiera tu más querido anhelo: de ser enterrada para que tu alma atormentada pudiera irse en paz. Para que la herida viva del trauma familiar se convirtiera en una cicatriz. Una cicatriz que permita reconstruirnos y reinventarnos, sin olvidar.
Te dimos sepultura el 23 de diciembre de 2019. Fue una ceremonia hermosa e inolvidable en la que papá y sus cinco hijos hicimos la paz. Ahí quedaron nuestras iras, nuestros malentendidos, nuestros sentimientos de culpa y las espinas de un pasado oscuro y trágico.
Ambas sabemos que tu entierro habría resultado imposible si la Vicaría, las asociaciones de desaparecidos, los ex presos y tu hijo Óscar no hubieran tenido la tenacidad de luchar contra el olvido y la injusticia. Hace falta coraje para contar las atrocidades cometidas por los verdugos del terror. Criminales que pensaron que haciendo desaparecer tu cuerpo, sus crímenes quedarían impunes. Pero ignoran que la memoria es sensorial y que los muertos hablan. Usaste el viento para hacer estremecer mi cuerpo, y un día te oí y te escuché.
Te agradezco Abuela, por haberme guiado en este camino, transmitido tu tenacidad y tu amor para impulsar mi lucha por la verdad y la justicia junto al mejor compañero de ruta que pueda haber, Óscar, tu querido hijo y mi papá querido.
Así que, Abuela y Papá, que vuestras almas permanezcan en paz y aunque la muerte nos separe, seguiré escuchando el viento para oír vuestras palabras que tanto bien me hacen. Hasta la vida siempre Abuela Julieta y papito Óscar.

Anaï Castro Heyman


Actor chileno Óscar Castro falleció por coronavirus en París

Fuente :elperiodista.cl 26/4/2021

Categoría : Prensa

Fundó la compañía Aleph y protagonizó la versión chilena del filme Ardiente Paciencia. 

El actor chileno Óscar «Cuervo» Castro, quien desarrolló una rica trayectoria teatral en Francia luego de haber sido liberado de la cárcel por la dictadura de Augusto Pinochet, falleció en París este domingo a los 73 años, víctima de la Covid-19.

Era hijo de María Julieta Ramírez Gallegos -desaparecida por el régimen a los 63 años, en 1974- y fundó en su adolescencia el elenco teatral estudiantil Aleph, en el que figuraba como actriz la futura presidenta Michelle Bachelet.

El grupo era considerado en 1972 el más vanguardista de la escena santiaguina ya que sus obras, creaciones colectivas, frecuentemente aludían a la realidad política y social.

Después del golpe de Estado de 1973 la compañía siguió trabajando, pero un año después Óscar y su hermana Marieta fueron detenidos y llevados al campo de prisioneros de Tres Álamos, ocasión en que su madre, al ir a visitarlos, resultó detenida y permanece desaparecida hasta hoy.

Después de ser liberado, en 1976, partió con su esposa Ana María Vallejo y su hermana -ambas actrices- al exilio en Francia, donde refundó el teatro Aleph en Ivry-sur-Seine, en el valle del Marne, y desde el cual cobró trascendencia como dramaturgo, actor y director, por lo que recibió numerosos premios en los últimos 45 años.

Actuó en varias películas y entre ellas protagonizó la versión de “Ardiente paciencia” (1983) que realizó Antonio Skármeta sobre su novela homónima, en la que personificó al humilde cartero de pueblo que le llevaba cartas a un ficticio Pablo Neruda.


Abogado Nelson Caucoto: La reparación ha sido el pariente pobre de la lucha por los derechos humanos

Fuente :caucoto.cl 18/10/2016

Categoría : Prensa

Esta vez ha sido considerada por el ministro Leopoldo Llanos, señaló, al término de dos días de alegatos en la Corte de apelaciones por el caso de 19 detenidos desaparecidos y un ejecutado en el ex centro de tortura y exterminio de Villa Grimaldi, donde también intervinieron las abogadas Magdalena Garcés y Paulina Zamorano.

En la oportunidad, los profesionales expusieron pormenorizadamente los fundamentos del porqué debe confirmarse la sentencia de primera instancia del ministro de fuero de la Corte de Apelaciones Leopoldo Llanos.

El juez condenó a presidio perpetuo al director de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Manuel Contreras como autor del delito de homicidio calificado de Humberto Juan Carlos Menanteau Aceituno, cometido del 1 de diciembre de 1975 y por la desaparición de otras 19 personas. A los agentes Pedro Espinoza, Marcelo Moren Brito y Rolf Wenderoth; Fernando Lauriani, Gerardo Godoy, Ricardo Lawrence y Rolf Wenderoth los sentenció a a 20 años. A Basclay Zapata, Manuel Carevic Cubillos y Raúl Iturriaga Neuman a 15 años de cárcel, mientras que Orlando Manzo Durán, quien estuvo a cargo del centro de 4 Alamos a 10 años de cárcel.

caucoto_intEn su intervención ante los magistrados Caucoto fundamentó que se está frente a delitos de lesa humanidad y que las únicas atenuantes que podrían justificarse en este tipo de delitos es la obediencia, cuando peligra la vida el subalterno sino obedece o cuando no sepa que se está cometiendo un delito, lo que no acontece en esta serie de casos.

“La sentencia de primera instancia está ajustada a derecho y acoge en toda su magnitud el concepto de justicia, porque esclarece los hechos, aplica la sanción penal y también otorga reparación, que ha sido el pariente pobre de la lucha por los derechos humanos, está siendo considerado por el ministro Llanos. Eso nos llena de satisfacción y esperamos que la Corte lo confirme”.

Condenados los principales oficiales

Por su parte, la abogada Magdalena Garcés expresó que “se trata de una sentencia que nos parece importante en que aplica penas a los principales oficiales a cargo de la labor represiva de la DINA, tanto en el recinto de Villa Grimaldi fundamentalmente, pero también de otros recintos de detención”.

“Esta es una causa interesante porque abarca muchísimo del actuar represivo de la DINA entre 1974-75 y están condenados la mayoría de los oficiales. Siempre van a faltar agentes, pero aquí están los principales y los mandos involucrados”, agregó Garcés.

paulina_zamoranoPaulina Zamorano señaló que “es una sentencia que se ajusta a la participación que tuvieron cada uno de los agentes respecto de las víctimas. En estrado la defensa aludió a que muchos de ellos no estaban en dicho recinto en determinadas fechas o que habían sido destinados a otra parte y nosotros estimamos como Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, que es una argumentación falsa, toda vez que ellos seguían manteniendo el dominio del hecho en la comisión de los crímenes tanto en Villa Grimaldi, así como también Londres 38, José Domingo Cañas o 4 Alamos”.

Las víctimas

El ministro en visita de La Corte de Apelaciones de Santiago Leopoldo Llanos dictó condenas por los delitos de secuestro calificado de Guillermo Roberto Beausire Alonso, Alan Roberto Bruce Catalán, Jaime Enrique Vásquez Sáenz, Manuel Antonio Carreño Navarro, Iván Carreño Aguilar, María Teresa Eltit Contreras, María Isabel Joui Petersen, Jacqueline Paulette Drouilly Yurich, Juan René Molina Mogollones, René Roberto Acuña Reyes, Carlos Alberto Carrasco Matus, Hugo Daniel Ríos Videla, Agustín Alamiro Martínez Meza, Juan Rodrigo Mac-Leod Treuer, María Julieta Ramírez Gallegos, Luis Jaime Palominos Rojas, Marta Silvia Adela Neira Muñoz, César Arturo Emiliano Negrete Peña y Alejandro Juan Avalos Davidson. En la misma sentencia condenó a los autores del homicidio de Humberto Juan Carlos Menenteau Aceituno.

Asimismo el ministro Leopoldo Llanos acogió las demandas civiles interpuestas en contra del Fisco por el abogado Nelson Caucoto y determinó indemnizaciones por concepto de daño moral que fluctúan entre 50 y 150 millones de pesos a los familiares de las víctimas.

En su sentencia el ministro Llanos argumentó que “los enjuiciados no han expresado quien es el superior que impartió tal orden, ni tampoco –de existir la misma- si fue para ejecutar un acto de servicio (en los términos del Art. 421 del Código precitado) y aquel estaba investido de atribuciones legítimas para impartirla. Antes bien, y por el contrario, de haber existido la orden del superior jerárquico, no era relativa a un acto de servicio, puesto que tenía por fin la perpetración de delitos ajenos a los fines de las Fuerzas Armadas y de Orden”.

“Tampoco existen en la especie los supuestos legales que la hacen procedente, esto es, un sistema normativo que autorizara, sin orden administrativa o judicial alguna, la privación de libertad de una persona por profesar determinada ideología política contraria al régimen imperante”, enfatizó.

Fechas de las detenciones de los detenidos desaparecidos

Guillermo Roberto Beausire Alonso, fue secuestrado el 2 de noviembre de 1974; Alan Roberto Bruce Catalán, el 13 o 14 de febrero de 1975 ; Jaime Enrique Vásquez Sáenz, el 13 de febrero de 1975; Manuel Antonio Carreño Navarro, el 13 de agosto de 1974; Iván Sergio Carreño Aguilar, el 13 de agosto de 1974; María Teresa Eltit Contreras, el 12 de diciembre de 1974; María Isabel JouiPetersen, el 20 de diciembre de 1974; Jacqueline Paulette DrouillyYurich, el 30 de octubre de 1974; Juan René Molina Mogollones, el 29 de enero de 1975; Alejandro Juan Avalos Davidson, el 20 de noviembre de 1975; René Roberto Acuña Reyes, el 14 de febrero de 1975; Carlos Alberto Carrasco Matus, el 14 de marzo de 1975; Hugo Daniel Ríos Videla, el 14 de febrero de 1975; Agustín Alamiro Martínez Meza, el 1º de enero de 1975; Juan Rodrigo Mac LeodTreuer, el 30 de noviembre de 1974; María Julieta Ramírez Gallegos, el 30 de noviembre de 1974; Luis Jaime Palominos Rojas, el 9 de diciembre de 1974; Marta Silvia Adela Neira Muñoz, el 9 de diciembre de 1974; y César Arturo Emiliano Negrete Peña, el 9 de Diciembre de 1974.