Pérez Hermosilla José Leonardo


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INDAP.CL

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Rut : 4.792.242-9

Fecha Detención : 03-01-1974
Lugar Detención : Santiago


Fecha Nacimiento : 08-12-1941 Edad : 32

Lugar Nacimiento : Santiago

Actividad Política : Partido Socialista (PS)
Actividad : Empleado

Estado Civil e Hijos : Casado, 2 hijos
Nacionalidad : chilena


Relatos de Los Hechos

Categoría : Antecedentes del Caso

Rut                   :            4.792.242-9

F.Nacim.            :            8-12-41, 32 años a la fecha de su detención

Domicilio            :            Bellavista 0537, Santiago

E.Civil              :            Casado, dos hijos

Actividad            :            Empleado

C.Repres                    . : Partido Socialista; ex funcionario del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP)

F.Detenc.            :            3 de enero de 1974

SITUACION REPRESIVA

 

            José Leonardo Pérez Hermosilla, casado, 2 hijos, ex funcionario de INDAP, militante socialista, -que era casi no vidente, pues sufría de una atrofia de los nervios ópticos- fue detenido el 3 de enero de 1974, pasado el mediodía, en las inmediaciones de la Plaza de la Constitución, Santiago, por agentes de la Fuerza Aérea de Chile, los que vestían de civil. En la misma oportunidad, y en momentos distintos, fueron detenidos Rebeca María Espinosa Sepúlveda (actualmente detenida-desaparecida), dos hijos y una nieta de pocos meses de ésta última; José Miguel Rivas Rachitoff (actualmente detenido-desaparecido); Julio Hernán Parraguez Acevedo (saldría en libertad dos meses después desde el Regimiento de Tejas Verdes); y José Medina Garcés, posteriormente liberado.

            José Leonardo Pérez -al igual que el resto de los detenidos- fue conducido por sus captores a la Academia Politécnica Aeronaútica de El Bosque, permaneciendo allí durante tres días. Al cabo de este tiempo, se le trasladó al Regimiento Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes, desde donde desapareció. También desaparecieron de dicho recinto militar José Miguel Rivas Rachitoff y Rebeca María Espinoza. Todos ellos fueron vistos por testigos en Tejas Verdes.

            La detención de la víctima está expresamente reconocida en un Oficio que el General de Aviación Mario Vivero Avila -Comandante de la Guarnición General Aérea de Santiago- envió al 2° Juzgado del Crimen de Santiago, en donde se investigaba la presunta desgracia de Rivas Rachitoff, el 17 de febrero de 1975. En dicho Oficio, el General Vivero Avila señalaba que José Miguel Rivas había sido detenido el 3 de enero de 1974 por orden emanada de la Guarnición Aérea de El Bosque, por tener antecedentes de actividades extremistas. Junto a él -se agregaba- fueron detenidos Julio Parraguez, José Pérez Hermosilla, Rebeca Espinosa Sepúlveda y José Medina Garcés, por las mismas razones. Posteriormente -según el Oficio- los detenidos fueron entregados a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).

            Julio Hernán Parraguez recuerda que ese día, a la hora de almuerzo, pasó por la Plaza de la Constitución, rumbo al Ministerio de Agricultura. Allí se encontró con el afectado, con Rebeca Espinoza, con José Miguel Rivas y con José Medina, todos ex-compañeros de trabajo en el Instituto de Desarrollo Agropecuario, INDAP. Después de conversar unos minutos, el declarante se retiró del lugar, para volver a pasar por ahí mismo una media hora más tarde. Entonces constató que el grupo ya no estaba. Continuó hacia Teatinos, en donde se le acercó un civil, lo amenazó con un arma, lo puso contra una de las murallas de La Moneda, le ató las manos a la espalda y lo introdujo en un vehículo, conduciéndolo a la Academia Politécnica Aeronáutica de El Bosque.

            En ese recinto de la FACH fue ingresado a una sala grande en la que ya estaban detenidos el afectado, José Miguel Rivas, Rebeca Espinoza, José Medina y otras personas a quienes el testigo no conocía. Allí fueron interrogados por separado sobre sus respectivas actividades políticas y laborales, en especial sobre una supuesta "reunión" que habrían sostenido todos ellos en la Plaza de la Constitución. Al término de los interrogatorios, les retiraron los papeles y documentos personales, los llevaron a otra pieza y procedieron a atarlos y vendarlos. Aquí había unas 10 personas más. Durante el resto del tiempo, los siguieron sacando de a uno para ser interrogados. El testigo no sufrió malos tratos, pero algunos de los otros detenidos retornaban de los interrogatorios con evidentes signos de dolor.

            Al cabo de tres días, Julio Hernán Parraguez, Jorge Medina, José Leonardo Pérez, Rebeca Espinoza y José Miguel Rivas, además de otros detenidos, fueron subidos a un camión y trasladados al Regimiento Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes. En ese recinto militar, el testigo quedó en la misma cabaña que el afectado y Rivas Rachitoff, y con otros estudiantes universitarios cuyos nombres no recuerda. Cuatro o cinco días más tarde, José Leonardo Pérez y José Miguel Rivas fueron sacados de la cabaña, para ser llevados a interrogatorio. Fue la última vez que vio al afectado. Posteriormente, Parraguez volvería a encontrarse con Rivas Rachitoff, el que no lograba sostenerse en pie y botaba sangre por la boca, producto de las torturas a las que había sido sometido. Durante los casi cuatro meses en que el declarante permaneció en Tejas Verdes, fue conducido en varias oportunidades al subterráneo del Casino de Oficiales, siendo aquí torturado e interrogado. En una ocasión escuchó los gritos de Rebeca Espinosa cuando era sometida a tortura. A Rebeca la veía desde lejos cuando ella se encontraba en el patio correspondiente al sector de las mujeres.

            Por su parte, Gines Emilio Rojas Gómez autor del libro "Tejas Verdes, mis primeros cinco minutos" testimonió sobre la reclusión de la víctima en el Regimiento de Tejas Verdes, tanto a través de una declaración jurada al respecto como ante el 1er Juzgado del Crimen de San Antonio. El declarante fue detenido el 23 de enero de 1974, cuando se encontraba en las dependencias de Televisión Nacional. Llevado, entre otros recintos, al Regimiento de Tejas Verdes, en donde estuvo hasta aproximadamente el 15 de febrero de 1974. Estando ahí, el declarante conversó con José Miguel Rivas Rachitoff, el que se encontraba en pésimas condiciones físicas, orinando sangre, con fiebre y deshidratado. En cuanto al afectado, el testigo recuerda haberlo visto y haber hablado con él. José Leonardo le contó que era funcionario de INDAP. A Rebeca Espinoza la vio de lejos, en el sector de las mujeres.

            Desde que José Leonardo Pérez Hermosilla fuera detenido, su familia realizó innumerables gestiones para dar con su paradero. Tres días después de su detención, Yolanda Sáez Orellana -cónyuge de la víctima- recibió una llamada telefónica en casa de una vecina. Un hombre -que no se identificó- dijo que la víctima se encontraba detenida en el paradero 36 1/2 de la Gran Avenida, en la Base Aérea de El Bosque y que necesitaba útiles personales, remedios para la vista y vitaminas. Yolanda Sáez concurrió hasta el recinto de la FACH y en la guardia le recibieron los paquetes y le confirmaron que Pérez Hermosilla efectivamente se encontraba allí. Era el 7 de enero de 1974. Aunque no la dejaron verlo, le dijeron que volviera dos días más tarde.

            Así, el 9 de enero de 1974, Yolanda Sáez y Delfina Hermosilla – madre de José Leonardo- retornaron a la Academia Politécnica Aeronaútica de El Bosque. Allí le dijeron que el día anterior (8 de enero de 1974) lo habían entregado a la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA. Ambas se dirigieron entonces al Ministerio de Defensa Nacional, en donde les informaron que Pérez Hermosilla se encontraba detenido, pero que lo estaban interrogando y que para mayores informaciones debían acudir a la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos (SENDET). En este organismo, posteriormente, el Comandante Correa les dijo que el afectado se encontraba a disposición de la DINA y que demoraría, por lo menos, unos tres meses en salir en libertad.

            En vista de que su hijo no aparecía, la madre le dirigió una carta al General de Brigada Sergio Arellano Stark, en septiembre de 1974, la que le fue respondida en noviembre de ese año. Se le comunicaba que su hijo no había sido ubicado en ninguna parte. A la vez, los días 13 y 14 de noviembre de 1974, el domicilio de la víctima fue allanado en forma completamente ilegal. El día 13, el allanamiento fue practicado por cinco civiles armados con metralletas, que se movilizaban en un station wagon color plomo. En el domicilio sólo se encontraban los dos hijos del afectado (entonces de 9 y 7 años respectivamente) y una arrendataria. Los individuos exhibieron a los niños las armas, preguntándoles si las habían visto antes en su casa y preguntándoles si sabían el paradero de su padre, el que ya llevaba más de 10 meses desaparecido. Los menores quedaron en estado de shock.

            Al día siguiente, llegó otro sujeto de civil, el que también allanó el domicilio. En esta oportunidad se encontraba presente Yolanda Sáez. Ella fue interrogada sobre sus propias actividades y las de su marido, incluida la militancia política y personas que llegaban a su casa. Cuando ella insistió en que su cónyuge se encontraba desaparecido, el sujeto le dijo que le convenía irse de Chile.

            Meses antes de estos hechos, a mediados de febrero de 1974, había concurrido al hogar de los Pérez Sáez un hombre que no quiso identificarse. Este, después de algunos preámbulos, le dijo a Yolanda Sáez que su esposo había fallecido a raíz de las torturas en Tejas Verdes y que el hecho había ocurrido hacía unas dos semanas. Esta última información fue dramáticamente coincidente con la época en que José Leonardo Pérez Hermosilla fue visto por testigos en Tejas Verdes y con la fecha en que habría sido sacado de la cabaña en la que permanecía junto al testigo Julio Hernán Parraguez. No obstante ello, en el Ministerio de Defensa le dijeron, tiempo después, que el afectado había quedado en libertad.

GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS

 

            El 24 de marzo de 1974 se interpuso un recurso de amparo masivo por 131 personas ante la Corte de Apelaciones de Santiago, el que fue rolado con el N°289-74. El nombre de José Leonardo Pérez estaba incluido en esta presentación. El Tribunal consultó a distintas autoridades sin que se lograra establecer la situación particular de los amparados. El 28 de noviembre de 1974, se rechazó el recurso. Se apeló de la resolución y, el 31 de enero de 1975, el Pleno de la Corte Suprema confirmó el fallo, acordando nombrar un Ministro en Visita Extraordinaria. La designación recayó en el Ministro Enrique Zurita Camps, quien, el 24 de febrero de 1975, instruyó proceso bajo el rol N°106.657 en el 1er. Juzgado del Crimen de Santiago.

            El proceso se inició con la citación a declarar a los familiares denunciantes, habiendo acudido al Tribunal la madre del afectado, Delfina Guacolda Hermosilla, el 30 de abril de 1975. Se enviaron también Oficios a las autoridades de la época -las respuestas fueron todas negativas- y se acumularon los procesos por denuncias de presuntas desgracias de detenidos-desaparecidos, entre ellos la causa de José Miguel Rivas Rachitoff, los expedientes de 11 personas detenidas-desaparecidas de Isla de Maipo (algunos de cuyos cuerpos fueron encontrados en los Hornos de Lonquén), y los procesos de Enrique París Roa y de Enrique Huerta Corvalán, ambos desaparecidos en La Moneda el 11 de septiembre de 1973.

            El 25 de septiembre de 1975 -sin que se hubiese profundizado en ninguno de los casos denunciados- se cerró el sumario por "no poderse adelantar más en la investigación". El 29 de septiembre del mismo año, el Ministro Zurita dictó fallo.

            En lo que respecta al afectado, su nombre quedó comprendido entre otros 95 en que se sobreseyó temporalmente la causa, por cuanto no se estableció plenamente la existencia de algún hecho delictuoso. En el caso de otro detenido en las mismas circunstancias que Pérez Hermosilla, actualmente detenido- desaparecido, José Miguel Rivas Rachitoff, el Ministro se declaró incompetente por haber tenido participación en la detención personal de la Fuerza Aérea, de la DINA y personal del Ejército. La resolución fue aprobada por la Corte de Apelaciones de Santiago el 10 de mayo de 1976. Años después, en febrero de 1991, la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación remitió al 1er Juzgado del Crimen de San Antonio, antecedentes relacionados con 21 casos de desaparecimientos y homicidios ocurridos en el Campamento de Detenidos que funcionaba al interior del Regimiento Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes. Entre los casos presentados estaba el de José Leonardo Pérez Hermosilla. Se abrió entonces el proceso rol N°51.071-11 caratulado "Presuntas Desgracias y otros", el 22 de febrero de 1991.

            Comparecieron ante dicho Tribunal todos aquellos familiares que habían acudido a la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Después se realizaron una serie de diligencias relativas a cada uno de los 21 casos. En lo concerniente al afectado, el 30 de julio de 1991, se interpuso querella por secuestro agravado, aplicación de tormentos, rigor innecesario, incomunicación prolongada, detención arbitraria y presunto homicidio calificado, todos delitos cometidos en la persona de la víctima.

            En la presentación de dicha querella se relataron las circunstancias de la detención y desaparición de la víctima, dándose a conocer al Tribunal que su aprehensión había sido oficialmente reconocida. Se solicitó la citación a declarar de los testigos de reclusión de José Leonardo, además del envío de Oficios, entre otros, al Instituto Médico Legal de San Antonio, a postas y hospitales. Efectivamente comparecieron ante el Tribunal -en 1991- Julio Hernán Parraguez Acevedo y Ginés Emilio Rojas Gómez, además de José Luis Pérez Sáez -hijo del afectado- quien confirmó los antecedentes relativos a la detención de su progenitor.

            En su aspecto general, durante la investigación judicial, los querellantes solicitaron, en noviembre de 1991, la remisión del sumario que se ha llevado en el Colegio Médico en contra del doctor Vittorio Orvieto, reconocido por numerosos testigos como torturador e interrogador de Tejas Verdes. También se pidió la comparecencia de Nelson Patricio Valdés Cornejo, en 1973, segundo Jefe del Servicio de Investigaciones de San Antonio.

            El 17 de diciembre de 1991, declaró ante el Tribunal Nelson Patricio Valdés Cornejo, negando las denuncias hechas por los testigos.

            A diciembre de 1992, esta causa se encontraba en tramitación y en estado de sumario.


ANEF inaugura memorial de víctimas de la dictadura con la presencia de Presidenta Bachelet

Fuente :anef.cl 9/09/2014

Categoría : Prensa

En una solemne ceremonia a las afueras de la sede de la ANEF, este lunes 8 de septiembre, se inauguró el memorial en homenaje a los empleados/as públicos víctimas de la dictadura cívico militar. En la ocasión, asistió la Presidenta de la República, Michelle Bachelet; las representantes de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Lorena Pizarro, y de Ejecutados Políticos (AFEP), Alicia Lira; junto a la ministra del Trabajo, Javiera Blanco; la ministra de Minería, Aurora Williams; la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa; el subsecretario del Trabajo, Francisco Díaz; Joan Jara, viuda de Víctor Jara; los parlamentarios/as Tucapel Jiménez, Maya Fernández, Lautaro Carmona, Hugo Gutiérrez y Claudio Arriagada; además de dirigentes sociales y sindicales.

En la ceremonia, el coro de ex presos políticos dedicó unos temas a los caídos de la ANEF. Luego, dirigieron unas palabras Lorena Pizarro y Alicia Lira, quienes celebraron este acto de memoria y llamaron a las autoridades a buscar la verdad y la justicia en los casos que aún están pendientes de desaparecidos y ejecutados políticos.

“Con este memorial cerramos una deuda de la ANEF con los trabajadores del Estado, ejecutados y desaparecidos durante la dictadura, sin dejar de recordar que el nuestro fue uno de los sectores más golpeados durante este oscuro periodo”, señaló en su discurso el presidente de la ANEF, Raúl de la Puente.

De la Puente también recordó la resistencia y lucha de algunos de los homenajeados, como la de Jorge Peña Hen, Reinalda Pereira, Carlos Prats y el padre de la Presidenta, Alberto Bachelet. El memorial tiene los nombres de 380 detenidos desaparecidos y ejecutados políticos plasmados en unas elegantes placas de bronces, empleados públicos de diversos sectores, quienes según lo informado por el Ministerio del Interior fueron víctimas de la tiranía.

“No se puede construir una comunidad sólida sin hacernos cargo de la violencia que fracturó nuestra sociedad y acabó con la vida de personas maravillosas, como las que hoy reciben nuestro homenaje”, señaló la Presidenta Bachelet, en su discurso.

“Necesitamos que esa justicia sea pronto y necesitamos, para que ello sea posible, que quienes tienen información relevante, sean civiles o militares, la entreguen”, consignó la Mandataria, quien instó a la Justicia a trabajar por encontrar la verdad.

Tras la ceremonia, se mostró a los asistentes las placas que constituyen el memorial a la entrada de la ANEF, donde el sacerdote Mariano Puga, reconocido colaborador de los trabajadores/as, bendijo el memorial.

Por último, destacar la excelente organización del evento a cargo de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deportes, Nayadé Zúñiga.


José Pérez Hermosilla: Ciego, pero visionario

Fuente :derechos.org 9/11/2001

Categoría : Prensa

 

Nombre
José Leonardo Pérez Hermosilla

Lugar y fecha de nacimiento
Santiago, 8 de diciembre de 1941

Especialidad
Redactor de artículos de opinión

Lugar y fecha de muerte
Detenido desaparecido, fue arrestado el 5 de enero de 1974 en Santiago y probablemente, asesinado en Tejas Verdes en el mes de febrero de ese año.

Actividades
Periodista autodidacta del Programa Nacional de Comunicaciones del Agro, INDAP. Escribió artículos de opinión para explicar la coyuntura y qué es el fascismo en Las Noticias de Ultima Hora, La Nación y otros diarios. Fue dirigente de la Séptima Comuna del Partido Socialista.

Situación judicial (1996)
Causa radicada en el Primer Juzgado de Letras de San Antonio, Rol 5107111, en estado de sumario.

Más lento, José… ¡No soy una máquina!, reclamaba ante José Pérez un colega convertido en improvisado mecanógrafo, tratando de registrar lo que le dictaba atropelladamente, temiendo que sus palabras no alcanzaran a plasmarse en el papel.

Esta escena era cotidiana en la Oficina de Prensa de INDAP. José (el «Ciego Pérez» para sus amigos) no podía escribir a causa del glaucoma. Pero siempre, una mano amiga mecanografiaba sus ideas. Ingresó al Partido Socialista a los 14 años. Sus artículos conservados por la familia como preciados tesoros, traslucen esa temprana formación

Trinchera ideológica

A pesar de la enfermedad que le impedía escribir, fue un valeroso periodista de trinchera política durante el gobierno de Salvador Allende. Poco se sabe de su vida estudiantil y profesional. Sus padres ya murieron y, como hijo único, no tiene otros parientes que su viuda y sus dos hijos. Tampoco se conocen sus actividades laborales.

Estudió de niño en colegios de Melipilla. Y en 1971, emergió en el Programa de Comunicaciones del Agro, en INDAP. En las páginas de Última Hora, La Nación, El Siglo, El Diario de Malleco y Poder Campesino sus artículos desafían el olvido.

Trabajó junto a Miguel Rivas, Jefe de prensa de INDAP, en un destino común que se prolongó hasta la muerte. Fueron detenidos simultáneamente y ambos desaparecieron.

Conocí a José Pérez Hermosilla en el programa de comunicaciones, donde me desempeñé como subjefe. Era sensitivo y tenía una frente de intelectual soñador. Impaciente, nervioso, siempre quería todo apurado.

El "Ciego Pérez" superaba las limitaciones físicas viviendo a borbotones y derrochando su tremenda fuerza interior con su estilo alegre, tallero.

Ideólogo y periodista

La palabra «socialismo» lo hacía vibrar en las cuartillas que escribía para el universo campesino, en plena reforma agraria, con una situación crítica en el sector. Las expropiaciones de tierras improductivas adelantadas por la Corporación de Reforma Agraria (CORA) y la entrega de los predios a los campesinos agudizaban la confrontación permanente del gobierno con los latifundistas y la derecha. José Pérez registraba esa realidad en sus escritos, dirigidos de preferencia al sector campesino.

"Los fascistas se manifiestan en nuestro país saboteando la producción industrial, organizando bandas armadas para asesinar campesinos, desmantelando fundos, organizando asonadas y todo esto ocurre con el beneplácito de los llamados partidos de orden y de la "prensa libre'", afirmó en El Diario de Malleco, en noviembre de 1972.

Señalaba que el fascismo "surge en aquellos momentos y circunstancias en que la burguesía, es decir los dueños de la industria, la banca, el comercio y la tierra, es incapaz de detener el avance de los trabajadores mediante los mecanismos jurídicos tradicionales". José Pérez profetizó que los «defensores del orden y la ley» los atropellarían «cuando no les sirvan plenamente para la defensa de sus privilegios. Utilizarán los llamados mecanismos democráticos mientras les sirvan, pero los dejarán de lado en el momento que lo estimen conveniente. Se esfuerzan en provocar un golpe de estado o una guerra civil y continuarán haciéndolo".

La última Navidad, feliz

Casado con Yolanda Sáez desde 1965, al desaparecer tenía dos hijos: José Luis, que hoy tiene 30 años, y Tatiana, de 28. «Yo tenía 8 años cuando lo detuvieron –rememora José Luis–. Lo recuerdo alto, flaco, de carácter fuerte, a veces mal genio, nervioso, gran fumador». Atravesando el tiempo, recuerda la última Pascua feliz de 1978: "Nos compró hartos juguetes que dejó en una cuna. Para mí venía una pistola del Llanero Solitario y con ella, probé puntería en un ojo de mi hermana… ¡Hasta hoy recuerdo sus gritos!»

"Hijo de tigre", se incorporó de pequeño a la vida política: "No nos perdíamos concentración. Papá me llevaba a todas y en la última, me regaló un casco y un bastón. Como era muy distraído, detuvo la marcha porque tenía los zapatos cambiados». Con regocijo evoca otros recuerdos: "Las chiquillas juntaron guarenes en las poblaciones y, desde el Cerro Santa Lucía, los tiraban a las viejujas de la famosa marcha de las "cacerolas vacías». Todavía me acuerdo de sus chillidos y carreras. ¡Qué época más linda!".

La ceguera de su padre originaba múltiples bromas, algunas muy pesadas: "Como no veía los letreros de las micros, una vez lo subieron a una que iba a La Bandera, pero nosotros vivíamos en sentido contrario, en el barrio Bellavista…" El glaucoma llegaría a provocarle la pérdida total de la visión. Sus compañeros gestionaban un viaje a España para tratarse. "Tenía muchas esperanzas en esa operación que le haría el doctor Verdaguer", dijo con tristeza José Luis.

Un hombre querido

Yolanda Sáez: "José hacía el bien a quien podía. Era muy querido. Su vida era la política. Aunque no pasaba en la casa, siempre respondió como marido y como padre. En 1971 su enfermedad se agudizó, pero se las ingenió para trabajar. A menudo salíamos a comer, al cine o al teatro. Para mí cumpleaños siempre me tenía un lindo regalo. Nunca tuve problemas con él. Nos respetábamos y queríamos mucho".

Cuenta Yolanda que a José le gustaba conversar y tenía muchos amigos. Era un orador convincente que llegaba a la gente. Quiso integrar a sus hijos a compartir sus sueños de un mundo más solidario y justo para todos.

La vida sin José

Al revivir los días posteriores a la detención, a Yolanda la embarga la angustia que no abandona desde el 4 de enero de 1974: "Al principio fue muy duro. Había días en que no teníamos qué comer. En una ocasión nos salvamos con once escudos de José Luis". Tuvo que deshacer su casa, vender todo. Sus suegros se hicieron cargo de los niños mientras ella trabajaba. Arrendó una pieza para vivir, mientras intentaba superar el dolor.

Tomó cuanto trabajo se presentara, mientras seguía un curso de paramédica en Caritas. Cuidaba enfermos, limpiaba oficinas, se desempeñaba como secretaria. "Hice de todo. Antes, nunca necesité trabajar fuera de casa, porque a José no le gustaba. Pasaron los meses y la tristeza me inundaba. Estuve muy enferma. Dos veces intenté suicidarme. Cada cierto tiempo me siento bajoneada. Reúno fuerzas, pero luego de unos meses vuelvo a lo mismo. Arruinaron mí vida para siempre".

Sus hijos y nietos son su mejor antídoto contra los malos recuerdos: "¡Ellos llenan mi vida y me dan razones para existir!". Pero todavía no sabe dónde están los restos de José Pérez. "Moriría tranquila, si supiera dónde está mí marido".

La detención

El 3 de enero de 1974 José se levantó temprano, como siempre. A las 11 horas lo esperaban sus cinco amigos y compañeros de INDAP: el periodista Miguel Rivas, los empleados administrativos José Medina y Julio Parraguez, la secretaria Rebeca Espinoza, que concurrió con sus dos hijos y una nieta. El encuentro en la Plaza de la Constitución marcó con sello indeleble a quienes concurrieron a la cita. Lo que ocurrió se conoce por el testimonio de quienes sobrevivieron a la prisión y tortura.

Al mediodía, civiles adscritos a la Fuerza Aérea detuvieron a cuatro de los miembros del grupo. A la media hora fue arrestado el administrativo Julio Parraguez. Al recuperar la libertad contó que fueron llevados a la Base Aérea de El Bosque donde los torturaron e interrogaron sobre sus actividades políticas y laborales.

El fin

Al tercer día fueron trasladados al regimiento de Tejas Verdes. José, Miguel y Julio compartieron una barraca con estudiantes universitarios. Cinco días más tarde se llevaron a los dos periodistas. Nunca más se les volvió a ver. Se transformaron en detenidos desaparecidos.

A Julio Parraguez y José Medina les correspondió la misma barraca. Después llevaron a Miguel, casi moribundo. Lo trasladaron al Hospital de San Antonio y luego se lo llevaron con destino desconocido. También está desaparecido. Los hijos y la nieta de Rebeca fueron liberados, pero también ella está desaparecida. De los cinco funcionarios de INDAP que se reunieron en la plaza de la Constitución, sólo sobrevive José Medina. Julio falleció a consecuencia de los maltratos recibidos en Tejas Verdes.

Otro testimonio de la presencia de Pérez en el regimiento del coronel Manuel Contreras, el primer jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), lo entrega Emilio Rojas en su libro Tejas Verdes. El periodista también declaró ante la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.

La búsqueda

A tres días de la detención de José, por una llamada de un hombre que no se identificó, Yolanda supo que su marido estaba en la Base Aérea de El Bosque y que necesitaba ropa, útiles de aseo, remedios para la vista y vitaminas. Concurrió con lo solicitado, la guardia le confirmó su presencia, pero no pudo verlo. "En dos días más", le dijeron. Regresó con Delfina Hermosilla, la madre de José, pero lo habían entregado a la DINA.

En el ministerio de Defensa les "informaron" que estaba en interrogatorios. Las angustiadas mujeres se dirigieron a la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos (SENDET). Un "comandante Correa" les confirmó que lo tenía la DINA y que su liberación se produciría en tres meses más. La desesperada madre acudió en septiembre al general Sergio Arellano Stark. En noviembre le respondió que su hijo no fue ubicado.

Amenazas

Mientras Yolanda seguía buscando, cinco civiles armados con metralletas irrumpieron en su vivienda. Los pequeños hijos, al cuidado de una arrendataria, fueron interrogados sobre el paradero de su padre. Quedaron en estado de shock.

Al día siguiente, otro sujeto allanó la casa, esta vez en presencia de Yolanda. La interrogó sobre actividades, militancia y visitas de su marido. Terminó recomendándole que se fuera del país.

A mediados de febrero, otro hombre que apareció en su casa de Bellavista le comunicó que José había muerto en Tejas Verdes, dos semanas antes. Esta información coincidió con su salida de la cabana que compartía con Julio Parraguez, según los sobrevivientes.

Justicia atada

En marzo de 1974 José Pérez Hermosilla figuró en un recurso de amparo colectivo presentado ante la Corte de Apelaciones de Santiago. Fue rechazado e inmediatamente apelado. Casi un año después, el 5 de enero de 1975, se designó ministro en visita a Enrique Zurita Camps.

El magistrado instruyó un proceso. El 50 de abril concurrió a declarar Delfina Hermosilla, pero los oficios del tribunal indagando sobre los detenidos sólo tuvieron respuestas negativas de las autoridades. Los procesos por la desaparición de los dos periodistas del INDAP se acumularon. En septiembre de 1975, sin mayores indagaciones, se cerró el sumario por no poderse adelantar más en la investigación» y el caso de José Pérez fue sobreseído, entre otros 95 procesos, temporalmente.

Durante años todas las diligencias solicitadas fueron rechazadas. En febrero de 1991, la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación remitió al Primer Juzgado de San Antonio los antecedentes de la desaparición de José y de otras 21 personas de Tejas Verdes. La causa 51071-11 se encontraba "en sumario" en septiembre de 1996.

Homicidio calificado

En julio de 1991, la familia interpuso una querella por secuestro agravado, aplicación de tormento y rigor innecesario, incomunicación prolongada, detención arbitraria y presunto homicidio calificado. Se incluyó un documento que reconoce oficialmente el arresto de Pérez, firmado por el general de Aviación Mario Vivero Ávila.

Los querellantes solicitaron esclarecer las responsabilidades del doctor Vittorio Orvieto y del segundo jefe de Investigaciones de San Antonio, Nelson Valdés Cornejo, acusados por testigos como torturadores de Tejas Verdes. Valdés, designado alcalde de Cartagena entre 1984 y 1988, negó los cargos.

No a la muerte presunta

En busca de las huellas de su padre, José Luis se enteró que en el sector denominado El Atalaya, en Bucalemu, estaba uno de los lugares de ejecución. Versiones de lugareños y ex prisioneros de Tejas Verdes indican que allí se mataba a personas cuyos cuerpos eran lanzados al río Rapel. Intentó visitar Bucalemu pero los militares le impidieron el paso.

José Luis relata que sólo en 1991 firmó la querella por secuestro porque antes de 1990 no se podía avanzar. "Y la firmé porque el delito de secuestro y desaparición no puede ser amnistiado".

La familia no firmará la muerte presunta porque admitiría la muerte de José, y se habilitaría la aplicación de la Ley de Amnistía. Pasan y pasan los años pero no abandonan la esperanza de justicia y verdad. Confían en que un día, más temprano que tarde…, podrán colocar una rosa sobre su tumba, una rosa que sólo podrán ver florecer los que ven con los ojos del corazón.

Cora Cid Recabarren, periodista, trabajó durante la campaña electoral de Salvador Allende. Bajo su gobierno estuvo en la Oficina de Información y Radiodifusión de la Presidencia y en el INDAP. Actualmente es docente del Instituto Profesional Los Leones.


Suprema dicta sentencia definitiva por torturas y homicidios calificados en Tejas Verdes

Fuente :elmostrador.cl 1/4/2014

Categoría : Prensa

La Segunda Sala de la Corte Suprema dictó sentencia definitiva en la serie de investigaciones por los delitos de torturas, secuestros y homicidios calificados del centro de detención ilegal “Tejas Verdes”, ubicado en la comuna de San Antonio.

En un fallo unánime la sala integrada por los ministros Milton Juica, Carlos Kunsemuller, Haroldo Brito, Lamberto Cisternas y  Gloria Ana Chevesich dictaron sentencia única en la serie de procesos que tramitó el ministro Alejandro Solís en primera instancia.

El fallo del máximo tribunal determina las penas que se detallan en contra de los oficiales en retiro del Ejército que se especifica a continuación, por los delitos de secuestros, homicidios calificados y torturas cometidos contra Miguel Heredia Vásquez, Rebeca Espinoza Sepúlveda, Felipe Marmaduke Vargas Fernández, José Leonardo Pérez Hermosilla y José Orellana Meza.

Es así como  el general (r) Manuel Contreras Sepúlveda fue condenado a 15 años y un día de presidio como autor de los delitos, mientras que a 10 años, y también como autores de los crímenes, fueron condenados Nelson Patricio Valdés Cornejo, Raúl Pablo Quintana Salazar,  Klaudio Erich Kosiel Horning, Vittorio Orvietto Tiplitzky, David Adolfo Miranda Mornardes y Jaime Rosendo Nuñez Magallanes.

Adicionalmente, fueron condenados a cinco años de presidio, con el beneficio de la libertad vigilada, por la aplicación de torturas, salvo Miranda Monardes y Núñez Magallanes, quienes recibieron una condena de tres años.

En el aspecto civil se determinó que el Fisco y los condenados deben pagar solidariamente la suma de 50 millones de pesos a los demandantes Emilia Vásquez Fernández, y de 10 millones a cada uno de los 20 demandantes en la causa por apremios ilegítimos a los sobrevivientes de dichos apremios.


INDAP homenajeó a 13 funcionarios ejecutados y desaparecidos después del golpe de 1973

Fuente :indap.gob.cl, 29 de Noviembre 2017

Categoría : Prensa

Un acto central de reconocimiento junto a sus familiares, una placa que quedó firme en un muro con sus nombres y la inclusión póstuma como socios de la Asociación Nacional de Funcionarios de INDAP (ANFI), recibieron los 13 trabajadores de esta institución ejecutados políticos o detenidos desaparecidos tras el golpe de Estado de 1973, en el homenaje en su memoria realizado este miércoles en dependencias de la Dirección Nacional de este servicio del Ministerio de Agricultura.

Se trata de 12 hombres y una mujer de entre 21 y 49 años, que se desempeñaban como conductor, secretaria, periodistas, administrativos, técnicos, jefes de  Área y de Zona, de los cuales 4 fueron asesinados por agentes de la dictadura y los otros 9 permanecen como desparecidos, luego de arrestos en distintas circunstancias  en varias ciudades desde Quillota hasta Quellón.

Las viudas de algunas de estas víctimas, sus hijos, un yerno y hasta el bisnieto de uno de ellos, fueron los principales invitados a la ceremonia, organizada por ANFI y la dirección de INDAP, en la que recibieron especialmente el saludo de los actuales funcionarios, dirigentes y las autoridades de Gobierno encabezadas por el subsecretario de Agricultura, Claudio Ternicier, y el director nacional de INDAP, Octavio Sotomayor.

Fernando Moraga, presidente nacional de ANFI, entidad que impulsó este acto que tuvo también la presentación del folclorista Fernando Yáñez, señaló en su mensaje a los asistentes que los homenajeados fueron ejecutados o desaparecidos “por el solo hecho de trabajar en la institución”.

El dirigente enfatizó que “aquí no hubo ninguno que fuera un peligro para la sociedad, aquí se mató porque se podía matar. La dictadura mató por matar, por un gusto, porque alguien le dijo. Nuestros compañeros fueron sacados de las oficinas para ser ejecutados, venían a devolver un vehículo y los ejecutaban. No podemos olvidar nunca lo que ocurrió en esa época y Dios quiera que se pague en esta tierra el daño causado a todos los chilenos y chilenas”.
 

A nombre del Gobierno, el subsecretario Ternicier entregó un mensaje en que agradeció “esta gran iniciativa de cumplir con el deber de recordar a nuestros compañeros caídos y no olvidar por lo que pasó Chile” y destacó “la solidaridad, el pésame y el compromiso por ayudar a la justicia y la verdad en Chile”. “La única manera de construir Chile en el futuro es sobre la base de la justicia y la verdad”, enfatizó.

El director Octavio Sotomayor, que también dio un saludo a los familiares e invitados al acto, señaló luego de éste su satisfacción porque se trató, dijo, de “una ceremonia muy bonita y solemne como queríamos. Además habíamos perdido contacto con los familiares. Se trata de 13 colegas que fallecieron por un compromiso con el país, eso le podía haber pasado a cualquiera de nosotros. Quisimos rememorar de manera que esto no se vuelva a repetir”. 
 

Al acto también asistieron autoridades de otros servicios del agro como Loreto Mery (Comisión Nacional de Riego) y Michel Leporati (Achipia), además del representante de IICA en Chile, Jaime Flores, y el director regional metropolitano de INDAP, Christian Suarez.

FAMILIARES AGRADECIDOS

El momento más emotivo de la actividad fue aquel en que los familiares fueron invitados al hall central del edificio para descubrir una placa confeccionada por ANFI con el nombre y los datos principales de cada uno de estos trece funcionarios víctimas del golpe de Estado. 

 

Entre los asistentes a este acto, Martín Hassler Jeldres, de 11 años, bisnieto de Reinaldo Jeldres, se refirió así a este momento y lo que significaba el recuerdo a bisabuelo: “Tengo un poco de pena, emoción e igual me sentí importante (…) Solamente sé que lo mataron y lo tiraron al río y que ya procesaron a los que lo mataron, es la única información que tengo”.  

Eduardo Cifuentes, yerno de Reinaldo Poseck, comentó que fue “súper fuerte, pero me parece que era necesario y muy importante que haya habido mucha gente de INDAP que haya venido. Desgraciadamente su esposa falleció, sus hijos están fuera de Chile y no pudieron estar”. Describió a su suegro como “una persona de un carácter muy fuerte, pero en la intimidad, en los almuerzos en la casa, era un tipo muy divertido. Además era súper trabajador y comprometido”.

Mauricio Flores, hijo de Nelson Flores Zapata, dijo estar “alegre porque hayan hecho esto, para mí es muy simbólico que lo recuerden”. Sobre la memoria que tiene de su padre con quien vivía en la Población Robert Kennedy de Maipú comentó que recuerda “algunos juegos con que hacía desaparecer palos de fósforos. Yo tenía 4 años cuando a él lo fusilaron”.

LA SIGUIENTE ES LA LISTA DE HOMENAJEADOS:

Enrique Ernesto Morales Melzer (D.D, conductor, Santiago),

Héctor Arturo Santana Gómez (D.D, Jefe de Área, Quellón),

Cecil Patricio Alarcón Valenzuela (E.P, funcionario, Chillán),

Luis Eduardo Vergara Corso (D.D, funcionario, Polcura),

Reinaldo Luis Jeldres Riveros (E.P, funcionario, Chillán),

Etienne Marie Louis Pesle de Menil (D.D, técnico cooperativista, Temuco),

Nelson Jorge Flores Zapata (E.P, funcionario, Maipú),

Reinaldo Salvador Poseck Pedreros (E.P, Jefe Zonal, Chillán),

Eliseo Segundo Jara Ríos (D.D, jefe de Área, Victoria),

Rebeca María Espinoza Sepúlveda (D.D, secretaria, Santiago),

José Leonardo Pérez Hermosilla (D.D, periodista, Santiago),

José Miguel Rivas Rachitoff (D.D, periodista, Santiago),

Pablo Gac Espinoza (D.D, oficial administrativo, Quillota).