Destacamento de Infantería de Marina Nº 4 «Cochrane»

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Ubicación:Calle 21 de Mayo, Hijuela 11 de Diciembre No 1019, Punta Arenas Punta Arenas XII Región

Organismos:Servicio de Inteligencia Militar (SIM)

Rama:Armada

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

En la región de Magallanes se aplicó la tortura de modo habitual y se estima que alrededor de 1.000 personas estuvieron privadas de libertad y sometida a ese tratamiento en 1973.  En algunos recintos los prisioneros fueron obligados a pagar su alimentación. El día 13 de Diciembre había 85 detenidos en el Destacamento de Infantería de Marina Nº 4 "Cochrane", de los cuales 20 eran menores de edad.  Este recinto fue utilizado entre 1973 y 1975.

Consta, a partir de las declaraciones recibidas, que el 22 de diciembre de 1973 la mayoría de los detenidos fueron trasladados a otros campos de prisioneros, especialmente a la Isla Dawson. En este lugar había un flujo permanente de prisioneros que llegaban, eran trasladados o liberados.  Los detenidos eran alojados en una barraca de 25 x 15 x 4 metros, en 42 literas superpuestas (84 camas dobles), con pocos elementos de abrigo. El recinto era húmedo y frío. Fuera del galpón había varias carpas de aislamiento, cercadas con alambre de púa. Aun cuando los presos políticos eran alimentados en este recinto, eran obligados a comer de pie.  Los detenidos, como en otros recintos, fueron maltratados y torturados, los que resultaba evidente a simple vista según lo informan testigos calificados.  El uso de apremios físicos y torturas era comunes durante los interrogatorios, los cuales se llevaban acabo por efectivos del Servicio de Inteligencia Militar.

Los presos políticos sufrieron  golpizas, posiciones forzadas, aplicación de electricidad y haber sido obligados a correr desnudos. Finalmente, los incomunicados permanecían privados de alimentos durante días. Al parecer, la brutalidad de estos tratamientos no tenía  límites, a uno de los presos políticos de esa época le grabaron en la espalda una gigantesca Z con un yatagán, después de haberlo tenido desnudo en las playas del estrecho de Magallanes durantes seis días.

 

Fuentes de Información Consultadas:  Informe Rettig; Cruz Roja Internacional; Comisión Internacional de Investigación de los crímenes de la Junta militar en Chile;  Informe Valech; Archivo Memoriaviva;


Testimonio

Fuente :Informe Valech, 2004

Categoría : Testimonio

Preso político detenido en octubre de 1973. … inmediatamente me ordenaron desnudarme y me sacaron a un campo de entrenamiento militar con ocho infantes dando patadas y golpes apoyados por cinco perros que me mordían las piernas y cuando caía también me lastimaban los hombros…

Preso político detenido en septiembre de 1973. …de vuelta en el Regimiento Cochrane estuve una semana sin que se me permitiera dormir, sin alimento y sin agua para beber, además, con un soldado de punto fijo con bayoneta calada, con instrucciones de no dejarme dormir, apoyarme, sentarme o tenderme al piso…


El Fatidico 11 de Septiembre de 1973

Fuente :laisladeloscaiquenes.blogspot.com, 26 de Noviembre 2018

Categoría : Testimonio

Ese día 11 yo me levanté escuchando por la radio La Voz del Sur de Punta Arenas el llamado que hacía la diputada comunista Mireya Baltra, recuerdo que denunciaba sobre el golpe de estado que ya estaba en curso y llamaba a los trabajadores a movilizarse.

Me levanté más que rápido y como nadie estaba preparado para nada, había que seguir los acontecimientos como vinieran. En la casa todos estábamos perplejos (mis padres, Flor y yo, más la Jana que tenía un año). Yo salí con el auto para ver que pasaba en las calles, pasé por Indap y estaba todo cerrado, muchos autos en las calles y alcanzo a divisar a Francisco Alarcón bajando por la calle Roca, parece que ahí mismo lo detuvieron, las radios tocaban canciones militares, la radio Presidente Ibañez, la Polar, y otras, la única que estaba dando cuenta de lo que sucedía la La Voz del Sur conectada con radio Magallanes de Santiago que fue la radio en que salió la voz del presidente Allende primero dando cuenta de los aviones que circundaban la Moneda y después con sus últimas declaraciones donde habla que se abrirán las grandes alamedas donde pase el hombre libre.

Volví a casa, entretanto llegaron a mi casa el flaco Cádiz que trabajaba en Indap y estudiaba en UTE a él le pasé mi colección de revistas del Mapu "De Frente" , después pasó Eduardo Leiva y más tarde Darío Román, ambos asustados y temerosos de lo que venía en curso, cuando iban a dar las 11 me llegaron a detener, en mi casa los militares en un camión del ejercito.

Muy amable el oficial a cargo me dijo que llevará toalla, útiles de aseo y que posiblemente en la tarde estaría de vuelta. Me despedí de todos en la casa la Jana lloraba siendo una guagua, yo creo que más bien por que nadie la atendía, mis padres asustados, Flor perpleja. Me subieron a la parte de atrás del camión que venía con toldo gris, o sea tapado. Venían soldados conscriptos sentados a ambos lados con fusiles listos y yo quedé al fondo solo y por lo tanto veía para atrás todo. Pasamos por la Cora y estaba cerrada, el camión pasó por la Plaza y alcanzo a ver el tanque que estaba frente a la Intendencia. Impactante el espectáculo. El camión siguió por José Nogueira y al llegar a Errázuriz se siente un tremendo choque, en un segundo los cuerpos de los conscriptos se me vienen encima y quedó la tremenda confusión.

El camión había chocado con otro vehículo (camioneta parece) y se estrelló contra la tienda González Rojo quedando incrustado en la puerta que estaba en la esquina. Yo no sentí nada, salvo el golpe y la aplastada contra el fondo del camión, pero veo que hay conscriptos heridos, tirados, algunos con daños en la cara y los dientes por que los fusiles que tenían se los habían clavado en la cara, recuerdo que se quejaban mucho. Pensé en fracciones de segundos pensé que empezaba la contrarepresión, nada de eso, si nadie estaba preparado para un golpe estado, éramos demócratas que estábamos en el gobierno, ni sabíamos y ni esperábamos un golpe de estado de la magnitud que sería este. El choque fue casual y la camioneta con la que chocamos fue de Brescovic que era instalador de gas, nada que ver. (Pero me cuentan después en forma de anécdota que a Brescovic le preguntaron de que partido era y dijo, comunista. El hecho es que esa noche viajó a Dawson con los detenidos, sin parca, solo con yersey. Pero a él lo trajeron de vuelta, no se desembarcó en la isla, lo mismo pasó con con el Sr. Néstor Tadic, que viajó y volvió.

A mi me llevaron en un auto particular al hospital regional custodiado por un soldado. En el hospital en una sala del segundo piso me constataron que tenía un hematoma en el sector cervical más tirado a la cintura, me aplicaron una inyección de antiinflamatorio y me dieron una receta. Durante toda la permanencia en el hospital estuve custodiado por un soldado y pasó el Dr. Jorge Mihovilovic a saber que me pasaba, él era Director del hospital y también era del Mapu, otro que me atendió y conversamos fue Enso Vidal también mapucista, la verdad es que estábamos todos preocupados por lo que vendría, que ni siquiera sabíamos que sucedería un rato más. Estuve en el hospital un buen rato imposible calcular cuánto, pero después me fueron a buscar mis captores y la salida fue de película porque me llevaban entre dos soldados y todos los funcionarios del hospital estaban mirando temerosos el espectáculo que significaba ver a un detenido político saliendo custodiado del hospital por las fuerzas armadas y además herido (más bien machucado por el golpe del camión).

Afuera nos fuimos en un vehículo más chico y con el mismo oficial que me fue a buscar a la casa que resultó ser dentista y que era totalmente amigable incluso me contó que estaba preocupado por una prima mirista que era estudiante en Concepción. Después supe el apellido de este oficial (que parece era reservista), pero se me olvidó y fue mi política la de no aprenderme los nombres ni apellidos de los captores en general pues no valía la pena. Son más importantes los hechos. Esta patrulla (digámoslo así) me fue a dejar al Regimiento Pudeto, en ese momento que calculo serían las 3 o 4 de la tarde habían llegado algunos detenidos vi a José Bosic, el Ché Francisco Márquez y otros, seguían llegando de a poco y vi llegar a Manuel Chaparro, Patricio Retig, y varios más. Nos tomaron algunos datos y una foto (me gustaría tener esa foto). El trato fue bueno, me parece que los militares del Pudeto estaban tan confundidos como nosotros sobre lo que estaba sucediendo y no sabían como tomarlo. Nos entregaron una lista en la que pedían una colchoneta, saco de dormir, ropa de trabajo, botas, ropa, etc. Lo más divertido era que debían, nuestros familiares, llevarla al regimiento a la brevedad.

Entregamos el No de teléfono los que teníamos y ellos se conectaron con los familiares. En mi caso me llegó a tiempo, me imagino preparándome todo en la casa y después salir a dejarlo al regimiento en el auto opel con mi padre manejando. Menos mal que yo tenía saco de dormir y colchoneta y botas. La cosa se veía distinta, ya no era como creía el dentista que iba a volver en la tarde a la casa. Menos mal que mi golpe en la espalda no me molestaba mucho, seguramente por el antinflamatorio que me pusieron en el hospital, pero igual me dolía un poco. No sé a qué horas partimos del Pudeto, pero ya éramos como 25 o 30 detenidos. afuera nos esperaba una micro medio vieja que empezó a avanzar por Zenteno hasta la Avenida Independencia y a bajar por ella, cuando diviso las banderas chilenas izadas en las casa de la avenida Independencia por el lado de enfrente, lado norte, impresionante.

El día que se acababa la democracia en Chile parece que lo celebraban muchos y yo me preguntaba que pensarán los DC de esta situación. Seguimos avanzando y vamos llegando a las puertas de la maestranzas de la armada en calle 21 de Mayo. Hasta aquí llegamos señores, nos bajamos, bien sin presión, ni malos tratos. Creo que nos formamos y nos pasaron lista, a todo esto cada uno llevaba los útiles que habían pedido, por lo tanto algunos llevaban bolsos, maletas, sacos. Ahí estuvimos durante un buen rato, hasta que, sorpresa, viene otro bus con detenidos, estos por los infantes de marina y en su mayoría eran militantes del partido comunista, veo a Mario Galetovic, Gerente Copeaustral, a Américo Fontana director regional de la Conaf, a Francisco Alarcón Barrientos, Secretario Gral. PC. y una larga fila de detenidos, pero estos venían caminado, parece que la micro los dejó como a dos cuadras de donde estábamos nosotros y traían los brazos esposados y colgando las maletas y bolsos, era impresionante. Se notó al tiro que el trato de los infantes de marina con estos detenidos fue brusco.

 todo esto veo llegar de los patios de Asmar unos oficialillos de la armada muy jóvenes que se abrazan y están contentos, parece que son de los barcos pequeños de la marina y que están a la deriva y llegan a buscarnos. Viva derrotamos al Gobierno Marxista de la UP, seguramente pensaban. Pero esto no era todo faltaba llegar otra micro o bus con los detenidos de la Fach, llegaron rápido y cuando se van acercando parecen de los judíos de la 2ª Guerra Mundial por que vienen todos rapados al cero son irreconocibles, estos son de variadas militancias predominando los mirista, socialistas y otros, acá viene mi futuro gran amigo Ramón González Ortega, el Peye Urrutia, otros. Ya se van las luces del día y se nos pone más oscuro. Pasamos por los barcos fondeados llamados pontones, por uno, por dos hasta llegar al barco de la armada en el cual nos embarcaron fusil en mano, llegamos a una especie de salón doble en la parte baja del barco con fusilero mirándonos desde la escalera y apuntándonos. Ahí comenzamos algunos a saludarnos y se tejieron varias teorías, que nos llevaban a Porvenir, otros decían a Puerto Williams, más de alguno temía que nos tiraran al agua, bueno el hecho es que navegábamos sin saber adonde íbamos, ni cual sería nuestro destino.

A todo esto yo iba sentado frente a Francisco Alarcón y me acordé de la fecha y le digo "sabes Pancho hoy es mi cumpleaños a lo que me responde pasándome la mano, feliz cumpleaños" me resultó simpático el gesto y quedó guardado en el recuerdo. Otro que me saludó antes afectuosamente (no por el cumpleaños) fue el Peye Urrutia que estaba pelado a cero y a quien yo no conocía, pero el sí, a mí. Después fuimos grandes amigos.
Yo venía con dolores después del gran choque en la mañana, a las 12 horas, y en el hospital regional me dieron una receta de antinflamatorio para que yo lo adquiriese y tomara. Bueno como me molestara mi hematoma fui a decirle al guardia que tenía una receta por lesión y me llevaron a un lugar del barco más arriba y me di cuenta que era el puente de mando donde me atendió un marino que me trajo el antinflamatorio que decía la receta y me lo cobró, menos mal que yo siempre ando con plata en el bolsillo y lo pagué. Pero lo más relevante fue que yo estuve en el puente de mando creo que era eso, pues había un timón, y como dos marinos de buena presencia y que uno de ellos dijo falta como una hora para que lleguemos a Dawson. Cuando vuelvo donde los detenidos les comento que "vamos a isla Dawson". Ya sabíamos nuestro destino. Al poco tiempo llegamos a la isla cuyo viaje demoró como 3 horas. Nos preparamos para desembarcar con nuestros respectivos equipajes. Serían las 10 de la noche. No sabíamos nada de lo que pasaba en Chile ni en Punta Arenas, estábamos solos, desconectados del mundo. (Sigue.)

Salimos de los salones que estábamos con nuestros bultos y pasamos a la cubierta de la barcaza que lentamente fue bajando su rampla donde se pusieron dos tablones para que bajáramos a tierra, desde la orilla oscura de la isla Dawon nos empezaron a iluminar reflectores fuertes de luz y empezamos a bajar. Yo caminé por los tablones con mi hematoma en el cuerpo, con mi saco de dormir (que era un bulto grande) y con mi bolso con ropas, botas y otras cosas. Afuera ya en tierra de la isla había una camioneta vieja que llevó a algunos, pero yo me fui caminando por orgullo y por que podía, llegamos a nuestro destino que estaba como a dos cuadras del lugar de desembarque. Sorpresa, era una barraca de madera rodeada con alambres de púas, la cual sería por un tiempo nuestra jaula dorada. Entramos medio sorprendidos y pensando como sería esto. Fuimos revisados por un enfermero creo, pues no era un médico, este a todos les revisó los testículos y preguntó si teníamos alguna enfermedad.  Nos hicieron sentar en unos pupitres antiguos y nos dieron café y una hallulla. Posteriormente pasamos más adentro y teníamos a disposición literas de fierro para dormir. Bueno ahí colocamos nuestros sacos de dormir y por supuesto conversábamos cualquier caldo de cabezas.

Recuerdo para el bronce que don Carlos Vega Letelier, escritor y profesor universitario, con buen ánimo, dijo  "No podemos negar que esta noche nos vieron las guevas". Creo que para mi fue el día mas largo de mi vida. A dormir señores políticos de la UP hasta mañana.

Compingin, al otro día y siguientes: Nos acostamos en literas, no teníamos guardias adentro, podíamos conversar lo que quisiéramos. Nos avisaron que la levantada sería a las 8 de la mañana. Creo que dormí sin problemas, además estaba super cansado. Al otro día nos avisan que la levantada será a las 9, teníamos una horita más de descanso.

La barraca era grande y primero estuvimos en un sector de ella. Después nos cambiaron al otro lado. Salíamos a buscar leña para alimentar un calentador grande de fierro. El bosque estaba al lado y también salíamos a buscar leña más lejos, siempre en compañía de un guardia de los marinos. Teníamos un río donde nos lavábamos, era más bien un chorrillo y nunca supe cómo se llamaba, trataré de ubicarlo en algún mapa. Al otro lado del río estaba la cocina y ahí fueron enviados a ayudar algunos de los detenidos, recuerdo a Livacic, le llamaban rancheros (por que preparaban el rancho). La comida la repartían en marmitas en la misma barraca y teníamos nuestros propios utensilios, plato y servicios. En el calentador grande hervíamos agua para tomar café. Esto que cuento sucedió los primeros días. Pero.

Al día siguiente, es decir, el 12 de septiembre en la tarde llegaron otro lote de detenidos, entre ellos los hermanos Asencio (Cachencho era de la Cora), llegaron unos conscriptos de la Fach más asustados que otro poco. Uno flaco que parecía un enfermo de TBC, estos fueron cachados que eran de la UP y parece que les dieron fuerte y los tiraron al agua en Bahía Catalina y los mandaron a Dawson, junto a los políticos.

Cuando llega este grupo con muchos conocidos nos enteramos que Allende había muerto. Claro si nadie podía saberlo, estábamos aislados y los marinos no nos iban a informar. Nos sorprendió bastante, pero lo más importante era saber que iba a pasar con nosotros. Le pregunto al Cachencho por mi compañero Francisco Betancurt (por que el Pancho se alojaba en su casa cuando venía de Posesión) y me responde que se fue a la Argentina. Después supimos que el Pancho se volvió a Punta Arenas por su polola la Toña y no supimos más de él.

Les cuento que al tercer día en el patio de la barraca se hizo una fogata y se rindió homenaje a Salvador Allende el orador fue Carlos Vega Letelier. Yo creo que este fue el único homenaje que hicieron los detenidos en todo Chile. Es para la historia no. Cuando en ese momento la represión en el país era increíble (de eso nos enteramos más adelante). A todo esto don Carlos también fue designado como nuestro delegado de la barraca en Compingin por nosotros. El comandante de la base conversaba afuera de la barraca con don Carlos, parece que de literatura y de como asumir los desafíos de la situación.

En este campamento no veíamos el mar, solo bosque nativo de lenga y coigue, el riachuelo y lomajes. El olor a hojas de lenga quemándose es muy agradable y lo sentíamos a menudo, ya por la fogata que hacíamos afuera de la barraca o por hojitas puestas en la tapa del calentador.

Lentamente vamos haciendo amistades y uno que se me acercó rápidamente y se hizo muy amigo fue el Aristóteles España. Una vez me hizo una pregunta muy infantil que me quedó dando vuelta. Eduardo "te volverías a meter en política". "Por ahora no, el tiempo lo dirá". Ese no era el momento de hacer este tipo de preguntas.

En una oportunidad nos llevaron a hacer unos trabajos de postes (cuestión que era normal), si salíamos todos los días, en un camión e íbamos en la camada (atrás), el José Bosic dele cantar "Donde iremos a parar, si se muera Valderrama" que era una canción del folklore argentino y que caía muy bien para este caso. Ese día supe que iban a construir un campo de concentración más grande y a ese lugar fuimos a colocar unos postes. También las revolvía en sentido positivo el chico Gregorio Brevis de la Enap. Fulvio Molteni, profesor, con sus guantes para proteger las manos. Mi amigo Antonio Bianchi (que había sido inspector del Liceo) también andaba en el lote. A los 3 o 4 días se llevaron a algunos entre ellos al Sr. Arturo Ampuero Navarro, periodista y de la Cruz Roja. Los sacaron en la noche y el Mario Galetovic (Gerente de Copeaustral) le decía "Arturo, Arturo, Arturo….." quería mandar un mensaje, pero no le salía, solo Arturo. Resultó simpático.

Seguiré este capítulo, porque me falta mucho aún por contar.

Los detenidos por la Fach llegaron con el pelo al cero, menos uno que se salvó del corte este reo Carlos Spik con el cual me hice amigo posteriormente. El Carlos llegó a Dawson con abundante y larga cabellera rubia, parecía un gringo.

Ramón González Ortega:  Nos llevaban a una cancha de futbol para estirar las piernas. Recuerdo haber conversado mucho con Ramón González Ortega, caminando por el borde de la cancha, mientras el resto jugaba y reconozco que era muy sincero y que me contó muchas anécdotas de su vida y sus temores y proyecciones que tenía ahora. Lo que pasa es que el era (o había sido) Interventor designado por el Gobierno en la Cooperativa Copetif de Porvenir, además era funcionario de Impuestos Internos. Había tenido mucha relación con las políticas de Estado y había tenido problemas con el General Torrez de la Cruz. El no pertenecía a ningún partido de la UP. Me contaba de su señora que era profesora y que una vez que nos suelten se iría a la Argentina. Una vez que comimos dentro de una carpa de campaña y que nos sirvieron porotos, el Ramón Gonzalez los encontró tan buenos que pidió más, repetición. En una oportunidad que se nos permitió hacer una carta de petición o solicitud a la autoridad el Ramón le escribió al General Torrez (que era el mandamás en la Región). A él los otros detenidos le pusieron Luthor, por que lo encontraban parecido al personaje de la historieta Superman, especialmente por el pelo cortado al cero. Un día en el patio de la barraca me contó muy sorprendido que había tenido un sueño donde veía un gran caballo blanco sobre el mar. Yo escuché su relato medio como de fantasía, pero me lo grabé en la memoria. Posteriormente, yo creo que en la segunda semana de detención al Ramón le fueron a decir los guardias que se prepare por que partía. La verdad es que todos nos alegramos, porque pensamos que se iba para su casa. Grandes abrazos de despedida, de todos que le habían tomado buena por su forma de ser.

Epílogo de Ramón González. Durante Octubre sale en La Prensa Austral la defunción de Ramón González y la noticia que fue muerto junto a otros 3 detenidos en Porvenir por intento de fuga.

Al Ramón se lo llevaron en avión desde Dawson al Regimiento Caupolicán de Porvenir, no iba de vuelta a casa como creíamos nosotros. Años después conversando con su hijo, Iván González que era guagua en ese entonces (1973), le conté cuanto me acordaba de su padre. Su hijo fue el principal defensor de la honra y memoria de su padre, años después en el juicio que se hizo contra los que lo mataron y la justicia condenó a sus verdugos, por lo menos en forma simbólica.

Después de la Tormenta viene la calma:  Los días siguientes fueron todos de tranquilidad, es decir después del 18 de Septiembre. Se habían ido los malos de la película (los del SIM). Nosotros conversábamos y se barajaban posibilidades que los prisioneros que sacaron las dos noches anteriores estuvieran en otro lado de la isla, recuerdo al director del Magallanes don Nicolás Neira que decía, mostrando el dedo para abajo, que los habían eliminado, el pato Retig creyó que decía que estaban enterrados bajo nuestro piso. La verdad es que no teníamos idea de donde pudieran haberlos llevado.

Nosotros teníamos una letra y número para identificarnos, así yo era E-3. La E era por ser capturado por el ejercito. Suporgo que algunos tenían M y F. Un día de Septiembre nos enteramos de la muerte de la madre de un compañero que estaba con nosotros, Sergio Cárdenas. Se tuvo que aguantar la pena solo ya que nada podía hacer. El Sergio era locutor de Radio Polar y yo conocía a su familia por que tenían un negocio frente al Instituto Comercial donde vendían revistas de historietas usadas y yo iba a comprar cuando era niño. El negocio se llamaba La Casa del Cachureo y vendían de todas cosas, incluidos canarios en sus respectivas jaulas y estampillas de filatelia. El Sergio tengo entendido que era hijo único y su madre tuvo que haber muerto por la situación angustiante que debe haber vivido desde la detención de su hijo. Eran de la USOPO, por lo menos el papá. Después supe que su mamá era Domitila Sanhueza Verné, familia de un regidor del P. S. allá por los años… y que el Sergio posteriormente a su detención trabajó en Radio Presidente Ibañez y Polar y después se fue a Santiago donde trabajaba en radio y doblaba voces para programas televisivos hasta que murió hace unos años. Tenía familia.

Nosotros teníamos correo con nuestras familias semanalmente y mandábamos la ropa a lavar a la casa, las cartas eran censuradas recortando lo que para ellos era sospechoso. En el correo nos llegaban comestibles, ropa limpia, cigarrillos, revistas, etc. Nótese el gasto que significaba para las familias. Un día Mario Galetovic comenzó a tararear una canción que hablaba de "mi Punta Arenas, ciudad de ensueño y amor cuando yo vuelva a tus playas renacerá el corazón" Era el Tamo Daleco que cantaban los emigrantes yugoeslavos recordando sus lejanas tierras. Claro ahora la letra estaba cambiada en castellano. En ese tiempo yo no sabía que iba a ser como el himno oficial de los presos de Dawson. A todo esto al Popeye Cárdenas le enviaron un juego de ajedrez y el Popeye como buen maestro nos empezó a enseñar a jugar a todos los interesados. Yo aprendí a jugar ajedrez en Compingin y como teníamos tiempo organizábamos competencias entre nosotros. También aprendieron los conscriptos de la Fach, Juan Ruiz y Sergio Navarro. Este último salió super bueno para jugar al ajedrez. Al Juan Ruiz le decíamos cabeza de alcancía porque como le cortaron el pelo al cero le quedo una pelada al medio como una ranura de alcancía, era del campo de Puerto Mont. Una vez que conversamos me contó que a ellos les encontraron calendarios de bolsillo con la foto del presidente Allende y de ahí los agarraron y esto fue antes del 11. También me contó que el era del Mapu Obrero Campesino y se asombró de que yo era del Mapu. Hay que explicar que el Mapu se había dividido en dos fracciones una más gobiernista (MOC) y otra más revolucionaria (MAPU); por eso se sorprendió ya que pensó que la cosa iba a ser más difícil, para los mapus. La verdad es que no fue así y todos fueron reprimidos por la dictadura.

Yo dormía en una litera y en la parte de abajo lo hacía Sergio Lausic, profesor de la Universidad Técnica del Estado a quien yo no conocía y que posteriormente fue un buen y gran amigo, hasta el presente. Yo también había sido compañero de curso en primera preparatoria del San José y en Liceo Vespertino de su hermano Chedomir Lausic que fue muerto por los servicios de inteligencia militar en Santiago dos años después y que también se fue a estudiar de Técnico Agrícola en la U. de Chile en el Norte, parece que Antofagasta. Yo lo hice en la gloriosa y combativa sede de Osorno. De a poco íbamos quedando menos en este picnic largo de Dawson y un día nos dividen la barraca en dos, totalmente aislada y comienzan en el patio a instalar planchas de zinc tapando medio el patio, así quedamos aislados a un lado y esperando que iba a pasar. Esa noche cuya fecha no recuerdo en este momento escuchamos a horas de la madrugada que llegaba gente a la barraca por el lado que quedó desocupado. Hubo mucho ruido, pero no sabíamos quienes llegaban.

Al otro día estuvimos de comentarios y algunos decían trajeron a las mujeres, otros pensaban que eran otros prisioneros políticos de otra parte. Así estuvimos sin saber nada hasta las 6 de la tarde cuando se cantaba la canción nacional ( y donde siempre salía más fuerte, casi gritando "o el asilo contra la opresión"), y escuchamos desde el otro patio unas voces graves que se notaba eran de personas adultas. Estábamos claros que teníamos vecinos, sin saber quienes eran, pero sabíamos que eran hombres adultos y de cantar muy ronco.

Pasaron dos o tres días y ya sospechábamos que eran políticos de otras zonas del país. Un día que voy al río seguramente a lavarme y veo al otro lado, entre matorrales, a nada menos que Aniceto Rodríguez, Senador de la República. Les cuento a mis amigos, vi al Aniceto Rodríguez, ya no quedaba duda eran grandes dirigentes y funcionarios del gobierno de Allende.

Otro día que fuimos a buscar leña en un bosque que estaba cerca de la barraca, entre ramas de coigues y ñirres nos topamos con los de Santiago y se acerca uno a darnos la mano, Anibal Palma (el Pibe) y contento de saludarnos nos pregunta de donde somos y le aclaramos que somos de Punta Arenas y además pregunta sobre noticias o novedades y le decimos que estamos tan desinformados como ellos. Por otro lado un día llegó un cura al campamento y dio consultas a quienes quisieran enviar un saludo o algo a sus familiares. En una carpa atendía y yo fui (muchos fuimos), en realidad el cura Tampe (ese era su apellido no aportó nada en concreto) y creo que nadie se acuerda de él. A mí me preguntó cómo estaba yo le dije que bien, pero que me gustaría saber cuándo nos largaran de este lugar. El cura no tenía idea. Lo único que le di fue el teléfono de la casa). Más adelante cuando salí en libertad me dijeron en la casa que una vez llamó un cura a altas horas de la noche, para decir que yo estaba bien.

La verdad es que estábamos bien y con la moral en alto, yo diría mucho mejor que los familiares, en general de todos los confinados (así nos llamaban), pues en Punta Arenas corrían todo tipo de rumores, poco menos que nos estaban masacrando.
A todo esto mis amigos eran Aristóteles España, Ramón González Ortega y Sergio Barría. Y otros nuevos que empecé a conocer. También había algunos que no conocía y con los cuales jamás hablé. Por ejemplo había un aviador de Fach de la escuela de especialidades que estudiaba en la noche en la UTE y que hablaba por el campeonato, le decían el Pato Lukas y que además estaba en un pensionado con otros estudiantes de la UTE. Bueno este tipo con el correr de los años nos enteramos que era un sapo enviado por los servicios de seguridad para obtener información. Y parece que no era el único.

En el campamento había un suboficial muy antiguo que era puro cariño con los prisioneros le pusimos de sobre nombre Peguitas Cortas porque siempre iba a buscar a alguien y decía: lo necesito para una peguita corta, al contrario había un sargento estúpido que una vez que salimos con él se puso a hablar de los sindicatos y se enredó totalmente y nos dimos cuenta que el tipo era ignorante y carajo, a este le decían Mala cueva porque cuentan que se calló un puente en una formación donde iba último y el se sacó la mugre. Desgraciadamente este es ensalzado en la película de Littin y esto pasa por no consultar a los protagonistas reales de este realiti. Como no teníamos informaciones, ni radio, solo comentarios o conclusiones nuestras, iban pasando los días en Compingin. Después supe que estábamos a solo 6 Km de Puerto Harris.

A todo esto se llevaron en avión a Ramón Gonzáles de quien ya me he referido ampliamente y lo despedimos con grandes abrazos pensando que se iba de regreso a casa. Y de a poco vamos quedando menos. Hasta que un día que parece que fue más o menos la segunda semana de Octubre del 73 me llaman, preparar los bultos y voy a partir. Junto a Rene Cárdenas Eugenín (Profesor,  PC), Sergio Zurita (Funcionario público, Mapu OC)  y Francisco Mariangel (funcionario del hospital,  PC). Nos íbamos de Dawson. Cuales sería nuestro destino. Nos iríamos a la casa.

La noche que tiritaban las litreras: Sin saber de nuestro futuro iban pasando los días, salíamos a buscar leña para alimentar el calentador y la rutina de siempre, comer, conversar, y a las 6 de la tarde cantar la canción nacional con el hizamiento de la bandera. A los pocos días de la llegada aparece un infante de marina con el diario La Prensa Austral que decía más o menos así "Por cada uniformado muerto serán ejecutados 10 prisioneros políticos". Para este infante al comunicarnos eso, me dio la impresión que asumía un deber sagrado con la patria y por supuesto estos sujetos se creían todas las mentiras que largaba la dictadura al principio. Un día no llevaron a dependencias navales que quedaban al otro lado del río y nos mostraron en un televisor Antú a un viejo feo y que estaba enojado hablando al país. Ese era Pinochet, primera vez que lo veía, ni idea de este tipo. Yo sabía de el general Prat que era leal a Allende, de Bachelet que era de la Fach y colaborador del gobierno, de Schneider que fue muerto por un comando de la derecha y que era constitucionalista. En todo caso esto fue un ratito y después ya no lo mostraron nunca más. Otro día en que estábamos comiendo en una carpa y con televisión que pasaba al cantante Rafael de España, el niño. En esa oportunidad fue que comíamos porotos y conversábamos con Ramón González Ortega y que los encontró muy sabrosos y se repitió.

 

A todo esto el 17 de Septiembre todo cambia cuando vemos la llegada de unos tipos vestidos de civil con el pelo largo y que parecían hipies. Eran los del Sim y nos quedaron mirando como a bichos raros y nosotros también a ellos. Ese día hicimos nuestra rutina de siempre, salir a buscar leña por las cercanías y cuando volvimos vimos el ambiente raro, se percibía que algo iba a pasar. Esa noche cuando nos acostamos y como a las 12 de la noche cuando estaba todo en oscuras abren la puerta de una patada y entran gritando FRANCISCO ALARCÓN y lo sacan bruscamente y sentimos gritos y disparos afuera. Era el primero de los que iban a salir de esa forma esa noche. Después vinieron a buscar de la misma forma a Américo Fontana (Director Regional de Conaf, PC), y a otros más, fueron como 5 prisioneros después llegaba un miliquito conscripto a buscar los bolsos de los salidos y siempre decía "pobrecito el finaito". Al otro día fue el comentario no más entre nosotros y seguimos con nuestra rutina. La segunda noche sucedió el mismo show y empezaron a sacar prisioneros y uno lo que más quería era no ser el elegido. Siempre que los sacaban se sentían gritos, disparos y carreras. Entre uno salido y otro se producía como media hora. así que no podíamos dormir tranquilos. Bueno de repente oigo una sonajera de fierros dentro de la barraca y era que muchos tiritaban y salía esta melodía y título "la noche que tiritaban las literas". Entre otros que recuerdo que salieron esas noches fueron Abramor Pancho Gonzalez (profesor del Industrial) y pariente mío, Williams Bedwel Carrasco ( Presidente de los estudiantes de la UTE),  Américo Fontana (Director Regional de Conaf) de los otros no recuerdo los nombres, pero alguien me va a ayudar. Fueron como 10 los sacados.

 

Dawson Nuevamente y Campamento Chico: Cuando llegamos al campamento Río Chico nos damos cuenta que no es un campamento es un Campo de Concentración tipo nazi de la Alemania de Hitler con barracas de madera y literas tipo la película La Vida es bella del actor          doble alambrada de púas por si quieren escaparse y casetas de guardias en las colinas Norte y Sur. Me tocó junto a los amigos en la Barraca Alfa que era la primera y ahí nos encontramos con Lausic, con el Peye Urrutia, Ruiz hermano del negro Ruiz y que tenían fuego prendido en el calentador que se ubicaba en el medio de la barraca y que era como un tacho redondo y grande donde se podía poner una tetera u olla para calentar agua para tomar café. Había otro para calentar el agua de las duchas que se ubicaban al final de la barraca. Lo más importante fue encontrarnos con amigos y compañeros que no teníamos idea donde estaban, y conocer un montón de gente nueva que yo no tenía idea. Yo era Alfa 66.

Del Palacio de la Sonrisa a Bahia Catalina : Estimo que serían las 11 de la mañana partimos desde el Palacio de la Sonrisa a Bahia Catalina nuevamente tirado de guata en el bus chico y con mis captores supongo que uno manejando y el otro al lado. En este recinto nuevamente comienzan las torturas físicas con golpes y patadas. Pero curiosamente parece que el cuerpo humano se sobre protege solo ya que llegando a un momento de saturación los golpes no duelen, ni se sienten. Uno de los matones  torturadores me pisó el pie derecho y eso si lo sentí. Yo no recuerdo bien lo que preguntaban y lo de las armas era recurrente, si donde estaban escondidas. También preguntaban por nombres de otros dirigentes de la UP. En todo caso estos tipos parecían sacados de la inquisición y no que eran funcionarios de las Fuerzas Armadas. Como episodio sorprendente de García Marquez de repente dicen se para todo por que viene el almuerzo, salen a esconderse los torturadores por que a uno le sacan la venda negra y uno de ellos dice a mi no me importa que me vea. Y lo veo es tipo muy alto, negro y con cara de pocos amigos y después se que se llama Marmaduque Nuñez y que juega basquetboll por la Fach. Este desgraciado fue el que me pisó el dedo gordo del pie derecho y  me lo dejó un poco chueco para siempre. Este torturador basquetbolista supe que murió unos años más tarde en Santiago atropellado por un vehículo. Me trajeron un  plato de tallarines, como si yo tuviera hambre en esas condiciones, que ridículos los captores. Yo no se lo que pasó  después, solo se que devolvieron al Regimiento Cochanne en la tarde ya oscuro, como a las 8,30 y llegué en lamentables condiciones, que hasta el Sargento Miranda exclamó pobrecito en las condiciones que lo traen. Al llegar  a mi litera el que me ayudó fue Roberto Lara, padre, y su hijo estaba en la Fach preso. Siempre me voy a acordar. Esto sucedió el entre el 19 y 21 de Octubre del 73.
En la barraca todo seguía igual, los dementes que nos custodiaban estaban detrás  y el montón de presos políticos acinados esperando saber su destino. Nos traían la comida en marmitas y cada uno tenía sus platos, servicio y jarro. Había  un campesino de Oazi Harbour llamado Marito que cantaba canciones rancheras mejicanas y que se presentaba seguido.

Yo todo embromado, acostado, recibo carta de mi padre que me comunica que había nacido una bebe y que la Flor estaba bien. Al otro día uno de los patéticos guardias que nos vigilaban me peguntó como estaba y yo le dije que bien y que había nacido una mujercita en la casa de O Higgins. Este guardia me hizo subir a un banquito y se lo comunicó a todos los detenidos y aplaudieron. Yo creo que en general no le dieron importancia ya que cada uno tenía sus propios caldos de cabeza esperando que pasaría con ellos. El hecho es que entre carta y carta con Flor le pedí que se llamara Patricia y así le pusieron en el Registro Civil Patricia Antonia Ojeda Mayorga. Salió mas activista la Paty defensora de los DD HH en años posteriores.
Todavía faltaba como dos meses para Navidad y muchos esperaban que hicieran una salida masiva de presos políticos para esa fecha. Vanas ilusiones. Se seguía con los prisioneros sacados  y trasladados por el Cochero de la Muerte al Palacio de las Sonrisas, para interrogatorios con métodos de tortura y sin ninguna esperanza de defensa, claro si querían montar el show de los consejos de guerra y así justificar el Golpe de Estado e ir eliminando a la gente de la Unidad Popular ya sea con más cárcel o echándolos del país. Ese era su propósito el Consejo de Guerra de las JJ CC, el del Hospital, el de los socialistas, el del puerto, etc.

Nos hicimos más amigos con Chulengo, con Cristie, con Benjamín Cárdenas, y un montón más.

Fue en esa época que sale publicado en la Prensa Austral que tres extremistas se habían escapado del Regimiento Caupolicán de Porvenir y los habían matado. Versión falsa, burda mentira a ellos los sacaron del conteiner donde los tenían prisioneros y los llevaron al Canelo a 60 Km donde los hicieron correr y los mataron con fusiles y balas los valientes soldados del Regimiento Caupolicán. Oye si en en Compingin (primer Campamento de prisioneros de Dawson) nos hicimos grandes amigos con Ramón Gonzalez Ortega, uno de los que mataron, era funcionario de Impuestos Internos e interventor en la Empresa Copetif de Porvenir, sin militancia política, casado con Genoveva Toro profesora de Inglés y con 3 hijos. Los otros eran Baigorri, profesor muy conocido en Porenir, y Cárcamo un joven socialista. Fue la Caravana de la Muerte que pasó por teléfono o fax y que el comandante del regimiento agarró papa y se mandó el asesinato del siglo. Los culpables fueron sancionados y condenados años más tarde por la justicia.

Ya estábamos cansados de esperar por nuestro destino y ya cerca de Navidad nos informan que vamos a partir nuevamente a Dawson y nos vamos en barco nuevamente con día de sol y en la cubierta, nos íbamos conversando y cantando hacia nuestro destino desconocido nuevamente con Chulemgo, Cristie, Oscar Briceño. y alguien más. Otros iban más preocupados ya que  sospechaban lo peor

La Aventura no Termina. Llegando al Regimiento Cochranne 
Los cuatro viajamos en un barco de la Armada y en un camarote chico y después de tres horas de viaje desde Dawson a Punta Arenas llegamos al muelle Arturo Prat, esto pasaba en la primera quincena de Octubre, no se el día exacto. En el muelle nos esperaba un vehículo como camioneta y nos ubicaron atrás y tirados de guata. Obviamente llevábamos un guardia armado, por si se nos ocurriese escaparnos. Nos encaminamos al Regimiento de infantería de Marina Cochranne que queda como a 4 km al sur de Punta Arenas, entramos con la camioneta por la puerta y subimos a una colina pequeña donde había un galpón de fierro gigante. Primero nos chequearon en una garita u oficina chica que estaba al lado del galpón. Antes de entrar al galpón diviso una carpa al lado del galpón y un prisionero que estaba como zombi, era el Sr. Quijada, Jefe Regional del Seguro Social, militante comunista. Que hará solo en ese lugar me pregunto. Se abren las puertas del galpón gigante y empezamos a entrar los cuatro que veníamos de Dawson. Nos encontramos con un espectáculo dantesco, literas por todos lados y más de cuatrocientos prisioneros políticos que nos miraban. Y nosotros que creíamos que nos íbamos en libertad. La cosa se estaba poniendo difícil y peligrosa.

Nos ubicaron en las literas correspondientes y ahí dejamos los bultos. Nos quedamos como separados del resto y uno de los prisioneros se acercó a Popeye Cárdenas y le dijo "pendejo" me imaginé que se conocían, y se retiró sin más comentario. Ese era el flaco Manuel Parada a quien yo no conocía, este era de la UTE (Universidad Técnica del Estado) y comunista, y después nos conocíamos todos. En la entrada del galpón, a la mano derecha estaba Francisco Alarcón Barrientos, estaba en un corralito  con alambre y aislado total, no se veía bien, también parecía otro zombi. Pero se nos aclaró la película al comprobar que a los que sacaron de Dawson durante las Fiestas Patrias estaban allí. Entre ellos Américo Fontana Director Regional de la Conaf, Williams Bedwel Presidente de la Federación de estudiantes de UTE y que trabajaba en la misma UTE, el Francisco Alarcon de quien ya me he referido y la mayoría de los que sacaron, no todos, pues nos enteramos rápidamente que funcionaba otro Centro de Detención en el Pudeto y otro en la Fach. Alguien comentó que a las mujeres las tenían en el Regimiento de Ojo Bueno.

En este lugar los guardias hacían una especie de fiesta con nosotros, especialmente un guardia que se lo pasaba gritando y dando órdenes, seguramente como lo hacían con los del contingente que hacía su servicio militar. Este tipo era tambor de la banda. Pero daba la impresión que estos sujetos, los guardias eran más dementes que lo que uno podía suponer. Por lo menos en la noche respetaban el sueño de los prisioneros. Había otra pareja de guardias infantes de marina y estos si que eran locos de remate. Recuerdo que armaron un tremendo escándalo por que uno de detenidos les dijo que se le había perdido un cuchillo y poco menos que nos tuvieron formados y con retos durante más de una una hora hasta que al infeliz detenido se le apareció su cuchillo. Como todos los detenidos eran personas conocidas y respetables vecinos jamás a este incrédulo personaje se le ocurrió que iban a hacer tanto escándalo por su cuchillo. Parece que estaban alentados por otros mandos a ser rudos y despiadados con los prisioneros.

Para mi fue sorpresa encontrar a Luis Hernández Tapia en el Barracón, el era un conocido político regionalista y de derecha. Incluso fue candidato a Senador por la lista del Partido Nacional, sacando muy buena votación en Magallanes, pero mermando mucho en Chiloé y Aisén. Se hacia llamar el magallánico y recuerdo que antes fue candidato a diputado, sacando igual buena votación, pero no saliendo, recuerdo que mis padres lo apoyaron en esa elección. Por que estaba preso Lucho Hernández Tapia, igual que la gente de la Unidad Popular. La razón era simple, venganza por no apoyar los paros del comercio contra la Unidad Popular, el era un demócrata, no un fascista.

Nos vamos de puras sorpresas por que en la mañana se salía a trotar cantando, o mejor repitiendo lo que tarareaba el infante que dirigía. Algo así como QUE BONITA LA MAÑANA y todo el lote de políticos repetían QUE BONITA LA MAÑANA y así seguía el trote canción. Claro que esto no lo hacían todos los días. Me cuentan que llega todos los días un vehículo con personal de seguridad a buscar prisioneros para interrogarlos con métodos de tortura y que ese vehículo es conducido por un señor que le llamaban El cochero de la muerte. El Bosic muy preocupado, por una hendija que quedaba en las planchas de fierro del Galpón, miraba a que hora llegaba esta horrible máquina de la tortura.  Cuando me tocará a mi. Algunos de los prisioneros que llegaron al Cochrane habían sido golpeados y torturados al llegar haciéndolos pasar por los calafates que habían en el sector y muchos todavía se sacaban las espinas que tenían enterradas en el cuerpo. Me entero que al lugar de tortura se le llama "El palacio de la sonrisa" y que funciona en un edificio de la Armada en la Avenida Colón y que antes había sido un hospital naval.

Ya había un grupo que estaban acusando de ser de seguridad del puerto y recuerdo al chico Avilés que era llevado continuamente a interrogaciones y volvía muy mal. Se preparaban para ser juzgados.

El encargado del galpón era un capitán viejo de apellido Parra, este individuo era un ser que se notaba con signos de perturbación mental, era un acérrimo anticomunista y era cruel con los detenidos como si fueran delincuentes. En una ocasión nos dijo que el partido comunista no resurgiría ni en cincuenta años. Estaba equivocado el hombre. Todos los partidos trabajaron desde el mismo once en la clandestinidad. Felizmente se tocaban canciones como parte los shows que hacían los prisioneros y Lanfranco cantaba Te recuerdo Amanda de Victor Jara, como los guardias no tenían idea que esta era una canción nuestra, se permitía.

De repente los guardias son de la banda de los marinos, había uno gigante que más daba miedo por su estatura como Frankenstein, también diviso al Romeo Garcés que yo conocía por ser el hermano de la Estrella Garcés que era amiga de la Uba, mi hermana. Pero estos de la banda estaban por que los mandaban y no se metían en nada con los prisioneros. Otra guardia que llegaba era super tranquila y el sargento nos enseñó algunos términos que ellos usaban como un lenguaje alternativo, me acuerdo del chaqui-chaqui que era el vestón o la parca.

Había también un democratacristiano, que fue liberado antes de la navidad, no recuerdo su apellido solo que era uno flaco. Otro era un venezolano estudiante de la UTE y que estaba más asustado que otro poco. Un día Domingo llegaron trotando y en salida de cancha Mansilla y Coronado, llegaron para quedarse. También esos días llegó Rubio de la UTE y lo hicieron trepar hasta el cielo raso del galpón. Los días transcurrieron esperando ser llamado por los torturadores. Leíamos la prensa y de repente sale la información de la muerte de cuatro prisioneros en Porvenir a los que les aplicaron la Ley de Fuga, entre ellos mi amigo Ramón González Ortega, recién nos enteramos que no se había ido libre.

De a poco también soltaban gente. Conocí al Dr. Nelson Rodríguez de la Enap y militante comunista el cual que contó que estaba muy preocupado por la suerte de sus dos hijos que eran miristas en Concepción. A este Dr. después no lo ví nunca más. Nosotros enviábamos la ropa para ser lavada en la casa y nos llegaban continuamente encomiendas de los familiares. Escribíamos carta que eran censuradas.

A todo esto un día me llegó la hora, me fueron a buscar los verdugos de la dictadura. No era el cochero de la muerte el que me llevó, sino dos civiles jóvenes en un bus chico, estos eran de la Fach y uno se llamaba Luis Vidal. Me vendaron y me hicieron ir de guata en el pasillo del bus. Yo pude seguir todo el trayecto por mi sentido de ubicación, así salimos del Cochrane y avanzamos por 21 de Mayo, seguimos por Magallanes y doblamos por Colón pasando Bories y entrando por una entrada a un patio del siniestro Palacio de la Sonrisa (hoy casa de los DD. HH) donde tenían su cuartel general de las torturas. Al bajar me hacen pasar a una sala del primer piso que quedaba al fondo de la horrible casa. Aparentemente estaba solo, vendado de negro, con mis valientes captores que me querían hacer algunas preguntas. Fueron amables y me dijeron que me saque la ropa quedando solo con mi slip azul. Me hicieron sentar en un banquito y comenzaron a hacerme preguntas relacionadas sobre el Mapu y  el acontecer político hasta que uno gritó está mintiendo y siento un terrible golpe en lado derecho de mi cabeza justo en mi oído y caigo al piso, casi inconsciente. De ese golpe supe después que se llamaba el teléfono y mi oído derecho se resintió años más tarde perdiendo la audición de ese oído. Ahí comenzaba el interrogatorio en base a puros golpes y patadas con un prisionero indefenso con los ojos vendados y casi desnudo. Entre otras cosas recuerdo que mencioné la frase "golpe de  Estado" y me corrigieron al tiro diciendo "Pronunciamiento militar". Además se comunicaban por teléfono con lo que parecía ser el Comando central y daban cuenta de cómo iba el interrogatorio. Lo que más preguntaban era "donde estaban las armas". Yo estaba solo con lo que parecía ser dos torturadores, pero parece que también había un médico que me echó un vistazo para ver si seguían. Uno de los torturadores dijo perdón no tengo cenicero y apagó su cigarrillo en mi pecho, ya que estaba tendido en una mesa. De repente terminan y me visto y me llevan en el vehículo vendado y tirado en el piso a Bahía Catalina recinto de la Fach donde yo sabía que tenían prisioneros. Y  me llevaron con venda y nuevamente tirado de guata al suelo del bus y me di cuenta del trayecto otra vez por mi experiencia de conocer la ciudad y manejar mucho en ella. Que pasará en ese recinto de la Fach me pregunto.

por Eduardo Antonio Ojeda Alvarez 


A 46 años del “golpe”, víctimas de torturas presentaron querella criminal

Fuente :laprensaaustral.cl, 26 de Febrero 2019

Categoría : Prensa

“Pedimos que se investigue, y quienes cometieron los delitos de tortura que seanprocesados, acusados y condenados”, dijo el abogado Víctor Rosas.

Un total de 17 personas, 14 hombres y tres mujeres, que fueron torturadas durante la dictadura militar, presentaron una querella criminal en contra de todos quienes resulten responsables de las torturas que sufrieron mientras permanecieron detenidos.

Acompañados del abogado patrocinante, Víctor Rosas Vergara, vicepresidente de la Unión de Ex Prisioneros Políticos de Chile, ayer en la mañana estuvieron en la Corte de Apelaciones de Punta Arenas haciendo la presentación del escrito.

“Justicia”, es lo que piden las víctimas, porque no entienden que después de tantos años exista impunidad en sus casos.

“Pedimos que se investigue, y quienes cometieron los delitos de tortura que sean procesados, acusados y condenados”, dijo el abogado.

En el fondo, lo que buscan es un no a la impunidad, “que no sea gratis cometer estos crímenes, por parte de personas que pueden argumentar que recibían órdenes, pero en muchos casos se pasaron”.

Este trámite pone fin a un largo proceso, mediante el cual se tuvo que reunir los antecedentes y declaraciones de cada uno de los querellantes.

Entiende el abogado que aun cuando ha pasado mucho tiempo, espera que la justicia pueda investigar y determinar quiénes fueron los autores de las atrocidades ocurridas en Chile, pero particularmente en Magallanes.

De ahí la importancia que le atribuye a que los prisioneros políticos puedan presentarse ante la justicia, pidiendo que actúe y que pueda establecer la verdad, sancionando a quien corresponda, “aunque muchos han fallecido”.

Aunque sabe que el tiempo les juega en contra, el abogado presentó la querella por torturas, amenazas, asociación ilícita y secuestro, en representación de 61 víctimas.

La tercera parte está fallecida, pero son representados por su familiares directos, algunos por viudas y otros por hijos.

“Esperamos que la justicia pueda actuar, porque en nuestro país desgraciadamente los prisioneros políticos han sido ignorados, y el crimen de tortura no ha sido perseguido por la justicia”.

Víctimas

Una de las víctimas, el profesor Julio Pedrol, asevera que esta querella es una forma de decir no a la impunidad. “Por el terrorismo de Estado fuimos torturados, flagelados y aún seguimos esperando justicia”.

Recuerda cuando fue detenido en el colegio donde hacía clases (Juan Williams), y sacado violentamente por doce infantes de marina. “Todos contra uno y fui llevado al Cochrane, done fui brutalmente torturado”.

Otro de los querellantes, Víctor Sumarett, de actuales 81 años, exhibe las secuelas que dejaron en su cuerpo los apremios.

En 1973 trabajaba en Enap y cuando iba camino a Posesión fue detenido. “Los dos meses que estuve preso en el Regimiento Pudeto no se lo doy a nadie, porque las torturas fueron terribles. Espero que los autores no tengan perdón de Dios”.

En términos similares se pronunció otras de las víctimas, Amadón Millalonco Ruiz, quien era delegado del Campamento Cullen, trabajaba en el departamento de alimentación de Enap, en la isla Tierra del Fuego, cuando una patrulla militar del Regimiento Caupolicán lo fue a buscar a su casa. Más de un aw ño lo tuvieron detenido. “Lo que pasamos nosotros no se lo damos a nadie. Nos torturaban, amenazaban de muerte, nos tiraban al agua y muchas cosas más. Realmente se ensañaron con nosotros”.

Hoy, con 83 años de edad, el paso del tiempo hace aflorar las secuelas, cada vez son más insoportables, nos dijo.

Por Miguel Concha Hernández se presentó la viuda, Irene Cárcamo. Al marido lo exoneraron de la Municipalidad de Punta Arenas. Estuvo 14 meses preso. Primero en Bahía Catalina, luego en el estadio fiscal, isla Dawson y terminó en el Regimiento Cochrane.

“Después, cuando lo liberaron, nunca encontró trabajo. Cocho Cárcamo fue el único que le dio trabajo. Posteriormente, después de todo el sufrimiento, cayó en el alcoholismo, hasta que falleció el año 2000”, comentó la viuda.


Fallecio Guillermo Saez Aravena

Fuente :radiopolar.com, 1 de Junio 2016

Categoría : Prensa

En la madrugada del martes 31 de mayo de 2016 falleció, en el hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar, Valparaíso, el compañero Guillermo Sáez Aravena, quien se encontraba internado desde hace un par de meses luego de un grave accidente automovilístico. Guillermo Sáez, casado con Valeria Scheihing, tuvo cinco hijos, siete nietos y una bisnieta. Era ampliamente conocido por nuestros compañeros en Magallanes y en Valdivia. Se caracterizaba por su optimismo, buen humor, lenguaje directo y a veces procaz, junto a su cálida amistad.

Como reseña histórica queremos destacar algunos de los datos más significativos de violaciones de derechos humanos que Guillermo Sáez sufrió desde el 11 de septiembre del 1973. Era funcionario del ministerio de obras públicas y un conocido militante del Partido Socialista. En esta calidad es que fue llamado en los primeros bandos militares para que se entregara a la autoridad golpista. Se presento el 13 de septiembre de 1973 en el Regimiento Pudelo de Punta Arenas, donde fue secuestrado y recluido. Estuvo incomunicado en este regimiento, y durante su secuestro sufrido torturas y en variadas oportunidades y durante mucho tiempo en varios centros de tortura en Punta Arenas. Estos interrogatorios -como él contaba- eran coordinados por el fiscal militar capitán Gerardo Alvarez.

Guillermo Sáez, junto a otros socialistas, fue procesado en el primer consejo de guerra de Magallanes que se realizó el 21 de noviembre de 1973, y fue condenado a 19 años y 1 día de reclusión mayor en su grado máximo, incluyendo la inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos. A fines de diciembre de 1973 fue trasladado al Regimiento Rene Schneider en Ojo Bueno. Después de una explosión en este regimiento, el 3 de enero de 1974, es confinado en el Regimiento Cochrane. Después fue trasladado a Isla Dawson, donde fue recluido en la Barraca Remo del campo de concentración Rio Chico, donde además de trabajos forzados es sometido a incomunicación en celdas a la intemperie en bajas temperaturas. Permanece en Isla Dawson desde el 1 de febrero de 1974 al 26 de septiembre de 1974, cuando se cierra este campo de concentración. Posteriormente es trasladado a la Cárcel Publica de Punta Arenas, donde sufrido incomunicación y torturas en el mismo recinto de la cárcel. En marzo de 1976 fue trasladado a la Cárcel de Capuchinos de Santiago y fue expulsado a Holanda. Fue autorizado para retornar al país recién en 1987. Su registro como víctima de prisión política y tortura en el Informe Valech es el 21924.

Guillermo Sáez es el séptimo compañero de la demanda de 31 ex prisioneros de Dawson que no logra recibir la indemnización en vida, otorgada por el poder judicial, ratificada por la Corte Suprema hace ya más de ocho meses, y después de ocho años de litigación.

Por la ONG Dawson 2000 Eliecer Valencia, Miguel Loguercio, Libio Pérez, Roberto Lara, Baldovino Gomez, Hector Avilas


Carlos Zanzi, adiós al amigo

Fuente :www.centroavance.cl, Julio 2004

Categoría : Otra Información

Había que estar, tener agallas. Carlos Zanzi rondaba los 60 años en 1973 cuando fue detenido por el Ejército. También su compañera de toda la vida. Nada sabía de sus hijos, cercanos al Presidente Allende y comprometidos políticamente como su padre. Su gran pecado: ser amigo personal del Presidente y ocupar el cargo de Vicepresidente Ejecutivo de CORMAG (Corporación de Magallanes), instrumento destinado a promover el desarrollo regional.

Sobre él recayó todo el odio uniformado del General Torres de la Cruz, el hombre de Pinochet en la región austral. En el Regimiento Pudeto de Punta Arenas cientos de presos políticos vivíamos la incertidumbre de esos primeros días de cautiverio, con dolor, con miedo, con terror. Se atropellaba y torturaba diariamente. Y se ejercía sobre nosotros una enorme presión psicológica. Nos instalaron un televisor sólo para ver las noticias y enterarnos de las ejecuciones sumarias, las denuncias contra el Gobierno Popular, la ropa interior femenina y el alcohol encontrados en el despacho del Presidente…

En Magallanes el centro de las calumnias era Carlos Zanzi. Había que destruir al amigo de Allende y crear un manto de sospechas contra la labor de CORMAG. Querían darnos lecciones de moral y justificaban su Golpe artero con un inexistente Plan Z, contrabando de armas desde Cuba, la vagancia y la inmoralidad del gobierno marxista.

En nombre de esos supuestos se torturaba, se mancillaba la virtud de las personas, se llegaba hasta el asesinato político.

Y allí estaba Carlos Zanzi con su generosidad, su entereza, asumiendo el papel de padre consejero (no en vano era uno de los mayores entre los prisioneros). Cuando nos trasladaron a Isla Dawson fue el Delegado de nuestra barraca (Charlie) ante los responsables militares de la isla. Sabía de las torturas contra su compañera, nada sabía de sus hijos y sin embargo ese hombre mayor soportaba con entereza duros momentos, seguramente mucho más duros para quien rondaba entonces los sesenta años.

En septiembre de 1974, al año del golpe, estaba con Carlos Zanzi en el Regimiento Cochrane, de la Infantería de Marina, en el sur de Punta Arenas. Ese día recuperamos parcialmente nuestra libertad, pues nos relegarían a diferentes y aislados puntos del país. Fuimos subidos a un camión, entre otros, Carlos Zanzi, Juan Carlos Mandich, Patricio Rettig, Américo Fontana y yo.

Después nunca más lo vi. No tuve oportunidad de transmitirle mi respeto, admiración y cariño, aunque siempre supe de él, de su exilio en España, de su retorno a Chile.
Esta historia de crecer, de venirnos grandes, tiene sus cosas gratas. Vemos crecer a nuestros hijos, llegan los nietos… Pero tiene sus momentos ingratos, dolorosos. Ser testigos de la partida de nuestros mayores, nuestros seres queridos. Enterarnos como hoy, por ejemplo, en una luminosa mañana del invierno de Buenos Aires, que Carlos Zanzi, compañero, amigo, socialista de toda la vida, amigo de mi padre, nos ha dejado a los 89 años allá en su ciudad, en Punta Arenas, en esa Patagonia que tanto amamos.