Cuartel Almirante Silva Palma


Alias:Fuerte de Bueras Bajo

Ubicación:Subida Villaseca S/N, entre Taqueadero y calle Pedro León Gallo Valparaíso V Región

Organismos:Servicio de Inteligencia Naval (SIN)

Rama:Armada

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

 La Armada empleó varios lugares de reclusión, interrogatorio y tortura en la zona de Valparaíso, incluyendo a los barcos “Lebu”, “Maipo”, el Buque Escuela “Esmeralda”, la Base Aeronaval de “El Belloto”, la Academia de Guerra Naval y, especialmente, una de las dependencias del “Cuartel Almirante Silva Palma” (actual Academia de Guerra Naval). Este último fue utilizado, entre 1973 y 1976, por el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) principalmente para las acciones de represión contra el MIR en Valparaíso.

Los presos políticos eran mantenidos en este recinto en celdas grandes, separados de los marinos detenidos, quienes estaban recluidos en celdas pequeñas con puertas de metal. Era frecuenten el traslado de prisioneros a la Academia de Guerra Naval para ser torturados. Los presos políticos detenidos en el Cuartel Almirante Silva Palma eran constantemente sometidos a torturas, incluyendo golpizas, aplicación de electricidad, cortes y colgamientos, vejaciones y agresiones sexuales, en las mismas celdas, o en salas a las que se accedía bajando o subiendo escaleras. Algunas de las personas que pasaron por este lugar han sido declaradas como detenidos desaparecidos. 

Criminales y Cómplices

Comandante Santa Cruz (Infanteria de Marina); Morgina (SIN); Teniente Guillermo Morera (Armada); Hernán Quezada Moncada (SIN); Federico Stigman (SIN); Patricio Villalobos Lobos (Comandante Base El Belloto)

 

Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettig; 3ra Sesión de la Comisión Internacional de Investigación de los crímenes de la Junta militar en Chile; Informe Valech; Memoriaviva;

 


Testimonios

Fuente :Informe Valech, 2004

Categoría : Testimonio

[Preso Político detenido en diciembre de 1973] “…Durante mi reclusión, en forma casi permanente, fui obligado a escuchar las torturas y el interrogatorio de mi padre. En intentos de intervenir contra las torturas de mi padre, fui golpeado por los guardias con puños y piernas en el suelo y contra las murallas…”

[Preso Político detenido en febrero de 1974]. “…Se me hizo desnudar y ponerme bajo la ducha, mientras caía el agua me propinaban descargas eléctricas, las que en esas condiciones producían un efecto mayor que la electricidad en el cuerpo seco; mientras se me hacía esto no se me formuló pregunta alguna, sólo insultos y amenazas. Con una de las descargas eléctricas resbalé golpeándome la cabeza, semi inconsciente fui trasladado a otra pieza donde continuaron los maltratos, el empeño de estos sujetos se concentró en hacerme recobrar totalmente los sentidos con descargas eléctricas de menor intensidad. Vomitaba mucha sangre y no podía mantenerme en pie, me dejaron tendido en el suelo por un lapso de tiempo que no puedo precisar, al cabo del cual fui subido a una camioneta y trasladado al Hospital Naval, durante el trayecto sentía golpes de pies y manos y culatazos, también oía las amenazas de que se me aplicaría pentotal…

[Presa Política detenida en febrero de 1975] “…En los interrogatorios era desnudada y atada a una silla dándome golpes de puño en la cabeza, pecho y abdomen. Me aplicaron corriente en las sienes, pezones, lengua, genitales y tobillos. En una ocasión fui trasladada a un servicio de urgencia del Hospital Naval por fuertes dolores abdominales y estomacales, además de taquicardia. El ultimo día pude ducharme para poder ser revisada por la Cruz Roja Internacional…


Las cuentas de la Armada

Fuente :puntofinal.cl, 29 de Octubre 1999

Categoría : Prensa

Historia viva
El almirante sigue mintiendo. Sus palabras se pierden entre los cerros y el viento de Valparaíso. Pero la memoria de los porteños víctimas de la represión de la Armada es obstinada y certera. Nadie ni nada podrán borrar jamás el horror entronizado a las orillas del Pacífico, entre la garúa nocturna, los arreboles del atardecer y los sempiternos pelícanos de la bahía. Es que el 11 de septiembre de 1973, junto a los barcos de guerra estadounidenses participantes en los denominados ejercicios UNITAS, la escuadra retornó a puerto a fin de vincularse a las unidades en tierra para dar comienzo al golpe militar contra el gobierno de Salvador Allende. El temprano copamiento de la ciudad transformó a ésta en un gigantesco campo de concentración donde se enseñorearon el miedo, la tortura y la crueldad. La Armada, con inusitada ira y profundo desprecio clasista, reprimió a los porteños y, para tal efecto, desplegó todos sus efectivos, incluidos cadetes de la Escuela Naval. Habilitó, también, varios lugares de reclusión como la Academia de Guerra Naval, el cuartel Silva Palma, y los buques Maipo, Lebu y Esmeralda donde se torturó a miles de aterrorizados habitantes de Valparaíso.

Sin embargo, el almirante Jorge Arancibia, jefe de la Armada, continúa sosteniendo que en aquellos lugares de detención "jamás se torturó a nadie", que tan sólo constituyeron instancias de tránsito para albergar a prisioneros producto de las circunstancias extraordinarias que se vivían. Pero, miente el almirante y miente conscientemente, pues es imposible que no haya estado en conocimiento de lo sucedido en los recintos de la Armada. Son millares los testimonios de víctimas que experimentaron en carne viva la violencia y el odio de oficiales y clases de la aparentemente flemática marina chilena. Tal es el caso de María Eliana Comené, estudiante de castellano de la hacia adentro. Ellos estaban pegados en todas las paredes, yo conté ocho infantes de marina, algunos encapuchados y otros con las caras pintadas de negro. Me dicen que me desnude. Yo empecé a desnudarme y me dejé puesta mi parte de abajo, porque tenía puesto el apósito de la menstruación. Entonces, cuando me obligaron incluso a sacarme el calzón yo dije que no podía, porque estaba indispuesta. Me obligaron a hacerlo y ahí ya viene toda la rebeldía femenina, la rebeldía del luchador, por mucho que nos quisieran hacer sentir como animales llegaba el momento en que la dignidad del ser humano se rebelaba contra todo eso. Y fue tal mi ira, la indignación, que me saqué los calzones, tomé el apósito con sangre y se lo puse en el rostro al teniente que estaba dirigiendo el grupo. Luego de eso, todavía desnuda, por orden del teniente, dos infantes de marina por detrás, me tomaron los glúteos y se agacharon para mirar por el ano". Tal era la calidad moral de los marinos del almirante, los mismos que no trepidaron en violar mujeres para demostrar su poder y su lastimosa hombría, cubriendo sus rostros con pasamontañas y ocultando sus grados. En la Esmeralda, recuerda María Eliana, "había violencia las 24 horas del día, sacaban a los compañeros, los golpeaban, los torturaban, volvían morados y vomitando sangre. Cuando me trasladaron al Lebu estábamos separados de los compañeros quienes se encontraban en las bodegas. Nosotras estábamos en los camarotes y éramos tantas que no podíamos respirar, teníamos que dormir sentadas en el suelo. Nos daban de comer una sola vez al día, a las 9 de la mañana. Eran unos porotos que hasta gusanos tenían, una vez que reclamamos nos dijeron burlándose que para qué nos quejábamos si nos daban 'carne'". Pero la alimentación no era lo que más preocupaba a las prisioneras políticas, sino que el trato inhumano y cruel por parte de sus aprehensores, la mayoría jóvenes marinos. Aunque también las torturaban civiles y, como en el caso de María Eliana, carabineros. Ella había tenido el infortunio de haber sido detenida con ocasión de la retoma de la Universidad Católica en el puerto en los meses previos al golpe. Fue agredida por carabineros al mando de un teniente de apellido Pérez, sin embargo, logró defenderse y golpear a sus agresores.

Obviamente jamás pensó que el devenir político le enfrentaría una vez más al sádico teniente, esta vez a bordo de la motonave Lebu. Pero así fue, en una oportunidad -relata María Eliana- "me llevaron a un camarote que había sido habilitado como sala de interrogatorios y allí estaba este teniente que me comienza a manosear y a gritar diciendo: ¡defiéndete ahora, pos, huevona! Me corrió mano de una manera espantosa, fue más de una hora de sólo eso. Estaba vendada y humillada por lo que estaban haciendo, impotente ante lo que estaba pasando, ante los gritos espantosos que se escuchaban". Pero no era sólo en el barco que se torturaba y degradaba a centenares de porteños. También sucedía en otros centros de tortura de la Armada. Por la Academia de Guerra Naval, en el cerro Playa Ancha, pasó también María Eliana. "Allí estuve como cuatro semanas, me sacaban todas las noches para interrogarme, me golpeaban los oídos con las manos, me ponían corriente en la lengua, en la vagina. Nos sacaban para divertirse con nosotros, para abusar sexualmente. Fueron violaciones masivas. Al final una se desconecta, trata de subliminar lo que está pasando, pero es imposible de olvidar, de hecho, cuando ya me encontraba en la cárcel, hice una seria infección, con vómitos y fiebre. Me enviaron al Hospital Naval y ahí dijeron que era sólo un ataque de vesícula y me enviaron de vuelta a la cárcel. No obstante, era algo mucho más serio. Era gonorrea, y era imposible saber cómo y dónde la había contraído, ¿en la Esmeralda, en el Lebu, en la Academia? Lo único claro es que quedé con el endometrio total y absolutamente destruido".

ACADEMIA DE GUERRA NAVAL: CASA DEL HORROR

Y fueron millares las vidas destruidas física y sicológicamente en las casas del horror de la Armada en Valparaíso, El Belloto, Colliguay, Puchuncaví y Talcahuano. Por tales centros de detención y tortura pasó Humberto Arancibia, presidente del sindicato de trabajadores de Enadi, ex Compañía de Gas de Valparaíso. Fue detenido en Villa Alemana el 3 de octubre de 1973 en la noche. Fue trasladado por los infantes de marina que le detuvieron al cuartel Silva Palma en el puerto. Llegamos, recuerda Humberto, " a una sala grande repleta de gente, hombres y mujeres tirados en el suelo, muchos con el pelo cortado a bayonetazos. Un infante me preguntó por qué me encontraba ahí. Le respondí que no sabía, que simplemente era dirigente sindical. Exactamente, me dijo para preguntarme por otros dirigentes, para ver si habían robado o no". Los marinos, los militares, sabían perfectamente bien que nadie había robado nada, del mismo modo que sabían que nadie iba a atentar contra la integridad física de los miembros de las Fuerzas Armadas y sus familias como pretendieron hacer creer a través de la difusión de un absurdo Plan Zeta. Simplemente intentaban justificar lo injustificable: la represión, las masacres, la tortura, las violaciones.

Por ello, "alrededor de una hora después de haber llegado, continúa Humberto, me vendan, me ponen sobre la cabeza una capucha negra, me amarran las manos a la espalda y me sacan de la pieza. ¡Así que tú eres Carlos Nicolás! (administrador de la Compañía de Gas), me dicen mientras me dan un golpe en la boca del estómago. Perdí la respiración, me dan palos en la espalda, en las costillas, todo esto camino al interrogatorio. Siento que llegamos a una pieza, tomo aire: no, yo me llamo Humberto Arancibia alcanzo a decir. ¡Por qué no dijiste eso antes conche tu madre! Me gritan. Ahí me di cuenta lo que me esperaba, como iba a ser el tratamiento. En la sala de torturas me pegan con las manos abiertas en los oídos (teléfono), combos en el estómago, palos en las costillas. Todo el tiempo tenía las manos y los pies amarrados con alambre. En un momento pensé que me iban a colgar, pero en realidad lo que hicieron fue ponerme corriente. Esto se repitió muchas veces en medio de todo tipo de insultos".

Luego de una interminable noche de tormentos Arancibia fue trasladado al buque Lebu. "Parecía un barco pirata -señala Humberto- con hombres hacinados en las bodegas del barco. Estaban barbones, algunos con el pelo cortado a cuchillo, con abrigos, frazadas, sucios y hambrientos. A veces nos tiraban pedazos de pan y lo compartíamos entre todos. Lo mismo hacíamos cuando, por milagro, aparecía una naranja. La comíamos entre seis, hasta la cáscara nos comíamos. Más adelante nos daban fideos, masas de fideos más bien. También porotos llenos de gorgojos. Cada comida era vigilada por marinos armados. No todos comían sí, había un compañero de apellido Villarroel a quien mantenían en una jaula desnudo y nunca le daban de comer.

Los marinos nos obligaban a levantarnos a las seis o siete de la mañana. Subíamos a la plataforma del buque y nos manguereaban desnudos en el frío de la mañana. Está claro que no teníamos dónde hacer nuestras necesidades y, en algún momento, pusieron mitades de tambores de aceite -que llamaban 'chutes'- donde comenzamos a orinar y defecar".

En el Lebu se denigraba a la gente, se intentaba deshumanizar al supuesto enemigo, hombres y mujeres, sin importar la edad. También se interrogaba y torturaba. Los interrogatorios selectivos y más brutales se llevaban a efecto en la Academia de Guerra Naval. Allí fue llevado nuevamente Humberto. "Me dijeron que me había reído de ellos la primera vez, me pusieron un paño en la boca y me tiraron contra la muralla y comenzaron a golpearme. Perdí la noción del tiempo, del espacio, pensé que me iban a matar. El estar ahí, aunque no te torturan era igual, porque se sentían gritos, golpes, lamentos desgarradores de gente que se moría. Siempre se estaba en un estado emocional tenso, sabías que después te iba a tocar a ti, ibas a pasar por el mismo proceso. No se tenía ninguna esperanza, no sabías si ibas a salir vivo. Eran varios los que se habían intentado suicidar lanzándose por alguna de las ventanas del cuarto piso de la Academia o golpeándose contra unos pilares que había en la sala grande".

Llegaba a tal punto el pánico, la desesperación, la violencia contra gente indefensa, que no fueron pocos los que prefirieron morir a continuar soportando el horror de la tortura. Sin embargo, el almirante Arancibia insiste en que en los recintos navales jamás se torturó. Incluso en aquellos lugares donde no se interrogaba, imperaba un régimen de represión permanente y de castigos humillantes para los presos políticos. Tal es el caso del campo de concentración de Isla Riesco o Melinka, ubicado en Colligüay al interior de Valparaíso. Allí, cada vez que llegaba un nuevo grupo, se organizaba en la noche, cuando los prisioneros se encontraban encerrados en sus cabañas, un montaje de amedrentamiento. Se oían ráfagas de ametralladoras y fusiles automáticos, se explotaban minas del sector que rodeaba el campo, amén de gritos y carreras. Al día siguiente se informaba a los prisioneros que un grupo de "extremistas" había intentado rescatarlos durante la noche y que habían sido eliminados por la guardia del campo. Si sucedía nuevamente -advertían- lo primero a eliminar era el peligro interno, es decir, los presos.

 

TORTURAS A MARINOS DEMOCRÁTICOS

Además, se castigaba a muchos sumergiéndolos en pozos de excrementos y orina, a culatazos, hundiéndoseles en la basura u obligándoles a correr a latigazos. Eran los infantes de marina los que torturaban de esta manera. Y tenían experiencia, pues fueron los que iniciaron la práctica masiva y sistemática de la tortura en agosto de 1973 al detener y flagelar a un grupo de marinos constitucionalistas que denunciaron los intentos golpistas de la Armada. Antonio Ruiz, cabo segundo, mecánico electrónico con mención en control de fuego, fue uno de ellos. Antonio Ruiz recuerda vívidamente el día en que fue detenido, "fue el 7 de agosto de 1973 en Talcahuano. Oficiales de inteligencia me sacaron de la unidad para trasladarme al Fuerte Borgoño. Allí había un escuadrón de al menos doce cosacos esperándonos. Me obligaron a sacarme la ropa y comenzaron los golpes, comenzó el tratamiento de guerra. Pasamos a ser el enemigo. Para los infantes de marina era una práctica en vivo, fuimos sus conejillos de indias. El oficial que nos interrogaba, para que no se notaran los golpes, usaba guantes mojados. Nos metían en tambores de excrementos y orina; dos cosacos nos sujetaban de las piernas y nos hundían en los tambores hasta que no podíamos respirar. Era tal la desesperación ante la tortura y las amenazas que al final uno se rebelaba y encaraba al oficial gritándole: ¡mátame conche tu madre! A ellos no les importaba lo que uno decía o sentía; al contrario, perfeccionaban las técnicas de tortura día a día. Al poco tiempo ya no te sujetaban por las piernas, sino que habían instalado una roldana desde donde te lanzaban al tambor con excrementos. Nos tenían amarrados de pies y manos, nos amenazaban de muerte y hubo muchos simulacros de fusilamiento. Eramos como 50 los detenidos, pero finalmente quedamos menos de la mitad. Había gente de filiación azul (Asmar) y de filiación blanca, tanto de la dotación Escuela como de la Escuadra. Posteriormente fuimos derivados a la cárcel de Talcahuano en tránsito y, finalmente, a la cárcel de Concepción. Allí nos pilló el golpe, nos despertamos con los disparos, presentimos la muerte, Carabineros se hizo cargo del presidio y nos amenazó con que tendríamos que pagar. Se hizo un simulacro de fusilamiento y toda mi vida pasó delante de mí, muy rápido. Esperaba con los ojos cerrados la muerte. Afortunadamente no sucedió nada y, eventualmente, fuimos traslados a Valparaíso, pasando por el campo de concentración de Isla Riesco o Melinka, cuartel Silva Palma y la cárcel pública del puerto. Otros marinos democráticos fueron detenidos y torturados en el Fuerte Miller de la Infantería de Marina en Las Salinas, y en la Escuela de Ingeniería de Viña del Mar.

A 26 años del golpe de Estado iniciado en Valparaíso, el almirante Jorge Arancibia sigue negando que la Armada violó masivamente los derechos humanos. Entonces ¿por qué habría que creer en sus supuestas buenas intenciones al impulsar junto al gobierno una "mesa de diálogo" destinada -también supuestamente- a poner término al problema de los derechos humanos?

Ningún aparente gesto conciliatorio puede ocultar el hecho irrefutable de que el sacerdote obrero Michael Woodward fue asesinado en la Esmeralda, su Esmeralda, señor almirante

 

RESPONSABLES DE TORTURAS DE LA ARMADA

Vicealmirante. Adolfo Walbaum Wieber, Cdte. I Zona Naval

Vicealmirante. Pablo Weber Munnich, Cdte. en Jefe de la Escuadra

Contraalmirante Hugo Cabezas Videla, Jefe E.M. de la Armada

Capitán de Navío (CN) Sergio Huidobro Justiniano, Cdte. Cuerpo Infantería de Marina (IM) C.N. Guillermo Aldoney Hansen, Jefe EM. I Zona Naval

C.N. Marcos Ortiz Guttmann, subjefe EM.Armada

C.N. Carlos Borrowman Sanhueza, director Escuela Naval Arturo Prat

C.N. Raúl López Silva, director Academia de Guerra Naval

C.N. Homero Salinas Núñez, director Escuela de Ingeniería Naval

C.N. Arnt Arentsen Pettersen director Escuela del Cuerpo de IM

C.N. Jorge Sabugo Silva, Cdte. Buque Escuela Esmeralda

C.N. Hernán Sepúlveda Gore, Cdte. Destacamento IM "Miller" de Viña del Mar

C.N. Cristián Sloraker Pozo, Jefe EM de la Escuadra

C.N. Oscar Horlscher, Director Hospital Naval Almirante Nef

Capitán de Fragata (CF) Jorge Davanzo Cintolesi, Director Escuela de

Armamentos

CF.Víctor Valverde Steinlen, director Escuela de Operaciones Navales

CF. Hernán Soto-Aguilar Cornejo, subdirector Escuela Cuerpo IM

CF. Jorge Valdés Romo, subdirector Escuela Naval Arturo Prat

CF. Patricio Villalobos, Cdte. Base Aeronaval de El Belloto

CF. Ernesto Huber Von Appen, Cdte.Aviación Naval

CF. Julio Vergara, Jefe Servicio de Inteligencia Naval, I Zona Naval

Cte. Santa Cruz IM, Cuartel Silva Palma, Valparaíso

Cap. Bunster, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Cap. Jaeger, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Cap. Koeller, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Cap. Acuña IM, Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Federico Stigman Servicio Inteligencia Naval

Tte. Luna, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Tapia, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Maldonado, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Alarcón, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Letelier, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Boetsch, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Schuster, IM Fuerte Borgoño, Base Naval de Talcahuano,

Tte. Luis Rebolledo IM, Motonave Lebu

Tte. Guillermo Morera IM (r) Motonave Lebu

Tte. Rafael Yussef ( r) Motonave Lebu

Tte. Rodriguez IM, Buque Escuela Esmeralda

Tte. Juan Gonzalez IM, Campo de Concentración de Isla Riesco

Suboficial Aguayo IM, Campo de Concentración de Isla Riesco

Cabo Soto IM, Campo de Concentración de Isla Riesco

Cabo Bustos IM, Campo de Concentración de Isla Riesco


Torturada en la “Esmeralda”

Fuente :puntofinal.cl, 26 de Noviembre 2004

Categoría : Prensa

La furia la estremece y desgarra, cada vez que María Eliana rememora el dolor y la humillación de la tortura, aquí, en el Valparaíso de los vientos, en el hermoso caos del puerto de todos, a pasos de la bahía donde, hace treinta años, estuvo anclado un velero que le cambió la vida para siempre. La furia estremece los sentidos y desgarra la piel, porque la Armada continúa negando lo evidente: que detuvieron y torturaron a millares de chilenos y chilenas. Y está claramente establecido que el buque escuela Esmeralda fue utilizado como centro de detención, tortura y asesinato, tal como sucedió con otras dependencias de la Armadael buque Lebula Academia de Guerra Naval, el Cuartel Silva Palma, entre otros. En todos ellos estuvo María Eliana Comené. Hoy, tres décadas después, la joven estudiante universitaria de esa época, recuerda el doloroso periplo que compartió con miles de víctimas de la represión militar que, en el puerto, vistió por sobre todo uniforme de marino.

En la “Esmeralda” fue asesinado el sacerdote Miguel Woodward y, además, se torturó a mucha gente. Usted estuvo también ahí…
“Sí, a mí me detuvo Carabineros el 13 de septiembre, al mediodía, en mi casa. En un bus me llevaron a la 4º Comisaría en Viña. Luego me trajeron a la intendencia de esa época, hoy Primera Zona Naval. En la noche, alrededor de las once, los marinos nos llevaron a la Esmeralda. Al llegar al barco nos bajaron a empujones por las escaleras. Estaba a oscuras, pero no iba vendada y por eso me di cuenta que era la Esmeralda. Nos tiraron hacia donde estaban los camarotes de los oficiales, no eran de los marinos, porque eran salas grandes con tres camarotes en fila. Me pasaron inmediatamente al baño, un baño enorme donde me hicieron desvestirme y dejar la ropa en una banca de madera. Y me empezaron a revisar, a ver si tenía alguna cosa escondida en el cuerpo, por lo tanto a meterme los dedos en la vagina, en el ano, mirarme los oídos, la nariz. Era un grupo de muchachos, todos con caras pintadas de negro, no sé si eran oficiales, porque todos vestían iguales”.

El tratamiento violento y humillante fue desde un comienzo, entonces…
“Sí, claro. Luego me pasaron a la ducha, y ese fue quizás para mí el momento más difícil, aunque después lo pasé peor. Ahí me sentí tremendamente vejada, humillada por ser obligada a estar desnuda, por las tocaciones sexuales, los comentarios que hacían, las burlas de todos los marinos. Hasta ahora tengo una pesadilla: estoy en un baño y en el baño pasa mucha gente y no puedo estar tranquila. Entonces, me despierto llorando.
Después los marinos me tiraron a la última litera en un camarote. Me tocó la tercera litera de arriba. Me di cuenta que estábamos separados: los hombres estaban tras una cortina hecha con frazadas. Los hombres estaban muy mal, a ellos los torturaban de manera brutal. Yo los veía cuando llegaban, por ejemplo Sergio Vuscovic, alcalde de Valparaíso durante la Unidad Popular, tuvo un ataque de vómito, de sangre. Los compañeros, muchos de ellos ex autoridades y dirigentes de la zona, llegaban arrastrándose, pero no se quejaban.
Me hicieron dos interrogatorios en la Esmeralda, todos violentos, humillantes, con golpes y abusos sexuales. Les causaba placer torturarnos, disfrutaban tocando para saber tu reacción, esperaban que gritáramos, pero gritar, para mí, era peor. A veces era mejor dejar que hicieran lo que quisieran para que te dejaran tranquila. También, si nos movíamos o pedíamos permiso para ir al baño, nos pegaban con las culatas, no nos dejaban dormir. Estábamos en un camarote rodeadas de armarios metálicos. No podíamos saber si era de día o de noche, sólo escuchábamos gritos, llantos de las compañeras que suplicaban que no las tocaran. Había una alemana a la que la golpeaban constantemente. Había mujeres de todas las edades, incluso niñas de quince años y eran torturadas física y psicológicamente. Para soportar la situación yo contaba los pernos y los remaches del buque. Así me abstraía del horror de la Esmeralda. Y ahí estuve hasta que nos sacaron a todas, yo fui una de las últimas que salí”.

¿Adónde las llevaron?
“Nos trasladaron al Lebu, un buque de la Compañía Sudamericana de Vapores, de Ricardo Claro, que se lo había cedido a la Armada para los prisioneros. La Esmeralda estaba casi al final del molo y el Lebu estaba en la punta. Nos llevaron en un bus y era impresionante, porque estaba el molo cubierto de gente en el suelo, todos prisioneros. Los marinos nos metieron en un camarote, a diferencia de los hombres que estaban en las bodegas del barco. Los camarotes eran pequeñísimos y habíamos dentro unas 25 mujeres. Tanto que en la noche teníamos que dormir sentadas en el suelo con las piernas recogidas. En turnos nos poníamos cerca de la puerta para tomar un poco de aire, aunque había un marino de guardia que no nos dejaba acercarnos.
En el Lebu no estábamos encapuchadas, así que conocíamos muy bien a los marinos y, al igual que en la Esmeralda, éramos mujeres de todas las edades. De hecho, un día llegó una niña de uniforme escolar. Nos tenían encerradas y nos daban comida una vez al día, tallarines, porotos con gusanos y arvejas secas en caldos indefinibles. De repente llegaba un pan, una fruta, pero era la excepción”.

VIOLACION EN EL LEBU

¿En el “Lebu” los marinos también torturaban?
“No sólo los marinos. También había carabineros y civiles que torturaban. En una ocasión, cuando me tocó el turno de acercarme a la puerta del camarote para respirar mejor, se asomó a la ventanilla un teniente de Carabineros que conocía, porque había sido detenida antes del 73 en Valparaíso, en la acción de retoma de la Universidad Católica. Me llevaron a la comisaría Barón y trataron de revisarme, pero me defendí y fue ese teniente el que me golpeó y, luego me dejó botada en una celda. Era el mismo teniente Pérez que aparecía en el Lebu y me quedó mirando, con odio. El, con otros carabineros y marinos, empezó a llamar a las mujeres; primero mandaron a buscar a una joven de chaleco blanco, luego llevaron como a cinco o seis jóvenes, hasta que al final, me llevaron a mí. Era un camarote desocupado, enorme, que estaba en una esquina. Estaba muy oscuro, pero a él lo vi claramente porque no estaba encapuchada. Además, me recibió con groserías y diciendo “ésta es la chora que quiero” y gritando “defiéndete ahora, huevona”. Me sentó a empujones en un sillón y empezó a tocarme y golpearme, me desvistió a la fuerza y ahí mismo me violó. Hizo lo que quiso conmigo y los otros que se encontraban en el camarote se reían y burlaban. Después, me ordenó vestirme y peinarme, me obligó a ordenarme antes de salir. Además de los garabatos me dijo: “Ya nos vamos a ver de nuevo”.

No fui la única torturada en el Lebu, por supuesto. Cuando llegaban las mujeres al barco, primero pasaban por la sala de tortura y después las tiraban al camarote. Alrededor de diez días después, me mandan a llamar de la Academia de Guerra, y ahí empezó nuevamente el terror. Me interrogaban los marinos y carabineros”.

¿La Academia de Guerra Naval fue el principal centro de detención y tortura de Valparaíso?
“Sí, cuando llegué a la Academia, el primer día me pasaron inmediatamente a interrogatorio y me empezaron a hacer el teléfono, a golpear los oídos con ambas manos abiertas. Yo sabía que para aliviar el dolor tenía que gritar y empecé a gritar, y un compañero, que no sé quien es, que estaba en la misma pieza parece, empezó a reclamar por lo que me hacían. Y le pegaron de tal manera que se sentían los golpes, los quejidos. Fue horrible y tuve que dejar de gritar. Así se dañaron mis tímpanos. En la Academia estuve aproximadamente tres semanas. Me sacaban todas las noches para interrogarme. Preguntaban acerca de supuestas armas, pero era para amedrentar, para dejarte a nivel de cosa y no de persona.
En la Academia se escuchaban gritos día y noche. A mí me golpearon, me violaron y me aplicaron electricidad. La corriente era horrible, porque da espasmos que no se pueden controlar. Y te ponían corriente en los pechos, la vagina, la boca, quemaduras de cigarro en las nalgas, en los brazos y en los muslos. Una noche me llevaron y me sacaron la ropa: me obligaban a desnudarme cada vez que decía un no, o que daba una respuesta que no les satisfacía. Me sentí tremendamente vejada, empezaron a tocarme, a manosearme, a hacerme cosas. Me devolvieron a la sala como a las cuatro de la mañana o más tarde, porque estaba aclarando. Me puse a mirar por los hoyitos de las ventanas tapadas con banderas de los barcos y empecé a llorar. Un compañero se dio cuenta y me abrazó. Nadie se movió, excepto él. No me preguntó nada. Fue una cosa muy linda. Te hace sentir que no estás sola.
Lo concreto es que te van ablandando físicamente, con golpes, con violaciones, con electricidad, y después llega el golpe psicológico, cuando ya no te quedan defensas. De hecho, había una carabinero mujer que me interrogaba violentamente, con mucho ataque psicológico. Los marinos nos sacaban a las mujeres para divertirse con nosotras, para abusar sexualmente. Y siempre estábamos encapuchadas o vendadas. El teniente Pérez, de Carabineros, también estaba en la Academia, ahí lo vieron varias personas. Tenía rango, en el Lebu hacía lo que quería. Recuerdo muy bien que andaba con pistola, y en un momento la tomó, no sé para qué, pero pensé que me podía matar, realmente creí que iba a salir muerta”.

CARA A CARA CON EL TORTURADOR

Tengo entendido que se encontró con uno de sus torturadores. ¿Cómo fue eso?
“Al hombre no lo volví a ver nunca más después de mi detención. Sin embargo, hace poco tiempo estaba en el café de Falabella, en Valparaíso, con una amiga. De repente me quedé helada, porque a pesar de que ha cambiado mucho, no sé si fue por los ojos o por instinto, lo reconocí. Entonces le digo a mi amiga: ‘Oye, mira, el paco Pérez’. Estaba conversando con un viejo, y me quedé paralizada. Yo había pensado muchas veces lo que le iba a decir cuando lo viera. Pero no fui capaz de moverme; pagamos rápidamente y salí, pasé por su lado, lo miré, pero no me atreví a hacer nada. Me tiritaban las piernas. Y estaba tan enojada conmigo después. Estaba indignada conmigo misma.
Yo hice una declaración en Punto Final hace un par de años. Ahí menciono a Pérez. Un ex preso político, que era carabinero y también trabajó en la Comisaría de Viña del Mar en ese tiempo, me dijo que se llamaba Carlos Pérez San Martín, y que es gerente de operaciones del club Santiago Wanderers. Desde que le hicimos una funa estoy más en paz. Pero cuando lo veo, me vuelvo a acordar del café y me da mucha rabia, me dan ganas de ir a hablar con él. Pero todo el mundo me ha dicho que no lo haga, es peligroso, dicen que es matón, que tiene gente. Entonces no me he atrevido, ha pasado tanto tiempo…

Pero el azar permitió que usted se cruzara con el ahora capitán (r) Carlos Pérez en el supermercado…
“Sí, hace poco estaba en la fila de la carnicería del supermercado cuando alguien me pasa a llevar, me doy vuelta y me encuentro cara a cara, a no más de diez centímetros, con Carlos Pérez, con mi torturador.

Le pregunté: ¿No se acuerda de mí?
– No señora. ¿Dónde la conozco? respondió.
– La ultima vez que nos vimos fue en el Lebu
– ¿En el Lebu? Yo no tengo ningún problema con derechos humanos, dijo inmediatamente, delatándose solo.
A mí esto no me lo contaron, le dije. No se me van a olvidar nunca su cara ni su voz, porque usted me echó a perder la vida. A esas alturas ya tenía un nudo en el estómago, pero no podía perder la calma, era importante mantener mi dignidad a pesar de todo. Pero siguió negando todo, como hacen los cobardes. Como han hecho los militares todo este tiempo”.

COBARDIA DE LA ARMADA

¿Cree que el informe sobre prisión política y tortura servirá para hacer justicia en su caso y en tantos otros?
“Cuando entregaron el informe al presidente Lagos pensé que no era cierto. Es algo que nunca esperé ver en vida, pero después surgió el enojo. Primero, porque la derecha sigue diciendo que somos todos responsables. Pero haber tenido ideas de Izquierda no es equivalente a haber torturado y matado. Realmente, es vergonzoso el aprovechamiento político. Soledad Alvear jamás ha hecho nada y ahora que es pre-candidata saca la voz. Lo que diga el presidente Lagos no es importante. Lo que nos interesa es que el informe se publique completo, que se sepa lo que hicieron estos criminales”.

El almirante Vergara, comandante en jefe de la Armada, dice que él pone las manos al fuego por sus hombres.
“El almirante Vergara se va a quemar. Da rabia la cobardía de la Armada al no reconocer sus crímenes. El ahora senador Jorge Arancibia era capitán de fragata a cargo de un barco en San Antonio. También me merece dudas que diga que no sabe nada. Ahí estaba Tejas Verdes y no sólo participaba Contreras en la represión, también había marinos. La Armada abusó de las personas en sus dependencias. A mí me detuvieron, torturaron y violaron marinos”.

¿Han pasado treinta años y por primera vez se conocerá, al menos de manera sistemática, lo sucedido a miles de torturados. ¿Ayudará esto a aliviar el dolor de las víctimas?
“Hay consecuencias físicas y psicológicas profundas. Tienes que empezar a convivir con esto, siempre he dicho que soy exiliada y nunca voy a acostumbrarme. No es mi Chile, es un Chile que a mí no me ha dado nada, al contrario, me quitó mucho. Las pesadillas nunca se me han pasado. Me despierto angustiada, porque creo que estoy detenida en la Esmeralda, cuando los marinos con la cara pintada me desvisten, me revisan, me meten al agua. Es el primer signo de humillación, donde enfrentamos al enemigo de manera real. No puedo olvidar, porque a mí me golpearon, me pusieron corriente, me violaron y me contagiaron gonorrea, cosas que ni siquiera mi familia sabe.

Hace un par de años subí a la Esmeralda acompañando a periodistas de la BBC de Londres. Empecé a sentir los olores, los gritos, todo lo que había sentido antes. Caí en una profunda depresión, hice crisis de pánico y estuve encerrada en mi casa cuatro meses. Fue horrible, no dormía, las pesadillas eran continuas. Ningún informe hará olvidar lo que pasamos, lo que sufrimos”.


Contraloría desclasifica archivos de tortura de la Comisión Valech II

Fuente :El Mostrador, 4 de Julio 2014

Categoría : Prensa

El dictamen del organismo responde a una solicitud del Instituto Nacional de Derechos Humanos y permite que los documentos lleguen –por primera vez– a manos de jueces que trabajan en causas de DDHH. La información contiene nombres de torturadores, lugares y antecedentes que debían estar bajo secreto por 50 años.

Viviana Fernández tenía 14 años cuando la dictadura la golpeó. Era mediados de febrero de 1974 y los militares entraron con fuerza en la población Compañía de Gas, en Valparaíso, donde vivía con su familia. Se la llevaron a ella, a su hermana Morelia de 17 años y también a su mamá.
Viviana, que ahora tiene 53 años, estuvo cinco días en el cuartel Almirante Silva Palma y los recuerdos son un dedo impertinente que le apunta al corazón cada vez que vuelven. Viviana lidera, junto a otros adultos, la Agrupación de Ex Menores de Edad Víctimas de Prisión Política y Tortura; y su caso fue calificado por la llamada Comisión Valech II.

Nombres de torturadores, lugares donde se cometieron vejámenes y violencia sexual contra mujeres. Las negras escenas de la dictadura que aún se escondían tras los papeles que quedaron guardados bajo llave. También el testimonio de Viviana es un ejemplo de toda esa información que implica el dolor de 9.795 chilenos torturados que permitió desclasificar la Contraloría a través de un dictamen.

En una resolución del 10 de junio pasado, la Contraloría determinó que el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INHD) está autorizado para conocer los documentos vinculados a la Comisión Valech II, una de las instancias que sirvió para establecer la identidad de quienes sufrieron violencia política y tortura durante la dictadura. No sólo eso, también hacerlos llegar a la justicia en caso de que ésta los requiera.
La Comisión inició sus funciones el 17 de febrero de 2010. Recibió 622 casos de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos. También 31.831 solicitudes de calificación de personas que declararon haber sido víctimas de prisión política y tortura; todos, casos fechados entre el 11 de septiembre de 1973 y marzo de 1990.

EL SECRETO
La respuesta de la Contraloría llega después que el Instituto Nacional de Derechos Humanos solicitara un pronunciamiento para determinar si el organismo podía entregar la información que custodiaba a los jueces que la requerían y que correspondía a los antecedentes recabados en la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, y en la Comisión Asesora para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura. Ambas conocidas, respectivamente, como Comisión Valech I y Comisión Valech II.
Lorena Fries, directora del INDH, señala que desde hace dos años, cuando el Instituto comenzó a ser el encargado de resguardar los documentos sobre los que pesaba un secreto de 50 años, que distintos jueces que investigan crímenes en dictadura les presentaron solicitudes para conocer la información. Por eso, ante la Contraloría, el INDH echó mano al “derecho a la verdad” que se ha articulado como noción en el sistema universal de protección a los Derechos Humanos.

Desde mediados de junio, apenas se conoció la resolución del organismo fiscalizador, la información comenzó a ser entregada a los jueces que habían presentado solicitudes.

Mario Carroza, magistrado que ha llevado adelante investigaciones como la muerte de Pablo Neruda, es uno de los nombres que había solicitado información en varias oportunidades al INDH, sin éxito. Para él, la liberación de los documentos de la Comisión Valech II es un paso importante.
“La mayor parte de la información que uno puede obtener para el éxito de las diligencias se obtiene de los diferentes comisiones. Me imagino que con la Valech II puede ocurrir lo mismo que con la Rettig, sobre todo en cuanto a tortura. Creo que, de una u otra manera, se pueden conocer situaciones que ignoramos”, señaló a El Mostrador el magistrado.

Viviana Fernández tenía 14 años cuando la dictadura la golpeó. Era mediados de febrero de 1974 y los militares entraron con fuerza en la población Compañía de Gas, en Valparaíso, donde vivía con su familia. Se la llevaron a ella, a su hermana Morelia de 17 años y también a su mamá. Es uno de los testimonios de tortura que logra desclasificar el dictamen de la Contraloría/ Fotografía: Álvaro de la Fuente.

Lorena Fries apunta a que quizás este sea el primer paso para conocer información que quedó guardada bajo llave: “Me parece que es un avance. Estamos empujando la posibilidad de que se haga una reforma en la ley que estableció el secreto de 50 años. Lo que queremos es que esta información sirva para avanzar en verdad, justicia y reparación”.

La resolución de Contraloría señala que “se configura una autorización legal en favor del INDH, que hace excepción a las reglas del secreto que rigen para los antecedentes aportados a cada una de estas comisiones, pero exclusivamente en cuanto lo habilita para conocer tal documentación, en el contexto de las labores de sistematización que en ese numeral se le encomiendan, con el objetivo de custodiar y guardar la información a que se refiere el inciso primero del mismo”.

A diferencia de la Comisión II, la llamada Comisión Valech I no consiguió el mismo criterio de la Contraloría para obtener la desclasificación. Esta instancia fue creada en 2003 por el Presidente Ricardo Lagos para sumar el abordaje de la tortura al trabajo que ya había hecho la Comisión Rettig, y se creó bajo una ley de quórum calificado, lo que descarta que este documento sea conocido a través de la Ley de Transparencia; a diferencia de la Comisión Valech II, que fue creada por decreto.


Demuelen academia de guerra, lugar de detención y tortura de la armada en Valparaíso

Fuente :forumnoticiasvalpo.blogspot.com, 17 de Febrero 2017

Categoría : Otra Información

En pocos dias (entre el miércoles 8 y el viernes 10 de febrero,)la armada demolió la  academia de guerra , ubicada final de calle Pedro León Gallo y calle Villaseca. lugar donde se deliberó y se fraguó el Golpe de Estado Civico-Militar del 11 de septiembre de 1973.

En este lugar   partir del golpe de estado cívico militar se asesinó  y torturó a miles de porteños.

"Exigimos a la autoridad pertinente salvaguardar el antiguo cuartel Silva Palma, pues se corre el riesgo de que pueda seguir el mismo destino del –hoy- malogrado edificio de la Academia de Guerra Naval estos recintos  recinto navales  fueron testigos del secuestro y la tortura de cientos de porteños y porteñas ,  y de la desaparición de compañeros. "señalaron Nelson Cabrera y Victor Lopez representantes del colectivo cine forúm y marineros constitucionalistas   


Denuncian demolición de Academia de Guerra Naval por proyectos inmobiliarios de la Armada

Fuente :radio.uchile.cl, 18 de Febrero 2017

Categoría : Prensa

Según la Agrupación de Marineros Antigolpistas, este hecho borra la memoria histórica del lugar que durante dictadura funcionó como centro de tortura y violación de los Derechos Humanos. Al mismo tiempo, indicaron que detrás de la demolición existe un importante negocio inmobiliario.

El Colectivo Cine Forum y la Agrupación de Marineros Antigolpistas de Valparaíso denunció que entre el miércoles 8 y el viernes 10 de febrero, la Armada demolió el edificio de la Academia de Guerra Naval ubicada en Playa Ancha.

Según los dirigentes, la acción se efectuó producto de futuros proyectos inmobiliarios de la marina.“Manifestamos nuestra preocupación por considerar que estamos ante una nueva maquinación inmobiliaria de la Armada, tal como hicieron hace un tiempo con el antiguo Fuerte Papudo que estaba en una colina camino a Viña del Mar que hoy son torres de vivienda y un gran negocio para quienes aprobaron este atentado patrimonial”, sostuvieron a través de un comunicado.

Asimismo, advirtieron que con este hecho se borra la historia del edificio que durante dictadura funcionó como centro de tortura.“Vemos con estupor en este hecho el intento de borrar de la memoria aquel lugar donde se deliberó y se fraguó el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Mismo recinto donde a partir del golpe se asesinó y torturó a miles de porteños, razón por la cual, irónicamente será conocido como El Palacio de la Risa, afirmaron

Al mismo tiempo, la organización exigió salvaguardar el antiguo cuartel Silva Palma que también fue un lugar de violación a los Derechos Humanos. “Reiteramos nuestra decisión de seguir luchando para que este lugar sea declarado pronto como Sitio de Memoria Histórica y que la colina sea declarada como lugar de Conservación histórica por parte del Consejo de Monumentos Nacionales”, concluyeron.


Armada chilena quiere borrar todo rastro de la “Colina del Terror”

Fuente :radio.uchile.cl, 13 de Marzo 2017

Categoría : Prensa

Los crímenes cometidos por los militares chilenos durante el régimen pinochetista ya empezaron a ser castigados: algunos miembros del Ejército, Aviación y Carabineros han sido juzgados y condenados. No así los de la Armada, quienes tuvieron importante participación en el golpe de Estado contra Salvador Allende y en la represión que siguió. El mes pasado, el edificio de la Academia de Guerra Naval –centro de detención y tortura de la dictadura– fue derruido. Víctimas que sobrevivieron a la llamada “Colina del Terror” asumen que con esa demolición la Marina pretende borrar sus huellas criminales.

En absoluto secreto, entre el 8 y el 10 de febrero pasados, la Armada chilena demolió el edificio en el cual hasta 2012 funcionó la Academia de Guerra Naval en Valparaíso.

Se trata del lugar desde el cual el almirante José Toribio Merino orquestó el golpe militar del 11 de septiembre de 1973; luego de eso, el inmueble fue convertido en centro de comando de las tareas represivas de la dictadura y en uno de los principales recintos de prisión y tortura en la región de Valparaíso.

La destrucción de la antigua Academia de Guerra Naval ocurre en momentos en los que el ministro en Visita Extraordinaria para Causas de Derechos Humanos, de Valparaíso, Jaime Arancibia, avanza en sus investigaciones, pues ya pudo identificar al equipo que en la Armada comandó y ejecutó las principales acciones represivas.

Esto ha causado preocupación en la Armada, que ha logrado mantener casi totalmente impunes los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar (1973-1990). En esto difiere de lo sucedido con criminales del Ejército, la Aviación y Carabineros de Chile, muchos de los cuales han sido procesados y condenados a partir de que estas causas se activaron, tras la detención de Augusto Pinochet, en Londres, el 10 de octubre de 1998.

“Palacio de la Risa”

La Academia de Guerra Naval era una construcción de acero y concreto, de cuatro pisos, ubicada en un promontorio en el Cerro Playa Ancha, de Valparaíso. Luego del derrocamiento del presidente Salvador Allende y la imposición de la Junta Militar, este edificio –donde normalmente se formaba a los oficiales navales– pasó a ser conocido popularmente como el “Palacio de la Risa”, irónica alusión a los angustiantes alaridos de dolor que día y noche surgían de ahí, producto de las torturas a centenares de detenidos.

La Academia de Guerra Naval –que en 2012 se trasladó a la vecina ciudad de Viña del Mar– se emplazaba en lo que las organizaciones de derechos humanos de Valparaíso han denominado la “Colina del Terror”, puesto que allí también está el cuartel Silva Palma, guarnición que tras el golpe sirvió como centro masivo de detención.

“Creo que al echar abajo la Academia de Guerra pretenden borrar la memoria de lo que ahí sucedió, pero claramente el pueblo mantiene su imaginario y, dentro de eso, la tarea es poder reconstruir los hechos.

“Lo primero que hizo la Armada fue asesinar y torturar masivamente al pueblo chileno.”

Es lo que señala en entrevista Eduardo Cabrera, Neco, exprisionero político y presidente de Cine Forum, y quien se ha convertido, quizás, en el más tenaz perseguidor de criminales de la Armada.

Cine Forum –que organiza desde hace una década festivales de cine de derechos humanos y de pueblos indígenas– y la Agrupación de Marinos Antigolpistas denunciaron públicamente (mediante comunicado del 18 de febrero pasado) la demolición silenciosa e inconsulta de ese centro de tortura y muerte.

“Vemos con estupor en este hecho el intento de borrar de la memoria aquel lugar donde se deliberó y fraguó el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973”, manifestaron.­

Además expresaron en su declaración la voluntad de perseverar en el esfuerzo por que el cuartel Silva Palma pronto sea declarado Sitio de Memoria Histórica por el Consejo de Monumentos Nacionales, y por lograr que toda la Colina del Terror sea declarada Zona de Conservación Histórica. Formalmente solicitaron esto el 20 de julio de 2016, y entregaron el expediente del caso este miércoles 8. Su carpeta fue foliada con el número 1557.

Neco, quien al momento del golpe era presidente del Centro de Alumnos de Filosofía del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, sede Valparaíso, y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, expresa que “el alto mando de la Armada cree que botando edificios y quemando archivos se acaba su problema… pero hoy somos muchos los que estamos preocupados del tema de la memoria”.

Temerosos de que la demolición de la Academia de Guerra Naval, además de afectar la memoria histórica y el patrimonio, pudiera incidir negativamente en las numerosas causas por crímenes de lesa humanidad, Cabrera y otros expresos políticos y militantes de organizaciones de derechos humanos se reunieron con el ministro Arancibia, a quien le plantearon su inquietud.

Éste les expresó que “de ninguna manera” la citada demolición afectaría los procesos, puesto que él ya había hecho una inspección de la Academia de Guerra, y había hecho registros de los lugares que, según diversos testimonios, habrían sido utilizados para las detenciones y torturas.

Ante los cuestionamientos por la demolición, la Armada justificó su proceder mediante una declaración el 21 de febrero. Indicó que el edificio demolido había quedado “con daños estructurales” tras el terremoto del 27 de febrero de 2010.

Por lo mismo, y tras una serie de trámites administrativos, técnicos y legales –que no se especificaron–, habían establecido la necesidad de su destrucción, por considerarlo un peligro para la seguridad.

Ni la municipalidad de Valparaíso ni el Ministerio de Vivienda han respondido si sus organismos técnicos autorizaron la demolición, que necesariamente debió ser aprobada por ellos para cumplir con el ordenamiento jurídico relacionado con inmuebles ubicados en zonas de conservación histórica.

Crudos testimonios

El 14 de octubre de 2015 Arancibia inició proceso a 12 oficiales y suboficiales en retiro de la Armada por los delitos de tortura, secuestro calificado y asociación ilícita, cometidos contra Eduardo Cabrera.

Esta causa tiene el mérito de ser uno de los primeros autos de procesamiento por delito de tortura que alcanza a altos oficiales de dicha institución. Este tipo de crímenes fue ignorado por la justicia hasta hace unos cinco años, cuando se comenzaron a investigar con seriedad.

En aquel dictamen se establece que el 6 de abril de 1974, “aproximadamente a las 03:00 horas de la madrugada, Eduardo Cabrera Vásquez fue detenido en su domicilio particular por un contingente de efectivos de la Armada de Chile, sin existir motivo alguno para ello”.

Se añade: “Fue esposado y conducido en una camioneta hasta el Cuartel Silva Palma de la Armada en Valparaíso, lugar donde fue sometido a maltrato físico y psicológico, y fue obligado a permanecer por más de cinco horas de pie en un patio ubicado al interior del cuartel, siempre encapuchado. Cuando fue interrogado recibió descargas eléctricas en diversas partes del cuerpo, genitales, boca, orejas y extremidades, ello por medio de un objeto que se conocía con el nombre de Magneto”.

Cabrera señala en la entrevista que entre 5 mil y 10 mil personas pasaron por la Colina del Terror y otras dependencias utilizadas por la Armada como parte de las tareas represivas.

Dice que en los centros de estudios los rectores elaboraban listas con los estudiantes de izquierda, las cuales eran facilitadas a la Armada. “Estos estudiantes tuvieron que ir a firmar al cuartel Silva Palma, estar un par de días ahí, encapuchados, interrogados y fotografiados… y ahí se definía si los mantenían detenidos o si eran liberados”.

En entrevista con Proceso, Arancibia ratificó la veracidad de estos dichos. “Había listas de estudiantes que fueron interrogados en el cuartel Silva Palma. En algunos casos se llegó a los golpes, en otros no, la verdad es que hubo de todo, por eso es que hay que distinguir caso por caso”, expresa el magistrado.

La misma suerte corrieron miles trabajadores y dirigentes sindicales. “En el fondo, es el pueblo porteño –de Valparaíso– el que en su conjunto fue castigado por comprometerse en un proceso que afectó profundamente los intereses de la oligarquía”, señala Neco y asegura que la situación en el Silva Palma “era de una adversidad increíble: te enfrentabas a lo que ellos querían hacer contigo. Debías cooperar, entregar los elementos que ellos querían para su investigación, y si ellos no obtenían eso, significaba soportar los golpes, electricidad, siempre desnudo, en los genitales, en las orejas, en la lengua…”.

Este exprisionero, reconocido por sus pares por no haber realizado delaciones, recuerda que los equipos que aplicaban torturas estaban compuestos por entre seis y ocho personas: “Había mujeres… a mí me puso electricidad en los genitales una mujer que ahora está procesada: Gilda Ulloa, se llama”.

Narración anónima

El libro Estos mataron a Allende (1974), del periodista chileno Robinson Rojas, incluye el testimonio anónimo de un universitario que pasó por las mazmorras de la Armada, que entrega notables antecedentes sobre las torturas masivas perpetradas en la Colina del Terror y no ha sido integrado hasta ahora al expediente de la causa.

El testimonio fue publicado originalmente en el diario colombiano El Tiempo el 26 y el 27 de mayo de 1974, recogido por el columnista Daniel Samper Pizano, quien permanece activo en el periodismo.

“Fui detenido a mediados de octubre en el mismo recinto universitario donde estudiaba, donde asistía normalmente a clases. El rector designado por los militares permitía que los esbirros del Servicio de Inteligencia Naval se introdujeran en la universidad, y tengo la impresión de que el propio rector delataba a los estudiantes de izquierda. Con los demás detenidos nos llevaron a la Academia de Guerra Naval (…) Llegando se nos vendó los ojos y se nos hizo subir hasta el cuarto piso por las escaleras de hierro.”

Continuó el testigo: “Al subir escuchábamos gritos desgarradores; creímos que eran grabaciones para amedrentarnos, pero luego nos dimos cuenta de que eran gemidos auténticos de los torturados. Nos metieron en una pieza y nos obligaron a permanecer de pie, con las manos en la nuca, sin hablar. El que se movía o hablaba era lanzado al suelo, donde le daban culatazos y lo pateaban. Allí permanecimos toda una tarde, en espera de que nos llamaran para interrogarnos. Nos sorprendieron hablando y nos castigaron brutalmente, pero así pude saber que en esa sala ya había personal de la Aduana que estaba siendo torturado.

“El primer día sacaron a mucha gente que había llegado antes: los de la Aduana, el profesor de literatura y el cura católico. No volvieron más. Después sorprendí a un guardia que comentaba con otro: ‘El cura se les fue cortado, lo van a hacer aparecer como suicidio’.”

Cabe señalar que, tal como se ha podido acreditar en la investigación judicial del caso Woodward que ahora lleva el ministro Arancibia, el sacerdote chileno-británico Miguel Woodward murió a consecuencia de las torturas perpetradas en la Academia de Guerra y en el buque-escuela Esmeralda, aplicadas tras ser secuestrado de su domicilio en Valparaíso la noche del 16 de septiembre de 1973.

Como la Academia de Guerra, desde el 11 de septiembre de 1973 el Esmeralda se convirtió en un centro de detención y tortura. Esta situación, denunciada en aquel tiempo por familiares y víctimas, fue ratificada a lo largo de los setenta en diversos informes de la Organización de Estados Americanos, del Senado de Estados Unidos y de Amnistía Internacional.

Continúa el relato publicado en El Tiempo:

“Al segundo día fui interrogado: permanecí torturado durante más de tres horas. Me desnudaron y me golpearon con manos y pies por todo el cuerpo. Parece que los interrogadores eran muchos. Luego me aplicaron corriente en los testículos (…) Durante todo el interrogatorio me tuvieron con los ojos vendados y las manos esposadas. Con las contracciones musculares por la electricidad, las esposas se cerraban cada vez más y me rompí las muñecas hasta el hueso. A estas alturas del interrogatorio ya no sentía dolor. Solamente me daba cuenta de que me estaban quemando con electricidad.

“Al término del interrogatorio, que perseguía saber si había armas en la Universidad, me llevaron a otra sala donde me sacaron la venda para que pudiera caminar; pero me caía al suelo y me hicieron arrastrarme hacia otra sala, donde yacían los torturados. Había allí un profesor universitario que conocía de vista, que estaba con todo un lado del cuerpo negro de los hematomas y le habían perforado el tímpano, por lo que el dolor le hacía aullar; los restantes estaban todos tanto o más golpeados que yo. Muchos tenían las costillas rotas y no podían siquiera respirar. Ninguno podía caminar; tenían fracturas en los huesos de las piernas, por golpes y por las contracciones musculares producidas por la corriente.

“Había muchas mujeres tan golpeadas como nosotros. A las mujeres las habían violado en forma bestial; estaban desgarradas internamente y sangraban con profusión. Una se quejaba continuamente; le habían introducido un objeto cortante en la vagina y parece que le había traspasado el peritoneo. Entre los que estaban, algunos dijeron haber reconocido a los interrogadores: ‘Eran infantes de marina de los que han sido preparados en las bases norteamericanas en Panamá’.”

SICAJSI

A partir del 11 de septiembre de 1973 la Armada creó el Servicio de Inteligencia de la Comandancia de Área Jurisdiccional de Seguridad Interior (SICAJSI), formado por funcionarios de la Armada, de Carabineros (policía uniformada) y de la Policía de Investigaciones. Dependía directamente de la Primera Zona Naval, con sede en Valparaíso.­

El jefe de SICAJSI fue el capitán de navío Sergio Barra von Kretschmann, secundado por Héctor Trobok, coronel de Carabineros. Ellos reportaban al jefe de Estado Mayor de la Armada, Guillermo Aldoney.

En auto de procesamiento del 8 de mayo de 2015, mediante el cual Arancibia sometió a proceso a 18 exoficiales y suboficiales de la Marina y Carabineros por su responsabilidad en la muerte de Woodward, se fija el papel de la Academia de Guerra en las tareas represivas cumplidas por la Armada en los albores de la dictadura.

“Luego del 11 de septiembre de 1973, la Armada de Chile puso en marcha, con ciertas modificaciones, un Plan Antidisturbios, también denominado ‘Plan Cochayuyo’, ideado aproximadamente a comienzos de 1973 y que tenía, entre otros objetivos, detener la acción insurgente a sus designios, mantener el orden público y obtener el control absoluto de la población, especialmente de la Quinta Región (de Valparaíso).”

Allí se añade que “por orden de la Comandancia en Jefe de la Primera Zona Naval se instaló físicamente en la Academia de Guerra Naval, ubicada en Valparaíso, el denominado SICAJSI”, razón por la cual la citada academia suspendió en aquel tiempo “las labores de educación que le eran propias, para albergar al organismo antes referido”.

“La función principal era la de desbaratar los grupos contrarios al régimen militar instaurado en el país, procediendo para ello a ordenar la captura de personas militantes o afines a algún partido político o movimiento de centro, izquierda o revolucionario, y su posterior traslado a unidades controladas por la Armada o pertenecientes a ésta, habilitados como Centros de Detención e Interrogatorio.”

En entrevista con Proceso, Arancibia ratifica que ya está comprobado que el SICAJSI operó en la Academia de Guerra.


Centro de tortura Silva Palma de Valparaíso es declarado Sitio de Memoria

Fuente :radio.uchile.cl, 9 de Agosto 2017

Categoría : Prensa

De manera unánime el Consejo de Monumentos Nacionales declaró como Sitio de Memoria al ex cuartel Silva Palma de Valparaíso, recinto que junto a la antigua Academia de Guerra Naval conformara la conocida como “Colina del Terror”. Organizaciones de derechos humanos celebraron la decisión señalando que es necesario dotar de “símbolos concretos” a la memoria de los delitos de lesa humanidad

Este miércoles el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) de forma unánime declaró como Sitio de Memoria el cuartel Silva Palma de la Armada de Chile en Valparaíso, recinto utilizado como centro de tortura y exterminio anterior y posterior al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

La declaratoria fue impulsada por la Agrupación de Marinos Antigolpistas (AMA) y el Colectivo Cine Forum de Valparaíso, en una jornada calificada como histórica por las organizaciones de derechos humanos ya que es primera vez que en la ciudad puerto un recinto relacionado con la brutal represión ejercida por las Fuerzas Armadas es declarado Sitio de Memoria.

Nelson Cabrera, presidente de Cine Forum, declaró que están “muy contentos” con esta decisión del CMN y que les devuelve, en parte, la dignidad que los marinos les quisieron arrebatar a través de la tortura y la muerte, al mismos tiempo que señaló la necesidad de generar una “pedagogía de la memoria” para rescatar a los héroes del pueblo.

“Para los marineros antigolpistas, revolucionarios que estuvieron detenidos ahí en agosto de 1973, más los jóvenes de la resistencia secuestrados y torturados por la Armada de Chile, esto es un momento de recuperación de la dignidad, de la dignidad de Valparaíso la cual ellos encarcelaron a toda la ciudad con las cárceles flotantes, con los centros de detención, más toda la intimidación que realizaron durante años en Valparaíso, hoy día recuperamos un poquito de dignidad”.

Cabrera hizo énfasis en la necesidad de preservar este tipo de emplazamientos como una forma de dotar de elementos tangibles a la memoria de las terribles violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad ocurridos en nuestro país durante la Dictadura cívico-militar.

“La memoria requiere símbolos concretos, sino todo se transforma en historia oral no más. Como símbolo concreto de lo que fue el delito de lesa humanidad, secuestro, tortura y desaparición tiene que quedar este símbolo, por siempre y para siempre, tal cual como la humanidad contemporánea lo realiza en Europa, en España, en fin”.

La declaratoria como Sitio de Memoria del cuartel Silva Palma se produce en momentos que, de acuerdo a las organizaciones de derechos humanos, la Armada buscaba deshacerse de todo vestigio del recinto de tortura conocido como la “Colina del Terror” que incluía la antigua Academia de Guerra Naval, demolida en 2012.


El Cuartel Almirante Silva Palma en Valparaíso, un nuevo sitio para la memoria y los Derechos Humanos

Fuente :elclarin.cl, 15 de Febrero 2018

Categoría : Prensa

Durante la dictadura cívico militar en la Región del Valparaíso, se puede constatar la presencia de 123 lugares que fueron destinados para realizar acciones de “prisión política y tortura” por agentes del Estado, hechos constatados en los informes de las Comisiones Rettig, Valech. En 31 comunas de la región, hubo presencia de recintos destinados a la reclusión política y tortura[1].

Por otra parte, importante es mencionar que no solamente estamos mencionando recintos militares, cuarteles, prefecturas, tenencias y comisarías, bases aéreas y buques, sino también lugares cedidos por personas naturales, empresas, instituciones privadas sin fines de lucro y servicios públicos como: navieras, congregaciones religiosas, establecimientos educacionales, hospitales, entre otros, siendo algunos de estos: los campos de concentración de Melinka en Puchuncaví, Ritoque e Isla Riesco en Quintero, el recinto de la DINA en Tejas Verdes y el campo de exterminio de Rocas de Santo Domingo; el Sanatorio Militar Naval de Olmué, el Hospital de San Antonio, los hospitales Deforme y Carlos Van Buren en el puerto principal; administrado por una congregación religiosa las Cárceles de Mujeres del Buen Pastor en Quillota, San Felipe y Valparaíso, el Club de tenis de Llolleo, los barcos Maipo y Lebu de la Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV), entre otros.

Sólo en zona costera de la región se han podido establecer 62 inmuebles destinados y ocupados por alguna institución militar o de orden y seguridad, Gendarmería, Investigaciones, Carabineros, la Armada, el Ejército, Fuerza Aérea, Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), Central Nacional de Informaciones (CNI). En total, se conoce un total de 10 recintos en el puerto de San Antonio, 17 en la ciudad de Viña del mar y 35 en el puerto de Valparaíso, ciudad que concentra el más alto número de recintos de prisión política y tortura, uno de esos lugares es el denominado Cuartel Almirante Silva Palma.

Como se menciona en la Declaración de Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico al Sitio de Memoria Centro de Detención Cuartel Almirante Silva Palma (Fuerte Bueras Bajo), publicada en el Diario Oficial hoy 15 de febrero de 2018, este Nuevo Sitio de Memoria, tiene características importantes las cuales fueron consideradas en su denominación, una de ellas, es que este cuartel, desde el punto de vista estratégico e histórico se destaca por su emplazamiento, correspondiendo a los lugares que desde la Colonia fueron destinados para la construcción de fortificaciones entre el Cerro Artillería hasta Playa Ancha, forma parte de los 6 Castillos, Fuertes y Baterías edificados en ese período.

Desde el punto de vista táctico-militar es una de las fortificaciones que tuvo como objetivo central proteger los Almacenes Fiscales, arquitectónicamente estaba compuesto por tres elementos: la Torre de Bueras, Bueras Alto y Bueras Bajo, siendo este último el único que se conserva hasta la fecha. A comienzos del siglo XX, cuando las baterías de defensa costera y fuertes pasaron desde el Ejército a la Armada, fue renombrado como Cuartel Almirante Silva Palma.

Por otra parte, no solamente durante la dictadura cívico militar este cuartel fue utilizado como recinto de prisión, en la declaratoria, se indica que durante la Guerra Civil de 1891, fue el principal recinto de detención de la Armada y el bando parlamentarista tras la Batalla de Placilla, en la que fueron derrotadas las fuerzas leales al Presidente José Manuel Balmaceda. Luego, en 1961 un centenar de marinos y alumnos de la Escuela Naval que protestaban por mejores tratos y raciones alimentarias fueron acusados de sedición y motín. Parte de los detenidos fueron llevados a un campo de prisioneros habilitado en la Escuela de Infantería de Marina; el grupo que fue sometido a interrogatorios fue llevado al Cuartel Almirante Silva Palma. Este hecho, conocido como el “Bandejazo”, tuvo gran repercusión en la sociedad de la época, el mismo año el Congreso aprobó una amnistía parcial para los detenidos. Y en agosto de 1973, la Armada inició un proceso en contra de un centenar de marinos y trabajadores de ASMAR en Valparaíso y Talcahuano, por intentar denunciar y alertar a la opinión pública y a los partidos políticos de la Unidad Popular sobre las maniobras golpistas en curso. Los primeros detenidos fueron llevados el 15 de junio al Cuartel Silva Palma, a donde se trasladó luego un grupo de marinos de Talcahuano, siendo esta la situación vivida por los marinos constitucionalistas anti golpistas.

Con posterioridad al Golpe de Estado, la Provincia de Valparaíso fue controlada por la comandancia de la Primera Zona Naval; el Cuartel Silva Palma fue utilizado como recinto de detención entre 1973 y 1976, operando en sus instalaciones el Servicio de Inteligencia Naval.

Son millares los testimonios de personas vejadas en este cuartel, el cual fue administrado por el Servicio de Inteligencia Naval (SIN). Este servicio estuvo a cargo de la detención de los Marinos Anti Golpistas o Constitucionalistas traídos desde Talcahuano a Valparaíso antes del Golpe de Estado. Luego del 11 de septiembre de 1973, este servicio de inteligencia constituye sus principales bases de operación en la ciudad de Concepción, específicamente en la Base Naval de Talcahuano, el Fuerte Borgoño y la Isla Quiriquina. En el puerto de Valparaíso ocupan el recinto de la Academia de Guerra Naval siendo un anexo el Cuartel Almirante Silva Palma.

En marzo del 2017, sorpresivamente se demolió el edificio de la Academia de Guerra Naval por parte de la Armada de Chile, situación que puso en emergencia a las organizaciones de derechos humanos, Agrupación de Marinos Anti golpistas (AMA) y el Colectivo Cine Forum de Valparaíso, quienes agilizaron los trámites tendientes a evitar que ocurriera lo mismo con el Cuartel Silva Palma.

Hoy se inicia un buen camino y una victoria por la verdad, justicia y la memoria con la declaratoria de Monumento Histórico al Sitio de Memoria Centro de Detención Cuartel Almirante Silva Palma (Fuerte Bueras Bajo), hecho que esperamos llame a la concurrencia de los apoyos necesarios para poner en valor una parte importante de la historia reciente del país, el patrimonio, la memoria, reparación, educación en derechos humanos y pedagogía de la ciudad.


Cine Fórum de Valparaíso solicita comodato del sitio de memoria Cuartel Silva Palma

Fuente :elclarin.cl, 11 de Diciembre 2020

Categoría : Prensa

Integrantes del Colectivo Cine Fórum de Valparaíso acudieron  el jueves 10 de diciembre del 2020 a la Oficina de Partes del Seremi de Bienes Nacionales, coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos, para hacer entrega oficial de un Documento en donde se solicita que el Cuartel Silva Palma, que fue un importante centro de detención  y tortura de la Armada de Chile donde fueron llevados cientos de porteños y porteñas, sea entregado en Comodato, para que sea utilizado por la ciudadanía como un centro cultural y social, en donde se desarrollen actividades relacionadas con el rescate de la Memoria Histórica y los Derechos Humanos.

Pasado el mediodía  se realizó este trámite y a la salida de la Oficina de Partes, Nelson Herrera, integrante del Colectivo, quien hizo la entrega  formal del Documento, expresó que “Estamos haciendo una solicitud a Bienes Nacionales para que el Cuartel Almirante Silva Palma, que ya es Sitio de Memoria, como también el Hospital Naval, sea entregado en comodato al Colectivo Cine Fórum para, desde allí, organizar un polo cultural nuevo para Valparaíso, enfocado, por supuesto, en el tema de Memoria y Promoción de Derechos Humanos, simplemente es eso”.

 

 

Conversé también con Nelson Cabrera, integrante fundador del Colectivo Cine Fórum, para que explicara y profundizara los objetivos que se persiguen con esta petición, conversación que transcribo a continuación:

¿Neco, Me podrías explicar de qué se trata el documento y que se persigue con la solicitud que fue entregada hoy en Bienes Nacionales?

“Se trata de formalizar la petición de que el Cuartel Silva Palma sea un espacio de conservación histórica, lo que retrotrae a los hechos acontecidos el 11 de septiembre del 73, donde se inician los delitos de lesa humanidad en Chile, como son el secuestro y la tortura en este caso. Todo esto dentro del marco de lo que denominamos “Cerro de la Memoria”, en esta antigua colina del terror, en donde están la Academia de Guerra, el Cuartel Silva Palma y el Hospital Naval. El Cuartel Silva Palma funcionó como cuartel general de estos hechos. Nosotros con esta acción de hoy, iniciamos este proceso relacionado con el Cerro de la Memoria, que comprende estos tres tópicos.”

Cuartel Silva Palma

¿Qué tienen proyectado realizar en estos espacios si se concretara su entrega?

“Respecto del Cuartel Silva Palma pensamos en Una Sala de Exposiciones, donde se realicen lanzamientos de libros y conferencias; en el lugar en donde estaba la antigua Academia de Guerra, que fue demolida, puede convertirse en una espacio, aprovechando una construcción que hay allí, donde se cree la Escuela de Artes y Oficios de Valparaíso, generando un foco cultural nuevo en la zona sur de la ciudad; y respecto del antiguo Hospital Naval, que fue un centro recepción de heridos, de tortura, que hoy se encuentra abandonado, se transforme, con la deuda del Hospital Materno Infantil Enrique Deformes al demolerlo y construir ahí el Congreso Nacional, al devolver el Hospital Naval a la ciudad, en un nuevo Hospital de Niños, y que se denominado doctor Aldo Francia”.

¿Cuál fue la petición concreta que se hizo hoy día?

“Se solicitó solamente el Cuartel Silva Palma”

 

 

Hospital Naval viejo

 

Por lo tato, esta es la parte inicial del proceso…

“Claro, el proyecto “Cerro de la Memoria”, incluiría los tres espacios que nombre anteriormente”.

¿Esta petición es un comodato para el Colectivo Cine Fórum?

“El Colectivo Cine Fórum, con personalidad jurídica, hace esta solicitud.”

¿Pero, de concretarse la solicitud, a partir del Colectivo se relacionaría o coordinarían con otras organizaciones de Derechos Humanos para su gestión?

“Hay una serie de organizaciones que apoyaron la petición de Espacio de Conservación Histórica y teniendo ese antecedente buscaríamos la mejor forma de coordinación con ellas, porque al entregar el comodato, piden un plan de gestión. Este es el inicio de un proceso de carácter estratégico que busca crear el “Cerro de la Memoria”, inserto en Playa Ancha, como decía anteriormente”.

Academia de Guerra (antes de ser demolida)

¿Por qué decidieron hacer hoy 10 de diciembre esta acción?

“Porque hoy es el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y consideramos que esta es una tarea pendiente, necesaria y digna de concretar, dentro de la reconstrucción de la Memoria Histórica, que debe ser materializándose. No basta con el testimonio, sino que tienen que generarse hechos concretos, así como existen las estatuas, los nombres de las calles, entonces respecto de la Memoria, si no se materializa se esfuma. Está ya el antecedente que el Silva Palma fue declarado “Espacio de Conservación Histórica”. Ese documento se adjuntó en esta petición”.

Reproduzco a continuación el Documento entregado en la Oficina de Partes de la Seremi de Bienes Nacionales:

“Secretaría Regional Ministerial de Bienes Nacionales

De nuestra consideración:

El Colectivo Cine Fórum de Valparaíso, personalidad jurídica como Organización Funcional número310801, otorgada por la Ilustre Municipalidad de Valparaíso, con fecha 15 de junio de 1999, vigente al día de hoy, viene a plantear en relación al espacio físico llamado Cuartel Almirante Silva Palma, dependiente de la Armada de Chile en 1973, que fuera utilizado como centro de prisión política por varios años después del Golpe de Estado, que se considere la posibilidad que este nos sea entregado en comodato por veinte años, en el marco de la implementación de lo que hemos denominado Cerro de la Memoria. Con ese propósito, el espacio en cuestión se constituiría en un foco cultural permanente, con actividades como; lanzamientos de libros, conferencias y debates, cine y teatro, exposiciones de artes visuales, todas ellas teniendo como referencia las características del proyecto, con especial énfasis en la Conservación de la Memoria Histórica y la Promoción en Derechos Humanos.

Nuestro colectivo fue peticionario en la solicitud ante el Consejo de Monumentos Nacionales, que finalmente declaró al “Sitio de Memoria Centro de Detención Cuartel Almirante Silva Palma” como Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico, y, es en base a ese antecedente que solicitamos a ustedes esta petición.

  Al cumplirse 72 años de la Declaración Universal de los DDHH por Naciones Unidas, creemos que es el momento de materializar esta iniciativa y avanzar como ciudad en este ámbito, a la par de entregarle a la ciudadanía y a los cientos de turistas que nos visitan año a año, además de un nuevo polo cultural, un espacio de reflexión y de interacción con nuestra historia reciente.”

Junto a esta petición se incluyó una Copia de la declaración de Cuartel Silva Palma como Monumento Nacional en la Categoría Monumento Histórico, publicada en el Diario Oficial de la República de Chile el jueves  15 de febrero de 2018


Chile – Acusan a miembros del Ejército, la Armada y Carabineros por secuestros y torturas en la V Región

Fuente :elclarin.cl, 17 de Mayo 2018

Categoría : Prensa

El ministro en visita para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Jaime Arancibia Pinto, dictó acusación en contra de miembros en retiro de la Armada, Ejército y Carabineros, por su responsabilidad en los delitos de secuestro con grave daños, aplicación de tormentos y homicidio. Ilícitos perpetrados entre 1973 y 1974, en la Quinta Región.

En el primer caso (causa rol 144.063-2011), el ministro Arancibia acusó a los miembros en retiro del Ejército y Carabineros Luis Maureira González, Leonel Barahona Tapia y Juan Cromilakis Fernández, en calidad de autores del secuestro y homicidio calificado de Luis Silva Jara, cometido el 16 de noviembre de 1974, en Valparaíso.

En la etapa de investigación de la causa, el ministro en visita estableció que Luis Silva Jara fue detenido, junto a otras personas, en un departamento ubicado en el sector de la Marina Mercante de Playa Ancha, por una patrulla de Carabineros y dos conscriptos del Ejército, por violar el toque de queda. La víctima, cuando era conducida a una comisaría, fue ejecutada en un sector el camino La Pólvora.

Víctimas adolescentes
En el segundo caso (causa rol 144.136-2013), el magistrado sindicó a los miembros en retiro de la Armada Bertalino Castillo Soto, Ricardo Riesco Cornejo, Guillermo Moreno Hierro, Juan Jorquera Terrazas y Valentín Riquelme Villalobos, como autores de los delitos de secuestro con grave daño y aplicación de tormentos al adolescente Yeri Omar Prado Ojeda. Ilícito perpetrado entre septiembre y octubre de 1973.

Conforme a los antecedentes recopilados en la causa, el ministro logró establecer que Prado Ojeda fue secuestrado por efectivos de la Armada el 25 de septiembre de 1973, cuando el adolescente, de 15 años a dicha época, concurrió al Cuartel Almirante Silva Palma de Valparaíso, con el fin de recabar noticias sobre su padre, quien había sido detenido y trasladado a dicho recinto de la Armada, el día anterior.

En el cuartel naval, Prado Ojeda fue objeto de apremios físicos y sicológicos, “que se traducen en amenazas a su vida e integridad física y a la de su padre, simulacros de fusilamiento, privación del sueño y de la satisfacción de necesidades fisiológicas, golpes y baños con agua fría”.

Antes de ser dejado en libertad, el menor fue trasladado por efectivos navales hasta el Fuerte Papudo, ubicado en el sector de Recreo de Viña del Mar, lugar donde se encontró con su padre, quien permanecía detenido. Tras ese breve encuentro, fue abandonado en el sector de Caleta Portales.

En el tercer caso (causa rol 144.132-2013), el magistrado Arancibia Pinto responsabilizó a los miembros en retiro de la Armada Ricardo Riesco Cornejo, Juan de Dios Reyes Basaur, Juan Jorquera Terrazas, Guillermo Moreno Hierro, Alejo Esparza Martínez, Héctor Santibáñez Obreque, Jaime Lazo Pérez, Eduardo Núñez Contreras y Valentín Riquelme Villalobos por el delito de secuestro con grave daño y aplicación de tormentos al adolescentes Óscar Ibaceta Jorquera. Ilícitos cometidos en febrero de 1974.

En la causa, el ministro en visita estableció que Ibaceta Jorquera de 14 años a la época, fue secuestrado en febrero de 1974 por efectivos de la Armada, cuando acudió hasta la Academia de Guerra, ubicada en Valparaíso, respondiendo a una citación que fue dejada en su domicilio, “bajo la amenaza de que si no se presentaba en el lugar señalado, sus amigos -que ya se encontraban detenidos- no saldrían el libertad”.

En la Academia de Guerra, la víctima fue objeto de apremios, “que se traducen en amenazas a su vida e integridad física y la de sus amigos, simulacros de fusilamientos, privación del sueño y de la satisfacción de necesidades fisiológicas, golpes de pies y puños y aplicación de corriente eléctrica en su manos e ingle”.

“El menor permaneció detenido en el Cuartel Silva Palma durante 20 días, quedando con la obligación de firmar semanalmente en la Comisaría de Carabineros de Cerro Alegre, lo que se llevó a cabo durante 11 meses”. Situación que provocó daño emocional en la víctima, el que se mantiene hasta la actualidad.

En el cuarto caso (causa rol 144.133-2013), el ministro en visita acusó a los miembros en retiro de la Armada Ricardo Riesco Cornejo, Juan de Dios Reyes Basaur, Alejo Esparza Martínez, Héctor Santibáñez Obreque, Jaime Lazo Pérez, Eduardo Núñez Contreras, Valentín Riquelme Villalobos, Jaime Riesle Wetherby y Sergio Hevia Febres, como autores de los delitos de secuestro con grave daño y aplicación de tormentos a la adolescente Morelia Fernández Montenegro. Ilícitos cometidos entre febrero y mayo de 1974.

En la investigación, el ministro Arancibia Pinto estableció que la adolescente fue detenida en horas de la noche de un día de febrero de 1974, por efectivos de la Armada, en su domicilio ubicado en el cerro Florida de Valparaíso. Fernández Montenegro, de 17 años, fue subida al vehículo en que se movilizaban los efectivos navales y llevada, en primer lugar, a la casa de su primo Patricio Fernández Avilés, siendo ambos trasladados al Cuartel Silva Palma.

“En dicho recinto permaneció alrededor de 2 semanas detenida, sin alimentación ni medidas de higiene, sometida a interrogatorios, malos tratos físicos como golpes y aplicación de corriente eléctrica, malos tratos sicológicos como privación del sueño y amenazas tanto a su integridad física como a la de su familia, y malos tratos verbales. Luego es trasladada a la cárcel de mujeres ‘Buen Pastor’, lugar en el que permanece recluida por aproximadamente 2 semanas más, siendo dejada en liberta durante la segunda semana de marzo de 1974”.

En mayo de ese mismo año, “es nuevamente detenida en dos oportunidades por efectivos de la Armada, quienes la vuelve a conducir al Cuartel Silva Palma, siendo sometida a interrogatorios. En dichas oportunidades, las detenciones fueron de aproximadamente dos días cada una”.


Procesan a nueve ex funcionarios de la Armada por secuestro y tortura

Fuente :cooperativa.cl, 19 de Febrero 2016

Categoría : Prensa

Son acusados de ser autores de secuestro, asociación ilícita y tortura en contra de Abelardo Zamorano.

"Era obligado a escuchar los interrogatorios y torturas de otras personas", señaló el ministro en visita, Jaime Arancibia.

Este viernes el ministro en visita de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Jaime Arancibia, dictó procesamiento en contra de nueve ex funcionarios de la Armada por violación a los derechos humanos.

Juan de Dios Reyes, Valentín Riquelme, Bertalino Castillo, Ricardo Riesco, Héctor Santibáñez, Jaime Lazo, Juan Jorquera, Gilda Ulloa, y Eduardo Núñez son acusados de ser autores de secuestro, asociación ilícita y tortura en contra de Abelardo Zamorano.

En esta etapa de investigación, el ministro en visita estableció que en octubre de 1973 Zamorano fue detenido en Quillota y permaneció dos días en un cuartel de la Policía de Investigaciones para luego ser trasladado a la Cárcel Pública, desde donde fue liberado.

Añadió que hubo una segunda detención en marzo de 1974 en Valparaíso, donde Abelardo fue conducido al Cuartel Silva Palma por tres personas del Servicio de Inteligencia Naval que vestían de civil.

"En el recinto naval fue sometido a crueles tormentos e interrogatorios con golpes y corriente eléctrica, incomunicación e inclusive se le privaba de alimento y agua. La mayor parte del tiempo permaneció encapuchado en una celda donde era obligado a escuchar los interrogatorios y torturas de otras personas", señaló Jaime Arancibia.

El ministro en visita finalizó indicando que Abelardo Zamorano permaneció un mes detenido para después ser trasladado a un campo de detención llamado "Isla Riesco", lugar donde continuaron maltratándolo.


Ministro Arancibia dicta procesamientos por secuestro y apremios ilegítimos en contra de Ximena Cádiz Zamora

Fuente :epicentrochile.co, 15 de Diciembre 2014

Categoría : Prensa

 Hoy lunes 15 de diciembre, el ministro en visita de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Jaime Arancibia Pinto, dictó los autos de procesamiento correspondientes a la investigación por los delitos de secuestro, apremios ilegítimos y torturas en la persona de Ximena Cádiz Zamora, ilícitos perpetrados en las ciudades de Quillota, Viña del Mar y Valparaíso entre los años 1973 y 1974.

Conforme a los antecedentes expuestos en la causa, “se pudo establecer que Ximena Cádiz Zamora fue detenida por agentes del Estado de Chile de la época, en tres oportunidades, esto es, a fines de octubre de 1973 en la ciudad de Quillota, en el mes de enero de 1974 en Viña del Mar y a partir del veinticuatro de marzo de 1974, fue privada de libertad en forma ilegítima, siendo llevada sucesivamente a la Gobernación de Quillota, cuartel de la Policía de Investigaciones de Viña del Mar y Cuartel Silva Palma de Valparaíso, permaneciendo privada de libertad hasta el 4 de diciembre de 1974, esto último en el marco del proceso Rol A-344 del Juzgado Naval de Valparaíso, seguido en contra de 21 personas por Infracción a la Ley de Seguridad Interior del Estado, proceso que fue iniciado el 22 de mayo de 1974”.

Por su responsabilidad en estos hechos, “se somete a proceso a Germán Enrique Bustamante Flores, Jorge Miguel Cancino Neira, Arnoldo del Tránsito Soto Figueroa, Guillermo Tomas Morera Hierro, Valentín Evaristo Riquelme Villalobos, Gilda Mercedes Ulloa Valle, Juan de Dios Reyes Basaur, Bertalino Segundo Castillo Soto, Juan Orlando Jorquera Terrazas, Ricardo Alejandro Riesco Cornejo y Jaime Segundo Lazo Pérez, como autores del delito de secuestro, previsto y sancionado en el artículo 141, inciso 3°, del Código Penal”.

Así mismo, en su apartado cuarto, el auto de procesamiento dictado por el ministro Arancibia establece que “en circunstancias que Ximena Cádiz Zamora, permaneció recluida en el Cuartel Silva Palma de Valparaíso, antes de la iniciación de la causa Rol A-344 del Juzgado Naval de Valparaíso, fue objeto en forma reiterada de apremios ilegítimos y torturas de parte de los interrogadores pertenecientes a la SICAJSI de la Armada y que actuaron indistintamente en ese lugar y en la Academia de Guerra Naval, ubicada en forma contigua al Cuartel Silva Palma, lo que se establece a través de numerosos testigos que fueron objeto de detención en esos mismos lugares y de las secuelas producidas por tales hechos”.

En base a estos antecedentes,  “se somete a proceso a Valentín Evaristo Riquelme Villalobos, Gilda Mercedes Ulloa Valle, Juan de Dios Reyes Basaur, Bertalino Segundo Castillo Soto, Jaime Segundo Lazo Pérez, Juan Orlando Jorquera Terrazas y Ricardo Alejandro Riesco Cornejo, como autores del delito de apremios ilegítimos y torturas, previsto y sancionado en el artículo 150 N° 1, del Código Penal”.


Valparaíso: Las cicatrices de un puerto torturado

Fuente :rebelion.org, 18 de Diciembre 2018

Categoría : Judicial

El 11 de septiembre de 1973 la bahía de Valparaíso amaneció asediada por la Armada de Chile. Cientos de marinos se desplegaron por las calles de la ciudad puerto en búsqueda de artículos y personas que fueran opositoras al régimen. La derecha chilena decía que iba a ocurrir una guerra civil, pero las fuerzas armadas corrían con ventaja, una ventaja muy grande, tenían las armas en su poder. La mañana se volvió oscura, en Santiago, La Moneda era bombardeada con el presidente Salvador Allende y sus colaboradores en el interior. Mientras en Valparaíso y distintas ciudades del país eran detenidos cientos de personas, algunos militantes del Partido Comunista, del Partido Socialista, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, del Movimiento de Acción Popular Unitaria, en fin, todos los adherentes del presidente Allende. Así como también simples campesinos y agricultores que habían sido beneficiados con la reforma agraria y mineros que apoyaron la nacionalización del cobre. Además se apresó a personas pertenecientes a las fuerzas armadas que estaban en contra de la intervención militar.

Valparaíso, como ciudad puerto, fue sitiada por la armada. En este caso, según el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, fue nombrado al mando de la provincia el comandante Guillermo Aldoney, de la Primera Zona Naval, como Jefe de Zona en Estado de Emergencia. Utilizando como recintos de detención y tortura la Academia de Guerra Naval, el Cuartel Silva Palma y algunos buques, como el Maipo, el Lebu y la Esmeralda. En la región las detenciones se concentraron durante los años 1973 a 1974. Además hubo centros manejados por Investigaciones, Carabineros, el Ejército y la Fuerza Aérea. Como el cuartel de investigaciones de Viña del Mar, el regimiento «Coraceros», la base aeronaval el Belloto, además de la cárcel de Valparaíso y así, otra decena de lugares. La Academia de Guerra Naval junto con el cuartel Almirante Silva Palma, también denominado Fuerte de Bueras Bajo, fueron centros de por donde pasó la mayor cantidad de personas detenidas en la región. En estos lugares los interrogatorios junto con las torturas eran a diario y brutales. El primer centro se encontraba en el cerro Playa Ancha, mientras que el segundo estaba ubicado en el cerro Artillería. La Academia de Guerra Naval era una construcción de acero y concreto, de cuatro pisos. Ricardo Aravena recuerda el lugar y relata que «me llevaron a un tercer piso, que después supimos que era la sala de las banderas en la cual nos tenían en una pieza a treinta o cuarenta compañeros, entre hombres y mujeres, ahí nos sacaban y llevaban a interrogatorios en cualquier horario». Héctor Cataldo, ex miembro del MAPU, comenta que en la Academia de Guerra «el primer día fueron solo culatazos y ofensas, desde el segundo día fueron interrogatorios con torturas tres veces al día». El año 2017, en febrero, la Armada decidió demoler parte de la Academia, por lo que aparecieron grupos detractores de esta acción, por considerarlo como «un intento de borrar de la memoria aquel lugar donde se deliberó y se fraguó el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Mismo recinto donde a partir del golpe se asesinó y torturó a miles de porteños», según queda consignado en el DiarioUdeChile.

En estos lugares las torturas eran tanto psicológicas como físicas. Luis Cáceres relata que pasó por el Silva Palma «pero para un simulacro de fusilamiento». Los simulacros de fusilamiento eran recurrentes en los centros de detención, esto como una forma de quebrar psicológicamente a las personas. Muchos concuerdan con que el Cuartel Silva Palma era uno de los centros en donde se realizaban las torturas más brutales, llegando al punto de encontrar otros centros de detención como un paraíso, como comentó Aurelio González, ex-marino detenido: «la cárcel para nosotros fue un paraíso, después de estar en el Silva Palma, ya que ahí pasaba de todo». Luego de pasar por estos dos centros de detención muchos eran trasladados a unos lugares menos conocidos, estos eran el Buque Maipo, el Buque Lebu y la Esmeralda, la mal llamada «Dama Blanca».

El Buque Maipo era un barco de propiedad de la Compañía Sudamericana de Vapores, el que fue puesto a disposición de la Armada por el mismo dueño, Ricardo Claro, el mismo día 11 de septiembre. Este barco estuvo atracado en el molo de abrigo hasta el 15 de septiembre, día en que zarpó en dirección al campamento de concentración de Pisagua. Héctor Cataldo, detenido que estuvo en el Maipo y el Lebu recuerda que eran embarcaciones gemelas, ambos tenían las mismas características, como las tres bodegas usadas como lugares de detención. Ricardo Aravena recuerda que este barco «salía constantemente hacia Pisagua e iba a tirar cuerpos al mar», cosa que no está estipulada en ningún documento oficial que lo acredite, pero por deducciones que sacaban los prisioneros podían saber que muchos no llegaban a destino, el mismo Ricardo Aravena dice «salía a dejar prisioneros, en el camino siempre se perdían, se embarcaban 50 y llegaban 40».

El 15 de septiembre fue entregado a la Armada el Buque Lebu, también de propiedad de la Compañía Sudamericana de Vapores. Este barco permaneció atracado en el molo bastante tiempo, ya que no poseía la maquinaria para poder navegar.

Fue usado como centro de detención y tortura durante un año, por donde pasaron cientos de personas entre hombres y mujeres. Entre los detenidos que pasaron por el Lebu algunos eran menores de edad, como es el caso de Marco Contardo, quien con 15 años de edad fue llevado a la Academia de Guerra Naval y posteriormente al Lebu. Ricardo Aravena, detenido con 17 años, también fue llevado a este buque y recuerda que «estuve detenido como 18 días o un mes, este se encontraba en el molo de abrigo a un lado de La Esmeralda».

Quienes pasaron por este centro de detención flotante recuerdan que la estadía era difícil «el piso era de fierro, nos hacían dormir en una colchoneta «payasa» que son los forros de los colchones, pero rellenos con paja y nos pasaban una frazada, las necesidades las hacíamos en un tambor de 200 litros cortado por la mitad» recuerda Ricardo Aravena.

Otro de los centros de detención que funcionaron en el mar fue el Buque Escuela Esmeralda. De este lugar se tiene poca información, pero existe un emblemático detenido que por las constantes torturas fue a dar al Hospital Naval, donde falleció. El detenido era el sacerdote Miguel Woodward, militante del MAPU, que fue apresado el 16 de septiembre de 1973 en el cerro Placeres, como queda consignado en el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, estuvo detenido en la Universidad Técnica Federico Santa María , en el Buque Lebu y en la Esmeralda.

Ricardo Aravena recuerda que en La Esmeralda se encontraban la mayoría de las mujeres detenidas. Al ser preguntado si en el Lebu habían mujeres, responde que «las mujeres estaban en camarotes, pero la gran mayoría estaba en la Esmeralda», en este lugar las mujeres sufrían las torturas físicas y psicológicas, junto con vejaciones sexuales.

La tortura sistemática

Las torturas que sufrieron los presos políticos aún dejan secuelas en ellos, como cuenta Ricardo Tobar, marino constitucionalista detenido el 16 de septiembre de 1973 por ir en contra del golpe militar. Ricardo cuenta que «la primera tortura fue cuando llegaron a buscarnos en Quintero a mí y dos compañeros más. Nos sacaron de la casa y lo primero que escuchamos fue que mataron al perro, le dieron un balazo. Nos sacaron al patio y nos pararon en la muralla, a mi compañero Nelson lo apuñalaron con un yatagán, en ese momento el bebé más chico se puso el oficial al mando del pelotón dice que le manden un culatazo a la guagua, en eso yo me tiro sobre el niño para salvarlo. Ahí me cortó la mano con el yatagán, le iba a pegar con la culata y dio vuelta la wea, ahí me cortó. Aún tengo el dedo sensible». Cuenta también que «me hicieron el teléfono, me dieron culatazos y golpes; además me hicieron un falso fusilamiento, ahí fue donde conocí el miedo». El teléfono consistía en golpear fuertemente los oídos de los detenidos para generar sangramiento y desestabilizarlos.

También usaban como tortura la electricidad. Para Ricardo Aravena la corriente fue algo muy doloroso «aplicaban corriente en las manos, los testículos, en los pies, cosa que recorriera todo el cuerpo». En cambio Héctor Cataldo cuenta que «me empezaron a colocar corriente, eso para mí fue un alivio porque desde cabrito me gustaba reparar aparatos eléctrico y yo probaba la corriente con la mano, tenía mucha resistencia. Una de las cosas para evitar los golpes era hablar, pero como yo no iba a hablar prefería la corriente así que gritaba como condenado para que se ensañaran y pensaran que me dolía», todo esto porque dentro de las torturas que le realizaron en los interrogatorios, le golpeaban el estómago y para enderezarlo le daban latigazos en la espalda, dice también que ya no podía más «en un momento pensé en tirarme de la ventana si me iban a buscar nuevamente para interrogarme».

La revista Apsi fue uno de los medios de comunicación que estuvo en contra de la dictadura. En la edición del 7 al 20 de febrero de 1984 evidenció que se realizaban torturas en los centros de detención. Las declaraciones de los entrevistados constatan que se aplicaba corriente en las zonas sensibles del cuerpo, se realizaban colgamientos durante tiempos prolongados, además de torturas psicológicas como mantener en silencio a los detenidos para que perdieran el sentido del tiempo, mantenerlos despiertos durante días y mantenerlo solos con los ojos vendados.

La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura ratificó e incluyó nuevos método, como son las humillaciones, en donde hacían ingerir desechos orgánicos, besar las botas de un agente militar o policial y arrastrarse por el suelo. Además, se realizaban juegos en donde la vida del detenido corría riesgo como es la ruleta rusa.

Muchos de los torturadores más brutales fueron entrenados en la Escuela de las Américas, ubicada en Centroamérica. En este lugar se hacían cursos para aprender a torturar y a reprimir. Entre los enviados se encontraba Álvaro Corbalán, quien está condenado por decena de causas.

La luz entre tanta oscuridad

Entre todos los interrogatorios y torturas los detenidos buscaban formas de distraerse y tratar de dejar de lado, por un momento, todo el sufrimiento que los habían hecho pasar los llamados garantes de la seguridad nacional. Ricardo Tobar recuerda «los que teníamos mayores estudios nos poníamos a hacer clases a los demás, a veces jugábamos fútbol o nos poníamos a arreglar la cárcel porque estaba todo malo y sucio». Aurelio González también recuerda que la cárcel estaba en malas condiciones «la Cruz Roja Internacional nos regaló pintura y pintamos toda la cárcel».

Ricardo Aravena también recuerda los momentos de distracción que podían tener a pesar de no poseer mucho tiempo «nos dábamos ánimo entre nosotros, en un momento hicimos un show. Unos compañeros contaban chistes, otros cantaban; no podíamos hacer nada más porque teníamos muy restringido el tiempo». En todos los centros de detención a lo largo del país los presos intentaban hacer cosas para distraerse. En el libro «Tejas Verdes: Diario de un campo de concentración en Chile», de Hernán Valdés, se cuenta que los presos juntaban cualquier cosa para entretenerse en algo, aunque fuera algo inservible.

Para muchos lo único importante era salir vivos de todo ese calvario. Ricardo Aravena recuerda «quería sobrevivir, yo tenía 17 años. Había que tratar de llevar lo más placentero el encierro y las torturas, dentro de lo que se podía, porque o sino uno se volvía loco». También reflexiona que su detención y las constantes torturas «me cambiaron todo el panorama, los sueños y aspiraciones que tenía uno a los 17 años».

Durante las torturas los detenidos buscaban formas para que el dolor no fuera tan fuerte y trataban de pensar en otras cosas. «Yo pensaba en no hablar ni caerme, esas cosas marcan psicológicamente. Uno se vuelve inestable, si hay algún problema me retraigo» cuenta Héctor Cataldo. Ricardo Tobar también recuerda que intentaba resistir de alguna manera los golpes y torturas «lo que me ayudó a sentir menos dolores fue que en la escuela nos enseñaban judo. Ahí el profesor nos enseñó el por qué gritan tanto, que es para mitigar el dolor»

La vida después de la dictadura

Pasaron los años, la dictadura cayó o pacto su salida, Pinochet murió impune y con honores, por parte del ejército, se realizó su funeral. Muchos de los detenidos y torturados, además de los familiares de desaparecidos, aún siguen sufriendo las consecuencias físicas, psicológicas y sociales que llevarán en su espalda por el resto de su vida. La sociedad chilena o el Estado de Chile están en deuda con todas estas personas, pero para algunos un simple bono es un pago por todo el sufrimiento que les fue causado.

Las pensiones por ser exonerado y preso político son incompatibles entre ellas, personas que tienen las dos condiciones deben elegir entre una u otra. «El estado neoliberal pero de la Concertación, decidieron que esas dos pensiones no son compatibles» comenta Héctor Cataldo. En algún momento a algunos ex-presos políticos les ofrecieron un bono de tres millones. Ricardo Tobar critica esta acción «me torturaron, me echaron de la pega, estuve vagando 15 años para encontrar un trabajo y nos quieren dar un bono de tres millones; eso fue una burla». El Estado se debe hacer cargo y reparar de alguna forma el sufrimiento, quizás es muy difícil remediar el daño, pero algo se debe hacer. También es necesario que la justicia haga su trabajo y se condenen a cientos de torturadores y asesinos que transitan libremente por la calle como si nada hubieran hecho.

Los ex presos políticos le perdieron el temor a la muerte. Héctor Cataldo relata que «yo sé que estoy viviendo gratis así que no le tengo miedo a la muerte». Ricardo Aravena también comenta que «no le tengo miedo a la muerte, ya tengo 62 años. La espero tranquilo, me regalaron varios años más de vida» Luego de haber sido privados de libertad durante meses e incluso años y de haber sido torturados, muchos valoran la libertad que se tiene hoy. Héctor Cataldo alude a este término diciendo que «lo que valoro es la característica de la naturaleza humana de decidir qué hacer o no hacer». Ricardo Aravena también se refiere a esto y comenta «estando detenido uno veía la muralla y pensaba que pasándola estaríamos libres, pero no se podía. Hay que cuidar la libertad. Lo que más aprecio hoy es la libertad, de todo tipo».

Es necesario como sociedad chilena y como humanos cuidar la libertad que se ha ido ganando con los años. No podemos ceder a las nuevas oleadas ultraderechistas que se van dando en el mundo y que buscan quitar algunos derechos básicos que tenemos. Para eso hay que ir aprendiendo de los errores e ir recordando los sucesos que se han dado, como la dictadura chilena. Para eso era y es necesario recuperar las memorias de diferentes actores sociales que sufrieron el calvario de haber sido detenidos y torturados por personas que debieran cuidar de la ciudadanía, pero que volcaron sus armas para asesinar despiadadamente a sus connacionales.

También es necesario que se deje de enaltecer a asesinos y violadores de derechos humanos. Es incomprensible que hasta el día de hoy se tenga una estatua y se venere a un golpista, como es José Toribio Merino. En el Museo Naval aún se conserva una imagen, lugar hasta donde llegan, cada mes, decenas de personas a protestar en contra de la permanencia de la figura de Merino.


Quieren borrar todo rastro de la "Colina del Terror"

Fuente :proceso.com.mx, 20 de Marzo 2017

Categoría : Prensa

Los crímenes cometidos por los militares chilenos durante el régimen pinochetista ya empezaron a ser castigados: algunos miembros del Ejército, Aviación y Carabineros han sido juzgados y condenados. No así los de la Armada, quienes tuvieron importante participación en el golpe de Estado contra Salvador Allende y en la represión que siguió. El mes pasado, el edificio de la Academia de Guerra Naval –centro de detención y tortura de la dictadura– fue derruido. Víctimas que sobrevivieron a la llamada “Colina del Terror” asumen que con esa demolición la Marina pretende borrar sus huellas criminales. 

En absoluto secreto, entre el 8 y el 10 de febrero pasados, la Armada chilena demolió el edificio en el cual hasta 2012 funcionó la Academia de Guerra Naval en esta ciudad. Se trata del lugar desde el cual el almirante José Toribio Merino orquestó el golpe militar del 11 de septiembre de 1973; luego de eso, el inmueble fue convertido en centro de comando de las tareas represivas de la dictadura y en uno de los principales recintos de prisión y tortura en la región de Valparaíso. La destrucción de la antigua Academia de Guerra Naval ocurre en momentos en los que el ministro en Visita Extraordinaria para Causas de Derechos Humanos, de Valparaíso, Jaime Arancibia, avanza en sus investigaciones, pues ya pudo identificar al equipo que en la Armada comandó y ejecutó las principales acciones represivas. Esto ha causado preocupación en la Armada, que ha logrado mantener casi totalmente impunes los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar (1973-1990). En esto difiere de lo sucedido con criminales del Ejército, la Aviación y Carabineros de Chile, muchos de los cuales han sido procesados y condenados a partir de que estas causas se activaron, tras la detención de Augusto Pinochet, en Londres, el 10 de octubre de 1998. 

“Palacio de la Risa” 

La Academia de Guerra Naval era una construcción de acero y concreto, de cuatro pisos, ubicada en un promontorio en el Cerro Playa Ancha, de Valparaíso. Luego del derrocamiento del presidente Salvador Allende y la imposición de la Junta Militar, este edificio –donde normalmente se formaba a los oficiales navales– pasó a ser conocido popularmente como el “Palacio de la Risa”, irónica alusión a los angustiantes alaridos de dolor que día y noche surgían de ahí, producto de las torturas a centenares de detenidos. La Academia de Guerra Naval –que en 2012 se trasladó a la vecina ciudad de Viña del Mar– se emplazaba en lo que las organizaciones de derechos humanos de Valparaíso han denominado la “Colina del Terror”, puesto que allí también está el cuartel Silva Palma, guarnición que tras el golpe sirvió como centro masivo de detención. “Creo que al echar abajo la Academia de Guerra pretenden borrar la memoria de lo que ahí sucedió, pero claramente el pueblo mantiene su imaginario y, dentro de eso, la tarea es poder reconstruir los hechos. “Lo primero que hizo la Armada fue asesinar y torturar masivamente al pueblo chileno.” Es lo que señala en entrevista Eduardo Cabrera, Neco, exprisionero político y presidente de Cine Forum, y quien se ha convertido, quizás, en el más tenaz perseguidor de criminales de la Armada. Cine Forum –que organiza desde hace una década festivales de cine de derechos humanos y de pueblos indígenas– y la Agrupación de Marinos Antigolpistas denunciaron públicamente (mediante comunicado del 18 de febrero pasado) la demolición silenciosa e inconsulta de ese centro de tortura y muerte. “Vemos con estupor en este hecho el intento de borrar de la memoria aquel lugar donde se deliberó y fraguó el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973”, manifestaron.­ Además expresaron en su declaración la voluntad de perseverar en el esfuerzo por que el cuartel Silva Palma pronto sea declarado Sitio de Memoria Histórica por el Consejo de Monumentos Nacionales, y por lograr que toda la Colina del Terror sea declarada Zona de Conservación Histórica. Formalmente solicitaron esto el 20 de julio de 2016, y entregaron el expediente del caso este miércoles 8. Su carpeta fue foliada con el número 1557. Neco, quien al momento del golpe era presidente del Centro de Alumnos de Filosofía del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, sede Valparaíso, y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, expresa que “el alto mando de la Armada cree que botando edificios y quemando archivos se acaba su problema… pero hoy somos muchos los que estamos preocupados del tema de la memoria”. Temerosos de que la demolición de la Academia de Guerra Naval, además de afectar la memoria histórica y el patrimonio, pudiera incidir negativamente en las numerosas causas por crímenes de lesa humanidad, Cabrera y otros expresos políticos y militantes de organizaciones de derechos humanos se reunieron con el ministro Arancibia, a quien le plantearon su inquietud. Éste les expresó que “de ninguna manera” la citada demolición afectaría los procesos, puesto que él ya había hecho una inspección de la Academia de Guerra, y había hecho registros de los lugares que, según diversos testimonios, habrían sido utilizados para las detenciones y torturas. Ante los cuestionamientos por la demolición, la Armada justificó su proceder mediante una declaración el 21 de febrero. Indicó que el edificio demolido había quedado “con daños estructurales” tras el terremoto del 27 de febrero de 2010. Por lo mismo, y tras una serie de trámites administrativos, técnicos y legales –que no se especificaron–, habían establecido la necesidad de su destrucción, por considerarlo un peligro para la seguridad. Ni la municipalidad de Valparaíso ni el Ministerio de Vivienda han respondido si sus organismos técnicos autorizaron la demolición, que necesariamente debió ser aprobada por ellos para cumplir con el ordenamiento jurídico relacionado con inmuebles ubicados en zonas de conservación histórica. Crudos testimonios El 14 de octubre de 2015 Arancibia inició proceso a 12 oficiales y suboficiales en retiro de la Armada por los delitos de tortura, secuestro calificado y asociación ilícita, cometidos contra Eduardo Cabrera. Esta causa tiene el mérito de ser uno de los primeros autos de procesamiento por delito de tortura que alcanza a altos oficiales de dicha institución. Este tipo de crímenes fue ignorado por la justicia hasta hace unos cinco años, cuando se comenzaron a investigar con seriedad. En aquel dictamen se establece que el 6 de abril de 1974, “aproximadamente a las 03:00 horas de la madrugada, Eduardo Cabrera Vásquez fue detenido en su domicilio particular por un contingente de efectivos de la Armada de Chile, sin existir motivo alguno para ello”. Se añade: “Fue esposado y conducido en una camioneta hasta el Cuartel Silva Palma de la Armada en Valparaíso, lugar donde fue sometido a maltrato físico y psicológico, y fue obligado a permanecer por más de cinco horas de pie en un patio ubicado al interior del cuartel, siempre encapuchado. Cuando fue interrogado recibió descargas eléctricas en diversas partes del cuerpo, genitales, boca, orejas y extremidades, ello por medio de un objeto que se conocía con el nombre de Magneto”. Cabrera señala en la entrevista que entre 5 mil y 10 mil personas pasaron por la Colina del Terror y otras dependencias utilizadas por la Armada como parte de las tareas represivas. Dice que en los centros de estudios los rectores elaboraban listas con los estudiantes de izquierda, las cuales eran facilitadas a la Armada. “Estos estudiantes tuvieron que ir a firmar al cuartel Silva Palma, estar un par de días ahí, encapuchados, interrogados y fotografiados… y ahí se definía si los mantenían detenidos o si eran liberados”. En entrevista con Proceso, Arancibia ratificó la veracidad de estos dichos. “Había listas de estudiantes que fueron interrogados en el cuartel Silva Palma. En algunos casos se llegó a los golpes, en otros no, la verdad es que hubo de todo, por eso es que hay que distinguir caso por caso”, expresa el magistrado. La misma suerte corrieron miles trabajadores y dirigentes sindicales. “En el fondo, es el pueblo porteño –de Valparaíso– el que en su conjunto fue castigado por comprometerse en un proceso que afectó profundamente los intereses de la oligarquía”, señala Neco y asegura que la situación en el Silva Palma “era de una adversidad increíble: te enfrentabas a lo que ellos querían hacer contigo. Debías cooperar, entregar los elementos que ellos querían para su investigación, y si ellos no obtenían eso, significaba soportar los golpes, electricidad, siempre desnudo, en los genitales, en las orejas, en la lengua…”. Este exprisionero, reconocido por sus pares por no haber realizado delaciones, recuerda que los equipos que aplicaban torturas estaban compuestos por entre seis y ocho personas: “Había mujeres… a mí me puso electricidad en los genitales una mujer que ahora está procesada: Gilda Ulloa, se llama”. 

Narración anónima 

El libro Estos mataron a Allende (1974), del periodista chileno Robinson Rojas, incluye el testimonio anónimo de un universitario que pasó por las mazmorras de la Armada, que entrega notables antecedentes sobre las torturas masivas perpetradas en la Colina del Terror y no ha sido integrado hasta ahora al expediente de la causa. El testimonio fue publicado originalmente en el diario colombiano El Tiempo el 26 y el 27 de mayo de 1974, recogido por el columnista Daniel Samper Pizano, quien permanece activo en el periodismo. “Fui detenido a mediados de octubre en el mismo recinto universitario donde estudiaba, donde asistía normalmente a clases. El rector designado por los militares permitía que los esbirros del Servicio de Inteligencia Naval se introdujeran en la universidad, y tengo la impresión de que el propio rector delataba a los estudiantes de izquierda. Con los demás detenidos nos llevaron a la Academia de Guerra Naval (…) Llegando se nos vendó los ojos y se nos hizo subir hasta el cuarto piso por las escaleras de hierro.” Continuó el testigo: “Al subir escuchábamos gritos desgarradores; creímos que eran grabaciones para amedrentarnos, pero luego nos dimos cuenta de que eran gemidos auténticos de los torturados. Nos metieron en una pieza y nos obligaron a permanecer de pie, con las manos en la nuca, sin hablar. El que se movía o hablaba era lanzado al suelo, donde le daban culatazos y lo pateaban. Allí permanecimos toda una tarde, en espera de que nos llamaran para interrogarnos. Nos sorprendieron hablando y nos castigaron brutalmente, pero así pude saber que en esa sala ya había personal de la Aduana que estaba siendo torturado. “El primer día sacaron a mucha gente que había llegado antes: los de la Aduana, el profesor de literatura y el cura católico. No volvieron más. Después sorprendí a un guardia que comentaba con otro: ‘El cura se les fue cortado, lo van a hacer aparecer como suicidio’.” Cabe señalar que, tal como se ha podido acreditar en la investigación judicial del caso Woodward que ahora lleva el ministro Arancibia, el sacerdote chileno-británico Miguel Woodward murió a consecuencia de las torturas perpetradas en la Academia de Guerra y en el buque-escuela Esmeralda, aplicadas tras ser secuestrado de su domicilio en Valparaíso la noche del 16 de septiembre de 1973. Como la Academia de Guerra, desde el 11 de septiembre de 1973 el Esmeralda se convirtió en un centro de detención y tortura. Esta situación, denunciada en aquel tiempo por familiares y víctimas, fue ratificada a lo largo de los setenta en diversos informes de la Organización de Estados Americanos, del Senado de Estados Unidos y de Amnistía Internacional. Continúa el relato publicado en El Tiempo: “Al segundo día fui interrogado: permanecí torturado durante más de tres horas. Me desnudaron y me golpearon con manos y pies por todo el cuerpo. Parece que los interrogadores eran muchos. Luego me aplicaron corriente en los testículos (…) Durante todo el interrogatorio me tuvieron con los ojos vendados y las manos esposadas. Con las contracciones musculares por la electricidad, las esposas se cerraban cada vez más y me rompí las muñecas hasta el hueso. A estas alturas del interrogatorio ya no sentía dolor. Solamente me daba cuenta de que me estaban quemando con electricidad. “Al término del interrogatorio, que perseguía saber si había armas en la Universidad, me llevaron a otra sala donde me sacaron la venda para que pudiera caminar; pero me caía al suelo y me hicieron arrastrarme hacia otra sala, donde yacían los torturados. Había allí un profesor universitario que conocía de vista, que estaba con todo un lado del cuerpo negro de los hematomas y le habían perforado el tímpano, por lo que el dolor le hacía aullar; los restantes estaban todos tanto o más golpeados que yo. Muchos tenían las costillas rotas y no podían siquiera respirar. Ninguno podía caminar; tenían fracturas en los huesos de las piernas, por golpes y por las contracciones musculares producidas por la corriente. “Había muchas mujeres tan golpeadas como nosotros. A las mujeres las habían violado en forma bestial; estaban desgarradas internamente y sangraban con profusión. Una se quejaba continuamente; le habían introducido un objeto cortante en la vagina y parece que le había traspasado el peritoneo. Entre los que estaban, algunos dijeron haber reconocido a los interrogadores: ‘Eran infantes de marina de los que han sido preparados en las bases norteamericanas en Panamá’.” 

SICAJSI 

A partir del 11 de septiembre de 1973 la Armada creó el Servicio de Inteligencia de la Comandancia de Área Jurisdiccional de Seguridad Interior (SICAJSI), formado por funcionarios de la Armada, de Carabineros (policía uniformada) y de la Policía de Investigaciones. Dependía directamente de la Primera Zona Naval, con sede en Valparaíso.­ El jefe de SICAJSI fue el capitán de navío Sergio Barra von Kretschmann, secundado por Héctor Trobok, coronel de Carabineros. Ellos reportaban al jefe de Estado Mayor de la Armada, Guillermo Aldoney. En auto de procesamiento del 8 de mayo de 2015, mediante el cual Arancibia sometió a proceso a 18 exoficiales y suboficiales de la Marina y Carabineros por su responsabilidad en la muerte de Woodward, se fija el papel de la Academia de Guerra en las tareas represivas cumplidas por la Armada en los albores de la dictadura. “Luego del 11 de septiembre de 1973, la Armada de Chile puso en marcha, con ciertas modificaciones, un Plan Antidisturbios, también denominado ‘Plan Cochayuyo’, ideado aproximadamente a comienzos de 1973 y que tenía, entre otros objetivos, detener la acción insurgente a sus designios, mantener el orden público y obtener el control absoluto de la población, especialmente de la Quinta Región (de Valparaíso).” Allí se añade que “por orden de la Comandancia en Jefe de la Primera Zona Naval se instaló físicamente en la Academia de Guerra Naval, ubicada en Valparaíso, el denominado SICAJSI”, razón por la cual la citada academia suspendió en aquel tiempo “las labores de educación que le eran propias, para albergar al organismo antes referido”. “La función principal era la de desbaratar los grupos contrarios al régimen militar instaurado en el país, procediendo para ello a ordenar la captura de personas militantes o afines a algún partido político o movimiento de centro, izquierda o revolucionario, y su posterior traslado a unidades controladas por la Armada o pertenecientes a ésta, habilitados como Centros de Detención e Interrogatorio.” En entrevista con Proceso, Arancibia ratifica que ya está comprobado que el SICAJSI operó en la Academia de Guerra


La Marina chilena suspende un acto del Bicentenario por el arresto de varios oficiales

Fuente :ultimahora.com, 2 de Diciembre 2009

Categoría : Prensa

La Armada de Chile suspendió el acto oficial del lanzamiento de la Regata "Bicentenario" por el arresto de varios oficiales retirados que han sido procesados por torturas cometidas en 1973, confirmaron hoy a Efe altas fuentes de la Marina.

  La ceremonia, que iba a estar encabezada por el ministro de Defensa, Francisco Vidal y a la que estaban invitados los embajadores de los trece países participantes en la regata, se iba a celebrar a bordo del buque escuela "Esmeralda", escenario de las torturas por las que fueron procesados y detenidos los ex oficiales.
Horas antes del acto, programado para las 22:00 GMT del martes en el puerto de Valparaíso, la jueza Eliana Quezada notificó su procesamiento a los imputados y ordenó su prisión preventiva, lo que fue cumplido de inmediato por detectives de la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones (PDI).

Entre los procesados hay dos vicealmirantes retirados, un capitán de navío y siete suboficiales de la Armada, además de un ex coronel y un ex suboficial de Carabineros.

Las torturas a prisioneros políticos a bordo del buque escuela "Esmeralda" ocurrieron días después del golpe militar que encabezó el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.

En la decisión de suspender la ceremonia fue considerada además la cierta posibilidad de que manifestantes concurrieran a protestar y a informar a los invitados de los crímenes cometidos en el buque escuela, que tras el golpe fue usado como centro de detención.

A bordo de la Esmeralda murió el 21 de septiembre de 1973 el sacerdote de origen británico Miguel Woodward, causa que también instruye la jueza Quezada y en la que ya existe cerca de una veintena de oficiales y suboficiales retirados de la Armada procesados.

Entre los prisioneros torturados en la Esmeralda están también el médico Alberto Neumann y María Eliana Comené, dos de las víctimas por las cuales la jueza Quezada procesó ayer a los 10 marinos y a un oficial y un suboficial de Carabineros.

Entre los marinos encausados figuran los vicealmirantes Sergio Barra von Kretschmann y Juan Mackay Barriga y el capitán de navío Ricardo Riesco Cornejo; los tres están también procesados por el secuestro y desaparición de Miguel Woodward.
La jueza Quezada investiga además otras querellas por torturas a bordo de la Esmeralda y en la Academia de Guerra Naval, como también en el Cuartel de "Silva Palma" y el "Fuerte Miller", de la Infantería de Marina.

En estos dos últimos lugares, además de la base naval del sureño puerto de Talcahuano, fueron torturados durante varios días, antes del golpe de Estado, cerca de cien marineros constitucionalistas apresados por oponerse a la asonada militar que se preparaba para derrocar al Presidente Salvador Allende y al gobierno de la Unidad Popular.

La Regata Bicentenario "Velas Sudamérica 2010" es organizada por las Armadas de Chile y Argentina y recorrerá, entre febrero y junio del próximo año, diversos puertos de países latinoamericanos, conmemorando los 200 años del inicio del proceso de Independencia de ambos países.

La flota, con veleros de trece países de América y Europa, zarpará desde Río de Janeiro el 7 de febrero de 2010 y recalará aproximadamente el 23 de junio en el puerto mexicano de Veracruz, tras recorrer más de 11.000 millas náuticas, con escalas en Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y República Dominicana.


La Enredadera de la Memoria se instala en el cuartel de detención y tortura de la Armada en Valparaíso

Fuente :resumen.cl, 1 de Julio 2018

Categoría : Prensa

La "Ruta de la Memoria" comenzó a estructurarse en al año 2014, participando en esta iniciativa el entonces Consejo de la Cultura y de las Artes, la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos de la V Región, la Universidad de Playa Ancha y el Parque Cultural de Valparaíso ( Ex Cárcel). Posteriormente, el año 2016, se realizó un concurso público para materializar en una placa un símbolo que se replicara en cada uno de los Sitios de Memoria que se fueran señalando, lo que se tradujo en la imagen de la "Enredadera de la Memoria", del Profesor de Artes Plásticas Leandro Silva, Académico de la Universidad de Playa Ancha. Desde esa fecha en adelante la "Enredadera" ha sido instalada en cinco Sitios de Memoria, en el largo camino destinado a señalizar los numerosos lugares de detención, prisión política y tortura que se establecieron a lo largo y ancho de nuestra región desde el golpe de estado de 1973.

Hoy sábado 30 de junio se instaló la sexta placa de la Enredadera de la Memoria en el emblemático Cuartel Silva Palma de la Armada de Chile, lugar en donde estuvieron detenidos y sufrieron aberrantes torturas cientos de mujeres y hombres, muchachas y jóvenes, niñas y niños, al amparo del Terrorismo de Estado de la dictadura cívico militar instalada a partir del 11 de septiembre de 1973. Pero también en este cuartel estuvieron detenidos y fueron torturados en agosto de 1973 los Marinos Antigolpistas que denunciaron las maniobras sediciosas del alto mando de la Armada de Chile y trataron de oponer resistencia al movimiento sedicioso que se fraguaba en contra del Presidente Salvador Allende.

Más de doscientas personas se congregaron en las afueras del Cuartel Silva Palma, en calle Villaseca, para asistir a un acto artístico cultural que fue conducido por el Periodista de la UPLA Danilo Ahumada quien al iniciar el acto expresó que: "Hoy nos convoca la Mesa de Memoria, Cultura y Derechos Humanos, quien a través de un convenio de colaboración y transferencia financiado por la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región de Valparaíso, ha impulsado la Ruta de la Memoria, inaugurando en distintos territorios de la Región de Valparaíso la escultura "Enredadera de la Memoria", del artista local Leandro Silva. Esta acción de visualización comenzó el año pasado cuando se instaló esta misma obra en el frontis del ex Liceo N°2 de Avenida Brasil, hoy Matilde Brandau de Ross; continuó con el reconocimiento en Isla Riesco en Colliguay; Las Coimas en San Felipe; Parque Cultural de Valparaíso y recientemente en la playa La Ballena, comuna de La Ligua, donde recordamos la memoria de la compañera Marta Ugarte…"

En seguida, se ofreció la palabra a Ricardo Tobar, el cual, en representación de la Mesa Regional de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, leyó un extenso texto, en parte del cual expresó:
"( …) Las organizaciones que defienden los DDHH se han reunido en este trabajo de ir reconociendo los lugares que la dictadura usó como centros de secuestro, detención ilegal y tortura que realizó por largos 17 años. A nombre de esta Mesa tengo a bien dirigirme a ustedes, de forma solemne y de enorme significación para los miles de porteñas y porteños que pasamos por este lugar de detención, tortura y desaparición forzada, denominado "Cuartel Silva Palma", hoy en posesión de la Armada Nacional. El objetivo es entregar una clara señal a nivel nacional e internacional, respecto de la necesidad de preservar la memoria y los espacios físicos utilizados para deleznables atropellos a los Derechos Humanos (…) Parte de esa reparación consiste en que aquellos lugares como el ex "Silva Palma", se conserve como un sitio de memoria, lo que implica que su comodato sea legalmente transferido por el Ministerio de Bienes Nacionales. Se encuentra en manos de la Armada con su estructura interior casi toda destruida. La finalidad no ha sido otra que borrar las huellas de sus crímenes y atrocidades cometidas. Nuestra exigencia y anhelo es que pase a manos de una Institución como es la Ilustre Municipalidad de Valparaíso. Nuestra intención es darle un destino cultural, de memoria y respeto, como un homenaje en vida a los luchadores sociales, mujeres y hombres, que solo pretendieron avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa para su pueblo y sacarlos del anonimato (…)"

La ceremonia continuó sin pausas y ante los micrófonos dieron sus testimonios dos integrantes de la Agrupación de Ex Menores, Morelia Fernández y Yeri Prado, que tenían 17 y 15 años respectivamente a la fecha de su detención.

Morelia Fernández Montenegro relató:
"Como la mayoría de los aquí presentes, yo y muchos de nuestros compañeros y compañeras participantes de la Agrupación de Ex Menores estuvimos detenidas en este lugar siendo niñas, niños y jóvenes que, como muchos de ustedes, sufrimos las atrocidades ocurridas en este lugar. Los compañeros y compañeras de la organización somos personas que experimentamos un hecho de violencia en nuestra infancia o juventud por parte de las fuerzas de represión del Estado Dictatorial y como consecuencia de esto se vio interrumpida nuestra vida en todos sus niveles: familiar, educacional y laboral. Esto ha significado en muchos casos un daño permanente y enfermedades crónicas que se agudizan con el paso del tiempo. Hoy en día hemos trabajado en conjunto en diversas actividades enmarcadas en el reconocimiento, reparación, memoria y justicia para todos y todas los niños, niñas y jóvenes del ayer que fuimos víctimas de prisión política y tortura en dictadura, lo que ha sido el objetivo principal de nuestra organización."

En seguida fue el turno de Yeri Prado Ojeda quien visiblemente emocionado entregó su impactante testimonio, relatando que con tan solo 15 años de edad llegó hasta el Cuartel Silva Palma para preguntar si se encontraba allí su padre que había sido detenido, los guardias lo hicieron subir las escalinatas y pasar al interior del recinto donde fue recibido por un "oficial con la cara pintada y uniforme azul" el cual le preguntó quién era su padre, dónde trabajaba y qué hacía, y al contestarle que era un trabajador de la Unión Lechera Aconcagua (ULA), el uniformado reaccionó violentamente diciéndole que entonces era sindicalista y comunista al igual que toda su familia y ordenó que lo vendaran y lo dejaran detenido. Estuvo 5 días en este recinto donde fue brutalmente torturado.

Este es su testimonio:
"Mi nombre es Yeri Prado y también a los 15 años estuve privado de libertad en este lugar, no por mi participación política, sino porque buscaba a mi padre y llegué a este lugar preguntando por él. Me vendaron los ojos y me llevaron detenido. Me tuvieron cinco días detenido, me torturaron, me colocaron electricidad. Es por esto que se hace tan importante y significativo este memorial ya que representa a todos los hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes del ayer que aquí estuvimos y sobrevivimos a los actos atroces e inhumanos realizados por otros seres humanos en posiciones de poder. Este memorial será la representación de la historia escrita por el sufrimiento y dolor de tantas compañeras y compañeros que son detenidos desaparecidos, ejecutados y sobrevivientes de este siniestro lugar. Este memorial perpetuará el recuerdo de una época obscura de nuestra historia de país. Y sobre todo será el fundamento principal para reprochar cualquier acto de cobardía realizado en contra de los derechos humanos de las personas. Que la memoria prevalezca a través de este trozo de cemento para que nunca más en Chile vuelvan a ocurrir violaciones a los derechos humanos y que sea un recordatorio constante de resistencia y lucha para vivir mejor."

La parte final de esta emotiva y concurrida actividad de memoria estuvo a cargo del cantautor Mauricio Redolés, quien además de estar prisionero en el Cuartel Silva Palma pasó por la Cárcel Pública y los campos de concentración de Melinka e Isla Riesco. Redolés leyó unos poemas y, acompañado por el músico Taku Tricot, interpretó las canciones "Triste Funcionario Policial", con una cruda e irónica letra relativa a su torturador, y "Volverá el futuro", canción en homenaje a Ernesto Zúñiga, combatiente del MIR muerto en enero de 1982, con el cual Mauricio Redolés compartió la prisión en la Cárcel de Valparaíso.

Inmediatamente después de finalizada la participación artística de Mauricio Redolés y Taku Tricot, se procedió a realizar la ceremonia de descubrimiento e inauguración de la Sexta Enredadera de la Memoria, señalando con ella este nuevo Sitio de Memoria que corresponde en esta oportunidad al Cuartel Silva Palma, recinto de detención y tortura de la Armada de Chile.


Valparaíso: ex marino torturado en dictadura pide conservar Cuartel Silva Palma como centro cultural

Fuente :biobiochile.cl, 3 de Noviembre 2014

Categoría : Prensa

La semana pasada, la Corte de Apelaciones de Valparaíso ratificó las condenas dictadas por el ministro en visita Julio Miranda Lillo en la investigación por los secuestros calificados de al menos seis personas que fueron detenidas y torturadas por efectivos de la Armada en 1973. Paralelo a ello se realizaron diligencias en el denominado Cuartel Silva Palma, que sirvió como centro de detención en la dictadura.

En fallo unánime, los ministros de la Quinta Sala del tribunal de alzada ratificaron la semana pasada la sentencia dictada el 21 de abril pasado, y que había condenado en calidad de autores del delito de secuestro a los suboficiales en retiro de la Armada Bertalino Castillo Soto y Jaime Lazo Pérez, a penas de 3 años y un día de presidio pero con el beneficio de la libertad vigilada.

En el expediente se menciona como centros de detención y tortura a los buques esmeralda, Maipo y Lebu, además del denominado Cuartel Silva Palma.

Mientras esto ocurría, pasó casi desapercibida una diligencia que se realizó precisamente en el denominado Cuartel Silva Palma, a un costado de la Academia de Guerra Naval. Este lugar fue empleado como centro de detención y tortura, según consignan varias denuncias de detenidos de la época, lo que incluso se plasma en los informes y fojas que constan en poder de los casos que son investigados.

Hacia agosto de 1973, un grupo de funcionarios de la Armada que se denominaron “marinos constitucionalistas”, aún cuando ellos prefieren el nombre de “marinos antigolpistas”, conocieron que se estaba gestando un golpe de Estado desde el interior de esta rama castrense.

Fue así como la gran mayoría de ellos fueron detenidos por sus propios camaradas de armas y trasladados a lo que se conoce como el Cuartel Silva Palma.

Ricardo Tobar era cabo de la Armada en esa fecha, fue uno de los antigolpistas y después de volver de una licencia medica fue detenido y trasladado a Silva Palma. Esta semana recién pasada volvió al cuartel invitado por el juez que lleva la causa de varios hechos relacionados a estas dependencias.

Tobar afirma que el Cuartel Silva Palma sufrió varias modificaciones estructurales, las que fueron dadas a conocer al ministro Arancibia, para que se cotejara con los relatos que obran en poder del magistrado en torno a las investigaciones de los hechos allí ocurridos.

Además, y sumándose a las críticas y emplazamientos de otras personas ligadas a las víctimas de derechos humanos, el ex uniformado aseguró que la Armada no ha sido lo suficientemente clara en las investigaciones y que aún hay muchas interrogantes abiertas. Tan abiertas como las mismas heridas que dejaron en este grupo de marinos que se opusieron al Golpe Militar.

 

El Cuartel Silva Palma se encuentra a un costado de la Academia de Guerra Naval. Según recuerdan quienes estuvieron en las filas de la institución, incluso antes del 11 de septiembre este recinto ya servía como centro de detención para aquellos funcionarios que cometían faltas internas y que debían cumplir más de 30 días de arresto.

Según Tobar, las modificaciones estructurales que se le hicieron son contundentes como, por ejemplo, la eliminación de escalas y el sellado de túneles que, según afirma, existen en el lugar.

Ricardo Tobar comentó que se ha solicitado al Estado de Chile, a través del Consejo de la Cultura y otras entidades, que se pueda destinar el “Silva Palma” a un centro cultural que rescate la memoria de lo que ocurrió y que se entienda no como un homenaje sino como un recordatorio que en Chile se vulneraron los derechos humanos de miles de compatriotas, hechos que no se deben repetir.