Campamento de prisioneros Tres Alamos


Ubicación:Canadá N° 5359 San Joaquín Región Metropolitana

Rama:Carabineros

Geolocalización: Google Maps Link


Descripción General

Categoría : Otra Información

El Campamento de prisioneros Tres Alamos, ubicado en la ciudad de Santiago, en la calle Canadá, número 53, próximo a Vicuña Mackenna y Departamental,  fue abierto en junio de 1974 como “lugar de tránsito para hombres y mujeres”, sustituyendo así al Estadio de Chile en estas funciones. Los familiares podían visitar a los detenidos en Tres Alamos, el cual era administrado por Carabineros. Este recinto albergó permanentemente un total aproximado de 400 detenidos: unos 250 en libre plática y alrededor de 150 mujeres. Se mantenía en incomunicación a los detenidos en un pabellón denominado Cuatro Alamos.

 Los detenidos llegaban a Tres Alamos en calidad de arrestados en virtud de la Ley de Estado de Sitio, después de haber sido interrogados (y haber permanecido desaparecidos durante algún tiempo) por los Servicios de Inteligencia. Llegaban primeramente a Cuatro Alamos, desde donde solían sacarlos para someterlos a nuevos interrogatorios en casas de torturas ubicadas en diferentes zonas de Santiago. La DINA utilizaba para tal efecto una villa ubicada a escasa distancia de este recinto, en la calle Walker Martínez.

Se estima que por Tres y Cuatro Álamos pasaron la mayor cantidad de presos políticos, con una cifra que superaría las 6000 personas.

 Criminales y Cómplices:

Teniente Coronel Conrado Pacheco Cárdenas.

 

Fuentes de Información Consultadas: Informe Rettig;  Libro: “La represión política en Chile: los hechos”; 3ra Sesión de la Comisión Internacional de Investigación de los crímenes de la Junta militar en Chile;  Informe Valech; Memoriaviva;


Los campos de prisioneros en Chile

Fuente :news.bbc.co.uk/, 6 de Septiembre 2005

Categoría : Prensa

Militares y detenidos afuera del palacio presidencial en Santiago de Chile.  (Foto gentileza La Nación)

Muchos de los detenidos fueron llevados a campos de prisioneros (Foto gentileza La Nación)

Eran las 11:52 de la mañana del 11 de septiembre de 1973 cuando cayó la primera bomba sobre el palacio presidencial de La Moneda en Santiago de Chile.

Horas más tarde, el gobierno militar dirigido por el general Augusto Pinochet Ugarte habilitaría los primeros centros de detención por donde, según datos oficiales, pasarían más de 28.000 prisioneros.

De acuerdo a testimonios recogidos en el Informe sobre Prisión Política y Tortura publicado en diciembre de 2004, entre los métodos utilizados en esos recintos figuraba "la parrilla", en que la víctima recibía descargas eléctricas en los genitales y otras partes sensibles del cuerpo; "el submarino", en que la cabeza del prisionero permanecía bajo el agua o al interior de una bolsa plástica; y los colgamientos, golpizas, violaciones masivas y todo tipo de vejámenes, que a veces incluso incluían el uso de animales.

El mismo documento indica que al menos 1.132 inmuebles fueron utilizados como centros de tortura a lo largo del país, incluidos estadios, regimientos, cárceles, comisarías, barcos, edificios públicos y espacios privados.

Responsabilidades

 El Ejército de Chile tomó la dura, pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como institución le cabe en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado

General Juan Emilio Cheyre

El informe también estableció que "las violaciones a los derechos humanos fueron una práctica institucional de Estado" en las que estuvieron involucrados integrantes del ejército, la policía uniformada y civil y organismos de seguridad creados específicamente para ese fin.

"Muchos prisioneros desaparecieron desde esos lugares", precisa.

De acuerdo a las últimas investigaciones hechas por el gobierno chileno, 3.196 personas murieron como víctimas de la violencia política en Chile durante el régimen militar que se extendió desde 1973 a 1990. De ellas, 1.185 desaparecieron.

Pinochet y los altos mandos de las Fuerzas Armadas de aquella época afirman que existía una guerra civil en el país y niegan su responsabilidad ante estos abusos.

Sin embargo, el actual comandante en jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, declaró a fines de 2004 que "el Ejército de Chile tomó la dura, pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como institución le cabe en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado".

 

Estos son algunos de los principales centros de detención y tortura establecidos durante los primeros años del régimen militar.

Estadio Nacional

El Estadio Nacional fue uno de los centros de detención más emblemáticos. (Foto gentileza La Nación)

Este recinto estuvo a cargo del Ejército y funcionó entre septiembre y noviembre de 1973 en Santiago.

La Cruz Roja Internacional llegó a contabilizar 7.000 detenidos sólo en un día. Además de chilenos, había entre 200 y 300 extranjeros de distintas nacionalidades.

Según cuentan ex prisioneros en ese recinto, en los camarines permanecían hacinados y en precarias condiciones higiénicas.

Los hombres pasaban la mayor parte del día en las graderías del estadio y las mujeres en el sector de la piscina. Hay testimonios de mujeres embarazadas que al ser torturadas, sufrieron abortos.

Villa Grimaldi

En Villa Grimaldi los detenidos permanecían incomunicados. (Foto gentileza Archivo Vicaría de la Solidaridad)

Recinto a cargo de la DINA, organismo de seguridad e inteligencia creado por el régimen militar.

Estaba ubicado en una de las comunas periféricas del gran Santiago y fue utilizado desde fines de 1974 hasta 1977, aunque el mayor número de detenidos se registró en 1975.

Los prisioneros permanecían incomunicados en espacios extremadamente reducidos.

De acuerdo a lo recogido en el Informe sobre Prisión Política y Tortura , había tres tipos de edificaciones. Por una parte, cubículos de 80 x 80 centímetros junto a la sala de interrogatorios; celdas de 2 x 1 metro donde mantenían a cinco detenidos y finalmente, la llamada "torre" de seis metros de altura formada por nichos cuyas puertas medían 60 centímetros. Aquí encerraban en aislamiento absoluto a los prisioneros que se negaban a colaborar. Los detenidos permanecían vendados y se les permitía ir al servicio higiénico en horas fijas.

El documento también registra la presencia de niños que fueron llevados hasta el recinto para presionar a sus padres mientras eran torturados.

Tres Álamos

El hacinamiento era común. (Foto gentileza Archivo Vicaría de la Solidaridad)

Ubicado en uno de los sectores más populosos de Santiago, este recinto era custodiado por Carabineros (la policía chilena), pero bajo la dirección de la DINA.

Hubo detenidos entre 1974 y 1975, aunque el mayor número se concentró en 1975.

Los prisioneros que pasaron por allí relatan que eran humillados y que vivían en condiciones de hacinamiento. Los castigaban frecuentemente con suspensión arbitraria de visitas y del ingreso de alimento y ropa.

Desde este recinto muchos detenidos salieron expulsados del país.

Cuatro Álamos

En este recinto no eran reconocidas las detenciones. (Foto gentileza Memoriaviva.com)

Era también conocido como el pabellón de incomunicación de Tres Álamos.

Quienes estuvieron presos allí afirman que llegaban habitualmente con los ojos vendados, luego de haber sido sometidos a interrogatorios y torturas en otros recintos.

Consistía en una serie de 12 pequeñas celdas y otras dependencias.

Algunos detenidos eran incomunicados y no existía una lista oficial que certificara quienes se encontraban en este lugar.

Puchuncaví (Melinka)

Melinka fue originalmente un centro de veraneo. (Foto gentileza Archivo Vicaría de la Solidaridad)

Estaba a cargo de la Armada. Ubicado a 36 kilómetros al norte de la ciudad de Valparaíso, fue originalmente un centro de veraneo.

Hubo detenidos entre 1973 y 1976, aunque el mayor número estuvo concentrado entre los años 1974 y 1975.

Apenas se abrió, 58 personas fueron trasladadas desde el Estadio Nacional. También existen antecedentes de que en octubre de 1974, más prisioneros fueron transferidos desde el centro Chacabuco.

Los primeros detenidos cuentan que fueron obligados a instalar los cercos de alambres de púas que cerrarían el campo y a levantar las torres de vigilancia.

Este recinto tenía cinco instalaciones con 10 cabinas cada una, baños y una enfermería.

Desde aquí, algunos detenidos fueron puestos en libertad, trasladados a otros campamentos de prisioneros o expulsados del país.

Chacabuco

Chacabuco fue uno de los más grandes campamentos en el país. La ex oficina salitrera Chacabuco se encuentra en el norte de Chile, a 102 kilómetros de Antofagasta, la capital regional. Ocupa una extensión de 36 hectáreas.

 

Fue uno de los campamentos de prisioneros más grandes de todo el país.

Funcionó desde 1973 hasta 1975 y era custodiado por personal del Ejército, la Fuerza Aérea y Carabineros (la policía chilena).

Desde mediados de 1974 este campo comenzó a desocuparse gradualmente, a medida que los presos políticos eran trasladados a otros lugares.

Los detenidos en este recinto afirman que al ingresar a él eran obligados a tenderse desnudos durante horas en la cancha de fútbol. Normalmente recibían golpizas y amenazas. También denunciaron graves problemas de alimentación y hostigamiento permanente.

Durante la noche, algunos eran sacados a la intemperie bajo el intenso frío del desierto y en otros momento forzados a permanecer durante el día bajo el sol.

Además, eran sometidos a intensas jornadas de ejercicios de tipo militar y a un régimen de trabajos forzados.

Los prisioneros vivían en corredores de adobe formados por 10 casas pequeñas como pabellones. Había un comedor de uso común. El sitio no tenía luz eléctrica.


Campamento Tres y Cuatro Álamos reconstruye su historia

Fuente :londres38.cl, 3 de Mayo 2012

Categoría : Otra Información

Una campaña destinada recoger testimonios y relatos que permitan conformar la memoria del ex Campamento Tres y Cuatro Álamos ha lanzado la Corporación que lleva el nombre del ex campo de prisioneros de la dictadura que funcionó entre 1974 y 1977.

"Nos hemos abocado a la tarea de reconstruir la memoria histórica de este ex campo de prisioneros, para lo cual requerimos de la más amplia colaboración posible. Una forma de ayudarnos es difundiendo esta iniciativa y también colaborando a generar un registro serio y lo más aproximado a la realidad con testimonios aportados tanto por compañeros que pasaron por este lugar, así como información que puedan entregar sus familiares", indica Lautaro Araneda, uno de los directivos de la Corporación.

En marzo de 2011, una parte de las edificaciones del lugar ubicado en calle Canadá, a la altura del 3.000 de la avenida Vicuña Mackenna, comuna de San Joaquín, fue declarado "Monumento Histórico" por el Consejo Nacional de Monumentos. El sitio incluye una casona, donde estaban las oficinas y lugar de acuartelamiento de los carabineros que custodiaban el campo, y los pabellones interiores, donde estaban recluidos los y las prisioneras.

 

Tres Álamos

"Este es el campo de concentración de la dictadura por el cual, sin duda, pasó la mayor cantidad de prisioneros en el país y esto es porque cumplía las veces de campamento en tránsito. Se conjuga por un lado Tres Álamos, que era un campo de prisioneros reconocidos, que tenían una o dos veces visitas en la semana. Pero, al mismo tiempo, allí funcionaban Cuatro Álamos que estaban bajo la jurisdicción de la DINA", describe Osiel Núñez, de la Corporación.

Cuatro Álamos tenía una serie de doce celdas pequeñas, una celda grande y oficinas, todas ellas formando parte de un conjunto que se encontraba al interior del campamento de detenidos de Tres Álamos aunque aislado del resto de este campamento. Cuatro Álamos fue el único recinto reconocido por la DINA, aunque mantuvo el secreto sobre las personas que permanecían en el lugar, desde donde los y las detenidas muchas veces fueron llevadas nuevamente a casas de tortura. Existen registros de decenas de personas que fueron vistas por última vez en Cuatro Álamos, que luego fueron sacadas por la DINA y hasta hoy se encuentran desaparecidas.

Tres Álamos, en tanto, era administrado por Carabineros. Era un centro en el cual los detenidos estaban incluidos en los listados oficiales de detenidos y  podía recibir  visitas de sus familiares. En general, los detenidos en Tres Álamos podían ser llevados a otros campos, salir en libertad o partir al exilio.


Recordaron lo que fue el Campo de Concentración “3 y 4 Álamos”

Fuente :PiensaChile.cl, 5 de Febrero 2014

Categoría : Prensa

Este sábado 1 de febrero desde las 11:00 horas, los sobrevivientes de “3 y 4 Álamos”, organizaciones sociales y de derechos humanos, recordaron lo que fue este campo de concentración de la Dictadura Militar en Chile y rindieron un homenaje a todos los compañeros que pasaron por este lugar, con diversas actividades artísticas y culturales.

Entre los asistentes contamos con una delegación de la embajada de Cuba, encabezada por el segundo secretario José Miguel Hernández, de la embajada de la Federación Rusa y el sacerdote Mariano Puga, ex preso político del lugar.

Al evento también asistió el Alcalde la comuna de San Joaquín, Sergio Echeverría, quien entregó un emotivo presente a la Corporación 3y 4 álamos, señalando que “como Municipalidad de San Joaquín, junto a los concejales Nelly Santander y Lulo Arias, quiero entregar un pequeño presente que es un símbolo, una réplica exacta del monumento a Salvador Allende que está en nuestra comuna, hecha por el mismo escultor, para que esté presente cuando tengan su sede y la lleven siempre como el hombre ejemplar que fue Salvador Allende”.

Osvaldo Andrade: “asumo desde ya un compromiso porque vale la pena”.

Son muchos los ex presos políticos que pasaron por este centro de detención, entre ellos estuvo presente el presidente del Partido Socialista Osvaldo Andrade quien asumió un compromiso con nuestra Corporación. “Creo que lo que se está haciendo es magnífico, voy a ponerme al día y a colaborar en todo lo que pueda, y ojalá en el próximo gobierno pudiéramos materializar lo que planteaba Osiel, y si yo puedo ayudar en eso, asumo desde ya un compromiso porque vale la pena. No hay nunca más si la historia no está clara. Un nunca más desde el olvido no es un nunca más”.

Rubén Roca: “las autoridades deben cooperar para que el máximo de sitios donde hubo detenidos y se torturó sean recuperados y se conviertan en sitios de la memoria”.

Otros como Rubén Roca Zapata, quien fue traslado desde la Isla Quiriquina hasta 3y4 Álamos el año 1975 nos contaba que “el Campo era dirigido por un Coronel de Carabineros llamado Conrado Pacheco, quien era un sádico de tomo y lomo. Este lugar debe ser recuperado para la memoria, el pueblo de Chile supo que aquí se cometieron grandes abusos, grandes crímenes, atrocidades y la memoria tiene que ser una cosa que permanezca en el tiempo para que en Chile no se repita nunca más lo que ocurrió desde septiembre de 1973”. También nos señaló que “todas las autoridades deben cooperar para que el máximo de sitios donde hubo detenidos y se torturó sean recuperados y se conviertan en sitios de la memoria”.

Viviana Díaz: “Espero que pronto el Sename sea trasladado de este lugar”

”Considero que es muy importante y necesario para el país conocer lo que ocurrió, más aún en un recinto que fue de los primeros en que se empezó a traer a los compañeros que eran detenidos después del golpe militar; Chile entero y la nuevas generaciones deben saber lo que ocurrió y lo que yo espero es que pronto el Servicio Nacional de Menores sea trasladado de este lugar y el recinto sea traspasado a la Corporación, donde pueda constituirse esto en un museo o en lugar de estudio para las nuevas generaciones para contribuir al nunca más. Nuestros compañeros están desaparecidos porque quisieron un Chile diferente, querían lo mejor para sus hijos, para los niños del país como lo decía el compañero Salvador Allende, es importante la presencia de nuestros jóvenes porque ellos continuarán cuando ya no estemos”, sentenció Viviana Díaz, Premio Nacional de Derechos Humanos 2010..

También se hizo presente a través de una misiva dirigida a Osiel Núñez, Lorena Fríes, Directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos.” Mi saludo solidario por el trabajo que su organización realiza para transformar a 3y4 Álamos en un lugar de memoria y conciencia que pueda aportar a la comunidad una mirada nacional una mirada siempre referida al pasado pero que se proyecta en un futuro de una sociedad respetuosa de los derechos humanos de todos quienes habitan este territorio, como única garantía de un Nunca Más.

Osiel Núñez: “Nos planteamos hacer de este año el año de la recuperación de todo el campo como sitio de memoria”

En tanto el discurso central de la actividad estuvo a cargo del presidente de la Corporación 3y4 Álamos, Osiel Núñez, quien dijo “nos planteamos hacer de este año el año de la recuperación de todo el campo como sitio de memoria, que la totalidad de este campo sea declarado monumento histórico nacional” y agregó que “lo más importante dentro de una prisión son precisamente las celdas, los lugares donde tenían que permanecer por largas horas los prisioneros. Consideramos que es un deber el rescate de la totalidad de este campo como sitio de la memoria, constituye un elemento esencial de la acción de nuestra corporación y una vez rescatado, transformarlo en un parque por la paz y la memoria donde honremos a los compañeros que por aquí pasaron y cayeron, pero que también sea un lugar de enseñanza y de respeto a la dignidad humana”.

También se refirió a demandas sociales de nuestro pueblo y a los desafíos del nuevo gobierno. “Hay un presidente que se va y hay una presidenta que llega, y esa presidenta llega con tres elementos que son sustantivos y que nosotros compartimos de todo corazón, con toda nuestra alma. Estamos evidentemente de acuerdo que la constitución que nos ha regido debe ser cancelada y debe ser reemplazada por una que surja recogiendo lo que es el verdadero espíritu de nuestro pueblo. No más a la constitución que dejó Pinochet. La reforma tributaria, ojalá que algún día los únicos que paguen impuestos sean los poderosos. Y como no estar colocando toda nuestra energía en la educación gratuita para nuestro país. En el programa de los derechos humanos de Michelle Bachelet hay un capítulo que señala que las fuerzas armadas y de orden tendrán que incorporar en su formación, el tema de los derechos humanos”.

Nosotros lo sabemos, aprendieron la tortura en Panamá

Sobre el tema de las fuerzas armadas, Núñez agregó que “evidentemente es necesario que estas fuerzas armadas dejen de estar participando en la formación que les están dando en las escuelas especializadas que tienen los norteamericanos para todas las fuerzas armadas de América Latina. Nosotros lo sabemos, aprendieron la tortura en Panamá, aprendieron la tortura en los campos especiales donde están formando a nuestros oficiales y es hora de terminar con eso. Eso constituye un paso necesario para tener fuerzas armadas de las cuales nos podamos sentir orgulloso y que sepamos que nunca más van a usar las armas contra nuestro pueblo”.

La actividad concluyó cuando Osiel Núñez llamó a todos los asistentes a entonar “el Negro José” que era el himno que caracterizó a 3 y 4 Álamos

Queremos invitar a todos los medios de comunicación para que nos acompañen y ayuden a difundir el esfuerzo que se está haciendo por recuperar este sitio de memoria, hoy en manos del SENAME (Servicio Nacional de Menores).

3y4 Álamos fue el más grande centro de torturas, detenciones legales e ilegales y de exterminio de personas que existió en Chile entre 1974 y 1977. En esos años estuvo en manos de la DINA (Dirección Nacional de Inteligencia) y de Carabineros y hasta hoy, sólo una parte del sitio ha sido declarada Monumento Nacional, la que no ha sido entregada a ningún organismo de derechos humanos.

Por ese lugar pasaron emblemáticos personeros del gobierno de la Unidad Popular como Luis Corvalán, Tito Palestro, Ernesto Araneda, Fernando Flores y otros como el abogado Jorge Montealegre y Ángela Jeria, madre de la presidenta electa de la República de Chile Michelle Bachelet Jeria.


Mujeres en la Dictadura: Los tristes recuerdos de torturas y agresiones sexuales

Fuente :biobiochile.cl, 15 de Marzo 2015

Categoría : Prensa

En el marco de la reciente conmemoración del Día Internacional de la Mujer y a 42 años del secuestro colectivo de miles de compatriotas en Dictadura, un grupo reducido de ellos, pero no menos relevante, comienza a redactar parte de la historia de Chile. Mujeres que fueron sometidas a torturas y agresiones sexuales rememoran sus vivencias en la obra “Voces Transgresoras, memorias de mujeres a cuarenta años del golpe en Chile”.

En septiembre de 2013 el Centro Cultural por la memoria “la Monche”, convocó a presas políticas de Concepción y alrededores para compilar sus testimonios con el fin de visibilizar los crueles abusos sexuales cometidos en los centros de detención y tortura.

A un año y medio del encuentro, luego del trabajo de edición de varias integrantes del centro cultural, la obra fue presentado en el auditorio de la Facultad de Humanidades y Arte de la Universidad de Concepción. El eventó congregó a familiares de víctimas desaparecidas, mujeres protagonistas de la obra y agrupaciones feministas.

Lily Rivas Labbé era profesora de historia y geografía del Liceo Experimental de Niñas de Concepción y tenía 38 años para el 11 de septiembre de 1973. Era militante activa del MIR, Movimiento de Izquiera Revolucionaria y residía en el centro de Concepción donde le encantaba caminar todas las mañanas para llegar a clases.

“Toda la gente de izquierda sabíamos que se preparaba un golpe, yo incluso lo supe el día antes por razones familiares. Fueron muchas emociones cuando escuchaba los vuelos rasantes, porque aquí del aeródromo de Concepción despegaron los Hawter Hunter a bombardear La Moneda. Todo estaba controlado por Carabineros, pasaban patrullas llenas de jóvenes desgarbados, se notaba que los habían sacado de sus camas. Eso fue muy impactante. Al llegar al liceo nos reunimos a escuchar la radio entre las pocas profesoras y alumnas que llegaron ese día, constatamos el hecho y determinamos que lo único que había que hacer era irse a la casa”, detalla Lily en conversación con BioBioChile.

Para ese entonces, Ester Hernández Cid era estudiante de Servicio Social en la sede de Talca de la Universidad de Chile, era integrante del FER, Frente de Estudiantes Revolucionarios. Cuando supo del “Golpe” ella y sus amigas se organizaron para trabajar con el MIR, pero fueron detenidas antes de emprender cualquier acción.

Con ojos cristalinos y acento extranjero, Lyli recuerda su aprehensión. “Llegué a mi casa y a los pocos minutos llegaron militares a detenerme cerca del medio día. De ahí hice un itinerario en centros de detención. Primero me llevaron a la Isla Quiriquina, luego al Estadio Regional, Cárcel del Buen Pastor y después de un año me llevaron a Santiago a Tres Álamos. Eso fue un campo de concentración, donde estábamos detenidos hombres y mujeres. No tenían ninguna intención de dejarnos libres, hasta ese punto todos los que estábamos ahí ya habíamos sobrevivido a las etapas anteriores. Allí me tocó ver a mis compañeras que llegaban muy destruidas, maltratadas por la tortura”.

Resistencia

“Compañero”, “lucha” y “resistencia” son términos que generan cuadros de urticaria en determinados sectores político-sociales. Pero cuando una mujer de avanzada edad y con la emoción atragantada da testimonio de su resistencia tras la tortura, traspasa todo lo imaginado.

Se trata de mujeres que sintieron el peso de la violencia desde dos frentes: víctimas de agresiones físicas y sexuales; y por otra parte, féminas que sufrieron la separación familiar, quienes por décadas vivieron la angustiosa búsqueda y reconocimiento de cuerpos de parejas o hijos desaparecidos.

“Fuimos víctimas de momento, pero después no. Resistimos a través de distintas organizaciones que nosotras mismas íbamos creando como las Comadres Populares, bolsas de trabajo, el teatro, entre otras”, comenta Ester sobre el trabajo en equipo para ayudar a sus compañeras a “parar la olla”.

Incluso en labores de búsqueda “nos preguntábamos entre los detenidos por las compañeras que quedaron atrás en los lugares de tortura. Qué pasó con fulano y sutano. Recordar quiénes estuvieron conmigo y si salimos juntas o no de la tortura”, recuerda Lily el método para seguir el rastro de desaparecidos.

Tras la Dictadura, Ester formó familia y Lily retornó al país luego de catorce años de exilio en Suecia e Ingaterra. Ester es secretaria del Centro Cultural por la memoria “la Monche” y Lily es integrante de la misma agrupación, además de movimientos feministas.

Ambas continúan generando instancias de rememoración para hacer de conocimiento público el abuso sexual a través de las obras: Los Muros del Silencio, Relatos de Mujeres,Violencias, Identidad y Memoria lanzado en 2012 y con el reciente lanzamiento Voces transgresoras, memorias de mujeres a 40 años del golpe en Chile.

“Esperamos que se conozcan los relatos de nosotras para que el resto se atreva a hablar porque como todavía hay miedo y mucho dolor no hay denuncias por violencia sexual. Esto recién se está armando en Santiago y nosotras pretendemos hacer lo mismo acá en Concepción”, adelanta Ester a BioBioChile.


La historia de 3 y 4 Álamos, el centro del Sename que fue prisión de la dictadura

Fuente :eldesconcierto.cl, 30 de Agosto 2016

Categoría : Prensa

Ayer cárcel de la dictadura, hoy cárcel de menores. Ese es el mensaje que ex víctimas de 3 y 4 Álamos, el histórico centro de detención de la DINA, pintaron en las paredes del hoy centro de reclusión de menores del Sename. Estas son algunas de las historias y símbolos que ha dejado el lugar, que ayer tuvo presos como el padre Mariano Puga o la madre de la Presidenta Michelle Bachelet, Ángela Jeria, y hoy alberga a más de doscientos niños y adolescentes infractores de la ley, provenientes de algunos de los rincones de más profunda vulnerabilidad en Chile.

Una tarde, mientras conducía por las calles de San Joaquín junto a su esposa, René Pozo decidió hacer un pequeño desvío en la ruta:

-A ver, pasemos por acá. Te quiero mostrar algo.

Se estacionó en la calle Canadá y vio el monolito que está en el lugar. “A las víctimas de violaciones a los Derechos Humanos en 3 y 4 Álamos”, está escrito bajo las ocho palomas que conforman la estatua.

-Por lo menos hay algo- dijo Pozo.

Ya habían pasado más de cuarenta años desde el día en que llegó a ese mismo lugar en un camión de la Pesquera Arauco, desecho por las torturas que había sufrido en Villa Grimaldi. Una vez más miraba de frente el último recinto en el que vivió como preso político, víctima de maltratos, frío y hambre. También fue donde por primera vez vivió una terapia colectiva con otras víctimas de violaciones de derechos humanos, donde conoció a gente que lo marcaría de por vida, como el histórico dirigente obrero de la construcción Héctor “El Loco” Cuevas y donde incluso forjó con una moneda el anillo de su primer matrimonio. Bajó del auto a tomarle fotos al monolito, pero un gendarme lo interrumpió.

-¡Oiga caballero, este es un centro de reclusión de Sename, usted no puede tomar fotos!

Pozo no lo podía creer. El lugar nunca había dejado de tener presos. Si ayer lo había sido él, hoy lo eran niños y adolescentes infractores de la ley, provenientes de algunos de los rincones de más profunda vulnerabilidad en Chile.

Funcionarios en paro

El Centro de Internación Provisoria (CIP) San Joaquín es el más grande de los centros de administración directa del Sename, quizás la institución más cuestionada de este 2016 a raíz de la muerte de la niña L.V. (5) y de la posterior revelación de más de 600 muertes de niños y niñas dependientes del servicio.

Este mes, trabajadores de distintos centros han protagonizado paros y movilizaciones. El CIP San Joaquín no fue la excepción. Justo detrás del monolito de ocho palomas, se instalaron mensajes que decían “¡No + calmantes, soluciones ahora!” o “E.T.D (Educadores de Trato Directo) decimos no +”.

Con una población cercana a los 280 niños en un lugar que no soporta más de 240, el hacinamiento se hace evidente y las consecuencias no la sufren solo los menores, sino también los trabajadores. Hace menos de dos semanas un funcionario fue golpeado siete veces en la cabeza por uno de los jóvenes, situaciones que se hacen recurrentes.

Con esta clase de condiciones, los dirigentes denuncian que un 35% de los trabajadores del Sename se encuentra con licencia médica. La propia enfermera del CIP San Joaquín es una de ellas, lo que ha obligado a que sean algunos educadores los que mediquen a los menores. Esta situación llevó a que los funcionarios estuvieran en paro durante este mes. Otra historia repetida: en mayo también estuvieron movilizados y hace un año el mismo centro estuvo en toma durante 20 días. Cabe destacar que en ninguna de las movilizaciones se dejó de atender a los niños.

“Estas denuncias las venimos haciendo desde hace años, nunca habíamos sido escuchados. Hoy finalmente estamos llegando a una solución”, dice Myriam Tapia, trabajadora del centro y dirigenta local de la Asociación de Funcionarios del Sename (Afuse). Hoy, finalmente, parece haber una solución: al realizar un circuito entre el CIP San Joaquín, el centro de San Bernardo y el de Til Til, lo que permitiría aliviar la población del lugar.

Tapia asegura que antes los niños del centro no eran tan violentos y que con los años han reproducido los vicios que ha adquirido la propia sociedad. Andrés Yáñez, otro trabajador del CIP San Joaquín y dirigente de la Afuse, asegura: «Lo que más lo marca a uno es cómo se reproduce la pobreza en los chiquillos y cómo terminan cometiendo hechos delictuales, lo que hace que vivan uno de los períodos más lindos, que es la adolescencia, en encierro. Muchos de ellos roban para llevar alimento a la casa, otros para vestirse y otros por no haber tenido una educación adecuada como para poder ver otros horizontes que no sean delictivos y reproducir lo que han vivido en sus familias».

Las violaciones a los derechos humanos de los niños dentro de los centros de Sename fueron una centralidad para el periodista Javier Rebolledo cuando trabajaba en el diario La Nación Domingo. Fue ahí donde un hecho fortuito lo relacionaría a temas de memoria: un funcionario le contó que encontró distintas cédulas de identidad en un clóset del lugar. Cédulas que eran de los años ’70.

“Ahí me explicaron que los carnet venían de la administración anterior, y luego me dijeron que esa administración era la DINA”, cuenta Rebolledo, quien luego agrega: “En el fondo, ocuparon este lugar para lo mismo, tienen encerrados en esas piezas a muchos niños, aislados. Las instalaciones sirven bastante bien para los objetivos que tiene el sistema carcelario chileno de menores”.

El autor de la trilogía de los cuervos -libros que relatan en profundidad los crímenes de la dictadura- aún recuerda algunas historias que le contaban en esa época: “Yo me acuerdo que me contaban que se veían fantasmas, que los niños veían cosas, gente en los techos, gente que trataba de arrancar, al parecer producto de la historia que había tenido este lugar”.

La propia Myriam Tapia recuerda lo chocante que fue cuando en 1992 llegó a trabajar al lugar: “Fue súper fuerte, por ejemplo, ver las paredes del lugar. La carga energética no es menor”.

Entre esas paredes, según recuerdan las víctimas, había mensajes como: “Querido hijo Omar Lara Jiménez, suerte en tu vida, tu padre que te amará por siempre, Segundo Lara Gómez”, “Ya vendrán tiempos mejores, Negro José” o  “La vida vencerá, a pesar de todo vencerá, te lo prometo, Ratón Pérez”.

Símbolos que se mantienen

La semana pasada, ex víctimas pertenecientes a la Corporación 3 y 4 Álamos realizaron la primera visita guiada que se ha hecho al lugar como sitio de memoria, con alumnos del Liceo Horacio Aravena Andaur de San Joaquín.

Uno de los guías de la visita fue René Pozo, el otro fue Carlos González, quien hace cuarenta años llegó al lugar con siete costillas rotas, la rótula de la rodilla izquierda fuera de lugar y el pene fracturado. En el baño del centro de menores aún sigue el mismo espejo en el que se miró por primera vez sin reconocerse, ya que estaba con el rostro flaquísimo, con pómulos hacia fuera, la nariz quebrada hacia la derecha, hematomas y dientes quebrados. “Lo primero que dije fue: ¿quién es esa persona loca que me está mirando?”, cuenta González.

Mientras guía la visita, cuenta sus historias. Está lleno de ellas. Desde los partidos de ajedrez  -con un tablero de cartón rayado y piezas de pan- que jugaba con el abogado de la Vicaría, Hernán Montealegre, las interacciones con el coronel Conrado Pacheco -a quien define como psicópata y misógino-, los himnos militares que estuvo obligado a recitar o las caminatas que los prisioneros daban en los patios, en cortos trayectos y con un abrigo en mano.

Los trayectos cortos se debían a la costumbre de estar en una celda, y el abrigo era por el miedo a que te enviaran al “Chucho”, una prisión subterránea particularmente húmeda y fría a la que enviaban a los prisioneros a modo de castigo. Hoy el Chucho es una bodega, en la que se guardan, entre otras cosas, los medicamentos que se le suministran a los niños de Sename.

González también cuenta que los prisioneros recién llegados iban a una celda especial que se encontraba al final de los pabellones. Si algo distinguía esa celda era el hedor de esos prisioneros que ya llevaban semanas o meses en centros de tortura, por lo que se le denominó el “terminal pesquero”. Hoy, el terminal pesquero es una sala de clases.

Los estudiantes de la visita escuchan con atención todas las historias y hacen preguntas. En la sala de reuniones, con la dirección del centro -que, luego de que hace dos años reemplazara a la dirección anterior, aún sigue de forma provisoria- presente, González dice: “Hoy estamos dando una pelea enorme porque sea un sitio de memoria. ¡No puede ser que en este lugar tengan a niños y adolescentes detenidos!”.

Desde 2012, las víctimas de 3 y 4 Álamos se reúnen el primer sábado de cada febrero en el lugar. Ahí se ha contado con la presencia de célebres ex prisioneros, como el padre Mariano Puga o la madre de la Presidenta Michelle Bachelet, Ángela Jeria. Sin embargo, René Pozo admite que el proceso de recuperación del lugar ha sido lento y que ni siquiera entre los distintos sitios de memoria se ha trabajado de forma coordinada.

Antes de recuperar sus carnet con los gendarmes y abandonar el centro, los estudiantes reflexionan en el patio. De forma espontánea, cuentan historias de familiares que fueron víctimas de la dictadura. A la salida siguen exprimiendo información de los expositores.

Con el impulso que genera el mes de septiembre en estas reivindicaciones, el día de ayer las víctimas pintaron en grande el mensaje que hoy rezan los muros del centro del Sename: «3 y 4 Álamos, ayer cárcel de la dictadura, hoy cárcel de menores».

Para los funcionarios, la tarea por lo pronto es intentar generar otra carga, espacios positivos que lleven a la reacción, al cambio. Hacen una salvedad respecto a muchas de las víctimas de la dictadura, y es que los niños aún tienen una oportunidad.


Centro de torturas Tres y Cuatro Álamos será designado Monumento Nacional: «se trata de un largo anhelo de los presos políticos que estuvieron ahí»

Fuente :cambio21.cl, 6 de Febrero 2017

Categoría : Prensa

El Consejo de Monumentos Nacionales aprobó la solicitud de declarar al Campo de Prisioneros Tres y Cuatro Álamos, ubicado en la comuna de San Joaquín, como un Monumento Nacional. La decisión implica, en la práctica, ampliar el decreto que actualmente protege la Casa de Administración y el patio del recinto. Recordar que Tres y Cuatro Álamos fue uno de los más emblemáticos centros de represión durante la dictadura militar.

Historia

El recinto de detención fue utilizado entre 1974 y 1977 por Carabineros y la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina) que tenía una doble condición: un recinto de detención de opositores abierto, en el cual se reconocía a los detenidos, cuyos familiares podían visitarlos y conocer las condiciones en que se encontraban; y por otra parte Cuatro Álamos, un recinto clandestino donde no se reconocía la detención de los disidentes con lo cual estos quedaban expuestos a torturas y desaparición.

Se estima que por el recinto de detención pasaron unas 6 mil personas, muchos de los cuales figuran en la lista de Detenidos Desaparecidos.

La solicitud fue planteada por la Corporación Tres y Cuatro Álamos que expuso la necesidad de proteger este vestigio material de violaciones a los derechos humanos. La aprobación será enviada próximamente al Ministerio de Educación para la dictación del decreto respectivo.

Reacciones

Quien comentó la resolución fue Ossiel Núñez, representante de los sobrevivientes y de la Corporación 3 y 4 Álamos.

«Les quiero pedir a los miembros del Consejo que nos acompañen apoyando convertir este sitio de memoria en Monumento Nacional. Los sitios de memoria son una contribución muy importante para la educación en materia de derechos humanos», indicó Núñez.

Respecto de la historia reciente Ossiel Núñez indicó que: «los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla, no repitamos esta historia», aseguró.

Ángel Cabeza, director de la Dibam y vicepresidente ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, se refirió a la situación.

«Lo que hacemos es otorgar protección a la totalidad del recinto en el entendido que debemos procurar su preservación en el tiempo para las futuras generaciones, independiente del uso que tenga en la actualidad como centro del Sename, en relación a esto último existe toda la comprensión institucional del caso, de hecho el compromiso es generar un plan de manejo para compatibilizar las funciones», dijo

Conversamos con el abogado de Derechos Humanos Nelson Caucoto, quien comentó la relevancia de la designación.

«Me parece que se trata de un largo anhelo de los presos políticos que estuvieron ahí. Se debe recordar que tanto 3 como 4 Álamos eran el camino hacia el exterminio, siendo el último lugar conocido de muchas personas en dictadura», indica el abogado.

«Este país tiene que construir la verdad y honrar su memoria para que nunca más sucedan estas cosas y para educar a las nuevas generaciones sobre las cosas que se cometieron en este tipo de lugares. Es un gran reconocimiento para los ex presos, quienes dejaron una lección de dignidad a pesar del dolor al que fueron sometidos», dijo Caucoto.

Consultado sobre otros lugares que deberían ser también considerados como Monumento Nacional, el abogado describió.

«Venda Sexi, José Domingo Cañas, Irán con Los Plátanos, Londres #38, siendo estos los lugares que conocemos en Santiago. Se debería hacer el recorrido por regiones para reconocer estos lugares. No debemos olvidar que se debería hacer con las dependencias de la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea, lugar que también fue utilizado para torturar. Se debe hacer público, para los funcionarios, el reconocimiento de los abusos que se cometieron en ese lugar», concluyó Nelson Caucoto.

Conversamos sobre el tema con Higinio Espergue Córdova, Presidente del directorio de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi.

«Este es un paso y un gran avance por la lucha de la memoria por las cosas que sucedieron en nuestro país. Cuando muchos intentar borrar esto, el reconocimiento que se hace es sumamente relevante. Recordar que por este centro pasaron cerca de 6 mil personas», explicó Espergue.

«Yo estuve en este recinto un tiempo, y este reconocimiento es algo simbólico y reparador. Sin embargo este es solamente el primer paso, pues nosotros creemos que Tres y Cuatro Álamos debe ser considerado como un sitio de memoria y de cultura, para así poder establecer la cercanía de la ciudadanía con la memoria reciente», argumentó.

«Hay varias solicitudes de lugares para ser Monumento Nacional, como es el caso del Centro de Detención de Puchuncaví. Eran unas cabañas de veraneo de la CUT, las que con el golpe se transformaron en centros de detención. Por este lugar rotaron un promedio de 400 a 600 personas. Creemos que se debe declarar como Monumento Histórico y que sea entregado a los sobrevivientes para así desarrollar una lucha sobre la verdad y la justicia y también sobre los Derechos Humanos», indicó el dirigente.


Corte de San Miguel eleva penas a cinco ex agente de la DINA por secuestro, torturas y violencia sexual contra prisionera política

Fuente :elclarin.cl, 8 de Noviembre 2021

Categoría : Prensa

La Sexta Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel dictó sentencia definitiva de segunda instancia y elevó las penas a cinco ex agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) por secuestro calificado, torturas y apremios ilegítimos de carácter sexual cometidos en perjuicio de Luz de las Nieves Ayress Moreno, a partir del 30 de enero de 1974.

Los ministros Carolina Vásquez y Diego Gonzalo Simpertigue, y el abogado integrante Francisco Ferrada, confirmaron la sentencia de primera instancia dictada en mayo pasado por la ministra con dedicación exclusiva para causas de DD.HH. Marianela Cifuentes Alarcón, elevando de 6 a 10 años y 1 día de presidio la pena impuesta al ex general del Ejército César Manríquez Bravo; al Coronel de Carabineros Ciro Torré Sáez y a los coroneles del Ejército Klaudio Erich Kosiel Hornig, Raúl Pablo Quintana Salazar y Vittorio Orvieto Tiplitzky, como coautores del delito consumado de secuestro calificado.

Del mismo modo, la Corte aumentó de 3 a 5 años de presidio la pena que se impuso a los mismos agentes, como coautores del delito de apremios ilegítimos, en carácter de reiterados de la misma víctima..

El abogado Francisco Ugás Tapia, del Estudio Jurídico Caucoto Abogados, expresó su satisfacción por la decisión pronunciada por la Corte de Apelaciones de San Miguel, destacando y relevando “una línea jurisprudencial que se está asentando en nuestra judicatura, en cuanto a reconocer la existencia de los vejámenes de orden sexual cometidos por agentes del Estado, en perjuicio de las víctimas de la dictadura, y sancionándolos, cuestión que, hasta hace poco tiempo atrás, esto no se observaba en las sentencias”.

Agregó que “la aplicación del enfoque de género a procesos por crímenes de lesa humanidad resulta trascendental al momento de juzgar debidamente hechos de esta naturaleza”.

De acuerdo a la investigación encabezada por la ministra Marianela Cifuentes se pudo establecer que el 30 de enero de 1974, agentes de la DINA, detuvieron a Luz de las Nieves Ayress Moreno, militante del Partido Socialista, en la comuna de San Joaquín, junto a su padre Carlos Orlando Ayress Soto y su hermano Carlos de 15 años de edad, para luego trasladarla al centro de detención clandestino “Londres 38”, cuyo recinto estaba a cargo del oficial del Ejército César Manríquez Bravo, y en el que cumplía funciones en esa época su par Sergio Castillo González.

Posteriormente, y aún permaneciendo en dicho lugar, fue interrogada y sometida a tormentos físicos y psicológicos por parte de los agentes, los cuales consistían en electrochoques en distintas partes del cuerpo, específicamente en zonas sensibles como el ano, senos y vagina; le aplicaban “El submarino”, procedimiento en donde le sumergían la cabeza en un balde con excrementos; y, violencia sexual, entre otros vejámenes, según pudo establecer la magistrada en su investigación.

En febrero de 1974, Luz Ayress Moreno fue trasladada al centro de detención Tejas Verdes, dirigido por Manuel “Mamo” Contreras, oficial de Ejército, actualmente fallecido y donde también cumplían funciones los agentes Klaudio Erich Kossiel Horning, Raúl Pablo Quintana Salazar y Vittorio Orvieto Tiplitzki.

Luz Ayress Moreno pasó, también, por el recinto de “Tres Álamos”, y en marzo del mismo año fue derivada al Centro de Orientación Femenino de Santiago. Desde diciembre de 1976 se encuentra viviendo en el exilio.


Epistolario del infierno: Nieves Ayress o la reconstrucción después de la barbarie

Fuente :eldesconcierto.cl, 11 de Septiembre 2023

Categoría : Prensa

Cuando apremia el negacionismo y hay quienes relativizan los hechos tras el golpe de Estado, el testimonio de Nieves Ayress es una bofetada moral que reivindica la memoria de las víctimas. Una mujer que tuvo que reconstruirse física y sicológicamente, para demostrarle a todo un país que su historia no es una maldita fake news.

–Tú no sabes si estás viva o muerta.

Por eso dicen que cuando se acerca el final, la vida pasa en un segundo, como una vieja película en modo forward. Eso fue lo que sintió Luz de las Nieves Ayress Moreno frente al pelotón de fusilamiento, un atardecer de febrero de 1974 camino a Tejas Verdes.

Venía en un camión frigorífico desde Santiago y la bajaron antes de ingresar al campo de concentración. Tenía los ojos vendados y le pareció estar en las faldas de un cerro. De improviso alguien gritó: ¡Posición! Y ahí, en medio de la nada, sintió el ruido metálico de los fusiles. Las balas.

–Fue terrorífico– dice. Te tocas y no tienes sangre. Y quedas así, como paralizada.

 

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Nieves tenía 25 años cuando conoció la tortura. La fueron a buscar a la fábrica de su padre, el 30 de enero de 1974, y de ahí la trasladaron a la casa familiar en San Miguel. Los militares la tomaron presa, junto a su padre, Carlos Ayress y, Tato, su hermano menor de 15 años.

En el allanamiento participó el “comandante Esteban”, un argentino que infiltró a grupos de izquierda en La Legua, y que se había reunido con Nieves poco tiempo atrás.

Agente de inteligencia de la DINA, “el argentino” participó en el denominado Plan Leopardo, donde se presentó como falso enfrentamiento el asesinato de cinco pobladores comunistas detenidos en Londres 38. El mismo lugar donde fue a parar Nieves Ayress.

Su madre, Virginia Moreno, entregó una carta al entonces Obispo auxiliar de Santiago, Monseñor Fernando Aristía, el 3 de febrero de 1974, pidiéndole interceder ante los militares para saber el paradero de sus familiares y así garantizar un debido proceso. Nada sabía, entonces, de lo que realmente sucedía al interior de los cuarteles.

 

–Monseñor, le ruego que si en sus manos está conversar con nuestros gobernantes, lo haga para que estas afrentas a la dignidad humana cometidas por ciertas personas encargadas de allanar hogares, carentes de idoneidad por su conducta y falta de sentido humanitario más elemental, se investiguen.

Fue la primera de una serie de cartas escritas por Virginia Moreno dirigidas a distintas autoridades.

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–¿Cómo? ¿estamos volviendo a los tiempos de Atila?– preguntó el general Óscar Bonilla sin dar crédito a lo que había escuchado.

Virginia Moreno le contó a Nieves, mucho tiempo después, que el ministro del Interior de la dictadura se tomaba la cabeza con ambas manos. Bonilla, al igual que el general Augusto Lutz, director del Servicio de Inteligencia Militar, tuvieron diferencias con Manuel Contreras, debido al trato otorgado a los prisioneros en Tejas Verdes.

El jefe de la recién inaugurada DINA, la policía secreta de Pinochet, fue reconocido por Nieves Ayress como uno de sus torturadores, tras divisarlo entre medio de las vendas que cubrían sus ojos en el recinto ubicado en San Antonio.

–Contreras estaba presente, supervisaba y participaba en las torturas–, asegura Nieves sin dobleces.

 

La presión de la Iglesia Católica, a través del Cardenal Raúl Silva Henríquez, generó divisiones al interior del gobierno. Lutz y Bonilla, hastiados de la intromisión de los curas, habrían pedido explicaciones a Pinochet. Quienes estuvieron en la reunión afirman que el dictador se enfureció y gritó golpeando la mesa: “¡Señores, la DINA soy yo!»

Poco tiempo después, ambos generales mueren en extrañas circunstancias. Bonilla, en un accidente de helicóptero. Lutz, aparentemente envenenado.

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“Hasta donde mis conocimientos alcanzan, no he sabido jamás que alguien haya autorizado, en parte alguna, para que se degrade a un ser humano en tal forma como se ha hecho con mi hija Luz de las Nieves”.

Así parte la carta de Virginia Moreno, enviada el 14 de marzo de 1974 al general Humberto Maglioccheti, jefe de gabinete de la junta de gobierno. La mujer se había enterado hace pocos días lo que ninguna madre está dispuesta a escuchar. Menos de boca de su propia hija.

En la carta le explicó al uniformado que tras su detención, Nieves habría caído en manos de “tres o cuatro individuos desquiciados, de bajo nivel intelectual y una inmoralidad extrema”.

“Desnaturalizados”, les llamó.

Sin ningún signo de sensibilidad ante las súplicas de su hija, Virginia cuenta que la sometieron a “los vejámenes más increíbles, mientras la mantenían amarrada y con los ojos vendados”.

Productos de todas estas atrocidades –prosigue– “estaría con síntomas de embarazo… Ojalá la Divina Providencia no permita tal monstruosidad… los hijos deben ser el fruto del amor y no de una aberración sin nombre”.

Antes de finalizar la carta, ruega al general Maglioccheti que Nieves sea tratada urgentemente, “como corresponde a un ser humano que se encuentra en tan desesperada situación”, y así poder ser hospitalizada y atendida por un ginecólogo y neurólogo.

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Luz de las Nieves Ayress Moreno nació el 5 de octubre de 1948. Tiene 75 años y vive actualmente en el Bronx. En el año 1968 ingresó al Ejército de Liberación Nacional en Bolivia, cuando tenía 23 años. El mismo año del Mayo Francés, la guerra de Vietnam y el asesinato de Martin Luther King.

Sus abuelos formaron parte de los movimientos sociales, en tiempos de Recabarren. Sus padres; socialistas. Ella y sus hermanos; revolucionarios. Militante activa en poblaciones, Nieves trabajó con mujeres y niños, estudió en el Liceo 1, luego cine en Cuba y a su regreso artes en la Universidad de Chile.

El mismo día del golpe participó junto a sus hermanos en la mítica resistencia de la población La Legua, la única comunidad urbana que se opuso a la intervención militar, donde no la conocían por su nombre sino por su “chapa” política: Valeria.

Pocos días más tarde fue detenida por primera vez, en la casa de una amiga, y trasladada a la Escuela de Suboficiales de Carabineros. Allí la golpearon, manosearon y amenazaron con apremios sexuales si es que no colaboraba.

De ahí fue enviada al Estadio Nacional, donde estuvo incomunicada en una de sus torres y fue interrogada por hombres con un pronunciado “acento brasilero”. Finalmente fue liberada, tras dos semanas de encierro, por un oficial que tuvo el descaro de ir a dejarla a su propia casa.

En ese momento, Nieves Ayress Moreno, decidió pasar a la clandestinidad.

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Al comandante le gustaba pasearse por el recinto tomado del brazo con dos mujeres. Nieves era una de ellas y la otra era una reconocida periodista.

–Tenía una fijación perversa–, recuerda. Nos paseaba cuando venían sus amigos, como si fuéramos un zoológico humano.

El oficial elegía siempre a las más agraciadas. Tampoco le bastaba exhibirlas impúdicamente, la señal era otra asegura Nieves: “ensañarse sexualmente con ellas”.

–Todas las torturas y ese rollo sexual era porque a las mujeres en edad de procrear se les debía destruir la vagina, para que no fuéramos reproductoras de comunistas ni revolucionarios.

Era una orden de Estado, dice.

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El médico enviado por el general Bonilla, luego de las súplicas de su madre, le confirmó a Nieves que estaba embarazada, en abril del año 1974. El doctor Mery, como lo llamaban, la auscultó delante de sus compañeras y le dijo que “debería sentirse orgullosa de llevar en su vientre a un hijo de la patria”.

Gracias a la intervención de Virginia, el caso de Nieves fue reconocido en el exterior. En la cárcel fue entrevistada por miembros de la comisión Kennedy, Amnistía Internacional, la Organización de Estados Americanos y el Alto Comisionado de Naciones Unidas.

–Estaba muy mal físicamente y si me hacía un aborto clandestino en prisión me podía morir, por tal motivo decidí tener el hijo. Después de sobrevivir meses de tortura y detención, no les iba a dar el gusto a los militares de morirme– contó en una declaración al Cónsul de Chile en Nueva York, en el año 2000.

Hasta un grupo de esposas de generales llegó a visitarla, asegurándole que si el bebé nacía quedaría en manos de un organismo secreto y que luego la ayudarían a salir del país. En mayo de ese mismo año, producto de las mismas torturas, Nieves tuvo un aborto «espontáneo».

Ni durante el embarazo ni en el proceso de pérdida, denunció después, recibió algún tipo de atención médica.

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Santiago, 14 de marzo de 1974

Sra
Raquel Lois
Visitadora Social
Secretaria Ejecutiva Nacional de Detenidos
Ministerio de Defensa Nacional

“…Con profundo dolor y asco, escuché de sus propios labios (Nieves) el relato de las salvajes y bestiales violaciones a que fue sometida…Le aplicaron corriente en los oídos, lengua y vagina. Le separaban y amarraban las piernas y al tenerla así, la violaban, le introducían palos en la vagina, le hacían andar ratas en las piernas y la golpeaban constantemente en el estómago y en la cabeza, detrás de los oídos especialmente. Se desmayaba tantas veces que, por estar con los ojos vendados, perdió totalmente la noción del tiempo.

Pienso, señora visitadora, que aún suponiendo que mi hija tuviera algo de responsabilidad en referencia a lo que se le acusa, no creo y es más, estoy segura que no es así, que haya legislatura en el mundo que faculte para cometer tanta aberración y con tanto sadismo y perversión, con un ser humano…”

Virginia Moreno de Ayress
Carlos Valdovinos 1450- San Miguel

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“La violencia política efectuada contra mujeres disidentes apresadas y torturadas durante la dictadura militar, se orientó en gran mayoría a una violencia de género, que iba desde la violencia psicológica -con respecto a su condición de mujer-, hasta el uso de la violencia sexual como método de tortura inicial o reiterado…Destaca por esto, el castigo de carácter sexual y de género en sus sesiones de interrogatorio y tortura…”

(Andrea Zamora Garrao)

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Fue una de las últimas prisioneras en salir de Tres Álamos, el campo de concentración ubicado en San Joaquín, que llegó a albergar a más de 400 detenidos desde su inauguración en 1974, entre ellos alrededor de 150 mujeres.

Nieves estuvo allí más de un año, en libre plática, una modalidad que hizo más soportable el encierro y que permitió a las detenidas implementar una serie de talleres. Instancia que aprovecharon para fabricar unos pequeños muñecos, llamados soporopos, y que con el correr de los años se transformaron en símbolos de esperanza. Uno de ellos, fabricado por Nieves, se exhibe en el Museo de la Memoria.

Fueron tantas las prisioneras que llegaron al recinto que tuvieron que habilitar un nuevo espacio. “Hicieron una barraca, igual que los campos de concentración nazi, con celdas chiquititas donde habían nichos y ahí uno se metía y dormía”, cuenta Nieves.

Allí conoció a Inés Figueroa, esposa de Nemesio Antúnez, quien antes de abandonar el recinto escondió una carta que le pasó Nieves y que fue leída en junio de 1975 durante la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, organizada por la ONU en México, denunciando por primera vez al gobierno militar por las atrocidades cometidas en contra de  mujeres.

Nieves permaneció en Tres Álamos hasta el 18 de diciembre de 1976, siendo expulsada del país junto a otros 17 presos políticos, entre ellos el exsecretario general del Partido Comunista, Luis Corvalán, luego que el gobierno aceptara el canje por el disidente soviético Vladimir Bukovski. La regla entonces era clara: no podía regresar al país.

Fue el comienzo de un largo exilio.

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“¿Quién se iba a violar a esas mujeres asquerosas, sucias, orinás’, con sangre corriéndole por las piernas y llenas de mugre? […] esas mujeres estaban en una pieza donde no tenían baño, no se bañaban, se hacían de too’, de too’, o sea orinaban y cagaban en unos tarros, sí po’, en unos tarros como de pintura. En otros lugares hacían sus necesidades en el piso y ahí dormían, así que imagínate el olorcito que tenían. Sí po’, ahí no había papel confort pa’ que se limpiaran, no po’. Tú creís’ que alguien se iba a acercarse a ellas pa’ infectarse de cualquier enfermedá’”

(Romo, Confesiones de un torturador. Nancy Guzmán)

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Primero llegó a Alemania occidental y de ahí comenzó a recorrer distintos países de Europa, denunciando las violaciones a los derechos humanos en el régimen encabezado por Augusto Pinochet. Luego viajó a Cuba para someterse a una serie de operaciones. “Ahí me hicieron de nuevo”, dice.

–Me reconstruyeron la vagina, el vientre, las orejas. También me hicieron un tratamiento para eliminar el virus de la toxoplasmosis, que me transmitieron las ratas que introducían en mi vagina.

Las cirugías a la que fue sometida buscaban devolverle a su cuerpo el milagro de la maternidad. Intervenciones que le permitieron quedar embarazada poco tiempo después y luego dar a luz a su hija en Cuba. “Fue un embarazo maravilloso”, dice.

–No tuve dolor, asco, inflamación ni nada. Los doctores me decían que mi cuerpo, después de tanta violencia recibida, había despertado, y que me estaba devolviendo puras cosas positivas.

Rosa Victoria, le llamaron a la niña. Hoy tiene 43 años y vive junto a sus padres en Nueva York, en la parte sur del Bronx. “En las entrañas del monstruo”, como le gusta decir a Nieves.

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Hace 35 años atrás Nieves llegó junto a su pareja, Víctor, al distrito separado de Manhattan por el río Harlem. Un barrio pobre y marginal donde organizaron una Peña con el objeto de reactivar los vínculos solidarios con Chile y Latinoamérica.

–Lo hicimos bajo un concepto internacionalista, porque puedes ser muy chileno y hacer empanadas, pero el vecino de arriba es africano y el de abajo portorriqueño. Y el de más allá de España y el otro dominicano. Por eso trabajamos con todo el mundo, particularmente con los inmigrantes más pobres.

Hoy funcionan en distintos lugares, pero en un comienzo contaban con un espacio donde podían reunirse hasta 1500 personas. Ahí hacían trabajo comunitario con prostitutas, lesbianas, indígenas hondureños y grupos independentistas de Puerto Rico. Incluso los policías homosexuales de Nueva York realizaban sus fiestas allí.

Poco a poco se fueron ganando el respeto de las distintas comunidades. En pleno invierno del año 1987, con 20 grados bajo cero, Nieves y Víctor encabezaron la huelga de la renta en el Bronx, debido a la ausencia de calefacción en los departamentos.

–En menos de una semana, con el escándalo que armamos, nos dieron el agua caliente y la calefacción. Todos quedaron con la boca abierta y el movimiento se expandió por todo el sur del Bronx.

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Pese a la distancia, Nieves continuó su lucha también en Chile. A fines de noviembre de 2014, transcurridos más de cuatro décadas del golpe de Estado, entabló la primera querella por violencia política sexual en el país –delito que no está tipificado en el Código Penal chileno–  junto a Alejandra Holzapfel, Soledad Castillo y Nora Brito.

Hoy, cuando se cumple medio siglo del bombardeo a La Moneda, la causa se mantiene en suspenso debido a la presentación de un recurso de casación, luego que la Corte de Apelaciones de San Miguel dictara sentencia definitiva en segunda instancia en contra de cinco agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional.

Para Francisco Ugás, abogado querellante, la aplicación de un enfoque de género a crímenes de lesa humanidad ha sido un factor fundamental. “Nos ha permitido visibilizar las conductas y decir que esto, además de un secuestro calificado, es un delito de apremios, de aplicación de tormentos de índole sexual, que tienen una sanción punitiva mayor”.

Para Nieves, llegar a esta parte de la historia es casi un milagro. Una especie de resurrección después de tanta agonía. Ahora, tras reconstruirse física y mentalmente, se considera una sobreviviente por alcanzar lo que en algún momento le pareció imposible.

–Tuve una hija y esa es mi victoria.